martes, 29 de noviembre de 2016

Los Cinco Soles: El Cuarto Sol ¨Atonatiuh¨: CAPÍTULO 16.




Los Cinco Soles: El Cuarto Sol ¨Atonatiuh¨: CAPÍTULO 16.

- Después de tantos mundos fallidos, los dioses aztecas decidieron crear la versión definitiva de la humanidad. Pero para formarlos, necesitaban materia prima, así que bajaron al inframundo para recoger los huesos de los antiguos gigantes que habían habitado el primer sol. Quetzalcoatl, la serpiente, se ofreció como voluntario y convenció al dios de los muertos para que le regalara uno de sus huesos favoritos. Cuando la serpiente emplumada quiso regresar, el dios de los muertos lo comenzó a perseguir, exigiéndole que se lo devuelva y enseñándole sus horribles fauces. Durante la huída, Quetzalcoatl se tropezó y el hueso se partió por la mitad, posteriormente moldeó la figura humana en la mitad del hueso, razón por la cual, los aztecas creían que los humanos eran más bajos que los antiguos gigantes- Morgán se acarició la barbilla una vez terminó con la historia- Es mi cuento favorito, sin duda.     
Sony y Kay acababan de recuperar la consciencia, oyendo, a duras penas, aquel mito.
- Utilizaron mucho sus poderes, es lógico que estén así- continuó hablando Morgán, los tres se encontraban en la cuarta habitación, la luz de una antorcha iluminaba las paredes y en ellas se distinguían sus contrastantes sombras. Morgán se había tomado la molestia de crear una barrera de hielo en la puerta anterior con tal de que los horrores del tercer sol no los persiguieran. Llevaba la mata de maíz que habían conseguido anteriormente y se las dio para que la comieran. Los JEN, sin energías y aún con dudas de si confiar en su enemigo, se abalanzaron sobre ella y la devoraron. Morgán lanzó una sonrisa burlona.   
Todo fue fugaz, Sony terminó de comer y embistió rápidamente a Miljen Morgán, lo empujó contra la pared, se aferró a él y le colocó el filo del hueso del brazo sobre la garganta, la otra mano rebosaba algunas gotas de lava y amenazaba con derretirle el rostro.
Morgán se quedó mudo.
- Sony… déjalo- le dijo Kay. Aquellas palabras sorprendieron a su amigo.
- ¡Solo quiere utilizarnos! ¡Intentará matarnos en el instante que tenga oportunidad!
- Piénsalo, de ser así… con lo débiles que estábamos nos habría matado aquí y ahora.
Los ojos de Morgán miraban a Sony, luego a Kay y después a Sony nuevamente.
- ¡No! ¡Destruyó Sarmander! ¡A su subordinado frente a nuestro ojos y casi te mata cuando te mordió! ¡Es un desquiciado, un asesino!- gritó Sony, lleno de rencor, algo no andaba bien…
Kay posó su mano sobre el hombro de Sony.
- Lo es, pero confía en mí. Lo necesitamos para salir de aquí con vida.  
Sony meditó y lo soltó, había tenido que ponerse en puntitas de pie para llegar a tomarlo del cuello. Miljen tosió durante un momento e inclinó la cabeza.
- A mi tampoco me sirve que estén muertos, son más importantes para mi de lo que creen…- dijo la apagada voz de Morgán.    
- ¿Por nuestra sangre, no es así?- continuó Sony- Por eso mordiste a Kay, escuché todo antes de desmayarme. ¿Por qué la necesitas?
- Porque son los JEN, los dos predestinados.
- ¿Predestinados a qué?
- A grandes cosas- y cambió de tema- Ahora avancemos, estamos entrando al cuarto sol: Atonatiuh.
- ¿Quieres que confiemos en ti? ¡Habla!
Kay se mantuvo en silencio.
- No hay mucho que decir porque poco es lo que sé. Aunque su función es mucho más misteriosa que la de los elementales…
- Los elementales pelean por la paz y la justicia, desde antaño hasta hoy…- dijo Sony con firmeza.
- ¿Paz y justicia? Qué vil mentira. Algunos solo respondíamos a nuestros propios intereses- respondió Morgán sutilmente- De seguro, su mentor nunca les dijo que todos éramos ladrones, huérfanos y delincuentes durante niños.
- ¿Qué…?
- El mago nos encontró y nos dio un propósito, eso es todo. Esa es la cruda verdad de los elementales.
Kay apretó los dientes y Sony no se atrevió a contestar, pero no se desanimó y dijo:
- Lo mejor será que terminemos esto. Basta de pruebas y cuentos. Luchemos para darle fin, si nosotros te derrotamos aquí no podrás reclamar la espada y el mundo estará a salvo.
- ¿Reclamar?- pensó Kay, una idea le invadía la mente.
Morgán pareció aceptar. El elemental del fuego se quedó atrás, Sony y Morgán avanzaron hacia la desolada habitación, la más común de todas; se colocaron frente a frente, Kay observaba la situación con cierta desorientación. Sony alzó la mano y estuvo apunto de crear una figura de lava hasta que… el suelo se desmoronó como si fuera de cristal y los dos personajes se sumergieron en el interior de un lago.
- ¡Sony!- gritó Kay y se zambulló en las aguas.
Por alguna razón, les resultaba imposible volver a la superficie, como si una fuerza superior los mantuviera abajo. Descendiendo cada vez más, examinaron el exterior y fueron testigos (nuevamente) de lo inexplicable: donde el agua parecía terminar había un basto cielo que se corrompía y se hacía añicos como si fuera una copa de vidrio, mientras tanto, gotas y gotas de lluvia caían. Parecía tratarse de una ilusión óptica o de una realidad alterna, no estaban seguros. ¿Cómo habían sido los aztecas capaces de tales trampas?
La desesperación no tardó en aparecer. Miljen, Kay y Sony intentaron contener la respiración a duras penas, comprobaron que sus elementos eran inútiles en aquel sector. Dirigiéndose hacia el vacío involuntariamente y quedándose sin aire que respirar, estos tres personajes estuvieron apunto de perder las esperanzas. Y como si fuera poco, un numeroso conjunto de peces extraños los rodearon, todos ellos brillaban bajo el agua y les permitieron divisar mejor el área. Pero no había nada que podían hacer para salvarse.  
Nunca supo bien por qué ni como, pero en ese intenso momento en donde sus vidas pendían de un hilo, Kay entró en una clase de trance y escuchó dos voces: la de un hombre que desconocía y la de una mujer… Jessica. Entonces, Kay intentó algo ilógico: respirar bajo el agua; lo que resultó exitoso. Ahora… ¿Cómo se lo diría a sus compañeros? Lleno de angustia, quiso hablar pero solo tragó agua; meditó una vez más, pensó y pensó a más no poder…
- ¡Kay, cállate!- dijo la voz de Sony desde algún lugar. Pero ¿Cómo? La boca del joven no había realizado ningún movimiento y sin embargo, su voz se escuchó con total claridad.
A Kay se le prendió la lamparita.
- ¡Sony! ¿Puedes oírme? ¡Podemos respirar bajo el agua por alguna razón y hablar mediante pensamientos!
- Bien hecho, Montarnen- dijo Miljen y observó el vacío- Me pregunto cuantos hombres habrán perecido aquí, desesperados y conteniendo la respiración por creer que no podían sobrevivir bajo el agua. Debí imaginarlo, este es Atoniatiuh, el sol del agua. Es una gran ventaja… pero ahora, ¿Cómo hacemos para regresar?
Las voces de Kay y Sony se pisaron unas con otras debido a todas las hipótesis que estaban formulando para escapar.
- ¡Recuerden que todo lo que piensan se escucha, háganlo con cuidado!- exclamó Morgán y tanteó sus poderes sobre el hielo, pero nada pasó- ¿Magia que suprime elementos? Es igual a la leyenda… el diluvio que terminó con el cuarto sol y convirtió a los hombres supervivientes en peces… ¡los peces!
- No dejan de observarnos- comentó Sony.
- No es eso.- lo corrigió Morgán- Ellos deben ser la clave para escapar.
- ¿Cómo?
- Según la mitología azteca, los cielos cayeron por el diluvio y fueron levantados por cuatro hombres…- abrió bien los ojos y pronunció firmemente- ¡Atemoc, Itzacoatl, Itzmaliza y Tenoch!   
Las criaturas marinas realizaron algunos destellos repentinos y comenzaron a dar vueltas a su alrededor, mágicamente se unieron entre sí, armando una clase de balsa. No lo pensaron dos veces, los tres se lanzaron sobre ella y la gran cantidad de peces los condujeron hacia la superficie.
Finalmente, sanos y salvos frente a la gran puerta, aunque no la del quinto sol, sino por la que ya habían entrado (cubierta de hielo). El suelo volvió a la normalidad y los peces se evaporaron en el agua. Morgán tomó la antorcha con el fuego grisáceo del tercer sol, la cual se le había caído al suelo cuando Sony lo atacó.
- Gracias- le dijo Sony a Miljen. Este último apretó los dientes y sonrió sin que lo vieran.
- Solos no podremos.

