miércoles, 26 de septiembre de 2018

Diego Kimhote: CAPÍTULO 23.


Nota de Autor: Cuando encuentre una de mejor calidad, la reemplazo. Gracias (como siempre) a Ikaro Ghandiny por la ilustración de este personaje. 

Diego Kimhote: CAPÍTULO 23.

El salón estaba bañado en plata y cromo, de cincuenta metros de largo y veinticinco de ancho, las paredes tenían la forma de un santuario religioso, había barandas de vidrio a los lados y un recto camino con el piso reluciente, por donde los JEN podían ver sus propios reflejos uniformes; en él yacían cuadrados y rombos dibujados con símbolos negros y blancos. Al final había una inmensa y oscura escalera que luego se dividía en dos, formando una “O” y desembocaba en un trono dorado, el cual estaba acompañado por un monumento picudo del mismo material como si fuera una pirámide, y dos ventanas inmensas en cada lado. En aquella plataforma y sentado en el trono dorado yacía Hariet.  

Kay y Sony, vestidos con togas blancas y curados de toda herida, entraron por la única puerta del salón. Finalmente, los JEN y el Único se reencontraban.

- Se tardaron- vociferó Hariet con aquella voz siniestra que portaba cuando usaba la armadura medieval y oscura.

Kay y Sony no eran los mismos, miraban a Hariet con una imponente seriedad y los ceños fruncidos. Hariet se levantó y les dio la espalda para contemplar el trono donde estaba sentado.

- Ya no hay nada que ocultar, sabemos quién eres – vociferó Kay- …Diego Kimhote.

El tercer señor oscuro reaccionó sorprendido y se desprendió los botones que sujetaban el casco, luego lo tiró al suelo y el reluciente piso sonó como cristal quebrándose. Los JEN vislumbraron a un hombre con el cabello gris peinado hacia atrás, recientemente mojado. Él giró y a los JEN se le sacudieron los corazones.

Igual a como lo recordaban de las memorias que vieron en el Alto Mundo, pero había algo diferente esta vez y es que lo estaban contemplando en persona. A simple vista, parecía Dick Natal vestido con una fornida armadura medieval.

Diego era más grandote que su hermano, la mitad de su rostro estaba llena de quemaduras horrendas de primer y segundo grado; y parecía tener algunos años más que Pedro. Miró a los JEN con sus ojos grises y bajó por las escaleras.

- A través de los tiempos se manifestó, aguardando ser liberado de las cadenas y a pesar de la larga espera, su odio creció- dijo- Qué vil mentira. Yo no odio a nadie, no se confundan. Soy el único que se anima a hacer lo necesario para mejorar la sociedad.

- Eres un asesino, Diego- le dijo Sony con frialdad desde la lejanía.

- Ese no es mi nombre.

- Lo es, así te bautizó tu madre, te guste o no.

- Exploraron mi pasado, muy astuto. Hubieran invertido ese tiempo en forjar un arma poderosa para derrotarme.

- ¿Cuál es tu plan, “Hariet”? ¿En qué consiste eso que llamas “reconstrucción”? – le preguntó Kay.

- ¿Lo quieren saber? Bien. Aún hay tiempo- se quedó en la escalera negra y los examinó con cautela- El PRODIGIUM no es un arma ni una fuerza destructiva sin razón. En su momento, gracias al sacerdote Meddes, pude establecer un vínculo con él. Entendí su lenguaje y me explicó muchas cosas- Kay y Sony prestaron atención- Cuando Tritán quebrantó la ley y visitó la dimensión del dios Groba (o Ázu, según los Ryanos), conformó los tres medallones para MANIPULAR EL TIEMPO, LA VIDA Y EL ESPACIO; y constituyó el TORQUEM para dominar la energía y la materia oscura.

<< Con estos instrumentos dibujó las formas del universo y le atribuyó la propiedad de expansión que los científicos de la Tierra teorizaron. Sin embargo, de esta combinación de elementos surgió el PRODIGIUM, una entidad propia que sólo se alimenta de planetas. En su momento fue expulsada y aunque no lo crean, el PRODIGIUM le teme a la profecía, a los dos inútiles muchachos que supuestamente terminarán con la dualidad. Hicimos un pacto, el caos no pisaría este mundo hasta que ustedes estén muertos, de eso me encargo yo- los JEN tragaron saliva- Y así, me dotaría de los agentes del caos, los parásitos que purgarán la humanidad. Luego, el PRODIGIUM eliminará la Tierra. >>

- No tiene sentido. ¿Por qué matar a las personas si luego destruirás el mundo? – dijo Kay.

- Yo no soy una mala persona, Kay- le dijo Hariet, a Kay le disgustó que lo llamara por su nombre, le hacía recordar a Natal- Tampoco soy cruel. Purgaré a la población para que no tengan que vivir el fin del mundo, morirán sin dolor y fácilmente. Hay otro objetivo, eso es cierto… como sabrán, el medallón de plata intercambia vidas. Una vez los tres medallones sean míos y el PRODIGIUM se alimente, la Tierra morirá y volverá a construirse desde cero. Aceleraré este proceso con el medallón de oro, reviviré a los que se lo merezcan con el medallón de plata (y para eso necesito los cadáveres) y expandiré este mundo de paz a través del medallón de bronce.

Sony rió con ironía.

- Te admiro, lo planeaste todo minuciosamente.

- No todo es casualidad- continuó el Único- Antes de terminar con esto, quiero contarles todo, se lo merecen. Desafiaron pruebas, crecieron y se hicieron fuertes. Manipulé sus vidas a mi antojo y por un bien mayor, los observé como si fueran mis hij…

- No te atrevas a decirlo- gruñó Kay.

- Bien- suspiró el hombre con el rostro quemado- Cómo les decía: todo fue orquestado por mí.

<< Cuando tomé el cuerpo de Minos Jimonte y conocí al sacerdote Meddes, mi vida dio un giro compulsivo. Supe que había seres elegidos especialmente para salvar al mundo y deduje que su muerte tenía que ser parte del plan maestro que lograría reconstituir todo lo que conocemos. Meddes creía que había un solo JEN llamado Frank Montarnen. Me contacté con el PRODIGIUM y establecimos un pacto. Antes de esto, casualmente me había cruzado con uno de los viejos elementales llamado José Morgán, al cual poseí con mi marca negra. Fue algo que no le dije a Meddes al principio, yo aproveché esta casualidad para que asesinara al JEN. 

Lo que yo desconocía era que Morgán quería a Frank como un hijo y debido a ese amor, la marca negra no hizo efecto del todo; Morgán le encomendó está misión a Manuel Curtansen, antes de llamarse Dimitrion. Frank y su familia murieron- Kay apretó los dientes- Pero el PRODIGIUM rechazó entrar a la Tierra y me dijo que el JEN seguía con vida. Por descarte, pasamos a su amigo. Costó contactar a Nicholas Dameron, tuvimos que expandir nuestras redes y constituir la Cruz, la organización criminal de Ryanos contra la sociedad de los humanos. Ellos lo encontraron años después e hicieron el trabajo- Sony apretó los dientes- Pero el PRODIGIUM insistió en que los JEN continuaban existiendo. Meddes y yo viajamos a la Tierra de incógnito para corregir aquel error, estábamos perdidos, y tardamos años en descubrir que ustedes dos eran los elegidos. Para cuando lo hicimos, yo reconocí a mi hermano Pedro y mi misión volvió a dar otro giro inesperado, él era su protector.

Cómo sabrán, seduje a los Ryanos del Mundo Helado para que cruzaran el portal, haciéndome pasar por su dios Ázu, también les borré la memoria temporalmente. Yo conozco a los humanos y sabía que los rechazarían por sus diferencias. Las cosas no fueron como yo creí y ambas especies convivieron en una “armonía fingida”. Sus padres- Hariet lanzó una risita- Sí que eran dos problemas para mí. Cuando ni siquiera había ordenado la ejecución de estos, ellos se reunieron con el Rey de la G.N.U.M con el objetivo de proponer su protección y de establecer mayor equidad entre las especies. Lo que fue conocido como el Proyecto Light. No podía dejar que eso pasara, yo siempre quise que los Ryanos experimentaran verdadero ODIO hacia los humanos y los destruyeran por dentro.

Fue entonces cuando opté por un plan complejo y efectivo, tan minucioso que terminaría en este momento con nosotros tres hablando.

