La
Sombra: CAPÍTULO 11.
Kay miraba a Wodo de tal manera que ya parecía estar
acosándolo. En su mente se hacía cualquier cantidad de preguntas. ¿Podría
confiar en él? ¿Tendría que matarlo antes de que resulte ser otro psicópata?
¿Cómo podía estar tan tranquilo delante de otras tres personas a las que
acababa de conocer? Apretó los dientes, la espada estaba justo a su lado, no
había notado que inconscientemente la acababa de tomar del mango con fuerza y
nerviosismo. Pero Natal posó su mano sobre la de él y Kay entendió que tenía
que tranquilizarse, la misión lo requería. Wodo continuaba leyendo, sin
prestarles atención a ninguno de ellos y Lepra era quien remaba el bote; pues
sí, yacían sobre un bote, navegando en oscuras y pasivas aguas; una gran
neblina se extendía por el horizonte. Lepra había colocado el prisma brillante
en el centro de la embarcación para iluminar el camino y a todos ellos, el
rango de dicho artefacto era fascinante. Natal agilizó el viaje con sus
habilidades en el viento, pero por más que lo intentara, no podía deshacer la
niebla de aquel mundo. Todos estaban en silencio, un tirante y perturbador
silencio. Eso se debía a que acababan de conocer a un titán con vida y estaban
seguros de que no era el único deambulando por ahí…
Kay, con la voz sombría, le preguntó a Wodo.
- ¿Qué lees?
- Creí que nunca dejarías de mirarme tan pesadamente- le
respondió Wodo con ese acento claramente forzado, como si se tratara de un
inglés queriendo hablar español- Leo una historia de mi pueblo, se llama La
Sombra.
- Tengo mis motivos. Sirves a un titán y eso me da para
desconfiar- respondió el elemental del fuego, tajante.
- Haces mal en generalizar, así como que no todos los
humanos son buenos, no todos los titanes son malos. De todos modos, como lo
dice este libro, el bien y el mal no existen, son solo percepciones de las
acciones que hacemos. Y no siempre están del lado correcto.
- Qué filosófico…- sonrió Natal, dirigiéndole una mirada
con amabilidad- Seré directo. ¿Eres un miembro de la Luz Oscura?
Wodo lanzó un abrupto ¡JÁ! y la palabra ‘’ZAZ’’, luego
añadió.
- La Luz Oscura sirve a Vrogh, yo sólo sirvo a mi Rey.
- Xón cumple las órdenes de Vrogh, como tú las de él. Es lo
mismo- comentó Kay.
Wodo bajó la cabeza, entre risas.
- Realmente aún no saben nada. Pero están cerca de conocer
la verdad. Yo no soy el indicado para decírselos, creo que ni yo ni el joven
morgano somos los indicados. Ustedes son los JEN y…
- De hecho, solo él- le aclaró Natal. Wodo se quedó
petrificado.
- Había oído que venían dos…
- Desapareció, no sabemos dónde está, se esfumó. Xón me
dijo que él está bien…- habló Kay, algo triste.
- Mi Rey nunca se equivoca, de seguro lo estará- Wodo le
lanzó una sonrisa a Kay, enseñándole sus grandes colmillos de mamut- Él puede
ver a través de la conexión que tienen.
Kay no supo cómo reaccionar, sabía que tenía que estar
alerta a las intenciones del ser con la piel roja, pero, por más que lo negara,
le estaba empezando a caer bien… sólo asintió con la cara larga y Wodo no tardó
en hablar nuevamente.
- Allí tienes una de todas las respuestas- señaló al
horizonte.
Natal y Kay giraron las cabezas, la niebla era extensa,
pero a la lejanía, pudieron entrever dos estatuas descomunales, de cien metros
de altura; eran los dibujos de dos personajes de antaño, vestidos con
armaduras, luchando entre sí. Uno de ellos era corpulento, sin cabello, barba
larga y un casco de gladiador; el otro era un sujeto con una armadura
provocadora, siniestra, parecía tratarse de un demonio. Ambas figuras yacían
sobre el lago con las piernas dentro del agua. No había señales de tierra
firme, solo esos monumentos insólitos.
