El Fin del Mundo (la ruta equivocada). Parte 2: CAPÍTULO 6.
- Escucha mi voz,
concéntrate en ella. ¡No te rindas! – le gritó Ella a
Sony en su mente- Piensa… piensa en mí.
Oye mis palabras y respira, eres
fuerte, vamos, respira. Canta la canción, eso te ayudará.
- Vi…ve y vi…virás… aleja la… pe…na que un paso
más de…bes dar- dijo el joven entre tartamudeos débiles y en voz baja; luego se
durmió en los brazos del encapuchado.
- ¿Puedes caminar? – le preguntó el encapuchado
a Kay.
- Todo un año y recién ahora te decides en
aparecer, Lepra- le dijo el elemental del fuego, acostado en el suelo.
- Estuve ocupado, tuve cosas que hacer-
respondió el joven morgano y se quitó la capucha, su figura era algo distinta a
como Kay la recordaba.
Tenía el rostro un poco más adulto que antes,
una barba candado que le rodeaba los labios y contrastaba con su piel morena;
el cabello corto y nuevas cicatrices en los cachetes; además tenía el cuerpo
fornido y musculoso a diferencia del año anterior.
Kay sonrió, después de todo lo que habían
vivido juntos durante el viaje al Templo de la Muerte, le tenía un cierto
aprecio y verlo era mejor idea que observar el casco medieval del Único.
- Yo lo llevo- le dijo Lepra a Kay cuando vio
que este se esforzaba para levantarse y llevarlo entre sus brazos.
- Tengo entendido que las cosas siguen mal
entre ustedes… sin embargo, lo sigues protegiendo. Fue inteligente, solos no
tendrían oportunidad contra el Oscuro.
- Acabamos de enfrentarlo entre los dos y…
estuvo a punto de destruirnos.
Lepra apretó los dientes.
- No es seguro que nos quedemos, tenemos que
salir de aquí- se encontraban en la azotea de un edificio de cien pisos, a
doscientos metros de la batalla. Desde allí, los secuaces de Hariet se veían
como billones de puntitos brillantes y titilantes.
- Te vi con las aguas de Agda. ¿Por qué no nos
llevaste directamente a otro planeta? – preguntó Kay.
- Tenemos que estar todos juntos para viajar a
otro mundo, y apenas pude salvar a Sony y luego a ti. No quería viajar con el
ataque que le agarró, podría traerle secuelas durante el salto – contestó
Lepra, señalando a Sony- Vámonos, yo lo cargo.
Una inmensa sombra se proyectó sobre el
edificio y Lepra se abalanzó sobre Kay, conformando el círculo de los magos y
volviéndolos invisibles (también al muchacho dormido); dicha sombra pertenecía
a un descomunal ser esquelético, de alas, colmillos y una larga cola: un
dragón.
Exploró la zona y Lepra le dijo en voz baja a
Kay que se callara, no podían atacar o Hariet sabría de su ubicación. Kay
apretó los dientes. El dragón dio vueltas alrededor y desapareció en el
horizonte.
- ¿Un… dragón? – exclamó Kay entre susurros,
indignado.
- Creo que el Oscuro se fusionó con el medallón
de bronce, ya sabes, aquel que te permite abrir y cerrar portales entre los
mundos. Así formó su ejército con criaturas de planetas lejanos. Tiene el poder
para someter a quién se le plazca- contestó Lepra, aún invisible- Ahora sí nos
iremos.
Kay imaginó que su compañero hablaba del
planeta Agda, dónde vivía Fismut, esa fue la razón por la cual no preguntó a
dónde irían.
Justo antes de que Lepra pronunciara el hechizo
que los transportaría a otra tierra, Kay se levantó con sus pocas fuerzas y
contempló el Armagedón que había causado. Esta vez no tenía la excusa de que
una bestia demoníaca había acabado con personas inocentes, había sido él y su
incapacidad para manejar sus poderes. Negó con la cabeza y apretó los dientes,
lleno de odio hacia el Único.
En ese instante, se hicieron visibles y las
aguas de Agda (salidas de un termo que portaba Lepra) surgieron y los envolvieron.
