La Hoja de la Espada : CAPÍTULO 20.
La
luz se apagó. Así lo sintió Sony, como si se hubiera quedado ciego por unos
segundos; el cuerpo se le quedó inmóvil y una sensación de angustia cubrió todo
su espíritu. Natal tuvo que salvarlo de una serie de Narsogs que corrían hacia
él con intensiones homicidas; como no podía matarlos, los empujó con una gran corriente
de aire. Los seres repulsivos volaron y cayeron a lo lejos. Inmediatamente
corrió hacia su ubicación y lo cubrió.
-
¿Qué haces?- le preguntó de espaldas.
Pero
Sony no le respondió y mantuvo la mirada fría e inexpresiva en la tierra.
-
¡Sony!
-
Siento…- murmuró- … como si me hubieran atravesado con algo aquí- posó la palma
de su mano derecha en la panza.
Natal
frunció las cejas, temiendo lo peor, observó como iba Kay y lo vio… tendido
sobre el suelo con la espada azteca atorada en su estómago; Morgán yacía a su
lado, como una estatua. Abrió los ojos como platos y se inclinó hacia atrás,
petrificado.
A
Sony le llamó la atención su reacción y dirigió su mirada hacia el mismo
sector. Ahora lo comprendía…
Los
Narsogs continuaban viniendo.
-
¡Ve! ¡Yo te cubro!- le gritó Natal, con la voz quebrada.
Sony
ni siquiera asintió, corrió hacia su amigo a toda velocidad. Al mismo tiempo,
Natal incrementó los ataques contra los Narsogs en un momento de locura y
tristeza.
Cuando
Sony estuvo a veinte metros del suceso, se tendió al suelo de rodillas y se
largó a llorar. Morgán no le prestó atención, estaba absorto, aún se recuperaba
de los recuerdos que Kay le había hecho revivir.
-
No más muertes, no más- exclamaba Sony con los puños en la tierra y las lágrimas
humedeciéndole el rostro- Mi amigo, mi hermano…
Morgán
reconoció el golpe que Sony le dio cuando ya estaba en el suelo; su cuerpo se
deslizó por la tierra como un esquí, una corriente de humo fue dibujada. A
continuación, Sony apareció nuevamente ante Él y lo molió a golpes; Morgán no hizo
nada para defenderse.
Por
dentro, temblaba y por fuera, su fuerza era cada vez más descomunal. Sony no
tenía intención de detenerse y el híbrido rostro de Morgán fue desfigurado por
moretones y sangre.
-
¿Por qué no te defiendes?- preguntaba Sony, con las palabras entrecortadas,
durante el acto.
Morgán
se mantuvo en silencio. Sony lo tomó de las muñecas con sus manos y estas las envolvieron
de lava, pero el hielo involuntario de Morgán cubría todo aquello que fuera
atacado por un elemento. Al descubrir esto, el joven lo tomó de la garganta y
le dijo.
-
Te dimos una oportunidad, intentamos entenderte, te enfrentamos porque no nos
diste elección. Fingiste que te interesábamos por alguna razón que desconozco y
que ya no importa. Y ahora, a sangre fría, asesinaste a la única persona que
aún tenía esperanzas en ti… no solo eso, me arrebataste otro ser querido. Y
eso, por más de que yo no sea así…- Sony comenzó a apretarle el cuello- No
puedo permitírtelo jamás.
Morgán
lanzó algunos gemidos ahogados, se estaba muriendo asfixiado. Y justo cuando
todo parecía haber terminado, apareció Natal y tomó a Sony del brazo, jaló y lo
empujó. Sony, desconcertado, exclamó.
-
¡Natal!
-
No eres un asesino, Sony. No así. Comprendo tu dolor y por todas las cosas que
hizo merece una muerte mucho peor, pero no puedes hacerlo…
-
¡¿Le ordenaste a Kay que lo acabara y ahora me dices esto?! ¡Estamos en guerra!
-
¡Sony!- exclamó Natal con voz autoritaria- Mírate. No eres el joven que yo conozco,
que él conocía… solo estas deseando venganza.
-
No, Natal. Lo hago por el bien de todos, por el tuyo y por el mío. Sé que fue
tu compañero y que aún lo quieres. Pero tendrás que decidir. ¿Con quien estas?
¿Con Morgán o conmigo?
Natal
se quedó mudo.
-
Sony, por favor. Piensa lo que estas diciendo, es una locura.
Sony,
con los ojos venosos, dijo.
-
Voy a matar a quien acabó con mi amigo.
Natal,
sin tiempo de meditarlo, fue embestido por un puñetazo de Sony y dejado de
lado. Al instante, Sony fue a terminar con su enemigo de una vez. Sin embargo,
algo sucedió…
Morgán
comenzó a llorar y en esa circunstancia, su cuerpo empezó a mutar. Parecía como
si intentara evitarlo, pero la marca negra en su brazo presionaba para cumplir
con su cometido.
Su
cuerpo creció unas siete veces más de lo normal; le surgieron dos alas de
murciélago y algunos cuernos enormes en la espalda. No solo eso, la piel se le
endureció, como si se hubiera vuelto de acero, le brotaron garras y colmillos
de gran tamaño; su rostro se tornó la figura de un desagradable monstruo chupa
sangre, de ojos rojos intensos. Hasta incluso su voz se tornó más gruesa y
sombría.
Entre
las nubes, el sol se ocultó, y toda la sombra rodeó el área… habían pasado
horas durante toda la batalla y el atardecer se avecinaba. Natal,
desconcertado, se levantó y contempló horrorizado lo que estaba sucediendo.
