Los Primeros Hombres- CAPÍTULO 26.
Nota de autor: Este capítulo transcurrió entre los episodios 22 (La Última Misión) y
23 (Diego Kimhote).
Sony
arrastró la espalda por la puerta en medio de la oscuridad, los gritos de sus
dos amigos siendo devorados por un dragón habían cesado y él, no podía parar de
llorar. Se acurrucó, sentó y colocó en posición fetal tomándose de las piernas,
increíblemente traumado. Kay, ya sentado en una pared de al lado y herido del
estómago, encendió una chispa con sus dedos para iluminar la habitación dentro
de la Fortaleza de Büul.
-
Tenemos que seguir- dijo el elemental del fuego, y a Sony no le gustó nada el
comentario, se levantó al borde de la locura y tomó a Kay del cuello.
-
¡Acaban de morir los dos hombres que viajaron con nosotros! – le gritó en la
cara, escupiéndole. Kay lo miró con indiferencia.
-
El medallón de plata los revivirá.
-
¿Y si no lo hace? Allí está Hariet y él es más fuerte que nosotros…
Kay
lo empujó para que se alejara de él y sintió una punzada de dolor en la herida.
Sony
se echó para atrás y se apretó la mandíbula, estaba paranoico, esquizofrénico y
deprimido.
Los
dos oyeron como el dragón Kahar se retiraba después de haber comido y ambos
tragaron saliva.
Sony
caminó de un lado a otro, inquieto; luego se sentó mediante un movimiento
brusco.
-
No somos los “salvadores” de este mundo si ni siquiera pudimos salvar a nuestros
amigos. No somos nada, no SOY nada…
Kay
suspiró abatido y hubo un silencio muy triste. En momentos así, Kay recordaba
la muerte de Agustina y eso le causaba mucho rencor hacia Sony.
-
Si no hubiéramos ido al Mundo Helado por tus “visiones” habríamos llegado antes
que Hariet y tendríamos el medallón sin contratiempos- dijo Sony de repente,
sin pensar.
Kay
se levantó herido, furioso.
-
¡Gracias a mí volviste a ver a Natal y a Jessica!
-
¿A ti? ¡Fue Rak quién nos llevó! – también se levantó, tan descontrolado
mentalmente que se atrevía a pelear con Kay para desquitarse.
-
¿Cuándo van a dejar de pelearse como dos niños mimados? – preguntó una voz
ajena a estos dos, producto de la oscuridad. Kay y Sony sintieron electricidad
en las venas, reconocían aquella voz, era imposible…
Un
hombre que aparentaba cincuenta años se reveló ante ellos. Era alto y con el cabello negro, lacio y
abundante, su rostro era muy similar al de uno de ellos, pero más ancho y más
viejo, sus ojos eran verdes y vestía un traje muy elegante, saco y corbata.
- ¿Papá…? – vociferó Sony, tantas cosas extrañas
había vivido que por un segundo creyó que el trauma lo estaba haciendo
alucinar.
- Nicholas…- dijo Kay, y Sony comprobó que no estaba
loco.
Fue instantáneo y ambos corrieron a abrazarlo.
- Planeo seguir utilizando mis pulmones, muchachos-
sonrió Nicholas con una voz muy pacífica y madura- No aprieten tan fuerte.
Kay y Sony se alejaron de él con vergüenza y
Nicholas los miró con ternura.
- Mis hijos… ahora dos verdaderos hombres. Él me dijo que un día me regalaría algo
y al fin, puedo verlo con mis propios ojos.
Kay y Sony miraron a Nicholas con confusión.
- Ya lo entenderán. Por ahora… sólo les diré que no
vine solo- señaló un sector oscuro y de allí surgió otro hombre de la misma
edad: con el cabello más corto que Nicholas, más arrugas y unos siete
centímetros más alto que los JEN. De ojos marrones, piel blanca y vestido con
un pulóver navideño, jeans y zapatillas.
Kay avanzó hacia él en silencio, como si estuviera
poseído, era igual a como lo había visto en la realidad alternativa.
- ¿Cómo es posible? – preguntó entre jadeos.
- Kay, te presento a tu padre biológico: Frank
Montarnen- lo anunció Nicholas Dameron.
- Un gusto, Kay- le estrechó la mano Frank y Kay
frunció el ceño entre lágrimas, no se resistió y aunque francamente no lo
conocía, lo abrazó con emoción. Frank sonrió y reaccionó más lento.
Después
de Jessica, de Natal, de Dayas y Lepra, de todas las tragedias, de la
frustración y el fracaso, por un instante muy pequeño, los JEN se alejaron del
dolor. Y lo que ambos notaron es que necesitaban un abrazo después de lo
ocurrido con el dragón.
-
Tan entusiasta como tu madre- le dijo Frank durante el abrazo, Kay lloraba y
lloraba- Me gusta tu pelo, ¿es algo que está a la moda en esta época?
Kay
se apartó de Frank, incrédulo.
-
¿En esta época? – le preguntó.
-
Nosotros sabemos que a estas alturas ya estamos muertos- les dijo Nicholas y
los JEN lo miraron- Fue la decisión que
tomamos para que ustedes estuvieran fuera de peligro- los JEN no entendían
nada y hubo una pausa- Ni yo ni Frank somos de este año, venimos del pasado a
través del medallón de oro… para visitarlos.
-
¿Quién los trajo? – preguntó Kay, se secó las lágrimas y soltó a Frank.
-
Fui yo- exclamó una quinta voz, tan nítida y clara que a los JEN les generó
desconfianza. Era nada más y nada menos que el mago Fismut.
