lunes, 1 de mayo de 2017

Las Dos Torres de Cristal: CAPÍTULO 9.



Las Dos Torres de Cristal: CAPÍTULO 9.

1-
- Las Islas Gemelas, ubicadas al sur del reino, ese es su siguiente objetivo- les dijo Fair a los elementales, había ido personalmente a su cabaña- Espero que las armaduras que les hemos dado sean de ayuda.
- Nos habíamos olvidado por completo de agradecerles por su honorable regalo- respondió Natal e hizo una reverencia.
- No tienen porque hacerlo. ¡Somos nosotros lo que tenemos que agradecerles por todo lo que han hecho por la resistencia y por el príncipe!- Faír mostró todos sus dientes en la sonrisa- Ahora vayan, descansen. Un día más y el zef tocará puerto, esperándolos.
- ¿Zef?
- ¿Acaso no hay mar de donde ustedes vienen? Claro, zef, para navegar por el agua.
- Debe ser una clase de barco- pensó Sony.
- El príncipe no los acompañará en esta ocasión, en este momento está teniendo algunos problemas con el consejo. La desaparición de Barón y Grax ha causado una intensa discusión. ¿Ustedes tienen idea de algo al respecto?
- Para nada, señor. Nos sorprenden las noticias, cualquier cosa cuente con nuestra ayuda- respondió Natal, firmemente.  
- Muchas gracias, mago… Hablando de eso, tengo que ir inmediatamente a ver lo que sucede. ¡Mucha suerte por si no nos volvemos a ver!
Faír salió, Koba apareció ante ellos, caminaba por el corredor muy complacido.
- Hasta el demonio tiene sus buenos días- le dijo Kay apenas lo vio.
- ¿Creen que por tener súper poderes les tengo miedo?- habló Koba con soberbia y desprecio- Pronto se sabrá que ustedes no son más que estafadores y asesinos.      
- En tus sueños, camarada. Eres una lacra, y no necesito de mis habilidades para darte una buena paliza- Kay se le acercó con la intención de empezar una pelea. Natal y Sony lo tomaron de los brazos. El cobarde de Koba aprovechó para acercársele y le susurró:
- Sé perfectamente que ustedes son los responsables de las desapariciones de Grax y Barón. Pronto, todos lo sabrán- rió malévolamente y se retiró.
- No te saldrás con la tuya, desgraciado- Kay agitó sus hombros bruscamente para deshacerse de los brazos de sus amigos- Tendrían que haberme dejado romperle la mandíbula, como advertencia aunque sea.
- Ya han causado suficientes problemas con aquel secuestro. Sí que se han portado como unos verdaderos idiotas. Ahora, la confianza de la resistencia en nosotros pende de un hilo, ¡Y TODO POR SU CULPA!- exclamó Natal, le confesaron todo la noche anterior.
- Tendrías que haberlos escuchado, Natal. Ese desgraciado que acaba de irse es el responsable de todo, ¡Planean matar al príncipe y hacerse con todos los reinos! Son iguales o incluso peores que Minos. No merecen la pena.
- De todos modos, su forma de actuar no fue la correcta- dijo Natal más calmado- Yo sé que sus intenciones fueron las mejores, están protegiendo al príncipe y al reino, se han encariñado con todo esto. Pero la próxima deben ser más astutos, ¡imaginen si los encuentran! Les echarán la culpa, dirán nuestros nombres, será su palabra contra la nuestra. ¿Y que creen que pesará más, tres magos desconocidos que acaban de llegar o tres miembros de la institución líder? La próxima vez, usen la cabeza, aunque ya es tarde. No hay nada que podamos hacer. ¿Dicen que están lo suficientemente lejos como para que no los encuentren?
- Así es, confía en Sony y en mi, Natal. No los encontrarán.
- Más les vale…

2-
A la mañana del día siguiente, los elementales se dispusieron nuevamente a entrenar. Esta vez optaron por un lugar más privado, no había intención de llamar la atención; la verdad era que los Kiceanos se morían por volver a verlos utilizar sus sorprendentes habilidades. La costa desolada, a unos pocos kilómetros de la guarida, fue el sector elegido. El mar era exactamente igual al de nuestro mundo, el sol se alzaba en dirección contraria como ya se había dicho, la brisa encandilaba y la temperatura se mantenía elevada constantemente. El clima en el Zen era más cambiante que en la Tierra. Acariciando la suave arena a pocos metros de la orilla, Kay, Sony y Natal combatieron ferozmente entre sí, cada vez con mayor intensidad. Los más jóvenes no eran capaces de darle siquiera un golpe al anciano, quien en el fondo, era la persona que más estaba disfrutando ese momento, y no por estar ganando. Natal los humilló una vez más en combate. Tras una hora, Kay se sentó en el suelo en forma de indio y frunció el ceño.
- Arriba, camarada- le incitó su maestro- No fue con esa actitud que venciste al Redentor…
Pero Kay se mantuvo allí. Aprovechando a su contrincante distraído, Sony intentó golpearlo en el cuello con el canto de la mano, pero Natal anticipó su golpe, lo tomó del brazo y en un único movimiento lo tiró al suelo. Sony suspiró boca arriba, el impacto le había dolido, por más que se tratara de arena. También se había rendido.
- Perseverancia, muchachos. Esa es la clave. ¿Acaso creen que Minos tendrá misericordia?
Uno a cada lado, Natal en el medio. Los JEN se levantaron, sacudieron sus ropas para librarse de la arena, arremangaron sus pantalones y se pusieron en guardia. Fuego y lava se abalanzó sobre el elemental más antiguo, no hizo nada al respecto, solo se agachó y dichas habilidades chocaron entre sí. Kay y Sony se tendieron de rodillas.
- Eres imposible- suspiró Sony.
- No siempre tienen que acudir a sus habilidades. Deben aprender a usarlas en el momento justo, sean astutos.- suspiró cansado y bajó la guardia- Descansen.
Natal también se sentó y fue a limpiar sus zapatos repletos de arena. De las bolsas-mochilas que les habían dado con anterioridad sacaron un único fruto y lo compartieron.
A lo lejos, una mancha se divisaba.
- ¿Ese no es el barco?- dijo Sony mientras miraba hacia el horizonte.
La calma en aquella área era verdaderamente preciosa.       
- Así parece ser- afirmó Kay y se levantó para vestirse adecuadamente.

3-
El zef no se alejó mucho del mar, enviaron un bote para los tripulantes, dos hombres de aspecto desagradable: barbas candado, tatuajes, vestimenta apretada y desteñida, los invitaron a abordar.
- Es un gusto poder conocerlos al fin- dijo uno de ellos. Más allá de su aspecto, parecían ser buenos hombres- Vengan, no hay tiempo que perder.
Sin mediar palabras, los elementales cargaron sus cosas en el bote, el cual se inclinó un poco por el peso, subieron y los dos hombres remaron hasta el inmenso vehículo de mar.
De velas blancas, mástiles inmensos, color madera oscuro… de película. Un auténtico barco de la edad media en la Tierra.
Tras unos cuantos minutos en el bote, arribaron el zef. Increíblemente adorable por dentro, todos los hombres allí presentes compartían las mismas características que los primeros dos. En un principio, tuvieron la impresión de que el barco había sido robado, pues el vehículo era encantador y sus hombres… no tanto.
Subieron las escaleras hechas por sogas y palos hasta pisar el reconfortable suelo.
- Bienvenidos al Zefari, el zef de las olas, el más rápido en todo el Zen- dijo un hombre robusto, enorme, de cabello rojizo, y dientes de oro. Los esperaba sobre una plataforma- Mi nombre es Doriak, capitán del zef. La resistencia me ha ordenado llevarlos a las Islas Gemelas, ¿No es así?
- Un gusto señor, soy Sony…
- ¡Dejad sus cosas abajo y regresáis para que les explique!- interrumpió Doriak y continuó con sus tareas.        
Los elementales, disgustados con el nuevo personaje que acababan de conocer, obedecieron.
Abajo, había mayor cantidad de hombres, todos ellos los miraban con caras largas. Sony y Kay se sintieron intimidados e intentaron no prestarles atención.
Una vez arriba, Doriak se les acercó, un poco más calmado.
- Quiero pedirles disculpas, señores. Ha sido un día duro. ¿Cuáles son sus nombres?
- Kay, señor.
- Sony, como ya dije.
- Dick Natal, aunque si no es molestia… Natal.
- Bien- repasó el capitán- Nos tomará un día y medio llegar a las Islas. Tened mucho cuidado, dicen que allí albergan… monstruos horripilantes. – Kay y Sony ni se mosquearon ante el comentario. Después del enfrentamiento con Munlock en el pantano, ya nada les preocupaba…
- Lo tendremos, señor- dijo Natal.
- Tengo ordenes de dejarlos allí durante tres días, luego volveremos por ustedes.
- Me parece justo.
- Estos son mis hombres, son de fiar, no se preocupen- continuó. Algunos pocos demostraron estar a gusto con su presencia- Os invito a comer abajo, descansen, nosotros haremos el resto del trabajo.
- Gracias, capitán Doriak- asintió Natal.

