martes, 19 de abril de 2016

Encuentros: CAPÍTULO 7.



Encuentros: CAPÍTULO 7.

- Mira... Dick Natal. No sé quien carajo seas, pero no estoy para bromas. Esta es una situación crítica en mi vida y no me la quiero pasar escuchando idioteces. Aunque déjame decirte que el cuento te ha salido de fábula, poco más y haces que me lo crea. Pero no soy supersticioso ni mucho menos un tonto. Así que, hasta nunca- Sony se levantó de la silla de un golpe, dejó dos o tres billetes sobre la mesa para pagar el café y amagó para retirarse.
- Me sorprende que tu padre Nicolas nunca te lo haya dicho- exclamó el otro con rapidez- Sé por buenas fuentes que fue un elemental excepcional.
- Por favor, no metas a mi padre en esto. De seguro que ni lo conoces. No te creo nada- respondió Sony con firmeza.
- Pues tendrás que hacerlo Sony, no tienes elección.- replicó Natal con pasividad.
- Claro que la tengo, y mi elección es irme- Sony salió del local muy molesto y se cerró la campera que llevaba puesta, pues aquellos días de otoño hacía mucho frío. Natal pagó y fue detrás de él.
- ¡Sony! - le gritó apenas salió- ¡Ven acá por favor, no hemos terminado!
- Estas loco, viejo.- le respondió Sony de espaldas mientras se marchaba- ¿Por qué no le vas con el cuento a otro y me dejás de molestar?
Natal comprendió que de nada serviría continuar insistiendo, detuvo el paso y dejó que el joven se marchara. Suspiró y pensó.
- Tan necio y escéptico como todos los de su sangre. La única forma de convencerlo... es buscando al otro.

Sony regresó a su casa, totalmente exhausto, sin saber por qué. Prefirió sentarse a mirar televisión, fue por una cerveza y un pedazo de pizza congelada; creyó que sería la única forma de olvidar todo lo que había pasado. 

Aunque dudó, el nombre de aquel joven arqueólogo que Natal había mencionado en su historia le pareció haberlo escuchado de la boca de otra persona, incluso... tal vez de su padre. Hizo memoria por un momento, lo recordó y gritó su nombre en el subconsciente: ¡HARIET! Se echó a reír, como si le hubieran dicho el mejor chiste jamás contado.

- ¿Se pensó que me lo iba a creer? Semejante disparate...- se dijo en voz alta y volvió a reír.
Apagó casi todas las luces de la casa y dejó únicamente a la pantalla encendida. Inclinó todo su cuerpo hacia atrás en el sillón delante de la tele, miró por mirar y cambió de canal continuamente, hacía ''zapping''.
Dejó un documental de fenómenos naturales, al azar, se colocó el brazo en los ojos y trató de dormir.

'' Cuando el magma asciende hacia la corteza terrestre, alcanzando la superficie, se denomina Lava. La lava es un material pastoso, derretido o en fusión, que emite un volcán en erupción a elevadas temperaturas, las cuales oscilan entre 700° C y 1.200° C''

Sony no prestaba total atención a la información que estaba siendo detallada en el programa, aunque aún no se dormía.

'' Este material experimenta temperaturas ambientales responsables de un rápido enfriamiento. De esta forma, se solidifica y se conforman rocas ígneas, las cuales poseen cristales que no se distinguen a simple vista, a diferencia de aquellas formadas por el magma, que sí pueden verse. A pesar de su alta viscosidad, unas cien mil veces la del agua, puede fluir recorriendo largas distancias antes de enfriarse y solidificarse, además de...''

Sony puso en silencio el televisor, trató de dormir, pero aquel documental le vino a la mente. Se preguntó:
''Si los elementales existieran... ¿La lava podría ser considerada un elemento? No será el fuego ni la tierra pero... ¡Por dios! ¿¡Qué estoy pensando!? Ese tipo me llenó la cabeza''

Su mente se quedó en blanco por un momento.

''Y siguiendo con esta teoría: tal vez esos mágicos corazones expanden el elemento por todo el cuerpo, siendo así, aquel que tenga la habilidad de controlar grandes masas de lava puede llegar a convertirse en...'' - Sony abrió los ojos y se sobresaltó- '' Roca... No, no'' - trató de corregirse- ''Eso es imposible, lo de aquella vez fue producto del estrés, tampoco me fijé si tenía fiebre... ¡fue un delirio, nada más!''- Sony volvió a acostarse, apagó la televisión y cerró nuevamente los ojos. -''Nueve corazones: un enemigo y ocho elementales. Qué bufonada... Ni quisiera imaginar, que justo yo, fuera uno de ellos'' el joven se durmió.

No estuvo muy seguro si los constantes ruidos ocasionados a las tres de la madrugada en los alrededores o las extrañas pesadillas que estaba padeciendo fueron lo que lo despertaron. Hizo un esfuerzo por levantarse, fue hacia la heladera con los ojos entre cerrados y el cuerpo medio inclinado hacia la derecha (casi rengueando). 