Lepra les dijo algo en voz baja a las aguas, cómo si les estuviera ordenando a
dónde ir, Kay no llegó a escuchar.
Desaparecieron en un santiamén, dejando a esa
ciudad y a su gente en el infierno.
Descendieron por un túnel mágico, psicodélico,
el cual variaba sus brillantes colores; a Kay le resultó muy familiar. Lepra se
deslizaba con Sony entre sus brazos, quién continuaba inconsciente.
Minutos después, aterrizaron en un extenso y
suave césped, tan ligero cómo un montón de plumas. Para Lepra fue bastante
forzoso el descenso debido a que tuvo que asegurarse que Sony no se golpeara la
cabeza con el suelo. El JEN de lava cayó sobre él, sano y salvo.
Lepra lanzó un gemido por el impacto y el peso
de su compañero, lo dejó a un costado y el muchacho abrió los ojos, unánime.
Examinó a Lepra con asombro, hacía un tiempo
que no lo veía y luego desplazó sus ojos hacia Kay, quién acababa de
levantarse, se lo notaba muy débil.
Sony se quedó en silencio, con la cara seria.
Se sentó en el césped y lo acarició, ya creía saber dónde se encontraban.
- Huimos de él. ¿Verdad? – preguntó con la voz
apagada y triste.
- En caso contrario, Hariet los hubiera matado-
respondió Lepra con delicadeza.
Sony apretó los dientes, al borde de la cólera.
Hariet acababa de demostrar que era INSUPERABLE, su experiencia y sus
habilidades superaban por mucho a las de ellos. El joven abogado percibió algo
amargo recorriéndole las pupilas gustativas cuando oyó aquel nombre, como si
fuera una cierta clase de sinestesia.
- No lo nombres- dijo con frialdad.
Lepra asintió comprensivo. Sony acababa de
sufrir un ataque de pánico y ahora padecía un intenso decaimiento.
- Hay que ir con Fismut, nos ayudó antes, él
sabrá que hacer- ordenó Kay.
Sony lo miró y no fue de una forma amigable.
Lepra sintió la tensión entre los JEN, creyó
que pronto se desataría la segunda guerra entre hermanos, sin necesidad de una
marca negra de por medio. Carraspeó y dijo.
- Kay tiene razón, mi maestro podrá tratar sus
heridas. Luego pensaremos una alternativa mejor para vencer…lo.
Sony respondió con los ojos cerrados,
intentando mantener la calma.
- Ya no podemos hacer nada, la próxima vez que
lo enfrentemos vamos a morir.
- Después de haber engañado a Meddes el año
pasado, después de todas las aventuras que tuvieron, ¿Vas a echarte para atrás?
– recalcó Lepra, el muchacho de carácter severo se había esfumado.
- Lo planeó todo minuciosamente: que
venciéramos a Morgán, a Dimitrion, que lo liberáramos del cuerpo de Minos, que abriéramos
las puertas del templo de la muerte para obtener el TORQUEM. ¿No lo entiendes?
Estuvo jugando con nosotros, él siempre deseó que nos hiciésemos lo
suficientemente fuertes para que tengamos la capacidad de abrirle el camino al
PRODIGIUM. Nos lo dijo. Años estuvo armando esta estrategia, todo lo que
hagamos o dejemos de hacer será parte de su plan maestro.
Kay apretó los puños.
Sin que ninguno de los dos lo notara, Lepra
realizó una pequeña sonrisa.
- Hay una forma de vencerlo, sólo eso les diré
hasta que veamos a mi maestro.
Kay y Sony miraron a Lepra, el tono que había
utilizado era muy curioso.
Sin embargo, Sony se quedó allí sentado,
descubrió que llevaba su celular encima y lo revisó, sólo por impulso. Tenía un
mensaje nuevo. Y no era de cualquier persona, era de su abuelo…
Lepra se cansó y pensó en llevar a Sony a la
fuerza, tomándolo del antebrazo con brusquedad. No obstante, Lepra se quedó
petrificado a centímetros de Sony, sin que este le prestara atención y
continuara examinando su teléfono móvil. El JEN acababa de implementarle la
técnica magnética para que se quedara suspendido.
