miércoles, 28 de diciembre de 2016

La Hoja de la Espada: CAPÍTULO 20.



La Hoja de la Espada: CAPÍTULO 20.

La luz se apagó. Así lo sintió Sony, como si se hubiera quedado ciego por unos segundos; el cuerpo se le quedó inmóvil y una sensación de angustia cubrió todo su espíritu. Natal tuvo que salvarlo de una serie de Narsogs que corrían hacia él con intensiones homicidas; como no podía matarlos, los empujó con una gran corriente de aire. Los seres repulsivos volaron y cayeron a lo lejos. Inmediatamente corrió hacia su ubicación y lo cubrió.
- ¿Qué haces?- le preguntó de espaldas.
Pero Sony no le respondió y mantuvo la mirada fría e inexpresiva en la tierra.
- ¡Sony!
- Siento…- murmuró- … como si me hubieran atravesado con algo aquí- posó la palma de su mano derecha en la panza.
Natal frunció las cejas, temiendo lo peor, observó como iba Kay y lo vio… tendido sobre el suelo con la espada azteca atorada en su estómago; Morgán yacía a su lado, como una estatua. Abrió los ojos como platos y se inclinó hacia atrás, petrificado.
A Sony le llamó la atención su reacción y dirigió su mirada hacia el mismo sector. Ahora lo comprendía…
Los Narsogs continuaban viniendo.
- ¡Ve! ¡Yo te cubro!- le gritó Natal, con la voz quebrada.
Sony ni siquiera asintió, corrió hacia su amigo a toda velocidad. Al mismo tiempo, Natal incrementó los ataques contra los Narsogs en un momento de locura y tristeza.
Cuando Sony estuvo a veinte metros del suceso, se tendió al suelo de rodillas y se largó a llorar. Morgán no le prestó atención, estaba absorto, aún se recuperaba de los recuerdos que Kay le había hecho revivir.  
- No más muertes, no más- exclamaba Sony con los puños en la tierra y las lágrimas humedeciéndole el rostro- Mi amigo, mi hermano…
Morgán reconoció el golpe que Sony le dio cuando ya estaba en el suelo; su cuerpo se deslizó por la tierra como un esquí, una corriente de humo fue dibujada. A continuación, Sony apareció nuevamente ante Él y lo molió a golpes; Morgán no hizo nada para defenderse.
Por dentro, temblaba y por fuera, su fuerza era cada vez más descomunal. Sony no tenía intención de detenerse y el híbrido rostro de Morgán fue desfigurado por moretones y sangre.
- ¿Por qué no te defiendes?- preguntaba Sony, con las palabras entrecortadas, durante el acto.    
Morgán se mantuvo en silencio. Sony lo tomó de las muñecas con sus manos y estas las envolvieron de lava, pero el hielo involuntario de Morgán cubría todo aquello que fuera atacado por un elemento. Al descubrir esto, el joven lo tomó de la garganta y le dijo.
- Te dimos una oportunidad, intentamos entenderte, te enfrentamos porque no nos diste elección. Fingiste que te interesábamos por alguna razón que desconozco y que ya no importa. Y ahora, a sangre fría, asesinaste a la única persona que aún tenía esperanzas en ti… no solo eso, me arrebataste otro ser querido. Y eso, por más de que yo no sea así…- Sony comenzó a apretarle el cuello- No puedo permitírtelo jamás. 
Morgán lanzó algunos gemidos ahogados, se estaba muriendo asfixiado. Y justo cuando todo parecía haber terminado, apareció Natal y tomó a Sony del brazo, jaló y lo empujó. Sony, desconcertado, exclamó.
- ¡Natal!
- No eres un asesino, Sony. No así. Comprendo tu dolor y por todas las cosas que hizo merece una muerte mucho peor, pero no puedes hacerlo…
- ¡¿Le ordenaste a Kay que lo acabara y ahora me dices esto?! ¡Estamos en guerra!
- ¡Sony!- exclamó Natal con voz autoritaria- Mírate. No eres el joven que yo conozco, que él conocía… solo estas deseando venganza.
- No, Natal. Lo hago por el bien de todos, por el tuyo y por el mío. Sé que fue tu compañero y que aún lo quieres. Pero tendrás que decidir. ¿Con quien estas? ¿Con Morgán o conmigo? 
Natal se quedó mudo.
- Sony, por favor. Piensa lo que estas diciendo, es una locura.
Sony, con los ojos venosos, dijo.
- Voy a matar a quien acabó con mi amigo.
Natal, sin tiempo de meditarlo, fue embestido por un puñetazo de Sony y dejado de lado. Al instante, Sony fue a terminar con su enemigo de una vez. Sin embargo, algo sucedió…
Morgán comenzó a llorar y en esa circunstancia, su cuerpo empezó a mutar. Parecía como si intentara evitarlo, pero la marca negra en su brazo presionaba para cumplir con su cometido.
Su cuerpo creció unas siete veces más de lo normal; le surgieron dos alas de murciélago y algunos cuernos enormes en la espalda. No solo eso, la piel se le endureció, como si se hubiera vuelto de acero, le brotaron garras y colmillos de gran tamaño; su rostro se tornó la figura de un desagradable monstruo chupa sangre, de ojos rojos intensos. Hasta incluso su voz se tornó más gruesa y sombría.     
Entre las nubes, el sol se ocultó, y toda la sombra rodeó el área… habían pasado horas durante toda la batalla y el atardecer se avecinaba. Natal, desconcertado, se levantó y contempló horrorizado lo que estaba sucediendo.
- Un vampiro… lo recuerdo. Pero, de día… ¿Cómo lo hizo?
El nuevo engendro le dirigió la mirada; Natal apretó los dientes. Todos los Narsogs abrieron sus excepcionales bocas y produjeron rugidos repulsivos, identificando a su verdadero amo. Sony y Natal estaban rodeados y las cosas empeoraron…
El vampiro pronunció algunas palabras extrañas en voz baja y el aire se vio afectado, nacieron distintos agujeros a las afueras de la zona de batalla, agujeros negros que actuaban como portales y aspiradoras, al mismo tiempo. Sony y Natal no podían creerlo.
- CUANDO ESTO SE ACABE, ESOS PORTALES NOS LLEVARÁN A DISTINTOS PUNTOS DEL MUNDO, DONDE COMENZARÁ EL CAOS. LUEGO, DISTRIBUIREMOS LAS PLAGAS CONTRA EL MUNDO HUMANO Y LA ESPECIE ELEGIDA Y DIRIGIDA POR EL REDENTOR, SERÁ LIBRE PARA SIEMPRE DE LA OPRESIÓN- dijo la siniestra voz del nuevo ser- SE ACABÓ.   
Natal miraba a Sony con desconfianza, de todos modos, lo acompañó en la lucha.
- Si alguna vez fue tu amigo, tienes que tomar una decisión- le dijo Sony, de espaldas- Yo voy a matarlo, no solo por Kay sino porque también es mi deber…
Natal no respondió y recordó cuando los elementales antiguos lucharon contra los Narsogs, encerrándolos mediante el Ritual de los Malditos, gracias a la espada divina. Así no habían tenido que enfrentarlos arduamente y se enfocaron mejor en su rival más cruel. Ahora conocía las habilidades de estos monstruos, no eran muchas, pero sí claras. ¿Qué debería hacer? Morgán era el inicio de todo el embrollo, acabando con él podrían tener una oportunidad, pero… Natal le había hecho una promesa a José y quería cumplirla a como de lugar. Realizó un importante suspiro y le dijo a Sony.
- Bien- y luego pensó- Perdóname José, no pude salvarte.
Sony asintió y las dos alas de la gárgola surgieron en su espalda; a continuación voló por los aires a unos pocos metros del suelo en dirección al vampiro. Natal miró hacia atrás, en un punto olvidado yacía el cuerpo unánime de su aprendiz, muerto a muy temprana edad. Al profesor le cayeron algunas lágrimas.
- Tampoco pude salvarte a ti, Kay- dijo, cerró los puños y fue a ayudar a Sony.
La batalla final dio inicio, el horripilante Redentor contra los dos elementales restantes. Se sintieron afortunados cuando notaron que Morgán no se había preocupado por recuperar la espada divina, dedujeron que solo le funcionaba al verdadero portador y por esa razón no la tomó. El hielo continuaba protegiendo a su dueño, sin aviso, de los ataques elementales; lo supieron cuando intentaron golpearlo con bolas de lava y ráfagas de viento. Los ataques físicos tampoco lo dañaban por su piel de acero. La criatura sacudió sus extremidades como un perro mojado y una lluvia de formas puntiagudas, las cuales habían salido del caparazón de su espalda, acecharon a los dos elementales. Las masas de lava nada les hacían, y el viento de Natal parecía no hacerles efecto, ni siquiera desviándolas. Se tiraron al suelo, en un intento desesperado por sobrevivir y los cuernos de Morgán les rozaron los cabellos.
- Son como proyectiles o las balas de un arma, solo tienen una dirección- dijo Natal. Sony ya se había dado cuenta.  
Miljen Morgán, ahora siendo una abominable criatura amante de la sangre y el poder, repitió los ataques y agregó un soplido, lo que generó un hilo de hielo (particularmente oscuro) que se transformó en una sustancia viscosa. La sustancia tenía vida propia, y se arrastró por el suelo, en cámara lenta, hacia sus enemigos.
- Cuidado, no te confíes- le dijo Natal. Pero Sony no hacía más que ignorarlo.
Morgán lanzó sus cuernos de la espalda como proyectiles nuevamente; justo a tiempo, Sony tomó a Natal y voló por los aires, esquivando el ataque. Sin embargo, los Narsogs que podían volar, realizaron el contraataque. Los destellos del sol eran escasos, pero algunos descendían hasta la tierra. Natal ejecutó una bola de aire inmensa que los cubrió por completo, repeliendo a todo aquel que quisiese acércaseles más de cinco metros. Funcionó en una primera instancia, pero aquella técnica requería mucho poder y Natal se vio fatigado al instante por lo que la bola desapareció por arte de magia. Los Narsogs aprovecharon la situación y alzaron sus garras; Morgán lanzó sus proyectiles. Con el espacio acotado, Sony voló hacia un costado y fue víctima del ataque de un narsog muy veloz que lo embistió. Sony cayó, tomando a Natal con una de sus alas, y lo peor de todo es que fue directo a la sustancia viscosa que Morgán había creado. Reconociendo el plan que sus enemigos habían entramado para conducirlos hacia aquella trampa, Sony lanzó a Natal a lo lejos e inconcebiblemente fue atrapado por la sustancia bajo uno de los destellos del sol que las nubes permitían. La materia se abrió como una inmensa alfombra, lo rodeó hasta el cuello y se vio petrificado. Natal aterrizó a unos metros de Sony, débil y exhausto; no se rindió con facilidad, intentó lanzar algunas ráfagas de aire contra la sustancia pero de nada sirvieron.     
- ¡No!- exclamó, golpeando al suelo con los nudillos.
El Redentor creó una nueva lanza de hielo oscuro y con esta pretendía decapitar al joven Sony. Sony cerró los ojos, se mantuvo solemne y en silencio.
Morgán se apresuró en derrotarlo y arrojó la lanza. Natal intentó desviarla pero fue inútil, se llenó de angustia e impotencia, sin embargo… la fría mente de Sony lo había planeado todo desde el principio: el pastoso capullo se expandió y se pulverizó, liberando al personaje; entre los glutinosos fragmentos había pedazos de rocas.
Retrocediendo, Sony había formulado una hipótesis cuando Morgán reveló la sustancia y esta consistía en que el enemigo intentaría atraerlos hacia ella para inmovilizarlos y matarlos. Sin que Morgán se diera cuenta, atrajo a la sustancia hacia uno de los destellos de luz del sol, para que creyeran que estaba cayendo en el engaño, voló por los aires cuando Morgán atacó con sus proyectiles; dejó que el antagonista creyera que había caído en su juego y justo antes de estrellarse sobre la sustancia, lanzó a Natal fuera, se cubrió con las alas de la gárgola (las cuales, bajo el sol, se hicieron piedra) mientras la sustancia lo rodeaba; y así, dentro del capullo, se transformó en la gárgola desde el cuello hacia abajo para tener la fuerza suficiente y deshacer la segunda capa que lo rodeaba (la roca) la que lo mantenía lejos de la capa principal (la sustancia). En resumen, las alas convertidas en roca le habían servido como un chaleco protector que impidió que la sustancia de Morgán lo tocara, por ese motivo, pudo transformarse y liberarse con facilidad.
Sony esquivó la lanza oscura, la cual decapitó a uno de los Narsogs de una manera muy desagradable. Natal no podía creer como había crecido su pupilo.
El cuerpo de Sony era gris y vigoroso (con las prendas arruinadas) a diferencia de su rostro que continuaba siendo humano pero con los ojos color miel y sin pupilas; no solo eso, Sony ya no tenía alas, las había sacrificado; su espalda tenía dos formas (como percheros) donde se notaba que acababan de ser arrancadas.    
- No podré volar- dijo la resonante voz de Sony, de inmediato su rostro se tornó gris, le crecieron dos orejas puntiagudas, un cabello oscuro, largo y liso, y colmillos- Pero si podré golpearte con el triple de mi fuerza.
El vampiro se salió de control y realizó un sonido muy desagradable. En el descuido, Sony aprovechó y le golpeó en la cara con un puñetazo. La criatura se desplomó sobre la superficie, aturdida.
Cabe destacar, que los elementales en su modo bestia NO PUEDEN utilizar sus elementos (a excepción de aquellos que empleen magia como Morgán); razón por la cual, Sony recurrió a la fuerza bruta.
La gárgola sin alas atacó nuevamente al vampiro de acero en el estómago, finalmente sus ataques le hacían efecto; Morgán estaba inmóvil una vez más. La gárgola lo destrozó a puñetazos y justo cuando Morgán parecía no poder continuar, Sony se detuvo y observó a Natal, quien contemplaba la situación con mucho dolor.
- Tienes razón- le dijo a su mentor- No soy ningún asesino- se alejó de Morgán y regresó con él para ayudarlo a levantarse.
- Hiciste lo correcto.- sonrió Natal- Ni a tu padre ni a Kay les hubiera gustado verte así.
La gárgola apretó los dientes y observó al sector donde su amigo estaba tirado, fue hacia allí y todos los Narsogs, llenos de terror, empezaron a retroceder. Muchos de los miembros de La Cruz (que estaban mezclados con los Narsogs) huyeron despavoridos. Natal se acercó a Morgán. Los gigantes de hielo que Sony había atrapado anteriormente, se derritieron.  
Una vez la gárgola estuvo frente al cuerpo sin vida de Kay, sus insólitos ojos de color miel brillaron y se pusieron llorosos. Quiso quitarle la espada del estómago, pero por alguna razón, no pudo hacerlo. Kay estaba pálido, con los ojos abiertos y unánimes, una gota de sangre seca caía desde su labio inferior, se deslizaba por todo su perfil izquierdo hasta desembocar en el suelo, donde había un charco.
- No siempre tuvimos la mejor relación, amigo- habló la gárgola- Cambiamos mucho e incluso cuando nos reencontramos el año pasado, te habías vuelto otra persona, eras un cazador… te buscaban en todo el mundo. Y mi misión era arrestarte. Supe que eras tu y mi vida dio un giró inesperado; me volví un elemental, conocí a Natal, me reencontré con Jessica, supe la verdad sobre mi padre y… me acerqué más a ti. Es un vínculo que nunca quise ver destruido, ni siquiera cuando mi mente era un mejunje por todo lo que había pasado. Descansa, hermano y reencuéntrate con tu familia, te deben estar esperando hace mucho.

