jueves, 31 de mayo de 2018

El Fin del Mundo (la ruta equivocada). Parte 2: CAPÍTULO 6.



El Fin del Mundo (la ruta equivocada). Parte 2: CAPÍTULO 6.

- Escucha mi voz, concéntrate en ella. ¡No te rindas! – le gritó Ella a Sony en su mente- Piensa… piensa en mí. Oye mis palabras y respira, eres fuerte, vamos, respira. Canta la canción, eso te ayudará.

- Vi…ve y vi…virás… aleja la… pe…na que un paso más de…bes dar- dijo el joven entre tartamudeos débiles y en voz baja; luego se durmió en los brazos del encapuchado.

- ¿Puedes caminar? – le preguntó el encapuchado a Kay.

- Todo un año y recién ahora te decides en aparecer, Lepra- le dijo el elemental del fuego, acostado en el suelo.

- Estuve ocupado, tuve cosas que hacer- respondió el joven morgano y se quitó la capucha, su figura era algo distinta a como Kay la recordaba.

Tenía el rostro un poco más adulto que antes, una barba candado que le rodeaba los labios y contrastaba con su piel morena; el cabello corto y nuevas cicatrices en los cachetes; además tenía el cuerpo fornido y musculoso a diferencia del año anterior. 

Kay sonrió, después de todo lo que habían vivido juntos durante el viaje al Templo de la Muerte, le tenía un cierto aprecio y verlo era mejor idea que observar el casco medieval del Único.

- Yo lo llevo- le dijo Lepra a Kay cuando vio que este se esforzaba para levantarse y llevarlo entre sus brazos.

- Tengo entendido que las cosas siguen mal entre ustedes… sin embargo, lo sigues protegiendo. Fue inteligente, solos no tendrían oportunidad contra el Oscuro.

- Acabamos de enfrentarlo entre los dos y… estuvo a punto de destruirnos.

Lepra apretó los dientes.

- No es seguro que nos quedemos, tenemos que salir de aquí- se encontraban en la azotea de un edificio de cien pisos, a doscientos metros de la batalla. Desde allí, los secuaces de Hariet se veían como billones de puntitos brillantes y titilantes.

- Te vi con las aguas de Agda. ¿Por qué no nos llevaste directamente a otro planeta? – preguntó Kay.

- Tenemos que estar todos juntos para viajar a otro mundo, y apenas pude salvar a Sony y luego a ti. No quería viajar con el ataque que le agarró, podría traerle secuelas durante el salto – contestó Lepra, señalando a Sony- Vámonos, yo lo cargo.    

Una inmensa sombra se proyectó sobre el edificio y Lepra se abalanzó sobre Kay, conformando el círculo de los magos y volviéndolos invisibles (también al muchacho dormido); dicha sombra pertenecía a un descomunal ser esquelético, de alas, colmillos y una larga cola: un dragón.

Exploró la zona y Lepra le dijo en voz baja a Kay que se callara, no podían atacar o Hariet sabría de su ubicación. Kay apretó los dientes. El dragón dio vueltas alrededor y desapareció en el horizonte.

- ¿Un… dragón? – exclamó Kay entre susurros, indignado.
- Creo que el Oscuro se fusionó con el medallón de bronce, ya sabes, aquel que te permite abrir y cerrar portales entre los mundos. Así formó su ejército con criaturas de planetas lejanos. Tiene el poder para someter a quién se le plazca- contestó Lepra, aún invisible- Ahora sí nos iremos.

Kay imaginó que su compañero hablaba del planeta Agda, dónde vivía Fismut, esa fue la razón por la cual no preguntó a dónde irían.

Justo antes de que Lepra pronunciara el hechizo que los transportaría a otra tierra, Kay se levantó con sus pocas fuerzas y contempló el Armagedón que había causado. Esta vez no tenía la excusa de que una bestia demoníaca había acabado con personas inocentes, había sido él y su incapacidad para manejar sus poderes. Negó con la cabeza y apretó los dientes, lleno de odio hacia el Único.

En ese instante, se hicieron visibles y las aguas de Agda (salidas de un termo que portaba Lepra) surgieron y los envolvieron. Lepra les dijo algo en voz baja a las aguas, cómo si les estuviera ordenando a dónde ir, Kay no llegó a escuchar.

Desaparecieron en un santiamén, dejando a esa ciudad y a su gente en el infierno.

Descendieron por un túnel mágico, psicodélico, el cual variaba sus brillantes colores; a Kay le resultó muy familiar. Lepra se deslizaba con Sony entre sus brazos, quién continuaba inconsciente.

Minutos después, aterrizaron en un extenso y suave césped, tan ligero cómo un montón de plumas. Para Lepra fue bastante forzoso el descenso debido a que tuvo que asegurarse que Sony no se golpeara la cabeza con el suelo. El JEN de lava cayó sobre él, sano y salvo.

Lepra lanzó un gemido por el impacto y el peso de su compañero, lo dejó a un costado y el muchacho abrió los ojos, unánime.

Examinó a Lepra con asombro, hacía un tiempo que no lo veía y luego desplazó sus ojos hacia Kay, quién acababa de levantarse, se lo notaba muy débil.

Sony se quedó en silencio, con la cara seria. Se sentó en el césped y lo acarició, ya creía saber dónde se encontraban.

- Huimos de él. ¿Verdad? – preguntó con la voz apagada y triste.

- En caso contrario, Hariet los hubiera matado- respondió Lepra con delicadeza.

Sony apretó los dientes, al borde de la cólera. Hariet acababa de demostrar que era INSUPERABLE, su experiencia y sus habilidades superaban por mucho a las de ellos. El joven abogado percibió algo amargo recorriéndole las pupilas gustativas cuando oyó aquel nombre, como si fuera una cierta clase de sinestesia.

- No lo nombres- dijo con frialdad.

Lepra asintió comprensivo. Sony acababa de sufrir un ataque de pánico y ahora padecía un intenso decaimiento.     

- Hay que ir con Fismut, nos ayudó antes, él sabrá que hacer- ordenó Kay.

Sony lo miró y no fue de una forma amigable.

Lepra sintió la tensión entre los JEN, creyó que pronto se desataría la segunda guerra entre hermanos, sin necesidad de una marca negra de por medio. Carraspeó y dijo.

- Kay tiene razón, mi maestro podrá tratar sus heridas. Luego pensaremos una alternativa mejor para vencer…lo.  

Sony respondió con los ojos cerrados, intentando mantener la calma.

- Ya no podemos hacer nada, la próxima vez que lo enfrentemos vamos a morir.