Con
su traje blanco y mítico cetro del mismo color, Fismut golpeó el suelo y la
habitación entera se vio iluminada por un poderoso resplandor que emanaba de
los aires.
Los
JEN pudieron contemplar el lugar donde se encontraban, era un palacio: sin
ventanas, con el piso de cristal, columnas extravagantes, estatuas de Büul,
insignias y alfombras de terciopelo.
-
¡Acaba de morir tu pupilo allá afuera y estabas aquí encerrado! – le gritó
Sony, furioso, Nicholas lo tomó del hombro.
-
Escúchalo, Sony. Él tiene mucho que decirles…
Kay
y Sony miraron al mago con recelo, no estaban lejos de querer atacarlo. Después
de todo lo que le había hecho a Natal…
-
Están enojados conmigo- dijo Fismut y se les acercó- Lo entiendo. Yo también lo
estaría.
-
No sé cómo lograste poner a nuestros padres a tu favor- dijo Kay rápidamente-
Pero te juro que…
-
No podía intervenir, joven Montarnen. No hasta que todo se ordenara
perfectamente- de un bolsillo reveló el medallón de oro.
-
Las visiones del Mundo Helado, Foucen, la espada divina y los Proetas… fuiste
tú- susurró Kay, sorprendido y con la boca abierta. Fismut asintió con
pasividad, cerrando los ojos- Tú sabías que Dimitrion y José Morgán serían los
“traidores” en el futuro y nos hiciste creer que Jhor te lo había dicho.
¡Llevaste a Juan Jimonte a conocernos! Por dios, todo tiene sentido ahora.
-
Eso es adelantarse un poco a la historia que quiero contarles- aclaró Fismut.
-
¿Qué sentido tiene escuchar una historia en este lugar, después de que Dayas y
Lepra murieran y justo cuando Hariet nos está esperando? – preguntó Sony con
desdén.
-
Diego es paciente y no sabe que ustedes ya están aquí dentro- le respondió- Lo
que quiero contarles es TODA la verdad.
-
¿Toda la verdad? – preguntaron los JEN al mismo tiempo, Frank y Nicholas se
juntaron y los observaron.
-
Hoy en día ustedes son los JEN, pero no siempre fue así. Hubo otros, y entre
ellos, estuve yo- Kay y Sony abrieron los ojos como platos y decidieron
callarse la boca para escuchar lo que tenía que decir- Imagino que durante años
se habrán preguntado por qué Tritán los eligió a ustedes, bueno… no fue así
exactamente. Podríamos decir que aquellos dos hombres confiaron en ustedes-
señaló a Frank y Nicholas y ambos asintieron seriamente- Para empezar, tengo
que contarles la historia del sujeto que es idolatrado en estas paredes, tengo
que contarles la historia de Büul, el Caído; tengo que contarles como MI PADRE
se transformó en el segundo señor oscuro- el medallón de oro brilló y los cinco
personajes fueron transportados hacia otro espacio y otra época.
EL
JEN SUPREMO
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Para que lo recuerden, Tritán desechó a los humanos y los ignoró, dejándolos a
la intemperie en un planeta llamado Tempus, hogar del titán Finegan tiempo
después. Allí nacieron las primeras familias de hombres, no tardaron en
organizarse en casas, en constituir un lenguaje propio y en adjudicarse tareas
para subsistir. De los primeros hombres surgió la casa Jen: mi padre Fargos, mi madre Gaia y mi hermano Gyan, la casa Jen estaba compuesta por los
gobernadores de los primeros humanos.
Antes,
los hombres éramos inmortales,
vivíamos eternamente, pero nuestra capacidad reproductiva era escasa. Con el
paso de los años, esto cambió y las generaciones venideras fueron perdiendo el
estándar de vida poco a poco hasta volverse mortales, no obstante, los humanos
se cuadruplicaron.
Esa
es la razón por la cual yo aun no estoy muerto o Rak (que también fue parte de
una familia primeriza en la humanidad), entre otros.
Años
antes de mi nacimiento y del de mi hermano mellizo (sólo mayor por unas pocas
horas), Fargos Jen, nuestro padre, era un niño que servía a la casa Jen y a mi
abuelo. En una época en donde los tres planetas: Tempus, Oriane y Ghyraú
compartían rutas de acceso como ciudades vecinas, era muy común las visitas
interplanetarias. A su vez, los titanes líderes de cada mundo eran protectores
de un medallón mágico. Nosotros cuidábamos el medallón de bronce, Oriane (el
planeta oscuro) lo hacía con el de plata y Ghyraú (la roca de fuego) con el de
oro.
Hubo
una paz duradera tras la muerte de Tritán que duró décadas, pero todo cambió
debido a mi padre.
Como
les decía, Fargos era sólo un niño y entre los ciudadanos de Tempus, las
historias de Tritán y Vrogh, de Guriva y Groba, de los humanos como la especie elegida
para derrotar al PRODIGIUM eran muy escuchadas. Obviamente que mi pueblo no
conocía a ninguna de las entidades mencionadas por aquellos nombres, ya que
esos fueron impuestos por los morganos siglos después. Los llamaré así de todas
formas. No está de más comentarles que esos nombres los inventó mi madre Gaia,
y que yo se los divulgué a los morganos…- sonrió- Pero bueno, volviendo…
La
casa JEN era muy respetada, pero estaba por debajo del titán Finegan, el líder
general de aquel mundo. A su vez, los medallones y los fragmentos de la llave
yacían en plazas públicas (cada uno en su respectivo planeta), sin ninguna
protección, como símbolos imbricados en estatuas.
