jueves, 28 de abril de 2016

El Integrante Faltante: CAPÍTULO 8.



El Integrante Faltante: CAPÍTULO 8.

- El alcohol te pega enseguida, anciano- le respondió Sony con arrogancia.
- Escucha con atención Sony, no son mentiras- le dijo Kay, pero su compañero no le devolvió la mirada.
- Eres terco y orgulloso, maldita sea- exclamó Natal sonriente. Parecía ser que aquella no era la primera vez que trataba con alguien parecido- Me recuerdas a mí mismo cuando tenía tu edad. De todos modos, comprendo que aún no has experimentado nada de lo que te decimos.- luego se dirigió al otro muchacho- Kay, por favor, muéstrale lo que sabes- Kay asintió, se levantó de un golpe y caminó hacia el interior de la habitación.- Míralo Sony…- el joven, de muy mala gana, obedeció.

El episodio que vivió en aquel momento fue verdaderamente sorprendente: Kay alzó ambos brazos y los movió de un lado a otro, con cada vez mayor velocidad; y entre ellas surgió una figura centelleante, que creció mediante una fusión de chispas y tomó forma al extenderse: constituyendo, finalmente, una bola de fuego. 

Kay detuvo sus manos, y mantuvo presente a la gran llama ardiente que acababa de aparecer. Sony se levantó de su silla, también de un salto y caminó hacia él.

- Esto es un truco… una ilusión óptica- dijo Sony con escepticismo- ¡Por dios, estamos en el siglo XXIII, la tecnología puede hacer lo que se nos plazca!
- Sony- lo llamó Dick, ensanchando la voz- Compruébalo y anímate a tocarla.
El joven dudó por un segundo, odiaba equivocarse, pero quiso reforzar su teoría y aceptó el reto. Acercó su dedo índice muy lentamente, Kay lo miró de reojo.
- Sácalo rápido, porque te vas a quemar.- le advirtió su amigo.
Finalmente introdujo su dedo en la bola de fuego y nada ocurrió. Mantuvo su dedo allí, sin sentir nada.
- ¿Cómo…?- Kay estaba desconcertado, Sony ni se mosqueó. Sonrió con soberbia, retiró el dedo y giró la mirada para ver al extraño Dick Natal (esperando verlo con total arrepentimiento). Pero Natal estaba muy serio y confundido.
- No lo entiendo…- susurró el más viejo de ellos.
- Cómo dije, no están en sus cabales, amigos míos- insistió Sony- La broma no funcionó conmigo.
- Plan B, Kay- le señaló Natal y Kay atacó a su amigo rápidamente con aquella llama.

Y esta vez, el desconcertado fue Sony, pues reaccionó de manera inmediata, esquivó el ataque y se le acercó a Kay tan velozmente, que ni siquiera tuvo tiempo de meditarlo (lo agarró del cuello con el brazo).

Natal rió a carcajadas sin descuidar la postura (a él también le gustaba probar que tenía razón). Sony supo de lo que había hecho al pasar unos segundos de silencio, soltó a su compañero y se alejó de él, asustado.

- ¿Qué fue eso?- se preguntó, paralizado.
- El alma de un guerrero... ¿Quién es ahora el qué no está en sus cabales, joven elemental?- le dijo Natal, levantando el mentón- Tu padre, su padre, el padre de su padre y tus demás ancestros hasta llegar al siglo dieciséis, fueron elementales. Portadores de uno de los nueve corazones y a su vez, considerados ELEMENTALES. No niegues tu destino.
- Lo que acabo de vivir no comprueba nada- respondió Sony con enojo.
- Hagamos una cosa.- dijo Natal, luego de lanzar un suspiro opulento- Te daré tres días para que cambies de opinión. Mientras tanto te protegeremos a escondidas de Dimitrion y sus secuaces. En caso de que prefieras no ayudarnos, te quitaremos la protección y dejaremos que te las arregles solo con esas bestias homicidas. Cuando de verdad te asegures de lo que sientes, me enviarás una carta a esta dirección.
- ¿Una carta?- se burló el joven estudiante de Derecho- No solo viven en el pasado, sino que tampoco tienen idea de lo que es la tecnología. 
- Las redes de Dimitrion crecieron mucho con el tiempo, hoy en día lo controla todo, elemental.- respondió el dueño de la mansión, sabiendo que lo provocaría con la última palabra- Es lo más seguro.  
- No me digas así, mi nombre es SONY.- exclamó el joven, asegurando el comportamiento esperado.
- Como quieras- le respondió Natal de mala gana- Haz lo que te digo y te juro, que si tu decisión es un ‘’NO’’, no me verás nunca más en toda tu vida.
- Eso es tentador…
- ¡Sony!- le exclamó Kay, saturado- Haz lo que te dice.
Sony ni se mosqueó ante las palabras de su viejo amigo.
- Muy bien, Dick Natal. Acepto el trato- dijo finalmente- Desde ya te digo que mi respuesta en tres días será un NO rotundo, no me convence tu moralidad ni tus trucos baratos. Soy un hombre que se dedica a cumplir la ley y me ato a la realidad, como vosotros a la fantasía.
- Kay, llévalo en el auto hasta su departamento- Kay fue por las llaves, Sony, muy fastidioso, le siguió.