- ¿Quiénes son?- le preguntó Natal a Wodo.
- El de barba larga es Vrogh y el otro… bueno, tiene muchos
nombres, nadie conoce el verdadero- dijo- En Ghryaú lo llamábamos Demiann,
también sé que en otros lugares lo conocen como Vicius o Síanon; pero es más
conocido como…
- … Tritán-
habló Lepra, quien había estado en silencio durante todo el viaje en bote. El
corazón de Kay se tambaleó de una forma inusual, como si quisiera decirle algo.
- Los morganos difundieron ese nombre por toda la galaxia:
Tritán, el creador- continuó el ser
rojizo y observó a Kay.
- ¿Quién es?- preguntó el JEN.
- Es conocido… por haber masacrado a todos los titanes- Natal y Kay se quedaron
boquiabiertos- Vrogh fue quien lo venció y lo asesinó, en venganza de todos sus
hermanos.
- Y hasta ahí sabrán, ya es suficiente- le ordenó Lepra a
Wodo- Estas bajo mi cargo, así que obedece lo que te diga.
Wodo se quedó en silencio y continuó leyendo el libro.
Natal respetaba lo que Lepra guardaba, así que no hizo
comentarios al respecto, de seguro no era el momento… pero se moría de ganas de
conocer más sobre aquella historia. Kay estaba igual.
El profesor empezó a analizar toda la información que
conocían hasta ese momento.
- Por un lado, Vrogh es un titán que eliminó a todos los
habitantes del planeta donde nació Fismut, eso lo tilda como un ser despiadado
y genocida. Los JEN, en palabras de los titanes y los Ryanos, son elegidos.
Vrogh se encerró en el templo de la muerte durante incontables años y formó a
la Luz Oscura para buscar a los JEN; entre ellos, estaba Meddes, quien encontró
a Kay y lo provocó para que su bestia interior (uno de los gemelos) despertara;
así, el templo de la muerte se abriría y los JEN no tendrían mayor remedio que
acudir a ese lugar para salvarse del dominio de esos monstruos. El objetivo de
Vrogh era conocerlos, esa era la razón por la cual había hecho tanto daño.
Pero… ¿Por qué? Ya que el templo se había abierto, ¿Por qué no salió él mismo a
buscarlos? ¿Y cómo entra ese tal Tritán en toda esta historia?- pensó Dick
Natal, cerró los ojos, se dejó llevar por la tranquilidad del lago y continuó-
Lo peor de todo, hay ciertos cabos sueltos que no logro atar, no les encuentro
una lógica. Por ejemplo: Tritán fue quien masacró a todos los titanes,
posteriormente fue vencido por Vrogh. ¿Quién era ese sujeto? Además, en
Reroriam, Rojas dijo que los JEN eran el último rastro de los titanes… En
Caláz, Jhor mencionó que tenían que derrotar un tal prod… no logré escuchar con
claridad- los ojos de Natal se abrieron como platos cuando recordó algo que
Fismut había dicho.
‘’ (…) Yo nací en el
primer mundo que practicó el Böju, aquello que fue, vulgarmente, conocido como
la magia. Vivíamos bajo una sociedad fuerte y próspera…- el aspecto nítido y
alegre de Fismut desapareció- Pero todo cambió cuando fuimos castigados, por un asesino, un ser que
se creyó digno de jugar con las vidas ajenas- Fismut apretó los puños, las
paredes comenzaron a sacudirse- El amo de Meddes- suspiró y todo volvió a la
normalidad- El titán
Vrogh. (…)’’[1]
Natal lanzó un suspiro y se tapó la boca, nadie le prestó
atención.
- Vrogh CASTIGÓ a la especie de Fismut, eso significa que
aquellos seres hicieron algo que no debían y por ende, fueron eliminados.