Kay estuvo a punto de gritarle a Sony que
dejara a Lepra tranquilo, no tuvo tiempo ya que este se le adelantó.
- Mi abuelo me respondió el e-mail… - estaba en
inglés, sin embargo, Sony lo tradujo y lo leyó en voz alta.
‘‘Querido Nieto:
Desearía que las cosas
hubieran sido de otra manera, Sony. Después de todos estos años, nunca tuve el
valor para pedirte perdón por cómo te traté y creo que tu madre piensa lo
mismo. Fuimos unos tontos, no fue nada fácil alejarnos de ti y cortar la
comunicación. Si te dijera que estoy escribiéndote mientras lloro, ¿Me
creerías?
Soy un viejo inútil que
ni siquiera supo cómo tratar a su nieto después de lo que pasó- Sony sintió un nudo en
el estómago e intensas ganas de soltar algunas lágrimas- No obstante, que nos hayas escrito me da una oportunidad, que nos
digas que nos amas quita aquellos pensamientos que teníamos. Nosotros
pensábamos que nos odiabas, Sony. Y tenías todo el derecho de hacerlo. Yo
también te amo y no hace falta decir que tu madre opina lo mismo.
Imagino que debes tener
una idea de lo que ocurrió…- Sony pensó ‘‘Sólo hui como un cobarde y luego
me desmayé, fue lo que nunca me perdonaron’’-
Y seguramente sea la ERRADA- Sony abrió los ojos como platos- Conociéndote, estoy seguro de que debes
pensar que no te hablábamos ya que te echábamos la culpa de haber huido. Y no.
Primero, no eres un cobarde cuando huyes, sabiendo que no puedes ganar.
Segundo, eras sólo un adolescente de escuela y tercero… lo que no recuerdas es
que ese día, TÚ REGRESASTE A LA CASA.
Voy a empezar por el
principio. Nicholas convenció a Natalie y a ti a que escaparan a Estados
Unidos, el único país que no aceptaba bestias, ni como ciudadanos ni cómo
turistas, aunque eso ya lo sabes. Nicholas le tenía terror a una organización
llamada ‘‘La Cruz’’ y a su líder Morgán. Había perdido sus poderes por tenerte
a ti y tú no tenías idea de nada, era cuestión de tiempo para que los
encontraran. Después de todo, Morgán quería la sangre de los elegidos para su
extraño ritual o algo así.
Nicholas me llamó a mí
y yo dejé que vivieran conmigo en Nueva Jersey. Después de todo, Kay estaba
siendo protegido por mi viejo amigo Barrios, aunque creo que se cambió el
nombre a… Natal.
Nicholas lo intentó
todo para proteger a su familia, se involucró con la policía, con el ejército,
con los políticos, pero nadie le creía. Nuestro orgullo norteamericano nos
prohibía ver más allá del ego, creíamos que ninguna bestia se animaría a cruzar
la frontera. Yo también lo pensé y tildé a mi propio hijo como un paranoico y
un obsesivo.
No sé cómo hicieron,
pero nos encontraron y entraron a la casa. Interrogaron a tu padre a gritos y
maltratos, yo entendía a medias porque hablaban español. Nos obligaron a
permanecer callados y a observar cómo torturaban a Nicholas.
Y en ese momento,
apareciste. Recién llegado del colegio y te asustaste. En tu lugar, yo hubiera
hecho lo mismo, Sony.
Tu padre fue asesinado
frente a nuestros ojos por algo que les dijo a esos tres homicidas, algo que
tardé en comprender. Él SE HIZO PASAR POR TI, para protegerte.
Aunque no lo creas,
esta es la parte difícil, dónde me cuesta seguir escribiendo… tú huiste al
principio y esas bestias procuraban con matarnos a nosotros también. Pero no
fue así, regresaste.
Envuelto por algo
endemoniado, tus ojos eran de puro odio, parecías haber perdido el uso de la
razón… y con habilidades inimaginadas, DESTROZASTE a esos tres individuos, los
descuartizaste por dentro y por fuera.
Al rato te desmayaste.