-
Un vampiro… lo recuerdo. Pero, de día… ¿Cómo lo hizo?
El
nuevo engendro le dirigió la mirada; Natal apretó los dientes. Todos los
Narsogs abrieron sus excepcionales bocas y produjeron rugidos repulsivos,
identificando a su verdadero amo. Sony y Natal estaban rodeados y las cosas
empeoraron…
El
vampiro pronunció algunas palabras extrañas en voz baja y el aire se vio
afectado, nacieron distintos agujeros a las afueras de la zona de batalla,
agujeros negros que actuaban como portales y aspiradoras, al mismo tiempo. Sony
y Natal no podían creerlo.
-
CUANDO ESTO SE ACABE, ESOS PORTALES NOS LLEVARÁN A DISTINTOS PUNTOS DEL MUNDO,
DONDE COMENZARÁ EL CAOS. LUEGO, DISTRIBUIREMOS LAS PLAGAS CONTRA EL MUNDO
HUMANO Y LA ESPECIE ELEGIDA Y DIRIGIDA POR EL REDENTOR, SERÁ LIBRE PARA SIEMPRE
DE LA OPRESIÓN- dijo la siniestra voz del nuevo ser- SE ACABÓ.
Natal
miraba a Sony con desconfianza, de todos modos, lo acompañó en la lucha.
-
Si alguna vez fue tu amigo, tienes que tomar una decisión- le dijo Sony, de
espaldas- Yo voy a matarlo, no solo por Kay sino porque también es mi deber…
Natal
no respondió y recordó cuando los elementales antiguos lucharon contra los Narsogs,
encerrándolos mediante el Ritual de los Malditos, gracias a la espada divina.
Así no habían tenido que enfrentarlos arduamente y se enfocaron mejor en su
rival más cruel. Ahora conocía las habilidades de estos monstruos, no eran
muchas, pero sí claras. ¿Qué debería hacer? Morgán era el inicio de todo el
embrollo, acabando con él podrían tener una oportunidad, pero… Natal le había
hecho una promesa a José y quería cumplirla a como de lugar. Realizó un importante suspiro y le dijo a
Sony.
-
Bien- y luego pensó- Perdóname José, no pude salvarte.
Sony
asintió y las dos alas de la gárgola surgieron en su espalda; a continuación
voló por los aires a unos pocos metros del suelo en dirección al vampiro. Natal
miró hacia atrás, en un punto olvidado yacía el cuerpo unánime de su aprendiz,
muerto a muy temprana edad. Al profesor le cayeron algunas lágrimas.
-
Tampoco pude salvarte a ti, Kay- dijo, cerró los puños y fue a ayudar a Sony.
La
batalla final dio inicio, el horripilante Redentor contra los dos elementales
restantes. Se sintieron afortunados cuando notaron que Morgán no se había
preocupado por recuperar la espada divina, dedujeron que solo le funcionaba al
verdadero portador y por esa razón no la tomó. El hielo continuaba protegiendo
a su dueño, sin aviso, de los ataques elementales; lo supieron cuando
intentaron golpearlo con bolas de lava y ráfagas de viento. Los ataques físicos
tampoco lo dañaban por su piel de acero. La criatura sacudió sus extremidades
como un perro mojado y una lluvia de formas puntiagudas, las cuales habían
salido del caparazón de su espalda, acecharon a los dos elementales. Las masas
de lava nada les hacían, y el viento de Natal parecía no hacerles efecto, ni
siquiera desviándolas. Se tiraron al suelo, en un intento desesperado por
sobrevivir y los cuernos de Morgán les rozaron los cabellos.
-
Son como proyectiles o las balas de un arma, solo tienen una dirección- dijo
Natal. Sony ya se había dado cuenta.
Miljen
Morgán, ahora siendo una abominable criatura amante de la sangre y el poder,
repitió los ataques y agregó un soplido, lo que generó un hilo de hielo
(particularmente oscuro) que se transformó en una sustancia viscosa. La
sustancia tenía vida propia, y se arrastró por el suelo, en cámara lenta, hacia
sus enemigos.
-
Cuidado, no te confíes- le dijo Natal. Pero Sony no hacía más que ignorarlo.
Morgán
lanzó sus cuernos de la espalda como proyectiles nuevamente; justo a tiempo,
Sony tomó a Natal y voló por los aires, esquivando el ataque. Sin embargo, los
Narsogs que podían volar, realizaron el contraataque. Los destellos del sol
eran escasos, pero algunos descendían hasta la tierra. Natal ejecutó una bola
de aire inmensa que los cubrió por completo, repeliendo a todo aquel que
quisiese acércaseles más de cinco metros. Funcionó en una primera instancia,
pero aquella técnica requería mucho poder y Natal se vio fatigado al instante
por lo que la bola desapareció por arte de magia. Los Narsogs aprovecharon la
situación y alzaron sus garras; Morgán lanzó sus proyectiles. Con el espacio
acotado, Sony voló hacia un costado y fue víctima del ataque de un narsog muy
veloz que lo embistió. Sony cayó, tomando a Natal con una de sus alas, y lo
peor de todo es que fue directo a la sustancia viscosa que Morgán había creado.
Reconociendo el plan que sus enemigos habían entramado para conducirlos hacia
aquella trampa, Sony lanzó a Natal a lo lejos e inconcebiblemente fue atrapado
por la sustancia bajo uno de los destellos del sol que las nubes permitían. La
materia se abrió como una inmensa alfombra, lo rodeó hasta el cuello y se vio
petrificado. Natal aterrizó a unos metros de Sony, débil y exhausto; no se
rindió con facilidad, intentó lanzar algunas ráfagas de aire contra la
sustancia pero de nada sirvieron.