Los
hombres y mujeres de Tempus fantaseaban con ser las reencarnaciones del titán
bastardo, y visitaban las estatuas con frecuencia, les rezaban y las
idolatraban. Fargos creció en ese ambiente “religioso” y de entusiasmo por los
mitos, a él no le interesaba tanto, más bien, le gustaba llamar la atención de
las chicas de su edad, especialmente de la nieta de Finegan: Gaia, mi madre.
A
decir verdad, Vrogh les había ordenado a sus tres subordinados que no
divulgaran tanto sobre el pasado y ninguno cumplió con los pactado; Finegan
reunía a la gente para contarles más historias y a veces mentía, diciéndoles
que el Rey de los Titanes afirmaba que pronto los elegidos aparecerían. Eso
causaba mucho pavor entre todos.
Y
si se preguntan cómo sé todo esto, porque les veo las caras de no creerme ni
una palabra, fue por el medallón de oro. Yo viajé al pasado cuando mi hermano
murió y conocí todo al detalle sin intervenir- Kay y Sony hicieron muecas, pero
no acotaron- Continuando…
A Fargos no le interesaba la historia, le
parecían cuentos inventados por los adultos, pero a mi madre sí. Y él quería
conquistarla cueste lo que cueste, así que se arriesgó y una noche, visitó los
tres planetas a través de las brechas interespaciales que existían antes, robó
los tres fragmentos que formaban la llave y apenas lo hizo, se vio transportado
al Templo de la Muerte.
El
tonto se arrepintió al instante, estaba solo en un escalofriante lugar. Se
asustó mucho, y desesperado, empezó a correr por los oscuros pasillos sin saber
qué hacer. Pasó horas allí, perdido y muerto de hambre. La llave no lo devolvía
a su hogar y se creyó un estúpido por haber llegado tan lejos para conquistar a
Gaia.
En
aquel horripilante y desolado Templo, entró a una habitación mística y se topó
con un extraño fruto flotante, sólo
había uno y estaba suspendido en los aires. Pudo haber sido venenoso o alguna
otra cosa, pero Fargos ya no aguantó y se lo comió de un bocado.
Horas
después, aparecieron sus padres y Finegan con el medallón de bronce, Gaia les
había contado de su desaparición. Lo regañaron y se lo llevaron de vuelta a
Tempus, él estaba muy arrepentido.
Finegan
notó algo extraño en el niño, y por temor a la furia del rey titán, guardó
silencio.
Todo
esto fue guardado en secreto y para que nadie volviera a hacer algo parecido,
Finegan cortó los lazos con sus hermanos titanes y disolvió las brechas
espaciales (que eran fuentes de agua), las destruyó y los tres planetas
quedaron aislados los unos de los otros.
Finegan
mantuvo el ojo en Fargos, y más aún cuando creció y empezó un amorío con Gaia,
la única nieta que tenía, a la cual también cuidaba por la muerte de los padres
de ella.
No
obstante, Fargos empezó a padecer los síntomas cuando se volvió un adulto. Él
no sabía que se había comido el CORAZÓN DE TRITÁN.
En
Tempus, no sólo había hombres, sino también unos seres esqueléticos que
pertenecían al Reino de Isiris, donde nació Gargas y el verdadero Meddes. Estos
seres esclavizaban a los humanos y aquella fue una causa de guerra entre la
familia Jen y la familia Rodmorz (la realeza de Isiris).
Fargos
lideró varios batallones contra Glas, el heredero a la corona. Y empezó a
descubrir cosas que excedían sus límites en el Böju, había comenzado a
desarrollar y experimentar los poderes del titán.
Debido
a sus hazañas, su imagen y popularidad creció, a tal punto que lo bautizaron:
Fargos, el JEN SUPREMO.
Finegan
estaba cada vez más paranoico, el único que sabía lo que estaba pasando, y
empezó a ser detestado por los ciudadanos por sus brutales métodos de enseñanza
del Böju. La fama de Fargos terminó por superarlo y Finegan huyó de Tempus de
la noche a la mañana.
Finalmente,
los Rodmorz y los Jen hicieron un pacto de paz, no fue del todo justo, pero ya
se habían perdido muchas vidas (entre ellas las de mis abuelos paternos); ambas
familias habían quedado en no intervenir en los quehaceres de la otra. Y tras
esta “victoria”, mis padres se casaron. Fargos se volvió el auténtico líder de
la familia.
Sin
embargo, los Rodmorz no cumplieron y enviaron un ejército a mi pueblo. Fargos
se hizo cargo y fue solo, derrotó a diez mil guerreros… por su cuenta.
Fue
criticado por no tomar represalias, especialmente con la capacidad de derrocar
a todo un Reino por su cuenta. Pero Fargos estaba harto de la violencia y realmente
no se iba a sentir cómodo exterminando a toda una raza. Prefirió vivir para su
familia y meses después, nacieron sus hijos: Gyan y yo.
Estaba
realmente muy contento, pero la gente no, al no querer “limpiar” a los Rodmorz,
empezaron a desconfiar, algunos se fueron de Tempus. Si un único hombre tenía
el poder de un dios, ¿Quién se iba a asegurar de que no fuera un tirano sin
escrúpulos?
Las
críticas pesaban y Fargos intentaba calmar la inquietud, pero no había caso. Volvía
muy angustiado a la casa cuando mi hermano y yo éramos unos bebes.
Cuando
cumplimos seis años, Gyan y yo éramos capaces de hacer cosas que sólo mi padre
podía: atraer y rechazar objetos, manipular la luz y las sombras, controlar a
la gente, súper fuerza y demás.