Interesante… desde un principio supuse que el mago no nos diría toda la verdad,
pasaron siglos, pero aún recuerdo como es- Natal miró a Lepra detenidamente
mientras este remaba- Sin duda, son iguales. Si sigo analizando la situación,
Lepra nos contó sobre el preludio de la profecía.
‘’- Mi pueblo solo conocía el preludio
de una profecía con relación a los JEN- interrumpió Lepra- La cual decía que los JEN deberían cruzar el cosmos para
encontrar al templo de la muerte y
revelar todos sus secretos. (…)’’[2]
- Y si
hay un preludio, intuyo que la profecía real aún no la conocemos. Ojalá
estuviera Sony aquí, él sabe cómo recopilar una buena cantidad de información
mucho mejor que yo. Por lo pronto y formulando una teoría, creo que, tal vez, y
solo tal vez, Vrogh no sea el ser maligno que nos vendieron…
-
Estamos por llegar- informó Lepra- Nos aproximamos a tierra.
Kay se
había quedado dormido y Wodo continuaba leyendo; ninguno reaccionó. Natal se
puso de pie. Lepra le dirigió una mirada.
-
Ayúdame a llegar más rápido a la costa y te enseñaré unos cuantos trucos más
para controlar tu Böju- le dijo.
Natal
asintió y sacudió los dedos, la velocidad se triplicó. A Wodo se le cayó el
libro y tuvo que abandonar la lectura, Kay sufrió un sacudón por la potencia;
parecían estar dentro de una lancha. Arribaron tierra en cuestión de minutos.
Kay salió del bote rápidamente y le dijo a Natal.
- El año pasado te dije que no volvieras a hacer eso…
Natal arqueó las cejas y esperó las instrucciones de Lepra.
Wodo guardó el libro en una bolsa verde y también bajó, cuando lo hizo, el bote
se sacudió, liberándose del peso del ser rojizo. Lepra giró la muñeca y la tierra
de la costa rodeó una soga atada al bote, como si fuera un ancla. Se quitó la
suciedad, se lavó la cara y con el prisma brillante en su mano izquierda, se
acercó al resto del grupo.
- El mapa indica que el segundo fragmento de la llave yace
en la isla de este mundo- indicó el joven morgano- Para ahorrar la búsqueda,
Wodo nos guiará- se dirigió al habitante de Ghryaú- ¿Conoces el camino, verdad?
Por eso tu Rey nos pidió que nos acompañes.
Wodo tardó en asentir, estaba callado y serio. Kay apretó
los dientes, volvía a desconfiar.
- El Rey de este mundo es Úiaj, el destructor- dijo.
- Destructor… otro loco sirviente de Vrogh- vociferó Kay.
Wodo le dirigió una mirada al elemental del fuego- ¿Te molesta que hable mal de
él?
Sabiendo que solo lo hacía para provocarlo, Wodo miró hacia
otro lado, se acercó a Lepra, le quitó el prisma brillante y se dirigió al
este; la luz del artefacto guiaba el camino. La niebla continuaba siendo muy
espesa, difícilmente pudieron reconocer dos hileras de árboles, una de cada
lado; sin embargo, sus copas eran invisibles y el silencio era mucho más
aterrador que el sonido del agua mientras viajaban por el lago. Kay notó que
Natal miraba en dirección por donde habían venido, donde yacían las estatuas de
Vrogh y Tritán (ahora de espaldas, porque ya las habían pasado).
- ¿Ocurre algo?- le preguntó.
- No, nada- le respondió Natal y siguió a Lepra, quien
estaba detrás de Wodo.
Kay entrecerró los ojos, sabía que algo se guardaba.
- Relájate y concentra la energía en tu interior, guíala
hacia tu corazón y haz que fluya a través de ti para eliminar la niebla de este
mundo- le indicó Lepra a Natal, este cerraba los ojos y movía ambos brazos como
el joven mago le había enseñado; inhaló y exhaló varias veces, pero solo logró
quitar parcialmente la bruma de un pequeño sector, el cual fue vuelto a
rodearse de niebla cuando Natal se quedó agotado y detuvo su acción.