Estudié la historia que me había perdido, el aspecto de la nueva era y así, algo se me ocurrió. Para conquistar necesitaba dividir y la G.N.U.M era un potente oponente con ejército y armamento. Fueron años hasta la aparición de Van Robin Hed, mal visto como un vigilante enmascarado, me aproveché de ello y mandé a mis espías a Estados Unidos, quienes querían recuperar su antigua gloria, y ellos mismos ayudaron a componer una escuela de militares (lo que aprendí del pasado) para generar golpes de estado en cada país de la G.N.U.M y desestabilizar la organización. ¿Y cómo hice para convencer a cada jefe militar de que hiciera semejante traición a su estado? Fácil, la escuela les enseñó que Van Robin Hed era una amenaza pública que nunca sería controlada por la G.N.U.M y que se necesitaba un control estricto, un control militar…

De este modo, la crueldad militar haría que los Ryanos volvieran a desconfiar de los humanos y provocaría otra guerra civil, donde ellos se pondrían de mi lado cuando yo llegara.

Y ustedes… de ustedes necesitaba otras cosas más específicas y sobrenaturales.

Había dos cosas que tenían que ser eliminadas para antes de que yo recuperara mi verdadero cuerpo: la espada divina y la isla flotante de Sarmander.

Morgán buscó la primera y Dimitrion la segunda, bajo mis órdenes.

Sony, tú conociste la verdad en el 2225 y ustedes dos volvieron a reunirse. Dimitrion tenía estrictas órdenes de llevarlos a la Isla y de resucitar a los Narsogs con ustedes presentes. La muerte de la única mujer elemental fue un agregado que no me esperaba y que luego aproveché.

Yo quería que destruyeran la Isla Sarmander en la batalla, pero no fue así. Debido a que Morgán me había contado la magia que me impedía pisarla, como único refugio para ustedes.

Dimitrion falleció y los Narsogs no regresaron, pero ustedes se hicieron más fuertes. Me sentí orgulloso de su avance- Kay y Sony se miraron con rareza- Después del año 2225, llegó el 2226 y opté por que conozcan la búsqueda de Morgán. El Redentor había encontrado un viejo pergamino con una advertencia sobre mí y un mensaje confuso. Él cortó el pergamino, escribió sus iniciales M.M y dejó un trazo en un pequeño pozo de tierra, en la Isla flotante. Ya contaré que pasó con el otro pedazo del pergamino.

Yo sabía que se pondrían a buscar la espada divina por temores de mi hermano, y que la encontrarían antes que nosotros. Morgán logró resucitar a los Narsogs y destruir Sarmander, sin embargo, su verdadera misión era destruir la espada, pero su portador lo hizo por él. Sin espada divina ni isla flotante, era hora de pasar al siguiente nivel.

Era el año 2227 y persuadí al sacerdote Meddes para que llevara la otra parte del viejo pergamino, junto al medallón de bronce en una antigua casa. Siendo reencarnaciones del titán, sabía que se sentirían atraídos hacia su poder, sin saberlo. Así fue. Meddes les agregó las palabras correctas para que viajaran a la otra dimensión: APEN ZEN.

Nos reencontramos, ustedes y yo en un cuerpo ajeno. Dayas los rescató como predije y se unieron a la resistencia.

Deben creer que soy un egocéntrico, pero no. Deduje que Pedro y ustedes le revelarían la verdad a Dayas tarde o temprano y así, el príncipe despertaría su verdadero potencial.

A los Kiceanos les seguí el juego del trono, de mi sobrino, de la resistencia; para que ustedes buscaran los artefactos dorados (dos de ellos los oculté estratégicamente cerca del Templo de Jimonte) y lo visitaran. Para que supieran que yo estaba vivo y para que se quedaran con el cubo mágico. Yo no podía entrar a ese Templo porque no tenía el poder para enfrentar a la estatua de oro, por eso los necesitaba.  

Cuando todo estuvo orquestado, ataqué la guarida de los Kices y ustedes huyeron, como imaginé. Y volvieron al Reino para evitar las muertes de los Kiceanos, como también anticipé. Son obvios, jóvenes JEN.

Me trajeron el cubo que abrió la caja con mi verdadero cuerpo y Dayas se convirtió en el águila dorada, liberándome de Minos y llevándome a este cuerpo, al de Hariet, el Único.

Todo iba perfecto, casi soñado. No obstante, el PRODIGIUM me advirtió de las bestias demoníacas de los JEN y de la búsqueda de Vrogh a través de sus acólitos: La Luz Oscura. Ya lo sabía por Meddes, pero fue bueno recordarlo.

Era el año 2228 y había llegado la hora, Meddes “encontró” a los JEN y las bestias despertaron. Tenían que llegar al Templo de la Muerte cuanto antes o serían absorbidos por sus alter-egos. Meddes vigilaba a Fismut y sabía que este lo estaba siguiendo, gracias a eso, supimos que Fismut los ayudaría a llegar al Templo a través de los tres planetas y los fragmentos de la llave.

Una vez ustedes llegaron al Templo, destruí a los últimos titanes del cosmos, la verdadera amenaza y purifiqué sus respectivas razas- Kay y Sony no hicieron gesto en absoluto- Finalmente, ustedes obtuvieron el TORQUEM y Meddes se los robó cuando tuvo oportunidad, me lo dio a mí. Ya estaba todo listo.

Sin embargo, el PRODIGIUM es muy poderoso y necesito poder controlarlo. Algo que no sabía que existía hasta hoy, algo que yace en esta Fortaleza…>>

- El medallón de plata- dijo Kay con seriedad.

- No. La armadura de Büul- los JEN volvieron a quedarse mudos- Él planeaba controlar el PRODIGIUM, como yo, y forjó una armadura especial para portar el TORQUEM, la cual nunca llegó a utilizar. Está aquí… en alguna parte.

- ¿Cómo supiste que nosotros éramos los verdaderos JEN? – le preguntó Sony con frialdad. Hariet lo miró.

- El PRODIGIUM me lo dijo. ¿Por qué?

Sony se quedó callado. A Hariet no le importó y siguió hablando.

- Con el medallón de bronce armé un ejército de diferentes mundos para invadir la Tierra y enfrentarlos en combate. Con el medallón de oro desaparecido y el de bronce bajo mi poder, deduje que Fismut optaría por encomendarles la misión de encontrar el medallón de plata para revivir a los viejos elementales- volvió a reír- Estoy seguro de que fue así. Pero nadie sabía dónde estaba. Hasta que Hélen, mi subordinada, escuchó rumores de que Dayas Jimonte había vuelto herido al Oszen de una tierra extraña. Dejé que las cosas sucedieran y se acomodaran; Hélen los siguió y descubrió este lugar, ocultado por Gargas durante siglos. El Intocable me contó de la armadura de Büul para expiar sus pecados del pasado, porque como ya sabrán, él me traicionó hace muchos años. Así concluye todo, en este lugar, donde ustedes, las reencarnaciones del titán creador, morirán.

Kay dio un paso al frente.

- ¿Sabes? En otra época y en otras circunstancias, podríamos haber sido amigos- Sony miró a Kay con orgullo. Sus togas blancas se iluminaron por los círculos (rojo y azul) de los magos. Hariet también se sorprendió y sonrío con picardía- Estás mal, Único. Asesinar a los que te parezcan “innecesarios” no te hace ser un héroe ni un salvador. No eres el elegido, Hariet, supéralo. No viniste a “reconstruir la sociedad”, viniste a imponer tus pensamientos a la fuerza y a purgar a la humanidad para luego seleccionar y resucitar a los que te convengan- Kay se puso en guardia- Podrás parecerte todo lo que quieras, pero él era nuestro mentor, nuestro amigo, nuestro guía; y tú… ¡TU SÓLO ERES UN BASTARDO!

La expresión de Hariet cambió por completo.

Sony y Kay utilizaron las fuerzas magnéticas para atacarlo, Hariet saltó y esquivó los ataques que destruyeron unos cuantos escalones.

El Oscuro cayó a metros de los JEN, intercambiaron miradas desafiantes, la batalla final había comenzado.

- Podrían haber muerto de la manera fácil y sin dolor- vociferó Hariet- Pero si su deseo es luchar…

Hariet conformó la bola de energía de rayos negros y blancos, aquella que Kay y Sony recordaban muy bien. La lanzó y los JEN hicieron algo que dejó a Hariet anonadado; envolvieron el proyectil con las fuerzas magnéticas, moviendo sus manos al mismo tiempo, y la llevaron hasta arriba, donde atravesó el techo de Iglesia y explotó en los cielos.

Ambos se sentían débiles luego de ello, la bola también absorbía energía. No obstante, los círculos de los magos habían quedado dibujados en los suelos, sin moverse, algo también inusual para Hariet. Los JEN regresaron a ellos y de cierta forma, cargaron nuevas energías.