Escurrieron sus prendas (a excepción de Morgán) y se miraron entre sí. Ahora tenían que dirigirse a la quinta puerta que se encontraba en frente a veinte metros, una vez listos, avanzaron y rezaron para sus adentros con tal de no repetir el baño.   

martes, 22 de noviembre de 2016

Los Cinco Soles: El Tercer Sol ¨Xiuhtonatiuh¨: CAPÍTULO 15.



Los Cinco Soles: El Tercer Sol ¨Xiuhtonatiuh¨: CAPÍTULO 15.

- Murió- dijo Sony, apretando los dientes y sentado contra la pared. Estaban en una nueva y angosta habitación, a oscuras. Kay encendió una llama en su dedo.
- No, sigue con vida. ¡Imagina todas las batallas que habrá enfrentado! Es un sobreviviente…
- Natal…- suspiró Sony y bajó la mirada, arrepentido- Primero Jessica y ahora…
Kay lo abofeteó súbitamente.  
- Está vivo. Lo sé- insistió.
A Sony le había caído una lágrima y sacudió la cabeza por el golpe.
- ¿Puedes probarlo?- dijo en voz baja.
- Cuando tengamos la espada, ese es nuestro deber.
- Te preocupas mucho por esa arma. ¿Hay algo que no me estas diciendo?
Kay meditó y respondió.
- Creo que no.
Sony comprendió y se levantó.  
- Bien, si no queda otra, sigamos y cuando alcancemos nuestros objetivo volveremos a buscarlo.
Kay tomó a Sony del hombro.
- Después de esto, todo mejorará… créeme. Ya no hay más secretos entre nosotros- En ese momento, decía la verdad.
Kay y Sony se adentraron en la tercera habitación. Un nuevo arco rocoso apareció al finalizar el estrecho paso y escrito sobre la piel de un leopardo decía:
¨Xiuhtonatiuh’’
- El tercer sol se aproxima. Hay que tener mucho cuidado.- advirtió Kay- En estos momentos, Natal sería de gran ayuda.
- Si repasamos: el primer sol fue de tierra, el segundo de viento, calculo que este referirá a algún otro elemento.
- Hasta ahora Natal nos ha salvado dos veces, tenemos que ser lo suficientemente hábiles. Ya no lo tenemos de nuestro lado. Cualquier paso en falso será nuestra perdición…
Sony asintió.