Tomó un vaso de agua, bostezó y estiró el cuello hacia arriba. La televisión estaba apagada, todo estaba oscuro, no tardo mucho en darse cuenta que andaba sin luz. Evitó los insultos, fue al baño y se acostó en su cama. Pero distintos sonidos discontinuos se escucharon, provenientes de varios puntos de la casa, como el techo, el patio y la calle. 

Creyó que debía tratarse de algún grupo de borrachos, concurriendo a sus casas después de una noche de extremo alcohol. Y a continuación, un cascote atravesó su ventana de vidrio, primero uno, luego fueron dos, luego tres y así. Sony se levantó de un golpe, fue hacia donde estaban transcurriendo los hechos. Una banda de cinco bestias estaban destruyendo su casa (vestidos como pandilleros) y ya habían encontrado un método para entrar.

- ¡¿Qué están haciendo aquí, bestias inmundas?!- les exclamó, con un cuchillo de cocina en la mano, el cual acababa de tomar.
- ¡Es él!- susurró una voz ahogada- ¡Ya saben que hacer!
El grupo entró en el hogar del joven, mucha luz no había y esto desesperó a Sony. Creyó que se trataba de un asalto o un intento de asesinato. Se escondió bajo su cama muy asustado, y escuchó con atención las voces de los intrusos.
- ¿Dónde estás, elemental?- preguntó uno.
- Tan solo queremos verte jugar- agregó otro. (Se reían entre ellos)
- Podemos detectar tu olor, joven. No te escondas. ¡Vamos!- dijo un tercero.

Sony pudo distinguir un pie al lado de su cama, rezó sin cesar, sudaba viciosamente. Parpadeó varias veces e intentó calmar sus nervios, luego se tapó la boca y se mantuvo inmóvil, ya que cualquier ruido podría ser delator de su paradero.

- ¿Y... donde...?- la bestia hizo silencio, hubo una larga pausa cargada de suspenso. De repente fue todo repentino, la bestia corrió la cama de un golpe, Sony se sobresaltó del susto, el sujeto llevaba una pequeña luz verde en su frente- Allí estas- dijo entre dientes y colmillos, lo tomó del brazo a la fuerza. Sony tuvo que soportar su aliento, su vida acababa de terminar para él. 

Contempló al individuo: una gran boca hacia adelante, como la de un perro, pero sin nariz y sin cabello; ojos negros chicuelos, medio bizco, un cuerpo encorvado vestido con harapos y telas desgarradas. También dos enormes colmillos en la parte inferior de su boca (los más grandes que Sony había visto en su vida)

- ¿Qué... qué quieren de mi?-preguntó Sony, forzando para alejarse, tapando su nariz con la mano y sin mirarlo directamente a los ojos.
- Tan solo... entréganos tu corazón- le contestó este, el grupo empezaba a acércasele con cautela.
''Santo dios, santo dios'' pensaba Sony, casi entre lagrimas, convencido de que aquel era el final de su historia ''Adiós mamá, abuelo, a mis amigos y a... Kay''

Pudo haber sido un sinónimo de invocación, pues después de que las bestias se le acercaran lo suficiente, desenvainaran unos cuchillos de hierro bien afilados, se los rozaran a su cuello, y a su panza, amenazándolo con partirlo en dos, susurraran dos o tres palabras y se exhibieran con mayor claridad; APARECIÓ. 

¿Quién? El individuo que incendió por completo a los cinco bandidos, primero entró en la casa sigilosamente, luego le disparó a uno, después le cortó el cuello a otro, y a los últimos tres les apoyó la palma de su mano izquierda en el pecho, pulverizándolos al instante. Acabó con todos, y se alejó unos metros de Sony.

- ¡Cuidado!- le gritó Sony, pues una de las bestias aún vivía y estaba por arrancarle la garganta con su cuchillo.

El salvador reaccionó de inmediato, dio medio giro y le aplicó una llave en la cabeza que lo desnucó; para su sorpresa, la bestia seguía con vida, fue entonces cuando el sujeto hizo aparecer una gran llama de su mano derecha (lo que dejó totalmente sorprendido a Sony, aunque pudo haberse tratado de un truco) luego se la lanzó al caído y este ardió en llamas entre gritos desgarradores. 

Finalmente todo terminó, los cinco cuerpos sin vida a un costado de este gran cazador. Sony no se sorprendió al verlo e inmediatamente le preguntó:

- ¿Qué haces aquí?
- ¡Te salvé la vida y... ¿Así me recibes?!- le respondió su salvador entre suspiros.
- ¿Qué fue todo eso, Kay? ¿Dónde aprendiste a hacer todas esas cosas?- dijo Sony, intrigado.
- No hay tiempo de explicaciones, mi amigo.- se apresuró el cazador.
- Ya no soy más tu amigo.- contestó Sony con frialdad.
- Para mí sí lo sigues siendo- Kay intentó tomarlo del brazo, pero Sony se resistió- Tengo que llevarte a un lugar seguro, distintos grupos parecidos a este te están buscando por toda la ciudad.
- ¿Quién?- preguntó Sony sin interés.
- Confía en mí, tú solo sígueme- insistió Kay, las luces de afuera regresaron y Sony pudo contemplar que el joven llevaba la vestimenta de Van Robin Hed.
- ¡Pretendes que te crea y que confíe en ti después de todo lo que hiciste!- le gritó.
- Sony... no hay tiempo. ¡Créeme!- dijo Kay, impaciente- ¡Dimitrion ya le puso precio a tu cabeza! ¡Y a la mía también!
- ¿Dimitrion?- exclamó Sony, confundido y cambió la postura- Claro, eso es todo lo que te importa: salvar tu pellejo. Vete y déjame solo.
- ¡Sony, por favor! ¡Acabo de salvar tu vida!
Sony le dio la espalda y caminó hacia su habitación.
- No quería hacer esto, mi amigo- murmuró Kay y le golpeó la cabeza, dejándolo inconsciente, lo tomó entre sus brazos, activó las alas de plata y salió disparando por los cielos.

Horas más tarde, Sony despertó en una habitación enorme, repleta de cuadros antiguos a su alrededor y muchos otros objetos de todas las edades del mundo. Una gran alfombra roja y dorada cubría todo el piso, se levantó de la silla, sacudió su cabeza por el dolor y trató de colocar sus pies sobre el suelo, a pesar de las pocas fuerzas que tenía. 

Estaba solo. Detrás suyo divisó una escalera de madera, color fuerte, dirigiéndose hacia arriba. Más adelante, había un escritorio de madera, muy prolijo y ordenado. El aroma de aquel lugar era muy cautivador. No había ventanas, lo que le hizo pensar que tal vez no estaba en una habitación común y corriente, sino una bajo el subsuelo, muy bien cuidada. Sony temió que lo hayan secuestrado, estaba realmente paranoico.

- Es momento de que sepáis la verdad- dijo una voz, la de un hombre que acababa de bajar por las escaleras, vestido con una bata muy elegante, (los colores rondaban entre el violeta y el turquesa) traía consigo dos vasos y una botella de vino.
- ¿Dónde estoy?- preguntó Sony con inquietud.
- En mi casa, joven Dameron. En el subsuelo justamente. No estás secuestrado, quédate tranquilo- afirmó el hombre- ¿Te acuerdas de mí?
Sony hizo una mueca y respondió.
- Nos vimos ayer, Dick Natal.
- El mismo- sonrió el anfitrión- ¿Te apetece?- le ofreció una copa.
Sony no se negó y la tomó, primero la observó con detenimiento y desconfianza.
- Tómala con confianza, no está envenenada- el hombre acababa de leerle los pensamientos.

Sony la tomó, frunció los labios y se limpió.
- Es bueno, gracias.
- No hay de que- respondió Natal- Sé que estas muy confundido, la historia que te conté te impactó, es muy... distinta.
- Entonces... ¿Admites que fueron patrañas lo que me contaste?- dijo Sony soberbiamente.
- Para nada. Lo niego en absoluto- Natal dio un paso al frente- Sony, todo lo que añoras, tu mundo, tu vida, tus seres queridos. Todos están en peligro.
- ¿Y por qué?- preguntó el joven de ojos verdes, saturado.
- Siéntate- Natal dejó la copa en una mesita a su lado y fue por dos asientos- ¿Recuerdas a la perfección la historia de Hariet y los ocho elementales, no es así?
- Para tu suerte, si.
- Muy bien.- Natal tomó asiento y se cruzó de piernas- Uno de los elementales sobrevivientes (me refiero a uno de los originales) gozó de inmortalidad durante casi mil años y planea algo macabro que aún no he descubierto con exactitud...
- ¿No dijiste que los elementales peleaban por el bien y la justicia?- preguntó Sony, solo para seguirle el juego.
- Si, pero ya han pasado muchos años y su mentalidad pudo haber cambiado. Su bando también. Este mundo puede llegar a ser muy cruel... y yo creo que se debe haber encerrado en sus ideas. Su nombre es Dimitrion- el nombre que había mencionado Kay por primera vez- Dimitrion Curtansen. Por alguna razón te busca a ti y a...
- ¿A Kay?

Natal no respondió y miró hacia atrás. Kay bajaba por las escaleras, esta vez vestido como de costumbre: un chaleco colorido y unos jeans.
- ¿Puedo pasar?- preguntó el joven.
- Claro que puedes, toma esa silla y siéntate al lado de Sony- Kay obedeció, Sony no hizo gesto alguno por su presencia.
- Ustedes dos se conocen hace mucho tiempo. He esperado este encuentro durante muchos años, ni se imaginan- exclamó Natal.
- A ver hombre. Ya me tienes los huevos al plato- le respondió Sony- ¿Qué quieres de mí?

- A medida que las familias fueron formándose, generación tras generación, un hombre le pasaba su habilidad a su hijo (perdiéndola en el momento) y así sucesivamente. Ustedes, mis amigos... son la prueba viviente de una leyenda mística y fabulosa- rió complacido- ¡Ustedes chicos, son elementales!

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