- Impresionante- dijo el antagonista- Muy impresionante, nunca dejan de sorprenderme.

A continuación, Hariet manipuló la materia de las barandas y las paredes para tirarles objetos y convertirlos en líquido y gas. Kay usó la súper velocidad y atacó a Hariet cuerpo a cuerpo, ambos empezaron a batirse en un duelo marcial. Sony, por su parte, se envolvió a sí mismo con un caparazón de cristal (lava solidificada) que lo protegió de los ataques.

Hariet no podía entender como seguían luchando después de la muerte de sus amigos y de batallar contra miles de soldados entrenados. Estaba sorprendido y un poco desorientado…

Kay insistía con patadas y puños rodeados de fuego, pero Hariet lo tomó de la cabeza y lo comenzó a exprimir como a una naranja. Sony fue en su ayuda y cuando estuvo a punto de darle un puñetazo de súper fuerza en la espalda, Hariet lo tomó con su otra mano. Ambas manos del villano se habían expandido y su altura también había crecido. Los JEN dedujeron que Hariet había aprendido a manipular la habilidad que también tenía Büul: controlar la masa de su cuerpo.

En ese momento, recordaron algo. Sony formó una “X” con sus brazos y una luz azul surgió, esta se deslizó como una serpiente hasta la sombra de Kay, la cual cobró vida propia y tomó la luz con sus manos (esta se convirtió en una lanza). Así, un guerrero sin rostro atacó a Hariet por la espalda. Hariet gimió del dolor y los soltó, los JEN escaparon.

El Único tomó a la sombra sólida de la cintura y la exprimió hasta que se deshizo.

- Cuántos nuevos trucos- jadeó.

- ¿Por qué no usa todos sus poderes? – le susurró Kay a Sony.

- Porque no quiere destruir la Fortaleza, teme perder lo que busca- le contestó su compañero. Fue entonces cuando a Kay se le encendió la lamparita.

- ¡Dejen de cuchichear y terminemos con esto! – vociferó el Único y desenvainó su espada con forma de calavera.

Kay revoleó los brazos y arrasó la superficie de las columnas y paredes, provocando un desastre inminente. Los cristales sonaron y los escombros cayeron al suelo.

Hariet apretó los dientes e intentó atacar a Kay, pero este se le adelantó y usó la súper velocidad para burlarse de él, pasarlo de largo e ir hasta las escaleras del trono. Luego, empleó gigantescas bolas de fuego.

Hariet quiso evitarlo, pero Sony aprovechó su desconcierto para atarles los antebrazos y las piernas con unas sogas mágicas de color verde. Ambos forcejearon, uno para salir, el otro para que no avance.

Fue demasiado tarde, los escalones se pulverizaron y Kay ocasionó un gran hoyo en las enormes escaleras. Si no podían vencerlo, al menos tenían que retrasarlo o detener su objetivo.

Sin embargo, se dio todo lo contrario. El hoyo perforado tenía rastros de una habitación oculta. Todos se sobresaltaron y se quedaron boquiabiertos.

Hariet movió el brazo y Sony se arrastró por el suelo con las sogas que lo sujetaban, no tuvo mayor remedio que soltarlo.

Kay se había quedado mirando la abertura con sumo interés. Hariet lo golpeó con el brazo para echarlo a un lado; luego manipuló los fragmentos de las escaleras que aún le impedían el paso y usó sus habilidades para transformarlos en líquidos.

El pasadizo secreto comenzaba con una escalera que descendía hacia lo subterráneo, Hariet entró en la oscuridad. Los JEN lo siguieron después de lanzarse miradas.

No duraba mucho la escalera, abajo había una sala de tierra, sucia y antigua. Las paredes estaban dibujadas y todas ellas conformaban una circunferencia con treinta metros de diámetro; las antorchas se encendieron solas cuando los tres personajes arribaron aquel lugar.

El techo era bastante bajo, dos metros por encima de la cabeza de Hariet. No había nada más, sólo las antorchas colgadas por cada “cuadro” dibujado en la pared, tierra y bichos.

Kay y Sony apretaron los dientes y se quedaron muy cerca de la puerta, de donde provenía mucha de la luz. Hariet avanzó hacia los murales y los acarició.

- Es su historia- dijo en voz alta para sí mismo.

Por un segundo, los JEN pensaron en cerrar la puerta y dejar a Hariet encerrado allí o de derrumbar el lugar con el Único adentro, pero no podían, su misión era clara e inconfundible.

Las botas oscuras de Hariet eran lo único que se oía en aquel misterioso sector, él caminaba mientras arrastraba su mano metálica por los murales y las interpretaba en voz alta.

La que parecía ser la primera imagen que daba inicio al ciclo tenía a un gigante mal dibujado atacando a muchas personas e incendiando sus hogares. Eran veinte imágenes en total.

- El titán Vrogh arrasó con su pueblo- empezó Hariet con cierto aire de misterio en la voz- Él fue el único sobreviviente y juró venganza por la muerte de su familia- iba por el segundo dibujo dónde un hombre gritaba en medio de un mar de cadáveres, en el tercero había un templo y el gigante entraba a él- Sin embargo, Vrogh volvió a encerrarse en el Templo de la Muerte- el cuarto y el quinto mostraban a un hombre entrenando frente a una esencia fantasmagórica- Se entrenó y buscó la manera de hacer justicia. Se llamó a sí mismo Büul, el Caído e hizo un pacto con el PRODIGIUM- la sexta tenía a la esencia y a unos seres extraños que parecían parásitos humanoides- El PRODIGIUM le otorgó a los AGENTES DEL CAOS, sin embargo…- Hariet se posó un segundo en la séptima y octava imagen, las cuales conformaban un único mural con cinco personajes: Dos hombres de cabello blanco, una mujer, un hombre de cabello violeta y un esqueleto- Se le opusieron, derrotando a los pocos agentes, y al mismo tiempo, encontró a los indicados para arrebatarles sus poderes, los Proetas- Kay y Sony prestaron atención al noveno mural, era la misma imagen más pequeña y con un círculo en Fismut y Gyan- Enfocó su atención en sólo dos e intentó derrotarlos- Hariet caminó hacia el décimo cuadro, donde un ejército de monstruos se alzaba en un bosque- Lo intentó creando a los Narsogs- el onceavo y el doceavo cuadro mostraban a Büul luchando con los hermanos de cabello blanco- Hubo una batalla final- en el treceavo Gyan encerraba a los Narsogs en un ritual- Dónde Gyan los encerró en el ritual de los malditos, el mismo que usaron los primeros elementales para derrotar a mi ejército durante la batalla de Ondárroa. Y…- el catorceavo y quinceavo estaban pintados con negro. Recién el dieciseisavo tenía el dibujo de la Fortaleza desde afuera- Hasta aquí supo Gargas. Interpreto que Büul y Gyan murieron y el Intocable se encargó de su hogar- el diecisieteavo y el dieciochoavo plasmaban la imagen de Gargas frente al medallón de plata y la armadura que Hariet deseaba. En el diecinueveavo, Gargas usaba el medallón de plata y a su lado había un cadáver con una armadura oscura. En el número veinte, Büul volvía a aparecer y estaba escrita la frase: EL VERDADERO- Quiere matarme para resucitarlo, curioso. Él cree que yo soy un…

- Impostor- se adelantó Sony y todo tembló. Una plataforma surgió en el centro del interior de la tierra, era cuadrada y tenía un gran vidrio transparente cubriéndola. Los JEN se acercaron, Hariet tenía la boca abierta. Era la armadura de Büul, plateada y reluciente como si no llevara siglos allí, vestida por un maniquí. Y a su lado, un pequeño estante portaba un artefacto redondo, con insignias a su alrededor: el medallón de plata.     

jueves, 20 de septiembre de 2018

La Última Misión: CAPÍTULO 22.



La Última Misión: CAPÍTULO 22.

“- Si todo se complicara, ¿qué harías? – le preguntó Dayas a Lepra, dentro del pasillo, estaban solos y sentados como indios, Rak se había apartado para abrir el portal que los llevaría a Ónix, así rescatarían a los JEN.

- Protegerlos, cueste lo que cueste- respondió Lepra con seriedad.

- Pienso igual que tú, Lepra. En el peor de los casos, podríamos estar acorralados por los ejércitos de Gargas, yo apenas pude escapar la primera vez que visité la Fortaleza. Necesitamos algo más…

Lepra suspiró y se levantó.

- ¿Qué propones?