Los JEN continuaron, la temperatura se elevó rápidamente al cruzar el arco con el nombre del tercer sol. Esperaban algo fuera de lo normal, pero el Templo Azteca nunca dejaba de sorprenderlos.
A lo lejos, dos volcanes ascendían del interior de la tierra, un sector devastado, árido y rocoso que rondaba entre las dos o tres hectáreas. Los volcanes eran pequeños a comparación de los reales, tenían 200 metros de altura (cuando los verdaderos llegan hasta los 6000 metros); escupían chispas y amenazaban con erupcionar en cualquier momento.
Hacia la derecha, a 110 metros de su ubicación, observaron una mata de maíz sobre un pedestal y a su izquierda (a la misma distancia), yacía una columna del tamaño de una mesita de luz con llamas grisáceas sobre una particular antorcha.
Kay exhaló profundamente.
- ¿Qué es todo esto?
- Hay dos cosas de cada lado. Parecen indispensables para salir de aquí. Ve por el de la derecha, desde acá parece oro. Yo iré por el de la izquierda- sugirió Sony e hizo aparecer dos alas gigantescas de su espalda, las de la gárgola. Kay ni se mosqueó, esa había sido una técnica que su amigo había aprendido antes de asaltar San Robo. Sony se impulsó desde el suelo, la tierra se sacudió levemente a su alrededor, y voló hacia el pedestal a toda velocidad. Kay, tuvo que correr a pie. Sony llegó inmediatamente y contempló anonadado la extraña llama. Tomó la antorcha y al mismo tiempo, el volcán erupcionó, pero no fue lava. Una horda de pájaros, rodeados de llamas, surgió de su interior y fue hacia el joven Kay, quien corría en dirección al otro pedestal.   
- ¡Kay!- le gritó, pero este no pudo oírlo. Inmediatamente volvió a alzar vuelo con la antorcha en su mano izquierda.
El joven elemental del fuego, tardó en reaccionar. Los pájaros se abalanzaron sobre el JEN en un santiamén mientras este corría.      
Kay se percató finalmente e intentó repelerlos con sus habilidades, pero los ataques solo acrecentaron el fuego de dichas criaturas.
- Gigantes, jaguares, monos y ahora pájaros…
Entretanto huía, algunos pájaros comenzaron a colisionar contra el suelo, como si fueran proyectiles. Kay sintió como si estuviera escapando de un campo minado. 
- ¡Se comportan como Kamikazes!- pensó Kay y por un descuido, se tropezó con una roca hasta caer sobre el suelo.
Justo cuando estuvieron apunto de alcanzarlo, Sony llegó y sacudió sus inmensas alas para repelerlos. Funcionó por un momento.
Los problemas parecían lejos de acabar, una segunda ola de criaturas voladoras ascendió desde el interior del mismo volcán.
Sony tomó a Kay de los brazos y se elevó por los aires con gran dificultad.
- Sin mi transformación completa no tengo la fuerza que posee la gárgola, me cuesta cargarte- le gritó a su amigo.
- ¡Hazlo entonces!
- No puedo… algo me lo impide.
Las alas de Sony titubearon y perdieron el control, los JEN cayeron sobre las sólida tierra.  
Otro volcán estalló y este sí lanzó una gran cantidad de lava que se arrastró hasta alcanzarlos.
Sony volvió a levantarse, sus dos alas habían desaparecido, limpió la sangre en su rostro y agitó los huesos antes de intentar controlar las grandes masas de lava que se aproximaban.
- Combatiendo contra nuestros propios elementos, ¿Quién lo diría?- dijo Kay aún en el suelo.        
- No te quedes ahí. ¡Ayúdame!
Kay se levantó de un único movimiento y enfrentó a las ‘’aves Kamikazes’’, se le había ocurrido una gran idea: apagó las llamas de todos ellos y se dedicó a esquivarlos o lanzarles puñetazos y patadas. Sony, mientras tanto, intentó detener el paso de la lava y el magma, creyó que sería fácil, pero…
- ¿¡Qué ocurre Sony!? ¡¿Por qué la lava no deja de avanzar hacia nosotros?!  
- ¡Hago lo mejor que puedo! ¡No se que sucede, es como si se rehusara a ser controlada!
- Apresúrate o nos pulverizará, ¡ni siquiera tú que la controlas, podrás sobrevivir!
A contrarreloj, los JEN resistieron con todas sus fuerzas. Las aves se multiplicaron y rodearon a los JEN. Muchas de ellas explotaron en el aire y Kay, intentando defenderlos, quiso frenar las explosiones sin éxito.  
Sony le siguió, cayó luego de perder el equilibrio y las fuerzas para contener el ataque. Se mantuvieron juntos, esperando el momento culminante.
- Así se termina todo… ¿eh?- le dijo Sony a Kay, espalda con espalda, lleno de terror.
- No llegamos hasta aquí para morir así- lo animó el otro.
Y de repente, algo cayó dentro de cada volcán, primero hubo una fusión líquida que rebosó de su interior, luego se evaporó y por último explotó en mil pedazos. La lava se congeló, evitando que avance. En minutos, desapareció. Todos los pájaros se apagaron y volaron lejos.   
- ¿Qué…?- exclamaron ambos al unísono.
Un hombre caminaba hacia ellos entre medio del vapor.  
- ¡NATAL! ¡SOBREVIVISTE!- gritaron de alegría, pero cuando se acercó lo suficiente, sus caras se volvieron una mezcla de confusión y horror.
Se quedaron en silencio, aguardando lo peor. El hombre dijo:
- Xiuhtonatiuh o el tercer sol fue creado por el dios Tlaloc, pero fue corrompido por la raza humana, para variar… y posteriormente le ordenaron al dios del fuego que lo eliminara. Así que podría decirse que este es el sol del fuego- frente al pedestal, tomó la mata de maíz y se las arrojó. Los JEN se sobresaltaron esperando un ataque o una distracción, pero no fue así- Cómanlo.
- ¿Cómo llegaste hasta aquí?- preguntó Kay, duro como una roca. 
- Eso no importa. Si queremos sobrevivir a estas duras pruebas, es necesario que trabajemos juntos.
Sony y Kay abrieron los ojos como platos, estupefactos.
- Les salvé la vida, me deben una…
Morgán estaba extraño, seguía siendo una monstruosidad entre las dos especies, pero su aspecto era diferente…    
- Yo sé todo sobre la cultura azteca. Necesitan un guía para salir de aquí. Y yo necesito de sus habilidades para llegar a la espada.
- ¡JAMÁS! ¡TERMINEMOS ESTO AQUÍ!- gritó Sony y se quiso levantar pero al instante lanzó un gemido de dolor.
- ¿Lo ven?
No hubo tiempo de enfrentamientos, la lluvia de fuego penetró sobre la habitación y la tierra se abrió en dos, la lava incontrolable emergió nuevamente.
- Rápido, denme la antorcha- exclamó Morgán apresurado.
Sony no se la quiso dar, pero Kay… se la arrebató y se la dio.
- ¡¿Qué estas haciendo…?!
- Dame algo de maíz, ya- le ordenó Miljen. Kay también se lo dio.
- ¡Kay, por el amor de Dios, nos va a matar o dejar aquí!- gritó Sony furioso. 
Morgán incendió el maíz con la llama gris y la tiró al suelo, una puerta solitaria emergió del interior de la tierra. Los JEN no sabían que creer, ese sol parecía estar apunto de destruirse. Y el terror los cubrió, Morgán desapareció y apareció tras ellos, tomó a ambos de los antebrazos; escupió de su boca un hilo de hielo que rodeó a la puerta, la destruyó; y los llevó a la siguiente compuerta. 