Natal, por su parte, se acercó al monstruo vencido.
- José, por favor, regresa- le dijo. El vampiro, sin fuerzas, lo observó detenidamente- Ya basta de sufrimiento, sé el hombre que alguna vez fuiste. Deshazte del odio, de la culpa por la muerte de Gloria, de todo…
El cuerpo de acero de Morgán comenzó a brillar y un bulto se fue expandiendo dentro de su estómago. El vampiro cerró los ojos y dejó de respirar. Natal dio un paso atrás. Las cosas raras no paraban de ocurrir, el bulto se hizo tan grande como un globo y se reventó, a continuación, una persona salió del interior del monstruo, un humano desnudo, con el rostro barbudo, el cabello canoso y largo, y el cuerpo cubierto de sangre. Natal lo ayudó, se quitó el buzo y lo vistió de la cintura para abajo. Lleno de alegría, exclamó.
- ¡Lo lograste! ¡Lo lograste!
José, desconcertado, le preguntó.
- ¿Pedro? ¿Eres tú? ¿Dónde estoy?- miró al ejército de monstruos y a los agujeros negros a lo lejos- ¿Qué fue lo que pasó?
Natal no podía contener la alegría y habló muy apresuradamente.
- Te lo diré todo después- luego se dirigió a Sony- ¡Sony, vuelve!
Los Narsogs estaban inmóviles, sin saber que hacer (pues no razonaban), le temían a la gárgola y no querían acercársele; solo observaron.
Sony le estaba rezando a su amigo cuando oyó el grito de Natal, se despidió de Kay y volvió con su maestro; en ese momento, creyó que una luz había brillado a sus espaldas pero cuando giró para comprobarlo, todo seguía igual. Desanimado, se dirigió hacia donde estaba Natal y examinó lo sucedido.
- Nicolas…- dijo José.       
Sony tragó saliva.
- No, soy Sony, su hijo- respondió anonadado- Natal, ¿Qué significa esto? ¿Quién es este hombre?
- Míralo bien…- le respondió Natal.
Sony se estremeció y se puso en guardia.
- No, él es José. No es Miljen. Es humano, volvió a ser quien era.
Sony comprobó que ya no llevaba el tatuaje y que era totalmente humano por sus pocas ropas, había dejado de ser un híbrido entre las dos especies.
- No lo entiendo…
- Yo menos- sonrió José.
- Una marca… - empezó Natal pero fue interrumpido… el vampiro tendido sobre el suelo con un gran agujero en su estómago, abrió los ojos y se levantó; el tatuaje lo rodeó por completo.
- ¡¿Qué es eso?!- exclamó Sony.
- CREYERON QUE PODRÍAN VENCER TAN FACILMENTE AL PODEROSO REDENTOR, EL SALVADOR DE LA ESPECIE- dijo el vampiro, que se volvía a alzar.
- La marca negra… cobró vida propia- comentó Natal.
- Estoy confundido, ¿el humano es José y esa criatura es el Redentor?- preguntó Sony.
- Así es- asintió Natal, tomando a José de los brazos para alejarse- José fue dominado por magia oscura, una marca negra que se manifestó en un tatuaje, lo que le provocó una doble personalidad. A veces podía controlar el poder, y fue por eso que en Sarmander pudo decírmelo- José sacudió la cabeza recordando- Ahora… José se apartó de esa marca. Mi teoría es que se la pasó a su contraparte de Amdor, la bestia que tienen los elementales, y ahora esta es la que posee la marca y la personalidad del Redentor. 
- Ahora lo recuerdo…- habló José.
- NARSOGS, ENTREN A LOS PORTALES- ordenó la criatura. Los Narsogs sintieron el regreso de su amo y fueron en paso lento hacia cada una de las puertas dimensionales (los agujeros negros) que los conducían hacia diferentes espacios en el mundo.
- Hay que impedir que lleguen a los agujeros negros o sino se repartirán por toda la Tierra y lanzaran las plagas que acabaran con el mundo humano- dijo Natal.
- Esto no parece acabar jamás- exclamó Sony y corrió hacia uno de los grupos de Narsogs.
José estaba petrificado, con los ojos saltones.
- Quédate aquí, acabas de volver en sí, busca un lugar para esconderte- le dijo Natal, tomándolo de los hombros y se marchó para combatir.
José no lo hizo, se quedó allí, con la boca abierta.
El vampiro luchaba contra las ráfagas de aire de Natal y José presenciaba aquella lucha a unos treinta metros. Se vio sorprendido por la tenacidad y la resistencia de Pedro, quien había sido el más pequeño de los primeros elementales. Giró la mirada 45° hacia el este y contempló al joven Sony convertido en una gárgola sin alas, batallando contra los Narsogs que se dirigían hacia uno de los agujeros negros. Fue inevitable no compararlo con Nicolas cuando era joven, luego se preguntó donde estaría el hijo de Frank y miró hacia atrás… al cuerpo sin vida del muchacho. Apretó los dientes y regresó a presenciar las intensas peleas.
- Yo soy el responsable de todo esto. Si no me hubiera dejado llevar por el odio cuando Gloria murió, nada de esto hubiera pasado…- José suspiró profundamente y dio un paso al frente- Y es por eso que mi deber es terminar con esto.