- Después de haber engañado a Meddes el año pasado, después de todas las aventuras que tuvieron, ¿Vas a echarte para atrás? – recalcó Lepra, el muchacho de carácter severo se había esfumado.  

- Lo planeó todo minuciosamente: que venciéramos a Morgán, a Dimitrion, que lo liberáramos del cuerpo de Minos, que abriéramos las puertas del templo de la muerte para obtener el TORQUEM. ¿No lo entiendes? Estuvo jugando con nosotros, él siempre deseó que nos hiciésemos lo suficientemente fuertes para que tengamos la capacidad de abrirle el camino al PRODIGIUM. Nos lo dijo. Años estuvo armando esta estrategia, todo lo que hagamos o dejemos de hacer será parte de su plan maestro.

Kay apretó los puños.

Sin que ninguno de los dos lo notara, Lepra realizó una pequeña sonrisa.

- Hay una forma de vencerlo, sólo eso les diré hasta que veamos a mi maestro.

Kay y Sony miraron a Lepra, el tono que había utilizado era muy curioso.

Sin embargo, Sony se quedó allí sentado, descubrió que llevaba su celular encima y lo revisó, sólo por impulso. Tenía un mensaje nuevo. Y no era de cualquier persona, era de su abuelo…

Lepra se cansó y pensó en llevar a Sony a la fuerza, tomándolo del antebrazo con brusquedad. No obstante, Lepra se quedó petrificado a centímetros de Sony, sin que este le prestara atención y continuara examinando su teléfono móvil. El JEN acababa de implementarle la técnica magnética para que se quedara suspendido.

Kay estuvo a punto de gritarle a Sony que dejara a Lepra tranquilo, no tuvo tiempo ya que este se le adelantó.

- Mi abuelo me respondió el e-mail… - estaba en inglés, sin embargo, Sony lo tradujo y lo leyó en voz alta.

‘‘Querido Nieto:

Desearía que las cosas hubieran sido de otra manera, Sony. Después de todos estos años, nunca tuve el valor para pedirte perdón por cómo te traté y creo que tu madre piensa lo mismo. Fuimos unos tontos, no fue nada fácil alejarnos de ti y cortar la comunicación. Si te dijera que estoy escribiéndote mientras lloro, ¿Me creerías?

Soy un viejo inútil que ni siquiera supo cómo tratar a su nieto después de lo que pasó- Sony sintió un nudo en el estómago e intensas ganas de soltar algunas lágrimas- No obstante, que nos hayas escrito me da una oportunidad, que nos digas que nos amas quita aquellos pensamientos que teníamos. Nosotros pensábamos que nos odiabas, Sony. Y tenías todo el derecho de hacerlo. Yo también te amo y no hace falta decir que tu madre opina lo mismo.

Imagino que debes tener una idea de lo que ocurrió…- Sony pensó ‘‘Sólo hui como un cobarde y luego me desmayé, fue lo que nunca me perdonaron’’- Y seguramente sea la ERRADA- Sony abrió los ojos como platos- Conociéndote, estoy seguro de que debes pensar que no te hablábamos ya que te echábamos la culpa de haber huido. Y no. Primero, no eres un cobarde cuando huyes, sabiendo que no puedes ganar. Segundo, eras sólo un adolescente de escuela y tercero… lo que no recuerdas es que ese día, TÚ REGRESASTE A LA CASA.

Voy a empezar por el principio. Nicholas convenció a Natalie y a ti a que escaparan a Estados Unidos, el único país que no aceptaba bestias, ni como ciudadanos ni cómo turistas, aunque eso ya lo sabes. Nicholas le tenía terror a una organización llamada ‘‘La Cruz’’ y a su líder Morgán. Había perdido sus poderes por tenerte a ti y tú no tenías idea de nada, era cuestión de tiempo para que los encontraran. Después de todo, Morgán quería la sangre de los elegidos para su extraño ritual o algo así.

Nicholas me llamó a mí y yo dejé que vivieran conmigo en Nueva Jersey. Después de todo, Kay estaba siendo protegido por mi viejo amigo Barrios, aunque creo que se cambió el nombre a… Natal.

Nicholas lo intentó todo para proteger a su familia, se involucró con la policía, con el ejército, con los políticos, pero nadie le creía. Nuestro orgullo norteamericano nos prohibía ver más allá del ego, creíamos que ninguna bestia se animaría a cruzar la frontera. Yo también lo pensé y tildé a mi propio hijo como un paranoico y un obsesivo.

No sé cómo hicieron, pero nos encontraron y entraron a la casa. Interrogaron a tu padre a gritos y maltratos, yo entendía a medias porque hablaban español. Nos obligaron a permanecer callados y a observar cómo torturaban a Nicholas.

Y en ese momento, apareciste. Recién llegado del colegio y te asustaste. En tu lugar, yo hubiera hecho lo mismo, Sony.

Tu padre fue asesinado frente a nuestros ojos por algo que les dijo a esos tres homicidas, algo que tardé en comprender. Él SE HIZO PASAR POR TI, para protegerte.

Aunque no lo creas, esta es la parte difícil, dónde me cuesta seguir escribiendo… tú huiste al principio y esas bestias procuraban con matarnos a nosotros también. Pero no fue así, regresaste.

Envuelto por algo endemoniado, tus ojos eran de puro odio, parecías haber perdido el uso de la razón… y con habilidades inimaginadas, DESTROZASTE a esos tres individuos, los descuartizaste por dentro y por fuera.

Al rato te desmayaste. Natalie y yo estábamos anonadados, alterados y estresados. Te tuvimos miedo, Sony. Más que a cualquier otra cosa.

Llamamos al amigo de tu padre y él nos ayudó a enterrar los cuerpos en el jardín, y sí Sony, siguen allí…

Nunca escaparon, nunca huiste. Tú los mataste y lamento haberte ocultado semejante secreto.

Le mentimos a la policía y dijimos que los delincuentes habían escapado, para protegerte. Si el gobierno llegaba a ver los cuerpos masacrados iniciarían las preguntas y se enterarían de lo que hiciste, te apartarían de nosotros para experimentos e investigaciones.
Fue irónico que al no saber cómo tratarte después de eso, te apartamos indirectamente y tú decidiste irte del país.

El amigo de tu padre era abogado y se había ido a la Argentina antes que tú; él nos llamaba cada mes y nos contó que había sido electo cómo presidente. Sabiendo cómo estaban las cosas, nos propuso un trato y aceptamos, así fue cómo te enteraste del trabajo para atrapar a Van Robin Hed.