Natalie y yo estábamos anonadados, alterados y estresados. Te tuvimos miedo,
Sony. Más que a cualquier otra cosa.
Llamamos al amigo de tu
padre y él nos ayudó a enterrar los cuerpos en el jardín, y sí Sony, siguen
allí…
Nunca escaparon, nunca
huiste. Tú los mataste y lamento haberte ocultado semejante secreto.
Le mentimos a la
policía y dijimos que los delincuentes habían escapado, para protegerte. Si el
gobierno llegaba a ver los cuerpos masacrados iniciarían las preguntas y se
enterarían de lo que hiciste, te apartarían de nosotros para experimentos e
investigaciones.
Fue irónico que al no
saber cómo tratarte después de eso, te apartamos indirectamente y tú decidiste
irte del país.
El amigo de tu padre
era abogado y se había ido a la Argentina antes que tú; él nos llamaba cada mes
y nos contó que había sido electo cómo presidente. Sabiendo cómo estaban las
cosas, nos propuso un trato y aceptamos, así fue cómo te enteraste del trabajo
para atrapar a Van Robin Hed.
Lamento mucho lo de
Jessica y no sé por lo que debes estar pasando en este momento. Pero quiero que
sepas (y esto también va para Kay) que su familia siempre estará con ustedes,
pase lo que pase y que confíen en ustedes mismos, sus padres murieron
haciéndolo. Los amo.
Joseph Dameron’’
Kay
abrió los labios, anonadado. La habilidad magnética se deshizo y Lepra se
apartó del joven abogado. Sony lanzó un suspiro opulento y se levantó.
-
Vamos.
Horas
más tarde, los tres jóvenes se dirigieron hacia el interior del bosque, repleto
de troncos inmensos que cubrían el cielo casi por completo; el pasto verde y un camino bastante sinuoso. Sony
yacía delante de todos, pensativo; Kay y Lepra conversaban detrás.
-
Lamento lo de Kimhote- dijo Lepra.
-
Gracias- respondió Kay y se quedó en silencio, aparentemente no queriendo
hablar del tema hasta que dijo- Sólo quiero saber que lo llevó a quitarse la
vida de esa manera…
-
Ser inmortal y vivir en una sociedad tan compleja como la de la Tierra no debe
ser nada fácil; habrá pensando mil veces en terminar con su vida antes de
finalmente hacerlo.
-
Cuando lo conocí, era un hombre muy severo y reservado. Sin embargo, cuando
apareció Sony y conformamos el grupo; empezó a aflojar- Kay y Lepra le
dirigieron una mirada al muchacho que yacía a metros de ellos, sin querer
conversar- Nos contó algunas cosas sobre su pasado: cómo Hariet mató a su
familia en España y cómo su mujer embarazada perdió la vida en un accidente de
auto. Sufrió mucho y siguió adelante- Kay sonrió con ternura, recordándolo- Nicholas
y él fueron mis verdaderos padres, ¿sabes?
Lepra
pensó en Fismut y particularmente en cómo este le había salvado la vida en el
mundo del Templo de la Muerte.
-
Tal vez me quiera después de todo… - pensó Lepra y Kay notó que estaba
distraído.
-
¿Me estás escuchando?
-
Si, bueno- respondió el joven morgano- Yo sé que también fui muy duro con
ustedes el año pasado, Kimhote o Natal me ayudó a reconocer algunas cosas que
había dejado en el olvido. Creo que, si no fuera por él, tú y yo no estaríamos
teniendo esta conversación.
Lepra
notó que a Kay se le caían algunas lágrimas y las simulaba, mirando a los
costados. Sintió empatía y pena por el muchacho.
-
No hay tiempo que perder, nos tenemos que recuperar e ir a enfrentar al Único
una vez más- dijo el JEN de fuego con rapidez, sollozando.
-
Tus padres estarían orgullosos de ti- le dijo Lepra, esforzándose por dedicarle
un cumplido, algo a lo que no estaba acostumbrado.
Kay
se quedó unánime y Lepra se asustó, creyó que el comentario le había caído mal.
-
¿Me sobrepasé?