A
Fargos le llamó la atención y empezó a investigar entre los viejos manuscritos
de Finegan, allí descubrió la verdad. Él se había comido el corazón de Tritán
cuando era un niño y eso explicaba su increíble poder. Pero no todo cuadraba y
tardó meses en descubrirlo todo: el fruto guardaba la esencia del titán creador y cuando Fargos tuvo hijos, el alma de
Tritán se dividió en DOS, en una DUALIDAD.
Mi
padre se había quedado con el Yöbu (la mente de Tritán), sin embargo, la otra
mitad (el Böju o energía del cuerpo) se había vuelto a dividir entre mi hermano
y yo.
Y
las cosas pintaron para peor, pues Vrogh había despertado de su largo sueño y
había notado la desaparición del fruto. El titán se vio atraído hacia el poder
y apareció en Tempus. Ese fue el comienzo del fin.
Vrogh
culpó a mi pueblo del robo y los masacró, al borde de la cólera.
Los
ataques fueron escuchados y Fargos había descubierto la verdad demasiado tarde.
Salió para hablar con él y disculparse, pero Vrogh no le entendía ni una
palabra, ambos lucharon.
Gaia
vio como Vrogh desfiguró la cara de mi padre y como lo asesinó despiadadamente,
razón por la cual, fue por nosotros, tomó el medallón de bronce y nos dijo que
viajemos al mundo Hyá, que los
Taigüen nos ayudarían, ese era el hogar de Hélen y Rak.
Ella
iría por el cuerpo de su amado y luego vendría con nosotros, lo que no ocurrió.
Apenas con seis años, Gyan y yo escapamos de la aniquilación de nuestro pueblo,
y nuestra madre nunca regresó, Vrogh había acabado con todos.
El
titán genocida regresó al Templo de la Muerte, inconforme, pero tranquilo por
haber masacrado a los responsables. Esta vez, las puertas se sellaron y sólo
los elegidos podrían abrirlas.
Gyan
y yo no encontramos a los Taigüen, no entendíamos nada, apenas sabíamos hablar
nuestra propia lengua y estábamos frente a una cultura completamente distinta.
Nos discriminaron y nos rechazaron por todos lados.
Vivíamos
en la pobreza y robábamos para subsistir, sólo nos teníamos el uno al otro.
Para
cuando cumplimos trece años, ambos sabíamos hablar la lengua de Hyá y
conocíamos todas las rutas habidas y por haber, éramos profesionales robando
comida y cosas que luego vendíamos.
A
nuestro modo, fuimos felices, éramos un equipo imparable- Kay y Sony notaron
que la voz de Fismut se quebraba mientras hablaba- Yo trazaba los planes y Gyan
los perfeccionaba, los lideraba y los cumplía- Fismut hizo una pausa para
tragarse el llanto y por primera vez, los JEN sintieron empatía por el viejo
mago- A nuestros quince años, un anciano encapuchado nos encontró y nos
advirtió que un gran mal se acercaba a Hyá, que éramos los únicos que podíamos
vencerlo y que ese mal tenía nombre: Büul, el caído.
En
ese momento, creímos que el titán genocida había venido a terminar de eliminar
a los últimos Jen y nos asustamos mucho.
Ese
hombre (que años más tarde supimos que se trataba de Finegan) nos dijo que Büul
buscaba la destrucción total del universo, que quería tener el poder para
entrar al Templo de la Muerte y tomar el TORQUEM, el aparato que lo haría
controlar el PRODIGIUM para lograr su objetivo. Le creímos y Finegan nos
confesó que Gyan y yo éramos las reencarnaciones de Tritán, que como lo últimos
de la raza, tendríamos que darnos a conocer como los JEN.
Pero
Gyan siempre se caracterizó por ser discreto y prefirió que guardemos todo eso
en secreto, inclusive de gente de confianza.
Finegan
nos llevó con la familia Taigüen, no eran personas de poder ni líderes en su
mundo, pero sí personas muy amables. Allí conocí a Hélen y fue la primera vez
que me enamoré. Rak, por el contrario, no se fiaba de nosotros y nos tenía
celos, siempre fue torpe y testarudo.
Allí
estuvimos durante años hasta que Büul apareció, con aquella siniestra armadura,
atacó Hyá. Era fuerte, sádico y destructivo. Los padres de los hermanos nos
ayudaron a escapar, así, los cuatro huimos hacia el planeta Casám y Büul
destruyó Hyá.
Gyan,
testigo de la masacre que Büul había causado, decidió formar a los Proetas,
usando el símbolo de Tritán como bandera.
En
Casám conocimos a los Ryanos, la primera especie mortal y establecimos un lazo.
En ese momento, apareció Gargas y se unió al grupo (todos desconocíamos la
historia de las guerras entre los Jen y los Rodmorz) fue por eso por lo que no
dudamos de él, Rak fue el primero en darle una oportunidad y en volverse su
amigo.
Nos
enfrentamos muchas veces al Caído, y los cinco crecimos mucho como guerreros;
salvamos especies y perdimos otras. Enfrentamos a algunos Agentes del Caos y
los derrotamos. No tardamos en ser reconocidos por la galaxia.
Al
final, Büul descubrió nuestro planeta base: Casám. Y creó un ejército de
Narsogs para invadirnos.
Gyan
estaba preocupado y a escondidas de los demás Proetas, pero no de mí, había
descubierto la ubicación exacta del Mundo Prodigio: La Tierra. Y con ella, al
Zen y al Mundo Helado.
Forjó
una espada: la espada divina, y no supo cómo, pero a través de ella forjó una
dimensión de bolsillo que sólo se abría cuando la espada rasgaba la realidad en
el Mundo Helado. Todo en secreto, Gyan siguió experimentando e inventando
cosas. Hizo el cubo mágico que luego fue utilizado por Juan Jimonte para
encerrar a su contraparte de Amdor, obviamente yo se lo dí. Y también creó dos
anillos mágicos después de una visita a la tierra desolada de Tempus, donde
encontró rastros de la armadura de Vrogh.