Lamento mucho lo de Jessica y no sé por lo que debes estar pasando en este momento. Pero quiero que sepas (y esto también va para Kay) que su familia siempre estará con ustedes, pase lo que pase y que confíen en ustedes mismos, sus padres murieron haciéndolo. Los amo.

Joseph Dameron’’     



Kay abrió los labios, anonadado. La habilidad magnética se deshizo y Lepra se apartó del joven abogado. Sony lanzó un suspiro opulento y se levantó.

- Vamos.    

Horas más tarde, los tres jóvenes se dirigieron hacia el interior del bosque, repleto de troncos inmensos que cubrían el cielo casi por completo; el pasto verde y un camino bastante sinuoso. Sony yacía delante de todos, pensativo; Kay y Lepra conversaban detrás.

- Lamento lo de Kimhote- dijo Lepra.

- Gracias- respondió Kay y se quedó en silencio, aparentemente no queriendo hablar del tema hasta que dijo- Sólo quiero saber que lo llevó a quitarse la vida de esa manera…

- Ser inmortal y vivir en una sociedad tan compleja como la de la Tierra no debe ser nada fácil; habrá pensando mil veces en terminar con su vida antes de finalmente hacerlo.

- Cuando lo conocí, era un hombre muy severo y reservado. Sin embargo, cuando apareció Sony y conformamos el grupo; empezó a aflojar- Kay y Lepra le dirigieron una mirada al muchacho que yacía a metros de ellos, sin querer conversar- Nos contó algunas cosas sobre su pasado: cómo Hariet mató a su familia en España y cómo su mujer embarazada perdió la vida en un accidente de auto. Sufrió mucho y siguió adelante- Kay sonrió con ternura, recordándolo- Nicholas y él fueron mis verdaderos padres, ¿sabes?

Lepra pensó en Fismut y particularmente en cómo este le había salvado la vida en el mundo del Templo de la Muerte.

- Tal vez me quiera después de todo… - pensó Lepra y Kay notó que estaba distraído.

- ¿Me estás escuchando?

- Si, bueno- respondió el joven morgano- Yo sé que también fui muy duro con ustedes el año pasado, Kimhote o Natal me ayudó a reconocer algunas cosas que había dejado en el olvido. Creo que, si no fuera por él, tú y yo no estaríamos teniendo esta conversación.

Lepra notó que a Kay se le caían algunas lágrimas y las simulaba, mirando a los costados. Sintió empatía y pena por el muchacho.

- No hay tiempo que perder, nos tenemos que recuperar e ir a enfrentar al Único una vez más- dijo el JEN de fuego con rapidez, sollozando.

- Tus padres estarían orgullosos de ti- le dijo Lepra, esforzándose por dedicarle un cumplido, algo a lo que no estaba acostumbrado.

Kay se quedó unánime y Lepra se asustó, creyó que el comentario le había caído mal.

- ¿Me sobrepasé?

- No, no es eso- respondió Kay, seriamente- Es algo que dijo Hariet durante la batalla, me lo hiciste recordar. Él dijo que quería reordenar la sociedad para que no existan hombres como su padre…

Lepra abrió los ojos como platos.

- Hay un sujeto bajo esa máscara, después de todo- agregó Lepra, tragando saliva.

- Lo hay, y ahora que lo pienso, tal vez ahí esté el secreto para derrotarlo. Tenemos que averiguar quién es.   

Sony, a pesar de estar apartado, yacía escuchando la conversación. Sin que ellos lo notaran, quitó de su bolsillo aquellos dos collares idénticos con el dije en forma de triángulo; los que había encontrado en la mansión de Natal. Por alguna razón, los observó con detenimiento y creyó que allí había una pista.

- Falta poco- dijo una voz femenina en su cabeza.

- ¿Poco para qué? – preguntó Sony en voz baja.

- Para conocernos.

- ¿Y cómo lo sabes?

- Porque mi aliado los llevará con nosotros.

- ¿Ustedes?

- Nos veremos muy pronto, Sony…

Lepra y Kay habían escuchado murmullos delante y se detuvieron a examinar a su compañero.

- ¿Ahora habla solo? - le preguntó Lepra a Kay.

Kay exhaló con opulencia.

Entre los árboles divisaron un campamento a cien metros, Lepra se adelantó y guio a los JEN hacia el destino. ¿Por qué no iban a la base enorme de Agda con forma de planetario? Fue lo que Kay y Sony se preguntaron, algo no cuadraba.

Y no sólo eso, el paisaje era bastante diferente a cómo recordaban aquel mundo, pero no dejaba de resultarles familiar.

- ¿A dónde estamos yendo? ¿Esto sigue siendo Agda? – se animó Kay a preguntar, pero Lepra no lo escuchó ya que se había adelantado bastante.

Subieron algunos desniveles de tierra y Lepra fue acomodando el camino con sus poderes para facilitarlo todo.

Deslizaba sus brazos hacia los costados cómo si estuviera acariciando el agua del mar. La tierra se deformaba, se abría y se aplanaba a su voluntad.  

Un sujeto, vestido con harapos de color blanco, yacía sentado en forma de indio, alimentando el fuego de una fogata recientemente hecha. Su bastón yacía verticalmente ubicado y apoyado en el tronco de un árbol; algunos rayos del sol provenían del oeste, parecía estar amaneciendo…

Su túnica estaba tirada dentro de la carpa, la cual llevaba dos bolsas de dormir anticuadas en su interior.

El mago estaba calentando la comida, llevaba cinco platos y cinco vasos de plástico a un lado. Se lo notaba de muy buen humor.

Los tres elementales se presentaron ante él en silencio. Fismut los observó con pasividad.

- El alma de Tritán también les ofreció una curación rápida por lo que veo- fue lo primero en decir.

Kay y Sony no habían notado que muchas de sus heridas durante la batalla con Hariet estaban curadas; eso también explicaba aventuras anteriores. Aun así, no estaban del todo bien.

Fismut los invitó a sentarse en el césped alrededor de la fogata, en la cual había dos barras metálicas sosteniendo una varilla que portaba un inmenso fruto azulado. Este ya había abandonado aquel color y había mutado a un azul púrpura mientras se sobrecalentaba e irradiaba hilos de humo.

El mago distribuyó los platos y los elementales notaron que sobraba uno; sin embargo, no hubo comentarios al respecto.

Luego, sirvió un pedazo del fruto cocinado en cada plato de hierro e incentivó a que comieran, la conversación podía esperar.

Sabiendo que no les quedaba otra y que no recuperarían sus energías si no se alimentaban bien, los JEN aceptaron.     

Mientras comían, los JEN observaron el paisaje a su alrededor, aquellas plantas exóticas y pintorescas ya las habían visto antes, y no había sido en Agda.