- Es inútil, ya estoy viejo para estas cosas- dijo Natal.
- Vamos, nunca se es viejo para aprender- le respondió
Lepra y volvió a ilustrarle la pose de manos- Inténtalo una vez más.
Natal lanzó un suspiro opulento y volvió a hacerlo; esta
vez, la zona liberada fue un poco más grande y duró más tiempo; al rato se
detuvo y tuvo que parar con la caminata. Lepra se le quedó mirando y Natal
levantó el pulgar, indicándole que estaba bien y que continuaría intentando.
Kay yacía con la espada de Xón en su mano, la miraba
atentamente mientras seguía a sus compañeros, sintió una extraña sensación
cuando tocó la hoja de aquella arma blanca; un rugido dentro de su cabeza le
hizo dar un respingo del susto, todos lo notaron y lo observaron. A
continuación, Kay miró a su propio reflejo en la hoja de la espada y sus ojos
se volvieron amarillentos; se llenó de furia y comenzó a realizar sonidos bruscos
con la boca, gruñidos repletos de saliva; a simple vista, parecía haberse
vuelto loco.
Wodo se apresuró y le quitó la espada al joven JEN, Kay
volvió a la normalidad al instante. Miró al hombre con la piel roja y frunció
el ceño.
- Lo mejor será que yo la lleve- le dijo.
Kay asintió, sin entender nada de lo que había pasado.
- ¿Estas bien?- le preguntó Natal- Creí que te
transformarías en el lobo.
- Lo estoy, cerré los ojos y de repente, Wodo tenía la
espada.
Lepra observaba la situación con frialdad.
- La personalidad del
lobo tomó el control del joven por unos segundos…- pensó Lepra- Esa espada
solo parece un problema. Lo mejor será que la destruya cuando tenga
oportunidad.
- No estamos solos- advirtió Wodo, rápidamente. Todos se
pusieron en guardia, algo se agitaba entre la espesa niebla.
El ser rojizo entrecerró los ojos y desenvainó sus dos
largos cuchillos, olfateó el aire y bajó la guardia.
- No hay de que preocuparse.
En ese momento, un nuevo sujeto apareció entre la neblina,
de estatura baja; con una gran túnica cubriéndole todo el cuerpo y capucha en
la cabeza.
Los elementales esperaban lo peor cuando examinaron al
individuo que se les acercaba.
- Imagino que te enviaron para guiarnos a través de la
espesa niebla- le dijo Wodo, con un tono simpático.
El enano se detuvo a unos metros de los cuatro personajes y
con una voz muy aguda, dijo.
- Aquí no hay ni un volcán para que te bañes en lava, viejo
pelón. ¿Qué haces aquí, Wodo? ¿Y por qué me hablas en esta lengua?
- Porque no vine solo, querido Fä.
El enano encapuchado conocido como Fä, examinó a los
viajeros; su rostro no se lograba ver por el ambiente y la capucha, solo dos
ojos amarillos y enormes.
- Tres de los ocho y uno de los dos- le explicó Wodo.
- Tres elementales y un JEN…- exclamó Fä- ¿Saben por qué
están aquí?
Antes de responder, un gran número de enanos, similares a
Fá, bajaron de los árboles escondidos y se ubicaron detrás del primer personaje
en aparecer. Kay tragó saliva y fue el primero en hablar.
- Buscamos el segundo fragmento de la llave, para llegar al
templo de la muerte y derrotar al titán Vrogh- obviamente decía eso porque
quería saber si le servían.
Fä se dio la vuelta para mirar a sus compañeros, hubo una
pausa, y al unísono, se rieron a carcajadas, muchos se tiraron al suelo y se
agarraron de las panzas mientras lanzaban sonidos agudos ensordecedores. Natal
se cubrió ambas orejas con las manos, Lepra hizo lo mismo. Kay pudo escuchar la
frase que se repetían los unos a los otros: ‘’No tiene idea, no tiene idea’’.