Gyan
fue el hechicero más excepcional; ni yo ni Amdor ni Hariet pudimos compararnos
con su genialidad. En aquella dimensión de bolsillo, Gyan había forjado una
FUENTE DE PIEDRA CON AGUAS MÁGICAS (no era un invento propio, sino algo que se
usaba en Tempus), y con esta hizo todas las reliquias que ya mencioné.
Por
otro lado, Hélen, Rak y Gargas ya no podían aguantar la defensa de Casám;
tuvimos que regresar con ellos y poner a prueba los anillos de oro, sin saber
si funcionarían.
Como
ya sabrán, Gargas nos traicionó y asesinó a Hélen. El esqueleto y Rak se
retiraron a otros mundos con un puñado de Ryanos. No obstante, Büul, Gyan y yo
nos quedamos luchando.
El
invento de Gyan era un éxito, pero tenía una falla, consumía la energía de su
portador. Büul se aprovechó y estuvo a punto de matarlo, me desesperé y a
través del medallón de bronce y la espada divina, nos transporté a la dimensión
de bolsillo. El salto de espacio hizo que Büul se viera aturdido y soltara a
Gyan.
Estaba
sorprendido y dejó de atacarnos para hablar. Ya se había sacado el casco y era
realmente feo, pero no nos resultó familiar hasta que nos contó lo peor: él era
nuestro padre.
Nos
contó que Vrogh creyó matarlo, pero que él resucitó y que descubrió que eso se
debía a nuestra existencia: “ningún elegido puede morir mientras el otro viva”,
nos dijo. Nos aseguró que vio a nuestra madre muerta, a toda su gente y entró
en un estado de cólera impresionante, que se autonombró Büul, el Caído; y que
el trauma le había causado extremos ataques de ira, muy violentos, que sólo
desquitaba… asesinando.
Él
quería matar al responsable, quería eliminar a Vrogh, pero él estaba encerrado
en el Templo de la Muerte y aún seguía siendo más fuerte. Razón por la cual
quería nuestros poderes, por más que le doliera, quería tener TODA el alma de
Tritán una vez más, para que se abran las puertas y para masacrar al titán
genocida.
Fue
impactante para nosotros descubrir semejante verdad y por un momento no supimos
que hacer. Por lo menos, en mi caso…
Gyan
se acercó a Büul de manera amistosa, parecía haber simpatizado con su pasado,
NUESTRO pasado. Pero no fue así, Gyan condujo a Büul hacia la fuente de piedra
y ambos quedaron atrapados allí.
Büul
tenía todas las razones para vengarse, pero Gyan sabía que eso no justificaba
todo lo que había hecho, y por eso no aceptó ser su aliado.
Büul
reconoció el engaño demasiado tarde y todo su cuerpo se desintegró, una ínfima
parte de él y la esencia de Tritán se condensó en un corazón oscuro, parecido
al mismo fruto que había comido en su niñez.
Por
alguna razón que desconozco, con Gyan no pasó lo mismo; él sufrió más. Su
cuerpo se desintegró y la parte del alma quedó imbricada en su sangre.
Las
aguas de la fuente se tiñeron de rojo, y en un instante, perdí a mi hermano y a
mi padre al mismo tiempo- hubo un largo silencio y todo lo narrado por el mago
se plasmó frente a los ojos de Kay y de Sony, como una película muda. Fismut
suspiró con tristeza, nunca lo habían visto tan devastado- Y allí estaba, solo,
lleno de dudas, de odio, de arrepentimiento, de tristeza y de impotencia.
Tardé
en darme cuenta de que el anillo de oro había quedado en Casám, y más tardé en
reconocer que Gargas lo había robado.
Nada
podía hacer. Habíamos recolectado todos los medallones de los otros planetas en
secreto y reemplazamos el de plata para que Büul creyera que lo tenía. Durante
nuestra estadía con Gyan en la dimensión de bolsillo, Gyan me prohibió usarlos,
especialmente el de oro. Me hizo prometerle que, si alguno de los Proetas
moría, no usaría ninguno de los medallones para regresarlos a la vida. “El
tiempo y la muerte son cosas delicadas” me dijo, “no es prudente revelarse
contra ellos o pueden quitártelo todo.”
Lloré,
maldecí y me aislé de todo y de todos. Recuperé el anillo de oro que le había
dado a Rak para que huyera junto a los Ryanos hacia el Mundo Helado y lo
destruí para que no cayera en las manos equivocadas.
La
mujer que amaba estaba muerta porque no fui valiente, me habían traicionado, mi
padre era un asesino y mi hermano, mejor amigo y maestro, se había sacrificado.
Fue una de las etapas más duras que viví, y créanme… a pesar de estar atado al
precepto de los JEN, intenté suicidarme muchas veces.
Con
el corazón de Büul en mis manos, usé el medallón de bronce y lo lancé hacia el
espacio exterior para que se perdiera, para que estuviera lejos de mí. Le hice
una lápida a mi hermano y cuidé sus restos en la fuente durante milenios.
Me
uní a los Inmortales del planeta Morgana y me adapté a esa vida, donde hice
nuevos amigos y rehíce mi vida.
Pero
el pasado volvió a acecharme y a través de Yará, el Inmortal Supremo, me enteré
de que el corazón oscuro había ido a parar a la Tierra, a una isla de lo que
más tarde se conocería como América. Casualmente, acompañado por los poderes
del famoso mago Amdor.
