Foucen y los Cinco Proetas: CAPÍTULO 10.
‘‘Posaron a
Natal sobre la pared para que recuperara fuerzas y le ofrecieron algunas
galletitas que la familia Torres les habían obsequiado para el viaje. Las
comió, con el rostro desganado y sin el atrevimiento de dirigirles la mirada.
- ¿Vas a estar
así hasta que salgamos del templo? - le preguntó Sony, con soberbia.
- Yo…
El joven no
resistió y a gran velocidad, gritó furiosamente:
- ¡ERES UN
ELEMENTAL! ¡Ya va casi un año desde que nos conocemos y nunca fuiste capaz de
decírnoslo! ¡¿Qué clase de mentor te crees?! ¡Nos ocultas cosas y ya ni
siquiera sabemos si podemos confiar en ti!
‘‘El lobo
rugió y las llamas se apagaron, una luz surgió y lo envolvió; la sombra de un
muchacho se reveló ante ellos. Y si, Kay Montarnen, el elemental del fuego y
uno de los JEN, estaba con vida. Sony tragó saliva, se levantó y lo abrazó
rápidamente.
- Oye, oye-
exclamó Kay- No me fui durante tanto tiempo.
- Creímos que
habías muerto- dijo Natal y se levantó, con una impecable sonrisa en su rostro.
Sony soltó a su compañero y se secó las lágrimas. Kay estuvo a punto de hablar,
pero… fue sorprendido por su mentor, que también lo abrazó de imprevisto. Sony
no contuvo las lágrimas de la emoción.’’[2]
‘‘- ¿Rechazaste la idea de una familia por nosotros? - preguntó Sony,
abrumado- ¿Por qué nos los dices recién ahora?
- Como les dije en el zef cuando estábamos yendo hacia las islas: Mi vida
es difícil de entender… fue un sacrificio que tuve que hacer. Y se los digo
ahora porque me parece conveniente- respondió Natal.’’[3]
- ‘‘Les confiaría mi vida si
pudiera. Son de las personas más extraordinarias que conocí, no morirán, no
después de todo lo que han hecho. Tiene mi palabra’’[4]- fue lo que
le dijo Natal a Mulón en Las Islas Gemelas del Zen. Ni Kay ni Sony habían
estado allí para oírlo, sin embargo, las palabras retumbaron en sus mentes,
junto a todos los recuerdos relacionados con su mentor.
‘‘- Natal…
¿Cómo se llamaba tu hermano? - preguntó Kay durante el viaje- Te pregunto
porque yo también perdí uno, Ulises…
Natal
estaba justo detrás de Dayas, quién dirigía la caminata entre los árboles.
- Diego. Diego Kimhote- respondió
mientras pasaban por una rampa de tierra que subía durante algunos metros y no
dejaba contemplar el horizonte- Durante años fue mi mentor, mi consejero, mi
mejor amigo, mi segundo padre… lo quise mucho y me
cuidó hasta el final de sus días. Antes de ser asesinado, había vuelto de un
largo viaje hacia América, ni siquiera tuve tiempo de estar con él…’’[5]
Oyeron
un disparo y se despertaron de un golpe, al mismo tiempo. Estaban
desconcertados, sudorosos y con heridas en las mejillas y los brazos. Yacían
acostados en las dos camas blancas y no tardaron en notar que tenían cadenas
metálicas alrededor de sus cuerpos, no podían moverse a voluntad.
Nadaya,
Grof, Dayas y Lepra se encontraban a su lado, no había señales de Keila. Todos
tenían las miradas preocupadas y alertas.
-
¿Qué pasó? – preguntó Sony, desconcertado.
-
¡Quítenme esto! – gritó Kay, forcejeando y moviéndose de tal modo que parecía
una serpiente.
-
Mientras más presionen, más fuerza harán. Yo mismo las diseñé- dijo Grof con
soberbia y cierto grado de suficiencia.
Los
rostros de la guardiana, el morgano y el príncipe no cambiaban, su seriedad
causaba terror.
