Las Dos Torres de Cristal: CAPÍTULO 9.
1-
- Las Islas Gemelas, ubicadas al sur
del reino, ese es su siguiente objetivo- les dijo Fair a los elementales, había
ido personalmente a su cabaña- Espero que las armaduras que les hemos dado sean
de ayuda.
- Nos habíamos
olvidado por completo de agradecerles por su honorable regalo- respondió Natal e
hizo una reverencia.
- No tienen
porque hacerlo. ¡Somos nosotros lo que tenemos que agradecerles por todo lo que
han hecho por la resistencia y por el príncipe!- Faír mostró todos sus dientes
en la sonrisa- Ahora vayan, descansen. Un día más y el zef tocará puerto, esperándolos.
- ¿Zef?
- ¿Acaso no hay
mar de donde ustedes vienen? Claro, zef, para navegar por el agua.
- Debe ser una
clase de barco- pensó Sony.
- El príncipe no
los acompañará en esta ocasión, en este momento está teniendo algunos problemas
con el consejo. La desaparición de Barón y Grax ha causado una intensa
discusión. ¿Ustedes tienen idea de algo al respecto?
- Para nada,
señor. Nos sorprenden las noticias, cualquier cosa cuente con nuestra ayuda-
respondió Natal, firmemente.
- Muchas
gracias, mago… Hablando de eso, tengo que ir inmediatamente a ver lo que
sucede. ¡Mucha suerte por si no nos volvemos a ver!
Faír salió, Koba
apareció ante ellos, caminaba por el corredor muy complacido.
- Hasta el
demonio tiene sus buenos días- le dijo Kay apenas lo vio.
- ¿Creen que por
tener súper poderes les tengo miedo?- habló Koba con soberbia y desprecio-
Pronto se sabrá que ustedes no son más que estafadores y
asesinos.
- En tus sueños,
camarada. Eres una lacra, y no necesito de mis habilidades para darte una buena
paliza- Kay se le acercó con la intención de empezar una pelea. Natal y Sony lo
tomaron de los brazos. El cobarde de Koba aprovechó para acercársele y le
susurró:
- Sé
perfectamente que ustedes son los responsables de las desapariciones de Grax y
Barón. Pronto, todos lo sabrán- rió malévolamente y se retiró.
- No te saldrás
con la tuya, desgraciado- Kay agitó sus hombros bruscamente para deshacerse de
los brazos de sus amigos- Tendrían que haberme dejado romperle la mandíbula,
como advertencia aunque sea.
- Ya han causado
suficientes problemas con aquel secuestro. Sí que se han portado como unos
verdaderos idiotas. Ahora, la confianza de la resistencia en nosotros pende de
un hilo, ¡Y TODO POR SU CULPA!- exclamó Natal, le confesaron todo la noche
anterior.
- Tendrías que
haberlos escuchado, Natal. Ese desgraciado que acaba de irse es el responsable
de todo, ¡Planean matar al príncipe y hacerse con todos los reinos! Son iguales
o incluso peores que Minos. No merecen la pena.
- De todos
modos, su forma de actuar no fue la correcta- dijo Natal más calmado- Yo sé que
sus intenciones fueron las mejores, están protegiendo al príncipe y al reino,
se han encariñado con todo esto. Pero la próxima deben ser más astutos,
¡imaginen si los encuentran! Les echarán la culpa, dirán nuestros nombres, será
su palabra contra la nuestra. ¿Y que creen que pesará más, tres magos
desconocidos que acaban de llegar o tres miembros de la institución líder? La
próxima vez, usen la cabeza, aunque ya es tarde. No hay nada que podamos hacer.
¿Dicen que están lo suficientemente lejos como para que no los encuentren?
- Así es, confía
en Sony y en mi, Natal. No los encontrarán.
- Más les vale…
2-
A la mañana del
día siguiente, los elementales se dispusieron nuevamente a entrenar. Esta vez
optaron por un lugar más privado, no había intención de llamar la atención; la
verdad era que los Kiceanos se morían por volver a verlos utilizar sus
sorprendentes habilidades. La costa desolada, a unos pocos kilómetros de la
guarida, fue el sector elegido. El mar era exactamente igual al de nuestro
mundo, el sol se alzaba en dirección contraria como ya se había dicho, la brisa
encandilaba y la temperatura se mantenía elevada constantemente. El clima en el
Zen era más cambiante que en la Tierra. Acariciando la suave arena a pocos
metros de la orilla, Kay, Sony y Natal combatieron ferozmente entre sí, cada
vez con mayor intensidad. Los más jóvenes no eran capaces de darle siquiera un
golpe al anciano, quien en el fondo, era la persona que más estaba disfrutando
ese momento, y no por estar ganando. Natal los humilló una vez más en combate.
Tras una hora, Kay se sentó en el suelo en forma de indio y frunció el ceño.
- Arriba,
camarada- le incitó su maestro- No fue con esa actitud que venciste al
Redentor…
Pero Kay se
mantuvo allí. Aprovechando a su contrincante distraído, Sony intentó golpearlo
en el cuello con el canto de la mano, pero Natal anticipó su golpe, lo tomó del
brazo y en un único movimiento lo tiró al suelo. Sony suspiró boca arriba, el
impacto le había dolido, por más que se tratara de arena. También se había
rendido.
- Perseverancia,
muchachos. Esa es la clave. ¿Acaso creen que Minos tendrá misericordia?
Uno a cada lado,
Natal en el medio. Los JEN se levantaron, sacudieron sus ropas para librarse de
la arena, arremangaron sus pantalones y se pusieron en guardia. Fuego y lava se
abalanzó sobre el elemental más antiguo, no hizo nada al respecto, solo se
agachó y dichas habilidades chocaron entre sí. Kay y Sony se tendieron de
rodillas.
- Eres
imposible- suspiró Sony.
- No siempre tienen
que acudir a sus habilidades. Deben aprender a usarlas en el momento justo,
sean astutos.- suspiró cansado y bajó la guardia- Descansen.
Natal también se
sentó y fue a limpiar sus zapatos repletos de arena. De las bolsas-mochilas que
les habían dado con anterioridad sacaron un único fruto y lo compartieron.
A lo lejos, una
mancha se divisaba.
- ¿Ese no es el
barco?- dijo Sony mientras miraba hacia el horizonte.
La calma en
aquella área era verdaderamente preciosa.
- Así parece
ser- afirmó Kay y se levantó para vestirse adecuadamente.
3-
El zef no se
alejó mucho del mar, enviaron un bote para los tripulantes, dos hombres de
aspecto desagradable: barbas candado, tatuajes, vestimenta apretada y
desteñida, los invitaron a abordar.
- Es un gusto
poder conocerlos al fin- dijo uno de ellos. Más allá de su aspecto, parecían
ser buenos hombres- Vengan, no hay tiempo que perder.
Sin mediar
palabras, los elementales cargaron sus cosas en el bote, el cual se inclinó un
poco por el peso, subieron y los dos hombres remaron hasta el inmenso vehículo
de mar.
De velas
blancas, mástiles inmensos, color madera oscuro… de película. Un auténtico
barco de la edad media en la Tierra.
Tras unos
cuantos minutos en el bote, arribaron el zef. Increíblemente adorable por dentro,
todos los hombres allí presentes compartían las mismas características que los
primeros dos. En un principio, tuvieron la impresión de que el barco había sido
robado, pues el vehículo era encantador y sus hombres… no tanto.
Subieron las
escaleras hechas por sogas y palos hasta pisar el reconfortable suelo.
- Bienvenidos al Zefari, el zef de las olas, el más rápido
en todo el Zen- dijo un hombre robusto, enorme, de cabello rojizo, y dientes de
oro. Los esperaba sobre una plataforma- Mi nombre es Doriak, capitán del zef. La resistencia
me ha ordenado llevarlos a las Islas Gemelas, ¿No es así?
- Un gusto
señor, soy Sony…
- ¡Dejad sus
cosas abajo y regresáis para que les explique!- interrumpió Doriak y continuó
con sus tareas.
Los elementales,
disgustados con el nuevo personaje que acababan de conocer, obedecieron.
Abajo, había
mayor cantidad de hombres, todos ellos los miraban con caras largas. Sony y Kay
se sintieron intimidados e intentaron no prestarles atención.
Una vez arriba,
Doriak se les acercó, un poco más calmado.
- Quiero
pedirles disculpas, señores. Ha sido un día duro. ¿Cuáles son sus nombres?
- Kay, señor.
- Sony, como ya
dije.
- Dick Natal,
aunque si no es molestia… Natal.
- Bien- repasó
el capitán- Nos tomará un día y medio llegar a las Islas. Tened mucho cuidado,
dicen que allí albergan… monstruos
horripilantes. – Kay y Sony ni se mosquearon ante el comentario. Después
del enfrentamiento con Munlock en el pantano, ya nada les preocupaba…
- Lo tendremos,
señor- dijo Natal.
- Tengo ordenes
de dejarlos allí durante tres días, luego volveremos por ustedes.
- Me parece
justo.