-
No, no es eso- respondió Kay, seriamente- Es algo que dijo Hariet durante la
batalla, me lo hiciste recordar. Él dijo que quería reordenar la sociedad para
que no existan hombres como su padre…
Lepra
abrió los ojos como platos.
-
Hay un sujeto bajo esa máscara, después de todo- agregó Lepra, tragando saliva.
-
Lo hay, y ahora que lo pienso, tal vez ahí esté el secreto para derrotarlo. Tenemos
que averiguar quién es.
Sony,
a pesar de estar apartado, yacía escuchando la conversación. Sin que ellos lo
notaran, quitó de su bolsillo aquellos dos collares idénticos con el dije en
forma de triángulo; los que había encontrado en la mansión de Natal. Por alguna
razón, los observó con detenimiento y creyó que allí había una pista.
-
Falta poco-
dijo una voz femenina en su cabeza.
-
¿Poco para qué? – preguntó Sony en voz baja.
-
Para conocernos.
-
¿Y cómo lo sabes?
-
Porque mi aliado los llevará
con nosotros.
-
¿Ustedes?
-
Nos veremos muy pronto, Sony…
Lepra
y Kay habían escuchado murmullos delante y se detuvieron a examinar a su
compañero.
-
¿Ahora habla solo? - le preguntó Lepra a Kay.
Kay
exhaló con opulencia.
Entre
los árboles divisaron un campamento a cien metros, Lepra se adelantó y guio a
los JEN hacia el destino. ¿Por qué no iban a la base enorme de Agda con forma
de planetario? Fue lo que Kay y Sony se preguntaron, algo no cuadraba.
Y
no sólo eso, el paisaje era bastante diferente a cómo recordaban aquel mundo,
pero no dejaba de resultarles familiar.
-
¿A dónde estamos yendo? ¿Esto sigue siendo Agda? – se animó Kay a preguntar,
pero Lepra no lo escuchó ya que se había adelantado bastante.
Subieron
algunos desniveles de tierra y Lepra fue acomodando el camino con sus poderes
para facilitarlo todo.
Deslizaba
sus brazos hacia los costados cómo si estuviera acariciando el agua del mar. La
tierra se deformaba, se abría y se aplanaba a su voluntad.
Un
sujeto, vestido con harapos de color blanco, yacía sentado en forma de indio,
alimentando el fuego de una fogata recientemente hecha. Su bastón yacía
verticalmente ubicado y apoyado en el tronco de un árbol; algunos rayos del sol
provenían del oeste, parecía estar
amaneciendo…
Su
túnica estaba tirada dentro de la carpa, la cual llevaba dos bolsas de dormir
anticuadas en su interior.
El
mago estaba calentando la comida, llevaba cinco
platos y cinco vasos de plástico a un lado. Se lo notaba de muy buen humor.
Los
tres elementales se presentaron ante él en silencio. Fismut los observó con
pasividad.
-
El alma de Tritán también les ofreció una curación rápida por lo que veo- fue
lo primero en decir.
Kay
y Sony no habían notado que muchas de sus heridas durante la batalla con Hariet
estaban curadas; eso también explicaba aventuras anteriores. Aun así, no
estaban del todo bien.
Fismut
los invitó a sentarse en el césped alrededor de la fogata, en la cual había dos
barras metálicas sosteniendo una varilla que portaba un inmenso fruto azulado.
Este ya había abandonado aquel color y había mutado a un azul púrpura mientras
se sobrecalentaba e irradiaba hilos de humo.
El
mago distribuyó los platos y los elementales notaron que sobraba uno; sin
embargo, no hubo comentarios al respecto.
Luego,
sirvió un pedazo del fruto cocinado en cada plato de hierro e incentivó a que
comieran, la conversación podía esperar.
Sabiendo
que no les quedaba otra y que no recuperarían sus energías si no se alimentaban
bien, los JEN aceptaron.
Mientras
comían, los JEN observaron el paisaje a su alrededor, aquellas plantas exóticas
y pintorescas ya las habían visto antes, y no había sido en Agda.