La gárgola sin alas embestía a cuatro Narsogs de un solo golpe, pero las demás actuaban como insectos y se le abalanzaban encima. Varias veces tuvo que retroceder para quitárselas de encima, pero a medida que lo hacía, más se acercaban al portal. Tenía la opción de volver a la normalidad y usar la lava, pero ya había gastado mucha energía del corazón, de nada le serviría, sumando que los Narsogs eran inmunes a sus poderes, solo les afectaban los golpes con el cuerpo. Pronto comenzó a perder las esperanzas, no tenía nada en mente. Los Narsogs corrieron hacia el y justo cuando Sony esperaba el impacto, una ola de agua cubrió el paso y embistió al ejército, luego se tornó hielo. Los Narsogs quedaron congelados. José, vestido con una única prenda, acababa de aparecer.
- No durará mucho tiempo, son fuertes- le dijo a Sony.- Hay que crear una doble barrera sobre cada portal para impedirles el paso, servirá hasta que sepamos como deshacerlas.
Sony frunció el ceño.
- Sé que siendo Miljen, hice cosas terribles. Pero tenemos que apresurarnos, después lo hablaremos mejor…- José corrió hacia el portal y generó una gigantesca pared de hielo a su alrededor, la cual estaba arraigada a lo profundo de la tierra para que el agujero no la absorbiera. Sony fue testigo de dicho acto, y sin opciones, volvió a la normalidad y lo copió pero con una gran ola de lava que se solidificó y se volvió roca.
- Vamos, ayudemos a Kimhote y detengamos a los otros grupos- le dijo José. Sony, con la mirada soberbia, lo siguió. 

Natal se defendía de los ataques físicos del gran monstruo mediante escudos de aire que también le permitían empujarlo, pero nada más. Ante la desventaja del enemigo de no poder darle un golpe certero, juntó ambas manos y los cuernos de la espalda (surgían nuevos cuando ya había utilizado los anteriores) se dispararon hacia el cielo como cohetes y se desintegraron, conformando una extensa niebla.
El adversario desapareció entre la espesura, aguardando su momento. Natal perdió la calma, veía a sus sombras ir y venir en distintos frentes, generando un prolongado suspenso y un inminente terror.
Finalmente, el Redentor atacó pero Sony y José llegaron para ayudarlo, una construcción de hielo y de roca (lava solidificada) atrapó al agresor; la bestia destruyó una de las paredes a la fuerza para lograr escapar.
- ERES UN TRAIDOR- dijo el vampiro- ¡JOSE!
- Soy el culpable, así que me corresponde detenerte- respondió José Morgán.
El vampiro gruñó y fue por José, este apuntó los brazos hacia el suelo y creó una plataforma de hielo que le permitió saltar por los aires, en secuencia, formó una rampa con la mano izquierda mientras le lanzaba cuchillos de hielo a su enemigo. Sony se quedó impresionado, el manejo de Morgán sobre sus poderes era verdaderamente sorprendente.
Como los cuchillos no pudieron atravesar el cuerpo de acero del vampiro, Morgán se benefició de las paredes de la prisión que había creado apenas llegó y las manipuló para que lo embistieran, cosa que resultó. El vampiro cayó bruscamente, atrapado por los muros de hielo. Sony quiso ayudar pero sus pies habían sido tomados por la sustancia que creyó haber destruido. El vampiro dio una voltereta en el aire y sacudió las alas, los muros fueron hacia Sony. Natal intentó detenerlo pero ya había gastado sus reservas de energía. José detuvo los bloques con sus poderes, y sorpresivamente, una mano atravesó el muro de hielo y penetró sobre su pecho. El vampiro había volado por los aires, siguiendo el trayecto de los muros que había lanzado (aprovechando la niebla espesa aún existente) los estaba utilizando como cortina de humo.
- YA NO TE NECESITAMOS… JOSÉ- dijo y apartó su brazo.
- ¡No!- gritó Natal.
Del agujero del pecho desnudo, le comenzó a salir mucha sangre.
- No lo entiendo. ¿Por qué me salvaste?- preguntó Sony, anonadado.
- Porque tú eres el futuro, yo solo soy… el pasado- le respondió Morgán.
Sony y Natal, presionaron las energías de sus corazones (escupiendo gotas de sangre durante el acto) para atacar al Redentor. La fuerza del viento hizo que en un descuido, Morgán volara por los aires y cayera muy cerca de Kay.
- ¡José!- gritó Natal.
- Quédate ahí, lucha junto a tu aprendiz, terminen con esto. No te preocupes por mí- le gritó Morgán y se arrastró por el suelo.
Natal asintió, aunque poco podía hacer y sabía que de seguir luchando podría llegar a gastar toda la energía del corazón y morir.
- Cúbreme. Tengo una idea- le dijo Sony, Natal se posó detrás.
Morgán se acostó al lado de Kay, con su rostro a la altura de la cintura del difunto.