Se molestó por su actitud e hizo un pisotón, la tierra que pisaban se sacudió
levemente y todas las risas acabaron al mismo tiempo.
- No sé que es tan gracioso, pero deben llevarnos con su
líder, AHORA- dijo, imponente.
Fä chasqueó los dedos y un bastón de su mismo tamaño,
apareció en su mano derecha; llevaba un cristal violeta en la punta.
- ¿Te crees invencible, muchacho feo?- le dijo a
regañadientes.
- Fä, solo…- quiso intervenir Wodo pero fue interrumpido
por un primer gran temblor, le siguió un segundo, y un tercero, y un cuarto…
- Está aquí- dijo Fä y se arrodilló, los otros enanos
hicieron lo mismo.
- Úiaj…- susurró Natal.
Tanto Kay como Natal imaginaban que el Rey de ese mundo
también sería un titán, en sus cabezas esperaban a un hombre igual de gigante
que Xón pero con alguna otra rara capacidad o vestimenta.
Hasta la niebla se veía afectada por los pisotones del Rey,
hubo temblor tras temblor hasta que los golpes se hicieron cada vez más
cercanos.
Kay y Natal miraron hacia arriba, donde la niebla cubría el
cielo, esperando ver la silueta del titán desde allí; sin embargo, Wodo y Lepra
no los imitaron.
Un último gran pisotón sacudió la tierra que pisaban, Wodo
se arrodilló y saludó.
- Es un honor verlo otra vez, rey Úiaj.
Ni Kay ni Natal sabían hacia donde iban dirigidas esas
palabras, no había ningún gigante cerca, no fue hasta entonces que bajaron la
cabeza y contemplaron al Rey finalmente; igual de enano que Fä, salvo por unos
pocos centímetros. Kay y Natal realizaron un gesto de confusión.
- No todos los titanes son igual de gigantes- dijo el Rey
Úiaj al verlos tan sorprendidos, llevaba una gran armadura, la cual, por su
peso causaba temblores de gran escala- Yo soy quien domina este mundo en las
sombras, soy Úiaj, pero eso ya lo sabían.
Lepra se anticipó.
- No estamos con tiempo para presentaciones, queremos el
segundo fragmento que ustedes esconden, sabemos que está aquí.
- Directo, eh- le dijo el Rey- No se los…
- Mire, no estamos para los juegos de otro titán. Vrogh
quiere conocer a los JEN, si no nos da lo que buscamos, estaría traicionando
sus deseos.
- Tal parece que Xón ya jugó esa carta con ustedes. Bien,
se los daré- Kay y Natal se miraron entre risas- Acompáñenme.
Úiaj se dirigió hacia el norte, los demás le siguieron,
incluido Fä, quien le habló a su grupito.
- Hermanos, cuiden la frontera, ya volveré- todos ellos
desaparecieron sin dejar rastro.
Fä y Wodo yacían justo atrás del Rey Úiaj, un ser que no
ocultaba su piel verde, una larga barba oscura y facciones duras; no portaba
ningún arma, solo su pesada y gruesa armadura color gris.
Caminaron durante un buen rato, bajo la invisibilidad que
ofrecía la niebla, se adentraron en una nueva zona, mucho más intensa, hasta
incluso al prisma brillante le costaba iluminar el sendero. Un aroma
desagradable rodeó el ambiente, los árboles desaparecieron y algunas rocas
dificultaron el camino. A pesar de la ceguera, pudieron reconocer el contorno
de una montaña, y un valle inmenso partiéndola en dos. Entraron al valle, donde
la niebla parecía disminuir un poco; la oscuridad predominaba de todas formas.
Un arco rocoso y circular yacía a mitad del camino. Úiaj había desaparecido. Fä
y Wodo se quedaron quietos y los demás hicieron lo mismo.
- Tengo la impresión de que nos engañaron…- dijo Natal.
Al instante, esqueletos vivientes empezaron a emerger de la
montaña, saliendo de sus partes rocosas. Todos ellos armados con lanzas,
espadas, cuchillos y fusiles de asalto (de la edad moderna de la Tierra).