- Estos son mis
hombres, son de fiar, no se preocupen- continuó. Algunos pocos demostraron
estar a gusto con su presencia- Os invito a comer abajo, descansen, nosotros
haremos el resto del trabajo.
- Gracias,
capitán Doriak- asintió Natal.
4-
No hablaron
mucho durante la cena, Doriak resultó ser un personaje muy curioso, de diversos
cambios de humor. Contó dos o tres historias sobre como había llegado a ser
capitán y luego se retiró, no preguntó, no los intimidó ni los cuestionó. Los
elementales creían que a este individuo solo le importaba cumplir con su
trabajo, por otra parte… estaban convencidos que no había recibido una
educación adecuada (en especial por su trato con las demás personas).
Natal fue el
primero en caer bajo los dulces mantos del sueño, Kay y Sony no le siguieron la
corriente, apagaron las demás luces y conversaron hasta altas horas de la
noche. Doriak había tenido la amabilidad (aunque fuera inusual) de permitirles
dormir en su camarín, él permanecería toda la noche despierto, de verdad
parecía ser un hombre dedicado a su profesión. Los elementales se lamentaron
por juzgarlo antes de tiempo. Kay y Sony estuvieron apunto de acompañar a su
camarada en el mundo de las ilusiones, pero de improvisto, una idea invadió al
atento corazón del elemental de fuego.
- ¿Qué tal si…?
- Sé en lo que
piensas, bravucón- reflexionó el otro- No es correcto, no debemos meternos en
aquello que no nos incumbe. ¡Vete a dormir!
- Pero Sony…
mírame y dime a la cara que verdaderamente no te come la curiosidad por
saberlo.
- Apenas ha
pasado un año desde que descubriste como utilizar dichas ‘’habilidades’’ y ya
planeas hacer de las tuyas.
- Si tomas mi
mano, los recuerdos también aparecerán en tu mente- insistió Kay.
- Solo una vez,
y… nunca más. No me agrada, siento que lo estamos traicionando.
- No seas tan
dramático- Kay se levantó de la cama y se acercó a Natal, quien dormía boca
arriba con la cabeza bien erguida- Cuando te lo indique, toma mi hombro. ¿Ok?
Sony asintió
preocupado.
Kay se acercó
lentamente al hombre descansando, sin hacer el más ínfimo ruido, acercó su mano
izquierda, rozó su frente; Natal se acomodó y se movió a un costado sin
despertarse. Kay tuvo que acercársele un poco más, casi se tropieza, pero nada
ocurrió.
- Ten más
cuidado.- lo retó Sony en un murmuro.
Kay le indicó
que haga silencio.
Desde afuera
escucharon voces, entre ellas estaba la voz perteneciente al capitán, quien se
acercaba al camerino, el cual no estaba cerrado con llave.
- Alguien se
acerca, olvídate de esto y vamos a dormir- se acobardó Sony.
Pero Kay hizo
oídos sordos, volvió a acercar su mano a la frente de su mentor; Natal balbuceó
una vez más, Kay se mantuvo quieto y finalmente acomodó su palma.
Al principio,
nada pasó. Doriak estaba a pocos metros de la habitación, pronto entraría. Sony
tomó el hombro de Kay, aunque no hubo recuerdo que espiar. Doriak fue detenido
por uno de sus hombres, un poco más de tiempo, e inmediatamente las imágenes se
explayaron sobre los JEN como si fueran producto del trailer de una película de
cine.
Exploraron el pasado oculto de su mentor,
se sobresaltaron al ver tanto dolor, tanta tragedia, tanta felicidad, tantos
momentos vividos, todos ellos pertenecientes a un único hombre. Algunas
imágenes se distinguieron de todas las demás, recuerdos
de una casa en llamas, un
terrible accidente de tránsito,
una hermosa mujer vestida de blanco, observándolos
fijamente, ojos color café, castaño oscuro y tez morena. Y no solo eso… hubo
otra increíble memoria.
Ocho
hombres de oscuras armaduras, capas y líneas de diferentes colores, todos ellos alrededor de
una fogata que alzaba su fuego a una altura inimaginable, juntando sus manos
(una sobre la otra) en el interior del fuego, sin ninguno de ellos quejándose
por ello. Otro hombre de
túnica yacía en la escena
observando a los demás, pero el humo y la rapidez de la imagen no lograron
enfocarlo con claridad. Kay y Sony detuvieron la conexión, como
quien se despierta de una pesadilla, Natal los había pillado y había tomado el
brazo de Kay a la fuerza.
Doriak abrió la
puerta, Natal utilizó sus habilidades en el viento para llevarlos bruscamente
hacia la cama, todos simularon estar descansando. Doriak procuró que todo
estuviera en orden, buscó unos papeles en su escritorio y se
marchó.
Repentinamente,
Natal se levantó furioso.
- ¿¡QUÉ CREEN
QUE ESTÁN HACIENDO!?- exclamó en voz baja.
Kay y Sony no
dijeron ni una palabra.
- ¡Qué no vuelva
a ocurrir! ¿¡Me entendieron!?
Los JEN asintieron
temerosos y suspirando culpa.
- Muy bien- dijo
Natal, un poco más calmado- Duerman, si vuelven a intentarlo… lo sabré. Y
créanme, no querrán que eso ocurra- esto último sorprendió a los dos jóvenes,
tildaron aquella frase como una amenaza. ¿Qué ocultaba el viejo? Verdaderamente
era algo profundo y oscuro lo que se guardaba.
Se lo
preguntaron a sí mismos toda la noche.
5-
Al día
siguiente, Kay y Sony despertaron doloridos y contracturados, Natal ya se
había despabilado, los vigilaba sin cesar.
- ¿Vas a estar
así todas las mañanas a partir de ahora?- preguntó Kay, con un ojo entrecerrado
mientras bostezaba.
- Lo necesario,
se pasaron de la raya- respondió Natal en un tono severo- Hay un límite,
muchachos. Respeten eso. Mi vida fue, es y será una historia muy compleja y
difícil de analizar. Les ruego que no vuelvan a intentar algo parecido. Temo
que todo por lo que he pasado les traiga represalias. Y las habría…. Pero no
importa. Enfoquémonos en la misión.
- No sé que
tanto será lo que habrás vivido. Pero bueno… nunca nos cuentas nada.- se quejó
el elemental del fuego- Desde la batalla con Morgán, te volviste más reservado
que antes.
- Tengo mis
motivos. Vístanse, en la tarde llegaremos a las Islas- Natal salió de la
habitación.
Sony y Kay se
miraron entre sí, más dudosos e intrigados que nunca.
Afuera, el
capitán Doriak anunciaba a sus hombres que en tres horas llegarían a su
destino, habían planeado recorrer algunos sectores olvidados e ir por
provisiones mientras los elementales se adentraban en su aventura. Se
comunicaban entre ellos mediante gritos sin pudor; igualmente, algo perturbó a
Natal, las miradas entrecruzadas, los códigos, mensajes subliminales, el sudor… la mentira. No dijo nada al
respecto ni hizo gestos extraños en presencia de los navegantes. También podría
tratarse de una mala impresión, pero el elemental era insistente cuando una
idea se le metía en la cabeza.
El cansancio de
los JEN era tan intenso que ni siquiera pudieron ser conscientes de lo que
estaba sucediendo.
A Sony le agarró
sed, preguntó a una gran cantidad de navegantes si tenían algo de beber, pero
todos ellos lo evitaban y realizaban miradas muy preocupantes. Sony se empezó a
inquietar. Kay intentó calmarlo. Se mantuvieron alejados de toda chusma. Natal
no los acompañó; estaba conversando con el capitán del zef.
La brisa soplaba
suave, el sol se ocultaba entre diversas nubes oscuras, tal parecía ser que
pronto habría una tormenta. Para su suerte, ya estarían en tierra cuando ese
momento llegara. Desde la proa, uno de los hombres gritó con gran ímpetu, ¡LAS
ISLAS! Se divisaron a lo lejos, entre medio de la neblina, el mar tambaleándose
y el cielo nublado, la forma no era totalmente exacta aún, pero pronto la
podrían ver con mayor claridad.
Finalmente, el
Zefari alzó el ancla y aguardó a unos cuantos metros del destino, los mismos
hombres que los habían traído al barco, los llevaron a las Islas. No dijeron ni
una palabra en todo el viaje, sus ojos parecían desorbitados, procuraban mucha
atención en remar hasta el objetivo. Después de todo, se marcharon sin
despedirse ni emitir palabra alguna.
- Estos hombres
me preocupan…- dijo Sony, una vez se aseguró que estuvieran lo suficientemente
lejos.
- No hay tiempo
para eso, hay que ponernos en marcha, la lluvia parece acercarse- habló Natal,
seriamente- Síganme.
Los JEN
obedecieron a su mentor, quien se adentraba en la extravagante selva de la
primera Isla a toda velocidad.
6-
Después de todas
las aventuras que habían vivido, sus piernas habían desarrollado una gran
resistencia; de vez en cuando pasaban por aquellos días en los cuales sus pies
no los seguían y tropezaban con facilidad. Aquel día fue uno de ellos. Natal se
sobresaltaba cada momento en el que se detenían a descansar, los retaba y los
obligaba a continuar. El viaje hubiera resultado ser una pesadilla de no ser
por la extraña criatura que acababa de rozarle el pie a Sony.