- Él atacó Agda, es por eso qué estamos aquí- informó el mago, ya había terminado su plato- Me alegra que estén bien, fue inteligente el plan que efectuaron para restaurar la democracia y defender su mundo; a pesar de que haya sido tarde- Kay y Sony observaron a Fismut con desagrado, el mago suspiró, notándolo- Lo entiendo, lo entiendo. Les mentí. Vrogh nunca fue una amenaza, no para ustedes. Fui obstinado y me dejé llevar por el odio personal, yo creía que Meddes había acabado Morgana por orden del titán. No tenía sentido decirles que son las reencarnaciones de su hijo, ni siquiera lo conocían. Ya es tarde, sé que desconfían de mí. Pero soy el único que sabe cómo derrotar a Hariet.

Kay y Sony se quedaron en silencio, sabían que, si abrían la boca, sólo saldrían insultos. 

- Por lo que tengo entendido, Hariet y el PRODIGIUM tienen un acuerdo. El Único es quién le abre la puerta a la Tierra, a cambio de su poder. Lo destruirá todo para luego reconstruirlo a su semejanza. 

- Sabes mucho del arqueólogo- dijo Kay con arrogancia- Intuyo que también conoces su verdadera identidad.

- Para nada- respondió Fismut- Y si la supiera, no se las diría. No les servirá de nada. Es un extremista y sólo procura destruir lo que conocemos. Lo estuve estudiando por años.

- Imagino que no conoces el nombre del hombre, así como tampoco sabes quién es Gyan, el hechicero…

- ¿Para qué ocultarlo? Fue un hechicero del pasado, es todo lo que sé.

Kay realizó una sonrisa pedante y exclamó.

- A mí ya no me engañas. En R.E.C.O te paralizaste cuando lo mencioné.

- Y te agradezco por obedecerme, eliminar a esos militares y destruir los barriles. El PRODIGIUM se manifiesta de muchas formas- Fismut esquivaba el tema de tal manera que ya no daba ganas de volver a mencionarlo.  

- No te confundas. No lo hice porque me lo ordenaste. Lo hice por la gente y por el lugar en dónde vivo.

- Cómo sea. Kay… Sony… son los únicos que pueden derrotarlo. Ustedes corregirán la dualidad, así lo dice la profecía. Hariet es su contraparte, es la otra cara de la moneda; simplificando los hechos: la luz y la oscuridad.

- Nuestra irresponsabilidad y sus actos causaron la muerte de miles- dijo Sony con seriedad- Con todos nuestros poderes, no pudimos hacerle ni un rasguño.

- Hay otra manera de vencerlo sin recurrir a la fuerza bruta. Tritán no sólo les confirió su esencia, también repartió parte de sus habilidades más increíbles en tres medallones. Hariet ya tiene uno, hay otros dos que pueden ser usados en su contra.

Kay y Sony prestaron atención a sus palabras, observando detenidamente la precaria vestimenta de Fismut, sin mangas; la cual dejaba en evidencia aquel vendaje alrededor de la mano y el brazo izquierdo.

- Si conseguimos uno, aunque sea, nuestras posibilidades aumentarán proporcionalmente- continuó Fismut- Y conozco a alguien que sabe de la ubicación de uno de ellos.   

Hasta incluso Lepra se sorprendió al escuchar esto último.

- ¿Quién? – preguntaron los tres al mismo tiempo.

- Aunque no lo crean, estuvieron atrapados en el portal dimensional todo un año, seguramente fueron segundos para ustedes. Tuve tiempo para buscarlo, encontrarlo y traerlo aquí.   

- ¡¿Todo un año?! – exclamó Kay- ¿Cómo es posible?

- Tengo entendido que Lepra les explicó el año pasado cómo funcionan los viajes entre dimensiones o mundos- Kay y Sony lo recordaron, fue cuando les enseñó el súper temporizador espacial que había inventado- Para ustedes pueden ser segundos, pero el viaje puede tardar minutos o años; quedan atrapados en el limbo del tiempo, en el túnel que une las dos mitades, y crecerán o envejecerán de todas formas. 

- Qué desalentador- pensó Sony y revisó el celular, la fecha que figuraba en el mensaje de su abuelo ocurría seis meses después del día que escaparon de la Tierra. Para él, sólo habían pasado horas desde su derrota a manos de Hariet.

Los elementales terminaron de comer y notaron que un pedazo del fruto yacía en el plato sobrante.

- Es de vital importancia que Hariet no sepa que están aquí, sino los buscará para terminar el trabajo. Su objetivo es EL MEDALLÓN DE PLATA, el segundo artefacto, su poder es desconocido, pero tengo fe en que será muy útil contra él. El guía sabe dónde se encuentra, pronto llegará. Según me contó, allí también yace otra mística herramienta, podría tratarse del medallón de oro. Esta será información que no compartirán con NADIE, ya que Hariet desconoce dicho sector, sino ya los habría tomado.

- Déjame adivinar, no nos acompañarás porque planeas aparecer en el último momento, cómo todo un héroe, ¿verdad? – vociferó Kay.

- Busco a un viejo amigo, tiene algo que necesito. Yo me encargo de eso, ustedes del medallón.

Tras un largo debate interno, los JEN asintieron, decidieron creerle. En cierto modo, lo que ocurrió en el Templo de la Muerte había sido certero, se habían salvado de las bestias demoníacas al entrar allí. Por otro lado, un cierto grado de esperanza recorrió sus entrañas, la que Hariet se había encargado de destruir…

- ¿Y si es parte de su plan que encontremos los medallones restantes? -  preguntó Sony- No olvidemos que es un estratega de alto nivel.

- No estoy seguro, pero es lo único que se me ocurre. Destruyó mundos, masacró familias y nos dejó en el exilio, a todos nosotros. Si hay una manera, una forma de cambiarlo todo, la tomaré sin dudarlo, pero solo no podré. Los necesito a ustedes.

Kay asintió y Sony apretó los dientes. Natal ya no estaba para guiarlos, sus poderes y los de Hariet habían acabado con las personas que procuraban defender; el apocalipsis se había lanzado sobre la Tierra, empezando en la plaza de mayo; y su amistad estaba quebrada. ¿Qué era lo correcto? ¿Qué podría cambiarlo todo? ¿Cómo seguir adelante después de esa batalla contra el Único? Porque lo que Hariet decía, sus convicciones, parecían tener SENTIDO. ¿Cómo luchar contra esa mirada tan estrecha y soberbia de la realidad?

Y entonces, una sombra se proyectó entre los árboles, un sujeto se hacía paso entre la tierra desparramada, las elevaciones y las ramas puntiagudas de los troncos.