4-
No hablaron mucho durante la cena, Doriak resultó ser un personaje muy curioso, de diversos cambios de humor. Contó dos o tres historias sobre como había llegado a ser capitán y luego se retiró, no preguntó, no los intimidó ni los cuestionó. Los elementales creían que a este individuo solo le importaba cumplir con su trabajo, por otra parte… estaban convencidos que no había recibido una educación adecuada (en especial por su trato con las demás personas).    
Natal fue el primero en caer bajo los dulces mantos del sueño, Kay y Sony no le siguieron la corriente, apagaron las demás luces y conversaron hasta altas horas de la noche. Doriak había tenido la amabilidad (aunque fuera inusual) de permitirles dormir en su camarín, él permanecería toda la noche despierto, de verdad parecía ser un hombre dedicado a su profesión. Los elementales se lamentaron por juzgarlo antes de tiempo. Kay y Sony estuvieron apunto de acompañar a su camarada en el mundo de las ilusiones, pero de improvisto, una idea invadió al atento corazón del elemental de fuego.
- ¿Qué tal si…?
- Sé en lo que piensas, bravucón- reflexionó el otro- No es correcto, no debemos meternos en aquello que no nos incumbe. ¡Vete a dormir!
- Pero Sony… mírame y dime a la cara que verdaderamente no te come la curiosidad por saberlo.   
- Apenas ha pasado un año desde que descubriste como utilizar dichas ‘’habilidades’’ y ya planeas hacer de las tuyas.
- Si tomas mi mano, los recuerdos también aparecerán en tu mente- insistió Kay.
- Solo una vez, y… nunca más. No me agrada, siento que lo estamos traicionando.
- No seas tan dramático- Kay se levantó de la cama y se acercó a Natal, quien dormía boca arriba con la cabeza bien erguida- Cuando te lo indique, toma mi hombro. ¿Ok?
Sony asintió preocupado.
Kay se acercó lentamente al hombre descansando, sin hacer el más ínfimo ruido, acercó su mano izquierda, rozó su frente; Natal se acomodó y se movió a un costado sin despertarse. Kay tuvo que acercársele un poco más, casi se tropieza, pero nada ocurrió.
- Ten más cuidado.- lo retó Sony en un murmuro.  
Kay le indicó que haga silencio.
Desde afuera escucharon voces, entre ellas estaba la voz perteneciente al capitán, quien se acercaba al camerino, el cual no estaba cerrado con llave.
- Alguien se acerca, olvídate de esto y vamos a dormir- se acobardó Sony.
Pero Kay hizo oídos sordos, volvió a acercar su mano a la frente de su mentor; Natal balbuceó una vez más, Kay se mantuvo quieto y finalmente acomodó su palma.
Al principio, nada pasó. Doriak estaba a pocos metros de la habitación, pronto entraría. Sony tomó el hombro de Kay, aunque no hubo recuerdo que espiar. Doriak fue detenido por uno de sus hombres, un poco más de tiempo, e inmediatamente las imágenes se explayaron sobre los JEN como si fueran producto del trailer de una película de cine.
Exploraron el pasado oculto de su mentor, se sobresaltaron al ver tanto dolor, tanta tragedia, tanta felicidad, tantos momentos vividos, todos ellos pertenecientes a un único hombre. Algunas imágenes se distinguieron de todas las demás, recuerdos de una casa en llamas, un terrible accidente de tránsito, una hermosa mujer vestida de blanco, observándolos fijamente, ojos color café, castaño oscuro y tez morena. Y no solo eso… hubo otra increíble memoria.
Ocho hombres de oscuras armaduras, capas y líneas de diferentes colores, todos ellos alrededor de una fogata que alzaba su fuego a una altura inimaginable, juntando sus manos (una sobre la otra) en el interior del fuego, sin ninguno de ellos quejándose por ello. Otro hombre de túnica yacía en la escena observando a los demás, pero el humo y la rapidez de la imagen no lograron enfocarlo con claridad. Kay y Sony detuvieron la conexión, como quien se despierta de una pesadilla, Natal los había pillado y había tomado el brazo de Kay a la fuerza.
Doriak abrió la puerta, Natal utilizó sus habilidades en el viento para llevarlos bruscamente hacia la cama, todos simularon estar descansando. Doriak procuró que todo estuviera en orden, buscó unos papeles en su escritorio y se marchó.  
Repentinamente, Natal se levantó furioso.
- ¿¡QUÉ CREEN QUE ESTÁN HACIENDO!?- exclamó en voz baja.
Kay y Sony no dijeron ni una palabra.
- ¡Qué no vuelva a ocurrir! ¿¡Me entendieron!?
Los JEN asintieron temerosos y suspirando culpa.
- Muy bien- dijo Natal, un poco más calmado- Duerman, si vuelven a intentarlo… lo sabré. Y créanme, no querrán que eso ocurra- esto último sorprendió a los dos jóvenes, tildaron aquella frase como una amenaza. ¿Qué ocultaba el viejo? Verdaderamente era algo profundo y oscuro lo que se guardaba.
Se lo preguntaron a sí mismos toda la noche.

5-
Al día siguiente, Kay y Sony despertaron doloridos y contracturados, Natal ya se había despabilado, los vigilaba sin cesar.
- ¿Vas a estar así todas las mañanas a partir de ahora?- preguntó Kay, con un ojo entrecerrado mientras bostezaba.
- Lo necesario, se pasaron de la raya- respondió Natal en un tono severo- Hay un límite, muchachos. Respeten eso. Mi vida fue, es y será una historia muy compleja y difícil de analizar. Les ruego que no vuelvan a intentar algo parecido. Temo que todo por lo que he pasado les traiga represalias. Y las habría…. Pero no importa. Enfoquémonos en la misión.
- No sé que tanto será lo que habrás vivido. Pero bueno… nunca nos cuentas nada.- se quejó el elemental del fuego- Desde la batalla con Morgán, te volviste más reservado que antes.
- Tengo mis motivos. Vístanse, en la tarde llegaremos a las Islas- Natal salió de la habitación.
Sony y Kay se miraron entre sí, más dudosos e intrigados que nunca.
 Afuera, el capitán Doriak anunciaba a sus hombres que en tres horas llegarían a su destino, habían planeado recorrer algunos sectores olvidados e ir por provisiones mientras los elementales se adentraban en su aventura. Se comunicaban entre ellos mediante gritos sin pudor; igualmente, algo perturbó a Natal, las miradas entrecruzadas, los códigos, mensajes subliminales, el sudor… la mentira. No dijo nada al respecto ni hizo gestos extraños en presencia de los navegantes. También podría tratarse de una mala impresión, pero el elemental era insistente cuando una idea se le metía en la cabeza.  
El cansancio de los JEN era tan intenso que ni siquiera pudieron ser conscientes de lo que estaba sucediendo.
A Sony le agarró sed, preguntó a una gran cantidad de navegantes si tenían algo de beber, pero todos ellos lo evitaban y realizaban miradas muy preocupantes. Sony se empezó a inquietar. Kay intentó calmarlo. Se mantuvieron alejados de toda chusma. Natal no los acompañó; estaba conversando con el capitán del zef. 
La brisa soplaba suave, el sol se ocultaba entre diversas nubes oscuras, tal parecía ser que pronto habría una tormenta. Para su suerte, ya estarían en tierra cuando ese momento llegara. Desde la proa, uno de los hombres gritó con gran ímpetu, ¡LAS ISLAS! Se divisaron a lo lejos, entre medio de la neblina, el mar tambaleándose y el cielo nublado, la forma no era totalmente exacta aún, pero pronto la podrían ver con mayor claridad.
Finalmente, el Zefari alzó el ancla y aguardó a unos cuantos metros del destino, los mismos hombres que los habían traído al barco, los llevaron a las Islas. No dijeron ni una palabra en todo el viaje, sus ojos parecían desorbitados, procuraban mucha atención en remar hasta el objetivo. Después de todo, se marcharon sin despedirse ni emitir palabra alguna.
- Estos hombres me preocupan…- dijo Sony, una vez se aseguró que estuvieran lo suficientemente lejos.
- No hay tiempo para eso, hay que ponernos en marcha, la lluvia parece acercarse- habló Natal, seriamente- Síganme.
Los JEN obedecieron a su mentor, quien se adentraba en la extravagante selva de la primera Isla a toda velocidad.

