martes, 31 de mayo de 2016

La Revelación: CAPÍTULO 13.



La Revelación: CAPÍTULO 13.

El increíble destello desapareció sin dejar rastro, todas las almas de los Narsogs habían vuelto a aquel mundo de los muertos. Todos ellos estaban muy aturdidos por lo que acababa de suceder, el estruendo disminuyó en magnitud y un grito desgarrador, sin fin, se hizo oír en el nuevo silencio. 

Sony se posaba sobre los restos de la fogata, paralizado… Kay lo acompañaba, atónito y con una increíble impotencia. El primer joven tomó algunas ramas cubiertas de ascuas y las sacudió, luego las destruyó con sus propias manos y las dejó caer.

Dimitrion avanzó hacia ellos, sin emitir ni una palabra, sin sonreír, sin burlarse; en cierto sentido, respetando la memoria de la muchacha. Natal continuaba en el mundo de los sueños, lejos de la situación.      

- ¿Esto es lo que en verdad quieres? ¿Muerte?- le preguntó Sony, entre lágrimas.
Al principio, el malhechor no respondió a su pregunta y tragó saliva, los elementales pudieron notar que el tatuaje en su rostro parecía atenuarse por unos segundos.  
- Gloria…- dijo en voz baja.
- Jessica…- susurró Kay, sin prestarle atención- Quisiera haber…
- Ni siquiera quedó rastro, ningún cuerpo que enterrar…- dijo Sony, apretando los puños.

Dimitrion alzó las manos y la fogata se encendió nuevamente, esta vez, con el particular fuego azulado. Kay tomó a Sony para alejarse.  

En menos de un suspiro, Sony corrió hacia Dimitrion mientras levantaba los brazos; Dimitrion lo golpeó en el estómago, pero aquella había sido la trampa perfecta; a sus espaldas, una inmensa ola de lava lo aplastó, sin dañar a su auténtico creador formando un hueco, como una cascada. 

Un ser humano ordinario moriría al instante, pero el poder de Dimitrion Curtansen y las propiedades innatas de un elemental lo protegieron. Arrastrado por la gran corriente, que destruyó toda la fauna de Sarmander (además de las alas de plata y las patinetas que los habían traído, las cuales yacían en el suelo), Dimitrion se levantó mal herido; gran parte de su oscura vestimenta estaba hecha añicos, su rostro y su cuerpo cubierto de heridas gravísimas y montones de sangre.

Sony se incorporó apenas el dolor en el estomago desapareció, furioso, con su corazón lleno de odio. Dimitrion, tendido en el suelo, quiso contraatacar; pero Kay le ganó de antemano, cortó el árbol más cercano con sus habilidades y este cayó por encima de Dimitrion. El antagonista agonizaba, un tronco de unos cuantos metros le había caído sobre su pecho.

- Se acabó- le dijo Sony, aún sollozando.
- No volverás a dañar a nadie más. Y eso incluye a nuestros seres queridos- agregó Kay, acercándose a su compañero.         
- ¿Qué esperan?- dijo el malvado elemental completamente debilitado, tosiendo y escupiendo algunas gotas de sangre- Terminen conmigo.  
Kay y Sony se miraron entre sí, sin saber que hacer.
- Me imaginaba- sonrió Curtansen- No tienen las agallas para quitar una vida.
- Muchos de tus secuaces fueron victimas de mi fuego, lo sabes- lo desafió Kay.
- Entonces… ¿por qué no terminan con esto?- repuso Dimitrion- Porque si salgo de aquí, yo seré quien lo haga, se los juro.

Si bien, ambos querían hacerlo, algo se los impedía… tal vez las lecciones de Natal les habían pesado en la consciencia. Pero para pensarlo mejor, Natal nunca había explicado que harían con él una vez lo derrotaran. ¿Encerrarlo? ¿En donde?
Sony se secó las lágrimas, por un momento dejó de pensar en la pobre Jessica y le dijo a su amigo.

- ¿Qué hacemos?
Kay se quedó inmóvil y en silencio, sin saber que contestar.
- ¿Por qué mataste a mi familia y al padre de Sony?- preguntó de inmediato, para atrasar la decisión.
Dimitrion sonrió, entendiendo lo que estaba sucediendo.
- Sabían demasiado.
- ¿Qué es lo que sabían?
Sony también prestó atención.
- Ustedes creen que todo lo fantástico que ocurre en este mundo está relacionado con los elementales, y no es así…
- ¿Ah no?
- Su mentor les oculta mucho más de lo que verdaderamente sabe y les dice. Por ejemplo… ¿Qué tanto saben de los elementales?
El tatuaje en el rostro del antagonista comenzaba a desaparecer. A su vez, la niebla se disipaba con rapidez, las estrellas se volvían más visibles y las nubes se desplazaban de tal forma que la luz de una inmensa luna llena (hasta entonces oculta) apareció sobre sus cabezas.
- ¿Qué tanto sabemos? Fueron héroes, todos ellos a excepción de ti- le respondió Kay.
- No todos… pero no hablo de eso- corrigió Dimitrion- Hablo de sus dones.
Kay y Sony se miraron nuevamente, confundidos.
- El corazón nos dota de vitalidad o mejor dicho, inmortalidad y el control sobre un específico elemento de la naturaleza, sea real o no- continuó- Pero nosotros, los elementales, tenemos una tercera habilidad…   
- ¿Tercera habilidad?- preguntó Sony con la voz apagada.
- ¿Acaso nunca les ha sucedido algo inexplicable que excede sus poderes en el fuego o en la lava? Algo que, incluso ahora, aún no tiene explicación- Sony recordó lo que le sucedió en la torre de reloj (capítulo 5). Dimitrion notó la reacción del muchacho- Así es. En el fondo lo saben. Joven Montarnen, ¿por qué crees que tu mentor te prohíbe encarecidamente que evites la luna llena?  

Fue como un reflejo, al instante Kay miró hacia arriba, lleno de curiosidad. Una inmensa luna se registraba sobre sus cabezas, tan cercana que parecía que en cualquier momento colisionaría contra la isla flotante de Sarmander.

Desgraciadamente, observar al increíble cuerpo espacial desde una distancia tan próxima no fue el hecho significativo e impactante que vivenciaron, sino lo que ocurrió después….
Para empezar, Kay intentó correr la mirada, arrepintiéndose de lo que había hecho sin saber por qué. Pero estaba tan cerca y era tan hermosa, que le era imposible no contemplarla.
Al instante, las pupilas de sus ojos desaparecieron, su rostro se empalideció y comenzó a convulsionar.
- ¡Kay! ¿Qué sucede?- le gritó su amigo, quién no soportaría ver a otra persona cercana morir.
Pero el joven no tuvo tiempo ni reacción para contestar. Gritaba del dolor, aquel sonido se iba volviendo cada vez más grueso y ahogado, hasta convertirse en una cierta clase de aullido.
Avanzó unos pasos hacia Sony y luego retrocedió.
- ¡Aléjate!- le ordenó Kay. Sony, anonadado y sin saber como ayudarlo, obedeció.

Cada centímetro de su cuerpo creció por triplicado, al mismo tiempo, toda vestimenta sobre su cintura se hizo trizas, así también como sus zapatillas. Brazos, manos, piernas y pies se expandieron y se llenaron de cabello (un pelaje azul oscuro, erizado y abundante). 

Aumentó en estatura unos cuatro metros más, luego las otras partes de su cuerpo se llenaron del mismo pelo (la panza, el pecho, la cabeza y el cuello). Le surgieron garras grandes y filosas en las puntas de sus manos y pies. 

Todo rastro humano desapareció en un parpadeo, Sony observó dicho acto con suma preocupación, asombro y miedo. Por último, dos orejas puntiagudas fueron a parar sobre la cabeza y el hocico de un animal reemplazó al rostro del joven.

La nueva criatura observaba todo a su alrededor con cautela, como si acabara de nacer; con sus ojos amarillos de gran magnitud, como faroles, y unos inmensos colmillos repletos de saliva; estaba sediento. Gruñó en voz baja y aulló, mientras caminaba en cuatro patas de un lado para otro.

- En el pasado las llamábamos ''Amdor'', que en un extinto idioma significa ‘’criatura mística’’- habló Dimitrion, su tatuaje volvió a la normalidad, más claro que el agua, logró deshacerse del árbol con facilidad y se puso de pie, más sano de lo que hubieran imaginado. Aquel había sido su plan desde el principio, retrasarlos lo suficiente con palabras hasta que la luna apareciera finalmente- Sólo es cuestión de tiempo para que revelemos nuestra verdadera identidad como elementales. Tu amigo se ha convertido en lo que realmente es…un engendro más, una bestia de cuentos, ¡legendaria!- hizo una pausa, sonrió malévolamente y susurró- Un hombre… lobo.
      








lunes, 23 de mayo de 2016

Un Duelo de Magia y Desesperación: CAPÍTULO 12.