. ‘’ - ¡Suéltalo!- le gritó Kay.
Morgán se detuvo a observarlo.
- Pero que increíble parecido… (…)‘’
. ‘’ ¿Quién eres?- preguntó Kay adormecido, con la mordida en el cuello. Sony estaba afuera patrullando, yacían en San Robo y Kay se encontraba al borde del abismo…
- Soy quien te salvará la vida- respondió José Morgán, pero estas palabras no las escuchó Kay porque cayó dormido. Posó su palma sobre la garganta del joven y la marca se curó. ‘’
. ‘’ En el cuarto sol, titulado Atonatiuh, Kay, Sony y Morgán se encontraban trabajando juntos:
(…) Kay posó su mano sobre el hombro de Sony.
- Lo es, pero confía en mí. Lo necesitamos para salir de aquí con vida- dijo. (…)
- Frank, si vieras como creció, te sorprenderías- pensó Morgán en ese momento. ‘’
. ‘’- Se va a llamar… Kay- dijo Frank.
- Kay…- repitió José- Bonito nombre. (…)’’
. ‘’- ¡FUISTE EL VERDADERO ASESINO DE MI FAMILIA! ¡DE MI HERMANASTRO! ¡DE MI MADRE! ¡DE MI… PADRE!- gritó Kay (…)’’

La serie de recuerdos invadió la cabeza de José, no pudo contener las lágrimas.
- Acabé con tu único hijo, Frank. Con el héroe que tú querías. Te ruego que me perdones- cerró los ojos y entre las sombras pudo entrever una luz de gran intensidad, abrió los ojos, giró la cabeza unos 90° y sonrio…
- Después me encargo de ti- le dijeron.
- Aquí te espero- respondió José.

El plan de Sony estaba en marcha, Natal funcionaba de distracción con sus ráfagas, las cuales también expulsaban a los Narsogs dirigiéndose hacia los agujeros negros, cada vez estaban más cerca…
El vampiro usó sus alas para defenderse de todos los ataques; Sony aprovechó la niebla para usarla a su favor y así, el enemigo no reconocía sus futuros movimientos. Entonces, su mano y brazo derecho se tornó gris, como la gárgola, para incrementar su fuerza y con la izquierda realizó bolas diminutas de lava como distracción. Pero a medida que más empleaba el poder, su fuerza y vitalidad disminuía notablemente, dos golpes mortales y podría llegar a perder la vida.
- ¿PARA QUÉ SEGUIR LUCHANDO? ERES UN JEN, NO UN SALVADOR.
Y Sony lo sintió, en lo profundo de sus raíces… 
Un gran alboroto se hizo oír y luego… una explosión, tras otra, tras otra, tras otra. Y gritos, desgarradores, desesperados, pies intentando huir, cuerpos atravesados…
Sony y El Redentor se detuvieron por un momento, hasta Natal estaba desorientado con respecto a todo eso.
- ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO?- gritó el Redentor y velozmente, una espada lo atravesó desde atrás. Una espada que tenía escrita una insignia en la hoja, de bronce y plata a la vez- QUÉ… ES…
No la portaba un hombre, sino una bestia inusual: un hombre lobo con el pelaje hecho fuego. Sony se echó para atrás y torpemente cayó de cola al suelo.
- ¿Quién eres?- le preguntó. Natal también se acercó.
El lobo rugió, pero no parecía tener intenciones de atacarlos. El vampiro no había sido derrotado del todo e intentó acabar con su nuevo enemigo, pero fue en vano, el lobo de fuego lo decapitó con su espada; el desagradable acto fue cubierto por la niebla y la cabeza del monstruo rodó por los suelos. A continuación, el lobo clavó la espada sobre la tierra; Sony se estremeció porque creyó que lo iba a atacar. Una insignia que parecía estar en español, yacía escrita en la hoja. Sony la leyó en voz alta.
- ‘’La espada jamás destruirá a su portador’’- tardó en comprenderlo, pero cuando lo hizo, abrió los labios, irguió los hombros y con los ojos llorosos pronunció- ¿…Kay?
El lobo de fuego asintió y otra sorpresa ocurrió, empezó a hablar.
- Los portales fueron cerrados. A excepción de uno. Una estocada de la espada funcionó con cada uno y además, los Narsogs ya no serán un problema…
La neblina se disipó por completo; Sony y Natal fueron cómplices de lo imposible: un ejército de aztecas, rodeados con un aura azul y los ojos blancos sin pupilas (señal de que ya estaban muertos) rodeaban a todo el campus, no había quedado Narsog con vida, todos sus cuerpos estaban desplomados, vencidos.   
- El ejército divino, lo llamo- dijo el lobo- Sin duda, es el arma más poderosa. Gracias a ella, puedo hablar con ustedes en esta forma.
Sony y Natal volvieron a posar sus miradas sobre el lobo.
- ¿Kay? No puede ser…- suspiró Natal.
- ¿De verdad eres tu?- preguntó Sony.
El lobo rugió y las llamas se apagaron, una luz surgió y lo envolvió; la sombra de un muchacho se reveló ante ellos. Y si, Kay Montarnen, el elemental del fuego y uno de los JEN, estaba con vida. Sony tragó saliva, se levantó y lo abrazó rápidamente.
- Oye, oye- exclamó Kay- No me fui durante tanto tiempo.
- Creímos que habías muerto- dijo Natal y se levantó, con una impecable sonrisa en su rostro. Sony soltó a su compañero y se secó las lágrimas. Kay estuvo apunto de hablar pero… fue sorprendido por su mentor, que también lo abrazo de imprevisto. Sony no contuvo las lágrimas de la emoción.
Kay estaba algo sucio, y el agujero que lo había matado ya no estaba, solo poseía una gran mancha de sangre en la ropa.    
- Para mi todo fue en un instante- rió Kay y abandonó la felicidad por un tono severo- Igual, esto no terminó aún- se dirigió hacia donde estaba José tendido. Sony y Natal lo siguieron.
- Así que el mago le agregó un precepto a la espada- dijo José mientras tosía, estaba lleno de alegría pero su vida se apagaba segundo tras segundo. Kay alzó la espada para acabar con la vida de José…- Lamento todo lo que pasó, nunca fue mi intensión lastimar a tu familia. Yo los quería mucho. La comida de Giselle, los juegos de Ulises y las historias de Frank- volvió a toser sangre y continuó- Te pareces a los tres, tienes un poco de cada uno. Vi tu sonrisa… como la de tu madre. Pero es Frank quien dejó la mayor marca en ti…
Kay apretó los dientes pero no lloró, se mantuvo así durante un tiempo y finalmente dejó la espada a un lado.
- No te odio, si eso es lo que crees.- le dijo.
- Con eso me basta- respondió José, sus ojos estaban entrecerrados. 
- El responsable es este tal Fismut, él ordenó el asesinato de mi familia…- dijo Kay con la mirada solemne.
- No, Kay- dijo Morgán y tosió. Sony y Natal estaban en silencio- Fue el Oscuro, él quiso que creyeras eso. Yo soy responsable por dejarme seducir por su poder… no merezco un lugar en el cielo.
- ¿Hariet? ¿El demonio que los primeros elementales derrotaron?
José asintió y por alguna razón, Kay le creyó.
- Pedro, así es mejor, prefiero morir yo que ya tuve una larga vida y que estos jóvenes vivan y cuiden nuestro futuro. Es lo correcto…
- Te luciste en batalla, anciano- le dijo Sony, con una sonrisa.
- Hasta siempre, Pedro- su voz fue decreyendo- Hasta siempre, jóvenes JEN. Ahora, me reuniré con sus padr…- José Morgán falleció finalmente. Natal bajó los ojos, pero no lloró esta vez.
Rezaron por el difunto y estuvieron hasta el anochecer, excavando una tumba casera para enterrar su cuerpo, tardaron en hacerla por calcular la altura del inmenso personaje. El ejército divino cargó los cadáveres de los Narsogs y los llevaron a una dimensión que Kay había creado con la espada, mediante el único agujero negro que dejó abierto. También se llevaron al cuerpo decapitado y a la cabeza del Redentor a esa dimensión. El ejército de hombres celestiales, con formas de guerreros aztecas y/o mexicas, armados con lanzas y cuchillos, se dirigió hacia el portal y desapareció. Kay alzó la espada divina y un imponente rayó salió de ella, retumbando en el cielo (ahora oscuro); luego cayó sobre el portal y lo cerró, su luz se extendió quinientos metros a la redonda.  
- Es increíble todo lo que se puede hacer con ella- dijo Kay, refiriéndose a la espada, y al instante, la lanzó al portal antes de que se cierre. 
- ¿Qué hiciste?- preguntó Sony.
-  Mientras el arma prodigio exista, el mundo seguirá estando en peligro. En esa dimensión se quedará y nadie podrá tomarla porque solo se abre mediante ella. No importa quien la tenga, su poder es muy grande, y choca con el equilibrio de este mundo. Es mejor así.
Sony comprendió, Natal sacudió la cabeza como si hubiera recordado algo, detrás de unas rocas había un cofre de gran tamaño. Kay y Sony fueron a ver que es lo que estaba haciendo.
- Durante mi enfrentamiento con el vendaval, encontré este cofre en el pasillo por el cual escapé…- los elementales lo abrieron y allí contemplaron hermosas piezas de oro.
- ¡El tesoro!- exclamó Sony- Lo había olvidado por completo…
- Tengo una gran idea. Llevémoslo a la capsula- les dijo Natal.
Paradójicamente, la capsula no había sufrido daños durante la batalla, pues estaba a más de dos kilómetros, lo que fue una suerte. 
El cofre pesaba, y aún con pocas energías, en plena noche, lo llevaron a la cápsula.
- ¿Cuál es tu plan?- preguntó Sony.
- ¿Recuerdan que un conocido me ayudó con los archivos sobre el reloj de oro y que le dije a Sony que derritiera el arco de San Robo? Hace mucho que quería hacer algo por esa gente; y gracias a ustedes, podré hacerlo. Mi plan siempre fue tomar parte del tesoro y entregárselo a mi socio, así… se las ingeniaría para ocultar el tesoro en San Robo, como las Fuerzas Especiales de Argentina deben estar allí por la creencia de un ataque terrorista debido al arco derretido, mi socio tendría la excusa para informar que lo encontró y por como figura en todo el procedimiento legal de este siglo, a los poderes políticos nos les quedaría otra que invertir en la reconstrucción del sector.
- Toda reliquia encontrada en un sector que antecede los cien años, es propiedad del dueño de aquel mismo sector. Lo sé, estudié las leyes nuevas- dijo Sony- Es brillante, ojalá funcione.
La capsula comenzó a emprender vuelo y Kay observaba atentamente la ventana.
- ¿Cómo te sientes?- le preguntó Sony.
- Cómo si me hubiera subido más de lo debido a una montaña rusa- sonrió Kay- Toda esta aventura me hizo reflexionar mucho, recordé muchos hechos del pasado que había dejado de lado y cada vez estoy más cerca de saber la verdad sobre la muerte de mi familia.
Sony lo tomó del hombro, no necesitaron decir más. Luego fueron por lo botiquines de primeros auxilios, y curaron alguna de sus heridas, fueron conscientes que cuando volvieran necesitarían ir urgente a un hospital, tal vez internarse un par de días por la perdida de sangre. Pero ya todo había terminado, y fue lo que menos les preocupó.
Y para colmo, otro misterio se sumaba en la cabeza de Natal: el grabado en la espada, escrita en español. No habló al respecto por todo lo que había pasado; sospechaba que la espada había tenido algún otro origen, pero en ese caso… ¿Por qué el mago le había dejado un precepto cuando los elementales de antaño casi se matan para conseguirla? Natal sabía que la respuesta decaía indudablemente en Frank Montarnen…
No se comió la cabeza y observó el hermoso espectáculo ante sus ojos, dos muchachos riendo y conversando. Después de tanto tiempo, Natal se sentía útil y su cariño hacia esos dos jóvenes había crecido mucho, como si fueran sus propios hij…
- ¿Sabes que es VERDADERAMENTE gracioso?- dijo Kay a sus amigos, lleno de alegría- ¡Tú, Natal! ¡Tu edad te delata! ¡Eres más viejo que todos los próceres de nuestra historia argentina!- Kay estalló de risa y Sony le siguió el chiste.
- Muchachos, sé que ya no tiene importancia pero… me disculpo por nunca haberles dicho que soy un elemental- habló Natal, lo que sorprendió a sus compañeros- Pensaba en decírselos algún día, pero es que… he confiado en tan pocos a lo largo de mi vida que mantener secretos se ha vuelto toda una costumbre para mí. Son elementales, tenían todo el derecho de saberlo, después de todo lo que pasamos. Pero bueno… admitir quien soy solo ha traído desgracias a mi vida.
Sony y Kay asintieron comprensivos y lo tomaron del hombro con franqueza. La cápsula volaba, en piloto automático, en dirección a Buenos Aires.