6-
Después de todas las aventuras que habían vivido, sus piernas habían desarrollado una gran resistencia; de vez en cuando pasaban por aquellos días en los cuales sus pies no los seguían y tropezaban con facilidad. Aquel día fue uno de ellos. Natal se sobresaltaba cada momento en el que se detenían a descansar, los retaba y los obligaba a continuar. El viaje hubiera resultado ser una pesadilla de no ser por la extraña criatura que acababa de rozarle el pie a Sony. No dijo nada, Natal no estaría de acuerdo con otra distracción. Otra vez volvió a suceder, Sony se sobresaltó y avisó a Kay con un codazo; Kay caminaba con los ojos entre cerrados y no le prestó atención hasta que el mismo animal le rozó los pies. Parecía estar jugando con ellos, cada cierta cantidad de segundos volvía a aparecer; finalmente, Sony lo tomó con ambas manos. El extraño individuo se agitaba de un lado para otro intentando escapar, era redondo y peludo, de color naranja, medía lo que una pelota de básquet, no tenía nariz ni brazos ni manos, sus ojos eran grandes y azules, tan atentos como los de un perro; casi no tenía piernas (tan finas y pequeñas como dos lápices) y su diminuta boca poseía dos colmillos. Era verdaderamente adorable, los JEN se encariñaron enseguida al verlo.
Natal volteó a verlos al dejar de oír el sonido de sus pisadas, inmediatamente Sony ocultó a la criatura dentro de su bolsa-mochila.
- Muchachos. ¿Qué les pasa? Ya casi es medio día, hay que apresurarse, no se retrasen.- luego continuó caminando sin percatarse de lo que sus compañeros estaban haciendo.
- ¿Qué haces?- le susurró Kay a Sony, el animal golpeaba la bolsa-mochila con su cabeza, intentando salir.
- Vamos, Kay. Tú siempre cometes locuras y yo te sigo, solo quiero conservarlo por este tiempo en la isla, ¿No viste lo tierno que es?
- Amigo… necesitas una novia.
Sony hizo oídos sordos, de repente se dio cuenta que la criatura había dejado de forcejear, rápidamente tendió la mochila hacia delante y la abrió, temiendo lo peor (como que se hubiera muerto asfixiado). Todo lo contrario, estaba muy entusiasmado devorándose el último fruto que llevaban de reserva para el viaje…
Kay contuvo una risa y dijo.
- Van a matarte, eso es seguro.
Sony se quedó helado, el misterioso personaje se había devorado toda la comida que ellos habían guardado para los tres días. No supo como reaccionar, tomó al espécimen de los pelos y lo echó.
Pero esta vez, el animal no quiso irse, los observó detenidamente con sus inmensos ojitos.
- Teníamos guardada esta comida para nosotros, para sobrevivir. Santo dios, Natal va a matarme…- le dijo Sony entre murmuros- Vete, eres libre, vete.
Sony y Kay continuaron caminando, Natal se había adelantado un poco. El animal comenzó a seguirlos.
- Te dije que te fueras, no te queremos con nosotros, largo- volvió a decir Sony, un poco más crudo.
Pero la criatura parecía no entenderle y de todas formas, los siguió.     
Sin ganas de seguir renegando, no le dijeron más nada, creyeron que ignorándolo se iría solo, pero no fue así.
Caminaban por una curva rodeada de árboles, habían perdido al elemental de viento, este apareció de inmediato para volver a retarlos, el animalito se ocultó apenas lo vio.
- Mientras ustedes gateaban, pude ver el final del camino, hay un pueblo más adelante, deben de ser los residentes de esta isla. ¡Apresúrense! …- Natal se quedó boquiabierto al ver a la criatura aproximarse por detrás de la pierna de Sony- ¿Qué es eso?
- Oh…- suspiró Sony- Lo encontramos más atrás, desde entonces no se nos ha despegado.
- También se comió todas nuestras provisiones- agregó Kay rápidamente como sí nada.
- ¡¿Qué hizo que?! Santo… ¡Esa comida tenía que durarnos los tres días! ¡¿Qué se supone que comeremos?! ¿Qué se les pasa por la cabeza?- la voz de Natal aumentaba en intensidad de manera proporcional a su enojo- ¡Vaya que no entiendo a los jóvenes de este siglo!- suspiró, controló su ira y dijo- Bueno, tal vez en el pueblo puedan darnos algo, vámonos, no perdamos más tiempo.
- ¿Y él?- preguntó Sony.
- Desháganse de el, es un estorbo, criatura retorcida e interesada- respondió Natal con desprecio y se marchó.    
Kay y Sony suspiraron.
- Tú y tu gran bocota- le dijo Sony a Kay, entre dientes.
- Tarde o temprano iba a enterarse.
- Con tal de safarte, haces lo que sea necesario.
- No fue de malo… yo…
- No me hables.
Sony tomó a la criatura y la colocó sobre su hombro.
- Pero Sony, Natal dijo que…
- No me importa, él es mi nuevo amigo- dijo y se puso en marcha.
Kay hizo una mueca y le siguió.

7-
En pocos minutos divisaron a la inmensa área frente a ellos, un pueblito que se extendía unos cuantos kilómetros sobre una gran llanura y a lo lejos una gran montaña empinada, los habitantes eran puntos irreconocibles desde esa distancia, aunque sus viviendas eran increíblemente inmensas (más adelante supieron que todas ellas estaban hechas con materiales inexistentes en nuestro mundo).
Con un poco de esfuerzo, salieron del bosque y se adentraron en el extraño pueblo; las cosas se volvieron más asombrosas cuando descubrieron que todos sus habitantes realizaban actividades levantando objetos en el aire (levitaban) y podían hacer lo que ellos quisieran controlándolos a su gusto. Muchos se sobresaltaron al verlos, pero la razón no se debía a su presencia; de hecho, los elementales descubrirían muy pronto que se trataban de seres muy agradables y corteses con los turistas. No, el extraño animal estaba generando toda su atención. Susurros y murmullos de aquí a allá, como si ya lo hubieran visto antes, pero hace mucho tiempo…
La criatura se asustó al reconocer que era el objeto de atención, apretó su cabecita y cubrió sus grandes ojos en el hombro izquierdo de Sony.
Sony no pudo evitar sonreír. Kay no decía nada.
- Pronto, por aquí- señaló Natal- Debe de haber un centro en este pueblo…
- No estamos en la ciudad, viejo…- le dijo Kay, con una actitud desganada.
- Primero, no me llames ‘’viejo’’. Segundo, aquí la hay, estoy seguro. Observen a estos seres, son ¡mágicas! las cosas que realizan, deben de tener un tutor o un líder.
- Lo tenemos, señor- habló un habitante del pueblo, tejía un abrigo elevando las manos en el aire- Su nombre es Mulón. ¿Pueden notar la montaña al final del camino? Antes de llegar a ella se toparán con él, siempre anda por ahí… 
- Muchas gracias ¿señor…?
- Mi nombre no es de importancia- respondió el hombre humildemente y se detuvo a mirar a la criatura- Por favor, prosigan. 
Saludaron cordialmente con una reverencia (como Dayas les había enseñado) y se dirigieron al final del camino.
- ¿Qué raro, no? Viven por aquí y pareciera ser que nunca vieron a una criatura como nuestro amigo- dijo Sony.
- Creí haberte dicho que te deshicieras de él- reclamó Natal. 
- Ok, Natal. No viene al asunto. ¿Por qué será, no?
Natal no respondió.
Kay quiso decir algo:
- Yo creo que…
Pero Sony adelantó el paso para no escucharlo.