-
Casi nos matan, eso pasó- dijo Ella, fríamente. Sony la miró con los labios
abiertos y luego giró la cabeza para examinar a Kay- Vamos a liberarlos, pero
con una condición.
-
… ¿Cuál? – preguntó Kay con el ceño
fruncido.
-
Olvídense de él- Un golpe seco sacudió sus corazones, Nadaya hablaba de Natal-
Si relacionan a su enemigo con quién fue su mentor, perderán el camino,
simpatizarán con sus ideales o se quedarán inmóviles cuando tengan que
enfrentarlo nuevamente. Serán presa fácil.
La
respuesta de los JEN no fue la esperada.
-
Cuando Hariet no exista, Fismut será el siguiente- gruñó Kay, con la crudeza de
todo un maníaco. Sony asintió, dándole la razón.
Lepra
cerró los ojos y suspiró con desgano.
-
El mago está de su lado, tuvo que tomar decisiones difíciles para preservar sus
vidas- dijo Nadaya, petrificada- Kimhote fue una de esas decisiones.
-
Fismut y Hariet son la misma escoria. ¿De dónde crees que el arqueólogo…
perdón, DIEGO KIMHOTE sacó sus ideales? ¡Fismut lo convenció de que él era el
elegido! – vociferó el JEN del fuego. Sony no hablaba, pero estaba totalmente
de acuerdo- Princesa… si tu padre, que está aquí, hubiera pasado por lo mismo,
tú y yo no estaríamos teniendo esta conversación.
-
Kay…- le habló Lepra.
-
Si seguimos con el viaje, tú estás expulsado del grupo. Yo sé que lo sabías
todo.
-
Por favor, retírense- les pidió Grof amablemente a Dayas, Lepra y a su hija.
Ninguno
protestó, estaba difícil entablar un diálogo con los JEN sin terminar a los
gritos.
Hubo
un silencio atroz y Grof cerró la puerta para estar a solas con los JEN.
Chasqueó los dedos y las cadenas desaparecieron, ambos se levantaron, haciendo
muecas por el dolor que les había causado estar tanto tiempo en ese estado.
El
guardián de la tierra les dio la espalda y se tomaba de los brazos por detrás,
a la altura de la cintura.
-
Quiero saberlo. ¿Qué piensan de lo que acaban de descubrir? – dijo.
Kay
y Sony se miraron, el amor por Natal los unía nuevamente.
-
Vamos a matar a…- empezó Kay.
-
No- interrumpió el guardián con imponencia- Díganme lo que piensan realmente.
Kay
no supo que decir, en su lugar, habló Sony.
-
No tengo el valor para enfrentarme a él. Fue la persona más importante en la
vida de Natal, aunque él ya no esté, lo sigue siendo. No soy lo suficientemente
valiente como acabar con el único rastro de su existencia.
-
Pero Hariet es un asesino.
-
Su nombre es Diego. Fue víctima de otros. De la sociedad española, de sus
padres, de la conquista, de Fismut…- aclaró Sony.
-
Su nombre ERA Diego Kimhote. Él se autonombró Hariet y así es como quiere que
lo llamen- dijo Grof- No olviden que él los quiere a ustedes muertos, porque,
si no se los han dejado claro, son el ÚNICO OBSTÁCULO que se interpone en su
camino- Sony frunció el entrecejo, la situación era muy delicada- No dudará
cuando tenga que matarlos y a él no le importa que hayan sido los alumnos de su
querido hermanito.
-
Natal se quitó la vida para no elegir entre él y nosotros. Se suicidó porque
Fismut le ocultó la verdad, eso es imperdonable… - inquirió Kay.
Grof
no respondió de inmediato y se dio vuelta.
-
Kay y Sony, ¿verdad? – preguntó, ellos asintieron. Su actitud había cambiado
notablemente, ahora sí parecía el dueño de todo ese lugar- Les voy a contar un
secreto.
Los
JEN abrieron los ojos como platos.