-
¡No!- exclamó, golpeando al suelo con los nudillos.
El
Redentor creó una nueva lanza de hielo oscuro y con esta pretendía decapitar al
joven Sony. Sony cerró los ojos, se mantuvo solemne y en silencio.
Morgán
se apresuró en derrotarlo y arrojó la lanza. Natal intentó desviarla pero fue
inútil, se llenó de angustia e impotencia, sin embargo… la fría mente de Sony
lo había planeado todo desde el principio: el pastoso capullo se expandió y se
pulverizó, liberando al personaje; entre los glutinosos fragmentos había
pedazos de rocas.
Retrocediendo,
Sony había formulado una hipótesis cuando Morgán reveló la sustancia y esta
consistía en que el enemigo intentaría atraerlos hacia ella para inmovilizarlos
y matarlos. Sin que Morgán se diera cuenta, atrajo a la sustancia hacia uno de
los destellos de luz del sol, para que creyeran que estaba cayendo en el
engaño, voló por los aires cuando Morgán atacó con sus proyectiles; dejó que el
antagonista creyera que había caído en su juego y justo antes de estrellarse
sobre la sustancia, lanzó a Natal fuera, se cubrió con las alas de la gárgola
(las cuales, bajo el sol, se hicieron piedra) mientras la sustancia lo rodeaba;
y así, dentro del capullo, se transformó en la gárgola desde el cuello hacia
abajo para tener la fuerza suficiente y deshacer la segunda capa que lo rodeaba
(la roca) la que lo mantenía lejos de la capa principal (la sustancia). En
resumen, las alas convertidas en roca le habían servido como un chaleco
protector que impidió que la sustancia de Morgán lo tocara, por ese motivo, pudo
transformarse y liberarse con facilidad.
Sony
esquivó la lanza oscura, la cual decapitó a uno de los Narsogs de una manera
muy desagradable. Natal no podía creer como había crecido su pupilo.
El
cuerpo de Sony era gris y vigoroso (con las prendas arruinadas) a diferencia de
su rostro que continuaba siendo humano pero con los ojos color miel y sin
pupilas; no solo eso, Sony ya no tenía alas, las había sacrificado; su espalda
tenía dos formas (como percheros) donde se notaba que acababan de ser arrancadas.
-
No podré volar- dijo la resonante voz de Sony, de inmediato su rostro se tornó
gris, le crecieron dos orejas puntiagudas, un cabello oscuro, largo y liso, y
colmillos- Pero si podré golpearte con el triple de mi fuerza.
El
vampiro se salió de control y realizó un sonido muy desagradable. En el
descuido, Sony aprovechó y le golpeó en la cara con un puñetazo. La criatura se
desplomó sobre la superficie, aturdida.
Cabe
destacar, que los elementales en su modo bestia NO PUEDEN utilizar sus elementos
(a excepción de aquellos que empleen magia como Morgán); razón por la cual,
Sony recurrió a la fuerza bruta.
La
gárgola sin alas atacó nuevamente al vampiro de acero en el estómago,
finalmente sus ataques le hacían efecto; Morgán estaba inmóvil una vez más. La
gárgola lo destrozó a puñetazos y justo cuando Morgán parecía no poder
continuar, Sony se detuvo y observó a Natal, quien contemplaba la situación con
mucho dolor.
-
Tienes razón- le dijo a su mentor- No soy ningún asesino- se alejó de Morgán y
regresó con él para ayudarlo a levantarse.
-
Hiciste lo correcto.- sonrió Natal- Ni a tu padre ni a Kay les hubiera gustado
verte así.
La
gárgola apretó los dientes y observó al sector donde su amigo estaba tirado,
fue hacia allí y todos los Narsogs, llenos de terror, empezaron a retroceder.
Muchos de los miembros de La Cruz (que estaban mezclados con los Narsogs)
huyeron despavoridos. Natal se acercó a Morgán. Los gigantes de hielo que Sony
había atrapado anteriormente, se derritieron.
Una
vez la gárgola estuvo frente al cuerpo sin vida de Kay, sus insólitos ojos de
color miel brillaron y se pusieron llorosos. Quiso quitarle la espada del
estómago, pero por alguna razón, no pudo hacerlo. Kay estaba pálido, con los
ojos abiertos y unánimes, una gota de sangre seca caía desde su labio inferior,
se deslizaba por todo su perfil izquierdo hasta desembocar en el suelo, donde
había un charco.
-
No siempre tuvimos la mejor relación, amigo- habló la gárgola- Cambiamos mucho
e incluso cuando nos reencontramos el año pasado, te habías vuelto otra
persona, eras un cazador… te buscaban en todo el mundo. Y mi misión era
arrestarte. Supe que eras tu y mi vida dio un giró inesperado; me volví un
elemental, conocí a Natal, me reencontré con Jessica, supe la verdad sobre mi
padre y… me acerqué más a ti. Es un vínculo que nunca quise ver destruido, ni
siquiera cuando mi mente era un mejunje por todo lo que había pasado. Descansa,
hermano y reencuéntrate con tu familia, te deben estar esperando hace mucho.
Natal,
por su parte, se acercó al monstruo vencido.
-
José, por favor, regresa- le dijo. El vampiro, sin fuerzas, lo observó
detenidamente- Ya basta de sufrimiento, sé el hombre que alguna vez fuiste.