Kay fue rápido y realizó un gran torbellino de fuego
alrededor de sus cuatro compañeros, de alguna forma, las zonas oscuras se
revelaron y notaron que había muchos más lacayos de los que pensaban.
- ¿Son… muertos vivientes?- le preguntó Kay a Fä.
- Seres de otro mundo, INVASORES. Obedecen las ordenes de
una sombra que nos acecha hace algunos meses- le contestó- Mi Rey estaba
desesperado y su llegada le vino como anillo al dedo para solucionar el
problema.
- ¡Otra vez con sus mentiras!- exclamó el elemental del
fuego- ¡Más les vale que no sean mascotas como pasó con el demonio en llamas!
- No lo son, joven JEN- el tono de Fä se había tornado
serio y alzó su pequeño bastón con el cristal violeta- Me matarán si tienen la
oportunidad.
Los esqueletos vivientes atacaron, el grupo se encargó de
armar la defensiva. Wodo usó sus dos largos cuchillos, capaces de cambiar de
tamaño si lo precisaba para alcanzar enemigos a mayor distancia; Fä disparó
rayos mágicos desde el cristal de su bastón; Lepra deformó las rocas de las
montañas para embestir a los esqueletos y partir sus cráneos, Natal sacudió los
vientos y los empujó lejos; y Kay continuó con el torbellino de fuego hasta que
se volvió un tornado que masacró a una tanda de fenómenos. Sin embargo, los
esqueletos seguían apareciendo y cada vez eran más numerosos.
- Esta es la entrada a La
Secta, es el punto donde se concentran todos los invasores. Aquel arco es
la brecha que les permite venir, hay que destruirlo; pero está custodiado por
algo mucho peor que estos esqueletos- informó Fä mientras señalaba el arco a lo
lejos.
- Si destruimos la brecha, no podrán seguir viniendo.
¡Vamos!- gritó Wodo y corrió hacia el arco, agitando sus cuchillos hacia
cualquier muerto viviente que se le acercara. Kay y Natal se volvieron a mirar
y fueron tras él; Lepra tardó un poco más.
- Vamos, morgano- le dijo Fä. Pero Lepra, que estaba
molesto por otro engaño que los retrasaba, no le dirigió ni una mirada. De
todas maneras, fue tras los demás apenas se deshizo de otra tanda de seres
esqueléticos. Fä tomó su bastón con ambas manos, lo elevó hacia arriba y golpeó
el suelo con gran fuerza; una gran barrera de agua cortó el sendero del valle;
los esqueletos se abalanzaron sobre ella y le dispararon con sus fusiles, pero
una vez lo hacían, se quedaban pegados y las aguas los envolvían hasta deshacerlos
por completo; se acumularon filas y filas, que un sinfín de esqueletos quedaron
pegados los unos con los otros hasta conformar una gran bola de cadáveres.
- Control del Böju sin danza mística, a través de ese
bastón con aquel cristal…- pensó Lepra- Interesante.
- Solo los atrasará, sigan corriendo- exclamó Fä y fue tras
ellos.
Natal sabía que era una situación crítica, pero no estaba
dispuesto a declinar, cerró los ojos, respiró hondo e hizo algunos movimientos
de la danza mística; Kay se le quedó mirando. Por primera vez, el círculo de
los magos apareció bajo los pies de Natal y este realizó un aplauso con ambas
manos; a continuación, TODA la niebla del valle desapareció.
- Bien hecho- lo felicitó Kay.
Natal sonrió y observó sus palmas, al mismo tiempo, el
círculo desapareció.
- ¿Y ahora qué…?- preguntó pero fue interrumpido por algo
inusual.
Una niña acababa de aparecer desde el interior del arco, no
debía llegar ni a los ocho años de edad; llevaba un vestido blanco primaveral y
una florcita del mismo color en su cabello rubio, que le llegaba hasta la nuca.