8-
Un hombre robusto y alto miraba encarecidamente a la montaña, la tarde era evidente, a su lado yacían una docena de cadáveres; personas asesinadas y devoradas hace muy pocas horas, sus cuerpos en estado de putrefacción ensuciaban el aire y contaminaban el zen. El hombro se dio media vuelta con lágrimas en los ojos, sin prestarles atención a los forasteros.
- ¡¿Cuándo parará?! ¡¿Cuándo?!- dijo en voz alta, parecía ser que se hablaba a sí mismo- Maldito seas, tirano…
- ¿Qué es lo que ha pasado aquí?- preguntó Kay, impactado.
El hombre finalmente les dedicó una mirada, sus ojos lagrimosos eran extrañamente rojos (y aquel era su color natural, no existían los lentes de contacto en ese mundo), avanzó unos pasos y movió las cejas de asombro cuando vio a la redonda criatura sobre el hombro de Sony.
- Uno de ellos… ¿Vivo?- dijo, nadie entendió.
- ¿Disculpe?- preguntó Sony.
- A quien tú traes en el hombro…- señaló.
El animal dio un salto y cayó al suelo de pie, mirando detenidamente al hombre, el sujeto lo tomó con ambas manos y lo alzó.
- Sony Dameron es mi nombre, señor. Y ellos son mis compañeros: Dick Natal y Kay Montarnen. Venimos de parte de la resistencia ante el rey Minos, comandada por el auténtico heredero al trono: Dayas Jimonte.
El hombre frunció el ceño mientras miraba a la criatura a la altura de su cabeza, la devolvió al suelo y habló.
- Soy Mulón, líder de los DOSOS. He oído hablar de ustedes, algunos de mis más cercanos los llaman ‘’los recolectores’’. Fieles sirvientes de Jimonte, provenientes de un lugar completamente desconocido… lo que me hace dudar si puedo confiar de verdad en ustedes. No se lo tomen a mal, pero la última persona en la que deposité mi entera confianza ocasionó esta masacre- señaló a los muertos con el canto de la mano.         
- Es complicada nuestra procedencia, para serle honesto- le respondió Natal- Pero bueno, todo lo que queremos es ayudar, dígame, ¿Qué ocurrió aquí?
- Es… complicado- prosiguió Mulón- Pero estoy verdaderamente desesperado, así que cometeré una locura por única vez. Les advierto que si llegan a traicionarme, los cuerpos a su alrededor serán cosas bonitas a comparación de lo que les sucederá a ustedes.
- Ligera amenaza, eh- dijo Kay, intentando hacerse el gracioso, pero ninguno de ellos estaba bromeando.
- Puede confiar en nosotros- volvió a plantear el más viejo de los elementales- Permítanos ayudarlo para que nos pueda devolver el favor.
- Muy bien…- Mulón se secó las lágrimas- ¿Qué es lo que desean?
- El artefacto dorado, sabemos que está aquí, lo necesitamos. Los Kices lo necesitan.
Mulón lanzó una risa sarcástica.
- Deberían de tener mucho cuidado con ‘’Los Kices’’, muchos de ellos no son lo que aparentan ser, inclusive el propio Dayas Jimonte oculta un lado de su pasado, pero yo no soy el apropiado que debería contarles esa historia.
- ¿De qué habla?- exclamó Sony, Natal le hizo una seña de no interrumpir.
- Lamentablemente…- continuó Mulón- El artefacto no está bajo nuestro cuidado, esa es la misma razón por la cual estos hombres están muertos. Los VORRJOS
- ¿VORRJOS?
- Una raza de caníbales que devoran a todo ser viviente que se cruce por su camino, actúan por instinto, como auténticos animales salvajes; no distinguen lo que está bien de lo que está mal, no son capaces de razonar. Todos los días infunden temor en mi pueblo y se llevan a los pocos que pueden agarrar. Somos una raza muy inteligente y habilidosa en técnicas fuera de la lógica, podemos evitarlos, podemos distraerlos, podemos desconcertarlos, pero no podemos vencerlos.
- Santo cielo…
- Hace poco se llevaron al artefacto dorado, es evidente que todo esto es obra de Minos, nos quiere lejos de los asuntos de los siete reinos, no debería preocuparse, no está en mis planes volver a ser lo que fuimos alguna vez.
- ¿Lo que fueron? No lo comprendo- habló Sony.
- No importa. Estos hombres que ven aquí fueron doce hombres de distintas familias dispuestos a dar sus vidas para terminar definitivamente con las bestias, pero he aquí los resultados…  
- Si ha escuchado hablar de nosotros, entonces sabe que no somos guerreros ordinarios- dijo Natal. Kay y Sony seguían en silencio.   
- No, sé que no lo son. Pero aún así, no puedo darme el lujo de confiar en aquellos que pertenecen al pueblo que me dio la espalda en tiempos de antaño.
- Sigo sin saber de que habla, señor Mulón.- insistió el profesor.  
El hombre volvió a evadir el tema y continuó hablando:
- La criatura que llevan con ustedes. Seguramente el pueblo ha estado intrigado ante su presencia… y se preguntarán por qué, ¿No es así?- sin mayor remedio que seguirle la corriente, los elementales asintieron. - Hace algunos meses, uno de nuestros hombres trajo un cargamento lleno de esas especies. Cada hogar fue provisto de uno, y resultaron ser animales muy cariñosos. Un día los VORRJOS llegaron, mientras todos corrían a refugiarse, ellos se quedaron, enfrentaron a las bestias… y las derrotaron. La felicidad era inminente, pero a las pocas semanas, los VORRJOS volvieron a aparecer, habían adoptado una nueva forma, muchos más rápidos, más veloces, más sangrientos que antes; habían evolucionado. Los enfrentaron una vez más, pero ninguno sobrevivió. Ahora, han sido tantos años de ataques y de terror, que muchos creen (me incluyo) que llegarán más de estas criaturas y vencerán a los asesinos. Su sola imagen le da esperanza a mi pueblo- Mulón suspiró y prosiguió- Váyanse, busquen otra alternativa para derrotar a Minos, esta no es una opción viable. Aquí solo hay muerte y dolor. Se los imploro.
- En nuestro mundo, una serie de monstruos casi invaden lo que más amamos, ¿Y sabe qué? No pudieron continuar. Tal vez haya cosas que no podemos decir, pero lo que sí puedo asegurarle es que la convicción y la fuerza que integra a estas personas frente a usted, van más allá de sus habilidades extraordinarias.
Mulón reflexionó y se retiró, les habló de espaldas mientras se marchaba.
- Del otro lado de la montaña, cruzando el río, se encuentra su guarida, salen solo de día. Les recomiendo que me acompañen hasta mi hogar y esperen hasta la noche.
Los elementales y la extraña criatura lo siguieron.  