- Una última misión. Secreta, para ti y para mí- Lepra hizo gesto de que continuara hablando- La misión será que nos aseguremos que Kay y Sony entren a la Fortaleza, aunque tengamos que dar nuestras vidas para lograrlo.

Lepra realizó una mueca y le dio la espalda.

- ¿No quieres? – le preguntó Dayas.

- Hace años que estoy preparado para morir, Dayas- le respondió Lepra- Es que…- inhaló y exhaló, no podía creer lo que estaba a punto de decir- Tú decidiste hacerte cargo del hijo de Hassian, ese niño te está esperando, aunque no lo sepa. No puedo dejar que mueras.

Dayas sonrió con ternura.

- Recto y serio, frío y calculador, así pareces ser a primera vista y eres todo lo contrario- le dijo el príncipe cuando se levantó- Ya le envié una carta a Müna, lo entenderá. Si no hacemos esto, no habrá futuro en donde ese niño pueda vivir.

Lepra se dio la vuelta, el joven de piel morena y el muchacho pálido de cabello rubio se miraron durante algunos segundos en silencio.

- Eres un excelente compañero- le dijo Dayas y le estiró la mano- Ojalá no tengamos que llegar a eso, así podremos conocernos más y compartir más cosas.

Lepra completó el apretón y con una disimulada sonrisa en los labios, le dijo.

- Tú también lo eres, Dayas y estoy de acuerdo.

Rak apareció repentinamente para llevarlos a Ónix, Dayas y Lepra soltaron sus brazos con rapidez.”

Rak miraba a Hélen como si fuera un chiste, algo irreal, una cruel mentira.

- ¿Estás… viva? – jadeó.

Una primera tropa avanzó hacia ellos, dirigidos mentalmente por el angel de la muerte. Kay y Dayas fueron los primeros en luchar.

El príncipe empleó sus puños luminosos para volverlos añicos a los más cercanos, Kay lanzó por los aires a los que se tardaban en llegar con la fuerza magnética. Las alas negras de Hélen se sacudieron y ella voló por los aires para unirse a la batalla.

- ¡Cuidado! ¡Recuerden que Hélen puede manipular a quien se le plazca y es una hábil guerrera! – les gritó Sony- ¡No dejemos que suceda lo de Zimpat!

Rak estaba a punto de ayudarlos hasta que lo escuchó, se detuvo y miró al joven abogado, anonadado.

- ¿Lo de Zimpat? – preguntó. Sony se quedó mudo, había metido la pata- ¿Qué quisiste decir? – Morris arqueó sus inmensos ojitos y miró a Sony desde su hombro.

- ¡Después te lo explicamos, ahora vengan! – le dijo Kay mientras se esforzaba en forjar nuevas bolas magnéticas.

- Ella no es igual a como la recuerdas- se atajó Sony, intentando solucionarlo.

Los ojos de Rak se desorbitaron, estaba furioso.

- ¿Ustedes… sabían que estaba viva? – jadeó.

Hélen cayó sobre Rak con la intención de atacarlo, el Profeta esquivó el ataque de su hermana, confundido. El angel de la muerte no se detuvo allí, desenvainó una lanza de cristal y lo combatió.

- ¿Qué haces hermana? – le preguntó Rak, gracias a sus reflejos lograba burlar las evasivas- Gargas te mató. ¿Fuiste resucitada por el medallón de plata?

Helén no le respondió y continuó acechándolo. Sony quiso ayudarlo, pero Rak estiró su mano de manera amenazante.

- Un paso más y eres JEN muerto- le dijo con frialdad. Morris se asustó y tembló. Sony apretó los dientes.

- Habla, Hélen- insistió Rak.

- ¡Pelea! – le gritó Ella.

- No- se tomó de las manos por detrás de la cintura y se limitó a esquivarla con increíble destreza: saltando, girando, agachándose y estirándose.

Lepra había estado paralizado todo este tiempo, se acercó a Rak y Hélen con cuidado.

- Escucha, Rak. No tuvimos malas intenciones… te necesitábamos- comenzó- Lo estás viendo con tus propios ojos, ella es diferente, trabaja para Hariet y es tu enemiga, lo siento, pero así tiene que ser.

Rak dio una voltereta por el aire y miró a Lepra directamente a los ojos.

- Después de todo lo que hice por ustedes: el mundo helado, Ónix, la información que les dí. Después de todo eso, ustedes me traicionaron.

Hélen quiso aprovechar su distracción, no obstante, Rak volvió a burlarse de Ella y reaccionó rápido.

Lepra tuvo que usar la tierra del suelo para que la lanza no lo tocara. Hélen se esforzó en sacar la lanza del peñasco del elemental y fue por Rak, no le interesaba nadie más.

- ¡Habla! – insistió Rak, y Hélen planeó a unos centímetros del suelo para darle velocidad a su estocada. Rak no se movió y la lanza quedó atrapada entre su costilla y su antebrazo. Los hermanos estuvieron frente a frente, tironeando- Si no eres mi hermana, ¿quién eres? ¿Por qué te pareces a ella?

- Soy Hélen, el angel de la muerte- vociferó Ella a regañadientes- Soy quien te matará.

A Rak le cayó una lágrima, ya no podía soportarlo. Tomó la lanza y se la lanzó lejos, en ese momento, Hélen usó su ala izquierda para golpearlo, lo que resultó.

El profeta se tambaleó y cayó al suelo con un moretón en el cachete. Hélen no se detuvo allí y reveló unos cuchillos entre sus ropas, fue a por él.

Rak formó el triángulo con los dedos y un portal apareció en el suelo donde yacía acostado, se lo tragó como si se sumergiera en una pileta, luego apareció a un lado de Sony.

- Ven. Nos vamos- las palabras iban dirigidas a Morris. Sony tenía la boca abierta, una mezcla de desconcierto e inocencia.

Morris parecía no querer irse, estaba dudando si saltar hacia el hombro del Profeta.

- ¡Ahora! – le retó Rak, para Sony y Lepra que siempre lo habían conocido alegre e irónico, les resultó aterrador conocerlo enojado. Morris abandonó el hombro de Sony y aterrizó en la tierra de un salto, miró al joven abogado con tristeza y fue con Rak- No me vuelvan a molestar- le dijo a Sony y Lepra- A continuación, reveló unos cristales y los tiró, un portal apareció y saltaron, luego desaparecieron.

- ¡Cobarde! – le gritó Hélen. 

Dayas y Kay yacían rodeados por quinientos esqueletos armados. El fuego, la luz y la fuerza magnética no eran suficientes para detenerlos a todos, apenas podían con diez o veinte en el mejor de los casos, nunca se rendían y lo peor de todo, es que aún había otros nueve mil (entre ellos Narsogs, los cuales son inmunes a los elementos, y Ryanos).

Un faro de esperanza había aparecido cuando visitaron el Mundo Helado, no obstante, la situación desastrosa y la huida de Rak terminaron por opacarla.

Mientras Hélen se lamentaba, Sony y Lepra se unieron a Dayas y Kay.

Gargas causó un sonido muy potente con un cuerno, todos los soldados se detuvieron.

- ¿Dónde está Rak? – preguntó Dayas.

- Se fue, nos culpa por lo de Hélen- le dijo Lepra.

Dayas suspiró.

- Tuvimos que habérselo dicho.

- Ya es tarde- comentó Kay. Dayas asintió con pena.

- No viajamos hasta aquí para morir hoy- animó Sony con el ceño fruncido- Somos elementales y tenemos una misión importante. No sé ustedes, pero yo…- el cuerpo de Sony se tornó musculoso y gris nuevamente, le surgieron alas y el cabello se le alisó y alargó, su voz se agravó- … no me pienso quedar de brazos cruzados.

Kay asintió con determinación y mutó al hombre lobo. Lepra y Dayas se transformaron en el minotauro y el águila dorada respectivamente.

Las cuatro bestias formaron un círculo, estaban rodeados por los diez mil soldados. Gargas caminó entre sus tropas, quienes formaron una línea recta para dejarlo pasar. Seguían inmóviles y sedientos de sangre.
Las bestias de los Elementales sudaban y temían; un hecho más, minúsculo y se desmoronarían por completo, la carga era demasiado grande.

- Lucharon valientemente y superaron todas las pruebas del valle oscuro, estoy impresionado- gritó Gargas mientras caminaba con dificultad por la prótesis- No desperdicien más energía y ríndanse, no pueden ganar. Sé que les hiere el orgullo, pero tendrán que aceptarlo- había un silencio atronador mientras el Intocable hablaba- Podrán tener poderes inimaginables, pero los números lo dicen todo. Y aunque tenga que sacrificar dos mil soldados, ustedes morirán y créanme, si no se rinden… será de una forma desagradable. A mis chicos les encanta la carne humana, en mi tierra natal nos comimos a muchos de ustedes- los esqueletos movieron los cráneos y las bocas.