-
Él atacó Agda, es por eso qué estamos aquí- informó el mago, ya había terminado
su plato- Me alegra que estén bien, fue inteligente el plan que efectuaron para
restaurar la democracia y defender su mundo; a pesar de que haya sido tarde-
Kay y Sony observaron a Fismut con desagrado, el mago suspiró, notándolo- Lo
entiendo, lo entiendo. Les mentí. Vrogh nunca fue una amenaza, no para ustedes.
Fui obstinado y me dejé llevar por el odio personal, yo creía que Meddes había
acabado Morgana por orden del titán. No tenía sentido decirles que son las
reencarnaciones de su hijo, ni siquiera lo conocían. Ya es tarde, sé que
desconfían de mí. Pero soy el único que sabe cómo derrotar a Hariet.
Kay
y Sony se quedaron en silencio, sabían que, si abrían la boca, sólo saldrían
insultos.
-
Por lo que tengo entendido, Hariet y el PRODIGIUM tienen un acuerdo. El Único
es quién le abre la puerta a la Tierra, a cambio de su poder. Lo destruirá todo
para luego reconstruirlo a su semejanza.
-
Sabes mucho del arqueólogo- dijo Kay con arrogancia- Intuyo que también conoces
su verdadera identidad.
-
Para nada- respondió Fismut- Y si la supiera, no se las diría. No les servirá
de nada. Es un extremista y sólo procura destruir lo que conocemos. Lo estuve
estudiando por años.
-
Imagino que no conoces el nombre del hombre, así como tampoco sabes quién es
Gyan, el hechicero…
-
¿Para qué ocultarlo? Fue un hechicero del pasado, es todo lo que sé.
Kay
realizó una sonrisa pedante y exclamó.
-
A mí ya no me engañas. En R.E.C.O te paralizaste cuando lo mencioné.
-
Y te agradezco por obedecerme, eliminar a esos militares y destruir los
barriles. El PRODIGIUM se manifiesta de muchas formas- Fismut esquivaba el tema
de tal manera que ya no daba ganas de volver a mencionarlo.
-
No te confundas. No lo hice porque me lo ordenaste. Lo hice por la gente y por
el lugar en dónde vivo.
-
Cómo sea. Kay… Sony… son los únicos que pueden derrotarlo. Ustedes corregirán
la dualidad, así lo dice la profecía. Hariet es su contraparte, es la otra cara
de la moneda; simplificando los hechos: la luz y la oscuridad.
-
Nuestra irresponsabilidad y sus actos causaron la muerte de miles- dijo Sony
con seriedad- Con todos nuestros poderes, no pudimos hacerle ni un rasguño.
-
Hay otra manera de vencerlo sin recurrir a la fuerza bruta. Tritán no sólo les
confirió su esencia, también repartió parte de sus habilidades más increíbles
en tres medallones. Hariet ya tiene uno, hay otros dos que pueden ser usados en
su contra.
Kay
y Sony prestaron atención a sus palabras, observando detenidamente la precaria
vestimenta de Fismut, sin mangas; la cual dejaba en evidencia aquel vendaje
alrededor de la mano y el brazo izquierdo.
-
Si conseguimos uno, aunque sea, nuestras posibilidades aumentarán
proporcionalmente- continuó Fismut- Y conozco a alguien que sabe de la ubicación de uno de ellos.
Hasta
incluso Lepra se sorprendió al escuchar esto último.
-
¿Quién? – preguntaron los tres al mismo tiempo.
-
Aunque no lo crean, estuvieron atrapados en el portal dimensional todo un año, seguramente fueron segundos
para ustedes. Tuve tiempo para buscarlo, encontrarlo y traerlo aquí.
-
¡¿Todo un año?! – exclamó Kay- ¿Cómo es posible?
-
Tengo entendido que Lepra les explicó el año pasado cómo funcionan los viajes
entre dimensiones o mundos- Kay y Sony lo recordaron, fue cuando les enseñó el
súper temporizador espacial que había inventado- Para ustedes pueden ser
segundos, pero el viaje puede tardar minutos o años; quedan atrapados en el
limbo del tiempo, en el túnel que une las dos mitades, y crecerán o envejecerán
de todas formas.