A continuación, una bolsa de tela fue lanzada y cayó sobre la tierra. Los elementales se alarmaron y se pusieron en guardia, Fismut se mantuvo sentado.

La bolsa se abrió, adentro había decenas de frutos azules (cómo el que habían comido).

A medida que el sujeto no identificado avanzaba, una voz ronca provino de su ubicación. Kay encendió sus manos, Sony frunció el ceño y Lepra formó el círculo de los magos.

- En esta época del año, crecen muy pocos frutos, tuve que recorrer todo un kilómetro para sólo encontrar doce de ellos- dijo el nuevo personaje.

La sombra se vio iluminada por los escasos rayos del sol, Kay y Sony bajaron la guardia, anonadados. Lepra no lo hizo, no sabía de quién se trataba.

Y después de tantas desdichas, dos sonrisas gigantes se dibujaron en los rostros de los JEN.

Las pisadas se hicieron más evidentes y el muchacho se vislumbró a la perfección.

Ya no era delgado, tenía el cuerpo musculoso y trabajado, vestido con harapos oscuros, parecidos a los de Fismut. Su cabello era rubio y abundante, también tenía una espesa barba que hacía a su rostro más adulto. Sus ojos celestes se abrieron como platos al encontrarlos, el muchacho se quedó anonadado.

Fismut se puso de pie con el plato sobrante en la mano y vociferó con orgullo.

- Les dije que tenía un guía, uno que conoce a la perfección al mundo ZEN.

jueves, 24 de mayo de 2018

Hariet, el Único: CAPÍTULO 5.



Hariet, el Único: CAPÍTULO 5.

‘‘- ¿Por qué Hariet hace lo que hace? ¿Por qué está tan OBSESIONADO con nosotros? - le preguntó Sony a Natal.
Natal yacía regando las flores en el jardín trasero, era primavera en el año 2227, habían regresado del Zen hacía algunos meses. Kay se había ido a vivir con Agustina en Morena y ahora, sólo el joven estudiante de derecho y el profesor, vivían juntos.

Sony leía algunos libros para mantenerse activo con respecto al estudio, tenía que retomar la carrera y aún no podía. Había un sol bellísimo iluminando todo el jardín, a excepción de la mesa de madera dónde yacía Sony leyendo, el cual estaba bajo un techito que proyectaba las sombras.

Natal se le acercó, sin responder. Llevaba la bata de color turquesa, los anteojos redondos y el cabello largo gris.

- ¿Qué es eso? – preguntó, señalando unas hojas acumuladas que parecían ser apuntes.

- Bueno… me gustaría recordar al detalle todas nuestras aventuras, así que me puse a narrarlas. Lo actualizo cada vez que me acuerdo. No tiene nombre aún…

Natal sonrió. Sony notó que el elemental de antaño llevaba un collar que nunca había visto, este tenía un pequeño triángulo como dije.

- ¿Y eso qué es? - le preguntó- Nunca te vi usarlo.
- Lo encontré ayer entre mis cosas- explicó Natal, acariciando el diminuto triángulo cómo si fuera una mascota- Me lo regaló mi madre cuando era un niño.

Sony asintió y retomó lo primero que le había preguntado.

- ¿Vas a responderme lo de Hariet?

- ¿Crees que lo sé? Está enfermo, eso es todo. Añora el poder, es ambicioso y egoísta. ¿Qué importancia tienen sus razones para ser así? Es un psicópata y un asesino, fin.  

Sony suspiró amargamente y en su momento, compartió la idea.’’


La plaza de mayo sufrió un temblor de gran escala, la tierra se agrietó y muchos cayeron en los abismos. Si alguien hubiera imaginado el apocalipsis antes de ese día, habría sido cómo aquella situación.

Un vórtice se abrió en el cielo y algo cayó cómo la bala de un cañón, a metros del monumento. Un individuo se encontraba en el lugar del impacto, vestido con una oscura armadura de guerra, con la rodilla derecha en el suelo y un brazo sobre ella, inclinado y con la cabeza gacha.

- ¡El Único! - gritaron algunos fanáticos Ryanos entre la muchedumbre. 

Kay y Sony tragaron saliva y pusieron a los tres hombres que los habían defendido públicamente, tras ellos.

- Sacerdote, Víctor, Francisco… huyan de aquí AHORA- les susurró Sony, dándoles la espalda y alzando los brazos hacia los costados, alerta. Los tres personajes obedecieron y se ocultaron en los alrededores.

El villano se levantó lentamente y bajo esa máscara, los observó detenidamente en silencio.

- El arqueólogo decide invadir al fin- le dijo Kay, en tono irónico.

- Quisiera decirte que serás el primero en morir - dijo la aterradora y susurrada voz de Hariet - Pero tendré que matarlos a ambos al mismo tiempo.

Tras cinco años de haber escuchado historias de aquel jovencito que se dejó llevar por la ambición y poseyó al corazón oscuro, aquel demonio que ni la espada divina pudo derrotar y sólo se limitó a separar el alma del cuerpo; aquel que regresó al mundo luego del error de Minos Jimonte y planeó su minuciosa venganza. El ÚNICO y VERDADERO responsable de los asesinatos de Frank Montarnen y Nicholas Dameron, finalmente en carne y hueso frente a ellos. Y a pesar de todo lo que sabían de él, los JEN no tenían ni una pizca de temor.

El viaje al Templo de la Muerte los había separado, ya no confiaban entre sí, aunque sabían que solos nos podrían ganar; sin embargo, aprendieron algo muy importante durante su travesía del año pasado: Los individuos como Hariet o como Meddes tomaron decisiones acordes a la vida que les tocó vivir. Y aunque aquella no sea justificación para mentiras, asesinatos y genocidios; los JEN reconocieron que debajo de esa máscara había una persona… un hombre SUFRIENDO.

Y, por si fuera poco, las fuerzas de los JEN habían superado los límites y cierta arrogancia despertó en ellos. Ambos apretaron los puños y Hariet contempló cómo los círculos del Böju y Yöbu aparecían bajo los pies de los dos muchachos. El de Sony se tornó azul y el de Kay se volvió rojo.

A continuación, hubo destellos que los envolvieron, conformándoles togas a cada uno del mismo color que su círculo y trozos de una armadura plateada: hombreras, codales, guardabrazos, quijotes, rodilleras, grebas y guanteletes.

Todas esas nuevas vestimentas acababan de reemplazar los oscuros trajes como cazadores que llevaban. Los que huían despavoridos examinaron a esos dos individuos transformándose, y frente a ese sujeto aterrador, parecían dos ángeles caídos del cielo.    