9-
- ¿Qué quisieron decir con ‘’ nuestro mundo’’?- fue la primera pregunta que salió de la boca de Mulón apenas tomaron asiento a beber unos deliciosos tragos con sabor a manzana. El hogar de Mulón eran bastante angosto, acogedor, pero repleto de artefactos extraños, vasijas, cuadros, alfombras, platos y libros. Se sentaron en la mesa frente a la chimenea, la cual expulsaba unas pocas chispas.    
Al principio nadie supo que responder, pero Natal habló por todos los demás.
- Apenas nos conocemos, pero me da la sensación de que puedo confiar en usted. Después de todo, nosotros buscamos que usted confíe en nosotros, sería ilógico no respetar eso. 
Mulón se acarició la barbilla. Natal hizo una pausa mientras observaba el gesto y continuó.
- Puede que le parezca un disparate, solo quiero que sepa que estamos siendo totalmente honestos con esta historia: Provenimos de un lugar llamado ‘’Tierra’’, una dimensión paralela a vuestro mundo, el Zen. Vivimos en una sociedad civilizada mucho más avanzada que la de aquí.
- Y si su sociedad es mejor que la nuestra, ¿Por qué venir aquí?- preguntó Mulón con soberbia y la mirada acusadora.
- No quise que se mal interprete, digamos que la etapa histórica por la cual el Zen está pasando hoy en día, en la Tierra transcurrió alrededor de mil quinientos años en el pasado. Bueno… una parte- Natal empezó a inquietarse al observar los gestos del hombre, quien hacía muecas y revoleaba los ojos para todos lados- Accidentalmente vinimos a parar aquí encontrando un extraño medallón, el cual aún guardo en la guarida de los Kices. Más tarde nos topamos con Minos, y casi nos mata, de no haber sido por el príncipe Dayas y sus compatriotas. En agradecimiento a su salvación, sin alternativa, sin a donde ir y a favor de su causa, nos comprometimos en ayudar a la resistencia a recuperar los artefactos dorados que permitirán a los Kices asaltar la fortaleza de Zimpat y recuperar el trono.
- Muy bien, muy bien- dijo Mulón entre risas, los elementales apretaron los dientes- Les creo- las sonrisas no tardaron en fluir- Pero lo que ustedes hacen es una misión suicida. A ver… Minos ha conquistado y corrompido a casi todos los reinos en menos de cinco años, su número de tropas crece, sus seguidores están cada vez más locos. ¿Ustedes creen que un genio estratega como ÉL va a dejarse engañar y cometer la estupidez de permitirles recolectar todos esos artefactos sagrados? Usen la cabeza, me sorprende viniendo del ‘’legítimo heredero al trono’’, imagino que ya es tanta la desesperación que cae en trucos tan baratos.
- Un poco más de respeto hacia Él, por favor. Es un gran hombre,  y sabe muy bien lo que hace- frunció el ceño Sony- Gracias por creernos, pero creo que lo mejor será que nos retiremos.
Sony y Kay amagaron para retirarse.
- No voy a impedirles que se vayan, pero antes… quisiera enseñarles mi biblioteca, tal vez pueda ser de ayuda…
- ¿Y seguir aguantando sus comentarios?- exclamó Kay, igual de molesto que Sony.
Mulón sonrío.
- No se dan cuenta que el Rey Minos quiere que ustedes realicen esa búsqueda, sino no estarían aquí.
- ¿Y por qué? ¿De que le sirve? No tiene la habilidad para destruir a la magia.
- Pero si tiene inteligencia, una aterradora inteligencia
- ¿Cómo es que sabe tanto?
- Muchas preguntas, pocas certezas, muchacho.
Kay hizo una mueca, Mulón le respondió para complacerlo.
- Hace algunos años, Minos vino hasta aquí, no fue un largo tiempo, pero sus acciones fueron las más perjudiciales en nuestras vidas.
- Los VORRJOS…- agregó Sony.
- Exacto, cuando el tirano apareció, ellos le siguieron. Nadie sabe porqué, ni siquiera su fiel servidor Fimas, el mago que obedece todas sus órdenes, ha sido capaz de realizar tan terribles actos. Las habilidades de Minos son un misterio, y les recomiendo no subestimarlas, o quienes más aman…sufrirán.  
Mulón se levantó y les indicó que lo siguieran hasta una nueva habitación, más angosta que las anteriores, un pasillo muy estrecho y muy oscuro.
- Cuidado con las escaleras- advirtió el anfitrión. Kay y Sony casi se tropezaron por pisar en falso.
Mulón encendió una vela en un plato, parecía que se estaban adentrando al interior de la tierra. De pronto, el hombre encendió una mecha, una línea (como una soga) de fuego se balanceó entre 25 y 50 metros a la redonda, mágicamente fue cambiando de color y continuó ascendiendo hasta iluminar toda la habitación (la estructura de la habitación era redonda, las sogas encendidas estaban posadas sobre bloques de piedra –uno arriba del otro—en forma de espiral) A la vista, estantes de madera de 10 metros de alto, escaleras del mismo material, mesas, sillas, tres escritorios para horarios de lectura; en fin, una auténtica biblioteca. El espectáculo fue maravilloso, inclusive para Kay (que nunca había agarrado un libro por voluntad propia).
- Bienvenidos a mi sector de lectura, aquí yace toda la información del Zen, todo lo que quieran saber.
Caminaron anonadados de un lado para otro, en especial Natal, quien miraba hacia arriba boquiabierto y estudiaba todo a su alrededor. Kay y Sony se divirtieron los primeros minutos, luego se aburrieron y volvieron a subir a acompañar a Mulón (quien estaba haciendo la comida). Pero Natal se quedó allí, fascinado con cada cosa nueva que iba encontrando, eligió dos libros de entre todos los demás, de títulos bastantes interesantes y raros para provenir de aquella dimensión; eran ‘’Los secretos del trono’’ y ‘’El mundo prodigio’’. Estuvo horas allí, revisándolos y anotando en tinta y papel diversas frases; a su lado llevaba un diccionario por si no entendía algún término.  
Cuando llegó la noche, Kay y Sony ya estaban listos para partir, pero su mentor no estaba interesado en continuar con la misión.
- Vamos Natal, debemos irnos- le dijo Kay, el animal yacía sobre su hombro.
Pero el elemental primero terminó el párrafo que estaba leyendo y luego se detuvo a responderles.
- Puede que aquí encuentre lo que necesitamos, si Mulón tiene razón, hay que idear algo urgente para contrarrestar el engaño de Minos.   
- ¿Entonces no cruzaremos la montaña?
Natal se quedó pensativo.
- No quiero llevaros a una misión suicida, pero SOLO si lo aceptan, preferiría que vayan ustedes.
- ¿Nosotros? ¿Y que haremos sin ti? No somos tan valientes como tú crees.
Natal sonrío, aquello fue suficiente, sin duda lo que estuviera haciendo era algo sumamente importante. Kay y Sony se prepararon y se retiraron.
- ¡¿Irán solos, están locos?!- exclamó Mulón, muy alterado.
Kay y Sony también sonrieron, agradecieron la hospitalidad, saludaron amablemente y abandonaron el hogar del líder de los DOSOS. Mulón se acercó a Natal muy enfadado, quien continuaba estudiando muy atento a los libros que había selecto.
- ¡Acompáñalos! ¡Por tu culpa vas a hacer que los maten! ¡De haber sabido que pasaría esto al enseñarles mi biblioteca personal, nunca lo habría hecho!
- Con calma, señor. No hay de que preocuparse.- le respondió el profesor sin apartar la vista del libro.
- ¿¡Qué no hay de que preocuparse!? Esos monstruos se los comerán, ¿¡Cómo puede estar tan tranquilo?! ¡Son solo niños! Mejor será que yo los acompañe…
Natal lo tomo del antebrazo con fuerza, se quitó los anteojos sin levantarse de su asiento y lo miró directamente a los ojos.
- Les confiaría mi vida si pudiera. Son de las personas más extraordinarias que he conocido, no morirán, no después de todo lo que han hecho. Tiene mi palabra.
Mulón se tranquilizó, aunque aquella no fuera una respuesta con la cual pudiera sentirse seguro. No soportaba la idea de tener que cargar con el peso (otra vez) de dejar morir a otro héroe. Aún así, regresó a la cocina a prepararse un trago bien caliente, tal vez así, calmaría los nervios y no olvidaría las oraciones que más tarde haría, rezando por los aventureros.

10-
Kay y Sony iniciaron su viaje por la montaña, mientras tanto disputaron algunas de las cosas que aún no comprendían, como el caso de sus sueños o visiones.
- Aún me cuesta creer que con un sueño pude cambiar el rumbo del destino, es loco… tal vez ya estaba escrito así y yo solo hice lo que ya estaba predicho- le decía Kay a su amigo. 
- Te olvidas de la posibilidad que tienes de conocer todos los recuerdos de una persona al solo tocarle la frente- le señaló Sony.
- Eso si que es verdaderamente raro, me siento un buscador de Internet cuando hago aquello. Cómo si pudiera elegir que recuerdo ver y cual no, siempre elijo (inconscientemente) los que están más relacionados con nosotros.- pausó y siguió- Creo que cuando Miljen mencionó a mi padre, me intrigó saber porque lo había nombrado, por ese mismo motivo cuando establecí contacto con su mente fui directamente a todo lo que tuviera que ver con él.
- Parece que puedes ver el pasado de las personas y el pasado objetivo del mundo en general, es decir, aquello que pertenece al recuerdo de diversas personas… además puedes cambiarlo si te lo propones. Yo me pregunto, si estas habilidades pertenecen a los JEN, ¿Cómo las obtuvimos? Y si tú ves el pasado… ¿podría ser posible que yo pueda ver el futuro? Digo, hasta ahora siempre ha sido una cosa de dos.
- Te mueres por tener una habilidad semejante- rió Kay.
- Una envidia sana recorre mi cuerpo, lo admito- sonrió Sony, aunque sintió algo muy desagradable en su interior cuando pensó bien en lo que había dicho. - Cambiando de tema, que tipo más raro este Mulón. ¿No te dio la sensación de que ocultó algo con respecto a los VORRJOS? Algo que esté directamente relacionado con él… ¿Pero qué?
- ¡Y ahora tus sentidos de percepción han aumentado! Por favor, yo también quiero tener esas cosas.
- Es lógica, Sony. Fue evidente tratando de evadir el tema una y otra vez.
- Tienes razón. Por lo que deduje: algo pasó entre los DOSOS y Zimpat, antes del reinado de Minos. Tal vez despejemos las dudas allá- Sony señaló el otro lado de la montaña.
- No creo que podamos preguntarles a criaturas sin capacidades para razonar. Probablemente Natal tenga más suerte…
- Volviendo a lo anterior… ahora recuerdo que durante nuestro viaje a México en las cápsulas del gobierno tuve un extraño sueño.- dijo Sony, intrigado- Pudo haber sido producto de mi imaginación pero se sintió distinto. En el sueño, dos figuras poco claras nos hablaban, no pude identificarlos; aún así, desperté con la sensación de que deberíamos de ser valientes porque se avecinaban tiempos difíciles.
- Miljen Morgán resultó ser hasta ahora uno de nuestros más grandes retos, me pregunto si Minos estará a su altura- le respondió Kay.
- Dios quiera que no, por favor- replicó Sony- Recordar lo que pasamos, tú… me destroza…
El grupo ya se encontraba en la cima de la montaña, pronto descenderían y cruzarían el lago. Kay miró a su amigo con cariño e imaginó todo por lo que había pasado tras su ‘’falsa’’ muerte; se animó y exclamó:
- Nunca nada ni nadie podrá contra este dúo…- e inmediatamente ocurrió una explosión a cuatro metros de su ubicación, se trataba de una mina explosiva, cayeron al suelo y el golpe los sacudió, luego se desmayaron y lo último que sus ojos presenciaron fue a una horda de seres extraños acercárseles...