No dijo nada, Natal no estaría de acuerdo con otra distracción. Otra vez volvió
a suceder, Sony se sobresaltó y avisó a Kay con un codazo; Kay caminaba con los
ojos entre cerrados y no le prestó atención hasta que el mismo animal le rozó
los pies. Parecía estar jugando con ellos, cada cierta cantidad de segundos
volvía a aparecer; finalmente, Sony lo tomó con ambas manos. El extraño
individuo se agitaba de un lado para otro intentando escapar, era redondo y
peludo, de color naranja, medía lo que una pelota de básquet, no tenía nariz ni
brazos ni manos, sus ojos eran grandes y azules, tan atentos como los de un
perro; casi no tenía piernas (tan finas y pequeñas como dos lápices) y su
diminuta boca poseía dos colmillos. Era verdaderamente adorable, los JEN se
encariñaron enseguida al verlo.
Natal volteó a
verlos al dejar de oír el sonido de sus pisadas, inmediatamente Sony ocultó a
la criatura dentro de su bolsa-mochila.
- Muchachos.
¿Qué les pasa? Ya casi es medio día, hay que apresurarse, no se retrasen.-
luego continuó caminando sin percatarse de lo que sus compañeros estaban
haciendo.
- ¿Qué haces?-
le susurró Kay a Sony, el animal golpeaba la bolsa-mochila con su cabeza,
intentando salir.
- Vamos, Kay. Tú
siempre cometes locuras y yo te sigo, solo quiero conservarlo por este tiempo
en la isla, ¿No viste lo tierno que es?
- Amigo…
necesitas una novia.
Sony hizo oídos
sordos, de repente se dio cuenta que la criatura había dejado de forcejear,
rápidamente tendió la mochila hacia delante y la abrió, temiendo lo peor (como
que se hubiera muerto asfixiado). Todo lo contrario, estaba muy entusiasmado
devorándose el último fruto que llevaban de reserva para el viaje…
Kay contuvo una
risa y dijo.
- Van a matarte,
eso es seguro.
Sony se quedó
helado, el misterioso personaje se había devorado toda la comida que ellos
habían guardado para los tres días. No supo como reaccionar, tomó al espécimen
de los pelos y lo echó.
Pero esta vez,
el animal no quiso irse, los observó detenidamente con sus inmensos ojitos.
- Teníamos
guardada esta comida para nosotros, para sobrevivir. Santo dios, Natal va a
matarme…- le dijo Sony entre murmuros- Vete, eres libre, vete.
Sony y Kay
continuaron caminando, Natal se había adelantado un poco. El animal comenzó a
seguirlos.
- Te dije que te
fueras, no te queremos con nosotros, largo- volvió a decir Sony, un poco más
crudo.
Pero la criatura
parecía no entenderle y de todas formas, los siguió.
Sin ganas de
seguir renegando, no le dijeron más nada, creyeron que ignorándolo se iría
solo, pero no fue así.
Caminaban por
una curva rodeada de árboles, habían perdido al elemental de viento, este
apareció de inmediato para volver a retarlos, el animalito se ocultó apenas lo
vio.
- Mientras
ustedes gateaban, pude ver el final del camino, hay un pueblo más adelante,
deben de ser los residentes de esta isla. ¡Apresúrense! …- Natal se quedó
boquiabierto al ver a la criatura aproximarse por detrás de la pierna de Sony-
¿Qué es eso?
- Oh…- suspiró
Sony- Lo encontramos más atrás, desde entonces no se nos ha despegado.
- También se
comió todas nuestras provisiones- agregó Kay rápidamente como sí nada.
- ¡¿Qué hizo
que?! Santo… ¡Esa comida tenía que durarnos los tres días! ¡¿Qué se supone que
comeremos?! ¿Qué se les pasa por la cabeza?- la voz de Natal aumentaba en
intensidad de manera proporcional a su enojo- ¡Vaya que no entiendo a los
jóvenes de este siglo!- suspiró, controló su ira y dijo- Bueno, tal vez en el
pueblo puedan darnos algo, vámonos, no perdamos más tiempo.
- ¿Y él?-
preguntó Sony.
- Desháganse de
el, es un estorbo, criatura retorcida e interesada- respondió Natal con
desprecio y se marchó.
Kay y Sony
suspiraron.
- Tú y tu gran
bocota- le dijo Sony a Kay, entre dientes.
- Tarde o
temprano iba a enterarse.
- Con tal de
safarte, haces lo que sea necesario.
- No fue de
malo… yo…
- No me hables.
Sony tomó a la
criatura y la colocó sobre su hombro.
- Pero Sony,
Natal dijo que…
- No me importa,
él es mi nuevo amigo- dijo y se puso en marcha.
Kay hizo una
mueca y le siguió.
7-
En pocos minutos
divisaron a la inmensa área frente a ellos, un pueblito que se extendía unos
cuantos kilómetros sobre una gran llanura y a lo lejos una gran montaña empinada,
los habitantes eran puntos irreconocibles desde esa distancia, aunque sus
viviendas eran increíblemente inmensas (más adelante supieron que todas ellas
estaban hechas con materiales inexistentes en nuestro mundo).
Con un poco de
esfuerzo, salieron del bosque y se adentraron en el extraño pueblo; las cosas
se volvieron más asombrosas cuando descubrieron que todos sus habitantes
realizaban actividades levantando objetos en el aire (levitaban) y podían hacer
lo que ellos quisieran controlándolos a su gusto. Muchos se sobresaltaron al
verlos, pero la razón no se debía a su presencia; de hecho, los elementales
descubrirían muy pronto que se trataban de seres muy agradables y corteses con
los turistas. No, el extraño animal estaba generando toda su atención. Susurros
y murmullos de aquí a allá, como si ya lo hubieran visto antes, pero hace mucho
tiempo…
La criatura se
asustó al reconocer que era el objeto de atención, apretó su cabecita y cubrió
sus grandes ojos en el hombro izquierdo de Sony.
Sony no pudo evitar
sonreír. Kay no decía nada.
- Pronto, por
aquí- señaló Natal- Debe de haber un centro en este pueblo…
- No estamos en
la ciudad, viejo…- le dijo Kay, con una actitud desganada.
- Primero, no me
llames ‘’viejo’’. Segundo, aquí la hay, estoy seguro. Observen a estos seres,
son ¡mágicas! las cosas que realizan, deben de tener un tutor o un líder.
- Lo tenemos,
señor- habló un habitante del pueblo, tejía un abrigo elevando las manos en el
aire- Su nombre es Mulón.
¿Pueden notar la montaña al final del camino? Antes de llegar a ella se toparán
con él, siempre anda por ahí…
- Muchas gracias
¿señor…?
- Mi nombre no
es de importancia- respondió el hombre humildemente y se detuvo a mirar a la
criatura- Por favor, prosigan.
Saludaron
cordialmente con una reverencia (como Dayas les había enseñado) y se dirigieron
al final del camino.
- ¿Qué raro, no?
Viven por aquí y pareciera ser que nunca vieron a una criatura como nuestro
amigo- dijo Sony.
- Creí haberte
dicho que te deshicieras de él- reclamó Natal.
- Ok, Natal. No
viene al asunto. ¿Por qué será, no?
Natal no
respondió.
Kay quiso decir
algo:
- Yo creo que…
Pero Sony
adelantó el paso para no escucharlo.
8-
Un hombre
robusto y alto miraba encarecidamente a la montaña, la tarde era evidente, a su
lado yacían una docena de cadáveres; personas asesinadas y devoradas hace muy
pocas horas, sus cuerpos en estado de putrefacción ensuciaban el aire y
contaminaban el zen. El hombro se dio media vuelta con lágrimas en los ojos,
sin prestarles atención a los forasteros.
- ¡¿Cuándo
parará?! ¡¿Cuándo?!- dijo en voz alta, parecía ser que se hablaba a sí mismo-
Maldito seas, tirano…
- ¿Qué es lo que
ha pasado aquí?- preguntó Kay, impactado.
El hombre
finalmente les dedicó una mirada, sus ojos lagrimosos eran extrañamente rojos
(y aquel era su color natural, no existían los lentes de contacto en ese
mundo), avanzó unos pasos y movió las cejas de asombro cuando vio a la redonda
criatura sobre el hombro de Sony.
- Uno de ellos…
¿Vivo?- dijo, nadie entendió.
- ¿Disculpe?-
preguntó Sony.
- A quien tú
traes en el hombro…- señaló.
El animal dio un
salto y cayó al suelo de pie, mirando detenidamente al hombre, el sujeto lo
tomó con ambas manos y lo alzó.
- Sony Dameron
es mi nombre, señor. Y ellos son mis compañeros: Dick Natal y Kay Montarnen.
Venimos de parte de la resistencia ante el rey Minos, comandada por el
auténtico heredero al trono: Dayas Jimonte.
El hombre
frunció el ceño mientras miraba a la criatura a la altura de su cabeza, la
devolvió al suelo y habló.