- Comparado con nuestro último enfrentamiento en la otra dimensión, veo que han madurado - dijo el Oscuro.

- No te imaginas cuánto- le respondió Kay entre dientes.

Era realmente extraño y revelador tenerlo al alcance de la vista, contrastaba con todos los presentes: vestía una armadura de metal, oscura y desgastada, con algunos toques de gris; también estaba manchada con sangre y suciedad, cómo si acabara de ser usada para una intensa batalla. Bajo esa pesada e insólita armadura (la cual no dejaba parte del cuerpo visible) con guantes metálicos, los JEN notaron a un hombre fornido, de buena figura y músculos. Llevaba una larga capa negra con agujeros y con señales de haber sido expuesta al fuego.

El sol irradiaba su esplendor y dejaba en evidencia la antigüedad de dicho traje. No se diferenciaba mucho de armaduras de antaño (especialmente las medievales), de películas o videojuegos. Y aquel casco con una visera para los ojos, con la forma de una ‘‘V’’, tenía cuernos plateados apuntando hacia arriba sobre la cabeza, una línea que separaba las dos mitades e indicios de oxidación.

También poseía un armazón o coraza en la parte superior de la espalda, atravesando la capa mediante agujeros, así como los brazos y antebrazos parecían estar rodeados por una cota de malla casi indetectable. Las piernas y pies estaban cubiertas por brafoneras y sobre el cinturón portaba una espada envainada con el mango en forma de calavera.    

Se están preguntando cuales son mis habilidades, ¿verdad? cada corazón del cofre lleva un elemento de la naturaleza, sin embargo, el mío es diferente- movió los dedos metálicos y la tierra que pisaban los soldados, se empezó a descomponer de una manera impensable y difícil de describir. Desapareció sin dejar rastro, así como había sucedido con la casa de gobierno y el monumento de la Plaza de mayo. Kay usó la fuerza magnética para empujarlos y salvarlos de la caídaSi yo no hubiera encontrado el cofre, ustedes no existirían.

- La materia - dijo Sony, rápidamente- Manipulas la materia.

Inteligente - reconoció Hariet Quiero darles algo de ventaja, así que les diré más sobre mis poderes. Puedo componer y descomponer objetos a mi voluntad, utilizar todos los estados de la materia; no obstante, no puedo hacerlo en seres vivos. Para eso... tengo esto - Hariet volvió a mover los dedos y una bola de energía se formó en su palma, compuesta por rayos negros y blancos.

No tardó en lanzársela a los JEN, Kay se apresuró en formar un escudo magnético, pero Sony no se fío de la defensa de su compañero, usó la fuerza de atracción para sacar a Kay del rango del proyectil y esquivar la bola, la cual fue disparada como una bala. Desapareció a lo lejos hasta estrellarse con un edificio a dos cuadras, de cien metros de altura. El edificio se pulverizó en un santiamén con todos sus habitantes adentro.

Sony sintió desesperación, tenía los ojos abiertos como platos y suspiraba con fuerza, ese tonto movimiento lo había dejado exhausto.

La bola absorbe parte de la energía de los individuos que se encuentren a un radio de veinte metros de su trayectoria- explicó Hariet, gustoso.

Kay miraba a Sony con rencor, otra mala decisión había costado la vida de decenas de inocentes.
Sony intentó no prestarle atención a Kay, quién miraba a Sony con tanto disgusto cómo si se tratara de un segundo Hariet.

Otro vórtice se vislumbró en los cielos y decenas de criaturas voladoras descendieron a la superficie en manada. Aparecieron Narsogs de las profundidades de la tierra y Snoros de las nubes, así también cómo los ciudadanos Ryanos que estaban del lado del Único, todos lucharon por él.

Comenzó la guerra.

Sony no se quedó de brazos cruzados y apoyó la palma completa de su mano en el suelo, una porción se vio afectada por lava y decenas de pequeños seres de piedra cristalizada emergieron: los GOLEMS.

- Rescaten y atiendan a los heridos, cómanse todo material que impida el paso o haya lastimado a alguien- les ordenó. Los golems, conformados por la solidificación del magma, tan enanos como los duendes de un jardín; fueron en manada hacia el edificio dañado por la bola de energía.

Kay tenía los labios secos y abiertos, sabía de aquella extraña habilidad de Sony porque se lo había contado el año pasado, pero verla en vivo y en directo, era realmente magnífico.

Hariet amagó para acabar con los golems que huían de él, sin embargo, dos alas grisáceas surgieron de la espalda de Sony en un santiamén.

- Métete con alguien de tu tamaño- dijo con el ceño fruncido.

Los JEN escucharon una desquiciada y breve risa bajo la máscara del villano. A continuación, unos filos hilos eléctricos aparecieron en los dedos de Hariet.

- ¿Cómo? – exclamó Sony, anonadado. En segundos, el Único apareció a centímetros del elemental, con el puño rodeado de relámpagos. Al igual que Kay, él también poseía súper velocidad.

No obstante, Kay usó la misma habilidad para aparecer entre ellos dos y bloquear el ataque de Hariet, cruzando sus brazos (los cuales estaban envueltos con fuego) y cubriendo su rostro.

El puño eléctrico de Hariet chocó con los brazos ardientes de Kay, hubo una colisión que hizo al elemental del fuego retroceder. Sony lo retuvo de los hombros con su estupenda fuerza, así le dio a su compañero mayor punto de apoyo.

Inmensas grietas se ocasionaron bajo sus pies. Kay estaba frente a Hariet (con Sony tomándolo de los hombros detrás de él), la cara del joven y el casco del antagonista estaban a centímetros de distancia.

El JEN del fuego observó de cerca aquella ‘‘V’’ que funcionaba como visera; y por un leve instante, pudo reconocer (debido a tan próxima distancia) a dos ojos de un color poco común.

Ambos forcejeaban como dos luchadores de sumo y temblaban durante el bloqueo. Inclusive Hariet, toda su armadura se sacudía al no poder superar la fuerza de Sony (quién estaba apoyando a Kay).

- ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué tanta obstinación por nosotros? – le preguntó Kay a Hariet, entre dientes, cara a cara.     

- Porque son la clave de toda mi travesía. Su poder es la respuesta al conflicto de este mundo. Serán míos cuando los despoje de sus vidas, así como pasó con la mitad de los Elementales. 

- ¿Cóm…? ¿Cómo es posible que tengas los poderes de Jessica? – dijo el joven Montarnen entre suspiros, detener el ataque de Hariet le estaba costando todas sus fuerzas.