Yo
era el único que sabía la verdad y Yará lo sospechaba, así que antes de morir,
profetizó que un hombre de apellido Kimhote cambiaría la historia para siempre.
Viajé
a la Tierra por obligación y conocí a Diego. Fue algo inesperado y aterrador,
su forma de actuar y su determinación me hicieron acordar mucho a Gyan, estaba
convencido de que él destruiría el corazón de mi padre, al cual no quería ni
acercarme.
Pero
me equivoqué.
Diego
se convirtió en Hariet y el mundo conoció a su tercer señor oscuro. Las cosas
iban de mal en peor cuando se alió con el oportunista de Gargas y cuando me
dejó al borde de la muerte.
El
destino es algo fascinante, eso lo sé. Pues cuando todo se derrumbaba, ocho
muchachos pobres me salvaron y me alimentaron, me vi reflejado en ellos. Gargas
me descubrió y decidí hacer algo arriesgado, tal vez más estúpido que llevar a
un muchacho perturbado por la sociedad a hacer mi trabajo; y reconozco sin
miedo que fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Nacieron los Elementales y
probé su valía.
Hariet
estaba lejos de ser aquel demonio que fue Büul, pero aun así seguía siendo un
enemigo muy poderoso. Investigué y escuché rumores de una espada mágica, lo que
me llamó la atención. Elegí a Morgán para que fuera a buscar la espada al
Templo Azteca.
No
entendí como hizo para volver a la Isla de Sarmander tan rápido, pero no me
importó y ahí presencié como ocho “don nadies” vencieron al “elegido”.
Estaba
realmente muy contento, hasta inclusive Gargas había escapado a dios sabe
dónde. Sin embargo, los ciudadanos no se tomaron muy bien la existencia de la
magia y empezaron los problemas, también los internos por la tenencia de la
espada.
Utilicé
el medallón de oro para ver el futuro y todo era un caos, así que tomé otra
decisión arriesgada y con gran parte de mis poderes, establecí un hechizo para
que todos los humanos (a excepción de los Elementales) olvidaran lo ocurrido.
El
mundo no estaba preparado para algo así, y probablemente, nunca lo esté…
Algo
insólito ocurrió cuando le quité la espada a los Elementales, era la misma que
había creado mi hermano. ¡Pero no tenía ningún sentido, la verdadera estaba en
la dimensión de bolsillo junto a sus restos!
Estaba
harto y simplemente volví a dejarla en el Templo Azteca, donde creí que estaría
más segura.
Encerré
el cuerpo de Hariet en un ataúd, creyendo estúpidamente que el precepto ya no
funcionaba y lo enterré en una tierra desolada. Me marché a Morgana otros
siglos más, hasta que empecé a tener problemas graves de salud. Algo se movía
dentro de mí… era mi bestia demoníaca.
Hice
lo que nunca creí que haría, viajé al Templo de la Muerte y las puertas se
abrieron ante mí. Conocí al desdichado de Vrogh y él, sabiendo quién era, me
ayudó a extirpar el demonio.
A
diferencia de ustedes dos, yo no tenía una bestia de Amdor para que luchara por
mí, me enfrenté cuerpo a cuerpo; el monstruo me dejó una horrible cicatriz en
el metatarso y al final, Vrogh lo eliminó.
No
hicimos las paces, él mató a mi gente, a mi madre; y causó la pobreza en la que
viví de niño. Pero muy a mi pesar, estaba en deuda con él.>>
-
Ya estoy mareado- dijo Kay- ¿Cómo llegó el poder a nosotros? Explícalo de una
vez- Sony lo miró. Nicholas y Frank reían a sus espaldas por la impaciencia del
muchacho.
-
A eso iba, joven Kay- le dijo Fismut- Durante años viví en la ignorancia, sin
buscarle sentido a las cosas que no entendía. Creyendo que todo se había
terminado. Dejé el medallón de bronce a cuidado de los morganos y los otros dos
medallones los guardé en secreto, sin utilizarlos nunca.
<
Volví
a la Tierra para buscar respuestas y en Buenos Aires los conocí a ellos. A
Frank y a Nicholas- los dos hombres asintieron- Formé otro grupo, la segunda
generación de Proetas y les di la misión de vencer a Foucen, lo que lograron.
Pero
aquello trajo cosas impensadas. A Frank le había regalado la vieja espada de mi
hermano y esta funcionó, pero en un momento, desgarró un tejido de la realidad
y los dos descubrieron la entrada a mi dimensión de bolsillo.
La
primera vez que lo hicieron no me enteré, pues no entraron. Pero un mes después
lo hicieron y me di cuenta de los intrusos.
Ese
mes también lo sentí: mi otra parte, estaba viva. No sabía cómo y se me paró el
corazón del miedo. Hariet estaba vivo en alguna parte.
Fui
hasta la dimensión de bolsillo, apesadumbrado y con una siniestra intención,
nadie podía saber lo que guardaba esa fuente. Con más razón si era que Hariet
andaba por allí.
No
voy a cansarme de decirles, Kay, Sony, que el destino es algo revelador. Frank
y Nicholas habían hecho una exhaustiva investigación desde jóvenes, que los
condujo al Templo Azteca, a la espada divina, que los condujo a mí, al Mundo
Helado, que los condujo a la tumba de Gyan, y luego a las coordenadas exactas
de Sarmander.
Y ellos me convencieron de que debían ser los
nuevos JEN. Lo dudé, pero estaba tan sorprendido que lo acepté. Sin embargo,
algo ocurrió- Kay y Sony abrieron los ojos como platos- El poder los rechazó y
les causó una enfermedad terminal. No eran seres puros, mi padre Fargos era un
niño cuando comió el fruto y aún era inocente.