- Soy Mulón, líder de los DOSOS. He oído hablar de
ustedes, algunos de mis más cercanos los llaman ‘’los recolectores’’. Fieles
sirvientes de Jimonte, provenientes de un lugar completamente desconocido… lo
que me hace dudar si puedo confiar de verdad en ustedes. No se lo tomen a mal,
pero la última persona en la que deposité mi entera confianza ocasionó esta
masacre- señaló a los muertos con el canto de la mano.
- Es complicada
nuestra procedencia, para serle honesto- le respondió Natal- Pero bueno, todo
lo que queremos es ayudar, dígame, ¿Qué ocurrió aquí?
- Es…
complicado- prosiguió Mulón- Pero estoy verdaderamente desesperado, así que
cometeré una locura por única vez. Les advierto que si llegan a traicionarme,
los cuerpos a su alrededor serán cosas bonitas a comparación de lo que les
sucederá a ustedes.
- Ligera
amenaza, eh- dijo Kay, intentando hacerse el gracioso, pero ninguno de ellos
estaba bromeando.
- Puede confiar
en nosotros- volvió a plantear el más viejo de los elementales- Permítanos
ayudarlo para que nos pueda devolver el favor.
- Muy bien…-
Mulón se secó las lágrimas- ¿Qué es lo que desean?
- El artefacto
dorado, sabemos que está aquí, lo necesitamos. Los Kices lo necesitan.
Mulón lanzó una
risa sarcástica.
- Deberían de
tener mucho cuidado con ‘’Los Kices’’, muchos de ellos no son lo que aparentan ser,
inclusive el propio Dayas Jimonte oculta un lado de su pasado, pero yo no soy
el apropiado que debería contarles esa historia.
- ¿De qué
habla?- exclamó Sony, Natal le hizo una seña de no interrumpir.
- Lamentablemente…-
continuó Mulón- El artefacto no está bajo nuestro cuidado, esa es la misma
razón por la cual estos hombres están muertos. Los VORRJOS…
- ¿VORRJOS?
- Una raza de
caníbales que devoran a todo ser viviente que se cruce por su camino, actúan por
instinto, como auténticos animales salvajes; no distinguen lo que está bien de
lo que está mal, no son capaces de razonar. Todos los días infunden temor en mi
pueblo y se llevan a los pocos que pueden agarrar. Somos una raza muy
inteligente y habilidosa en técnicas fuera de la lógica, podemos evitarlos,
podemos distraerlos, podemos desconcertarlos, pero no podemos vencerlos.
- Santo cielo…
- Hace poco se
llevaron al artefacto dorado, es evidente que todo esto es obra de Minos, nos
quiere lejos de los asuntos de los siete reinos, no debería preocuparse, no
está en mis planes volver a ser lo que fuimos alguna vez.
- ¿Lo que
fueron? No lo comprendo- habló Sony.
- No importa.
Estos hombres que ven aquí fueron doce hombres de distintas familias dispuestos
a dar sus vidas para terminar definitivamente con las bestias, pero he aquí los
resultados…
- Si ha
escuchado hablar de nosotros, entonces sabe que no somos guerreros ordinarios-
dijo Natal. Kay y Sony seguían en silencio.
- No, sé que no
lo son. Pero aún así, no puedo darme el lujo de confiar en aquellos que
pertenecen al pueblo que me dio la espalda en tiempos de antaño.
- Sigo sin saber
de que habla, señor Mulón.- insistió el profesor.
El hombre volvió
a evadir el tema y continuó hablando:
- La criatura
que llevan con ustedes. Seguramente el pueblo ha estado intrigado ante su
presencia… y se preguntarán por qué, ¿No es así?- sin mayor remedio que
seguirle la corriente, los elementales asintieron. - Hace algunos meses, uno de
nuestros hombres trajo un cargamento lleno de esas especies. Cada hogar fue
provisto de uno, y resultaron ser animales muy cariñosos. Un día los VORRJOS
llegaron, mientras todos corrían a refugiarse, ellos se quedaron, enfrentaron a
las bestias… y las derrotaron. La felicidad era inminente, pero a las pocas
semanas, los VORRJOS volvieron a aparecer, habían adoptado una nueva forma,
muchos más rápidos, más veloces, más sangrientos que antes; habían
evolucionado. Los enfrentaron una vez más, pero ninguno sobrevivió. Ahora, han
sido tantos años de ataques y de terror, que muchos creen (me incluyo) que
llegarán más de estas criaturas y vencerán a los asesinos. Su sola imagen le da
esperanza a mi pueblo- Mulón suspiró y prosiguió- Váyanse, busquen otra
alternativa para derrotar a Minos, esta no es una opción viable. Aquí solo hay
muerte y dolor. Se los imploro.
- En nuestro
mundo, una serie de monstruos casi invaden lo que más amamos, ¿Y sabe qué? No
pudieron continuar. Tal vez haya cosas que no podemos decir, pero lo que sí
puedo asegurarle es que la convicción y la fuerza que integra a estas personas
frente a usted, van más allá de sus habilidades extraordinarias.
Mulón reflexionó
y se retiró, les habló de espaldas mientras se marchaba.
- Del otro lado
de la montaña, cruzando el río, se encuentra su guarida, salen solo de día. Les
recomiendo que me acompañen hasta mi hogar y esperen hasta la noche.
Los elementales
y la extraña criatura lo siguieron.
9-
- ¿Qué quisieron
decir con ‘’ nuestro mundo’’?- fue la primera pregunta que salió de la boca de
Mulón apenas tomaron asiento a beber unos deliciosos tragos con sabor a
manzana. El hogar de Mulón eran bastante angosto, acogedor, pero repleto de
artefactos extraños, vasijas, cuadros, alfombras, platos y libros. Se sentaron
en la mesa frente a la chimenea, la cual expulsaba unas pocas chispas.
Al principio
nadie supo que responder, pero Natal habló por todos los demás.
- Apenas nos
conocemos, pero me da la sensación de que puedo confiar en usted. Después de
todo, nosotros buscamos que usted confíe en nosotros, sería ilógico no respetar
eso.
Mulón se
acarició la barbilla. Natal hizo una pausa mientras observaba el gesto y
continuó.
- Puede que le
parezca un disparate, solo quiero que sepa que estamos siendo totalmente
honestos con esta historia: Provenimos de un lugar llamado ‘’Tierra’’, una
dimensión paralela a vuestro mundo, el Zen. Vivimos en una sociedad civilizada
mucho más avanzada que la de aquí.
- Y si su
sociedad es mejor que la nuestra, ¿Por qué venir aquí?- preguntó Mulón con soberbia
y la mirada acusadora.
- No quise que
se mal interprete, digamos que la etapa histórica por la cual el Zen está
pasando hoy en día, en la Tierra transcurrió alrededor de mil
quinientos años en el pasado. Bueno… una parte- Natal empezó a inquietarse al
observar los gestos del hombre, quien hacía muecas y revoleaba los ojos para
todos lados- Accidentalmente vinimos a parar aquí encontrando un extraño
medallón, el cual aún guardo en la guarida de los Kices. Más tarde nos topamos
con Minos, y casi nos mata, de no haber sido por el príncipe Dayas y sus
compatriotas. En agradecimiento a su salvación, sin alternativa, sin a donde ir
y a favor de su causa, nos comprometimos en ayudar a la resistencia a recuperar
los artefactos dorados que permitirán a los Kices asaltar la fortaleza de
Zimpat y recuperar el trono.
- Muy bien, muy
bien- dijo Mulón entre risas, los elementales apretaron los dientes- Les creo-
las sonrisas no tardaron en fluir- Pero lo que ustedes hacen es una misión
suicida. A ver… Minos ha conquistado y corrompido a casi todos los reinos en
menos de cinco años, su número de tropas crece, sus seguidores están cada vez
más locos. ¿Ustedes creen que un genio estratega como ÉL va a dejarse engañar y
cometer la estupidez de permitirles recolectar todos esos artefactos sagrados?
Usen la cabeza, me sorprende viniendo del ‘’legítimo heredero al trono’’,
imagino que ya es tanta la desesperación que cae en trucos tan baratos.
- Un poco más de
respeto hacia Él, por favor. Es un gran hombre, y sabe muy bien lo que hace- frunció
el ceño Sony- Gracias por creernos, pero creo que lo mejor será que nos
retiremos.
Sony y Kay
amagaron para retirarse.
- No voy a
impedirles que se vayan, pero antes… quisiera enseñarles mi biblioteca, tal vez
pueda ser de ayuda…
- ¿Y seguir
aguantando sus comentarios?- exclamó Kay, igual de molesto que Sony.
Mulón sonrío.
- No se dan
cuenta que el Rey Minos quiere que ustedes realicen esa búsqueda, sino no
estarían aquí.
- ¿Y por qué?
¿De que le sirve? No tiene la habilidad para destruir a la magia.
- Pero si tiene
inteligencia, una aterradora
inteligencia…
- ¿Cómo es que
sabe tanto?
- Muchas
preguntas, pocas certezas, muchacho.
Kay hizo una
mueca, Mulón le respondió para complacerlo.