El plan de Natal funcionó y Sony empleó sus habilidades como abogado para ayudar. El 90% de los tesoros aztecas se donaron a San Robo, donde se fundó una institución respetable (con todo el apoyo del Rey) y se empezó a dar escuela primaria y secundaria a todas las personas, sin importar la edad. También se fundó un centro cultural donde fomentaron el arte y la no violencia. Con el paso del tiempo, mucha gente comenzó a prestar interés, se donaron muchas cosas, y San Robo se volvió una ciudad más de la Argentina, donde su gente se incrustó a la sociedad poco a poco. El nivel de pobreza había disminuido notablemente en aquel sector. Natal volvió a dar clases, aunque ya no era necesario con todo lo que les sobraba del tesoro, de todas formas, amaba su profesión. Fueron a visitar a Jessica al cementerio, aunque sus restos no posaran allí y pidieron perdón por todo. Más adelante, Kay empezó a buscar una carrera universitaria, para estudiar y recibirse. Se sorprendió al recibir una carta de Agustina y se comunicó con ella inmediatamente, probablemente se volverían a ver. Sony decidió quedarse a vivir en la Argentina e intentar trabajar y estudiar allí, le costó mucho convencer a su madre, quien no había sabido nada de él por más de un año. Aunque su relación no era la mejor… También se mantuvo al tanto de las medidas políticas implementadas últimamente, (sin intervenir) y empezó a escribir un libro, que empezó siendo un manual en el cual criticaba y expresaba su opinión sobre la política actual. Con el tiempo, le aburrió y comenzó una nueva historia… donde narraba todo lo que había vivido junto a sus dos compañeros de aventuras.
La Cruz se esfumó y los ataques cesaron, al mismo tiempo, la crisis por el agua empezó a atenuarse. Van Robin Hed continuaba siendo una prioridad, pero sin avances. Los Estados vivieron una escasa época de paz, pues como había dicho Miljen Morgán…
  
‘’- Envenené los mares y océanos con mi sangre, a causa de eso, ¡muchas familias murieron y yo me hice con una inmensa cantidad de seres vivos!
- ¡¿Con qué motivo?!- gritó Sony.
- Hubo tres razones: la primera para que los Estados estén ensimismados en enfrentarse entre ellos e ignoren los actos de La Cruz, la segunda para que tenga efecto lo que estoy haciendo ahora, y la tercera… bueno, no puedo decírselas. Solo puedo confesarles que se relaciona con las fuerzas armadas de toda la G.N.U.M…’’.  

 Fin

Nota del autor: Para todos los que llegaron aquí, les agradezco nuevamente por leer la novela. Es una historia un poquito más compleja que la anterior. Espero que la hayan disfrutado tanto como a mi me gustó escribirla. La continuación se titula ''La Guerra de las Bestias 3: El Águila Dorada'' y será estrenada en marzo del 2017. ¡Si queres saber como sigue la historia de Kay, Sony y Natal, te invito a que la leas cuando salga! ¡Felices fiestas! Y a pesar de que falten dos días... ¡Feliz año nuevo!  