Un Duelo de Magia y Desesperación: CAPÍTULO 12.

- ¡Cuánto valor que hay que tener para venir hasta aquí!- exclamó Dimitrion, mientras observaba a sus camaradas intentar levantarse sin éxito.
- Terminemos esto de una vez, traidor…- le dijo Kay a regañadientes.
- ¿Traidor?- rió el antagonista-  Yo lo llamaría de otra manera. Más bien, me considero un ‘’salvador’’… no espero que lo entiendan.
- ¡Mataste a mi padre!- le gritó Sony, al borde del colapso- ¡Vas a pagar por todo!
- No como hubiera querido- le respondió el malhechor para provocarlo- No lo hice en persona. Verás… atendía otros asuntos.
- ¿Por qué lo hiciste?- habló Kay, con las mismas dificultades que su amigo para controlar su enojo- ¿Cómo puede un hombre que combatió a la oscuridad haberse convertido en un sujeto tan frío, sin escrúpulos?
- Tú y yo ya hemos tenido una conversación sobre el tema, elemental del fuego. Ya estoy un poco harto de sus reproches…
Sony estuvo apunto de hacerle frente hasta que…
- ¡Basta!- gritó Natal furioso, para todos- Puedo asegurarte Dimitrion, que tu mente está siendo corrompida por otro ser. Nada de lo que haces tiene sentido. ¿Revivir a los mismos monstruos que tú combatiste en el pasado? ¿Y para qué? ¿Solo para demostrarle al mundo que eres más fuerte que los demás?
- Como ya dije, no espero que lo entiendan… ‘’Natal’’- repitió Dimitrion con desprecio- Pronto, el ritual estará completo.
- Antes necesitarás de nuestra sangre- Sony dio un paso adelante, decidido- ¡Y tendrás que matarnos antes de que eso suceda!
- Qué así sea…

Kay fue el primero en correr en dirección a su enemigo, este estiró el cuello y le rompió la cara de un puñetazo. El golpe más simple y mortal dejó a Kay atolondrado, se balanceó de un lado a otro, tratando de mantener el equilibrio hasta que cayó. A continuación, Dimitrion efectuó su sorprendente elemento sobre los demás, quienes esquivaron el ataque; el elemental resultaba ser un excelente estratega, fue primero por Dick Natal. 

A una velocidad sobre-humana, apareció detrás suyo y le hizo la famosa técnica de la llave del sueño, Natal quedó inconsciente en cuestión de segundos. Le siguió Sony, pero este se defendió mediante una inmensa capa de lava a su alrededor (la que había creado por pura casualidad). Dimitrion, sin intenciones de perder el tiempo, fue nuevamente por Kay, y mientras este trataba de huir arrastrándose boca arriba (a través de los codos y la cola) el elemental del fuego oscuro creó distintos ataques y los utilizó contra él. Justo a tiempo, Sony lo detuvo gracias a sus habilidades, ayudó a su amigo a levantarse y se pusieron en guardia (el ojo de Kay era un colorinche).

- Me emocionan, muchachos. Los dos… contra mí- rió Dimitrion entre dientes.

A continuación tomó la extraña máscara plateada ubicada en la mitad de su rostro y la destruyó (con sus propias manos) en mil pedazos. Finalmente, los elementales pudieron contemplar con total claridad a su adversario, aquella parte ocultaba un gran tatuaje de color negro que le ocupaba la mitad del perfil izquierdo. El tatuaje era similar a los de las bestias y los dibujos en el suelo. Dimitrion acarició sus mejillas, estiró los dedos y cada uno de los anillos que había en ellos. De repente, desenvainó un arma blanca, una espada de hierro. La hoja de la espada se vio rodeada por una llamarada negra.

Kay y Sony tragaron saliva, estaban verdaderamente desesperados. ¿Cómo enfrentarían a un viejo elemental mucho más poderoso, sabio y con más experiencia que ellos? Para colmo, Dick Natal, el extraño profeta, también mentor de ambos, estaba inconsciente y a una lejana distancia como para intentar despertarlo. Pensaron miles de alternativas, pero todas resultaron demasiado arriesgadas e improbables. Su contrincante no era estúpido, lo sabían a la perfección.

Dimitrion avanzó hacia ellos y revoleó la espada de un lado a otro. Los elementales, temiendo indudablemente por su vida, esquivaron los ataques a duras penas e intentaron hacerle frente con sus poderes, pero para el traidor no era suficiente, toda habilidad que recibió fue rechazada por algún movimiento suyo. Se volvió a acercar empuñando la espada y utilizándola en todo momento. No había forma de escapar. 

En fortuna de los elementales, Dimitrion solo alcanzó rozarles los brazos y las piernas; algunas heridas leves surgieron, por lo menos no se trataban de grandes pérdidas de sangre. Tropezaron con los partidarios de Dimitrion varias veces, quienes aún seguían en el suelo; esto les impedía alejarse rápidamente del futuro ataque del enemigo.

La espada del antagonista ya llevaba en su punta la sangre de los más jóvenes. Pero Dimitrion se estaba divirtiendo, pensó que el ritual podría esperar; quiso volver a jugar con ellos y corrió nuevamente hacia su dirección entre medio de gritos al borde de la locura. 

Para su desgracia, un rayo cayó del cielo sorpresivamente, colisionando contra el área que se interponía entre los individuos. Dimitrion se detuvo y observó a una mujercita, proviniendo del bosque, acercarse hacia ellos.
- ¡Jessica…!- exclamaron sus compañeros- ¿Cómo llegaste aquí?
- Tengo mis métodos- respondió ella sonriente, una vez estuviera a su lado.
- Otra más… increíble- dijo el malévolo ser, con los ojos abiertos como platos- Siento que estoy viviendo un hermoso sueño.   
- Así que tú eres el famoso Dimitrion, te imaginaba más viejo- le dijo Jessica, frunciendo el ceño.
- Hombre o mujer, no hay diferencia para mí, no les tendré piedad…
- No pretendo que la tengas- respondió la jovencita e inmediatamente estiró ambas manos y un gran rayo de color azul atacó a Dimitrion, empujado por esa gran fuerza, chocó de espaldas contra un árbol y luego al suelo. El desquiciado elemental sonreía, aún con la cabeza gacha y el rostro repleto de sangre.
- Gracias prima- le dijo Sony, una vez se acercaron a ella- Pero debes irte, no es un lugar seguro para nadie.
- Lo sé primo, por eso estoy aquí para ayudar, quieras o no.
- Pero Jessica…
- Quieras o no- insistió ella, Sony suspiró y miró hacia otro lado.
- Qué placer luchar contigo- le dijo Kay sonriente.
Jessica se sonrojó y miró detenidamente el ojo dañado del pobre joven.
- Cuando volvamos te curaré ese ojo, te lo prometo.
A Kay le brillaron los ojos.

Dimitrion volvió a levantarse, pisó el suelo con fuerza, una ola de fuego se abalanzó sobre el césped y la tierra, como el mar en la arena. Dieron unos cuantos pasos hacia atrás, otra vez estaban atrapados. La corriente se vio afectada, pues Jessica lanzó otro rayó desde el cielo hacia el malvado elemental, privándolo del control de sus fuerzas, la ola se detuvo y desapareció. Los tres rodearon a Dimitrion, cada uno de ellos con su respectivo elemento en la mano derecha, amenazando a su contrincante
- Impresionante, de verdad impresionante- dijo Dimitrion con la respiración forzosa- Me sorprende su inmensa fuerza, niños… ¡Al fin han vuelto los tiempos de gloria y poder!
- ¡Sólo sabes hablar! - le respondió Sony y le hizo una seña a sus compañeros: Los tres elementales lanzaron sus poderes sobrenaturales contra su jurado enemigo; las llamas, la lava y los rayos colisionaron en gran medida a una importante burbuja que Dimitrion había creado para defenderse de los ataques. 

En oposición a la sorprendente ofensiva de los elementales, el traidor reconoció que si no hacía algo pronto, su larga vida se terminaría al fin. Kay, Sony y Jessica presionaron sus habilidades, desgastándose con gran rapidez durante el acto. Los jóvenes elementales suspiraban y traspiraban sudor mientras estiraban los brazos y embestían al oponente; los elementos no habían disminuido en ningún momento. 

Así se mantuvieron durante un prolongado tiempo, debilitando sus propias fuerzas y energías; como Natal había dicho: ‘’El uso de alguna técnica que requiera gran parte de las habilidades de un elemental, es decir, que utilice un exceso de la energía del corazón, podría causar el desgaste total o la muerte inmediata. Tengan mucho cuidado’’         

Aquella bola que rodeaba al maligno elemental comenzó a achicarse paulatinamente, como un globo. Dimitrion ya no podía soportarlo, él también se estaba quedando sin energías para luchar; en un intento desesperado por sobrevivir, lanzó la espada a la insólita fogata (la cual llevaba la sangre de Kay y de Sony en su hoja). Esta comenzó a convulsionar en instantes, primero surgieron algunas chispas y luego se divisó un sorprendente fuego de color verde.   