Hélen flotaba por los aires y observaba, sus alas negras se agitaban como los de un pájaro.

- ¿La última misión? - le dijo el águila al minotauro con su voz resonante.

- La última misión- afirmó el minotauro. El lobo y la gárgola los ojearon sin comprender.

En ese preciso instante, Lepra golpeó el suelo con su hacha y un terremoto dañó y aturdió a unos cuantos soldados; al mismo tiempo, Dayas tomó a la gárgola y al lobo del pescuezo y voló tan rápido que Hélen no pudo detenerlo. Procuraba atravesar el muro y llegar a la fortaleza…

- ¿Qué haces Dayas? ¡Espera! – forcejeaban Sony y Kay, anonadados.

Los esqueletos realizaban sonidos desagradables con sus bocas cuando los veían volar sobre ellos. Varias flechas los acecharon, pero todas rebotaron en el cuerpo del águila. Dayas no les respondió y continuó volando, concentrado en cumplir con su objetivo, se acercaban rápidamente al castillo detrás de la muralla.

Kay mordió la pata del águila y esto ocasionó que los tres cayeran al suelo. Se arrastraron por la tierra, dejando una amplia hilera de humo.

Dentro de la muralla había menos soldados, entre cien y doscientos, estaban dispersados, se tardaron en acecharlos, pero anticiparon algunas flechas que fallaron.

- ¿Qué fue eso? – preguntó la gárgola, con la piel grisácea sucia y sacudiéndose el polvo.

- Idiota- dijo el águila- ¡Idiota!

El lobo respiraba forzosamente, ya estaba de pie, y también miraba a la bestia del príncipe.
- ¿Decidieron sacrificarse? ¿Son tontos o se hacen? – vociferó Kay- ¡Vinimos todos juntos hasta aquí, seremos los cuatro los que entremos a esa fortaleza! Mientras tanto…- Las piernas del lobo se volvieron humanas- Lucharemos hasta que lo consigamos. Como dijo Sony, hoy no nos toca morir- Kay usó la súper velocidad de sus piernas como JEN para unirse a Lepra, mientras su parte superior aún era la del lobo.

- Sony… si ustedes dos no entran ahí, será el fin- dijo la inmensa águila, respirando forzosamente por la caída. La gárgola se quedó pensativa.

Kay aprovechó su súper velocidad para causar una perturbación en el aire que desarmó a unos cuantos esqueletos formados en línea recta. Contempló como el minotauro luchaba cuerpo a cuerpo con todos los que se le acercaban, Gargas observaba de brazos cruzados.

A Lepra no le gustó nada volverlo a ver a Kay.

- ¡Entra de una vez! – le gritó, mientras los esqueletos lo acechaban.

Kay mutó sus manos a los de un humano y empleó corrientes de fuego para repeler a los atacantes, conformó una cinta ardiente que fue desenredándose a un radio de diez metros. Sólo consiguió asustarlos, muchos pasaban la corriente sin problemas.

El minotauro daba pisotones al suelo y surgían peñascos de los suelos que flotaban y caían sobre ellos para aplastarlos.

Gargas observaba lo ocurrido con mucho interés. Kay llamó a Grof para que le dijera algo secreto a Lepra. El elemental de la tierra asintió decidido y abandonó la forma del minotauro.  

Kay abandonó la transformación del lobo por completo, la dominaba con facilidad. Luego, Lepra conformó una lluvia de rocas enormes que Kay incendió para que se asemejaran a meteoritos (igual al truco de Frank y Veradic). Estos ataques fueron letales y consiguieron resultados satisfactorios. Los esqueletos eran pulverizados por los impactos.

Se abrieron paso hasta llegar a Gargas, quién yacía confiado y unánime.

- Él no es intangible, sino los objetos que lo tocan- recordó Kay y luchó cerca de él, fingiendo que no le prestaba atención, creyó que Gargas estaría tan presuntuoso que ni se molestaría en moverse.

Se sumaron Ryanos y a Kay le costó enfrentarlos, pero no le quedó otra. Los vigilantes nocturnos (o Narsogs) fueron por Lepra. El joven de piel morena empleó el círculo de los magos y los destruyó a puñetazos y patadas voladoras elásticas.

Kay le hizo una seña a Lepra. Kay atacó a Gargas por el frente (mientras él lo miraba) y Lepra a las espaldas del villano.

La bola de fuego atravesó el cráneo de Gargas como si fuera un fantasma, quién se quedó quieto con notable vanidad. No obstante, lo que Lepra hizo dio resultado. No lo había atacado, simplemente había descompuesto la tierra para hacerla viscosa y una mancha se había quedado pegada en su prótesis sin que el ex proeta se diera cuenta.

Lepra chasqueó los dedos y una explosión de tierra causó una cortina de humo. Gargas giró la cabeza y lo notó, sin embargo, no realizó ningún gesto. Kay aprovechó y lo atacó, el muchacho atravesó a Gargas y le dio la espalda.

Luego fue Lepra quién lo embistió cuerpo a cuerpo, pero el villano lo atravesó con la intangibilidad. El humo se disipó y los soldados estaban confundidos.

Fue todo muy repentino, los dos elementales corrieron hacia Gargas para atacarlo al mismo tiempo, cuerpo a cuerpo otra vez. Gargas los atravesó a ambos al mismo tiempo, y en ese preciso instante, sintió algo en la frente. De la invisibilidad surgió Kay, con Lepra tomándolo del hombro y el círculo mágico dibujado debajo.

Quienes Gargas pensó que eran ellos se desvanecieron, eran imágenes. Gargas creía que los atravesaba con su habilidad y no era así. Los dedos índice y medio del JEN de fuego estaban en la frente huesuda del Intocable.

MEMORIA 1:

“- El príncipe Glas se enfrentará cara a cara con el dragón Kahar por el trono- anunció un esqueleto robusto, cubierto de mantas violetas y amarillas; luego sopló un inmenso cuerno que sostenían dos súbditos humanos con cadenas en las pantorrillas.

El presentador le hablaba a una multitud que se situaba vitoreando al príncipe, todos ellos se encontraban en un estadio descomunal, con cuatro gradas para el público que rodeaban a un escenario de arena donde los protagonistas batallaban. Estas gradas comenzaban veinte metros por encima de la arena y estaban aseguradas con alambres y soldados esqueléticos.

La realeza tenía una vista exclusiva en un balcón sobresaliente que estaba por encima de todas las gradas; allí había dos asientos de metal, una reina y un rey sin piel, también esqueletos; vestidos con largas túnicas violetas y amarillas, además de sus respectivas coronas sobre los cráneos. El hijo menor de la familia real Rodmorz, Gargas, se situaba a un lado, mirando a su hermano Glas en el campo de batalla, a punto de enfrentarse a un abominable dragón esquelético.

- No te quiero aquí- vociferó la reina hacia su hijo más chico, tenía unos extraños y escasos cabellos naranjas sobre la superficie del cráneo- No quiero más mestizos.

Gargas asintió con severidad y se perdió la pelea en la arena. Tenía que seguir buscando mestizos (hijos nacidos entre los de su especie y los esclavos de carne) y borrarlos de la existencia. La Reina estaba preocupada ya que los rumores de un revolucionario se hacían cada vez más fuertes, un mestizo llamado Meddes.

Gargas ya era conocido como el Intocable ya que nunca nadie había logrado dañarlo, era líder entre los ejércitos del reino Isiris del planeta Tempus.

Sin embargo, Glas tenía derecho a la corona por ser el hijo mayor, y eso no sería problema si el futuro rey no lo amenazara con exiliarlo o matarlo cuando llegue al poder. Gargas se moría por ver la pelea, se moría de ganas de ver como el dragón Kahar se devoraba a su hermano y le trituraba los huesos.

El pueblo estaba casi vacío, las edificaciones y casas cuadradas abandonadas, Gargas sintió que estaba perdiendo el tiempo. Revisó el perímetro dos veces y se lamentó, creyó que la batalla ya habría terminado para entonces.

Regresó al estadio y oyó un potente estruendo, algo estaba sucediendo, la gente gritaba. Justo cuando estaba por subir la escalera de la entrada, trescientos esclavos humanos salieron corriendo, aterrorizados. Gargas pensó en detenerlos, pero no lo hizo y entró rápidamente.