No hablaron en todo el viaje, el sol ya se aproximaba por el este, un hermoso amanecer. Los dos amigos mantuvieron el silencio, Sony agradeció mediante un murmuro y amagó para bajar del auto.
- Sony, espera…- le dijo Kay justo antes de que abriera la puerta.
- ¿Qué quieres?
- Hablemos, por favor.
- ¿De qué?
- Sony, antes que nada quiero agradecerte por no delatarme en aquel congreso. Manchaste tu nombre para salvar el mío, eso significa que aún me quieres.
Sony no supo que responder y se puso nervioso.
- Tantos años de amistad… me es imposible tirarlos a la basura sea cual sea el motivo- le respondió- Pero lo que tú hiciste y me ocultaste, no tiene nombre. Mataste a mucha gente inocente, y eso, político o no, amigo o enemigo, no puedo perdonártelo jamás.
- Mira Sony… lo que dicen los medios no es totalmente cierto. Si bien, es verdad que combatí a una gran cantidad de bestias, pero por una razón noble.
- ¿¡Qué clase de buena razón puede ser justificación para tal atrocidad!?- Sony abrió la puerta.
Kay suspiró y dijo.
- TODAS las bestias con las que me enfrenté siempre fueron sirvientes de Dimitrion, esclavos voluntarios de sus fechorías. Pues este ser es muy peligroso. Él es el responsable de la muerte de mi familia, y probablemente... también de la de tu padre- Sony tragó saliva y apretó los dientes- No merece perdón alguno. Me disfracé para que no me reconocieran y me encargué de buscar a cada uno de sus seguidores para enfrentarlos. A veces, interrogarlos nada más, pero las circunstancias y sus reacciones llevaban a peleas, de las cuales necesitaba sobrevivir.
- Otra vez con eso, no inventes excusas conmigo, no soy alguien fácil de convencer- Sony bajó del auto y se dirigió a su casa.
Kay no lo detuvo, dejó que se fuera, pero antes de arrancar el motor e irse, le dijo:
- Los cuerpos ya no están, los quité cuando te desmayaste. Algunas irradian un olor que podría ser reconocido por otros de su especie y vendrían por ti otra vez... tendrás que reparar las ventanas. A pesar de todo, continúo protegiéndote.

Sony prosiguió hacia la puerta haciendo oídos sordos y comprobó lo que Kay le dijo, ni siquiera había señales de que habían estado allí. Consiguió el sueño después de meditar en la cama durante horas. 

Trató de evitar pensar sobre el tema hablado, recordó que apenas se levantara al día siguiente, debería reparar las ventanas, y… si en verdad lo tenían de punto, asegurarlas, además creía que realizando la denuncia policíaca correspondiente todo se solucionaría, pero todo aquello en lo que estaba metido (quisiera o no) resultaba ser mucho más grave que un simple asalto. 

Por segunda vez, temía por el futuro de su vida. Aunque seguía creyendo que Natal merecía el premio al ‘’mejor bufón y fabulador de todo el mundo’’. Sí que había conocido locos en Estados Unidos, pero jamás con historias como esa. 