Deshazte del odio, de la culpa por la muerte de Gloria, de todo…
El
cuerpo de acero de Morgán comenzó a brillar y un bulto se fue expandiendo
dentro de su estómago. El vampiro cerró los ojos y dejó de respirar. Natal dio
un paso atrás. Las cosas raras no paraban de ocurrir, el bulto se hizo tan
grande como un globo y se reventó, a continuación, una persona salió del
interior del monstruo, un humano desnudo, con el rostro barbudo, el cabello
canoso y largo, y el cuerpo cubierto de sangre. Natal lo ayudó, se quitó el
buzo y lo vistió de la cintura para abajo. Lleno de alegría, exclamó.
-
¡Lo lograste! ¡Lo lograste!
José,
desconcertado, le preguntó.
-
¿Pedro? ¿Eres tú? ¿Dónde estoy?- miró al ejército de monstruos y a los agujeros
negros a lo lejos- ¿Qué fue lo que pasó?
Natal
no podía contener la alegría y habló muy apresuradamente.
-
Te lo diré todo después- luego se dirigió a Sony- ¡Sony, vuelve!
Los
Narsogs estaban inmóviles, sin saber que hacer (pues no razonaban), le temían a
la gárgola y no querían acercársele; solo observaron.
Sony
le estaba rezando a su amigo cuando oyó el grito de Natal, se despidió de Kay y
volvió con su maestro; en ese momento, creyó que una luz había brillado a sus
espaldas pero cuando giró para comprobarlo, todo seguía igual. Desanimado, se
dirigió hacia donde estaba Natal y examinó lo sucedido.
-
Nicolas…- dijo José.
Sony
tragó saliva.
-
No, soy Sony, su hijo- respondió anonadado- Natal, ¿Qué significa esto? ¿Quién
es este hombre?
-
Míralo bien…- le respondió Natal.
Sony
se estremeció y se puso en guardia.
-
No, él es José. No es Miljen. Es humano, volvió a ser quien era.
Sony
comprobó que ya no llevaba el tatuaje y que era totalmente humano por sus pocas
ropas, había dejado de ser un híbrido entre las dos especies.
-
No lo entiendo…
-
Yo menos- sonrió José.
-
Una marca… - empezó Natal pero fue interrumpido… el vampiro tendido sobre el
suelo con un gran agujero en su estómago, abrió los ojos y se levantó; el
tatuaje lo rodeó por completo.
-
¡¿Qué es eso?!- exclamó Sony.
-
CREYERON QUE PODRÍAN VENCER TAN FACILMENTE AL PODEROSO REDENTOR, EL SALVADOR DE
LA ESPECIE- dijo el vampiro, que se volvía a alzar.
-
La marca negra… cobró vida propia- comentó Natal.
-
Estoy confundido, ¿el humano es José y esa criatura es el Redentor?- preguntó
Sony.
-
Así es- asintió Natal, tomando a José de los brazos para alejarse- José fue dominado
por magia oscura, una marca negra que se manifestó en un tatuaje, lo que le
provocó una doble personalidad. A veces podía controlar el poder, y fue
por eso que en Sarmander pudo decírmelo- José sacudió la cabeza recordando-
Ahora… José se apartó de esa marca. Mi teoría es que se la pasó a su contraparte
de Amdor, la bestia que tienen los
elementales, y ahora esta es la que posee la marca y la personalidad del
Redentor.
-
Ahora lo recuerdo…- habló José.
-
NARSOGS, ENTREN A LOS PORTALES- ordenó la criatura. Los Narsogs
sintieron el regreso de su amo y fueron en paso lento hacia cada una de las
puertas dimensionales (los agujeros negros) que los conducían hacia diferentes
espacios en el mundo.
-
Hay que impedir que lleguen a los agujeros negros o sino se repartirán por toda
la Tierra y lanzaran las plagas que acabaran con el mundo humano- dijo Natal.
-
Esto no parece acabar jamás- exclamó Sony y corrió hacia uno de los grupos de
Narsogs.
José
estaba petrificado, con los ojos saltones.
-
Quédate aquí, acabas de volver en sí, busca un lugar para esconderte- le dijo
Natal, tomándolo de los hombros y se marchó para combatir.
José
no lo hizo, se quedó allí, con la boca abierta.
El
vampiro luchaba contra las ráfagas de aire de Natal y José presenciaba aquella
lucha a unos treinta metros. Se vio sorprendido por la tenacidad y la
resistencia de Pedro, quien había sido el más pequeño de los primeros
elementales. Giró la mirada 45° hacia el este y contempló al joven Sony convertido
en una gárgola sin alas, batallando contra los Narsogs que se dirigían hacia
uno de los agujeros negros. Fue inevitable no compararlo con Nicolas cuando era
joven, luego se preguntó donde estaría el hijo de Frank y miró hacia atrás… al
cuerpo sin vida del muchacho. Apretó los dientes y regresó a presenciar las
intensas peleas.
-
Yo soy el responsable de todo esto. Si no me hubiera dejado llevar por el odio
cuando Gloria murió, nada de esto hubiera pasado…- José suspiró profundamente y
dio un paso al frente- Y es por eso que mi deber es terminar con esto.
La
gárgola sin alas embestía a cuatro Narsogs de un solo golpe, pero las demás
actuaban como insectos y se le abalanzaban encima. Varias veces tuvo que
retroceder para quitárselas de encima, pero a medida que lo hacía, más se
acercaban al portal. Tenía la opción de volver a la normalidad y usar la lava,
pero ya había gastado mucha energía del corazón, de nada le serviría, sumando
que los Narsogs eran inmunes a sus poderes, solo les afectaban los golpes con
el cuerpo. Pronto comenzó a perder las esperanzas, no tenía nada en mente. Los
Narsogs corrieron hacia el y justo cuando Sony esperaba el impacto, una ola de
agua cubrió el paso y embistió al ejército, luego se tornó hielo. Los Narsogs
quedaron congelados. José, vestido con una única prenda, acababa de aparecer.