- Hace algunos
años, Minos vino hasta aquí, no fue un largo tiempo, pero sus acciones fueron
las más perjudiciales en nuestras vidas.
- Los VORRJOS…-
agregó Sony.
- Exacto, cuando
el tirano apareció, ellos le siguieron. Nadie sabe porqué, ni siquiera su fiel
servidor Fimas, el mago
que obedece todas sus órdenes, ha sido capaz de realizar tan terribles actos.
Las habilidades de Minos son
un misterio, y les recomiendo no subestimarlas, o quienes más
aman…sufrirán.
Mulón se levantó
y les indicó que lo siguieran hasta una nueva habitación, más angosta que las anteriores,
un pasillo muy estrecho y muy oscuro.
- Cuidado con
las escaleras- advirtió el anfitrión. Kay y Sony casi se tropezaron por pisar
en falso.
Mulón encendió
una vela en un plato, parecía que se estaban adentrando al interior de la
tierra. De pronto, el hombre encendió una mecha, una línea (como una soga) de
fuego se balanceó entre 25 y 50
metros a la redonda, mágicamente
fue cambiando de color y continuó ascendiendo hasta iluminar toda la habitación
(la estructura de la habitación era redonda, las sogas encendidas estaban
posadas sobre bloques de piedra –uno arriba del otro—en forma de espiral) A la
vista, estantes de madera de 10
metros de alto, escaleras del
mismo material, mesas, sillas, tres escritorios para horarios de lectura; en
fin, una auténtica biblioteca. El espectáculo fue maravilloso, inclusive para
Kay (que nunca había agarrado un libro por voluntad propia).
- Bienvenidos a
mi sector de lectura, aquí yace toda la información del Zen, todo lo que
quieran saber.
Caminaron
anonadados de un lado para otro, en especial Natal, quien miraba hacia arriba
boquiabierto y estudiaba todo a su alrededor. Kay y Sony se divirtieron los
primeros minutos, luego se aburrieron y volvieron a subir a acompañar a Mulón
(quien estaba haciendo la comida). Pero Natal se quedó allí, fascinado con cada
cosa nueva que iba encontrando, eligió dos libros de entre todos los demás, de
títulos bastantes interesantes y raros para provenir de aquella dimensión; eran
‘’Los secretos del trono’’ y ‘’El mundo prodigio’’. Estuvo horas allí,
revisándolos y anotando en tinta y papel diversas frases; a su lado llevaba un
diccionario por si no entendía algún término.
Cuando llegó la
noche, Kay y Sony ya estaban listos para partir, pero su mentor no estaba
interesado en continuar con la misión.
- Vamos Natal,
debemos irnos- le dijo Kay, el animal yacía sobre su hombro.
Pero el
elemental primero terminó el párrafo que estaba leyendo y luego se detuvo a
responderles.
- Puede que aquí
encuentre lo que necesitamos, si Mulón tiene razón, hay que idear algo urgente
para contrarrestar el engaño de Minos.
- ¿Entonces no
cruzaremos la montaña?
Natal se quedó
pensativo.
- No quiero
llevaros a una misión suicida, pero SOLO si lo aceptan, preferiría que vayan
ustedes.
- ¿Nosotros? ¿Y
que haremos sin ti? No somos tan valientes como tú crees.
Natal sonrío,
aquello fue suficiente, sin duda lo que estuviera haciendo era algo sumamente
importante. Kay y Sony se prepararon y se retiraron.
- ¡¿Irán solos,
están locos?!- exclamó Mulón, muy alterado.
Kay y Sony
también sonrieron, agradecieron la hospitalidad, saludaron amablemente y
abandonaron el hogar del líder de los DOSOS. Mulón se acercó a Natal muy
enfadado, quien continuaba estudiando muy atento a los libros que había
selecto.
- ¡Acompáñalos!
¡Por tu culpa vas a hacer que los maten! ¡De haber sabido que pasaría esto al
enseñarles mi biblioteca personal, nunca lo habría hecho!
- Con calma,
señor. No hay de que preocuparse.- le respondió el profesor sin apartar la
vista del libro.
- ¿¡Qué no hay
de que preocuparse!? Esos monstruos se los comerán, ¿¡Cómo puede estar tan
tranquilo?! ¡Son solo niños! Mejor será que yo los acompañe…
Natal lo tomo
del antebrazo con fuerza, se quitó los anteojos sin levantarse de su asiento y
lo miró directamente a los ojos.
- Les confiaría
mi vida si pudiera. Son de las personas más extraordinarias que he conocido, no
morirán, no después de todo lo que han hecho. Tiene mi palabra.
Mulón se
tranquilizó, aunque aquella no fuera una respuesta con la cual pudiera sentirse
seguro. No soportaba la idea de tener que cargar con el peso (otra vez) de
dejar morir a otro héroe. Aún así, regresó a la cocina a prepararse un trago
bien caliente, tal vez así, calmaría los nervios y no olvidaría las oraciones
que más tarde haría, rezando por los aventureros.
10-
Kay y Sony
iniciaron su viaje por la montaña, mientras tanto disputaron algunas de las
cosas que aún no comprendían, como el caso de sus sueños o visiones.
- Aún me cuesta
creer que con un sueño pude cambiar el rumbo del destino, es loco… tal vez ya
estaba escrito así y yo solo hice lo que ya estaba predicho- le decía Kay a su
amigo.
- Te olvidas de
la posibilidad que tienes de conocer todos los recuerdos de una persona al solo
tocarle la frente- le señaló Sony.
- Eso si que es
verdaderamente raro, me siento un buscador de Internet cuando hago aquello.
Cómo si pudiera elegir que recuerdo ver y cual no, siempre elijo
(inconscientemente) los que están más relacionados con nosotros.- pausó y
siguió- Creo que cuando Miljen mencionó a mi padre, me intrigó saber porque lo
había nombrado, por ese mismo motivo cuando establecí contacto con su mente fui
directamente a todo lo que tuviera que ver con él.
- Parece que puedes ver el pasado de las
personas y el pasado objetivo del mundo en general, es decir, aquello que
pertenece al recuerdo de diversas personas… además puedes cambiarlo si te lo propones. Yo me pregunto, si
estas habilidades pertenecen a los JEN, ¿Cómo las obtuvimos? Y si tú ves el
pasado… ¿podría ser posible que yo pueda ver el
futuro? Digo, hasta ahora siempre ha sido una cosa de dos.
- Te mueres por
tener una habilidad semejante- rió Kay.
- Una envidia
sana recorre mi cuerpo, lo admito- sonrió Sony, aunque sintió algo muy
desagradable en su interior cuando pensó bien en lo que había dicho. -
Cambiando de tema, que tipo más raro este Mulón. ¿No te dio la sensación de que
ocultó algo con respecto a los VORRJOS? Algo que esté directamente relacionado
con él… ¿Pero qué?
- ¡Y ahora tus
sentidos de percepción han aumentado! Por favor, yo también quiero tener esas
cosas.
- Es lógica,
Sony. Fue evidente tratando de evadir el tema una y otra vez.
- Tienes razón.
Por lo que deduje: algo pasó entre los DOSOS y Zimpat, antes del reinado de
Minos. Tal vez despejemos las dudas allá- Sony señaló el otro lado de la
montaña.
- No creo que
podamos preguntarles a criaturas sin capacidades para razonar. Probablemente
Natal tenga más suerte…
- Volviendo a lo
anterior… ahora recuerdo que durante nuestro viaje a México en las cápsulas del
gobierno tuve un extraño sueño.- dijo Sony, intrigado- Pudo haber sido producto
de mi imaginación pero se sintió distinto. En el sueño, dos figuras poco claras
nos hablaban, no pude identificarlos; aún así, desperté con la sensación de que
deberíamos de ser valientes porque se avecinaban tiempos difíciles.
- Miljen Morgán
resultó ser hasta ahora uno de nuestros más grandes retos, me pregunto si Minos
estará a su altura- le respondió Kay.
- Dios quiera
que no, por favor- replicó Sony- Recordar lo que pasamos, tú… me destroza…
El grupo ya se
encontraba en la cima de la montaña, pronto descenderían y cruzarían el lago.
Kay miró a su amigo con cariño e imaginó todo por lo que había pasado tras su
‘’falsa’’ muerte; se animó y exclamó:
- Nunca nada ni
nadie podrá contra este dúo…- e inmediatamente ocurrió una explosión a cuatro
metros de su ubicación, se trataba de una mina explosiva, cayeron al suelo y el
golpe los sacudió, luego se desmayaron y lo último que sus ojos presenciaron
fue a una horda de seres extraños acercárseles...
11-
Tras los
recientes sucesos, la luz se hizo ver frente a ellos, primero deslumbró y quitó
a la oscuridad. Más tarde ayudó a distinguir diversas formas distorsionadas,
hasta que finalmente el contorno de los objetos se hizo claro y a pesar del
terrible dolor de cabeza, lograron reconocer su alrededor. Las formas y las
sombras variaron gradualmente, Kay y Sony abrieron los ojos por completo
finalmente; el foco se ajustó, había barrotes frente a ellos. Dos antorchas
alumbraban fuera de la celda a una cueva putrefacta y de escaso tamaño. El olor
era nauseabundo, probablemente muchos hubieran perecido en aquel lugar o peor
aún… hecho sus necesidades.