Lo peor de todo era que Kay ya estaba incluido en todo eso. Una teoría le vino a la mente cuando se tapó con las sábanas: ‘’De seguro ese Natal encontró a Kay solo y se aprovechó, con toda la guita que tiene le regaló el traje y las armas, después lo condujo a asesinar por deporte. ¡Aaargh, malditos psicópatas! ¡Mañana mismo iré con la policía para que los encierren!’’ Relajó los hombros y finalmente se durmió.

Al día siguiente, olvidó todo en las próximas horas, se levantó, se bañó y desayunó unas tostadas junto a un café. Aquella mañana si que se sentía esplendido. Sony era abogado, estudiante de Harvard (casi recibido a muy temprana edad), también se dedicaba a la política y a asuntos internos. 

La principal habilidad de Sony era la de identificar a todo aquel guardián de un secreto, de esta manera utilizaba dichos conocimientos a favor o en contra de sus propios intereses. 

Pues la verdad, era que Sony ya estaba arto de todo eso, aquel mundo lleno de jerarquías rígidas, funcionarios corruptos, e injusticias penadas, lo estaban matando. Las ideas que en la mente del protagonista entraban (relacionadas con alguna crítica al sistema) salían rápidamente de él, como el agua emerge de la canilla.

Caminó rumbo a su trabajo, vestido de traje y bien peinado; para su desgracia, las voces corrían a gran escala, y por todo aquel lugar que pasaba escuchaba un murmullo haciendo referencia a su persona. 

Se inquietó, empezó a caminar más rápido, la mano libre (la que no llevaba el maletín) la colocó en su corbata color bordó y apretó el pecho con fuerza. No pasó mucho tiempo, hasta que unos periodistas desprevenidos corrieron detrás de él para entrevistarlo. Sony no pensó, directamente huyó. 

Se refugió en el primer pasadizo que encontró entre los edificios y se ocultó (segunda vez que lo hacía), pues ya había estado allí… el mismo lugar donde tuvo aquel ‘’sueño’’ raro en el cual se transformaba en un material rocoso. Esta vez se limitó a volver a subir a la torre de reloj, pues en cierto sentido, temía que volviera a pasar lo que ya había vivido (claramente una parte de él creía ciegamente que aquel episodio había ocurrido en verdad)

Apoyó su espalda contra la pared de la torre y meditó. Mucho no pudo hacerlo, pues una banda de bestias parlantes acababan de entrar en el pasadizo, y lo peor de todo… lo estaban buscando.

- Sony Dameron- exclamó uno de ellos- Nuestro jefe quiere verte. Quiere hablar contigo.
- No sé a quién hacen referencia, ciudadanos. Por favor, déjenme en paz- musitó Sony, sin siquiera mirarlos.
Las bestias desenvainaron sus armas y se acercaron con cautela.
- Dimitrion tan solo quiere… hablar- insistieron, entre murmuros provocadores.
- No les creo, ese tipo no existe- afirmó Sony- Y cuanto a que ese loco de Natal les pagó para perseguirme.
Los seres se miraron entre sí, confundidos.
- Te equivocas... Ven con nosotros.- volvió a hablar uno de ellos. 
Sony se levantó de un golpe y simultáneamente alzó la mano derecha y les gritó furioso.
- ¡LES DIJE QUE ME DEJARAN EN PAZ!
Las criaturas se echaron para atrás, temerosas, pero nada ocurrió. Alzaron sus cuerpos, se miraron entre sí, y luego rieron a carcajadas.
- ¿Este es el elemental que nuestro señor quiere? No es más que un niño supersticioso- rió uno, burlándose.
- Dimitrion se equivocó de sitio. El elemental que buscamos nos engañó. ¡Sabe que lo perseguimos! ¡Adelante ratas inmundas, dejemos a este idiota pudrirse en este lugar y vayamos a buscarlo!- las criaturas desaparecieron, corrieron en dirección contraria, regresando a la avenida por la que habían venido.
Sony suspiró, bajó la mano, y sacudió la cabeza en negación a lo que acababa de hacer.
- ¿Qué estaba pretendiendo?- se preguntó. Esperó unos minutos y volvió a la vereda. Primero caminó, miró el reloj y corrió, pues estaba llegando muy tarde al trabajo.