El tatuaje en el rostro de Dimitrion también brilló en el mismo color. Finalmente pudo librarse de los ataques, pues los elementales se habían detenido apenas notaron lo que acababa de suceder. Kay, Sony y Jessica intentaron mantenerse de pie a pesar de sus pocas fuerzas, observaron la fogata con un importante sentido de responsabilidad.   

Un terremoto ocurrió, todas las bestias que habían servido a Dimitrion, huyeron a gran velocidad, descendiendo por los aires. La tierra de Sarmander se abrió en dos y del cielo cayeron incontables corrientes eléctricas de alto voltaje sobre la fogata; la cual creció en magnitud mientras cambiaba constantemente de color. Un sonido en el aire pudo oírse, voces en un exótico idioma, pidiendo una sola cosa: SALIR.

- YA EMPEZÓ- susurró el anfitrión y se sentó en el suelo, se encontraba muy débil por el escudo que había tenido que utilizar. Las almas de los desagradables Narsogs flotaron por los aires con total libertad, eran seres abominables, mucho más horripilantes que los seguidores de Dimitrion. Pues su origen había sido otro…  Los espíritus deambularon por unos momentos, Jessica gritó asustada, Kay y Sony se cubrieron con los brazos, pero los Narsogs nada podían hacerles, por ahora. Poco después se acumularon y comprimieron en la fogata- ¡YA NO HAY FORMA DE DETENERLO! ¡EL RITUAL DE LOS MALDITOS ESTÁ COMPLETO! ¡AQUELLOS ENCERRADOS POR LOS PORTADORES SERÁN DEVUELTOS A LA VIDA!- gritó Dimitrion triunfante y luego se dispuso a descansar.
- Es tarde…- le dijo Kay a Sony.
- Aún podemos evitarlo, mi amigo- animó Sony, Kay negó con la cabeza.
- Detenerlo significaría la muerte- informó el elemental del fuego.
- ¡Miles de personas morirán si no hacemos algo!- exclamó Sony, furioso.
- ¡Lo sé, Sony, lo sé! Pensemos rápido.
Jessica se encontraba petrificada mientras contemplaba al cielo oscuro, mucho más cercano a lo que habitualmente estaba acostumbrada. Kay notó esto y fue a ver que le pasaba.
- ¿Jessica?- le preguntó.
Pero ella no le contestó, continuó observando detenidamente las estrellas (tan claras e infinitas); tal vez pensando un plan, recordando momentos vividos, imaginando un fin o… despidiéndose. Kay se le acercó un poco más y la tomó del hombro, a ella le caía una lágrima. Lo miró directamente a los ojos, lo abrazó mientras lloraba y apoyó su frente contra la de él, rozándose las narices… y los labios. Luego fue con su primo y también lo abrazó.
- Este no es el final, prima. Podemos detenerlo, podemos derrotarlo. Es nuestro deber. Ánimo, todo saldrá bien- le dijo Sony, cautivado por su llanto.
- Mi papá murió poco antes de que yo nazca, dio su vida por la de un compañero, según me contaron- dijo ella, entre lágrimas- Toda mi vida quise ser como él, incluso cuando mi mamá volvió a casarse con otro hombre y este me desvalorizaba por cada cosa que hacía, cada materia aprobada de la facultad, cada logro personal, yo seguía adelante. Porque mi ejemplo siempre fue mi papá, soñaba con llegar a ser una gran persona como él. Y a pesar de que no me sentía especial, cuando descubrí mis poderes, las cosas cambiaron…- pausó por unos momentos, como si no encontrara las palabras en el idioma para trasmitir su mensaje- Sentí que mi propósito estaba cerca. Poco después supe con horror que mi padre nunca había participado en el Ejército, que su muerte era una mentira, peor aún… un misterio. Pero no me desmoronó eso, mi madre me contó sobre los elementales y supe que él había sido uno, que había tenido mis mismos poderes y que con ellos salvó incontables vidas. Él tuvo su propósito y ahora… yo encontré el mío. Esa es la razón por la que vine aquí, a la Argentina. – Y murmuró, entrecortando las palabras- No hay otra alternativa.
- ¿De qué habl…?
Jessica se desprendió de su primo con brusquedad y caminó hacia la fogata, la cual convulsionaba de energías. Distintas sombras empezaban a formarse, surgiendo del abismo del mismo fuego.
Dimitrion, sentado en el suelo y víctima de una desmesurada ansiedad, esperaba a los espíritus de las bestias volverse seres terrenales. Pensó que los Narsogs harían todo el trabajo por él, a partir de ahora.

… Kay y Sony sintieron como el corazón les golpeaba el pecho con fuerza.
- Jessica, ¿A dónde vas?- preguntó Sony, impaciente.
Su prima continuó caminando, la segunda vez que le hablaron, ella giró y dijo:
- Mi mamá me dijo que ustedes dos eran especiales… y que debía cuidarlos- pausó y terminó con la siguiente frase-  VIVAN BIEN.
Segundos después, Jessica corrió hacia la fogata a toda velocidad.
- ¡¡JESSICA!!- gritaron ambos al unísono y corrieron detrás de ella, en un intento por detenerla.

Todo este episodio se produjo en un largo e inquietante silencio, una profunda desesperación surgió y los envolvió cruelmente. Fue todo tan rápido y tan lento al mismo tiempo que pudieron observarla en cámara lenta, fuera de su alcance, dirigiéndose hacia su final.

La mujer, llorando, cargó sus dos manos con su respectivo elemento y se abalanzó sobre la fogata. Dimitrion se levantó de un golpe, apenas reaccionó, pero fue demasiado tarde.

La fogata…entre tanta mezcla de energía, se sobrecargó y explotó; un tubo de energía de color verde apareció, como un rayo, y fue hacia los cielos, iluminando todo a su alrededor (durante 60 segundos), luego se esfumó. El cuerpo de la muchacha no estaba. Había muerto en la explosión.      






martes, 17 de mayo de 2016

El Ritual de los Malditos: CAPÍTULO 11.




El Ritual de los Malditos: CAPÍTULO 11.

La distancia entre el enemigo y los elementales crecía cada vez más, las nubes yacían bajo sus pies, el viento soplaba con mayor fuerza y el cielo se oscurecía minuto a minuto. El vértigo a la fenomenal altura fue, en primera instancia, un problema grave; pues a Natal le costaba mantenerse cuerdo, odiaba las alturas.  Lo siguieron durante una media hora, los secuaces de Dimitrion aprovecharon las condiciones climáticas para favorecerse: una inmensa niebla se extendía a sus alrededores. Con temor a perder el rumbo y extraviarse en el desaparecido horizonte, los elementales detuvieron el paso en el medio del aire.
- ¿Qué haces Kay? Debemos continuar, se nos escapa- exclamó Sony, con problemas para respirar y evitando mirar hacia abajo al inconfundible abismo que yacía bajo sus patinetas- Aunque sea regresemos, me tiembla todo…
- Yo a Dimitrion ya no lo veo, el desdichado logró huir- le habló Kay a Natal, sin responderle a su otro amigo.
- No está muy lejos. La niebla le habrá afectado tanto como a nosotros- los vehículos se sacudieron, recuperaron el equilibrio, Natal se estremeció y continuó- Te entiendo Sony, seguir a este malhechor nos condujo a una altura demasiado elevada. Hace mucho frío y no estamos muy abrigados. Además debemos estar en los límites de la troposfera. Mejor será que reduzcamos la altura y bajemos en un sitio seguro. ¡Con cuidado Kay!- indicó entre nervios.
Kay, sin chistar, les hizo caso. Accionó las palancas para reducir el vuelo, mantuvo la seguridad de los instrumentos y empezó a descender a una velocidad de cuatro o cinco kilómetros por hora. Unos segundos después, Kay perdió el control y en menos de noventa segundos volvieron a pisar tierra firme; sanos y salvos. Aquel suceso resultó ser muy sospechoso para los elementales, pues aquella superficie no la habían visto venir, y según los cálculos, tendrían alrededor de unos cuantos minutos más para aterrizar en tierra firme. Natal estuvo apunto de besar el suelo cuando arribaron aquel lugar; Sony temblaba del frío y Kay se encargó de que los instrumentos de vuelo estuvieran en perfectas condiciones. La niebla continuaba cubriendo todo a su paso, inexplicablemente… desapareció en un instante. Inmediatamente divisaron un bosque más adelante, cuatro colinas de pequeña magnitud detrás y un sendero sellado por rocas cristalinas de izquierda a derecha. Natal volvía a colocar los brazos en su lugar y se colocaba unos guantes para el frío (que había encontrado en sus bolsillos).
- ¿Dónde caímos?- preguntó Kay, se desabrochó el cinturón y reformó el ala de plata para llevarla a mano. Le ardían los hombros, sus amigos habían estado apoyados en ellos durante toda la persecución.
- ¡Miren!- interrumpió Sony, yendo hacia la derecha de dicho sendero había huellas, pisadas. Y más adelante, acostado en el suelo, el cuerpo sin vida de la bestia voladora que Dimitrion había utilizado como transporte, acababa de ser asesinada; la lengua caía hacia afuera, un charco de sangre se vislumbraba bajo el cadáver, los insectos caminantes y las moscas ya irrumpían a su alrededor.     
- Tuvo que haber sido Dimitrion…- murmuró Kay con desagrado.
- Sigamos por esa dirección, tal vez así respondamos nuestras dudas- ordenó Dick, un recuerdo vino hacia él y pensó: ‘’Este lugar… los árboles, la tierra. Me resulta tan familiar’’
Unos cinco minutos después, dentro del camino, las colinas desaparecieron y sus alrededores se habían vuelto infinitos árboles, de troncos robustos y de gran altura, sus raíces se perdían en el medio de la escasa niebla.