Sus ojos eran verdes y expresaban su inocencia. A Natal se le vino un recuerdo,
cuando Verónica quedó embarazada, él había deseado que fuera una niña; los
análisis anticiparon a un niño y se olvidó de aquel sueño, pero ahora volvía a
manifestarse en su cabeza.
- ¿Qué es lo que buscan?- preguntó la tímida e inocente voz
de la niña.
- No se dejen engañar- les dijo Wodo.
Pero Natal se le acercó de todas formas.
- Este es un lugar peligroso. ¿Qué haces aquí? ¿Dónde están
tus padres?- le preguntó. Ella lo miró fijamente.
- Kimhote, vuelve aquí ahora mismo- le dijo Lepra, pero
Natal hizo oídos sordos.
- Ven con nosotros o te harán daño- le dijo el viejo
profesor y se arrodilló ante ella, a muy pocos metros de distancia.
- No estoy perdida, estoy donde quiero estar- dijo la niña,
su voz resonaba con un eco.
- Acércate, no te haré daño- le extendió una mano a la
mujercita, sus ojos estaban llorosos. Todos los demás estaban a la expectativa.
Ella dudó por unos segundos, pero finalmente lo tomó de la
mano a Natal y lo abrazó, algo que el elemental no se esperaba.
Kay encendió una llama con su mano, en ese momento, las
sombras de Natal y la niña se proyectaban en la pared de la montaña. Ella alejó
su cabeza e indicó que quería decirle algo, Natal le prestó el oído antes de
decirle que estaba a salvo. A continuación, la sombra de la niña exhibida en la
pared, creció y se hizo irreconocible. La niña le dijo a Natal: MUERE.
Natal salió disparando con el rostro cubierto de sangre
hasta caer unos cuantos metros a distancia de la niña.
- ¡NATAAAAL! - gritó Kay, fuera de control.
Wodo, Lepra y Fä fueron a atacarla, pero una luz verde los
cegó a todos por unos momentos y cuando Kay logró abrir los ojos, todos sus
compañeros yacían en el suelo, con los rostros ensangrentados. Kay se
desesperó, empezó a respirar con dificultad y su cuerpo insistía en mutar, en
dejarle el control a la bestia demoníaca. La niña se acercaba a Kay, a pasos
lentos, mientras cantaba una canción con la voz fina y angelical.
- No todo es lo que parece, no todo es lo que parece- se
repetía Kay en la cabeza, sin poder dominarse a sí mismo.
- Me pregunto cómo haces para no sucumbir cuando tienes dos
monstruos en tu interior- le dijo la niña. Kay sufrió mareos y a aquella voz ir
de un lado hacia el otro. ¿Se estaba volviendo loco o era un control mental?
Todo lo que había perdido parecía ser razón suficiente para
no continuar luchando y ceder, cayó al suelo, la niña continuaba acercándose.
- Aún no llegó y
cuando sepa que te acabé, me recompensará con algo de su poder, puedo
asegurarlo- continuó la niña, ahora estaba sentada sobre la espalda de Kay-
Porque él vendrá tarde o temprano, fue mi tarea mantener la brecha abierta hasta
su llegada. ¿Sabes a quien me refiero, verdad?
Kay sentía que se quedaba sin aire, temblaba del miedo,
sudaba y lloraba, todo al mismo tiempo; la luz de sus ojos se apagaba con
lentitud; la niña posó sus dedos en el cuero cabelludo del joven y murmuró.
- SE ACABÓ, JEN.
Kay divisó la espada de Xón en la bolsa verde de Wodo, que
estaba tirada justo a su lado. Pero fue demasiado tarde, la niña disparó y la
cabeza de Kay se sacudió como si una bala le hubiera dado. Ella se levantó y
deshizo el muro de agua que les impedía a sus lacayos pasar. Pero algo ocurrió,
una espada le atravesó el estómago y la figura de la niña cambió a un
desagradable ser espumoso. Kay acababa de atravesarla.