-
Mi verdadero nombre no es Grof, lo inventé.
Hice lo mismo que el arqueólogo. Desligué el pasado de mi futuro. Yo nací en
Morgana, dónde también vivió Fismut. Sin embargo, me fui de allí mucho antes de
que la civilización tomara forma y se crearan las facciones. Debido a que maté a mi padre- los dos jóvenes se
sobresaltaron- No fue directamente. Me las ingenié para que sus propios poderes
lo traicionaran y acabaran con él, era demasiado fuerte para mí. Deben estar
familiarizados con él, su nombre era AMDOR- Kay y Sony asintieron, anonadados-
Él estaba loco y había sacrificado muchas cosas para ser así. Fue el fundador
de Morgana, en honor a mi madre fallecida, el creador de los Inmortales y quién
contuvo los ocho elementos que posteriormente los corazones guardaron. Esos
elementos sobrenaturales se esfumaron y nadie supo de ellos por varios siglos.
Aún en mi exilio y siendo cuestionado por muchos de mi raza, Fismut me encontró
y me dio un nuevo propósito. Me encargó la protección de la Tierra, así fue
como me enteré de que los poderes de mi progenitor causaban estragos en una
isla de América. Bajé al mundo de los terrestres y uní a las tribus para
resguardar esos poderes. Fue el nacimiento de la tribu Sarmander. Lo lograron y
gracias a ellos, los Elementales surgieron tiempo después.
-
Los Elementales no existirían si Fismut no hubiera mandado a Diego a la
expedición de América, haciéndose pasar por un arqueólogo reconocido- dijo
Sony, tajante- Él empezó todo esto.
-
Estás equivocado, joven- le recalcó Grof- El mago intentó terminar con una
batalla que venía librándose desde el principio de la existencia, desde los
titanes y su reino perdido. Era cuestión de tiempo, si no era Diego, otro
hubiera ocupado su lugar y la situación actual seguiría siendo la misma. No
puedes escapar a un conflicto que antecede todo lo que conocemos.
-
Aunque tengas razón… ¡Mandó a un psicópata a destruir los corazones! ¡A un
sujeto que venía de una familia complicada! – continuó Sony, Kay ni se molestó
en acotar.
-
Habrá tenido sus razones para no realizar el viaje en persona. Nadie es
perfecto. Él confió en lo que Yará, líder de los Inmortales de Morgana, le
dijo. Yo lo conocí, nunca se equivocaba- Grof se calló a sí mismo- Olvídenlo.
No quiero defenderlo. Pero les diré algo más. Hariet dejó a su hermano
huérfano, dejó a un niño de 15 años sin padre ni madre, por más desquiciados
que sean. ¿Eso les parece amor? - Kay y Sony se miraron entre sí- No lo es. El
mago lo encontró, y a ese niño perdido y solo, le brindó confianza, lo guio, y
como a mí, le dio un PROPÓSITO, algo a lo que aferrarse en su perdida vida. Su
inmortalidad consciente fue lo que lo llevó a conocerlos. Si Pedro hubiera
sabido la verdad desde un principio, ¿creen que habría tenido la posibilidad de
vivir sin remordimientos? Es fácil enfocarse en las cosas malas, todo el mundo
lo hace. Pero cuando se trata de enumerar las buenas acciones, pareciera que no
tenemos memoria. Eso es lo que Hariet no entiende y lo que yo creo, que ustedes
sí podrán hacerlo.
Las
últimas palabras del guardián de la Tierra fueron reveladoras. Los JEN
sintieron como si sus pechos se agrandaran de repente. Era verdad, sólo
pensaban en lo negativo y se habían olvidado de todo lo bueno.
Recordaron
las risas, las aventuras, los momentos divertidos y emotivos; después de eso,
tenían la sensación de que daba gusto vivir. No obstante, no podían mantener
sus pensamientos en un único lugar, Fismut tenía que pagar.
-
Tritán dijo que reencarnaría en nuevos seres para acabar con el mal que él
mismo había creado. ¿No les parece poético? – sonrió Grof- Ustedes son la fecha
de vencimiento del PRODIGIUM, del TORQUEM y de Hariet.