Les fue casi imposible transitar por allí sin chocarse, de vez en cuando, entre sí o con los troncos. Tuvieron paciencia, durante veinte minutos de caminata, la niebla empezó a disiparse lentamente, el camino se divisó con mayor facilidad y de uno de los lados (el izquierdo) los árboles se ausentaron, en su lugar, una pequeña llanura (repleta de arbustos) descendía en lo que parecía ser un lago. Se acercaron, curiosos, hacia allí, querían refrescar sus rostros por la helada caminata. La noche les impedía ver con total claridad, pero lo que a continuación presenciaron pudieron contemplarlo a la perfección. Pues aquello que parecía ser agua, no era nada más que aire… como un gran hueco. Y fue entonces cuando Natal lo supo. Ese hueco se extendía bajo la misma línea donde terminaba la llanura (todos los árboles llegaban hasta allí) pero la sorpresa fue aún más grande cuando descubrieron que mirando a través de ese abismo se divisaban nubes y pequeñas estructuras, junto a muchísimas luces (la mismísima ciudad). Natal habló antes de que sus compañeros se alarmaran.
- Estamos en Sarmander, muchachos- dijo, con una gran sonrisa- La isla flotante que yace escondida entre los cielos. La guarida de los elementales.
- Es impresionante- suspiraron los otros dos al unísono.
- Durante las épocas oscuras fue oculta de la faz de la Tierra. La hemos encontrado o ella nos ha encontrado a nosotros- continuó su mentor- Dimitrion supo de ella todo este tiempo y ahora la está utilizando como base, su verdadera base.  
- Tu conocimiento es asombroso, Natal- lo miró Kay de reojo y se rascó la frente.
- Sigamos- le respondió este y volvió al sendero- Sarmander fue creada por un mago, el mayor aliado de los elementales. Su hechizo fue tan poderoso que se estableció que tan solo ellos y sus descendientes serían capaces de verla y pisarla….
- ¿Y tú como puedes estar aquí, entonces?- le interrumpió Sony de un salto.
- No me dejaste terminar- dijo Natal con exhaustiva pasividad- Estaba por decir que también pueden verla y pisarla aquellos que saben de su existencia.
Kay y Sony emitieron un gran ‘’Ahhhh’’ mientras sacudían sus cabezas.
Dos minutos más tarde, una tenue luz fosforescente resplandeció en dirección al norte, un conjunto de gritos y alaridos se escucharon con total claridad, una gran ceremonia ocurría en algún sector de la isla. No pudieron evitarlo, los elementales corrieron a toda velocidad hacia el final del camino.
A su derecha observaron otra pequeña colina, repleta de rocas, se ocultaron allí. Justo delante (a unos 10 metros aproximadamente), una gran fogata, hecha con pilas de cadáveres de bestias y humanos, ascendía en dirección al cielo. Criaturas horribles realizaban una serie de actos simultáneos sobre todo el área. Un círculo escrito con sangre giraba entorno a su alrededor. Extrañas insignias escritas con barro y carne en estado de putrefacción dentro de esta misma figura (las mismas que las bestias llevaban en su piel, en forma de cicatrices); Kay se estremeció.
- ¿Qué es toda esta locura, por el amor de…?
- Un sello de invocación, Kay- le respondió Sony.
- ¿Y tú como sabes?
- ¿No es obvio?- musitó el joven elemental de lava- Vi muchas películas. El dibujo escrito, los cantos, el sacrificio.
- Quieren resucitar a los Narsogs- murmuró Natal- Los sirvientes más poderosos del Oscuro. Hablen más bajo, pueden oírlos.
Los dientes de Kay y Sony colisionaron entre sí de manera brusca.
Natal tuvo que tomar a ambos de los brazos, revelando una gran fuerza, porque estuvieron a punto de ir a enfrentarlos justo cuando apareció Dimitrion frente a todos los espectadores. Cuatro criaturas más se acercaron, bestias con harapos (parecidas a las que habían atacado a Sony en su departamento) y con dos cuernos en sus espaldas. Se inclinaron frente a su amo, y las demás le siguieron.

- HOY, MIS HERMANOS. HOY EMPEZAREMOS CON LA REVOLUCIÓN QUE ESTE CRUEL MUNDO NOS HA OBLIGADO A CREAR- comenzó Dimitrion entre gritos- ¿SE DAN CUENTA QUE UNA SOLA LETRA DIFERENCIA A LA ‘’SOCIEDAD’’ DE LA ‘’SUCIEDAD’’? EL DESTINO DE TODOS LOS MORTALES SE DESPERDICIÓ EN UNA ABSURDA VIDA EN COMUNIDAD, BASADA EN PRINCIPIOS ENFERMOS, RÍGIDOS Y MANIPULADORES…. USTEDES, MIS HERMANOS, FUERON RECHAZADOS, FUERON TORTURADOS, FUERON MARGINADOS POR LOS HOMBRES QUE DOMINAN ESTE MUNDO. ES MOMENTO DE VUESTRA VENGANZA, DE VUESTRA SALVACIÓN- pausó y continuó con mayor ímpetu- ¿Y POR QUÉ MEJOR NO COMENZAR CON EL RESURGIMIENTO DE NUESTROS ALIADOS CAÍDOS?- la multitud gritó con fervor, levantándose y rompiendo filas- ADELANTE, DÉMOSLE UN GRAN ESPECTÁCULO A NUESTROS SERVIDORES.

- A este acto lo llaman ‘’El Ritual de los Malditos’’- les contó Natal, soltando a sus compañeros de los cuellos de las remeras- Ya lo han intentado algunos aficionados, sin éxito. No hay que entrar todavía, esperemos al momento que se efectúe el acto, y durante la obra… atacaremos- Kay y Sony asintieron, resguardando su enojo.
La niebla casi desaparecía, Dimitrion alzó las manos, hubo una llovizna en el interior del círculo; no cualquier llovizna, sino una en donde las gotas eran de color negro. Las bestias se alborotaron aún más, entre cantos y alaridos; todas ellas habían pertenecido a la nueva sociedad, pero habían sido rechazadas por diferentes motivos. Dimitrion se estaba aprovechando de esa falla en el sistema, ya que… su verdadero plan (el que había revelado en capítulos anteriores) era volver a hacer valer los derechos de un elemental, poner a prueba a todos los portadores de un corazón mágico. Por ese motivo, resucitaba a los Narsogs, sus antiguos enemigos, para representar un nuevo mal en la Tierra que deba ser enfrentado. Pero para ello necesitaría sacrificios voluntarios… 


Aparecieron espíritus horripilantes en la fogata, almas perdidas que giraban en su entorno. Los dibujos en el suelo y en la piel de sus anfitriones comenzaron a brillar, todas ellas mediante una luz verde de gran intensidad. Dimitrion, empapado por la lluvia negra, alzó las manos hacia el cielo, como todo un creyente; cerró los ojos y sonrió. Una ráfaga creció y creció hasta que se expandió, causando una implosión, la cual brilló de tal manera que dejo a todo el mundo sin visión por unos momentos. Dimitrion esperó a que la luz que divisaba en la oscuridad de sus parpados desapareciera, para luego abrirlos. Y fue entonces cuando supo que los gritos de sus camaradas habían cesado por alguna razón. Abrió los ojos y lo comprobó. Todos sus camaradas vencidos y tendidos en el suelo (no eran un gran número de servidores), la mayoría de ellos sufriendo por alguna extremidad dañada por el fuego. Tres individuos yacían frente a él, mirándolo con suma atención y frunciendo el ceño. 

martes, 10 de mayo de 2016

Jessica: CAPÍTULO 10.