El segundo día fue bastante rutinario, la única diferencia fueron las responsabilidades del personaje. Pues el día anterior lo habían echado de su trabajo, la mala prensa y sus injustificadas llegadas tarde pusieron a sus jefes con los pelos de punta. Pero esto no desmotivó al joven, ya estaba arto de todo eso, y tenía el suficiente dinero como para subsistir durante un año. 

Lo más probable es que se marcharía apenas llegara el verano, en Estados Unidos encontraría trabajo más fácilmente (su nombre retumbaba en las oficinas y estudios jurídicos de todo el estado de Nueva Jersey). Sin embargo, no tenía ganas de volver, no sabiendo lo que le esperaba... 

Por raro que parezca, aquel día se sentía muy feliz, algo en su mente parecía aclararse cada vez más, aunque lo negara. El sol ya se elevaba en el cielo, los pájaros cantaban y el viento soplaba sutilmente. Sentado en el sillón,  frente al televisor apagado, contempló la sombra de un individuo. 

Se sobresaltó, temiendo lo peor, el suspenso transcurrió durante unos segundos. Para su suerte, una carta acababa de deslizarse por debajo de la puerta. Miró por el picaporte, el cartero (vestido de uniforme azul) se retiraba danzando. Sony rió al ver a tal personaje bailar tan libremente, le subió el ánimo aún más. Tomó el sobre y lo abrió velozmente, a continuación leyó la carta y se quedó maravillado al terminarla. Esto decía:

Querido Sony:

Mucho tiempo ha pasado, querido primo. Me extraña que no escribas ni respondas mis mensajes de texto en el celular. Tu madre me dio la dirección de tu departamento en Argentina. No tuve más alternativa que enviarte esta carta. No quisiera partir vuelo y que no me recibas en tu casa apenas llegue. 

Soy molesta, lo sé. Me conoces a la perfección, Sony. ¡Te extraño bravucón! Llegaré a Buenos Aires en tres días (si es que la carta llega en el momento que calculé) ¡Hey! En todas las noticias del mundo se habla del asesino ''Van Robin Hed'' ¿Quién es? 

Tu mamá le dijo a la mía que estas involucrado en el caso, eso me genera mucha emoción. Creo que esa es una de las razones por las que he decidido volver, me atrae el peligro jajaja. Pero bueno, me lo contarás todo cuando llegue.

Un beso enorme, ¡nos veremos muy pronto!
Tu amada prima

Jessica Carmanguer.

Sony suspiró profundamente, estaba feliz de volver a ver a su prima, pero con todo lo que estaba pasando… prefería atrasar el reencuentro. La ojeó una vez más y divisó una pequeña oración en letras pequeñas que no había leído.

P.D. Primo. Hay otra cosa… Muchas cosas extrañas me han pasado desde hace unos años. No las he compartido con nadie, y tú serás el primero en escucharlas. Me creas o no, puedo probártelas. Adiós.

Sony pensó: ‘’No eres la única’’ guardó la carta y volvió a sentarse en el sillón.
El silencio y la soledad irrumpieron. Una voz le llamó desde lo más profundo de su subconsciente. 

Una voz tomada, muy gruesa, repetía su nombre constantemente. Sony mantuvo los ojos cerrados, frunciendo el ceño, soportando el frío que recorría sus venas y la inquietud de su cuerpo ante los nervios.

‘’ ¿Quién eres? ’’ Le habló a la voz dentro de su mente.

La voz hizo una pausa y respondió cautelosamente.
<< ¿Qué es lo que te dice tu corazón? >>

'' Dimitrion… ''
<< El mismo Sony, muy bien. Has estudiado. Mis compatriotas dicen no encontrarte, pero yo puedo verte perfectamente. Es difícil de explicar cómo, pero tranquilízate, no es ningún truco mental. Una maquina está posibilitando todo esto, después de todo, vivimos en un siglo lleno de posibilidades. Antes que nada, quiero que entiendas que todo lo que te dicen es mentira. La historia que te cuentan es una fábula... >>

'' Ya lo sabía ''

<< Se ve que eres muy inteligente. Excelente. Si en verdad quieres saber la identidad del lunático de Dick Natal, ven conmigo. Terminemos con esto y que se quede detrás de las rejas como corresponde. Es lo que merece después de haberte enviado esas bestias asesinas a tu casa >>

'' ¿Él...? ¡Lo sospechaba! ¡Malditos sean, él y Kay! Pero… ¿Usted como lo sabe?''