-
No durará mucho tiempo, son fuertes- le dijo a Sony.- Hay que crear una doble
barrera sobre cada portal para impedirles el paso, servirá hasta que sepamos
como deshacerlas.
Sony
frunció el ceño.
-
Sé que siendo Miljen, hice cosas terribles. Pero tenemos que apresurarnos,
después lo hablaremos mejor…- José corrió hacia el portal y generó una
gigantesca pared de hielo a su alrededor, la cual estaba arraigada a lo
profundo de la tierra para que el agujero no la absorbiera. Sony fue testigo de
dicho acto, y sin opciones, volvió a la normalidad y lo copió pero con una gran
ola de lava que se solidificó y se volvió roca.
-
Vamos, ayudemos a Kimhote y detengamos a los otros grupos- le dijo José. Sony,
con la mirada soberbia, lo siguió.
Natal
se defendía de los ataques físicos del gran monstruo mediante escudos de aire
que también le permitían empujarlo, pero nada más. Ante la desventaja del
enemigo de no poder darle un golpe certero, juntó ambas manos y los cuernos de
la espalda (surgían nuevos cuando ya había utilizado los anteriores) se
dispararon hacia el cielo como cohetes y se desintegraron, conformando una
extensa niebla.
El
adversario desapareció entre la espesura, aguardando su momento. Natal perdió
la calma, veía a sus sombras ir y venir en distintos frentes, generando un
prolongado suspenso y un inminente terror.
Finalmente,
el Redentor atacó pero Sony y José llegaron para ayudarlo, una construcción de
hielo y de roca (lava solidificada) atrapó al agresor; la bestia destruyó una
de las paredes a la fuerza para lograr escapar.
-
ERES UN TRAIDOR- dijo el vampiro- ¡JOSE!
-
Soy el culpable, así que me corresponde detenerte- respondió José Morgán.
El
vampiro gruñó y fue por José, este apuntó los brazos hacia el suelo y creó una
plataforma de hielo que le permitió saltar por los aires, en secuencia, formó
una rampa con la mano izquierda mientras le lanzaba cuchillos de hielo a su
enemigo. Sony se quedó impresionado, el manejo de Morgán sobre sus poderes era
verdaderamente sorprendente.
Como
los cuchillos no pudieron atravesar el cuerpo de acero del vampiro, Morgán se
benefició de las paredes de la prisión que había creado apenas llegó y las
manipuló para que lo embistieran, cosa que resultó. El vampiro cayó
bruscamente, atrapado por los muros de hielo. Sony quiso ayudar pero sus pies
habían sido tomados por la sustancia que creyó haber destruido. El vampiro dio
una voltereta en el aire y sacudió las alas, los muros fueron hacia Sony. Natal
intentó detenerlo pero ya había gastado sus reservas de energía. José detuvo
los bloques con sus poderes, y sorpresivamente, una mano atravesó el muro de
hielo y penetró sobre su pecho. El vampiro había volado por los aires,
siguiendo el trayecto de los muros que había lanzado (aprovechando la niebla
espesa aún existente) los estaba utilizando como cortina de humo.
-
YA NO TE NECESITAMOS… JOSÉ- dijo y apartó su brazo.
-
¡No!- gritó Natal.
Del
agujero del pecho desnudo, le comenzó a salir mucha sangre.
-
No lo entiendo. ¿Por qué me salvaste?- preguntó Sony, anonadado.
-
Porque tú eres el futuro, yo solo soy… el pasado- le respondió Morgán.
Sony
y Natal, presionaron las energías de sus corazones (escupiendo gotas de sangre
durante el acto) para atacar al Redentor. La fuerza del viento hizo que en un
descuido, Morgán volara por los aires y cayera muy cerca de Kay.
-
¡José!- gritó Natal.
-
Quédate ahí, lucha junto a tu aprendiz, terminen con esto. No te preocupes por
mí- le gritó Morgán y se arrastró por el suelo.
Natal
asintió, aunque poco podía hacer y sabía que de seguir luchando podría llegar a
gastar toda la energía del corazón y morir.
-
Cúbreme. Tengo una idea- le dijo Sony, Natal se posó detrás.
Morgán
se acostó al lado de Kay, con su rostro a la altura de la cintura del difunto.
.
‘’ - ¡Suéltalo!- le gritó Kay.
Morgán se detuvo a
observarlo.
- Pero que increíble
parecido… (…)‘’
. ‘’ ¿Quién eres?- preguntó
Kay adormecido, con la mordida en el cuello. Sony estaba afuera patrullando, yacían
en San Robo y Kay se encontraba al borde del abismo…
- Soy quien te salvará la
vida- respondió José Morgán, pero estas palabras no las escuchó Kay porque cayó
dormido. Posó su palma sobre la garganta del joven y la marca se curó. ‘’
. ‘’ En el cuarto sol,
titulado Atonatiuh, Kay, Sony y Morgán se encontraban trabajando juntos:
(…) Kay posó su mano sobre
el hombro de Sony.
- Lo es, pero confía en mí.
Lo necesitamos para salir de aquí con vida- dijo. (…)
- Frank, si vieras como
creció, te sorprenderías- pensó Morgán en ese momento. ‘’
. ‘’- Se va a llamar… Kay-
dijo Frank.