11-
Tras los recientes sucesos, la luz se hizo ver frente a ellos, primero deslumbró y quitó a la oscuridad. Más tarde ayudó a distinguir diversas formas distorsionadas, hasta que finalmente el contorno de los objetos se hizo claro y a pesar del terrible dolor de cabeza, lograron reconocer su alrededor. Las formas y las sombras variaron gradualmente, Kay y Sony abrieron los ojos por completo finalmente; el foco se ajustó, había barrotes frente a ellos. Dos antorchas alumbraban fuera de la celda a una cueva putrefacta y de escaso tamaño. El olor era nauseabundo, probablemente muchos hubieran perecido en aquel lugar o peor aún… hecho sus necesidades.
No fue hasta después de una larga pausa de descanso para equilibrar la mente y sentenciar el dolor, hasta que hablaron al respecto.
- ¿Qué pasó?- Sony rompió el silencio, su peludo amigo posaba sobre su hombro.
- Recuerdo una explosión… y ahora estamos aquí- respondió Kay, tomándose la frente.
Sony tragó saliva y miró a su alrededor.
- ¿Una cueva? Creo haber visto las piernas de unos extraños seres… ¿Habrán sido los VORRJOS?  
- A esta altura ya nos habrían devorado.
- ¿Por qué no intentas fundir el material de los barrotes con el fuego? Quiero salir de este calvario- Sony se tomó la nariz- No lo soporto.
Kay avanzó hacia las rejas, las tomó con sus dos manos y las sacudió. Sony hizo un gesto de burla, por lo que su amigo se dio media vuelta y le dijo:
- Había que intentarlo.- a continuación sus manos se tornaron rojas por el fuego y los barrotes de hierro se fundieron, luego los pateó y se vinieron abajo. Las manos de Kay estaban bañadas en hierro liquido, las mantuvo calientes para que no se solidificaran e intentó quitárselo de encima con las paredes de la cueva.
Cada uno tomó una antorcha y se sumergieron en un largo, estrecho y oscuro pasillo; temieron lo que podría avecinarse por sorpresa, pero el lugar estaba completamente desolado.
- ¿Será que ya se devoraron a todos sus prisioneros y nos estaban dejando para el postre?- preguntó Kay seriamente, aunque la broma era evidente.         
La tensión se hizo más exorbitante, el pasillo concluyó en el exterior, un largo camino se adentraba en un particular pueblo, a sus espaldas yacía la montaña y el río, a casi un kilómetro de distancia, lo que significaba que los habían transportado hasta allí. Las dudas florecían cada vez más.