No fue hasta
después de una larga pausa de descanso para equilibrar la mente y sentenciar el
dolor, hasta que hablaron al respecto.
- ¿Qué pasó?-
Sony rompió el silencio, su peludo amigo posaba sobre su hombro.
- Recuerdo una
explosión… y ahora estamos aquí- respondió Kay, tomándose la frente.
Sony tragó
saliva y miró a su alrededor.
- ¿Una cueva?
Creo haber visto las piernas de unos extraños seres… ¿Habrán sido los VORRJOS?
- A esta altura
ya nos habrían devorado.
- ¿Por qué no
intentas fundir el material de los barrotes con el fuego? Quiero salir de este
calvario- Sony se tomó la nariz- No lo soporto.
Kay avanzó hacia
las rejas, las tomó con sus dos manos y las sacudió. Sony hizo un gesto de
burla, por lo que su amigo se dio media vuelta y le dijo:
- Había que
intentarlo.- a continuación sus manos se tornaron rojas por el fuego y los
barrotes de hierro se fundieron, luego los pateó y se vinieron abajo. Las manos
de Kay estaban bañadas en hierro liquido, las mantuvo calientes para que no se
solidificaran e intentó quitárselo de encima con las paredes de la cueva.
Cada uno tomó
una antorcha y se sumergieron en un largo, estrecho y oscuro pasillo; temieron
lo que podría avecinarse por sorpresa, pero el lugar estaba completamente
desolado.
- ¿Será que ya
se devoraron a todos sus prisioneros y nos estaban dejando para el postre?-
preguntó Kay seriamente, aunque la broma era evidente.
La tensión se
hizo más exorbitante, el pasillo concluyó en el exterior, un largo camino se
adentraba en un particular pueblo, a sus espaldas yacía la montaña y el río, a
casi un kilómetro de distancia, lo que significaba que los habían transportado
hasta allí. Las dudas florecían cada vez más.
12-
Cuidadosamente
avanzaron hacia las luces en la plena noche, valientemente se sumergieron en
aquel peligroso pueblo… no tuvieron la oportunidad (para su suerte) de toparse
con un VORRJO. Las viviendas eran bastante parecidas a la de los DOSOS, había
demasiada tranquilidad en el sector, por un momento se sintieron víctimas de
una trampa. ¿Los estaban esperando? Hacia el este, a lo lejos, dos inmensas torres brillaban como
faroles frente al pueblo de
las criaturas. Los JEN las observaron con detenida atención, pero las olvidaron
apenas escucharon sonidos a su alrededor. Todo el pueblo rodeaba una pequeña
elevación, sobre ella había una casa de oro; un hombre enorme salió de allí,
miró de un lado a otro, su cabello oscuro y su barba blanca eran abundantes. El
hombre vestía una inmensa armadura de plata sin armas en ella, dio unos cuantos
pasos al frente, apenas lo hizo, gran cantidad de hombres y mujeres salieron de
sus aposentos. Kay y Sony miraron toda la situación, muy confundidos.
El hombre les
señaló mediante gestos lo que debían hacer, los JEN creyeron que los habían
descubierto, pero no sucedió mucho hasta que notaron que estaban recolectando
madera y alimentos.
- No lo
entiendo, son caníbales… ¿Por qué hacen todo eso?- le susurró Sony a su amigo,
ambos estaban escondidos detrás de un barril de carga, cerca a la casa de oro.
La criaturita había desaparecido…
- Yo solo
agradezco estar vivo y entero… pero esto es extraño- Kay reaccionó- ¡Ey! ¿Dónde
está…?- Kay descubrió a la criatura acercarse a paso lento al grupo de hombres
y mujeres.
- ¡Oh no!-
exclamaron los JEN al unísono y se abalanzaron hacia su dirección.
La criatura ya
estaba a pocos pasos del hombre, este tardó en reconocer su presencia, pues
estaba muy concentrado en dar las ordenes. Cuando se topó con ella, se miraron
fijamente. Kay y Sony corrieron para que no le sucediera nada, el hombre posó
su gigantesca palma sobre el suelo y la criatura subió a ella; luego la levantó
y la colocó a la altura de su pecho.
- ¡No le hagas
daño!- gritó Kay, la muchedumbre se detuvo sorprendida. El hombre frunció el
ceño- Sé que no pueden entendernos, pero esa criatura es inocente, por favor…
no le hagan daño. Se ve apetitosa, pero no lo es, de verdad. Déjenlo ir.
Hubo una
amenazadora pausa, todos los hombres y mujeres los rodearon, su jefe los
observaba con suma atención, la criatura no se había percatado de lo sucedido.
A continuación, el gigante acarició al extraño animal.
- Hace mucho
tiempo que no nos veíamos, mi peludo amigo - le dijo el hombre a la criatura,
ella también le dio cariño, tal parecía ser que ya se conocían.
Kay y Sony se
quedaron putrefactos.
- ¿Eres un
caníbal sin capacidad de razonar que puede hablar?- dio un paso al frente el
elemental del fuego.
- ¿Caníbal? No,
muchacho.
- Espera,
espera. ¿Quiénes son ustedes?
- Pregunta el
joven que entra a escondidas a nuestro pueblo…
- Mi nombre es
Kay y mi compañero Sony; somos magos de la resistencia contra el Rey Minos.
- ¿Magos?- rió
el gigante- Mejor váyanse antes que se acaben su frágiles vidas.
- Nos amenazas,
eres un asesino entonces- dijo Kay en tono desafiante, Sony intentó detenerlo.
- Eres terco,
joven- el gigante amagó para retirarse, Kay hizo ver una inmensa llama en su
mano mientras fruncía el ceño. El hombre volvió con ellos, con ligera sorpresa.
La pequeña criatura bajó de un salto y fue con los JEN.
- ¿Qué es lo que
queréis?- preguntó el gigante.
- ¡Qué paguen
por todos los asesinatos que cometieron y por la cantidad de familias que
despojaron de sus seres amados!- las palabras fueron duras para todo el pueblo.
- Ya veo… son
partidarios de Mulón- afirmó el jefe, bajando el tono- No comprenden lo que
sucede y nunca lo harán.
- No somos de
por aquí… podemos comprender cosas que otros no- habló Sony, más relajado que
su amigo, aunque preocupado- Ninguno de ustedes tiene un parecido semejante a
la descripción que nos brindaron de un VORRJO. Con todo respeto, ¿puedo
preguntarles quienes son?
- Somos los
VORRJOS.- dijo el jefe en voz alta.
- No lo
comprendo…
- Mi nombre es Urón, líder de los VORRJOS…- el gigante hizo una
pausa y continuó- Soy
hermano de Mulón.
- ¿Hermano?
¿Cómo? No entiendo nada- dijo Kay mientras se sacudía el pelo por los nervios.
- ¡Ya los
recuerdo a ustedes! Fueron aturdidos por las minas que Mulón instaló en la
frontera entre nuestros dos pueblos, los resguardamos en las celdas para que no
haya daño.
- No íbamos a
dañarlos…- dijo Sony.
- No me refería
a ustedes.– respondió Urón- Verán, mi pueblo padece la peor de las
enfermedades: de día somos
monstruos, y de noche razonamos.
- ¿Qué fue lo
que pasó?- preguntó Sony.
- No os ayudaré
en una batalla perdida contra el tirano de Minos- aclaró Urón-No después de
todo lo que nos hizo.
- Por favor,
cuéntenos.
- No creo que
sirva de nada- Urón observó los gestos de los JEN, ambos estaban ansiosos por
escuchar, así que cambió de opinión- Pero da igual. Hace unos cuantos años… Lonas, el reino del león…
- Espera,
espera. ¿Reino del león?- interrumpió Kay- Nunca oí hablar de él.
- Eso es porque
ya no existe- dijo Urón con un tono despectivo- Verán… mi padre gobernaba al séptimo reino alrededor del bosque, fueron épocas
doradas y todo crecía en abundancia, las dos islas eran el paraíso de todo el
Zen. Una horrible enfermedad le quitó su vida; Mulón y yo (siendo menores de
edad) fuimos los encargados de cuidar al reino tras su muerte; pronto se
vendría la elección del nuevo rey, el pueblo tendría la oportunidad de elegir
entre mi hermano y yo. Pero cuando todo estaba apunto de suceder, apareció
Minos junto a sus hombres en impecables barcos. Prometieron la paz entre los
reinos y una mejor relación, la creación de una unidad entre los siete reinos-
Urón suspiró y continuó- De haber sabido lo que pasaría después…
- ¿Qué fue lo
que ocurrió?- preguntó Sony, impaciente.