<<Tengo a muchos…amigos, protegiéndote de sus fechorías>>

'' Gracias por eso, supongo. Me dijeron que si creía en ellos, les enviara una carta en tres días. ¡Mañana es el último día!''

<< Envíaselas diciéndoles que no quieres nada, haz una copia antes y tráemela por favor >>

'' ¿Para qué quiere una copia? ''

<< Bueno… será muy útil como evidencia para iniciar todo el proceso legal que planeamos efectuar en su contra >>

'' Muy bien, cuente conmigo. ¿Dónde lo encuentro? ''

<< Mañana. La plaza en frente a la estación, justo detrás de la estatua, ven con la carta copiada. No le digas a nadie de nuestra conversación… Sony >>

'' Dimitrion, ¿Cómo explica todo lo que me ha pasado últimamente? De seguro lo sabe'' 

<< Ilusiones ópticas, inventos del farsante Dick Natal, se las ha ingeniado para hacerte creer cosas sin sentido. Este presente es una locura. Hasta entonces… joven >>



La sonrisa de Sony creció, escribió la carta negando la historia de los otros dos. La dejó sobre su escritorio y salió de la casa. Esperó hasta el día siguiente, para enviar dicho mensaje a los dos fabuladores. 

martes, 19 de abril de 2016

Encuentros: CAPÍTULO 7.



Encuentros: CAPÍTULO 7.

- Mira... Dick Natal. No sé quien carajo seas, pero no estoy para bromas. Esta es una situación crítica en mi vida y no me la quiero pasar escuchando idioteces. Aunque déjame decirte que el cuento te ha salido de fábula, poco más y haces que me lo crea. Pero no soy supersticioso ni mucho menos un tonto. Así que, hasta nunca- Sony se levantó de la silla de un golpe, dejó dos o tres billetes sobre la mesa para pagar el café y amagó para retirarse.
- Me sorprende que tu padre Nicolas nunca te lo haya dicho- exclamó el otro con rapidez- Sé por buenas fuentes que fue un elemental excepcional.
- Por favor, no metas a mi padre en esto. De seguro que ni lo conoces. No te creo nada- respondió Sony con firmeza.
- Pues tendrás que hacerlo Sony, no tienes elección.- replicó Natal con pasividad.
- Claro que la tengo, y mi elección es irme- Sony salió del local muy molesto y se cerró la campera que llevaba puesta, pues aquellos días de otoño hacía mucho frío. Natal pagó y fue detrás de él.
- ¡Sony! - le gritó apenas salió- ¡Ven acá por favor, no hemos terminado!
- Estas loco, viejo.- le respondió Sony de espaldas mientras se marchaba- ¿Por qué no le vas con el cuento a otro y me dejás de molestar?
Natal comprendió que de nada serviría continuar insistiendo, detuvo el paso y dejó que el joven se marchara. Suspiró y pensó.
- Tan necio y escéptico como todos los de su sangre. La única forma de convencerlo... es buscando al otro.

Sony regresó a su casa, totalmente exhausto, sin saber por qué. Prefirió sentarse a mirar televisión, fue por una cerveza y un pedazo de pizza congelada; creyó que sería la única forma de olvidar todo lo que había pasado. 

Aunque dudó, el nombre de aquel joven arqueólogo que Natal había mencionado en su historia le pareció haberlo escuchado de la boca de otra persona, incluso... tal vez de su padre. Hizo memoria por un momento, lo recordó y gritó su nombre en el subconsciente: ¡HARIET! Se echó a reír, como si le hubieran dicho el mejor chiste jamás contado.

- ¿Se pensó que me lo iba a creer? Semejante disparate...- se dijo en voz alta y volvió a reír.
Apagó casi todas las luces de la casa y dejó únicamente a la pantalla encendida. Inclinó todo su cuerpo hacia atrás en el sillón delante de la tele, miró por mirar y cambió de canal continuamente, hacía ''zapping''.
Dejó un documental de fenómenos naturales, al azar, se colocó el brazo en los ojos y trató de dormir.