Todo
parecía desmoronarse hasta que ellos… los eligieron para ser sus sucesores- Kay
y Sony sintieron un golpe en el pecho, muy brusco. No fue de cariño, sino de
inconformidad y cierto reproche hacia Frank y Nicholas. Ellos los miraban con
comprensión- Yo intenté extraerles la sangre de Gyan, pero ya era demasiado
tarde, ya los había intoxicado y probablemente tardaría años en matarlos.
Frank
Montarnen y Nicholas Dameron sabían de que el mundo no contaba con héroes, así
que ellos estaban dispuestos a crearlos, mezclaron la sangre de Gyan con la
leche de sus mamaderas, cuando sólo eran bebes, y al ser seres puros, los
poderes los aceptaron. Esa es la razón por la cual ustedes son JEN- Sony apretó
los dientes y bajó la cabeza- Usamos el medallón de oro para que la espada divina
viajara al pasado y sea encontrada por los aztecas, lo que llevaría a la
creación de su templo.
Los
envié a ellos junto a Morgán hacia el Zen para que investigaran el misterioso
Templo de Juan Jimonte. Cuando ellos regresaron y me dieron su informe de la
prisión fantasma, lo entendí todo: Yo era la causa del pasado y el medallón de
oro me ayudó a corregir todo lo que estaba en el aire. Lo usé y fui a la época
de los primeros Elementales, separé el alma del cuerpo de Hariet, y junto a
Juan Jimonte creamos el Templo de Jimonte en la dimensión Zen.
En
mi presente, había notado que los Viman vivían en Morgana, razón por la cual,
cuando estuve en el pasado, convencí a Marcos Viman de venir conmigo a ese
planeta. Sin saber que estaba causando indirectamente que Lepra se transformara
en mi pupilo tiempo después. Causa y
efecto, como ya dije. Lo mismo con la misión que le di a Pedro, él era el
verdadero Kimhote de la profecía.
He
usado el medallón para ver todos los posibles futuros del ataque de Hariet y
sólo así podemos ganar. Para ganar, el PRODIGIUM tiene que entrar a este mundo
y para eso, necesito que ustedes dos sean asesinados al mismo tiempo por el
Único.>>
Hubo
otro silencio desgarrador. Kay y Sony miraron a sus padres como para asegurarse
de que era una broma, pero no lo fue.
-
En el momento que los elegimos como los nuevos JEN, le hice jurar a Fismut que
divulgaría entre los miembros de la Luz Oscura que yo era el único JEN, para
que me persiguieran a mí y ustedes estuvieran fuera de peligro- contó Frank- Él
nos prometió un regalo antes de nuestras muertes, volver a verlos- Kay se
estremeció, acababa de darse cuenta de que estaba frente al Frank Montarnen que
moriría por el incendio causado por Dimitrion y Morgán. Sony vio a Nicholas y
finalmente entendió aquella mirada que le dio antes de ser asesinado, el
Nicholas que estaba allí era el que moriría dentro de poco por tres bestias con
pistolas.
-
Cómo sabrán, jóvenes. No pueden decirles a ellos los motivos de sus muertes -
les advirtió Fismut- O causarían un problema temporal muy grande. Así como
tampoco Nicholas le puede decir a Frank como murió.
-
Lo sé. Tú dijiste que yo sería el primero en morir- le dijo Frank a Fismut-
Dime Kay… ¿en qué año recibiste el cofre que te dejé?
-
En el 2228…- contestó Kay. Frank asintió conforme. Todo era demasiado complejo
para ellos.
-
Lo sentimos, chicos- habló Nicholas- Pero era la única manera. Sean valientes y
derroten a ese bartardo.
-
Nosotros siempre estaremos con ustedes- agregó Frank y miró a Nicholas- Y
gracias a ti, compañero, lo criaste muy bien, imagino que debe tener el
carácter de los Montarnen- Kay los miró y sintió una importante angustia.
Nicholas
sonrió con torpeza, algo que Sony nunca había visto, también se emocionó y
dijo.
-
No fue nada fácil tener dos hijos varones…
Ambos
fueron envueltos por luces y desaparecieron poco a poco. Kay y Sony se
desesperaron, pero no hicieron nada, sabían que era lo que tenía que pasar,
aunque las ganas estuvieran atascadas en sus gargantas.
-
Como le dije a Hariet, los efectos del medallón de oro no duran mucho- dijo
Fismut - Gracias por todo- les exclamó a los últimos fragmentos de Frank y
Nicholas, ellos sonrieron y se despidieron efusivamente.
Kay
y Sony lloraban de la impotencia.
-
Tranquilos, todo está bajo control. A diferencia de ustedes, el PRODIGIUM me
ignora porque aprendí a ocultar mis poderes y porque la porción del alma que
poseo es ínfima a comparación de la de ustedes. La entidad reconocerá la
fluctuación con sus muertes. Pero descuiden, cuando toque sus cadáveres,
volverán a la vida. El tacto entre los elegidos es la chispa que menciona el
precepto.
-
¿Y el medallón de plata? – preguntó Sony.
-
El que está aquí no es el verdadero, lo reemplacé hace años- contestó el mago y
notó los sucios y heridos que estaban, así que chasqueó los dedos y ambos
fueron vestidos mágicamente por togas blancas- El real está en aquel paquete
que le diste a tu amigo, joven Sony- el joven abogado se estremeció.
-
Nadaya también lo sabía, ella me dijo que se lo guardara.
-
Ella ha sido una excelente aliada, sin duda. Cuando termine todo esto, podrán
estar juntos…- le dijo Fismut con una sincera sonrisa. Sony tragó saliva,
nervioso.