Capítulo 1: La Cruz
Capítulo 2: En memoria de una heroína
Capítulo 3: Apólogo
Capítulo 4: El redentor
Capítulo 5: La búsqueda del reloj de oro
Capítulo 6: Al borde del abismo
Capítulo 7: Crónicas desordenadas
Capítulo 8: Un cambio en la historia
Capítulo 9: La piedra del sol
Capítulo 10: Una cita con el monarca
Capítulo 11: La destrucción de Sarmander
Capítulo 12: La llegada al Templo Azteca
Capítulo 13: Los Cinco Soles: El primer sol ‘‘Tlaltipactonatiuh”
Capítulo 14: Los Cinco Soles: El segundo sol ¨Ehecatonatiuh¨
Capítulo 15: Los Cinco Soles: El tercer sol ¨Xiuhtonatiuh¨
Capítulo 16: Los Cinco Soles: El cuarto sol ¨Atonatiuh¨
Capítulo 17: El quinto y último sol
Capítulo 18: El enfrentamiento con Miljen Morgán
Capítulo 19: Memorias y muerte
Capítulo 20: La hoja de la espada


martes, 20 de diciembre de 2016

Memorias y Muerte: CAPÍTULO 19.



Memorias y Muerte: CAPÍTULO 19.

Todos ellos parecían ciegos y sin capacidad de razonar, como si se guiaran por instintos. No eran todos iguales, sino que algunos sobrepasaban en altura al propio Morgán, otros pesaban doscientos kilos y chorreaban desagradables litros de saliva; varios tenían oscuros cuernos en los caparazones, en las espaldas, las mejillas, las cabezas, las piernas o los brazos; a ninguno le faltaban dientes ni bocas alargadas, cabello blanco y abundante, garras en manos y pies o armas filosas. Determinados individuos tenían los ojos rojos, otros en un color amarillento, verdoso, morado u oscuro; habían sido bestias en el pasado, pero ya no lo eran porque ataron sus almas a la voluntad de un poder inigualable.
‘’ - Narsogs…- repitió la bestia atrapada en el hielo- Esa es una palabra de mi lengua, significa MALDECIDO. ‘’ (…) recordaron los JEN, algunas de las últimas palabras del seguidor de Morgán que este había matado con sus propias manos delante de ellos.
Los monstruos, desagradables y alborotados, comenzaron a producir sonidos graves y resonantes; morían de hambre.   
- Necesitaba de un gran número de almas para resucitar a todo este ejército, por eso envenené las aguas del continente. Bueno, ya se los había dicho…- dijo la firme voz del Redentor- Pensaba recuperar la espada y luego despertarlos de su eterno sueño, pero bueno… los planes cambian. 
Natal apretó los dientes, exhalaba profundamente e intentaba mantener la calma.
- ¿Es este el fin?- preguntó Sony, al borde del quiebre. Sin que se diera cuenta, su herida en los gemelos había comenzado a sanar. 
Tres hombres contra todo un ejército de bestias, criaturas y monstruos. Parecía absurdo intentar pelear, ¿Por qué no buscar la cápsula y huir? Ya habían hecho demasiado, las fuerzas militares podrían encargarse del resto. La cápsula estaba del otro lado del ejército infernal, ninguno de ellos se había dado cuenta. Para escapar tendrían que traspasar sus filas si o si, no había otra manera. Según las historias, los Narsogs habían sido capaces de derrotar a un increíble número de soldados de la edad media en el pasado, dominando gran parte de Europa, lo que curiosamente, la historia no recordaba. ¿Un anciano con dificultad para controlar sus poderes y dos jóvenes sin experiencia, podrían hacer algo contra estos seres? Se preguntó Natal, desesperado.
El Redentor ordenó a sus lacayos que avanzaran, por alguna razón, lo obedecían. La nube verdosa acompañaba a los Narsogs en el trayecto como si fuera un gas tóxico. Natal tomó un aparato pequeño de su bolsillo, parecido a un binocular y con el, fijó su atención en el tatuaje de Morgán (el cual brillaba en intensidad en un tono verdoso).
- Tengo un plan- dijo inmediatamente, las filas de Narsogs ya se dirigían hacia ellos. Kay y Sony, con las miradas fijas en los repugnantes monstruos, indicaron con un gesto para que continuara- Es una hipótesis. Si logramos quitarle el tatuaje que brilla a Morgán, detendremos su control sobre los maldecidos.
Kay fue el primero en dar un paso en frente.
- Yo lo haré, tengo la espada de mi lado. Improvisaré para ver si puedo ayudarlos a combatir a los Narsogs.
Sony dudó, pero se sintió inspirado por su amigo.
- Yo me encargaré de los gigantes de hielo, parecen ser un problema importante.
- Bien, yo voy con los mal nacidos entonces- combinó Natal- Tengan cuidado, son talentosos, jóvenes, fuertes y algún día podrían llegar a superar a todos sus antecesores. ¡Así que… vivan!  
El miedo y la desesperanza no estaban ausentes, de todas formas, los JEN abandonaron su inocencia para convertirse en dos verdaderos hombres y dieron el primer golpe.
Ya habían utilizado mucha energía del corazón, necesitaban descansar, pero aún les quedaba una gran cantidad para emplear.   
Sony colocó las manos en el suelo y un mar de lava se abalanzó sobre la tierra hacia los monstruos. Algunos Narsogs perecieron, otros volaron por los aires mediante alas de distintas formas y tamaños. Kay continuó, alzó la espada y el ataque de Sony se replicó, pero esta vez, la ola de lava cayó desde el cielo y embistió a las criaturas voladoras. Natal, en tercer lugar, agitó los brazos y le quitó el oxigeno a diversos seres. La primera tanda había sido vencida. Los elementales esbozaron una sonrisa que duró medio segundo… TODOS los que parecían haber fallecido, se levantaron, como muertos vivientes y continuaron avanzando. El gran lago que habían creado no era más que agua de pantano para los Narsogs, se hicieron paso entre las espesas olas, rodeados de lava de la cintura para abajo.
- ¡¿Qué clase de abominaciones son estas?!- exclamó Sony, petrificado.
Natal se apresuró y creó un vendaval para impedirles el paso.
- ¡Sony, ve por los gigantes!- le gritó.
Pero Sony no estaba en sus cabales, no después de haber fracasado en el ataque y por otras cosas más…
- ¡Sony!- le gritó Kay. Y finalmente reaccionó- ¡Hazlo!
Sony apretó los dientes y fue a cumplir con su parte del plan; quiso utilizar las alas de la gárgola pero recordó que estaba frente al sol y en caso de que se transformara, aquella parte que mutara se volvería roca debido a que las gárgolas son piedra de día. Corrió hacia otra dirección (en diagonal al lago de lava) y agredió a los gigantes de hielo con bolas de su respectivo elemento.
Kay intentó lanzar algunas bolas de fuego a los Narsogs que avanzaban unánimes hacia el viejo Dick Natal, pero estas no les hacían nada.
- ¡Vete!- le ordenó Natal- Estaré bien, encárgate de Morgán y acaba con esto. Eres el legítimo portador, es tu deber.
- Pero…
- ¡Hazlo!
Kay tragó saliva y le dirigió la mirada a Morgán, quien yacía atrás, acompañado de otra tanda de seres infernales y algunos miembros de La Cruz (a los que se los notaba bastante asustados). Miljen Morgán estaba ansioso por retomar su lucha y se apartó de sus súbditos para combatir uno a uno.   
El Portador y el Redentor se colocaron frente a frente una vez más, decididos a ponerle fin a la divergencia. Miljen portaba su largo cuchillo de hielo, bañado en sangre; el cual se fusionó con el color del tatuaje y se tornó verdoso.
- Antes de empezar… respóndeme. ¿Por qué eres el portador?- le preguntó Morgán al joven Kay.
- Soñé que viajaba en el tiempo al día que tu visitaste el templo por primera vez, no fue mi intensión interponerme, pero estuviste al borde de la muerte y decidí salvarte la vida. En un acto desesperado, tomé la espada y con ella logramos escapar.
- ¿Un… sueño?
- Soy un JEN. Tengo la habilidad de cambiar la realidad a mi semejanza…
Morgán rió.
- Él tenía razón.   
- ¿Quién?
- No es importante. Por lo que deduzco, siempre fuiste el verdadero portador- Morgán apretó los colmillos- Maldito mago, con razón no las quitó… estaba esperando a que la retomaras.