martes, 15 de noviembre de 2016

Los Cinco Soles: El Segundo Sol ¨Ehecatonatiuh¨: CAPÍTULO 14.



Los Cinco Soles: El Segundo Sol ¨Ehecatonatiuh¨: CAPÍTULO 14.

- Eso jaguares… ¿Qué fue todo eso?- preguntó Kay entre suspiros, acababan de entrar a la siguiente habitación, del tamaño de un mono-ambiente. Una única antorcha iluminaba el sector, el ambiente antiguo y a mazmorra predominaba firmemente. Posaron a Natal sobre la pared para que recuperara fuerzas y le ofrecieron algunas galletitas que la familia Torres les habían obsequiado para el viaje. Las comió, con el rostro desganado y sin el atrevimiento de dirigirles la mirada.
- ¿Vas a estar así hasta que salgamos del templo?- le preguntó Sony, con soberbia.   
- Yo…
El joven no resistió y a gran velocidad, gritó furiosamente:
- ¡SOS UN ELEMENTAL! ¡Ya va casi un año desde que nos conocemos y nunca fuiste capaz de decírnoslo! ¡¿Qué clase de mentor te crees?! ¡Nos ocultas cosas y ya ni siquiera sabemos si podemos confiar en ti!
- Sony… detente- le ordenó Kay y posó la palma sobre el pecho de su amigo.
El muchacho respiró profundamente mientras observaba a Natal toser y escupir algunas migajas.
- Esa es charla para otro día, está muy débil- le susurró Kay a Sony.
- Estoy aquí, no necesitan cuchichear- habló Natal- Tengo mis razones…
- ¿Eso es todo?- exclamó nuevamente Sony.
- ¡Oigan!- gritó Kay- A mi tampoco me gusta esta situación y me molesta. Pero no es el momento para pelear, tenemos que encontrar la espada divina antes que Miljen Morgán. Ese es nuestro deber, así que seamos serios.  
Por un momento, Sony estuvo apunto de responderle de mala gana, diciéndole que Él era el menos indicado para hablar de ‘’seriedad’’ pero se contuvo, estaba fuera de control. Hubo un silencio muy incómodo.
- Tienes razón- dijo Dick Natal al fin y se levantó con sus pocas fuerzas- No importa mi estado, hay que continuar.
- ¿Seguro?- preguntó Kay. Natal asintió.
- Ahora… todo lo que vivamos aquí estará directamente relacionado con la mitología de los aztecas. Si nos topamos con el nombre de uno de los soles antiguos, significa que cada habitación estará relacionada con estos. Es mi hipótesis.
- Bien- dijo Kay. Sony se mantuvo callado- Solo hay que sobrevivir a las pruebas que se nos presenten y encontraremos la espada. Me recuerda a cierto personaje…
Natal buscó entre sus pertenencias y quitó un nuevo libro que se titulaba: ‘’Historia de México’’, lo abrió, buscó entre los primeros capítulos y dijo:
- Aquí dice que el primer sol fue creado por el dios Quetzalcóatl (el de la estatua) y que durante su era vivieron los gigantes que enfrentamos. Tezcatlipoca, el jaguar, se fusionó con el sol creado y Él mismo se volvió un sol. Quetzalcóatl lo destruyó posteriormente, por lo que Tezcatlipoca regresó con una manada de jaguares y acabó con los gigantes. Tal y como acaba de suceder, sin sus dioses claramente…
- Absorbieron toda la habitación y lo que quedó fue indescriptible. Vacío… ¿Cómo vamos a regresar?- agregó Kay. 
- Aún no lo sé, esto se está volviendo muy peligroso. Si este templo respeta el orden, estaríamos entrando al segundo… el sol del viento.
- ¿Aquel es tu elemento, no es así?
- Si. El aire. Hay un gran por qué, pero esa es historia para otro día.
- A mi no tienes porque darme explicaciones, son tus cosas. Me inquieta, es cierto, pero siempre lo sospeché. No estaría de más decir que la sorpresa va más allá de si lo seas o no, también eres uno de los primeros… ¡por eso la máquina de la S.I.C.A se descompuso y por eso Morgán te llamó ‘’Pedro Kimhote’’! Eso sí que me agarró desprevenido…
Natal guardó el libro y suspiró.
- Lo siento.
- Lo dudo- respondió Sony, quien había estado en silencio durante un tiempo. El joven empujó la compuerta siguiente y así entraron al segundo escenario.  