12-
Cuidadosamente avanzaron hacia las luces en la plena noche, valientemente se sumergieron en aquel peligroso pueblo… no tuvieron la oportunidad (para su suerte) de toparse con un VORRJO. Las viviendas eran bastante parecidas a la de los DOSOS, había demasiada tranquilidad en el sector, por un momento se sintieron víctimas de una trampa. ¿Los estaban esperando? Hacia el este, a lo lejos, dos inmensas torres brillaban como faroles frente al pueblo de las criaturas. Los JEN las observaron con detenida atención, pero las olvidaron apenas escucharon sonidos a su alrededor. Todo el pueblo rodeaba una pequeña elevación, sobre ella había una casa de oro; un hombre enorme salió de allí, miró de un lado a otro, su cabello oscuro y su barba blanca eran abundantes. El hombre vestía una inmensa armadura de plata sin armas en ella, dio unos cuantos pasos al frente, apenas lo hizo, gran cantidad de hombres y mujeres salieron de sus aposentos. Kay y Sony miraron toda la situación, muy confundidos.
El hombre les señaló mediante gestos lo que debían hacer, los JEN creyeron que los habían descubierto, pero no sucedió mucho hasta que notaron que estaban recolectando madera y alimentos.
- No lo entiendo, son caníbales… ¿Por qué hacen todo eso?- le susurró Sony a su amigo, ambos estaban escondidos detrás de un barril de carga, cerca a la casa de oro. La criaturita había desaparecido…
 - Yo solo agradezco estar vivo y entero… pero esto es extraño- Kay reaccionó- ¡Ey! ¿Dónde está…?- Kay descubrió a la criatura acercarse a paso lento al grupo de hombres y mujeres.
- ¡Oh no!- exclamaron los JEN al unísono y se abalanzaron hacia su dirección.
La criatura ya estaba a pocos pasos del hombre, este tardó en reconocer su presencia, pues estaba muy concentrado en dar las ordenes. Cuando se topó con ella, se miraron fijamente. Kay y Sony corrieron para que no le sucediera nada, el hombre posó su gigantesca palma sobre el suelo y la criatura subió a ella; luego la levantó y la colocó a la altura de su pecho.
- ¡No le hagas daño!- gritó Kay, la muchedumbre se detuvo sorprendida. El hombre frunció el ceño- Sé que no pueden entendernos, pero esa criatura es inocente, por favor… no le hagan daño. Se ve apetitosa, pero no lo es, de verdad. Déjenlo ir.
Hubo una amenazadora pausa, todos los hombres y mujeres los rodearon, su jefe los observaba con suma atención, la criatura no se había percatado de lo sucedido. A continuación, el gigante acarició al extraño animal.
- Hace mucho tiempo que no nos veíamos, mi peludo amigo - le dijo el hombre a la criatura, ella también le dio cariño, tal parecía ser que ya se conocían.
Kay y Sony se quedaron putrefactos.
- ¿Eres un caníbal sin capacidad de razonar que puede hablar?- dio un paso al frente el elemental del fuego.
- ¿Caníbal? No, muchacho.
- Espera, espera. ¿Quiénes son ustedes?
- Pregunta el joven que entra a escondidas a nuestro pueblo…   
- Mi nombre es Kay y mi compañero Sony; somos magos de la resistencia contra el Rey Minos.
- ¿Magos?- rió el gigante- Mejor váyanse antes que se acaben su frágiles vidas.
- Nos amenazas, eres un asesino entonces- dijo Kay en tono desafiante, Sony intentó detenerlo.
- Eres terco, joven- el gigante amagó para retirarse, Kay hizo ver una inmensa llama en su mano mientras fruncía el ceño. El hombre volvió con ellos, con ligera sorpresa. La pequeña criatura bajó de un salto y fue con los JEN.
- ¿Qué es lo que queréis?- preguntó el gigante.
- ¡Qué paguen por todos los asesinatos que cometieron y por la cantidad de familias que despojaron de sus seres amados!- las palabras fueron duras para todo el pueblo.
- Ya veo… son partidarios de Mulón- afirmó el jefe, bajando el tono- No comprenden lo que sucede y nunca lo harán.
- No somos de por aquí… podemos comprender cosas que otros no- habló Sony, más relajado que su amigo, aunque preocupado- Ninguno de ustedes tiene un parecido semejante a la descripción que nos brindaron de un VORRJO. Con todo respeto, ¿puedo preguntarles quienes son?
- Somos los VORRJOS.- dijo el jefe en voz alta.
- No lo comprendo…
- Mi nombre es Urón, líder de los VORRJOS…- el gigante hizo una pausa y continuó- Soy hermano de Mulón.
- ¿Hermano? ¿Cómo? No entiendo nada- dijo Kay mientras se sacudía el pelo por los nervios.
- ¡Ya los recuerdo a ustedes! Fueron aturdidos por las minas que Mulón instaló en la frontera entre nuestros dos pueblos, los resguardamos en las celdas para que no haya daño.
- No íbamos a dañarlos…- dijo Sony.
- No me refería a ustedes.– respondió Urón- Verán, mi pueblo padece la peor de las enfermedades: de día somos monstruos, y de noche razonamos.
- ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Sony.       
- No os ayudaré en una batalla perdida contra el tirano de Minos- aclaró Urón-No después de todo lo que nos hizo.
- Por favor, cuéntenos.        
- No creo que sirva de nada- Urón observó los gestos de los JEN, ambos estaban ansiosos por escuchar, así que cambió de opinión- Pero da igual. Hace unos cuantos años… Lonas, el reino del león
- Espera, espera. ¿Reino del león?- interrumpió Kay- Nunca oí hablar de él.
- Eso es porque ya no existe- dijo Urón con un tono despectivo- Verán… mi padre gobernaba al séptimo reino alrededor del bosque, fueron épocas doradas y todo crecía en abundancia, las dos islas eran el paraíso de todo el Zen. Una horrible enfermedad le quitó su vida; Mulón y yo (siendo menores de edad) fuimos los encargados de cuidar al reino tras su muerte; pronto se vendría la elección del nuevo rey, el pueblo tendría la oportunidad de elegir entre mi hermano y yo. Pero cuando todo estaba apunto de suceder, apareció Minos junto a sus hombres en impecables barcos. Prometieron la paz entre los reinos y una mejor relación, la creación de una unidad entre los siete reinos- Urón suspiró y continuó- De haber sabido lo que pasaría después…
- ¿Qué fue lo que ocurrió?- preguntó Sony, impaciente.
- Yo le creí a Minos, Mulón no. Eso causó una gran disputa entre nosotros, lo que terminó por dividir a nuestra propia gente. Los que ven frente a ustedes fueron los hombres y las mujeres que me siguieron. Minos nos condujo hacia el otro lado de la montaña con la idea de construir un puerto para el comercio con Zimpat. Nos engañó. No sabemos cómo pasó, pero tras una terrible decisión, nos volvimos monstruos feroces sin control en el día y aparecieron esas dos inmensas torres de cristal. Creemos que aquellas son las que mantienen nuestro castigo… pero nuestros intentos han fracasado. En fin, todo esto ocasionó la ruptura del séptimo reino.
- ¿Y los Kices? ¿Por qué Mulón no confía en ellos?- volvió a preguntar Sony.
- Cuando todo esto ocurrió, los Kiceanos nos dieron la espalda, no hicieron nada al respecto por su nación hermana.  
- Es por eso que el séptimo reino no pertenece a la resistencia…- se dijo Kay a sí mismo.
- Y eso explica también la actitud de Mulón…- murmuró Sony. 
- No necesitamos de su ayuda- respondió el líder de los VORRJOS a Kay- Hemos recolectado suficientes alimentos y provisiones para marcharnos, intentaremos alejarnos lo más lejos posible de nuestros hermanos. Ya hemos quitado muchas vidas inocentes…
- No deben rendirse. Podemos ayudarnos mutuamente… buscamos los artefactos dorados. ¿Sabe de ellos?
- Por supuesto, Minos ordenó a los monstruos de día protegerlos, están aquí.
- ¿Qué tal si los ayudamos a librarlos de su maldición y a cambio nos dan el artefacto?
- Morirán en el intento- afirmó Urón, dubitativo.
- Déjenos intentarlo, somos jóvenes, pero tenemos un poco de experiencia con asuntos parecidos...
- Es una locura, pero que más da. Tomaré cualquier oferta para ayudar a mi pueblo. Como ya dije, las dos torres de cristal parecen ser la base de la maldición, creemos que si las derribamos todo se acabará. Si lo hacen, deberán destruirlas antes del amanecer o… me temo que morirán. Si la hora les juega en contra, ¡huyan y no vuelvan!
- ¿Y si lo logramos?- preguntó Kay.
- Les diré donde resguardamos los artefactos dorados. Les admito que las torres poseen una magia que nosotros no podemos combatir y dudo que alguien pueda.
- Aceptamos el reto- habló Sony de repente. Los murmullos de los VORRJOS no tardaron en fluir.
- Muy bien- dijo el líder de los VORRJOS con cierto recelo- Acompañadme entonces.   