Jessica: CAPÍTULO 10.

Sony regresó a su casa muy dolorido, pues no había dormido bien, los colchones de Kay eran muy finos y las almohadas muy duras. Anotó en la agenda de su cerebro que para su cumpleaños le regalaría unos nuevos. Se bañó, se afeitó y se tomó un digno descanso en su cama. 

Despertó en el atardecer, el ruido de los autos y los peatones circulando lo desmotivaron. En un rato debía ir a la casa de Natal como había prometido. Pues empezaría su entrenamiento como elemental, ya lo asumía por completo. Se bañó por segunda vez y se rió al hacerlo, se higienizó, se vistió informalmente con unos jean y una campera de cuero.
Sony había dejado la televisión encendida, una periodista hablaba, en el noticiero figuraba la siguiente noticia:
''Antigua fábrica de la clandestina organización R.E.C.O fue víctima de un siniestro, los bomberos están haciendo lo posible por apagar el fuego, se calculan alrededor de veinte muertos no humanos, se presume que dicho acto fue causado por el temido Van Robin Hed...''
Sony apagó la televisión sin darle mucha importancia a la noticia, nada podía arrebatarle su buen humor, estaba muy emocionado. Luego se dirigió a la puerta principal de su casa para salir. De repente una corazonada lo detuvo, ya había abierto la puerta, la cerró y estiró la mano mientras señalaba la alfombra. 

Meditó lo que estaba a punto de hacer, pero la tentación era más fuerte, extendió la palma y cerró los ojos, como aquel que no soporta una luz de mucha intensidad. Movió la cabeza para un costado, cubrió su rostro con el otro brazo e intentó utilizar el elemento. Pero nada ocurrió, volvió a abrir la puerta, pero las ganas de hacerlo invadieron su espíritu, volvió a hacer lo mismo, pero esta vez miró con la cabeza al frente. 

Una gran cantidad de lava surgió de su palma, como el agua sale de a montones de una cañería, trató de controlarse, pero el desastre era inminente. Estaba destruyendo su propio departamento, cerró la mano y el material se solidificó al instante.
- Por dios- exclamó, más sorprendido que horrorizado- Voy por la aspiradora.
El suelo extrañamente no había sido afectado, pues la lava se mantuvo en el aire hasta caer al piso en forma de roca. Este aparato que en nuestra época sirve para combatir la suciedad llevaba otras funciones en el 2225, como la de absorber cualquier clase de material (según se especifique) y luego volverlo polvo dentro de la misma máquina. 

Limpió, dejó la aspiradora sobre el sillón y salió de la casa a toda velocidad, antes de que le agarrara otro ataque de rebeldía. Se creía un idiota por lo que había hecho, aunque por otro lado le resultó bastante divertido e impresionante.
Así fue que durante dos días, Kay y Sony se quedaron en la mansión del personaje conocido como Natal. Les enseñó a pelear de muchas maneras y a las apuradas, la utilización de distintas armas blancas y lo aún más importante: el control sobre su determinado poder. 

Lo cual llevó mucha práctica, eran una combinación de ejercicios de respiración, concentración, poses de manos y pies, además de saber utilizarlos en la forma y en el momento justo.
Los tres personajes se encontraban en el jardín de dicha mansión, el parque del hogar de Dick Natal estaba lleno de flores, árboles, arbustos, bancos y un extenso césped. Los dos jóvenes estaban uno al lado del otro, una pequeña columna de un material resistente al fuego, como el hormigón, yacía en frente de Kay; a su vez, una extraña combinación de cerámicas (la que Natal había preparado exclusivamente para la llegada de Sony, utilizando distintos términos de la física) se ubicaba en dirección contraria al joven Sony. Los dos muchachos estaban vestidos con remeras cortas y unos joggins, por pedido de Natal; ambos escuchaban con atención.
Su corazón funciona como una fuente de energía, multiplica las capacidades del organismo; y los vuelve más resistentes a diversos ataques, los cuales le implicarían la muerte a un ser humano ordinario. Así como la vejez es producto del uso y el desgaste del cuerpo, el corazón se encarga de que esto no suceda- les decía Natal, con una mano en el bolsillo y la otra revoloteando durante la explicación; además, caminaba de un lado a otro, era un hombre muy inquieto.
- Pero Dimitrion parecía tener entre cincuenta y sesenta años- habló Sony de inmediato- Bueno, aunque en realidad tenga más de mil...
- Eso es porque el corazón no impide el crecimiento, llega hasta cierto punto de la edad (dependiendo del portador) y lo mantiene en ese estado- respondió Natal- Ahora vamos, no solo vamos a trabajar sus habilidades, sino también su puntería...
Kay y Sony se pusieron en guardia, listos para efectuar su determinado elemento sobre el objeto de prueba.
- Estos objetos los hice con mis propias manos, con la intención de que no dañen mi hogar. Resisten determinadas temperaturas altas, sean precavidos con sus poderes, pueden controlar las medidas, no conscientemente, pero les enseñaré como... Ahora, intenten una pequeña fracción de sus habilidades. Kay sobre el hormigón, el cual es resistente al fuego; y tú Sony, en especial tú, ten mucho cuidado... no estoy del todo seguro si la cerámica soportará tanto, además eres totalmente nuevo en esto.
- Lo tendré- asintió Sony. Natal les hizo una señal de que empezaran; Kay fue el primero, inmediatamente efectuó una llamarada sobre la columna en perfecta sincronía de manos y pies. 
- Bien hecho. ¿Sony?
Al nuevo elemental le costó el doble, se sentía muy presionado (solo por sí mismo) y estuvo apunto de rendirse antes de empezar, los nervios le comían la cabeza.
- Respira, relájate y concéntrate- le indicó Natal, quien lo observaba con suma atención.
Después de un leve rato, Sony lo logró, pero no dio en el blanco. La lava cayó al suelo y...
- ¡Sony detenla!- gritó Natal. Al instante, la lava se solidificó antes de caer sobre el césped, ni siquiera Sony sabía como lo había hecho- Eso es lo que me temía... pero bueno, descansa, es tu primer intento.
- No, quiero hacerlo una vez más- insistió Sony.
Natal hizo una mueca, pero se lo permitió. Esta vez, Sony intentó sentirse un poco más seguro; no tardó mucho, en segundos extendió los brazos, y una gran cantidad de lava penetró en la cerámica; se mantuvo así durante un rato; Natal, con alegría, le indicó que continuara. La cerámica soportaba la temperatura a duras penas, además de la fuerza que el movimiento del elemento efectuaba sobre el objeto; Kay estaba impresionado y muy contento.
- Ya es suficiente- ordenó Natal. Pero a Sony le costaba controlarse, no podía detener lo que estaba haciendo. La cerámica, rodeada de lava (algunas gotas cayeron al suelo y destruyeron el pasto) parecía estar a punto de explotar, aunque fuera poco probable. Sony se detuvo, exhausto. La lava desapareció y los restos se volvieron rocas brillantes. El joven cayó al suelo, débil y sin energía. Kay le sirvió agua y lo ayudó a levantarse. Tardó un buen rato en recuperarse del todo; Kay le llevó una silla para que se sentara y descansara.
- El uso de alguna técnica que requiera gran parte de las habilidades de un elemental, es decir, que utilice un exceso de la energía del corazón, podría causar el desgaste total o la muerte inmediata. Tengan mucho cuidado- advirtió Natal, mirando al joven con preocupación.
- ¿Y recién ahora me lo dices?- exclamó Sony, con la respiración forzosa- Por otro lado, ¿Cómo sabes tanto de los elementales?
- Tu abuelo también fue un elemental, Sony. Antes de tu padre. Muchas de las cosas las descubrí junto a él....
Sony asintió y continuó descansando; por alguna razón, no le creyó.
Dos días más, con pocas horas de descanso, estuvieron entrenando. Al tercer día se les permitió ahorrar energías durante horas. El celular de Sony sonó varias veces, hasta que este lo atendió más sonámbulo que consciente. Era su prima. Se levantó de un golpe, había olvidado por completo su llegada a la Argentina. Fue por sus cosas y corrió hacia la puerta.
- ¿A dónde vas?- le preguntó Natal, bajando las escaleras, vestido con la misma bata de antes (la turquesa) y con las manos detrás.
- Por favor, Natal- respondió Sony en su defensa- Está bien que haya aceptado todo esto y les haya creído. Pero no puedes controlar todo lo que hago o dejo de hacer. Ya soy mayor de edad y tú no eres mi padre.
- Tienes razón, no lo soy- dijo Dick, firmemente- Perdóname, como Dimitrion aún anda suelto por las calles, temo que sus secuaces te busquen. 
Sony repensó lo que había dicho y se apenó.
- Es verdad, perdóname tú a mí. Fui muy duro. Después de todo lo que haces por Kay y por mí... estaré atento a todo, volveré enseguida. 
- Ve, no te prohíbo de nada. ¡Vaya, vaya!- exclamó Natal con una sonrisa.
- Voy a ver a mi prima Jessica, que llegó hoy a la Argentina y está en la puerta de mi casa.
- Así que una prima, ¿eh?- dijo Natal, en tono divertido- ¿Ese es el cuento con el que ahora se vienen los adolescentes?- le dio la espalda y volvió a su dormitorio- Suerte.
- No es lo que piensas- aclaró Sony, molesto- Es mi prima de verdad, se llama Jessica Carmanguer.
Natal detuvo el paso, mejoró la postura y cambió el tono de la voz.
- Tráela aquí, quiero conocerla.
- Porque no me creas no voy a...
- Hazlo, es por otro motivo- dijo Natal con seriedad.
- De acuerdo. En un rato vuelvo- Sony salió corriendo y se subió al Volkswagen de un salto, ni siquiera revisó los reflectores ni se puso el cinturón y aún así encendió el motor, puso primera y arrancó a todo velocidad. ''Un idiota'' como diría el viejo Natal.
Llegó sano y salvó para su suerte, divisó a una mujer justo en frente de la puerta de su casa, muy perturbada porque alguien no le contestaba los llamados: él.
- ¿Jessica?- preguntó Sony, una vez bajó del auto.
La chica abrió los ojos como platos apenas lo vio y dijo, con un acento medio europeo:
- ¡Mira lo crecido y guapo que estas! ¡¿De verdad eres tú?!
Sony sonrió y le dio un fuerte abrazo, ya se lo notaba lleno de energía, más feliz que nunca.
- ¡Tú eres la cambiada! Han pasado años...
- La verdad que sí. ¡Los años nos han favorecido a ambos!- exclamó Jessica y se apartó de su primo por un segundo- Primo... ¿Entramos? Llevo horas esperándote y necesito sentarme, disculpa mi atrevimiento.
- Oh... perdón por tardar. Estaba algo ocupado- contestó el joven estudiante de Derecho, radiante- Pero tengo otro lugar al cual llevarte, estoy parando en lo de un amigo. 
- Ok, te sigo- Jessica subió al auto como un rayo, sus piernas temblaban del cansancio. 
Esta vez, Sony se colocó el cinturón de seguridad, revisó que nadie viniera detrás, quitó las balizas y arrancó. Tomó la avenida más próxima al cruce para llegar a la calle por la cual vivía Dick Natal. Le costó esquivar el tráfico y apretó bocina infinidad de veces por los peatones desprevenidos, Jessica se reía, Sony no tardó en contagiarse de su alegría, había olvidado la personalidad de su prima, una persona muy positiva y predispuesta.
- Te noto diferente, alegre. Muy alegre- le dijo la mujer mientras lo observaba detenidamente- Y siempre fuiste un poco más... serio. 
- Me hizo bien volver a este país. Encontré un propósito y personas que darían su vida por mí- le respondió Sony y pensó- Literalmente...- luego dijo en voz alta- ¿Recuerdas a Kay, no?
Jessica no se lo esperaba y se quedó impactada.
- ¿Qué pasa?- le preguntó Sony, frunciendo el ceño levemente.
- Kay...- repitió Jessica en un susurro.
- Si, Kay. Mi hermano adoptivo, también tu primo...
- No le digas así- respondió la jovencita con ferocidad, mientras se sonrojaba- Los primos no se besan. 
Sony detuvo el auto de golpe frente al semáforo en rojo. 
- ¡¿Qué?!- exclamó.
- Fue hace mucho, la última vez que vinimos con mamá a visitarlos. Hace unos siete años atrás...
Sony apretó los dientes, celoso y murmuró para sí mismo.
- Ese desgraciado... nunca me dijo nada. 
Jessica rió, con el rostro colorado. El semáforo cambió a verde y Sony continuó con la vista al frente. 
- Fue en el aniversario de casados de tus padres. Fue el primero.
- ¿El primero?- preguntó Sony, sorprendido- Bueno, solo tenían once o doce años...
- Es solo un lindo recuerdo que guardo- dijo ella- Me pregunto cómo estará.
- Pues ya lo sabrás. Él está aquí, más un nuevo amigo- Sony estacionó el auto frente a la mansión- Llegamos.
- ¿Quién es el dueño de todo esto?- preguntó Jessica, sorprendida. La mansión estaba en un sector bastante aislado de la ciudad, donde aún había calles de tierra que se estaban asfaltando y edificios en construcción a los alrededores. Era grande, pero no inmensa; y no llamaba mucho la atención, parecía una casa antigua, amarillenta y rodeada de vegetación. 
- Mi nuevo amigo. ¡Vamos! Entremos- insistió Sony, Jessica le siguió, su cabeza analizaba todo a su alrededor.
Natal les abrió las puertas de un golpe.
- Bienvenida- le dijo- Mi nombre es Dick Natal, dueño de este lugar.
Más adelante se encontraba Kay, de jean y remera blanca manga corta, esperando la visita. Ambos contemplaron a la hermosa mujer que entraba por aquella puerta. Una chica de verdad preciosa, era más grande que Kay y Sony por solo unos pocos meses. Tenía dos ojos verdes inmensos, de tez blanca, como la nieve. 