La puerta por la que acababan de entrar se cerró de inmediato. Una serie de gigantescos árboles se extendían a lo largo y a lo ancho del espacio, como si se encontraran dentro de una selva amazónica enjaulada (sensación causada por el techo del templo), a su izquierda había un valle y un pequeño río que desembocaba en un abismo sin fin. Lo más sorprendente aún (además de sentirse como si estuvieran dentro del mundo de Jurassic Park) fue la presencia de unos monos que se colgaban de las ramas de los árboles, los cuales fijaban sus inmensos (y tiernos) ojos en los elementales. Vaya, ahora si se podía decir ‘’elementales’’ en plural.
Estos extravagantes animales poseían la piel gris y trepaban de una ramificación a otra sin desligarse de su presencia.
- Son increíbles…- exclamó Sony entre risas.
- Hay que ser rápidos- dijo Kay, liderando la misión- Natal… ¿Qué fue lo que destruyó al segundo sol?
El profesor se apresuró en quitar el libro y justo cuando estuvo apunto de abrirlo, uno de los monos se lo robó y huyó, balanceándose por las lianas entre los árboles.
- ¡Qué…!
Pero no hubo tiempo de lamentos; de repente, un impetuoso viento sopló y sacudió toda la vegetación. Los monos huyeron y desaparecieron, las aguas del río se descontrolaron y el aire se tornó frío.
- Un vendaval...- dijo Natal con los ojos abiertos como platos- ¡Hay que encontrar la salida! ¡AHORA! 
El suelo, cubierto de espesura, comenzó a desmoronarse. El bosque se prolongaba 1 kilómetro y las amplias texturas prohibían distinguir alguna puerta oculta. Sin intención de retroceder, los elementales se adentraron en la frondosidad y buscaron la manera de escapar. El punto de origen del vendaval aún se encontraba a quinientos metros de distancia; por lo tanto, el húmedo viento afectaba exiguamente. De todos modos, se iba acercando…
La zona explorada no reveló nada nuevo, la desesperación arrancó a fluir. 


Daba la impresión de que el vendaval tenía vida propia por su comportamiento, lento, pero seguro. Los elementales se habían repartido sectores para examinar y luego fijado una posición en común; una vez se reunieron frente al intenso sonido que provenía de los árboles sacudiéndose ferozmente y de la tierra deformándose, Natal dijo:
- Yo lo contendré. Ustedes sigan buscando.
- No uses todas tus fuerzas, podría matarte- le dijo Kay.
- Lo sé.
Kay se marchó. Sony tomó a Natal del antebrazo.
- No cometas locuras, cuídate- le dijo con una gran seriedad y también partió.
Natal sonrió cuando estuvo solo y cerró los ojos. Cerró los puños y alzó los brazos; el vendaval pareció verse atraído y fue directo hacia Él.
Kay y Sony, desde sus posiciones, observaron la situación, anonadados. Natal había creado otra fantástica ráfaga de viento para combatir la feroz fuerza del vendaval. Estas dos corrientes de aire se chocaron entre sí, los árboles más cercanos fueron arrancados de raíz y volaron por el espacio. La tierra también flotaba alrededor de ese inmenso campo de batalla. Los JEN habían notado que a Natal le caían algunas gotas de sangre sobre la frente y comprendieron que estaba debilitando sus fuerzas. El profesor luchaba sin cesar, tenía ambos puños apuntando al vendaval, la pierna derecha (flexionada) adelante y la izquierda detrás.
Kay corrió la vista un segundo y notó que entre algunos arbustos había un material oculto; fue a ver y encontró la puerta. Le hizo una seña a Sony y este ya se encontraba yendo hacia su ubicación.
- ¡La encontramos! ¡Vamos!- le gritó a Natal.
Pero este no pudo responderle, ni siquiera dirigirle la atención, el vendaval presionaba sobre su ofensiva.        
- ¡Natal!- volvió a gritar. Sony alcanzó a Kay a metros de la puerta.
Dick Natal, sin apartar la vista de su contrincante invisible, apartó uno de los puños y los señaló: la puerta se abrió de par en par, con gran brusquedad.
- ¿Qué haces…?- e inmediatamente fueron arrastrados hacia el interior de la siguiente habitación.
- ¡NATAL!- gritaron los dos al unísono.