- Kay…- repitió José-
Bonito nombre. (…)’’
. ‘’- ¡FUISTE EL VERDADERO
ASESINO DE MI FAMILIA! ¡DE MI HERMANASTRO! ¡DE MI MADRE! ¡DE MI… PADRE!- gritó
Kay (…)’’
La
serie de recuerdos invadió la cabeza de José, no pudo contener las lágrimas.
-
Acabé con tu único hijo, Frank. Con el héroe que tú querías. Te ruego que me
perdones- cerró los ojos y entre las sombras pudo entrever una luz de gran
intensidad, abrió los ojos, giró la cabeza unos 90° y sonrio…
-
Después me encargo de ti- le dijeron.
-
Aquí te espero- respondió José.
El
plan de Sony estaba en marcha, Natal funcionaba de distracción con sus ráfagas,
las cuales también expulsaban a los Narsogs dirigiéndose hacia los agujeros
negros, cada vez estaban más cerca…
El
vampiro usó sus alas para defenderse de todos los ataques; Sony aprovechó la
niebla para usarla a su favor y así, el enemigo no reconocía sus futuros
movimientos. Entonces, su mano y brazo derecho se tornó gris, como la gárgola,
para incrementar su fuerza y con la izquierda realizó bolas diminutas de lava
como distracción. Pero a medida que más empleaba el poder, su fuerza y
vitalidad disminuía notablemente, dos golpes mortales y podría llegar a perder
la vida.
-
¿PARA QUÉ SEGUIR LUCHANDO? ERES UN JEN, NO UN SALVADOR.
Y
Sony lo sintió, en lo profundo de sus raíces…
Un
gran alboroto se hizo oír y luego… una explosión, tras otra, tras otra, tras
otra. Y gritos, desgarradores, desesperados, pies intentando huir, cuerpos
atravesados…
Sony
y El Redentor se detuvieron por un momento, hasta Natal estaba desorientado con
respecto a todo eso.
-
¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO?- gritó el Redentor y velozmente, una espada lo
atravesó desde atrás. Una espada que tenía escrita una insignia en la hoja, de
bronce y plata a la vez- QUÉ… ES…
No
la portaba un hombre, sino una bestia inusual: un hombre lobo con el pelaje
hecho fuego. Sony se echó para atrás y torpemente cayó de cola al suelo.
-
¿Quién eres?- le preguntó. Natal también se acercó.
El
lobo rugió, pero no parecía tener intenciones de atacarlos. El vampiro no había
sido derrotado del todo e intentó acabar con su nuevo enemigo, pero fue en
vano, el lobo de fuego lo decapitó con su espada; el desagradable acto fue
cubierto por la niebla y la cabeza del monstruo rodó por los suelos. A
continuación, el lobo clavó la espada sobre la tierra; Sony se estremeció
porque creyó que lo iba a atacar. Una insignia que parecía estar en español,
yacía escrita en la hoja. Sony la leyó en voz alta.
-
‘’La espada jamás destruirá a su
portador’’- tardó en comprenderlo, pero cuando lo hizo, abrió los labios, irguió los hombros y con los ojos llorosos
pronunció- ¿…Kay?
El
lobo de fuego asintió y otra sorpresa ocurrió, empezó a hablar.
-
Los portales fueron cerrados. A excepción de uno. Una estocada de la espada
funcionó con cada uno y además, los Narsogs ya no serán un problema…
La
neblina se disipó por completo; Sony y Natal fueron cómplices de lo imposible:
un ejército de aztecas, rodeados con un aura azul y los ojos blancos sin
pupilas (señal de que ya estaban muertos) rodeaban a todo el campus, no había
quedado Narsog con vida, todos sus cuerpos estaban desplomados, vencidos.
-
El ejército divino, lo llamo- dijo el lobo- Sin duda, es el arma más poderosa.
Gracias a ella, puedo hablar con ustedes en esta forma.
Sony
y Natal volvieron a posar sus miradas sobre el lobo.
-
¿Kay? No puede ser…- suspiró Natal.
-
¿De verdad eres tu?- preguntó Sony.
El
lobo rugió y las llamas se apagaron, una luz surgió y lo envolvió; la sombra de
un muchacho se reveló ante ellos. Y si, Kay Montarnen, el elemental del fuego y
uno de los JEN, estaba con vida. Sony tragó saliva, se levantó y lo abrazó
rápidamente.
-
Oye, oye- exclamó Kay- No me fui durante tanto tiempo.
-
Creímos que habías muerto- dijo Natal y se levantó, con una impecable sonrisa
en su rostro. Sony soltó a su compañero y se secó las lágrimas. Kay estuvo
apunto de hablar pero… fue sorprendido por su mentor, que también lo abrazo de
imprevisto. Sony no contuvo las lágrimas de la emoción.
Kay
estaba algo sucio, y el agujero que lo había matado ya no estaba, solo poseía
una gran mancha de sangre en la ropa.
-
Para mi todo fue en un instante- rió Kay y abandonó la felicidad por un tono
severo- Igual, esto no terminó aún- se dirigió hacia donde estaba José tendido.
Sony y Natal lo siguieron.
-
Así que el mago le agregó un precepto
a la espada- dijo José mientras tosía, estaba lleno de alegría pero su vida se
apagaba segundo tras segundo. Kay alzó la espada para acabar con la vida de
José…- Lamento todo lo que pasó, nunca fue mi intensión lastimar a tu familia.