'' Cuando el magma asciende hacia la corteza terrestre, alcanzando la superficie, se denomina Lava. La lava es un material pastoso, derretido o en fusión, que emite un volcán en erupción a elevadas temperaturas, las cuales oscilan entre 700° C y 1.200° C''

Sony no prestaba total atención a la información que estaba siendo detallada en el programa, aunque aún no se dormía.

'' Este material experimenta temperaturas ambientales responsables de un rápido enfriamiento. De esta forma, se solidifica y se conforman rocas ígneas, las cuales poseen cristales que no se distinguen a simple vista, a diferencia de aquellas formadas por el magma, que sí pueden verse. A pesar de su alta viscosidad, unas cien mil veces la del agua, puede fluir recorriendo largas distancias antes de enfriarse y solidificarse, además de...''

Sony puso en silencio el televisor, trató de dormir, pero aquel documental le vino a la mente. Se preguntó:
''Si los elementales existieran... ¿La lava podría ser considerada un elemento? No será el fuego ni la tierra pero... ¡Por dios! ¿¡Qué estoy pensando!? Ese tipo me llenó la cabeza''

Su mente se quedó en blanco por un momento.

''Y siguiendo con esta teoría: tal vez esos mágicos corazones expanden el elemento por todo el cuerpo, siendo así, aquel que tenga la habilidad de controlar grandes masas de lava puede llegar a convertirse en...'' - Sony abrió los ojos y se sobresaltó- '' Roca... No, no'' - trató de corregirse- ''Eso es imposible, lo de aquella vez fue producto del estrés, tampoco me fijé si tenía fiebre... ¡fue un delirio, nada más!''- Sony volvió a acostarse, apagó la televisión y cerró nuevamente los ojos. -''Nueve corazones: un enemigo y ocho elementales. Qué bufonada... Ni quisiera imaginar, que justo yo, fuera uno de ellos'' el joven se durmió.

No estuvo muy seguro si los constantes ruidos ocasionados a las tres de la madrugada en los alrededores o las extrañas pesadillas que estaba padeciendo fueron lo que lo despertaron. Hizo un esfuerzo por levantarse, fue hacia la heladera con los ojos entre cerrados y el cuerpo medio inclinado hacia la derecha (casi rengueando). 

Tomó un vaso de agua, bostezó y estiró el cuello hacia arriba. La televisión estaba apagada, todo estaba oscuro, no tardo mucho en darse cuenta que andaba sin luz. Evitó los insultos, fue al baño y se acostó en su cama. Pero distintos sonidos discontinuos se escucharon, provenientes de varios puntos de la casa, como el techo, el patio y la calle. 

Creyó que debía tratarse de algún grupo de borrachos, concurriendo a sus casas después de una noche de extremo alcohol. Y a continuación, un cascote atravesó su ventana de vidrio, primero uno, luego fueron dos, luego tres y así. Sony se levantó de un golpe, fue hacia donde estaban transcurriendo los hechos. Una banda de cinco bestias estaban destruyendo su casa (vestidos como pandilleros) y ya habían encontrado un método para entrar.

- ¡¿Qué están haciendo aquí, bestias inmundas?!- les exclamó, con un cuchillo de cocina en la mano, el cual acababa de tomar.
- ¡Es él!- susurró una voz ahogada- ¡Ya saben que hacer!
El grupo entró en el hogar del joven, mucha luz no había y esto desesperó a Sony. Creyó que se trataba de un asalto o un intento de asesinato. Se escondió bajo su cama muy asustado, y escuchó con atención las voces de los intrusos.
- ¿Dónde estás, elemental?- preguntó uno.
- Tan solo queremos verte jugar- agregó otro. (Se reían entre ellos)
- Podemos detectar tu olor, joven. No te escondas. ¡Vamos!- dijo un tercero.

Sony pudo distinguir un pie al lado de su cama, rezó sin cesar, sudaba viciosamente. Parpadeó varias veces e intentó calmar sus nervios, luego se tapó la boca y se mantuvo inmóvil, ya que cualquier ruido podría ser delator de su paradero.