- Yo le creí a
Minos, Mulón no. Eso causó una gran disputa entre nosotros, lo que terminó por
dividir a nuestra propia gente. Los que ven frente a ustedes fueron los hombres
y las mujeres que me siguieron. Minos nos condujo hacia el otro lado de la
montaña con la idea de construir un puerto para el comercio con Zimpat. Nos
engañó. No sabemos cómo pasó, pero tras una terrible decisión, nos volvimos
monstruos feroces sin control en el día y aparecieron esas dos inmensas torres
de cristal. Creemos que aquellas son las que mantienen nuestro castigo… pero
nuestros intentos han fracasado. En fin, todo esto ocasionó la ruptura del
séptimo reino.
- ¿Y los Kices?
¿Por qué Mulón no confía en ellos?- volvió a preguntar Sony.
- Cuando todo
esto ocurrió, los Kiceanos nos dieron la espalda, no hicieron nada al respecto
por su nación hermana.
- Es por eso que
el séptimo reino no pertenece a la resistencia…- se dijo Kay a sí mismo.
- Y eso explica
también la actitud de Mulón…- murmuró Sony.
- No necesitamos
de su ayuda- respondió el líder de los VORRJOS a Kay- Hemos recolectado
suficientes alimentos y provisiones para marcharnos, intentaremos alejarnos lo
más lejos posible de nuestros hermanos. Ya hemos quitado muchas vidas
inocentes…
- No deben
rendirse. Podemos ayudarnos mutuamente… buscamos los artefactos dorados. ¿Sabe
de ellos?
- Por supuesto,
Minos ordenó a los monstruos de día protegerlos, están aquí.
- ¿Qué tal si
los ayudamos a librarlos de su maldición y a cambio nos dan el artefacto?
- Morirán en el
intento- afirmó Urón, dubitativo.
- Déjenos
intentarlo, somos jóvenes, pero tenemos un poco de experiencia con asuntos
parecidos...
- Es una locura,
pero que más da. Tomaré cualquier oferta para ayudar a mi pueblo. Como ya dije,
las dos torres de cristal parecen ser la base de la maldición, creemos que si
las derribamos todo se acabará. Si lo hacen, deberán destruirlas antes del
amanecer o… me temo que morirán. Si la hora les juega en contra, ¡huyan y no
vuelvan!
- ¿Y si lo
logramos?- preguntó Kay.
- Les diré donde
resguardamos los artefactos dorados. Les admito que las torres poseen una magia
que nosotros no podemos combatir y dudo que alguien pueda.
- Aceptamos el
reto- habló Sony de repente. Los murmullos de los VORRJOS no tardaron en
fluir.
- Muy bien- dijo
el líder de los VORRJOS con cierto recelo- Acompañadme entonces.
13-
Las torres de
cristal eran verdaderamente inmensas, ascendían hasta los 50 metros de alto, llevaban el espesor de 20 metros e irradiaban una abundante luz
brillosa. Diversos tipos de cristales parecían estar incrustados uno al lado y
sobre el otro. Eran impecables y grandiosos monumentos, pero habían sido
forjados para viles fines, por lo tanto debían ser destruidos.
- ¿Cómo algo tan
hermoso puede ser algo tan cruel?- suspiró Sony.
- Esos fueron
mis primeros pensamientos cuando las crearon- les dijo Urón. La peluda criatura
dio un increíble salto hacia su hombro.
- Parece que le
gustas- sonrió Kay.
- Nos conocimos
hace algunos meses, lo obligué a escapar durante el día y desde entonces ha
estado rondando por el bosque.
- Sentimos
habernos confundido… creímos que se lo comerían- se apenó Sony.
- No tienen
porque disculparse, ahora está todo aclarado, vayamos a lo importante: los dejaré
frente a las torres y me marcharé, pues temo que si no llegan a tiempo yo mismo
sea quien les arrebate sus vidas.
Kay y Sony se
desanimaron al oír estas palabras, pero más aún al ver lo enormes que eran
aquellos dos oscuros monumentos. Cada uno se puso en frente de una de las
torres.
- Váyase,
nosotros nos encargaremos- le dijo Kay, Urón obedeció, deseó suerte y se
marchó. La criatura se separó del líder de los VORRJOS y permaneció inmóvil a
un costado de los JEN.
La luna brillaba
sobre sus cabezas, el silencio de la noche inquietaba a sus corazones, pero no
se sentían asustados, sino más bien… evaluados.
- ¿Estas listo?-
le dijo Sony a Kay con la mirada, su amigo asintió. Simultáneamente ambos
implementaron sus elementos sobre cada una de las torres. Intentaron durante
horas, combinaciones distintas, ataques distintos, planes descabellados,
combinación de poderes, pero nada funcionó.
Las torres
continuaban allí, sin ningún rasguño; la magia que las había creado era mucho
más poderosa de lo que cualquier ser vivo pudiera imaginar.
Descansaron
pocos minutos e inmediatamente continuaron, la criatura miraba muy asombrada
todo el espectáculo, sin mover ni un músculo.
- Si Natal
estuviera aquí seguramente se le ocurriría alguna buena idea…- habló Sony.
- Si con eso
quieres decir que mis ideas son malas, a ti no te he visto idear nada. ¡Eh!-
exclamó su amigo.
- Idiota, no es
tiempo de pelear. Yo también estoy arto de tanto intentar y no conseguir nada.
Hay que pensar algo… ¡y rápido! La luna ha desaparecido, la noche también se ha
esclarecido un poco, ¡nos debe quedar menos de dos horas!
- Un oscuro
pensamiento rodea mi mente si esto no funciona…
- ¡Jamás! ¡Hay
que darles otra oportunidad! ¡Se lo merecen!
- Sea lo que sea
que haya hecho Minos, es indestructible. ¡No hemos conseguido nada y estamos a
poco de que nos maten!
- ¿Te estas
escuchando hablar siquiera?- elevó la voz Sony, al borde de la cólera- ¡¡¡NO!!!
Algo estaba mal,
se sentían presionados y angustiados. No sabían que hacer y de repente… un
zumbido proveniente del pueblo hizo temblar la tierra.
- Creo que ya es
tarde…- suspiró Sony, apretando los dientes.
El zumbido fue
aumentando en intensidad hasta que una corriente de humo se hizo ver a unos
kilómetros, una horda de monstruos iban hacia ellos… los VORRJOS. La criatura
se sobresaltó y empezó a correr en círculos.
Kay y Sony lo
observaron por unos momentos.
- ¡Una escalera
en la torre!- gritó Sony.
Habían estado
tan concentrados en destruirlas que no las habían estudiado con cuidado, una
escalera en forma de espiral ascendía hacia la cima del edificio. Los JEN
subieron por ella, una vez lo hicieron, destruyeron los escalones para que los
VORRJOS no pudieran subir. Tardíamente se dieron cuenta que la criatura no
había subido.
- ¡Hay que
ayudarlo!- exclamó Sony.
- No podemos, lo
lamento…
- ¡No! ¡Ven!
¡Ven aquí! ¡Intenta subir!- le gritó Sony a la criatura, quien se había
detenido y los observaba con sus inmensos ojos.
Los VORRJOS no
tardaron en llegar, rodearon a la criatura, todos ellos compartían las mismas
características físicas: bocas inmensas (con grandes colmillos) ubicadas en sus
hombros, figura encorvada, piel escamosa y garras.
- No puedo ver
esto- dijo Sony mientras se tapaba los ojos.
La criatura se
quedó petrificada frente a todos esos seres hambrientos sin hacer nada al
respecto. Sony intentó ayudarla armando una inmensa ola de lava que caería
sobre ellos, pero sabía que dicho ataque acabaría con su pequeño amigo. De
todas formas, ya no había escapatoria. Parecía ser el fin del pequeño, pero no
fue así. La criatura sufrió un cambio, ese rostro inocente y alegre se
desvaneció y fue reemplazado por una intensa mirada amenazadora; a
continuación, figuras punzantes surgieron del interior de su cuerpo, como un
armazón de pinches, a diferencia de que todos estos poseían un gran tamaño y un
gran filo. Los VORRJOS no pudieron tocarlo, todos ellos fueron heridos por el
arma defensora de esta criatura, la cual huyó cuando pudo y escaló una de las
torres (donde no estaban Kay y Sony) hasta la cima para mantenerse a salvo.
La luz del sol
ascendía desde el oeste (como ocurre en el Zen); los VORRJOS, ansiosos por
devorárselos, empezaron a atacar las torres, uno de ellos se alzaba sobre los
demás, al que todos identificaron como la versión demoníaca de Urón. Su fuerza
era extraordinaria, arrancaron cristales y cristales, los JEN temían por sus
vidas, era tanto el temor que hasta se habían olvidado de buscar una
alternativa con sus habilidades como elementales. La situación empeoraba, la
desesperación de las bestias crecía en magnitud, las torres se iban desarmando
poco a poco. Al cabo de unos minutos, empezaron a balancearse muy lentamente,
perdiendo el eje. Pronto caerían, no había nada que pudiera evitarlo.
- ¡Kay! Ya se
que no viene al caso, pero la luna estuvo todo este tiempo bajo nuestras
narices y no te convertiste en un hombre lobo…
- ¿¡Y justo
ahora me lo dices!? También lo noté, deben ser estas torres, pero…
La torre se
inclinó hacia un costado, Kay tomó a Sony del brazo, el elemental de lava
estaba al borde de caer 50
metros.