Rasgos de una adolescente, pues parecía una chica de quince años. Delgada y bajita. Cabello castaño que le llegaba hasta la altura del tórax, además llevaba una vincha de color celeste sobre su cabeza (la cual tenía una flor gerbera y blanca como accesorio), un vestido largo del mismo color, zapatillas y una campera de cuero (abierta) de color marrón.
- Qué ojos tan raros tienes...- fue lo primero que le dijo Jessica a Natal- Nunca había conocido a alguien con los ojos grisáceos. Son increíbles- y con gran torpeza, estiró la mano para darle un apretón- Me llamo Jessica Carmanguer y soy la prima de Sony.  
- Un gusto, señorita Carmanguer- Natal tomó su mano para saludarla formalmente. 
Kay se acercó en silencio. 
- Cuando Natal me lo dijo, no me lo creí- se animó a decirle- Me alegra...- carraspeó, se sacudió el pelo- ... volver a verte. 
Jessica lo abrazó de prepo, algo que el joven elemental de fuego no se esperaba. Sony estaba emocionado. 
- Cuanto tiempo sin verte Kay, ya no eres ese tímido niño de once años y... estas mucho más lindo- le dijo Jessica mientras lo tomaba de los hombros y sonreía. 
- Tú también- sonrió Kay, un poco asustado, no sabía que hacer- Me da la sensación de que sigues siendo igual de... optimista que antes. 
Natal y Sony se miraron entre gestos de complicidad. Era increíble que hace una semana estuvieran peleando entre sí y ahora compartieran el mismo sentimiento de amistad. 
Jessica notó que ambos estaban siendo el objeto de atención y se separó rápidamente de Kay. Miró el suelo y se acomodó el flequillo hacia un lado. Luego levantó la vista y los dos se miraron atentamente durante unos segundos de silencio.
- Bueno, bueno- vociferó Sony para interrumpir el extraño ambiente- ¿Por qué mejor no vamos a comer algo? Jessica, debes estar hambrienta.
Su prima alejó la vista del elemental del fuego y asintió. Todos juntos fueron para la cocina.