-La única mujer elemental de la historia y lamentablemente muerta. No es el único elemento que poseo... - contestó el sujeto con la armadura y su mano libre se tornó blanca cómo el hielo.

- Morgán también… - susurró Sony a espaldas de Kay, este otro frunció el ceño.

Hariet no atacó y vociferó.

Desde joven amé la búsqueda del conocimiento entre el presente y el pasado, fue por eso por lo que viajé a América, para conocer lo que nos deparaba el futuro, sin saber, que lo cambiaría todo en mi vida. Ustedes son el punto unificador del pasado, el presente y el futuro. Tritán les confirió un poder inigualable, lo que deseo, y no por capricho, sino porque son la llave a la puerta que le impide al PRODIGIUM entrar a este mundo. No se sientan importantes, sólo son herramientas que preciso para mi mayor labor: la reconstrucción

- ¿Reconstrucción? – dijo Sony, adelantándose a la pregunta de Kay.

El fin de la Tierra y el comienzo de una nueva era. Dónde no existirán todos estos enfermos sistemas que el humano creó. Dónde no existirán hombres como mi padre... 

Los ojos de Kay y Sony se abrieron como platos; al instante, Hariet utilizó el puño de hielo para contraatacar. Sólo golpeó el aire, debido a que Kay usó su velocidad para escapar junto a Sony.

Estaban muy exhaustos, Hariet era un enemigo formidable y tal vez, imposible de vencer. Sony usó sus dos alas de gárgola para impulsarse por los aires y giró sobre su propio eje para contemplar la situación.

Soldados de la G.C.J.M contra Snoros, humanos (civiles y policías) contra ryanos y Narsogs, una batalla cruel y sangrienta. Fue inevitable para Sony no estar al borde del llanto.

Los tanques y helicópteros abrieron fuego contra las criaturas invasoras, hubo muchas bajas de civiles que intentaban escapar a un lugar seguro. A los militares sólo les importaba mantener su ciudad protegida, aunque tenga que ser a costa de sus ciudadanos.

Sony oyó un pensamiento invadirle la mente.

- La batalla contra las bestias demoníacas, recuerda- dijo una voz femenina.

Sony bajó a los suelos, al lado de Kay y le dijo exactamente las mismas palabras. Su compañero se limitó a asentir con seriedad.

Los puños de Hariet volvieron a la normalidad y aflojó los dedos para conformar una gigantesca bola de fuego azulada: la habilidad de Dimitrion.

Al joven abogado se le ocurrió una idea y esperó a que Hariet lanzara su ataque, no tuvo que esperar demasiado. Rápidamente usó la habilidad magnética para ralentizar el movimiento de la bola de fuego azulada; Kay comprendió y utilizó la fuerza repulsora para cambiar el objetivo del proyectil; dicho ataque atravesó tres tanques de la G.C.J.M y los destruyó en mil pedazos. Ya no dañarían civiles.

No obstante, ¿Cómo harían sólo dos luchadores contra todo un ejército de monstruos y el portador del corazón oscuro? Si tan sólo Natal viviera…

No debo ser el primero en decírselos, pero es todo un honor conocerlos- dijo el OscuroEl primero de nosotros, tritán, les cedió su vida entera. aquel que domine el poder de los jen, podrá controlar al prodigium. esa es mi idea... sin embargo, no todo el poder de tritán yace en ustedes. ¿oyeron hablar de los tres medallones que el creador forjó?

- El medallón de oro, de plata y de bronce- dijo Sony, mirándolo con recelo.

- Lo que el hijo de Vrogh formó para dominar sus habilidades con destreza. Los JEN, los medallones y esto - en su mano apareció el collar del caos (el TORQUEM) que Meddes le había robado a Fismut el año anterior- Son la llave.

- ¿De qué te sirve que el PRODIGIUM rompa las barreras que le impiden venir, se aparezca y consuma este mundo? – preguntó Kay.

¿Cómo explicarlo? Bueno... digamos que hice un trato con esa fuerza destructiva. Yo le abro la puerta a esta dimensión y aquella esencia se encarga de dotarme de los entes más talentosos de todos los tiempos... los agentes del caos. Cuando cumpla su cometido, tendré la lozanía para someter el espíritu creado por tritán y seré omnipotente, así... mi sueño se hará realidad y la nueva era será la versión definitiva de la comunidad.

- Otra vez nos cuentas tus planes cómo si fuéramos viejos amigos- exclamó Sony mientras caminaba hacia él por uno de los laterales- Lo hiciste cuando estabas atrapado en el cuerpo de Minos. Fingiste que te interesaban los poderes de Dayas cuando en realidad querías que se volviera lo suficientemente fuerte para liberarte y recuperar tu verdadera forma. ¿Vas a usar ese viejo truco una vez más?

-Esta vez digo la verdad - se defendió el Único.

- Bien por ti- respondió Sony, quién ya se encontraba detrás de Hariet a veinte metros de distancia; Kay yacía del otro lado, esperando. Ambos se apresuraron en utilizar sus habilidades magnéticas (de atracción y rechazo) para repetir el ataque que había acabado con la vida de Grok y Bag (las bestias demoníacas) en el Templo de la Muerte.

Hubo una presión que se armó en el centro, dónde yacía Hariet con la guardia baja. Lo único que lograron fue quitarle el casco… desafortunadamente, ambos perdieron las energías, la vista se les desenfocó y ninguno de los dos pudo ver la cara de su jurado enemigo. Hariet no había sufrido ningún daño y volvió a colocarse el casco, ocultando su identidad.

Una intensa y aterradora sensación recorrió sus entrañas, estaban empezando a temerle al hombre enmascarado.

El Único los señaló con la palma y los MISMOS poderes que lo habían atacado, acecharon a los JEN e hicieron que se chocaran entre sí. Sus armaduras se hicieron añicos y sus cabezas rebotaron como dos pelotas. Las alas de Sony estaban repletas de raspaduras y manchones de sangre, no tardaron en desaparecer.

Tendidos en el suelo, aturdidos y con una jaqueca insoportable, les latía la cabeza y los brazos. Se estaban quedando sin la energía del linaje JEN, aún podían utilizar los poderes de los corazones, pero ya no estaban en condiciones de pelear, de continuar así… morirían.

- No son invencibles, ¿saben? – dijo el antagonista, caminando hacia ellos- El precepto de los titanes dice que no pueden morir si el otro vive. ¿Lo estudiaron bien? La única forma de que mueran es que acabe con ustedes al mismo tiempo - Hariet desenvainó su espada con el mango en forma de calavera.