- Dudo que
safemos de esta…- le dijo Sony a su amigo con sus pocas fuerzas, el sudor y las
lágrimas se mezclaban en su rostro.- Yo tampoco puedo transformarme…
- ¡No llegamos
hasta aquí para morir así!- exclamó Kay e hizo un gran esfuerzo para que Sony
se tome de un bloque.
Ambos sonrieron.
- Tengo una
idea- le dijo Kay- Abrázame.
Sony obedeció.
- Será
arriesgado y va a ser la primera vez que lo haga, ¿Estas listo?
Sony asintió,
sin dudar.
- Bien, ¡Ahora!
Sony se tomó de
su amigo y Kay se soltó del bloque. Cayendo a gran velocidad, Kay colocó las
palmas hacia abajo e hizo aparecer unas inmensas llamas, lo ayudaron a
impulsarse y lograron ¡volar! fuera del peligro. Rescataron a la criatura y se
alejaron a unos pocos metros.
Los VORRJOS eran
criaturas muy torpes y no reaccionaron ante tal acontecimiento, continuaron
desarmando las torres sin ningún control hasta que estas no pudieron soportarlo
más y cayeron al suelo en pique. Los cristales se hicieron mil pedazos y el
humo se disipó a gran escala. Los VORRJOS se inmovilizaron, el sol irradiaba su
mayor esplendor. Poco a poco, como si fuera arena, la piel escamosa cayó como
un capullo, recuperaron su postura, sus dientes, su cuerpo y lo más importante…
su cordura. La maldición de las dos torres de cristal se había ido.
14-
Todos ellos se
miraban entre si muy confundidos, el sol lanzó una ola de calor devastadora,
pero los VORRJOS disfrutaron poder volver a sentir sus rayos y poder apreciar
su luz. Todos ellos lloraban de la felicidad. La pesadilla había terminado.
Urón, envuelto en pocas ropas, se les acercó con una inmensa sonrisa en su
rostro. Los miró detenidamente y luego se arrodilló, todo su pueblo le copió el
gesto.
- Les estaremos
ETERNAMENTE agradecidos- dijo Urón- Han salvado a mi pueblo, han salvado a
todos.
Kay y Sony no
respondieron, todo había pasado en pocos minutos, era mucho para procesar en
tan poco tiempo.
- No fuimos los
únicos que ayudamos, nuestro amiguito- Kay señaló a la criatura- Fue un gran
héroe. Esa increíble habilidad que tiene de trasformar su cuerpo en un arma…
hasta creo tener un nombre para él.
- ¿Cómo vais a
llamarlo?- preguntó Urón, mientras se levantaba.
- … Clavito.
- Un nombre muy
tonto e infantil, pero me gusta- sonrió Sony- Serás Clavito a partir de ahora.
La criatura dio
grandes saltos en agradecimiento, lo que causó sonrisas.
- Teníamos un
trato- dijo Urón- A unos pocos metros de aquí, hay una entrada a una guarida
subterránea, allí está el artefacto dorado. Pero tened cuidado, una fuerza mística
lo custodia, dicha magia afecta inmediatamente a quien entre, seduciendo al
visitante a cometer una locura…
- Muchas
gracias, señor Urón- dijo Kay, después de lo sucedido, estaba dispuesto a
enfrentar lo que sea.
- No he hecho
nada por ustedes, ustedes lo hicieron todo por mí y por mi gente. Os agradezco.
- Creo que si
hay algo que puede llegar a hacer por nosotros… pero también por usted- habló
Sony.
- ¡Pues díganme!
- Vaya a hacer
las pases con su hermano, merecen una segunda oportunidad para volver a ser lo
que alguna vez fueron.
Urón se quedó
mudo y pensativo.
- Lo pensaré…-
los VORRJOS comenzaron a retirarse.
- Hasta siempre-
los saludó el líder.
- Hasta siempre-
respondieron los JEN al unísono.
15-
No hubo tiempo
de melancolía, una hora más tarde, Kay y Sony se adentraron en la guarida a
buscar el artefacto. No estaba muy lejos y tampoco fue difícil entrar, se
asemejaba a una inmensa bóveda, repleta de columnas. A unos 20 metros podían observarse dos de los
artefactos dorados, las patas del águila.
Kay se adentró
sin miedo.
- Aguarda,
revisemos bien el lugar…- de repente Sony sufrió un mareo y vio como una
columna caía sobre ellos, volvió en si rápidamente y notó que todo seguía
normalmente- ¿Qué fue eso?- observó a Kay acercarse a una de las columnas-
¡Kay, muévete!- a continuación corrió y tiró a su amigo para impedir que la
columna cayera sobre él.
Kay no había
tenido tiempo de reaccionar y en el suelo se quedó anonadado.
- ¿Cómo lo
supiste?
- Una visión,
creo.
Otra secuencia
invadió la mente de Sony, un bloque sujeto a dos cadenas aparecía desde el
techo e iba hacia ellos para arrollarlos.
Kay intentó
levantarse pero Sony se lo prohibió.
- Acuéstate en
el suelo- Sony analizaba todo a su alrededor con completa atención.
- ¿Qué?
- ¡Hazlo!- Sony
también se acostó e inmediatamente el bloque apareció, pero no pudo arrollarlos
y volvió a desaparecer. Una vez se aseguraron estar a salvo, gatearon en
dirección al artefacto.
Sony tuvo su
tercera visión, el suelo se abría en dos y abajo los aguardaba un abismo
repleto de figuras puntiagudas. Las esquivaron a tiempo y finalmente llegaron a
los artefactos dorados.
- Era hora- dijo
Kay e inmediatamente tomó ambas patas.
A continuación
ocurrió un temblor, algunas paredes se desmoronaron, pero principalmente un gas
empezó a bañar el ambiente. Por alguna razón, Kay estaba al borde de la locura.
- ¡Para salir de
aquí hay que destruirlo todo!- gritó. Intentó encender su mano, pero Sony lo
tomó de la muñeca a la fuerza.
- Si usas tu
fuego nos mataras, a pesar de que ambos soportemos grandes temperaturas, la
cantidad de gas nos…- Sony comenzó a toser, el gas (de donde sea que viniera)
no se detenía por ningún motivo. Los JEN ya no podían respirar correctamente.
Los temblores no cesaban y las paredes se estaban viniendo abajo. Fue entonces,
cuando Urón apareció, con su gran fuerza los tomó a ambos y los sacó de allí.
Entre suspiros y
tosidas, los JEN sobrevivieron a la destrucción de la bóveda. Estuvieron un
buen tiempo hasta que se recuperaron por completo.
- Urón, nos
salvaste la vida- le dijo Kay.
- Parece ser que
todo esto es parte de un plan divino, justo decidí ir al pueblo de los DOSOS y vi
como la guarida se sacudía, imaginé que aún estaban allí- respondió Urón,
sonriente.
- Y bueno…
pasaron minutos desde nuestra ‘’despedida’’. ¿Ibas con Mulón?
- Así es, os
acompañaré.
16-
Nada importante
ocurrió en el viaje de regreso, llegaron al hogar de Mulón, sanos y salvos.
Natal acababa de salir a tomar aire fresco.
- ¡Regresaron!-
exclamó y se detuvo a mirar a Urón.
- Él es Urón,
líder de los VORRJOS- respondió Sony, a lo que Natal no supo como reaccionar-
Tranquilo, no te hará daño.
- Un gusto,
señor- le dijo Urón.
- El gusto es
mío, grandote. ¿Y a que ha venido, señor Urón?
Mulón salió de
sus aposentos y se llevó una gran sorpresa cuando los vio a todos juntos.
- Por él- señaló
Kay- Es su hermano.
- ¿Su hermano?-
exclamó Natal.
- Tú…- habló
Mulón.
- La maldición
se ha ido, querido hermano. Estos dos jóvenes nos ayudaron- exclamó Urón,
enérgicamente- Les debemos todo por su valentía. Sé que les hemos arrebatado su
paz y su vida, pero hoy, que finalmente puedo pensar con claridad a penas luz
del día, os pido humildemente que volvamos a convivir en armonía. Querido
hermano…
- Las rimas le
salieron muy bien- le murmuró Kay a Sony. Sony río. Todos ellos estaban a la
expectativa.
Mulón frunció el
ceño y dio unos pasos hacia delante, su hermano era un poco más alto que él.
Después de un inquietante silencio, lo abrazó y le dijo: Está todo perdonado,
hermano mío. A ambos se les cayeron algunas lágrimas y se alejaron el uno del
otro por la vergüenza. Los elementales reprimieron sus emociones, pero si
hicieron ver una inmensa felicidad por ambos.
- Los invito a
todos a tomar una copa en mi hogar- dijo Mulón una vez se secó las lágrimas.
Clavito fue el primero en entrar.
- Aún tenemos
otro día hasta que el Zefari vuelva- dijo Kay.
- Ya lo he
hablado con Mulón.- se apresuró a decir Natal- Podemos quedarnos aquí un día
más si es necesario, después de todo… hay
mucho de que hablar.
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