- ¿Qué te trae a la Argentina?- le preguntó Natal durante la cena. El comedor de la casa de dicho personaje era espléndido, Kay y Sony se preguntaron, mientras comían, cual sería la fuente de riqueza de su exótico amigo. Pues, no parecía trabajar de nada, mucha pinta de empresario no tenía y se la pasaba mucho tiempo en su escritorio leyendo libros y mandoneando.
Jessica tragó los fideos y luego respondió:
- Las ganas de volver. Estos últimos años he perfeccionado mucho mi español y se me ha dado por viajar por el mundo. Además de que por aquí corren los rumores de ese individuo al que todos llaman Van Robin Hed- los tres muchachos se sobresaltaron- Me atrae el peligro y el misterio- continuó luego de asegurarse que sus compañeros estuvieran bien- Estoy segura que no estamos viendo la verdad con claridad...
Kay quiso decirle algo mientras se acercaba a ella, pero Sony carraspeó, su amigo volvió a su lugar en silencio.
- ¿Cómo va todo con ese supuesto cazador? ¿Hay sospechosos?- le preguntó Jessica a Sony.
- Nada...- a Sony le costaba mentir- Lo seguimos buscando. 
Jessica asintió y miró su plato, casi vacío. 
- Yo podría ayudarte... digo, sé algunas cosas que pueden ser de ayuda. 
- No creo que... mis superiores lo permitan. Está todo bajo control, quédate tranquila- Sony apretó los dientes, esperando que no volviera a insistir. 
- ¿Por qué tanto interés por el cazador?- le preguntó Kay a Jessica. 
- Creo que me gusta vivir con el peligro encima- rió ella con simpatía.
- Mejor no te involucres en esas cosas, déjaselas a la policía- habló Natal. Kay y Sony lo tomaron como un mentiroso profesional- Ya lo atraparán. 
- ¿Ya saben como hace para crear el fuego cuando quiere?- Jessica parecía no querer cambiar de tema.
- Aún no- dijeron Kay y Sony al mismo tiempo y se miraron entre sí. 
- Oh...- Jessica notó que no era un tema cómodo de conversación y se apresuró en preguntarle a Natal- ¿A qué te dedicas?- todas las miradas fueron hacia el hombre.
- ¿Yo?- Natal tragó saliva- Bueno, hoy en día no estoy trabajando para la sociedad. Pero fui muchas cosas: como actor de teatro, músico, contador, físico, cirujano, empresario, ingeniero, paleontólogo, arquitecto... todos esos trabajos me han llevado a acumular un buen dinero para comprar este terreno y esta hermosa casa en la que vivo.
- ¿Es una broma, no? ¿¡Cómo hiciste!?- exclamó Jessica con los ojos saltones- ¿Cuál es tu edad?
Natal rió incómodo.
- Digamos que no he desperdiciado mi tiempo- dijo- ¿Yo? Cuarenta... digo setenta y dos.
- ¿No sabes tu edad?- las cabezas de los tres jóvenes penetraron sobre él.
- No, no. Si, si. Digo no, perdón- Natal entró en pánico e inmediatamente se calmó- Sé perfectamente mi edad, pero tengo tantas cosas en la cabeza que olvido las más simples. De hecho, nunca festejo mi cumpleaños.
- Interesante.- dijo ella- Un placer conocerte , Dick. ¿Y cuando es tu cumple? 
- ¡Qué curiosa eres!- exclamó Natal con una risa forzada- ¿Por qué mejor no vas a descansar mientras nosotros levantamos la mesa? El cuarto al final del pasillo es tuyo.
- ¡Me están echando por bocona!
- Por supuesto que no- le dijo Sony, totalmente firme- Lo que si creemos es que debes estar muy agotada, ¿Por qué mejor no vas a dormir? Hazlo por mí, por favor.
- Esta bien... Buenas noches- dijo Jessica rindiéndose, después de todo, no estaba en su casa y tenía mucha educación. La mujer se retiró. Kay y Natal ya habían empezado a levantar los platos y cubiertos de la mesa.
- Es un poco entrometida- le dijo Sony a sus compañeros- Perdonenla. 
- No hay nada que perdonar- le dijo Kay con seriedad- Aunque... hay algo que no te dijimos.
- ¿Qué?- preguntó Sony, sorprendido.
- Jessica....- empezó Kay.
- ¿Jessica qué?- preguntó Sony con rapidez.
- Es una elemental- habló Natal con firmeza.
- ¿¡Qué!? Na, es imposible. Eso sí que no les creo- rió Sony, parecía el mismo de antes. 
- Su apellido lo comprueba- continuó Natal.
- Debe de haber miles de Carmanguer desparramados por el mundo- musitó Sony- Digo, es demasiada casualidad que justo venga aquí y sea una de nosotros.
- Es un apellido inventado, Sony- le explicó Natal- Con tal de que la identidad del elemental de la época no fuera descubierto. No hay muchos Carmanguer en el mundo. Además... que pregunte tanto por las habilidades de Van Robin Hed y que aparezca justo que se hizo público que tú lo estabas investigando. Pareciera como si hubiera planeado venir hasta aquí, y le vino como anillo al dedo que estuvieras involucrado. 
- Ella vino porque está viajando por el mundo, porque no nos vemos hace años, a visitarme. Eso es todo. Es mi prima, parte de mi familia. Dejen de inventar tonterías...- Sony estaba muy molesto.
Kay lo tomó del hombro y le dijo. 
- Sé que la quieres y que temes meterla en todo este asunto con Dimitrion. Pero no hay truco, Sony. Ella es uno de nosotros y algo me dice, que ya lo sabe. 
- No lo creo, me habría dado cuenta si ya lo sabía- dijo Natal. 
Sony meditó, exhaló y dijo:
- Bien, hasta no tener pruebas no me lo voy a creer. PERO, no quiero que se entere de nada hasta que estemos seguros de que sea una elemental. ¿Escucharon?- sus compañeros asintieron.
- Que mandón que eres- dijo Kay, irónicamente, yéndose a lavar los platos- ¿No hay una ama de llaves que se encargue de estas tareas?- le preguntó a Natal.
- No ando muy bien económicamente- respondió Dick Natal mientras secaba los cubiertos.
- Si no andas bien económicamente, me pregunto como haces para mantener este lugar- le dijo Sony, dubitativo.
- Tengo muchos viejos amigos de la municipalidad que me ayudan a pasar por alto algunas cosas...- contó el hombre- Me gustaría ejercer como profesor de historia en alguna escuela secundaria o en alguna universidad.
- ¡¿También tienes título en el profesorado?!- exclamó Sony- Eres una persona mucho más que multifacética.
- No pierdo mi tiempo, ya dije- dijo Natal, rascándose la cabeza- Cambiando de tema, terminen y vengan. Vamos a continuar con el entrenamiento.
- ¿Ahora?- Kay y Sony hablaron al unísono y sonrieron entre ellos.
- Si, ahora que Jessica duerme. Vamos. No tarden. Los espero allá- Natal salió y se dirigió a la sala.
Volvieron a utilizar sus poderes durante horas, Natal conocía a la perfección como utilizarlos correctamente y como determinar el control adecuado. Tanto conocimiento resultaba muy extraño y sospechoso para sus compañeros, pero no decían nada al respecto. 