- ¿Y... donde...?- la bestia hizo silencio, hubo una larga pausa cargada de suspenso. De repente fue todo repentino, la bestia corrió la cama de un golpe, Sony se sobresaltó del susto, el sujeto llevaba una pequeña luz verde en su frente- Allí estas- dijo entre dientes y colmillos, lo tomó del brazo a la fuerza. Sony tuvo que soportar su aliento, su vida acababa de terminar para él. 

Contempló al individuo: una gran boca hacia adelante, como la de un perro, pero sin nariz y sin cabello; ojos negros chicuelos, medio bizco, un cuerpo encorvado vestido con harapos y telas desgarradas. También dos enormes colmillos en la parte inferior de su boca (los más grandes que Sony había visto en su vida)

- ¿Qué... qué quieren de mi?-preguntó Sony, forzando para alejarse, tapando su nariz con la mano y sin mirarlo directamente a los ojos.
- Tan solo... entréganos tu corazón- le contestó este, el grupo empezaba a acércasele con cautela.
''Santo dios, santo dios'' pensaba Sony, casi entre lagrimas, convencido de que aquel era el final de su historia ''Adiós mamá, abuelo, a mis amigos y a... Kay''

Pudo haber sido un sinónimo de invocación, pues después de que las bestias se le acercaran lo suficiente, desenvainaran unos cuchillos de hierro bien afilados, se los rozaran a su cuello, y a su panza, amenazándolo con partirlo en dos, susurraran dos o tres palabras y se exhibieran con mayor claridad; APARECIÓ. 

¿Quién? El individuo que incendió por completo a los cinco bandidos, primero entró en la casa sigilosamente, luego le disparó a uno, después le cortó el cuello a otro, y a los últimos tres les apoyó la palma de su mano izquierda en el pecho, pulverizándolos al instante. Acabó con todos, y se alejó unos metros de Sony.

- ¡Cuidado!- le gritó Sony, pues una de las bestias aún vivía y estaba por arrancarle la garganta con su cuchillo.

El salvador reaccionó de inmediato, dio medio giro y le aplicó una llave en la cabeza que lo desnucó; para su sorpresa, la bestia seguía con vida, fue entonces cuando el sujeto hizo aparecer una gran llama de su mano derecha (lo que dejó totalmente sorprendido a Sony, aunque pudo haberse tratado de un truco) luego se la lanzó al caído y este ardió en llamas entre gritos desgarradores. 

Finalmente todo terminó, los cinco cuerpos sin vida a un costado de este gran cazador. Sony no se sorprendió al verlo e inmediatamente le preguntó:

- ¿Qué haces aquí?
- ¡Te salvé la vida y... ¿Así me recibes?!- le respondió su salvador entre suspiros.
- ¿Qué fue todo eso, Kay? ¿Dónde aprendiste a hacer todas esas cosas?- dijo Sony, intrigado.
- No hay tiempo de explicaciones, mi amigo.- se apresuró el cazador.
- Ya no soy más tu amigo.- contestó Sony con frialdad.
- Para mí sí lo sigues siendo- Kay intentó tomarlo del brazo, pero Sony se resistió- Tengo que llevarte a un lugar seguro, distintos grupos parecidos a este te están buscando por toda la ciudad.
- ¿Quién?- preguntó Sony sin interés.
- Confía en mí, tú solo sígueme- insistió Kay, las luces de afuera regresaron y Sony pudo contemplar que el joven llevaba la vestimenta de Van Robin Hed.
- ¡Pretendes que te crea y que confíe en ti después de todo lo que hiciste!- le gritó.
- Sony... no hay tiempo. ¡Créeme!- dijo Kay, impaciente- ¡Dimitrion ya le puso precio a tu cabeza! ¡Y a la mía también!
- ¿Dimitrion?- exclamó Sony, confundido y cambió la postura- Claro, eso es todo lo que te importa: salvar tu pellejo. Vete y déjame solo.
- ¡Sony, por favor! ¡Acabo de salvar tu vida!
Sony le dio la espalda y caminó hacia su habitación.
- No quería hacer esto, mi amigo- murmuró Kay y le golpeó la cabeza, dejándolo inconsciente, lo tomó entre sus brazos, activó las alas de plata y salió disparando por los cielos.