La puerta se cerró frente a sus narices y lo último que pudieron ver fue a su mentor luchando incansablemente contra esa fuerza demoníaca.        

martes, 8 de noviembre de 2016

Los Cinco Soles: El Primer Sol ‘‘Tlaltipactonatiuh”: CAPÍTULO 13.



Los Cinco Soles: El Primer Sol ‘‘Tlaltipactonatiuh”: CAPÍTULO 13.

Dos estatuas enfrentadas aparecieron en la primera parte del Templo Azteca, la de dos dioses antiguos (Quetzalcóatl, como la serpiente emplumada y Tezcatlipoca, como el dios jaguar), aquel monumento resultaba ser el más simbólico en ese lugar. En las siguientes salas, seguirían topándose con dicha reliquia. El fuego de las antorchas, colgadas en cada pared, aumentaba y disminuía su intensidad con frecuencia, las sombras se veían constantemente modificadas por ese mismo motivo. El camino descendía hacia abajo súbitamente acorde avanzaban. Todo estaba muy oscuro, sucio y perturbador…
Para los elementales, fue imposible comentar lo que estaban viviendo. Alertas ante cualquier situación, el asombro y la curiosidad no se separaban de sus aventureros corazones. A su derecha, más adelante, una nueva puerta se visualizaba entre las luces de las antorchas; sobre ella, estaba escrita la palabra: ‘‘Tlaltipactonatiuh”.
- ¿Qué significa?- preguntó Kay, rompiendo el silencio.
- Es… el primer sol azteca, sino me equivoco- susurró Natal con el rostro petrificado- Hay un mito muy famoso que dice que los aztecas creían en la existencia de cinco períodos, cinco mundos o soles donde habían vivido los hombres y habían muerto por diferentes causas divinas- analizó una vez más la escritura y prosiguió- Encontraremos mucho material sobre su mitología, como la serpiente y el jaguar luchando… sus divinidades. Por ahora, tratemos de no aferrarnos demasiado a sus objetos o pinturas llamativas. Es peligroso, antiguo y solo Dios sabrá que habrá aquí.  
Sin más que decir, prosiguieron con su búsqueda y entraron en la única compuerta.
Los tres sintieron como se les helaban las entrañas ante una habitación totalmente oscura y fría. Natal tomó una de las antorchas de la pared y Kay encendió su mano. Con cautela, se adentraron en aquel sombrío mundo, temerosos ante la incertidumbre de lo que podrían llegar a encontrarse.
Pasaron unos segundos y Sony se tropezó.
- ¡Oigan!- les gritó, su eco resonó notablemente en las paredes de la habitación.
Natal lo iluminó, Sony había estado apunto de caer en un pozo de cuatro metros y medio. Divisaron tres más a sus alrededores.
- Cuidado, muchachos. No se separen de mí.
Paso a paso y enfrentando al dilatante suspenso, se toparon con la siguiente compuerta a unos siete metros, la cual era ancha y se conectaba directamente con el área sucesiva. La habitación era bastante larga; a lo lejos, podían distinguirse las figuras de los dos dioses combatiendo. De repente, un viento sopló, apagó la antorcha y el fuego en los dedos de Kay. Entre el silencio y la ausente iluminación, una serie de ruidos comenzaron a perturbar el ambiente… ¡y a ellos mismos! Kay se precipitó en encender una llamarada con su mano y generar visibilidad para todos, pero fue inútil. El fuego iba y venía como si fuera el de un encendedor.
Desesperado, se esforzó y logró extender una importante llama; así, los elementales contemplaron el primer suceso extraño en el Templo: de cada agujero en el suelo ascendieron grandes masas de tierra, uniformes. Luego, mutaron a brazos, y manos conforme emergían del abismo; cuerpos verdaderamente enormes. Gigantes…
- ¡Corran!- gritó Natal inmediatamente.
Los JEN no obedecieron e intentaron atacar a los gigantes, pero ninguno de sus poderes hizo efecto. Los guardianes del templo se abalanzaron sobre ellos a toda velocidad. Combinaron sus elementos y tampoco funcionó; los gigantes estaban apunto de aplastarlos…
Todo fue muy rápido, las luces se apagaron, Kay y Sony se sintieron arrojados por una gran fuerza inexplicable. La oscuridad predominaba y los sonidos no cesaban.
- ¡NO!- gritaron los más jóvenes.
Kay se apresuró en volver a iluminar la habitación y allí, maldita sea, finalmente lo comprobaron…
Se refregaron bien los ojos (algunos fragmentos de tierra habían entorpecido su visión durante la caída) y una vez pudieron ver con total claridad, necesitaron volver a hacerlo para poder creer lo que estaba pasando.
Una gran ráfaga de viento establecía una barrera entre los gigantes y su contrincante. Creada, nada más y nada menos, por el viejo, testarudo, misterioso y sabio… Dick Natal.    
- ¡Lo sabía!- exclamó Kay con todas sus fuerzas.
La ráfaga se asemejaba a una capa transparente que se movía constantemente sobre su propio eje, el aire impedía el movimiento de los gigantes. Natal estiraba ambos brazos, su largo cabello y su vestimenta volaban como si estuvieran frente a un huracán. 
Natal cerró los ojos y concentró toda su atención en un punto en específico. El viento presionó a las gigantes masas de tierra. Estos seres se deformaron y se transformaron en barro hasta volver a desplomarse dentro de los pozos de cuatro metros.
Los JEN sintieron que otra capa de roca los había vuelto a cubrir, estaban anonadados, molestos, fascinados y petrificados, todo al mismo tiempo.  
Una vez concluyó el enfrentamiento, el viejo Natal cayó débilmente al suelo.  
Cuando abrió los ojos luego de medio minuto, observó a sus dos camaradas frente a Él, con las caras largas y ayudándolo a levantarse.
- Gracias- dijo.
- No hay porque- respondió Kay- Te esforzaste mucho, hay que continuar, ELEMENTAL- e hizo mucho énfasis en la última palabra.
Natal realizó una mueca con sus pocas energías y suspiró.
- Dudo que me vayan a perdonar.
- No hay tiempo para eso, prosigamos- respondió Sony con gran seriedad.  