Kay y Sony estaban realmente rendidos, sus parpados pesaban y habían perdido el foco de la vista; sólo lograban reconocer a la silueta del Único, portando su insólita espada, acercándose a zancazos.

¿Hasta ahí habían llegado? ¿Ese era todo el poder de los JEN? ¿Hasta ahí alcanzaba el legado de Tritán? ¿Cómo podía ser que un corazón que compartió el mismo cofre que otros ocho superara las habilidades heredadas por un titán? Cómo en el pasado, a pesar de toda la fuerza que tenían, los dos jóvenes se sintieron impotentes.

En la palma derecha de Hariet apareció una nueva bola de energía, de rayos blancos y negros.

Mientras tanto, en la guerra entre humanos y criaturas, muchos tanques, helicópteros y camiones blindados habían sido destruidos. Ni los Narsogs ni los Snoros tenían bajas, aquellas bestias poseídas y esas extrañas nubes de vapor se alimentaban de sus enemigos.

Nuevos vehículos aparecieron en la escena, decenas de patrulleros y un ejército descomunal de policías, soldados, gendarmes y guardias de seguridad, cubrieron una de las avenidas principales. Armados hasta los dientes con armas desintegradores, cañones de plasma, escudos electromagnéticos y ametralladoras de última generación.

Conformaron bloques perfectamente organizados y avanzaron hacia los invasores; finalmente la ofensiva funcionaba y muchos Narsogs perdieron la vida durante el contraataque humano. No se podía decir lo mismo de los Snoros, que no eran seres ordinarios y matarlos no era nada fácil.

Sin embargo, a pesar de la resistencia humana, un nuevo vórtice se abrió en el cielo, y un sin fin de criaturas voladoras descendió hacia la superficie, seres que ni siquiera los JEN conocían.  

Eran cómo murciélagos gigantes, del tamaño de personas; la piel azulada y viscosa, ojos verdes con pupilas negras, los cuales les ocupaban la mitad de la cara; garras afiladas cómo cuchillos y alas de demonio. Hariet los consideraba mutantes, una especie que había encontrado en otro mundo.

No tardaron en acechar a las fuerzas humanas y miles de disparos sonaron en los cielos, explosiones y tiroteos repentinos. Claramente, el Único usaba el medallón de bronce que había absorbido para traer a todos los seres (de otros mundos) que quisiera, con tal de que luchen por él. 

Sony hizo un esfuerzo para contemplar la batalla a lo lejos y se indignó. Se levantó a duras penas y recordó las enseñanzas de Natal; a todos los individuos que se habían sacrificado para que él pudiera vivir: su padre, Jessica, Vrogh… era hora de decir ¡BASTA, ahora me encargo yo! Y eso hizo, respiró profundo y cargó en su corazón toda la energía que le quedaba.

- Ven, desquiciado. Mi padre no podrá descansar en paz hasta que estés muerto…- dijo entre dientes y con la mirada cansada, luego armó la bola de lava más grande que había hecho en su vida, del tamaño de un planetario.

Kay tragó saliva y lo acompañó, a continuación, formó un colosal tornado de fuego. Ninguno se rendiría, no hasta respirar su último aliento.

Hariet lanzó su pequeña bola de energía negativa, directo a las apoteósicas esferas de los elementales. Kay y Sony gritaron al mismo tiempo, envueltos por la luz y el calor que emitían sus habilidades.

Todo fue borroso y la destrucción causada fue tan intensa como aquella batalla entre Grok y Bag sobre el muro del Limbo. 10.000 metros a la redonda de caos. La plaza de mayo y parte de su ciudad hecha añicos.

No había sobrevivientes.

Kay y Sony estaban acostados, en un estado de trance, del cual se recuperaron rápidamente y pudieron contemplar el páramo a su alrededor.

Los cadáveres de Narsogs, Snoros, mutantes, soldados, civiles, gendarmes, policías y guardias de seguridad se desperdigaban por todo el campo devastado.

Los cuerpos de Francisco (el diputado de LGDB 1), Víctor Díaz (LGDB 2) y el sacerdote (amigo de Natal) yacían detrás de unas rocas, habían estado ocultos todo ese tiempo.

Fue aterrador. No obstante, a pesar de todo, el Único seguía allí, con la armadura dañada y empuñando su espada con el mango en forma de calavera.

- Mientras más luchen, más morirán - dijo Hariet, sin ninguna pizca de cansancio.

Kay no entendía cómo habían sobrevivido sólo ellos tres al impacto si eran los que estaban más cerca; sin embargo, trató de no pensarlo tanto y en agradecer por aún estar vivo.

No tardó en notar que ya no tenía fuerzas para levantarse. Sony estaba en la misma situación, ambos tenían los rostros cubiertos de mugre y raspaduras. Sus armaduras estaban destruidas y sus ropas demacradas y cortadas.

Parálisis, era la mejor forma de describirlo; así se encontraban los JEN. Kay fruncía el ceño y con aquel rostro negro, le arrojaba una profunda mirada de odio a Hariet, luego lanzó una toz seca. Sony vomitó y se tomó del estómago.

Hariet caminó nuevamente hacia ellos y nuevos vórtices aparecieron en los cielos (los cuales estaban cubiertos por nubes rojas; así como la tierra estaba rodeada por vapores) de donde emergieron más mutantes, Narsogs, Snoros… y dragones.

A Sony le empezó a molestar la parte superior del abdomen y el cuello, un dolor torácico, se sintió mareado y con ganas de desmayarse; por si fuera poco, también padeció un sentimiento de asfixia, escalofríos, sofocación, estremecimiento; latidos cada vez más veloces y entumecimiento en las manos y los pies. Eran síntomas de un ataque de pánico.

Kay los compartió, debido a la conexión que los unía; apretó los dientes y quiso acercársele, sin embargo, estaba petrificado, sin opciones para moverse.

Hariet alzaba la espada que terminaría con la pelea.

- Se hicieron fuertes, Pedro estaría orgulloso - vociferó.

Formó una bola de energía negativa en su mano derecha y apuntó su palma contra Kay; su mano izquierda empuñaba la espada que estaba por ser enterrada en la espalda de Sony.

- Más habilidosos que los elementales de antaño, ESO SIN DUDA- sin decir más, atacó.

No obstante, una capa de tierra rodeó a Sony y a pesar de que el villano la destruyó; el joven abogado ya no se encontraba. Desconcertado, se apresuró en atacar al otro (a Kay) con su bola de energía negativa y se sorprendió al contemplar que un individuo encapuchado tomaba a Kay de los brazos y escapaba a otra dimensión mediante aguas mágicas.

- ¡No! – gritó furioso y la bola acabó con una tanda de su propio ejército.