-
¿Qué paso contigo? Hace un día te comportabas como todo un idiota- le dijo Kay.
Grof
se le quedó mirando, con gracia.
-
Estaba actuando, incrédulo- le dijo- Era la mejor forma de sacar provecho de la
situación y conocer su verdadera naturaleza. La formalidad no sirve para
desenmascarar a las personas.
-
¿Dudabas de nuestras intenciones? ¿Eso estás queriendo decir?
-
No me conocen por ser confianzudo- otra pausa ocurrió, el guardián y los JEN
intercambiaron miradas- El mundo los necesita, tengan autocontrol sobre sus
emociones y vencerán al Oscuro.
Grof
abrió las puertas con un gesto a la lejanía. Kay y Sony lo siguieron.
Nadaya,
Keila, Dayas y Lepra esperaban al trío en una gran mesa cubierta por un
gigantesco mantel dorado; repleta de platos, cubiertos, vasos y comida
recientemente hecha. Ninguno se había atrevido a empezar, los estaban
esperando.
El
nuevo salón tenía una forma conoidal, las paredes parecían estar inclinadas y
la punta sobresaliente del techo estaba rodeada de velas doradas que flotaban
en el aire. En silencio, los JEN y Grof se unieron al banquete y comieron sin
titubear.
Ni
Kay ni Sony se atrevían a mirar a los demás presentes, hubo una tensión
horrible durante largos y densos minutos. Nadaya intentó hablar mentalmente con
Sony, no obstante, el muchacho estaba tan bloqueado que parecía haber logrado
cortar con la comunicación. Ella suspiraba y movía los hombros, apesadumbrada
mientras se llevaba unos trozos de carne a la boca.
Kay
notó que Lepra lo miraba, hizo lo posible por ignorarlo, estaba furioso con él.
Para no sentirse incómodo y desviar su atención, comenzó a explorar la insólita
habitación en la que se encontraban y notó una piedra enorme, brillante como el
cristal, cubierta por un cuadrado transparente, había algunas palabras
talladas. Esforzó la vista y se quedó con la comida en la boca, leyendo en su
mente.
Esto
decía: En memoria de la segunda generación de Proetas.
Y
una lista de nombres, de arriba hacia abajo.
Llama Roja
Magma
Roca Pesada
El mago arcano
El relámpago azul
Kay
no pudo evitar reírse cuando leyó aquellos nombres, por un momento, olvidó todo
lo que lo afligía. Grof lo miraba, sin comprender.
-
¿Quiénes son ellos? – le preguntó, con la boca llena y señalando con el
tenedor, todos lo miraron y dirigieron su atención al monumento.
Grof
le daba la espalda a la piedra, giró para saber de qué hablaba Kay y sonrió.
-
Fueron los guerreros que derrotaron al demonio
de hielo: Foucen.
-
¿Foucen? ¿Y ese quién es?
-
Una criatura abominable que causó estragos en otra de las tangentes de este mundo. Esos cinco hombres lo
derrotaron.
-
Qué valientes- dijo Kay con ironía- ¿Tan importante fue lo que hicieron como
para que sus ridículos nombres estén en la piedra?
-
Si, querido idiota- le dijo Grof con brusquedad- Porque todos ellos están
muertos.
Lepra
se rió, Kay se sorprendió de que se animara a hacerlo con el grave conflicto
que había entre ellos, le cayó pésimo.
-
¿Qué es tan gracioso? – le preguntó Kay con desdén.
-
Qué yo pensé lo mismo cuando me contaron la historia siendo un niño- Lepra miró
a Kay y este apretó los dientes- Mi padre Veradic
Viman fue uno de los proetas. Él era Roca Pesada. Y te sorprenderá quienes
son los otros…
-
Apodos- vociferó Sony, atento a la conversación.
-
No me interesa- mintió Kay, la verdad es que no quería hablar con Lepra como si
nada hubiera pasado.