Yo los quería mucho. La comida de Giselle, los juegos de Ulises y las historias
de Frank- volvió a toser sangre y continuó- Te pareces a los tres, tienes un
poco de cada uno. Vi tu sonrisa… como la de tu madre. Pero es Frank quien dejó
la mayor marca en ti…
Kay
apretó los dientes pero no lloró, se mantuvo así durante un tiempo y finalmente
dejó la espada a un lado.
-
No te odio, si eso es lo que crees.- le dijo.
-
Con eso me basta- respondió José, sus ojos estaban entrecerrados.
-
El responsable es este tal Fismut, él ordenó el asesinato de mi familia…- dijo
Kay con la mirada solemne.
-
No, Kay- dijo Morgán y tosió. Sony y Natal estaban en silencio- Fue el Oscuro,
él quiso que creyeras eso. Yo soy responsable por dejarme seducir por su poder…
no merezco un lugar en el cielo.
-
¿Hariet? ¿El demonio que los primeros elementales derrotaron?
José
asintió y por alguna razón, Kay le creyó.
-
Pedro, así es mejor, prefiero morir yo que ya tuve una larga vida y que estos
jóvenes vivan y cuiden nuestro futuro. Es lo correcto…
-
Te luciste en batalla, anciano- le dijo Sony, con una sonrisa.
-
Hasta siempre, Pedro- su voz fue decreyendo- Hasta siempre, jóvenes JEN. Ahora,
me reuniré con sus padr…- José Morgán falleció finalmente. Natal bajó los ojos,
pero no lloró esta vez.
Rezaron
por el difunto y estuvieron hasta el anochecer, excavando una tumba casera para
enterrar su cuerpo, tardaron en hacerla por calcular la altura del inmenso
personaje. El ejército divino cargó los cadáveres de los Narsogs y los llevaron
a una dimensión que Kay había creado con la espada, mediante el único agujero
negro que dejó abierto. También se llevaron al cuerpo decapitado y a la cabeza
del Redentor a esa dimensión. El ejército de hombres celestiales, con formas de
guerreros aztecas y/o mexicas, armados con lanzas y cuchillos, se dirigió hacia
el portal y desapareció. Kay alzó la espada divina y un imponente rayó salió de
ella, retumbando en el cielo (ahora oscuro); luego cayó sobre el portal y lo
cerró, su luz se extendió quinientos metros a la redonda.
-
Es increíble todo lo que se puede hacer con ella- dijo Kay, refiriéndose a la
espada, y al instante, la lanzó al portal antes de que se cierre.
-
¿Qué hiciste?- preguntó Sony.
- Mientras el arma prodigio exista, el mundo
seguirá estando en peligro. En esa dimensión se quedará y nadie podrá tomarla
porque solo se abre mediante ella. No importa quien la tenga, su poder es muy
grande, y choca con el equilibrio de este mundo. Es mejor así.
Sony
comprendió, Natal sacudió la cabeza como si hubiera recordado algo, detrás de
unas rocas había un cofre de gran tamaño. Kay y Sony fueron a ver que es lo que
estaba haciendo.
-
Durante mi enfrentamiento con el vendaval, encontré este cofre en el pasillo
por el cual escapé…- los elementales lo abrieron y allí contemplaron hermosas
piezas de oro.
-
¡El tesoro!- exclamó Sony- Lo había olvidado por completo…
-
Tengo una gran idea. Llevémoslo a la capsula- les dijo Natal.
Paradójicamente,
la capsula no había sufrido daños durante la batalla, pues estaba a más de dos
kilómetros, lo que fue una suerte.
El
cofre pesaba, y aún con pocas energías, en plena noche, lo llevaron a la
cápsula.
-
¿Cuál es tu plan?- preguntó Sony.
-
¿Recuerdan que un conocido me ayudó con los archivos sobre el reloj de oro y
que le dije a Sony que derritiera el arco de San Robo? Hace mucho que quería
hacer algo por esa gente; y gracias a ustedes, podré hacerlo. Mi plan siempre
fue tomar parte del tesoro y entregárselo a mi socio, así… se las ingeniaría
para ocultar el tesoro en San Robo, como las Fuerzas Especiales de Argentina
deben estar allí por la creencia de un ataque terrorista debido al arco
derretido, mi socio tendría la excusa para informar que lo encontró y por como
figura en todo el procedimiento legal de este siglo, a los poderes políticos
nos les quedaría otra que invertir en la reconstrucción del sector.
-
Toda reliquia encontrada en un sector que antecede los cien años, es propiedad
del dueño de aquel mismo sector. Lo sé, estudié las leyes nuevas- dijo Sony- Es
brillante, ojalá funcione.
La
capsula comenzó a emprender vuelo y Kay observaba atentamente la ventana.
-
¿Cómo te sientes?- le preguntó Sony.
-
Cómo si me hubiera subido más de lo debido a una montaña rusa- sonrió Kay- Toda
esta aventura me hizo reflexionar mucho, recordé muchos hechos del pasado que
había dejado de lado y cada vez estoy más cerca de saber la verdad sobre la
muerte de mi familia.
Sony
lo tomó del hombro, no necesitaron decir más. Luego fueron por lo botiquines de
primeros auxilios, y curaron alguna de sus heridas, fueron conscientes que
cuando volvieran necesitarían ir urgente a un hospital, tal vez internarse un
par de días por la perdida de sangre. Pero ya todo había terminado, y fue lo
que menos les preocupó.