Kay y Sony cargaron a su mentor sobre los hombros y dieron unos primeros pasos. Pero la historia no terminaba ahí, el rugido de un animal feroz sonó impetuosamente, dieron media vuelta y contemplaron estupefactos a una manada de jaguares trepando para salir de los pozos por donde habían surgido los gigantes. E inconcebiblemente comenzaron a devorarse todo lo que había a su alrededor, como si fueran aspiradoras vivientes. Succionaron la mitad del salón y fueron hacia ellos. Los elementales huyeron despavoridamente, y para su suerte, llegaron justo a tiempo a la siguiente puerta, la cual se selló ante la destrucción de la sala anterior. Los elementales sabían muy bien que apenas era el comienzo…

martes, 1 de noviembre de 2016

La Llegada al Templo Azteca: CAPÍTULO 12.



La Llegada al Templo Azteca: CAPÍTULO 12.

- ´´¡Cuídalos, amigo mío! Son la llave a un universo más grande del que podemos imaginar (…) ’’ esas fueron una de las últimas frases que José pudo decirle a Natal estando cuerdo. Palabras que el viejo Dick Natal no podía olvidar, giró un segundo para mirar a sus dos compañeros durmiendo en los asientos de atrás y continuó con su vista hacia adelante en dirección al templo. A decir verdad, Natal sabía muy poco del significado de la palabra ‘’JEN’’, entendía que se trataba de una elección sobre los demás seres humanos y que, por haber sido seleccionados, deberían resguardar un gran secreto. El gran mago se lo había dicho a Natal hace mucho tiempo, pero esta era información muy confidencial, además, Kay y Sony aún no estaban listos para conocer la responsabilidad que llevaban sobre sus hombros. Muchas veces Natal había intentado averiguar más de la existencia de los JEN mediante bibliotecas de todo el mundo, Internet, archivos ocultos, etc. ¿Habrían otros? ¿Serían los primeros? ¿Quién fue el responsable de marcar sus destinos? Esas eran las preguntas que siempre se hacía. Desgraciadamente, nunca encontró información válida. Probablemente Frank y Nicolas descubrieron todo eso, pero el secreto yacía junto a ellos en la tumba. Aún así, Natal no se desanimaba, pues creía que algún día toda la verdad se revelaría; y claramente, a su debido tiempo.
Pero aquellas no eran las únicas cosas que perturbaron al profesor, tenía un mejunje en la cabeza…

‘’ - Dimitrion es inocente…’’ (…)
‘’ - Tuve la visita de un viejo enemigo, uno que creí que había muerto’’ (…)
‘’ - Se llamaba Gloria…’’ (…)
‘’ - Entiendo si los JEN me odian. Yo también lo haría. Él los quería muertos a los dos, pero nunca supe porque… lo único que puedo decirte es que guardaron un profundo secreto. Él está detrás de los JEN, Pedro. (…)
‘’ - La marca negra… un hechizo que nos obliga a hacer cosas desagradables por ordenes de otro ser. ’’ (…)
''- La isla Sarmander, guarida de los Elementales por generaciones, fue destruida.'' (...)  

El dolor mental fue atroz, ya no enfrentaba a un enemigo injustificado como creyó que había sido Dimitrion… ahora tenía la gran responsabilidad de SALVAR a un amigo. Pero… ¿Cómo? Sintió un poco de esperanza cuando imaginó que probablemente la espada divina fuera lo suficientemente útil para su nueva misión. ¿Sería correcto decírselo a sus pupilos? No, para nada. Son jóvenes y no lo entenderían, ni siquiera saben que…   
Natal tragó saliva para ablandar el nudo en su garganta y contener la tristeza.
Después de todo, conocía a la perfección que tarde o temprano dicho personaje retornaría y por esa misma razón, SOLO ESA, había esperado durante tanto tiempo hasta que los elegidos nacieran…  