-
¿Quiénes eran? – preguntó Dayas. A Lepra le cambió la cara y le respondió con
indiferencia.
-
Como ya dije, mi padre Veradic era Roca Pesada. Luego estaba Aitor Carmanguer, conocido como
Relámpago Azul.
-
¡Mi tío! ¡El padre de Jessica! – gritó Sony en su mente. Nadaya hizo una mueca.
-
Nicholas Dameron como Magma, Frank Montarnen como Llama Roja y Arcas Sannon
como El Mago Arcano- continuó Lepra.
-
Tiene que ser una broma…- dijo Sony.
-
Para nada.
-
¿Mi papá fue compañero de Meddes? – dijo el joven abogado, anonadado. Kay
sentía un calor en el pecho.
-
Meddes no- lo corrigió Lepra- Su padre,
quién tenía el mismo nombre.
-
¿Y qué es un proeta exactamente? – preguntó Dayas. A Lepra volvió a cambiarle
la expresión.
-
En la lengua de los titanes, significa ‘‘Protector’’
– les dijo Grof.
-
¿Y a quién protegían? – preguntó Sony velozmente.
-
A la civilización de Ryanos que vivía en el Mundo Helado.
Hubo
silencio.
-
¿Mundo Helado? – preguntó el príncipe nuevamente.
-
Es otra de las tangentes de la Tierra, como el Alto Mundo- explicó Nadaya- Es
la dimensión entre las dimensiones. Allí vivieron los Ryanos hasta que se
integraron a la sociedad de la Tierra.
Un
recuerdo invadió a Sony, lo que Meddes le había contado.
‘‘- (...) Si queremos tener el poder
para vencer al JEN sin mi verdadero cuerpo, tendremos que recurrir a otros
seres de gran habilidad, tomar su fuerza- dijo el monarca Minos.
- Existía un ser de gran poder en la tangente entre las dimensiones… pero
desapareció hace años. Se cree que murió- respondió Meddes.
- ¿Y de qué nos sirve un individuo
muerto?
- Mis habilidades son realmente únicas,
puedo llevarte al pasado, cuando vivía, hace algunos meses. Pero sólo por un
corto período de tiempo.
- Tu utilidad es abrumadora- exclamó
Minos.
Meddes forjó un círculo verde a su
alrededor, realizó la danza mística y un destello radiante rodeó toda la
circunferencia; bajo los pies de Minos, surgió un pequeño círculo del mismo
color, en segundos, había desaparecido.
No hubo espera, Minos reapareció por
arte de magia y todas las luces se apagaron.
- ¿Y? – preguntó Meddes.
- No fue lo esperado, pero una idea se
me vino a la cabeza, y convencí a los
Ryanos para que cruzaran el portal que los lleva a la Tierra. Estoy seguro
de que, para estos momentos, ya son parte de la sociedad de los humanos.
Meddes cerró los ojos y se comunicó con
el hábitat de la Tierra; los abrió y pronunció.
- Así es. ¿Y ahora?
- Es sólo un plan de contingencia, para
el momento adecuado. Tendremos que buscar otras maneras para adquirir poder.’’[6]
-
Luego Hariet los convenció para integrarse a la sociedad de los humanos,
haciéndose pasar por su dios Ázu, si no me equivoco- agregó Sony.
-
¿Cómo lo sabes? – le preguntó Nadaya.
-
Me lo contó Meddes cuando me secuestró- respondió el joven abogado, mirando a
Grof, como si él hubiera sido quién le había hecho la pregunta- Todo está
conectado… cuéntennos más de estos proetas. Al final, todo el mundo sabe más de
mi fallecido padre que yo.
-
Fismut formó el grupo- Kay y Sony hicieron muecas- Dos morganos y tres
terrestres- continuó Grof- El mundo helado es un mundo particular… y es vital
que se mantenga en orden, es como el eslabón que mantiene a la Tierra en forma.