El Rey y la Reina estaban muertos, asesinados por el mestizo Meddes, quién se alzaba en el balcón y proclamaba la libertad de los esclavos. Tenía la cara de un humano con algunas diferencias (la mandíbula y el cachete sólo estaban conformadas por hueso) y vestía un traje oscuro que el Intocable nunca había visto.

De las gradas escapaban todos los ciudadanos entre el fuego, los alambres rotos y el caos, no tardaron en vaciarlas y en que el lugar sólo estuviera poblado por cuatro personajes.

Glas le hizo frente, pero Meddes chasqueó los dedos y se desvaneció por arte de magia. Antes de irse, dijo.

- Mi amo no tolera las injusticias, como nuevo miembro de la Luz Oscura, yo tampoco puedo hacerlo. No lo obliguen a que vuelva a castigar este mundo.

Glas y Gargas se miraron, confundidos. El dragón Kahar acababa de destrozar las cadenas que lo ataban (los que cuidaban que no se liberara, habían escapado), el estadio yacía vacío. Acechó a los dos hermanos con sus rugidos aterradores y desplegando las inmensas alas con dificultad.

Ambos se prepararon para lo peor, y entonces, un sujeto cayó como una bala en el centro del escenario, un personaje con una siniestra armadura. Estiró su mano y el dragón se quedó paralizado, sin poder moverse.

Glas lo tomó como un enemigo y fue a atacarlo, pero el Señor Oscuro manipuló la materia de la arena y esta se endureció alrededor del príncipe, como una prisión de tierra.

Büul se acercó a Gargas, quién lo miraba con afán.

- ¿Gargas, el heredero de la familia Rodmorz? – le preguntó- ¿El famoso “Intocable”? – Gargas asintió y bajó la guardia- Te estuve buscando. Oí mucho de ti y de tu talento. Quiero ofrecerte un trabajo.

- ¿Un trabajo?

- Si. Necesito una mano derecha para cumplir con mi propósito.

- ¿Y ese cuál es?

- Asesinar al titán Vrogh, quién se encuentra encerrado en El Templo de la Muerte- le contó Büul- Es mi venganza.

- ¿El Rey Titán? ¿No es un mito?

- Existe, yo lo conocí. Mató a todos los míos. Su secuaz es el mestizo que asesinó a tus padres. Yo puedo ayudarte a encontrarlo si tú me ayudas a mí.

- No me interesa la venganza ni mis padres- gruñó el Intocable y miró los cadáveres deformados de los reyes, aún sentados en sus respectivas sillas de metal- Estoy harto de este mundo rígido y absurdo, acepto el trabajo- Gargas se quitó la armadura característica de su familia- ¿Qué tengo que hacer?

- Infiltrarte en una organización, se hacen llamar Los Proetas. Sus secretos son de mi interés- dijo el Caído- ¿De acuerdo?

Gargas asintió y miró la prisión donde estaba Glas.

- Mi nombre es Büul, el Caído; el señor de las tinieblas y el vengador de mi pueblo- el sujeto se sacó el casco y se presentó tal cual era. Gargas lanzó un suspiro, que no fue de impresión, sino de asombro e… interés.”

MEMORIA 2:  

“En Casám, Rak acababa de escapar con la mayoría de los Ryanos, muy pocos se habían quedado con Gargas, quién yacía agonizando en el suelo, sin piernas.

Dos Ryanos de gran tamaño lo ayudaron a levantarse y lo alzaron. Gargas gemía del dolor y la desesperación; entre sollozos, les ordenó.

- Llévenme con Büul, ahora.

- El mundo está por…- se excusó uno de los dos.

- Ya sé, háganlo si quieren sobrevivir.

Todo temblaba, el cielo rojizo parecía pudrirse como una manzana, la tierra se sacudía y potentes rayos pulverizaban las montañas y las derribaban. Tras casi una hora, visualizaron el campo de batalla desde lo alto de una colina: Gyan estaba completamente bañado en sangre y sin ropa por encima de la cintura; la armadura de Büul se había hecho añicos y el hombre dentro de ella, luchaba entre jadeos y pausas repentinas.

A su alrededor había algunos cadáveres de Narsogs y el cuerpo de Hélen, Fismut observaba el combate desde una distancia segura.

Gargas notó que Gyan portaba un anillo en su pulgar derecho y que este brillaba cuando forjaba un nuevo ataque, los cuales eran letales contra Büul; no obstante, el Intocable notó que, por cada nueva ofensiva, Gyan vomitaba sangre y se desplomaba exhausto en el suelo, luego se volvía a levantar a duras penas y continuaba.

A metros de donde luchaban, había un agujero colosal en la tierra y en su centro una plataforma. Finalmente, Büul logró aprovecharse de la debilidad del hechicero, se le acercó a alta velocidad, apretó su brazo y le quitó el anillo, no lo creyó necesario y lo tiró. Después, el Caído ahorcó a Gyan, Fismut fue a detenerlo, pero el hechicero le gritó.

- ¡No! – pausó e intentó sacarse la mano de Büul de encima, sin éxito- ¡Dámelo! ¡Haremos lo otro!

Gargas observó como Fismut quitaba un medallón de bronce de su bolsillo y se acercaba a los dos guerreros; en un santiamén, los tres desaparecieron por un portal cilíndrico.

A continuación, el silencio irrumpió.

- Llévenme allí.

Los Ryanos lo sostuvieron y Gargas buscó el anillo de oro que Büul había tirado hasta que logró encontrarlo entre unos escombros. Lo observó con recelo y lo examinó, sus secuaces lo sentaron a su lado. Gargas se animó a tomarlo.

- Es… hermoso.”


MEMORIA 3:

“Gargas dirigía un campamento en el ZEN con algunos Ryanos, una especie de humanos salvajes los habían dejado quedarse en sus territorios: los Fulkos. Al final, todos ellos adoptaron su lengua y abandonaron el viejo idioma.

El Intocable, por su parte, estaba interesado por conocer otras lenguas y por conocer al mundo prodigio al detalle; después de todo, Büul le había dicho que su fortaleza estaba allí y que sería su misión encontrarla en caso de que él fracasara.

Hacía años que no sabía de Büul y antes de caer en la depresión, se limitó a alimentar a sus soldados. Gargas recordaba cómo habían logrado escapar de la tragedia de Casám a duras penas, como siguieron con Tempus, visitaron su reino natal y vencieron a Glas y su ejército gracias al anillo de oro. Los sobrevivientes le juraron lealtad y todos juntos partieron a la Tierra, hacia las TIERRAS INEXPLORADAS.

- ¿Qué encontraremos allí? – le preguntó uno de sus soldados esqueléticos durante la hora de la comida.

- Büul me confió su hogar y un letal artefacto: el medallón de plata. Si adoptamos su poder podremos resucitar a los muertos y nuestro ejército será inmortal.

El sol hacía su último trayecto hasta desaparecer, era el atardecer. Cuando todos dormían, Gargas meditaba, sentado en un tronco con la prótesis que le permitía caminar, traída de Isiris tras la conquista.

Un muchacho apareció ante él y Gargas no se molestó en levantarse.

- Dame lo que te robaste- le exigió el hombre, tenía mucha más barba y cabello desde la última vez que lo había visto.

- Mago- lo saludó Gargas en tono burlón y se levantó lentamente- Yo no tengo nada.

- Te robaste el anillo de mi hermano, dámelo- Fismut estaba distinto, mucho más rígido y severo que antes. Gargas le atajó con una pregunta.

- ¿Qué pasó?

Fismut suspiró y le contó.

- Gyan y Büul están muertos.

Gargas se quedó paralizado y bajó la mirada, a Fismut le llamó la atención su reacción.

- ¿Dónde está el anillo? No es un juguete- insistió el mago y reveló su bastón blanco.

- ¿Qué pasó contigo? – volvió a atajarlo el esqueleto parlante.

- No soy más un niño indefenso. Si no te asesino es por respeto a nuestra vieja amistad- gruñó Fismut- Hélen…

- Excusas, sigues siendo un cobarde que no tolera ensuciarse las manos por más que el corazón se lo implore.

- Ahora soy un Inmortal de Morgana, mi superior Yará confía en mí y sabe de la letalidad de las invenciones de mi hermano. DAME EL ANILLO, AHORA, ES LA ÚLTIMA VEZ QUE TE LO PIDO AMABLEMENTE.

Gargas notó que temblaba, que después de todos esos años, Fismut le seguía teniendo miedo. Se aprovechó de eso y se le acercó a paso lento.

- Adelante, hazlo- le recomendó, Fismut posó la punta de su bastón en las costillas de Gargas. Fismut sudaba y apretó los dientes con rencor, con odio hacia sí mismo. Gritó y se alejó, Gargas reía a simple vista, pero estaba devastado por la noticia que le acababan de dar.