Y
para colmo, otro misterio se sumaba en la cabeza de Natal: el grabado en la
espada, escrita en español. No habló al respecto por todo lo que había pasado;
sospechaba que la espada había tenido algún otro
origen, pero en ese caso… ¿Por qué el mago le había dejado un precepto
cuando los elementales de antaño casi se matan para conseguirla? Natal sabía
que la respuesta decaía indudablemente en Frank Montarnen…
No
se comió la cabeza y observó el hermoso espectáculo ante sus ojos, dos
muchachos riendo y conversando. Después de tanto tiempo, Natal se sentía útil y
su cariño hacia esos dos jóvenes había crecido mucho, como si fueran sus
propios hij…
-
¿Sabes que es VERDADERAMENTE gracioso?- dijo Kay a sus amigos, lleno de alegría-
¡Tú, Natal! ¡Tu edad te delata! ¡Eres más viejo que todos los próceres de
nuestra historia argentina!- Kay estalló de risa y Sony le siguió el chiste.
-
Muchachos, sé que ya no tiene importancia pero… me disculpo por nunca haberles
dicho que soy un elemental- habló Natal, lo que sorprendió a sus compañeros-
Pensaba en decírselos algún día, pero es que… he confiado en tan pocos a lo
largo de mi vida que mantener secretos se ha vuelto toda una costumbre para mí.
Son elementales, tenían todo el derecho de saberlo, después de todo lo que
pasamos. Pero bueno… admitir quien soy solo ha traído desgracias a mi vida.
Sony
y Kay asintieron comprensivos y lo tomaron del hombro con franqueza. La cápsula
volaba, en piloto automático, en dirección a Buenos Aires.
El
plan de Natal funcionó y Sony empleó sus habilidades como abogado para ayudar. El
90% de los tesoros aztecas se donaron a San Robo, donde se fundó una
institución respetable (con todo el apoyo del Rey) y se empezó a dar escuela
primaria y secundaria a todas las personas, sin importar la edad. También se
fundó un centro cultural donde fomentaron el arte y la no violencia. Con el
paso del tiempo, mucha gente comenzó a prestar interés, se donaron muchas
cosas, y San Robo se volvió una ciudad más de la Argentina , donde su
gente se incrustó a la sociedad poco a poco. El nivel de pobreza había
disminuido notablemente en aquel sector. Natal volvió a dar clases, aunque ya
no era necesario con todo lo que les sobraba del tesoro, de todas formas, amaba
su profesión. Fueron a visitar a Jessica al cementerio, aunque sus restos no
posaran allí y pidieron perdón por todo. Más adelante, Kay empezó a buscar una
carrera universitaria, para estudiar y recibirse. Se sorprendió al recibir una
carta de Agustina y se comunicó con ella inmediatamente, probablemente se
volverían a ver. Sony decidió quedarse a vivir en la Argentina e intentar
trabajar y estudiar allí, le costó mucho convencer a su madre, quien no había
sabido nada de él por más de un año. Aunque
su relación no era la mejor… También se mantuvo al tanto de las medidas
políticas implementadas últimamente, (sin intervenir) y empezó a escribir un
libro, que empezó siendo un manual en el cual criticaba y expresaba su opinión
sobre la política actual. Con el tiempo, le aburrió y comenzó una nueva
historia… donde narraba todo lo que había vivido junto a sus dos compañeros de
aventuras.
La
Cruz se esfumó y los ataques cesaron, al mismo tiempo, la crisis por el agua
empezó a atenuarse. Van Robin Hed continuaba siendo una prioridad, pero sin
avances. Los Estados vivieron una escasa época de paz, pues como había dicho
Miljen Morgán…
‘’- Envenené los mares y
océanos con mi sangre, a causa de eso, ¡muchas familias murieron y yo me hice
con una inmensa cantidad de seres vivos!
- ¡¿Con qué motivo?!- gritó
Sony.
- Hubo tres razones: la
primera para que los Estados estén ensimismados en enfrentarse entre ellos e
ignoren los actos de La Cruz, la segunda para que tenga efecto lo que estoy haciendo
ahora, y la tercera… bueno, no puedo decírselas. Solo puedo confesarles que se
relaciona con las fuerzas armadas de toda la G.N.U.M…’’.
Fin
Nota del autor: Para todos los que llegaron aquí, les agradezco nuevamente por leer la novela. Es una historia un poquito más compleja que la anterior. Espero que la hayan disfrutado tanto como a mi me gustó escribirla. La continuación se titula ''La Guerra de las Bestias 3: El Águila Dorada'' y será estrenada en marzo del 2017. ¡Si queres saber como sigue la historia de Kay, Sony y Natal, te invito a que la leas cuando salga! ¡Felices fiestas! Y a pesar de que falten dos días... ¡Feliz año nuevo!
Capítulo 1: La Cruz
Capítulo 2: En memoria de una heroína
Capítulo 3: Apólogo
Capítulo 4: El redentor
Capítulo 5: La búsqueda del reloj de oro
Capítulo 6: Al borde del abismo
Capítulo 7: Crónicas desordenadas
Capítulo 8: Un cambio en la historia
Capítulo 9: La piedra del sol
Capítulo 10: Una cita con el monarca
Capítulo 11: La destrucción de Sarmander
Capítulo 12: La llegada al Templo Azteca
Capítulo 13: Los Cinco Soles: El primer
sol ‘‘Tlaltipactonatiuh”
Capítulo 14: Los Cinco Soles: El segundo
sol ¨Ehecatonatiuh¨
Capítulo 15: Los Cinco Soles: El tercer
sol ¨Xiuhtonatiuh¨
Capítulo 16: Los Cinco Soles: El cuarto
sol ¨Atonatiuh¨
Capítulo 17: El quinto y último sol
Capítulo 18: El enfrentamiento con
Miljen Morgán
Capítulo 19: Memorias y muerte
Capítulo 20: La hoja de la espada