Podría decirse que se encuentra en su centro. El profeta llevó a los Ryanos a
ese lugar cuando Casám (su hogar anterior) pereció. Foucen llegó tiempo
después, una criatura expulsada de la
Tierra por los primeros elementales. Todo marchaba bien, pero ciertas cosas
cambiaron y Foucen se salió de control. El mago formó un grupo con personas
extraordinarias de confianza y los bautizó como la segunda generación de
proetas. Ellos vencieron a Foucen.
Sony
analizaba la situación con mucho cuidado. Hacía años que les seguía el rastro a
las acciones de su padre, sospechaba que se había llevado un profundo secreto a
la tumba, no solo él, sino también Frank, el padre de Kay. Y, por si fuera
poco, su tío, a quién nunca había visto en su vida, también estaba involucrado.
Recordó lo que Jessica había dicho antes de sacrificarse.
‘‘- Mi papá
murió poco antes de que yo nazca, dio su vida por la de un compañero,
según me contaron- dijo ella, entre lágrimas- (…) Poco después supe con horror
que mi padre nunca había participado en el Ejército, que su muerte era una
mentira, peor aún… un misterio. Pero no me desmoronó eso, mi madre me
contó sobre los elementales y supe que él había sido uno, que había tenido mis
mismos poderes y que con ellos salvó incontables vidas. Él tuvo su propósito y
ahora… YO ENCONTRÉ EL MÍO. (…)’’[7]
-
Meddes prácticamente nació unos meses antes que Jessica- pensó- Y por lo que tengo
entendido, Aitor viajó al Mundo Helado y se unió a los proetas mientras mi tía
estaba embarazada. Las cuentas me cierran. Él murió allí, en esa batalla, por
un compañero…
-
Esa tal Jessica te importó mucho, ¿verdad? – le preguntó Nadaya en voz alta,
delante de todos.
-
¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Pues claro! Fue mi prima y murió a muy temprana
edad, dando la vida por Kay y por mí.
-
Fue la mujer más valiente que conocimos- agregó Kay. Sony se sorprendió de que
estuvieran de acuerdo con algo.
Keila
miró a su hija de reojo. Ella bajó la mirada, a Sony le resultó muy extraña la
reacción, no sabía que le pasaba.
-
Si ellos son la segunda generación, ¿Quiénes fueron los integrantes de la
primera generación? ¿Y qué fue lo que hicieron para ser reconocidos? – le
preguntó Dayas a Grof, mientras se limpiaba la boca con un pañuelo.
-
La primera generación de proetas… esa es información que desconozco- le
respondió el guardián. Dayas asintió, obviamente no le creía y sabía que era
algo que el guardián no podía compartir con ellos. Fue la sospecha de todos.
Nadie insistió ya que no les pareció importante.
Kay
miraba la piedra y al apodo de su progenitor inscripta en ella.
-
Llama Roja… con un apodo así me sorprende que se haya casado y me haya tenido-
pensó, divertido. Era extraño bromear sobre el asunto después de conocer en
carne propia el horrible final de su mentor, pero no lo podía evitar,
ciertamente las bromas lo distraían y lo alejaban de esos pensamientos.
-
Ya hicimos todo lo que debíamos, es hora de marcharnos- habló Dayas, los JEN le
dieron la razón, Lepra no prestó atención.
-
Bien- combinó Grof- Les daremos algunas provisiones para el viaje. Si necesitan
algo, pueden llamarnos mentalmente.
-
Muchas gracias, señor- dijo el príncipe con cortesía- Esa habilidad de ustedes
es muy útil.
-
Es fácil de aprender, algunos la han dominado casi en su perfección. Inclusive
elementales como Manuel Curtansen o el famoso Inmortal Arcas Sannon, padre del
genocida- Dayas asintió. Sony recordó cuando Dimitrion le habló en su mente en
el año 2225, cuando él aún no creía en lo sobrenatural- Le daré algunas
lecciones semanales si está de acuerdo. Puedes llamarme con la canción que ya
conoces.