- Volveré un día y pagarás por todo lo que hiciste- le dijo Fismut y empleó el medallón de bronce, con el cual desapareció.

- ¡Despierten! – les gritó Gargas a sus soldados, los que yacían en carpas, durmiendo de día. Muchos salieron y le prestaron atención.

- Escuchen todos, el Señor falleció, pero descuiden, ¡nosotros lo regresaremos a este mundo con el medallón de plata!

Hubo vitoreos desesperados.


MEMORIA 4:

- ¡Dicen que renació! ¡Que lleva su corazón! – gritó un chamán Ryano ante Gargas, quién yacía sentado en el trono de la Fortaleza de Büul.

- ¿Lleva su corazón? – Gargas, que vestía una armadura verdosa, se acariciaba la parte superior del cráneo- No tiene sentido.

- ¡Lo vi, lo vi, es la viva imagen del Caído! ¡Él regresó, con otro nombre, pero REGRESÓ!

- ¿Cómo se llama este nuevo señor oscuro, chamán Fix?

- Lo conocen como Hariet, el Único.

- Hariet…- repitió Gargas y se sintió iluminado- Él es el sacrificio que necesitamos para compensar los errores, ¡para revivir a nuestro señor! – se levantó de un salto y vociferó- Chamán, llévame con él, quiero conocerlo.”


MEMORIA 5:

“Una mujer acababa de burlar la seguridad del laberinto y se dirigía a las murallas que antecedían la Fortaleza. Gargas, en persona, junto a trescientos soldados, salieron de su escondite y fueron a hablar con ella. El Intocable se llevó una ingrata sorpresa al notar que se trataba de alguien a quién había matado en el pasado: Hélen.

- Y cuando creo que ya nada puede sorprenderme, apareces tú aquí- le dijo. Hélen se quedó muda; Gargas contempló las dos alas de cuervo que portaba tras su espalda, guardadas- ¿Qué haces aquí, princesa?

- Vino conmigo- dijo una voz siniestra que Gargas reconoció y le generó cierto terror reconocerla. Acababa de aparecer a través de un portal dimensional generado por un medallón de bronce- Tanto tiempo, general Gargas.

- Así que estás vivo… - sus soldados notaron su desconcierto y se miraron los unos a los otros.

- Si te lo preguntas, no guardo ningún rencor- le habló Hariet- Tampoco vine a acabar contigo, aún me eres de utilidad. Llegar hasta aquí no fue fácil, ¿Sabes? Armé un plan para que los Elementales encontraran tu paradero por mí, Hélen los siguió. Aunque no me explico por qué aún no están aquí…

- ¿Elementales? – repitió Gargas, confundido- No están aquí y dudo que hayan pasado mis trampas.

- Vendrán, viejo camarada- le dijo Hariet con notable vanidad y falsedad- Descubrieron tu escondite y vienen por el medallón de plata.

Gargas apretó los dientes y cerró los puños.

- Morirán si lo intentan.

- Eso me temo. No vienen solos, según Hélen, su hermano Rak también los acompaña.

- ¿El Profeta? – se burló Gargas- ¿Sigue con vida? Será un gusto destrozarlo con mis propias manos después de lo que me hizo…

- Aún puedes reparar el error que cometiste durante la batalla en Ondárroa- Gargas miró a Hélen con interés, Hariet lo notó y le dijo- Encontré su tumba en el mismo lugar donde yo fui encerrado, la resucité con un cubo mágico, el cual portaba la criatura del elemental Juan Jimonte, fusioné ambos y Ella renació. No es la que recuerdas, sigue mi voluntad a través de la marca negra y no tiene ningún afecto por aquellos que quiso. Pero sus memorias… siguen intactas y han sido de mucha utilidad- Hariet dio unos pasos al frente y las tropas retrocedieron, asustados- Proetas, el señor oscuro Büul, Casám, me enteré de muchas cosas gracias a Ella- Hariet volvió con Hélen y le acarició el rostro con espeluznante dulzura- Es hermosa, ¿no te parece?

Hélen yacía estática como si fuera un maniquí.

- Yo esperaré adentro, el medallón no es lo único que me interesa de esta fortaleza- posó sus dedos metálicos por el cabello violeta de Hélen durante un segundo y se alejó suavemente- Tú encárgate de los intrusos…

Gargas, en contra de sus deseos, aceptó.”

Kay se sintió nuevamente mareado por tantos recuerdos ajenos, Gargas se aprovechó y lo pateó con rencor en el pecho.

Lepra miró a Kay, interesado en saber que había descubierto, el JEN de fuego se le acercó.  

- Hariet está ahí adentro, en la Fortaleza de Büul, está aquí…- dijo Kay, anonadado y tomándose del pecho- También tiene el anillo de oro, hay que quitárselo.   

El joven morgano lo miró con preocupación.

- Estamos perdidos- pensó.

Gargas los atacó, al borde de la cólera. Kay y Lepra emplearon los círculos de los magos para expandir sus capacidades y lanzar nuevos proyectiles o meteoritos.

Por otro lado, Dayas y Sony luchaban (en sus formas humanas) contra Hélen, quién estaba más enloquecida de cómo la recordaban; su agilidad y velocidad era abrumadora, tanto que la villana logró causarles múltiples cortes a los dos con su vara ondulada y oscura de un metro.

Los observaba con interés y por cada pausa que hacían, lamía la sangre que se acumulaba en la hoja de su arma; si no fuera por su locura, ambos se hubieran sentido muy atraídos por ella. Hélen era realmente una sádica.   

Dayas respiraba agitadamente y se tomaba del antebrazo herido.

- Dejaste a un hijo sin su padre- gruñó- Juro que seré yo quién te cobre por ello.

Hélen terminó de lamer y se tragó la sangre de sus enemigos, lo miró con interés y vociferó con gracia.

- Yo le debo todo a ese hombre. ¡Gracias a su aparición, deduje que ustedes estaban allí! No tenía pinta de mago… Fue gracias al comandante Hassian que los seguí en secreto y llegamos a la Fortaleza.

- ¿Llegamos? – repitió Sony, frunciendo el ceño.

Helén lo miró con perversión.

- ¿Quién te imaginas que está allí adentro, esperándote?

Sony apretó los dientes y tragó saliva.

Helén extendió las alas y planeó para atacarlo, Sony estaba harto de ella y quiso usar la fuerza magnética pero el angel de la muerte se le adelantó y le causó una herida profunda en la panza; Sony gimió del dolor y se desplomó en el suelo, exhausto y con sangre en la ropa.

Dayas fue a ayudarlo y realizó aquella bola luminosa de bowling para cegar a Hélen temporalmente, lo que resultó, sin embargo, ella estaba entrenada para luchar, aunque no pudiera ver. Por alguna razón, Dayas intuyó que Hélen reconocía la sangre de sus enemigos y mediante el olfato podía encontrarlos sin problemas, el elemental del doble elemento creyó que así los había estado siguiendo.  

Tomó a Sony del pescuezo y lo arrojó contra Dayas, el joven de cabello rubio quiso agarrarlo, pero no hubo caso y ambos cayeron al piso. Hélen no se detuvo y alzó la vara con la que procuraba asesinarlos al mismo tiempo como si su arma fuera un pincho y ellos las salchichas.

Sony ya no lo soportaba y justo cuando Hélen los atacó, el muchacho hizo algo involuntario, cruzó sus brazos y un escudo de luz azul apareció, Hélen fue repelida violentamente. El escudo desapareció y Sony se miró los brazos, anonadado.

- ¿Qué diablos…?

En ese preciso instante, Kay sintió una conexión en su interior mientras batallaba con Gargas, algo fluyó a través de él y manipuló su propia sombra para constituir un clon sólido y oscuro. Lepra estaba sorprendido y Gargas, muy desorientado…

La sombra combatió contra los soldados esqueléticos y los Ryanos, destruyéndolos a puñetazos con facilidad. También podía estirarse como una goma elástica y volver a recomponerse a voluntad.

Para Lepra fue de gran ayuda, quién intentaba por todos los medios deshacerse de los miles de soldados que se acercaban enloquecidos (y con algo de miedo). Ya no podía más (había tenido que volver a transformarse en minotauro), la batalla no terminaba más y aún había otros cinco mil soldados esperando su oportunidad.

Atacaba los suelos con su hacha y al perforarla, la tierra se desmoronaba y se llevaba unos cincuenta esqueletos, los demás se asustaban y tardaban en llenarse de valor para combatirlo. Kay alejaba a los que se interpusieran entre él y Gargas a través de la fuerza repulsiva.