La identidad de su maestro (pues se había convertido en su mentor) era totalmente desconocida para ellos. En el último tramo de la clase, Natal les ordenó chocar sus fuerzas, fue lo que hicieron a duras penas. Se mantuvieron así durante un rato, pero no duró mucho, a ambos se les bajó la presión y cayeron al suelo, exhaustos. Natal fue por agua, y cuando regresó contempló a Jessica al lado de los dos jóvenes; la prima de Sony había colocado un almohadón bajó la cabeza de cada uno para protegerlas del duro piso.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó Natal, caminando lentamente hacia ellos.
- Solo me decidí en ayudarlos- respondió la mujer con suavidad.
- ¿Hace cuanto estas...?- preguntó, asustado.
- Hace dos horas- dijo ella con naturalidad.
- ¿¡Dos horas!?- Natal enrojeció del desconcierto- Puedo... podemos explicártelo.
- No hay nada que explicar- rió Jessica con gran tranquilidad, Natal se estremeció.
- ¿Cómo?
- No es la primera que vivo algo así, no es la primera vez que veo a una persona controlar un determinado elemento de la naturaleza- contó Jessica- Mi madre me contó todo, pues mi padre había muerto cuando yo aún no había nacido en la guerra con Japón, y nunca quiso guardarme ningún secreto. La historia de los elementales, del Oscuro y de los corazones. De hecho, vine con esa intención, para decírselo a Sony, pues mi madre me confesó que él también era uno. Me guardé este secreto durante años- se dirigió a Sony- ¿Recuerdas las posdata de la carta que te envié hace unos días?
- Si...- susurró Sony con sus pocas fuerzas- Decía que habías vivido cosas muy extrañas...
- Exacto- siguió hablando con esa fina voz angelical- No quería asustarlos con estas historias, así que no les dije la verdad hasta comprobar que sabían algo al respecto. ¡Verlos practicar sin cesar (contigo como guía) ha evaporado todas mis dudas!
- Sorprendente, verdaderamente sorprendente. ¡Fuiste mucho más fácil de convencer que tu primo!- exclamó Natal.
- ¡Y tú eres Van Robin Hed!- le señaló Jessica a Kay- Recién te vi usando el fuego y además te pusiste muy tenso cuando hablé del tema...
- Pero no soy ningún delincuente, los medios re-versionaron todo- le dijo Kay, entre suspiros- El responsable es un tal Dimitrion, un elemental de los primeros que solo quiere dar a conocer al mundo la existencia de los portadores. 
- Dimitrion...- suspiró Jessica- Ahora lo entiendo- luego lo ayudó a Kay a levantarse- Igualmente, nunca te creí un asesino. Te conozco más de lo que crees. 
Kay rió y la tomó de la mano por un momento, luego gimió del dolor y se agarró la panza, estaba sin energías. Natal les alcanzó comida y bebida. Jessica ayudó a Kay y Natal a Sony. Curaron algunas de sus heridas y los ayudaron a levantarse. 
- Me excedí un poco. Pueden irse a bañar a las duchas, vayan- ordenó su mentor. Kay y Sony se marcharon juntos, agradeciendo. Natal se dirigió a Jessica, tomándola del hombro- Ahora... muéstrame de lo que eres capaz, elemental- la chica sonrió nuevamente y una descarga eléctrica de baja tensión hizo que Natal soltara su hombro de inmediato- Increíble...- sonrió complacido.
El jardín desembocaba en una sala de madera, mitad quincho, mitad jardín. Natal fue a buscar un pedazo de goma del tamaño de un libro y la colocó sobre un poste al lado de la fuente. Jessica caminó unos pasos y estiró el dedo índice, sacudiéndolo en zigzag, un fino hilo eléctrico surgió y golpeó contra la goma, el objeto absorbió todo el elemento (la goma no es conductora de electricidad).
- Sabes controlarlo muy bien- Natal aplaudió. Miró a sus compañeros detrás suyo, ambos boquiabiertos, se habían quedado un momento a observar.
- Bienvenida al club- le dijo Kay, Jessica lo miró, el joven estaba totalmente desalineado, el pelo desparramado cubriéndole la frente y aplastado por el sudor; la camisa mojada, los brazos y pies pintados de negro carbón, la bermuda de jean que llevaba puesta estaba desgarrada en los extremos; pero aún así, había algo especial en esa mirada...
Sony tenía la ropa en mayores condiciones, se quitó la remera, tomó la toalla y se fue a bañar. Kay retiró la mirada y siguió a su compañero.
El baño de Natal se asemejaba más a un vestuario que a un sanitario personal, como si lo hubiera construido a propósito sabiendo de que tarde o temprano vivirían con él. Comenzaron a hablar después de diez minutos en las duchas.
- Sony, debo admitirte algo- le dijo Kay, sonrojado- Jessica... no puedo dejar de mirarla. Apenas lleva un día con nosotros, pero... no lo sé, me... gusta. Y creo que a ella le pasa algo parecido...
- Siempre fuiste un enamoradizo- respondió Sony a través del ruido de las duchas- ¡Al final tenían razón, ella es una elemental y una muy buena! Si me equivoqué con eso, creo que volvería a hacerlo si te dijera que no tienes oportunidad. He notado como te mira. 
- ¿Me mira?- a Kay le temblaba el cuerpo- Prácticamente también es mi prima, pero yo nunca la sentí así.  
- Haz lo que quieras. No me interpondré. Lo prometo- dijo Sony al fin. 
- Te abrazaría si no estuvieras desnudo- rió su compañero.
Ambos rieron a carcajadas, Sony cerró la canilla, luego Kay.
- Nunca me dijeron como fue que me encontraron, como me rescataron de esa fábrica abandonada- le dijo Sony.
Hubo un silencio y Kay dijo.
- Te seguimos desde el principio y planeamos como salvarte- hizo una pausa y continuó- Amigo... quiero agradecerte por entenderme. Por respetar mi historia y mis decisiones.
A Sony se le borró la sonrisa y suspiró.
- Eres mi hermano, Kay. Verdaderamente lo eres. Parece bastante loco admitir en lo que estamos metidos. Pero es así. Es el destino. Nunca dudé de que eras un gran hombre, en el fondo creía lo que me decías pero me lo negaba, por mis ideales y mi deber. Los cuales ya están deshechos. No sé que haré ahora que no tengo trabajo... hasta planeo renunciar a la investigación sobre ti, bueno, sobre el sujeto en el que te disfrazas por las noches. 
- Tienes que admitir que es un muy buen disfraz- sonrió Kay- ¡Apenas terminemos con esto, buscarás uno nuevo y listo!- exclamó con optimismo- La gente se olvidará con el tiempo.
- Si... pero. ¿Todo esto terminará con el fin de Dimitrion?
Kay reflexionó y su sonrisa también se borró.
- No lo había pensado de esa forma. ¡Hay que ser positivos! Soy la persona menos indicada para decirte esto. Pero me juego a que... si lo vencemos podremos vivir nuestras vidas normalmente. 
- ¿De verdad?- insistió Sony- A veces creo que Natal nos estuviera preparando para algo más...
- ¿Algo más? Lo conozco hace más tiempo y no creo que sea así- afirmó su amigo, aunque con un cierto grado de desconfianza- Además tenemos ventaja. Nosotros sabemos donde él está y él no.
Abrieron las cortinas de las duchas, ambos con las toallas cubriendo de la cintura para abajo. Sony se apenó apenas oyó lo que dijo su amigo.
- ¿Qué sucede, Sony?- preguntó Kay cuando lo notó desanimado.
- ¿Y si... el enemigo SI supiera de nuestro paradero?
- ¿¡Cómo dices!?- Kay reflexionó y habló con rapidez- Ahora que lo recuerdo, Dimitrion mencionó una carta. ¡¿De qué hablaba?!
- He metido la pata, Kay.
Un grito se escuchó a lo lejos, el de una mujer, le siguieron un conjunto de voces parloteando, ruidos en la casa (señales de una pelea), golpes en las paredes, y el sonido del peso de muchos pies corriendo de aquí para allá. Pues Dimitrion y sus secuaces habían entrado en la mansión del viejo Dick Natal. Arrasando con todo a su paso, destruyeron y saquearon todo a su alrededor. El antagonista incendió gran parte de alfombras y muebles, mediante ese fuego tan peculiar que el ser poseía.
- VAMOS, SALGAN- desafió el malhechor a sus adversarios.
Natal fue el primero en salir del interior de la casa.
- ¿Cómo me descubriste?- preguntó, con un revólver en las manos.
- Uno de tus chicos me lo dijo. No los educaste bien ¡eh! Kimhote- respondió Dimitrion en tono burlón.
- ¡No me llames así!- gritó Natal furioso y le disparó con el arma.
Dimitrion abrió la mano rápidamente y la bala se desintegró en el aire.
- Como prefieras...- el enemigo hizo una seña y las bestias acompañantes avanzaron hacia Dick. Natal dio unos pasos hacia atrás, esperando dar un tiro certero. 
Criaturas de cuatro patas, viscosas, otras parecidas a las que habían entrado en la casa del joven Sony. Se fueron acercando con cautela, infringiendo miedo y sacudiendo sus cuerpos. Otras criaturas desenvainaron sus largos cuchillos y sus sucias pistolas. Natal se quedó inmóvil y dio unos cuantos pasos hacia atrás. 

Fue entonces cuando por la derecha surgió una llamarada, y por la izquierda una gran masa de lava, los elementos arrasaron con las paredes de la habitación, muchos de los secuaces de Dimitrion se echaron para atrás, temerosos. Los dos elementales aparecieron de inmediato en cada lado, ambos vestidos y recién bañados. 

Dimitrion se limitó en pelear con ellos, huyó (utilizando como transporte a una bestia voladora) y anteriormente ordenó un ataque inmediato por parte de las otras bestias. Estas se abalanzaron sobre ellos, pero Kay efectuó una gran llamarada que acabó con la vida de la mayoría. 

Los cuerpos, rodeados de fuego, se desplomaron en el suelo. Kay apagó el fuego para no dañar la mansión. Sony estaba perplejo, no sabía que hacer, se asustó al ver que su amigo había dejado a todos ellos carbonizados y muertos.  Otro bloque ya estaba huyendo, volando por los cielos.
- ¡Hay que seguirlo y terminar con esto!- exclamó Kay, lleno de rencor. Tomó las alas de plata en el armario, junto a dos patinetas de vuelo (de marca ''Shangiden'') y salió al patio velozmente.
- Adelante- asintió Sony, algo desconfiado. Aseguró una de las patinetas a sus pies y se agarró fuerte de su amigo.
- No, aún no saben controlar correctamente sus habilidades, hay que planear... - les dijo Natal agarrando del hombro a Kay, pero no tuvo tiempo de completar el sermón, el elemental se elevó por los aires y Dick se sujetó rápidamente a uno de los brazos metálicos. Kay le dio tiempo para acomodarse (ya en pleno vuelo) alcanzándole otra de las patinetas.
- ¡Sony, Kay! ¿A dónde van?- les gritaba Jessica desde abajo, que acababa de salir de su escondite (Natal la había obligado a no utilizar sus poderes)
- Quédate ahí y llama a los bomberos. No cuentes de lo sucedido, solo di que nos asaltaron- le respondió Sony mediante un grito.
Jessica suspiró enojada, ella quería ser parte de la aventura. Miró hacia el cielo una vez más y entró a la casa.
Una sombra observaba a la mujercita desde el rincón más oscuro. Esperó a que ella entrara (era un individuo encapuchado con una gran túnica escarlata) y luego la siguió.