-
Hariet la cantó- recordó Sony, sobresaltado- ¿Eso significa que el Único conoce
este lugar?
-
No. Nos apropiamos de esa canción por su mensaje. La verdad… es que Diego
Kimhote se la compuso a su hermano menor- respondió Grof, preocupado ya que
volvían a tocar el tema.
-
Pero en el planeta Agda la escuchamos y Natal no dijo nada- continuó el joven
abogado, extrañado.
-
No la recordaba, pasaron siglos, nadie tiene una memoria perfecta- vociferó
Lepra.
Sony
también miró a Lepra con desconfianza, él tampoco le perdonaba lo que se había
guardado. Kay suspiró con fuerza y se rascó el pecho, Grof observó el gesto y
notó el collar que el elemental del fuego portaba.
-
Curioso. Ese es el símbolo de los proetas- dijo, señalando el collar con su
dedo.
El
collar que Kay llevaba era parte de una herencia que el joven había recibido
cuando vivía en Morena con Agustina. Ese emblema había estado en muchos otros
lugares, inclusive… en la espada divina. El dije era un círculo metálico con múltiples
líneas alrededor, unidas por un único punto. Kay se estremeció, y miró lo que
llevaba puesto, bajando y estirando la cabeza.
-
¿Qué significa? – preguntó.
-
Representa la DUALIDAD Y EL EQUILIBRIO, el bien y el mal, no como enemigos,
sino como opuestos que conviven entre sí- respondió Grof- Todas las líneas son
las fuerzas que cooperan en el único punto para que todo funcione. Esa era la
bandera de los proetas y la conceptualización de lo que defendían.
Kay
se quedó mudo.
-
Abriré el portal que los llevará de nuevo al Zen- exclamó Grof y usó el círculo
de los magos para que una puerta cuadrada se formara en el centro del bufete.
Todos los platos, los cubiertos, los manteles, las velas y la comida se vieron
absorbidos por ella, dejando a la mesa completamente pelada (de un color
blanco)- Entren allí- indicó.
Nadaya
no dijo nada al respecto, estaba apenada y nadie sabía por qué. Keila la abrazaba,
en cierto modo, parecía comprenderlo. Dayas y Lepra saludaron respectivamente
con una reverencia bastante anticuada. Grof chasqueó los dedos y unas bolsas de
tela (también blancas) emergieron de la nada, repletas de provisiones. Sony no
miraba a Nadaya, había confiado en ella ciegamente y la jovencita le había
ocultado la verdad sobre Natal; saludó a las dos mujeres con frialdad mediante
un gesto de la mano. Kay estaba tieso.
Los
cuatro elementales se pusieron a los lados de la puerta, ya conocían la verdad,
sabían lo que tenían que hacer y ahora, todo dependía de su éxito.
-
Así que ese símbolo era de los Proetas, y mi padre, Frank Montarnen, fue uno de
ellos- pensó Kay, observando la puerta mágica sin prestarle atención- Lo que
siempre sospeché comienza a tomar cierto sentido, aunque no del todo: la espada
divina NO es azteca y le pertenecía a mi
padre.
[1] La guerra de las
bestias: La espada divina y el tesoro de los aztecas. CAPÍTULO 14. ‘‘Los cinco
soles: el segundo sol Ehecatonatiuh’’. Pág 78.
[2] La guerra de las bestias:
La espada divina y el tesoro de los aztecas. CAPÍTULO 14. ‘‘La hoja de la
espada’’. Págs 122 y 123.
[3]
La guerra de las
bestias: El águila dorada. CAPÍTULO 10. ‘‘Donde se ocultaron las sombras. Parte
1. Pág 93.
[5] La guerra de las bestias:
El águila dorada. CAPÍTULO 15. ‘‘El elemental del doble elemento’’. Pág 133.
[6] La guerra de las
bestias: El templo de la muerte. CAPÍTULO 15. ‘‘Sony’’. Págs 185 y 186.
[7] La guerra de las
bestias: Los nueve corazones. CAPÍTULO 12. Pág 60.