-
Este peligroso viaje nunca se trató de conseguir el medallón de plata- vociferó
Kay, Fismut le dio la razón- El plan era que conozcamos a nuestro enemigo al
detalle y que este creyera que todo le estaba saliendo bien; así estaríamos
listos para vencerlo en el momento adecuado.
-
El mundo es una caja llena de sorpresas.
Kay
abrió los ojos como platos.
-
Eras tú, el payaso, ¡eras tú! – exclamó Kay efusivamente.
Fismut
asintió y miró a Sony.
-
Yo creí que tenía mi vida minuciosamente planeada y hoy, puedo decir que hubo
dos hechos que me cambiaron para siempre, conocer a los primeros elementales y
que sus padres descubrieran mi secreto por cuenta propia- Kay y Sony miraron
sus nuevas ropas en una clase de reacción tardía- Hariet también es un JEN, la
dualidad somos nosotros contra él. No podemos matarnos los unos a los otros, la
única forma es que todos nos olvidemos de nuestras vidas en una intensa
batalla- Kay y Sony prestaron atención, seriamente- Sin embargo, si confían en
mí, las cosas pueden ser distintas- pausó y dijo- Ahora… ¿Quieren saber el
plan?
LA
RECONCILIACIÓN:
-
A través de los tiempos se manifestó, aguardando ser liberado de las cadenas. Y
a pesar de la larga espera, su odio creció. Sueña con las bestias viviendo bajo
su merced, solo con la muerte se paga la vida de este ser. Dos hermanos se enfrentaron
y uno de ellos fue expulsado, entre los mundos se encuentra la llave, en la
espada divina y la otra dimensión está la clave- repasó Kay- Ahora todo tiene
sentido. Frank y Nicholas nos dijeron desde un principio como fuimos elegidos y
el lugar que teníamos que encontrar: la dimensión de bolsillo.
-
Trazaron un largo viaje, dejaron pistas para que las sigamos y eso nos llevaría
a Sarmander donde encontraríamos el pergamino. Pero Hariet se adelantó y lo
dividió en dos partes- dijo Sony, pensativo.
-
Y los poderes que tenía Gyan, los despertamos en la batalla con el ejército de
Gargas, alcanzamos su nivel y fuimos capaces de imitar sus habilidades- agregó
el otro.
Kay
repasaba sus heridas, estaba mucho mejor y la toga blanca le ocultaba todos los
cortes, se examinó a sí mismo durante un largo rato. Ambos estaban solos,
Fismut se había ido y sus padres también, había sido increíble volverlos a ver,
pero les tenían cierto rencor por haberles dejado semejante legado.
-
Ellos confiaron en nosotros- dijo Kay en voz baja. Sony le daba la espada,
pensativo y hablando para sí mismo.
-
Sony- lo llamó, pero él no le prestó atención y seguía diciendo cosas como “¿Me
dolerá?”- Sony- el joven abogado continuaba paranoico y nervioso, ensimismado-
Sony- dijo Kay por tercera vez y lo tomó del hombro. Sony esperaba que lo
regañara y se dio la vuelta en silencio con pesadez. Apenas estuvieron frente a
frente, Kay lo abrazó de un movimiento. Sony abrió los ojos como platos,
anonadado- Lo siento, lo siento por todo.
Sony
tardó en reaccionar y se quedó inmóvil durante largos segundos; la habitación
se había vuelto a oscurecer tras la partida de Fismut, pero Kay había creado
unas llamas flotantes para iluminar un poco. Tragó saliva y le respondió.
-
Yo también lo siento- Kay lo miró y con ambas manos lo tomó de los hombros.
-
Fui un estúpido y un egoísta- reconoció el muchacho- Conocer la historia de
Fismut me hizo notarlo. Él se quebró tras la muerte de Gyan y estuvo muy
perdido. Me hizo pensar que yo no podría vivir sin ti. Me enfoqué tanto en el
rencor, en la culpa, que me olvidé por completo de lo que se sentía. Todo ese
odio hacia ti tapaba la verdad: si no te tuviera, mi vida sería un infierno.
Sony
se apartó bruscamente de Kay, el elemental de fuego creyó que había dicho algo
malo. Pero Sony habló al instante.
-
Ya lloré demasiado por hoy, estoy harto- se secó las lágrimas y le enseñó su
puño. Kay asintió con una sonrisa y completó el choque- Es hora de terminar con
esto.
Finalmente,
los dos JEN, conocedores de toda la verdad y reconciliados, cruzaron la
habitación, se toparon con un pasillo que los condujo a una puerta inmensa y la
abrieron con la fuerza magnética. La luz iluminó la oscuridad y ambos
entrecerraron los ojos.
El
salón estaba bañado en plata y cromo, de cincuenta metros de largo y
veinticinco de ancho, las paredes tenían la forma de un santuario religioso,
había barandas de vidrio a los lados y un recto camino con el piso reluciente,
por donde los JEN podían ver sus propios reflejos uniformes; en él yacían
cuadrados y rombos dibujados con símbolos negros y blancos. Al final había una
inmensa y oscura escalera que luego se dividía en dos, formando una “O” y
desembocaba en un trono dorado, el cual estaba acompañado por un monumento
picudo del mismo material como si fuera una pirámide, y dos ventanas inmensas
en cada lado. En aquella plataforma y sentado en el trono dorado yacía
Hariet.
Kay
y Sony, vestidos con togas blancas y curados de toda herida, entraron por la
única puerta del salón. Finalmente, los JEN y el Único se reencontraban.
- Se tardaron- vociferó Hariet con aquella voz siniestra que portaba
cuando usaba la armadura medieval y oscura.