Horas más tarde, Sony despertó en una habitación enorme, repleta de cuadros antiguos a su alrededor y muchos otros objetos de todas las edades del mundo. Una gran alfombra roja y dorada cubría todo el piso, se levantó de la silla, sacudió su cabeza por el dolor y trató de colocar sus pies sobre el suelo, a pesar de las pocas fuerzas que tenía. 

Estaba solo. Detrás suyo divisó una escalera de madera, color fuerte, dirigiéndose hacia arriba. Más adelante, había un escritorio de madera, muy prolijo y ordenado. El aroma de aquel lugar era muy cautivador. No había ventanas, lo que le hizo pensar que tal vez no estaba en una habitación común y corriente, sino una bajo el subsuelo, muy bien cuidada. Sony temió que lo hayan secuestrado, estaba realmente paranoico.

- Es momento de que sepáis la verdad- dijo una voz, la de un hombre que acababa de bajar por las escaleras, vestido con una bata muy elegante, (los colores rondaban entre el violeta y el turquesa) traía consigo dos vasos y una botella de vino.
- ¿Dónde estoy?- preguntó Sony con inquietud.
- En mi casa, joven Dameron. En el subsuelo justamente. No estás secuestrado, quédate tranquilo- afirmó el hombre- ¿Te acuerdas de mí?
Sony hizo una mueca y respondió.
- Nos vimos ayer, Dick Natal.
- El mismo- sonrió el anfitrión- ¿Te apetece?- le ofreció una copa.
Sony no se negó y la tomó, primero la observó con detenimiento y desconfianza.
- Tómala con confianza, no está envenenada- el hombre acababa de leerle los pensamientos.

Sony la tomó, frunció los labios y se limpió.
- Es bueno, gracias.
- No hay de que- respondió Natal- Sé que estas muy confundido, la historia que te conté te impactó, es muy... distinta.
- Entonces... ¿Admites que fueron patrañas lo que me contaste?- dijo Sony soberbiamente.
- Para nada. Lo niego en absoluto- Natal dio un paso al frente- Sony, todo lo que añoras, tu mundo, tu vida, tus seres queridos. Todos están en peligro.
- ¿Y por qué?- preguntó el joven de ojos verdes, saturado.
- Siéntate- Natal dejó la copa en una mesita a su lado y fue por dos asientos- ¿Recuerdas a la perfección la historia de Hariet y los ocho elementales, no es así?
- Para tu suerte, si.
- Muy bien.- Natal tomó asiento y se cruzó de piernas- Uno de los elementales sobrevivientes (me refiero a uno de los originales) gozó de inmortalidad durante casi mil años y planea algo macabro que aún no he descubierto con exactitud...
- ¿No dijiste que los elementales peleaban por el bien y la justicia?- preguntó Sony, solo para seguirle el juego.
- Si, pero ya han pasado muchos años y su mentalidad pudo haber cambiado. Su bando también. Este mundo puede llegar a ser muy cruel... y yo creo que se debe haber encerrado en sus ideas. Su nombre es Dimitrion- el nombre que había mencionado Kay por primera vez- Dimitrion Curtansen. Por alguna razón te busca a ti y a...
- ¿A Kay?

Natal no respondió y miró hacia atrás. Kay bajaba por las escaleras, esta vez vestido como de costumbre: un chaleco colorido y unos jeans.
- ¿Puedo pasar?- preguntó el joven.
- Claro que puedes, toma esa silla y siéntate al lado de Sony- Kay obedeció, Sony no hizo gesto alguno por su presencia.
- Ustedes dos se conocen hace mucho tiempo. He esperado este encuentro durante muchos años, ni se imaginan- exclamó Natal.
- A ver hombre. Ya me tienes los huevos al plato- le respondió Sony- ¿Qué quieres de mí?

- A medida que las familias fueron formándose, generación tras generación, un hombre le pasaba su habilidad a su hijo (perdiéndola en el momento) y así sucesivamente. Ustedes, mis amigos... son la prueba viviente de una leyenda mística y fabulosa- rió complacido- ¡Ustedes chicos, son elementales!