- Eres un SNORO…- le dijo y presionó la espada para
causarle más daño. El enemigo gimió del dolor, un sonido seco desgarrador que
heló las entrañas de sus oyentes- Creo que finalmente entendí la función de
esta espada- Kay la quitó del estómago del monstruo, repleta de un líquido
negro, a lo que reconoció como la sangre del Snoro y la alzó hacia el cielo,
unas grandes nubes le dieron lugar a una hermosa luna llena. Kay mutó a un
feroz animal de cuatro patas, con el cabello erizado y azulado, hocico,
colmillos, ojos amarillentos, garras y una larga cola. Rugió y con una voz gruesa,
dijo.
- Ahora yo tengo el control- el lobo se abalanzó sobre los
esqueletos a través de un potente salto, los embistió; les cortó las
extremidades a algunos y a otros los atravesó con sus filosas garras.
Wodo, Fä y Lepra despertaron al mismo tiempo. Fä se
apresuró y utilizó los poderes del bastón para acabar con el arco; lo envolvió
con aguas mágicas y mediante un gran esfuerzo, lo destruyó al fin. La brecha
desapareció.
El lobo eliminó a todo el resto, sin dejar esqueleto
deambulando. Corrió en cuatro patas hacia sus compañeros, quienes se alertaron
ante su presencia.
- No hay de que alarmarse, yo tengo el control- dijo la voz
del lobo.
- ¿Kay? ¿Cómo es posible?- preguntó Natal, confundido.
- Digamos que la espada de Xón me permitió hacer las pases
con esta forma y ahora me deja controlarlo. Nunca más seré una amenaza-
respondió el hombre lobo- La niña era un Snoro con la habilidad de cambiar de
forma, los atrapó en un sueño hasta que lo derroté.
- ¿Un… Snoro?- repitió Natal- ¿Cómo llegó aquí?
- No lo sé, pero me dijo que la brecha la mantenía abierta
para la llegada de alguien.
- No es algo de lo que preocuparse en estos momentos- dijo
el Rey Úiaj, que acababa de aparecer mágicamente- Favor por favor, yo no lo
debo nada a Vrogh- llevaba una caja de madera en sus brazos, la abrió y sobre
una alfombra roja yacía otra parte del oscuro triangulo, es decir, el fragmento
de la llave- Es suya.
Lepra tomó el fragmento, molesto y lo guardó en una bolsa
junto al otro.
- Ahora solo nos falta uno- dijo seriamente.
- Tengan cuidado con mi hermano en el planeta del tiempo,
es el más soberbio de nosotros tres y le gusta desafiar las órdenes directas-
advirtió el titán de pequeño tamaño.
Los compañeros de Fä aparecieron y se acercaron a él, todos
ellos parecían estar llorando.
Fä se quitó la capucha por primera vez, era un extraño ser
con la boca alargada, inmensos ojos, sin orejas y una gran cabeza, su piel era
parecida a la de un reptil, tampoco tenía cabello. Los otros seres repitieron
la acción, todos ellos eran iguales.
- Fafe, Fifu, Fe, Fo, Fi, Fiu, Faj, Fe, Fu. Los extrañaré a
todos ustedes y los recordaré por siempre, tienen mi palabra- les dijo Fá, los
otros enanos se emocionaron e hicieron una reverencia.
- ¿Por qué te despides? - le preguntó Natal.
- Porque nos acompañará- le dijo Lepra. Natal se quedó
anonadado y miró a Wodo, quien asintió, dándole la razón a Lepra.
- Qué la diosa esté con ustedes, terrestres- les dijo Úiaj
y se marchó junto a los demás enanos.
Sin titubear, Lepra rodeó a los cinco con las aguas de Agda
hacia el último mundo. El planeta de la sombra quedó atrás y una vez arribaron
el nuevo planeta, a Lepra casi le da un ataque del susto cuando tenía el súper
temporizador espacial en la mano.
- ¿Qué sucede? - le preguntó Natal, tomándolo del hombro.
Lepra giró la cabeza para mirarlo y con gran pesadumbre,
pronunció.
- Nos quedan 6 horas.