La sombra viviente de Kay tomó a Gargas por la espalda, su habilidad de intangibilidad no servía contra ella, así… Kay formó una bola magnética para acabarlo de una vez.

- Lamento que no vuelvas a ver a tu amado- le dijo Kay, sudando y con los ojos entrecerrados. 

- En mi larga vida, sólo conocí a una persona capaz de hacer esas cosas… - gruñó el Intocable. Kay lo miró, también lo había notado, pero no quiso distraerse y atacó. En ese instante, cinco soldados lo sorprendieron por detrás y lo sujetaron en un intento desesperado por salvar a su líder. Kay forcejeó y durante su distracción, Gargas (a pesar de estar atrapado por la sombra) desenvainó la espada de uno de sus soldados y atravesó a Kay. La sombra desapareció en un suspiro y Kay gimió.

- Eso no funciona conmigo, Intocable- y gritó desesperado, un campo magnético causó una implosión que rechazó a todos los cercanos. Kay, gravemente herido, se curó un poco con la magia de sus manos (a través del círculo místico).

Gargas lo miró, acostado en el suelo y se levantó decidido.

- Me hartaste- levantó la mano y los que vieron el gesto se detuvieron, el resto reaccionó de acuerdo con los demás. Hubo una total quietud por parte del ejército abominable y para los Forasteros todo parecía pintar peor. En el pulgar huesudo del Intocable apareció un anillo de oro, este brilló y un rugido intenso se hizo oír.

Luego golpes bruscos que retumbaron en TODA la tierra, uno tras otro, tras otro, cada vez con mayor intensidad.
Hélen, Sony y Dayas también se detuvieron, algo yacía debajo de todos ellos y acababa de despertar…

Gargas alzó la mano (apuntando al cielo azulado) y la sacudió, el anillo brillaba intensamente como la luz del sol y todo su puño temblaba tal como lo haría un enfermo de parkinson.    

Un rugido desgarrador y terrorífico se oyó. Las tropas retrocedieron, algo enorme se acercaba.

Muy por debajo de los agujeros que había hecho Lepra, una criatura yacía enterrada y causaba los temblores. La tierra voló como agua y una cola esquelética de veinte metros de largo ascendió hacia la superficie y danzó con euforia.

Otro terremoto y la criatura surgió del subsuelo: un dragón esquelético.

- Mátalos a todos, Kahar- le ordenó Gargas con aquel anillo en su poder.

Sony y Dayas no podían creer lo que veían desde lejos, un monstruo legendario del lado de sus enemigos, hasta Hélen estaba sorprendida.

- El huesudo estudió mis habilidades mentales y las amplificó de alguna forma para controlar un dragón- vociferó, con los labios rojos separados y formando una “o” con la boca.

Cómo una serpiente de cincuenta metros y escamosa, con carne en algunos sectores y otros no, los dos huesos que portaban las alas yacían a unos metros de su cabeza; aquellas alas eran grises y portaban agujeros como si fueran telas dañadas. Cuatro patas huesudas con garras y la cabeza de un reptil escupe fuego, además de colmillos, cuernos y dos ojos de color azul marino. La cola huesuda estaba rodeada de pinchos y la punta parecía la cabeza de una flecha. El dragón Kahar era gris y negro, pero luego se sacudió y se rodeó de un fuego azul como si todo su cuerpo fuera una vela.

Sacudió las alas con fatiga y dificultad, dando pequeños saltos fallidos para volar. Cada vez que caía, la tierra se sacudía y muchos veían afectado su equilibrio.

El minotauro no lo pensó dos veces y fue por Kay, quién continuaba herido, tiró el hacha y lo cargó entre sus musculosos brazos, a continuación, empezó a correr en dirección a la Fortaleza de Büul mientras desplomaba a quién se interpusiera en su camino.

Gargas no pudo aguantar más y se cansó, se quitó el anillo del dedo y el dragón dejó de estar bajo su control. El Intocable se sentía muy débil y se tiró al suelo para no volver a levantarse.

Para su fortuna, Kahar notó que el minotauro huía a toda velocidad, se le quedó observando durante largos minutos y abrió su boca con ferocidad, causando un estruendo. Los soldados (tanto esqueletos como Narsogs y Ryanos) volvieron a retroceder, asustados. Después, el dragón avanzó lentamente hacia los que huían.

- ¡Viene hasta aquí! – gritó Sony, aterrorizado. Hélen sacudió sus alas de cuervo y voló por los aires, alejándose de ellos.

Dayas se desesperó y lo tomó de los hombros.

- ¡Escúchame Sony, apenas venga Kay, tienen que entrar a la Fortaleza! ¡Es la única salida!

- Yo no voy a dejarlos luch…

- ¡SONY! – Dayas parecía haber perdido la paciencia- ¡HAZME CASO! ¡MIRA LO QUE SE ACERCA! ¡USTEDES CONTRA HARIET, ES LA ÚLTIMA ESPERANZA QUE NOS QUEDA! ¡SI MORIMOS AQUÍ, EL MEDALLÓN DE PLATA PODRÁ SOLUCIONARLO TODO! PERO NO SIRVE DE NADA QUE NOS QUEDEMOS LOS CUATRO EN ESTE LUGAR, ESPERANDO UNA MUERTE SEGURA. POR FAVOR, SONY, TOMA A KAY Y ENTREN.

Sony apretó los dientes y lloró, luego asintió. Dayas le dio un abrazo y se alejó rápidamente.

El minotauro corría a toda velocidad entre jadeos con Kay en sus brazos, acurrucado y semi dormido. Atravesaron las ruinas de la muralla y finalmente alcanzaron a sus compañeros.

La tierra continuaba temblando por cada paso del enorme dragón. Todas las tropas se habían hecho a un lado para que cumpliera con su cometido.

El minotauro sudaba y tenía manchas de sangre y de suciedad por todos lados, dejó a Kay en el suelo. Dayas y Sony fruncieron el ceño. Kay aún podía caminar, por lo que Sony lo tomó de la cintura e hizo que el brazo derecho de Kay pasara por su nuca. Le costó el movimiento ya que él también estaba herido.  

- Gracias- fue lo único que se le ocurrió a Sony decir y avanzó con Kay hacia las inmensas puertas de hierro.

Dayas asintió y el minotauro se sentó en el suelo para descansar un momento.

- Tenías razón, fuimos acorralados- le dijo a Dayas con una voz grave y ronca.

Dayas estiró el cuello y aflojó los brazos.

- ¿Sabes? Saqué algo bueno de todo esto. A Kay y Sony ya los conocía, pero en este viaje intimé más, me gané tres amigos- El minotauro lanzó hilos de humo y asintió con felicidad- La esperanza reside en ellos, siempre fue así y ahora más que nunca. Ellos nos salvarán, podría jurarlo.

- Eres un hablador compulsivo, príncipe- el minotauro se levantó y miró al horizonte, bajo el cielo azulado había una bestia que se dirigía hacia ellos- Asesinado por un dragón zombie, no todos tienen la suerte de morir así.

- ¿Zombie?

El minotauro lanzó unas risitas, lanzando hilos de humo por el hocico.

- No importa. Es un término de la Tierra.

Dayas asintió confundido.

- La última misión fue un éxito- exclamó y su cuerpo se iluminó hasta mutar al del águila, un rayo cayó de arriba y la tiñó de oro.

El minotauro arrastró sus pies por la tierra como un toro. Ambas criaturas se prepararon para la llegada del monstruo con alas.

Por su parte, Sony cargaba a Kay con dificultad, miró una última vez hacia atrás a sus compañeros en guardia y se apresuró cuando notó que al dragón le faltaba muy poco para alcanzarlos. Él también estaba herido y cansado, con sus pocas fuerzas abrió la puerta con la fuerza de atracción y entró junto a Kay.

Las puertas medían diez metros, eran rectangulares y estaban plagadas de símbolos antiguos.

Los zumbidos se hicieron tan potentes que Sony sintió una sacudida por todo el cuerpo.

Dayas y Lepra corrieron hacia Kahar y lo enfrentaron.

Sony cargó a Kay lentamente hacia las escaleras que habían surgido cuando la puerta se abrió de par en par. Miró una última vez la feroz batalla y con una angustia y tristeza intensa, cerró las puertas con sus poderes.

La entrada se arrastró por el suelo, tenían el grosor de cuatro paredes, y se cerraron frente a sus ojos, dejando a los JEN en la completa oscuridad….

Una vez hecho, Sony oyó los gritos y el cruel sonido del dragón devorando a sus amigos.