La tecnología del siglo XXIII no dejaba de sorprender al viejo Dick Natal, el vehículo personal del Rey los condujo a las coordenadas especificadas por el mapa en tan solo algunas horas. La cápsula volaba a mitad de la noche y seguramente descendería cuando el sol empezara a asomarse. Natal imaginaba que estarían a pocos kilómetros del Camino de Cristo Redentor en Chile, se rió en silencio ante la evidente ironía. Las coordenadas llevaban a algún punto en la cordillera frontal de Mendoza, el profesor no estaba seguro.   
Kay y Sony despertaron cuando la computadora señaló que habían llegado a su destino.
- ¿Ya llegamos?- preguntó Kay, fregándose los ojos y bostezando.
- Así es, no hay mucho tiempo, prepárense.
- Ahora que lo recuerdo…- comentó Kay- Hay algo que no les dije…
- ¡Vamos Kay!- lo interrumpió Sony- Hay que bajar.
La cápsula aterrizó perfectamente sobre un amplio sendero, a metros de la ruta 7, el cielo mutaba del negro al azul y las gigantescas montañas yacían a lo lejos (algunas blancas por la nieve, otras portaban el color de la tierra y el pasto). Bajaron inmediatamente del transporte apenas abrió su compuerta de arriba hacia abajo, y contemplaron el paisaje a su alrededor. Llenaron sus pulmones de aire fresco y examinaron el camino. Debían de ser las cuatro o cinco de la madrugada. Todo era pura tierra, elevaciones y montañas, aunque a unos pocos kilómetros se podía distinguir un pequeño pueblo en ruinas.
- Parece ser que este lugar no ha sido frecuentado durante largo tiempo…- habló Sony.  
- La guerra civil que trajo la incorporación de las bestias a la sociedad, arrasó con muchos sectores del país- dijo Natal- Exploremos esta área durante algunos minutos, tal vez encontremos algo. ¿Nos separamos?
- De acuerdo- respondieron los JEN al unísono.

Revisaron más de lo acordado, pero aún así, no se toparon con el templo ni con nada más que no fueran rocas, piedras, árboles, montañas e insectos. Estuvieron un largo rato con su búsqueda, la luz del día facilitó la misión, pero no hubo señal de Morgán ni del templo durante algunas horas. Los tres se volvieron a juntar y se sentaron sobre algunas rocas a conversar.
- ¿Dónde estará ese maldito templo?- preguntó Kay, desconcertado.
- Supuestamente está bajo Tierra, pero si nos ponemos a excavar estaremos años hasta encontrarlo- agregó Sony, fatigado.
- Tengo una idea- exclamó su mentor y quitó el mapa de su bolsillo. Lo tomó con las dos manos y lo llevó a su frente mientras cerraba los ojos (como si estuviera rezando)- Por favor, dinos hacia donde ir…
Pero nada ocurrió, Kay y Sony estuvieron a punto de estallar de la risa. Sony se levantó y se lo sacó de improvisto.
- ¿¡Qué estas…!?
- Tranquilo Natal, sé lo que hago- a continuación jugueteó con el mapa, sacudiéndolo, accionando todos los botones (por llamarlos de alguna forma, ya que poseía ciertas ranuras sobresalientes); finalmente, un nuevo destello surgió del artefacto. De repente, Sony dejó caer el mapa al suelo involuntariamente- ¡Demonios, de la nada me pesó el séxtuple de lo normal!
La bola empezó a girar lentamente hacia adelante. Los elementales, curiosos, siguieron al objeto. Parecía estar siendo atraído por una clase de magnetismo.
Después de conducirlos durante unos minutos de un lado hacia otro, el mapa dorado y carmesí cayó en un agujero de tierra.
- Oh…- refunfuñó Sony, molesto.
E increíblemente un gran temblor irrumpió, se echaron para atrás, la tierra se abrió en dos y de su interior surgió una construcción antigua, ancestral… ¡el templo azteca! Las sonrisas de los elementales iban de oreja a oreja, lo habían logrado.
Aquella maravilla del mundo olvidado debía de haber estado allí durante generaciones sin ser habitada o vista. Se sobresaltaron al verla, paredes y columnas inmensas, escrituras, formas extrañas, dibujos; además, la parte de atrás descendía hacia el interior de la tierra, como si estuviera siendo absorbida. Cuentos y leyendas de todo el mundo vinieron a sus mentes en un santiamén. Una puerta de mármol apareció frente a ellos, justo a su lado yacían escrituras grabadas en la piel de un leopardo, tantos años bajo la superficie las habían dejado casi imposibles de leer; el templo esparció mucha tierra a los alrededores.   

– Por dios, la cantidad de esclavos que habrán sido traídos de ‘’Tenochtitlan’’ para construir este monumento a la historia- suspiró Natal asombrado- Además en una tierra tan lejana a la suya, en una época donde no existían los medios de transporte que hoy en día conocemos. De verdad que se tomaron muy en serio la protección de la espada divina, las desgracias que habrá causado en su pueblo debieron de ser devastadoras. Por ese mismo motivo, la quisieron tener lo más lejos posible de sus familias.
- ¿Tenochtitlan?- preguntó Kay, al mismo tiempo imaginaba que los aztecas habían utilizado las habilidades mágicas de la espada para tele transportar a los trabajadores y los materiales necesarios que construyeron al famoso Templo.
- Era la capital del Imperio Azteca, ¿Qué te enseñan en la escuela hoy en día?
Kay no respondió, no había prestado total atención a la respuesta de Natal.
Dick Natal avanzó hacia la puerta de mármol e intentó descifrar las escrituras aztecas grabadas en la piel del leopardo. Sacó un nuevo artefacto de su bolsillo, un grabador de voz (tan pequeño y circular como un viejo celular) y lo accionó sobre cada palabra. Luego leyó:
- Primero especifica: ‘’Rey o Dios’’, después dice: ‘’Tú que osas en entrar, peligro deberás afrontar. ¡Sé valiente!’’
- ¡¡¡Yo soy valiente!!!- gritó Sony con todas sus fuerzas (al sentirse desafiado) y las puertas se abrieron.

Natal, Sony y Kay tragaron saliva, relajaron los hombros, respiraron profundo y atravesaron la insólita puerta del templo.