Kay se quedó confundido. ¿Ese mago del que tanto hablaban había sido tan poderoso como para predecir semejante cosa? No había tiempo para sentarse a discutirlo…
- ¡Vas a pagar por haber utilizado a Jessica!- dijo Kay, con los ojos venosos.
- Tan solo me enseñó a manipular las cargas positivas y negativas, y así poder crear un rayo con mis poderes. Creo que ni ella lo entendía muy bien. Yo no la utilicé, ella se ofreció voluntariamente.
Kay, al borde de la cólera, se abalanzó sobre Miljen. Ambos entrechocaron sus espadas y presionaron sobre el otro.
- Cuando nosotros, los elementales, tomamos los corazones, se nos otorgaron muchas habilidades, entre ellas: la inmortalidad... – empezó Miljen durante el enfrentamiento- Casi todos mis compañeros dejaron descendencia, y cuando un elemental engendra un hijo, este hereda sus poderes y así sucesivamente. Por lo tanto, el padre pierde todo el poder que adquirió y su hijo lo recibe. Yo, Dimitrion y Kimhote jamás tuvimos hijos, es por eso que vivimos una gran cantidad de años. Ahora… ¿Crees que un ELEMENTAL PURO va a ser derrotado por un simple receptor que recibió un gran don solo por su sangre?- pausó y reanudó- Hijo, ríndete antes de tiempo. 
- Eso jamás- le respondió Kay. El tatuaje de Morgán le estaba dando más fuerza al arma de hielo que portaba, por esa razón, era capaz de hacerle frente a la espada azteca- Además… no es la primera vez que escucho algo así, y créeme que la persona que lo dijo antes que tú, salió perdiendo.
- Dimitrion fue solo un títere. Siempre lo fue.
- Yo espero que hayas disfrutado de toda esa ‘’inmortalidad’’ porque hoy se acaba. Dimitrion también era un ELEMENTAL PURO y aún así, pereció. 
- Fue un guerrero que no sabía a lo que se enfrentaba. Yo los estudié, detalle tras detalle…
Morgán se apartó de Kay reconociendo que continuando con el duelo, su arma se desvanecería; después de todo, la llamaban ‘’el arma más poderosa’’. Sacudió sus hombros y todos los cuernos que traspasaban su cuerpo, se desprendieron rápidamente y cayeron al suelo, liberándolo de un peso exorbitante. Kay alzó la espada, a la defensiva. Morgán aprovechó su nueva condición y lo atacó; su velocidad había crecido. Kay intentó protegerse con lentos movimientos.
Morgán era un luchador excepcional, a decir verdad, si Kay no poseyera la espada, le sería muy difícil enfrentarlo.
El antagonista giraba y saltaba constantemente, atacando por todos los frentes posibles con su largo cuchillo; disfrutaba aquel momento, como un autentico cazador, ansioso por darle muerte a su enemigo. En un momento, utilizaron sus elementos para combatir: el fuego y el hielo chocaron entre sí durante unos segundos, Kay no tuvo más opción que utilizar la espada para rechazar el ataque. La espada divina, todo lo podía. Kay y Miljen eran concientes de ello.
El joven JEN sabía a la perfección lo que su enemigo intentaría. Miljen, siendo un contrincante muy astuto, buscaría la manera de quebrantar su defensa y de atacarlo sin la protección del arma azteca. Kay pensaba en aprovecharse de ello para contraatacarlo con alguna técnica, pero aún no se le ocurría cual podría ser lo suficientemente efectiva para acabarlo.
Desde lo lejos, Sony y Natal observaron la intensa batalla por unos momentos.
- Tú puedes, Kay- animó Sony para sus adentros. Se había apartado de los Narsogs, en dirección al pueblo cercano en ruinas, los gigantes lo seguían. Natal había creado una ventisca tan grande que inmovilizó a todos los Narsogs durante largo rato, era todo lo que podía hacer, no duró mucho más porque sus fuerzas se debilitaban con facilidad. Para su suerte, eran seres lentos, tardarían en atacarlo cuerpo a cuerpo.   
Sony estaba lleno de resentimiento. A su cabeza se venía ese inmenso dilema en el que su prima se había metido antes de morir, lo enfurecía, el cruel engaño y su inservible muerte. Razón por la cual, combatió como nunca, incluso a Natal le costó seguirle el ritmo. Sony no acostumbraba a la violencia, menos a matar a un ser vivo, sea bueno o malo. En su corta vida había visto a tantos estafadores, ladrones, violadores, psicópatas y homicidas cuando visitaba la cárcel de Nueva York junto a su padre por asuntos de trabajo (a los que a ÉL le gustaba ir), pero aún así, no le había deseado el mal a nadie. Con los Narsogs era diferente (sumada la triste verdad sobre su querida prima), no sentía compasión por ellos y despojarlos de sus desagradables vidas le causaba gusto, algo que en su interior… lo preocupaba; pues, no era parte de su ética como ciudadano, como ser humano… como Sony Dameron. Creía que se estaba dividiendo en dos, la parte salvaje que esas criaturas y el maldito Miljen Morgán habían despertado en él, y el mismo joven estudioso y dedicado que cuando le dijeron lo que era un elemental (a pesar de haber vivido cosas inexplicables) lo tomó por un delirio. Tal vez Natal había pasado por lo mismo cuando era joven y había empezado a utilizar sus poderes, pensó Sony.
Mucho odio había despertado desde la muerte de Jessica, algo incontrolable, como si hablara por sí mismo. No sabía de que se trataba y no fue hasta algunos años después cuando encontró la horrible respuesta
Sin embargo, la idea desapareció repentinamente, se estaba desconcentrando de la batalla; un golpe podría significar la muerte y el fin de los seres humanos.  Todos dependían de él y sus compañeros (aunque no lo supieran) de dejar su moral y de aniquilar a todo ser oscuro que quisiera hacer el mal.
Llevó a los tres gigantes de hielo hacia las ruinas y con sus habilidades, derritió los suelos y creó algunas trampas improvisadas para que cayeran en ellas, lo que resultó exitoso. Los gigantes se vieron atrapados, Sony sabía muy bien que para derrotar el hielo de Morgán necesitaba combinar sus poderes con los de Kay, pero su amigo estaba ocupado, así que se las ingenió para dejarlos fuera de combate. Los gigantes estaban aprisionados de cintura para abajo, solo se podían ver del torso hacia arriba. Sony fue a ayudar a Natal inmediatamente. 
Mientras tanto, Kay Montarnen y Miljen Morgán batallaban con imponente tenacidad, el Redentor no permitía que el JEN lo tocara y su ataque presionaba cada vez más sobre su defensa. Con éxito, Morgán le dañó el brazo derecho, el reflejo hizo que Kay soltara la espada y esta cayó atascada en la tierra.  
- Padre e hijo, igual de débiles- dijo Morgán entre dientes, rodeándolo- ¿Qué diría el gran Frank Montarnen al ver a su único hijo morir de esta forma? ¡Tan honrosamente, como ÉL decía!  
Kay se sentó de rodillas en la espesa tierra, inhalando y exhalando con dificultad, traspirando de pies a cabeza.
- ¿Qué me dices, joven elemental?- se burló Morgán- ¿Ahora lo comprendes? No eres rival para mí, nunca lo serás. Frank lo sabía, más que nadie.  
- Me llama profundamente la atención como nombras a mi padre- dijo Kay entre suspiros, mirándolo directamente a los ojos- Hablas de él…- Kay se levantó sujetándose el brazo lastimado- … cómo si lo hubieras conocido.
Morgán aprovechó a su enemigo débil, desarmado, indefenso y exhausto para finalmente vencerlo con una estocada, pero Kay lo sorprendió y cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, se apresuró en introducir la yema de los dedos: índice y medio, de la mano de su brazo sano (el izquierdo) en la frente del Redentor, tuvo que levantarse con firmeza ya que Morgán era mucho más alto que él. Morgán se quedó inmóvil, no pudo hacer nada. Kay estaba invadiendo sobre sus memorias. 