-
Qué desalentador- pensó Sony y revisó el celular, la fecha que figuraba en el
mensaje de su abuelo ocurría seis meses después del día que escaparon de la
Tierra. Para él, sólo habían pasado horas desde su derrota a manos de Hariet.
Los
elementales terminaron de comer y notaron que un pedazo del fruto yacía en el
plato sobrante.
-
Es de vital importancia que Hariet no sepa que están aquí, sino los buscará
para terminar el trabajo. Su objetivo es EL MEDALLÓN DE PLATA, el segundo
artefacto, su poder es desconocido, pero tengo fe en que será muy útil contra
él. El guía sabe dónde se encuentra, pronto llegará. Según me contó, allí
también yace otra mística herramienta, podría tratarse del medallón de oro.
Esta será información que no compartirán con NADIE, ya que Hariet desconoce
dicho sector, sino ya los habría tomado.
-
Déjame adivinar, no nos acompañarás porque planeas aparecer en el último
momento, cómo todo un héroe, ¿verdad? – vociferó Kay.
-
Busco a un viejo amigo, tiene algo que necesito. Yo me encargo de eso, ustedes
del medallón.
Tras
un largo debate interno, los JEN asintieron, decidieron creerle. En cierto
modo, lo que ocurrió en el Templo de la Muerte había sido certero, se habían
salvado de las bestias demoníacas al entrar allí. Por otro lado, un cierto
grado de esperanza recorrió sus entrañas, la que Hariet se había encargado de
destruir…
-
¿Y si es parte de su plan que encontremos los medallones restantes? - preguntó Sony- No olvidemos que es un
estratega de alto nivel.
-
No estoy seguro, pero es lo único que se me ocurre. Destruyó mundos, masacró
familias y nos dejó en el exilio, a todos nosotros. Si hay una manera, una
forma de cambiarlo todo, la tomaré sin dudarlo, pero solo no podré. Los
necesito a ustedes.
Kay
asintió y Sony apretó los dientes. Natal ya no estaba para guiarlos, sus
poderes y los de Hariet habían acabado con las personas que procuraban
defender; el apocalipsis se había lanzado sobre la Tierra, empezando en la
plaza de mayo; y su amistad estaba quebrada. ¿Qué era lo correcto? ¿Qué podría
cambiarlo todo? ¿Cómo seguir adelante después de esa batalla contra el Único?
Porque lo que Hariet decía, sus convicciones,
parecían tener SENTIDO. ¿Cómo luchar
contra esa mirada tan estrecha y soberbia de la realidad?
Y
entonces, una sombra se proyectó entre los árboles, un sujeto se hacía paso
entre la tierra desparramada, las elevaciones y las ramas puntiagudas de los
troncos.
A
continuación, una bolsa de tela fue lanzada y cayó sobre la tierra. Los
elementales se alarmaron y se pusieron en guardia, Fismut se mantuvo sentado.
La
bolsa se abrió, adentro había decenas de frutos azules (cómo el que habían
comido).
A
medida que el sujeto no identificado avanzaba, una voz ronca provino de su
ubicación. Kay encendió sus manos, Sony frunció el ceño y Lepra formó el
círculo de los magos.
-
En esta época del año, crecen muy pocos frutos, tuve que recorrer todo un
kilómetro para sólo encontrar doce de ellos- dijo el nuevo personaje.
La
sombra se vio iluminada por los escasos rayos del sol, Kay y Sony bajaron la
guardia, anonadados. Lepra no lo hizo, no sabía de quién se trataba.
Y
después de tantas desdichas, dos sonrisas gigantes se dibujaron en los rostros
de los JEN.
Las
pisadas se hicieron más evidentes y el muchacho se vislumbró a la perfección.
Ya
no era delgado, tenía el cuerpo musculoso y trabajado, vestido con harapos
oscuros, parecidos a los de Fismut. Su cabello era rubio y abundante, también
tenía una espesa barba que hacía a su rostro más adulto. Sus ojos celestes se
abrieron como platos al encontrarlos, el muchacho se quedó anonadado.
Fismut
se puso de pie con el plato sobrante en la mano y vociferó con orgullo.
-
Les dije que tenía un guía, uno que conoce a la perfección al mundo ZEN.