MEMORIA 1:

‘’- Mi amor, José ya está aquí- llamó la voz de una mujer desde la cocina.
- Allá voy, Giselle. Dile que espere…- Frank terminó de acomodar los papeles de su escritorio y fue hacia la puerta. Allí, esperaba José Morgán (antes de volverse Miljen Morgán) vestido de traje, con un aspecto bastante humano, con una sonrisa de oreja a oreja. Se abrazaron y Frank lo invitó a pasar. Fueron hacia el comedor, un niño jugaba con unos bloques de madera a un costado de la cocina.
- Ulises, ven aquí, saluda al tío José- el chico se acercó de mala gana, se apresuró en darle un beso en el cachete y huyó para continuar jugando- Este chiquillo es terrible- comentó Frank mientras lo observaba marcharse.   
- Al final de cuentas, el rol de padre no te sentó mal, eh amigo- rió José mientras observaba el extraño collar de su amigo (múltiples líneas alrededor de un círculo unidas por un único punto)- Te casaste hace solo un año y te hiciste cargo de un hijo que no es tuyo, te admiro.
- Biológicamente no es mío… pero ¿sabes? Yo ya siento que si. Giselle me dijo hace unos días que está volviendo a comportarse normalmente, desde que falleció su padre cinco años atrás cortó comunicación con el resto del mundo. Venir aquí lo calmó. Igual creo que…
- ¿Qué edad tiene el chico?- interrumpió Morgán.
- Ocho años- respondió Frank, los ojos le brillaban, podría ser la conversación o el fuerte sol que enfocaba todo su esplendor en las ventanas de la cocina- Sabes que creo que con la llegada de su hermanito empezó a comportarse de distinta manera. Duerme todo el tiempo con la madre y le acaricia la panza, preguntando innumerables veces cuando tendrá la oportunidad de conocerlo. 
- Tu sangre… ¿sabes lo que eso significa, no?
- Por supuesto, mi amigo. Ya empecé a tener fallas en mis… habilidades. Calculo que para cuando el bebe nazca, desaparecerán por completo. ¡Es gracioso!- exclamó- ¡El hijo de Nicolas también se aproxima! Ojala puedan llevarse bien, tanto como Nicolas y yo. No es ninguna presión, pero bueno… a todo el mundo le gustaría que los hijos de tus amigos se lleven con los tuyos.
- ¡La verdad que si!- José le devolvió la sonrisa.
- El próximo mes, es decir, en mayo iremos a la Isla Tanque para negociar el proyecto del que te había hablado. Uno en donde los elementales puedan ser considerados héroes. Temo que voy a dejarle esa gran responsabilidad a mi futuro hijo…  
- Hasta ahora no he visto algo que desees y que no se cumpla- sonrió Morgán, pero al instante sintió un fuerte dolor en el brazo derecho y se le escapó un alarido.
-  ¿Te encuentras bien? Voy a buscarte un vaso de agua…  
- No, no. Estoy bien. Mejor me voy. Debe ser la resaca- sonrió forzosamente.
- ¿Estas seguro? No te veo en condiciones de volver.
- Llevo siglos de vida, me extraña, viejo amigo. He pasado por cosas peores.
- Muy bien, te dejo ir, ya que no quieres dejarte ayudar- dijo Frank con sarcasmo.  
- Perdóname, prefiero marcharme. Además… mi mujer me espera.
- ¿Cómo está ella?- preguntó Frank, con la mirada fruncida.
- Mejor…- mintió José, apenado.
En señal de interrupción, Morgán hizo un gran esfuerzo para levantarse de la silla, Frank lo ayudó en todo momento para que llegara a su automóvil, un viejo Peugeot. José encendió el motor y abrió la ventanilla.    
- Cuídate- le dijo.
- Lo mismo digo- contestó Frank. Morgán puso primera y unos segundos antes de soltar el embrague se dirigió nuevamente a su amigo.
- A propósito, ¿Ya le pensaron un nombre al chico?
- Si, Giselle lo sacó de un superhéroe que ve Ulises en la tele, le encanta. Se va a llamar… Kay.
- Kay…- repitió José- Bonito nombre.
- ¿Tu crees? A mi mucho no me convence, pero bueno, no se me ocurre ningún otro.
- Será un gran chico, tendrá un padre y una madre ejemplar.
- Gracias por el cumplido. Ahora vete a descansar, lo necesitas. Maneja con cuidado y mándale nuestros saludos a Gloria. Pronto iremos a visitarla.  
- Lo haré, tu cuida de tus hijos y de tu esposa. El pequeño Kay tendrá mucho por...
- Si, es lo que temo José, temo por lo que le tocará vivir.
- ¡Es un Montarnen! ¡Por dios! ¡Un descendiente de un linaje inquebrantable! Envidio a mi antepasado por la hermosa familia que fue formando generación tras generación.
- Eres un bonachón- se despidió Frank y volvió a la casa. Morgán subió la ventanilla, puso el auto en movimiento, segunda y aceleró.
La esposa de Frank, Giselle (madre de Ulises y de Kay) acababa de salir, llevaba un vestido amarillo y blanco, su panza (de solo un mes) aún no presentaba cambios, pelo atado, su piel era morena y blanca a la vez.
- ¿Ya se fue? No tuve la oportunidad de saludarlo.
- Ya sabes como es José, siempre anda ocupado. ‘’

MEMORIA 2:
Un año después…

‘’- Tus seguidores me dijeron su paradero. Ya estoy listo. ¿Qué es lo que quieres?
- Ve y destrúyelos. No debe quedar nadie con vida. Un solo fracaso puede significar el fin de todo lo que conocemos, ¿Me entiendes?
- José, ¿Para tanto es? No puedo terminar con la vida de una familia así como así. Son parte del linaje de los elementales…
- Mi nombre es Miljen, no José- lo corrigió- ¡Y no son inocentes! Nos traicionaron. Si los dejas vivir, serán terribles las consecuencias. Adelante Dimitrion, el gran mago te lo ordena.
- Yo no creo que el gran mago…
- ¡EL GRAN MAGO TE LO ORDENA!
Ambos individuos se encontraban en una habitación abandonada y muy oscura, Miljen yacía de espaldas (vestido con una gran túnica escarlata) acariciándose el brazo derecho, donde se encontraba tatuada una figura que el otro ser no lograba divisar con total claridad. Dimitron lo miraba con atención, este personaje era muy distinto al Dimitron que Kay y Sony habían conocido en el 2225, aquel hombre era un viajero que seguía ordenes de una fuerza mucho mayor que la suya, y que él creía que hacía el bien.
- Escucha Morgán, te hice caso cuando fuimos a aquella isla política para impedir no se que cosa y salió mal, nos enfrentamos a dos de los nuestros, los cuales tu tildas de traidores y sirvientes a la oscuridad. No tengo porque seguir lo que te propones, me cuesta creerte. Hace mucho tiempo que no nos vemos y me vienes con todo esto.
- Si el día de mañana el mundo se encuentra perdido, quien enfrentará la gran cólera de Fismut, serás tú, no yo- respondió Morgán, aún de espaldas- Además… son los culpables de la muerte de Gloria.
Dimitrion lanzó un alarido de tristeza, se contuvo, meditó y finalmente dijo:
- Dime entonces, ¿Qué debo hacer?- Miljen sonrió complacido.
- Ve hacia la casa que se encuentra entre las calles: 23 y Salvador, que parezca una falla del sistema de gas, mátalos a TODOS. ¡Mata a todos los Montarnen! 
Dimitrion se levantó, aún no convencido y fue a cumplir su cometido…’’

Kay se alejó de Miljen, anonadado. Una mezcla de angustia, furia, tristeza y odio cubrió su corazón. Morgán recuperó el aliento, aquel episodio lo había petrificado. 
- Sin duda… las habilidades de un JEN son extraordinarias- pensó.    
- ¡Tú los mataste…!- Kay fue incrementando el nivel de voz, de volumen y de perdida de la cordura en cuestión de segundos- ¡FUISTE EL VERDADERO ASESINO DE MI FAMILIA! ¡DE MI HERMANASTRO! ¡DE MI MADRE! ¡DE MI… PADRE!- Kay se echó a llorar desconsoladamente- LOS TRAICIONASTE, A TODOS ELLOS. ¿POR QUÉ? ¡¿POR QUÉ LO HICISTE?!
- Te equivocas, joven Montarnen. A TODOS NO…- un sonido rápido y sólido se escuchó inmediatamente. No fue hasta entonces que Kay se percató de la espada que acababa de atravesar su estómago, atravesándole la carne y las fibras del cuerpo, la terrible hemorragia fue inminente. El arma homicida había sido su propia espada, la espada divina, Miljen la había tomado sin que se diera cuenta y en su descuido aprovechó para utilizarla en su contra- ME FALTABA UNO- completó la frase, el desdichado.   

- HIJO DE P…- dijo Kay antes de caer al suelo… muerto.