13-
Las torres de cristal eran verdaderamente inmensas, ascendían hasta los 50 metros de alto, llevaban el espesor de 20 metros e irradiaban una abundante luz brillosa. Diversos tipos de cristales parecían estar incrustados uno al lado y sobre el otro. Eran impecables y grandiosos monumentos, pero habían sido forjados para viles fines, por lo tanto debían ser destruidos.
- ¿Cómo algo tan hermoso puede ser algo tan cruel?- suspiró Sony.     
- Esos fueron mis primeros pensamientos cuando las crearon- les dijo Urón. La peluda criatura dio un increíble salto hacia su hombro.
- Parece que le gustas- sonrió Kay.
- Nos conocimos hace algunos meses, lo obligué a escapar durante el día y desde entonces ha estado rondando por el bosque.
- Sentimos habernos confundido… creímos que se lo comerían- se apenó Sony.
- No tienen porque disculparse, ahora está todo aclarado, vayamos a lo importante: los dejaré frente a las torres y me marcharé, pues temo que si no llegan a tiempo yo mismo sea quien les arrebate sus vidas.
Kay y Sony se desanimaron al oír estas palabras, pero más aún al ver lo enormes que eran aquellos dos oscuros monumentos. Cada uno se puso en frente de una de las torres.
- Váyase, nosotros nos encargaremos- le dijo Kay, Urón obedeció, deseó suerte y se marchó. La criatura se separó del líder de los VORRJOS y permaneció inmóvil a un costado de los JEN.  
La luna brillaba sobre sus cabezas, el silencio de la noche inquietaba a sus corazones, pero no se sentían asustados, sino más bien… evaluados.
- ¿Estas listo?- le dijo Sony a Kay con la mirada, su amigo asintió. Simultáneamente ambos implementaron sus elementos sobre cada una de las torres. Intentaron durante horas, combinaciones distintas, ataques distintos, planes descabellados, combinación de poderes, pero nada funcionó.
Las torres continuaban allí, sin ningún rasguño; la magia que las había creado era mucho más poderosa de lo que cualquier ser vivo pudiera imaginar.
Descansaron pocos minutos e inmediatamente continuaron, la criatura miraba muy asombrada todo el espectáculo, sin mover ni un músculo. 
- Si Natal estuviera aquí seguramente se le ocurriría alguna buena idea…- habló Sony.
- Si con eso quieres decir que mis ideas son malas, a ti no te he visto idear nada. ¡Eh!- exclamó su amigo.
- Idiota, no es tiempo de pelear. Yo también estoy arto de tanto intentar y no conseguir nada. Hay que pensar algo… ¡y rápido! La luna ha desaparecido, la noche también se ha esclarecido un poco, ¡nos debe quedar menos de dos horas!
- Un oscuro pensamiento rodea mi mente si esto no funciona…
- ¡Jamás! ¡Hay que darles otra oportunidad! ¡Se lo merecen!
- Sea lo que sea que haya hecho Minos, es indestructible. ¡No hemos conseguido nada y estamos a poco de que nos maten!
- ¿Te estas escuchando hablar siquiera?- elevó la voz Sony, al borde de la cólera- ¡¡¡NO!!!
Algo estaba mal, se sentían presionados y angustiados. No sabían que hacer y de repente… un zumbido proveniente del pueblo hizo temblar la tierra.
- Creo que ya es tarde…- suspiró Sony, apretando los dientes.
El zumbido fue aumentando en intensidad hasta que una corriente de humo se hizo ver a unos kilómetros, una horda de monstruos iban hacia ellos… los VORRJOS. La criatura se sobresaltó y empezó a correr en círculos.
Kay y Sony lo observaron por unos momentos.
- ¡Una escalera en la torre!- gritó Sony.
Habían estado tan concentrados en destruirlas que no las habían estudiado con cuidado, una escalera en forma de espiral ascendía hacia la cima del edificio. Los JEN subieron por ella, una vez lo hicieron, destruyeron los escalones para que los VORRJOS no pudieran subir. Tardíamente se dieron cuenta que la criatura no había subido.
- ¡Hay que ayudarlo!- exclamó Sony.
- No podemos, lo lamento…
- ¡No! ¡Ven! ¡Ven aquí! ¡Intenta subir!- le gritó Sony a la criatura, quien se había detenido y los observaba con sus inmensos ojos.
Los VORRJOS no tardaron en llegar, rodearon a la criatura, todos ellos compartían las mismas características físicas: bocas inmensas (con grandes colmillos) ubicadas en sus hombros, figura encorvada, piel escamosa y garras.      
- No puedo ver esto- dijo Sony mientras se tapaba los ojos.
La criatura se quedó petrificada frente a todos esos seres hambrientos sin hacer nada al respecto. Sony intentó ayudarla armando una inmensa ola de lava que caería sobre ellos, pero sabía que dicho ataque acabaría con su pequeño amigo. De todas formas, ya no había escapatoria. Parecía ser el fin del pequeño, pero no fue así. La criatura sufrió un cambio, ese rostro inocente y alegre se desvaneció y fue reemplazado por una intensa mirada amenazadora; a continuación, figuras punzantes surgieron del interior de su cuerpo, como un armazón de pinches, a diferencia de que todos estos poseían un gran tamaño y un gran filo. Los VORRJOS no pudieron tocarlo, todos ellos fueron heridos por el arma defensora de esta criatura, la cual huyó cuando pudo y escaló una de las torres (donde no estaban Kay y Sony) hasta la cima para mantenerse a salvo.
La luz del sol ascendía desde el oeste (como ocurre en el Zen); los VORRJOS, ansiosos por devorárselos, empezaron a atacar las torres, uno de ellos se alzaba sobre los demás, al que todos identificaron como la versión demoníaca de Urón. Su fuerza era extraordinaria, arrancaron cristales y cristales, los JEN temían por sus vidas, era tanto el temor que hasta se habían olvidado de buscar una alternativa con sus habilidades como elementales. La situación empeoraba, la desesperación de las bestias crecía en magnitud, las torres se iban desarmando poco a poco. Al cabo de unos minutos, empezaron a balancearse muy lentamente, perdiendo el eje. Pronto caerían, no había nada que pudiera evitarlo.
- ¡Kay! Ya se que no viene al caso, pero la luna estuvo todo este tiempo bajo nuestras narices y no te convertiste en un hombre lobo…
- ¿¡Y justo ahora me lo dices!? También lo noté, deben ser estas torres, pero…
La torre se inclinó hacia un costado, Kay tomó a Sony del brazo, el elemental de lava estaba al borde de caer 50 metros.
- Dudo que safemos de esta…- le dijo Sony a su amigo con sus pocas fuerzas, el sudor y las lágrimas se mezclaban en su rostro.- Yo tampoco puedo transformarme…      
- ¡No llegamos hasta aquí para morir así!- exclamó Kay e hizo un gran esfuerzo para que Sony se tome de un bloque.
Ambos sonrieron.
- Tengo una idea- le dijo Kay- Abrázame.
Sony obedeció.
- Será arriesgado y va a ser la primera vez que lo haga, ¿Estas listo?
Sony asintió, sin dudar.
- Bien, ¡Ahora!
Sony se tomó de su amigo y Kay se soltó del bloque. Cayendo a gran velocidad, Kay colocó las palmas hacia abajo e hizo aparecer unas inmensas llamas, lo ayudaron a impulsarse y lograron ¡volar! fuera del peligro. Rescataron a la criatura y se alejaron a unos pocos metros.
Los VORRJOS eran criaturas muy torpes y no reaccionaron ante tal acontecimiento, continuaron desarmando las torres sin ningún control hasta que estas no pudieron soportarlo más y cayeron al suelo en pique. Los cristales se hicieron mil pedazos y el humo se disipó a gran escala. Los VORRJOS se inmovilizaron, el sol irradiaba su mayor esplendor. Poco a poco, como si fuera arena, la piel escamosa cayó como un capullo, recuperaron su postura, sus dientes, su cuerpo y lo más importante… su cordura. La maldición de las dos torres de cristal se había ido.

14-
Todos ellos se miraban entre si muy confundidos, el sol lanzó una ola de calor devastadora, pero los VORRJOS disfrutaron poder volver a sentir sus rayos y poder apreciar su luz. Todos ellos lloraban de la felicidad. La pesadilla había terminado. Urón, envuelto en pocas ropas, se les acercó con una inmensa sonrisa en su rostro. Los miró detenidamente y luego se arrodilló, todo su pueblo le copió el gesto.
- Les estaremos ETERNAMENTE agradecidos- dijo Urón- Han salvado a mi pueblo, han salvado a todos.
Kay y Sony no respondieron, todo había pasado en pocos minutos, era mucho para procesar en tan poco tiempo.
- No fuimos los únicos que ayudamos, nuestro amiguito- Kay señaló a la criatura- Fue un gran héroe. Esa increíble habilidad que tiene de trasformar su cuerpo en un arma… hasta creo tener un nombre para él.
- ¿Cómo vais a llamarlo?- preguntó Urón, mientras se levantaba.
- … Clavito.
- Un nombre muy tonto e infantil, pero me gusta- sonrió Sony- Serás Clavito a partir de ahora.
La criatura dio grandes saltos en agradecimiento, lo que causó sonrisas.
- Teníamos un trato- dijo Urón- A unos pocos metros de aquí, hay una entrada a una guarida subterránea, allí está el artefacto dorado. Pero tened cuidado, una fuerza mística lo custodia, dicha magia afecta inmediatamente a quien entre, seduciendo al visitante a cometer una locura…
- Muchas gracias, señor Urón- dijo Kay, después de lo sucedido, estaba dispuesto a enfrentar lo que sea.
- No he hecho nada por ustedes, ustedes lo hicieron todo por mí y por mi gente. Os agradezco.
- Creo que si hay algo que puede llegar a hacer por nosotros… pero también por usted- habló Sony.
- ¡Pues díganme!
- Vaya a hacer las pases con su hermano, merecen una segunda oportunidad para volver a ser lo que alguna vez fueron.
Urón se quedó mudo y pensativo.
- Lo pensaré…- los VORRJOS comenzaron a retirarse.
- Hasta siempre- los saludó el líder.
- Hasta siempre- respondieron los JEN al unísono.

15-
No hubo tiempo de melancolía, una hora más tarde, Kay y Sony se adentraron en la guarida a buscar el artefacto. No estaba muy lejos y tampoco fue difícil entrar, se asemejaba a una inmensa bóveda, repleta de columnas. A unos 20 metros podían observarse dos de los artefactos dorados, las patas del águila.
Kay se adentró sin miedo.
- Aguarda, revisemos bien el lugar…- de repente Sony sufrió un mareo y vio como una columna caía sobre ellos, volvió en si rápidamente y notó que todo seguía normalmente- ¿Qué fue eso?- observó a Kay acercarse a una de las columnas- ¡Kay, muévete!- a continuación corrió y tiró a su amigo para impedir que la columna cayera sobre él.
Kay no había tenido tiempo de reaccionar y en el suelo se quedó anonadado.
- ¿Cómo lo supiste?
- Una visión, creo.
Otra secuencia invadió la mente de Sony, un bloque sujeto a dos cadenas aparecía desde el techo e iba hacia ellos para arrollarlos.
Kay intentó levantarse pero Sony se lo prohibió.
- Acuéstate en el suelo- Sony analizaba todo a su alrededor con completa atención. 
- ¿Qué?
- ¡Hazlo!- Sony también se acostó e inmediatamente el bloque apareció, pero no pudo arrollarlos y volvió a desaparecer. Una vez se aseguraron estar a salvo, gatearon en dirección al artefacto.
Sony tuvo su tercera visión, el suelo se abría en dos y abajo los aguardaba un abismo repleto de figuras puntiagudas. Las esquivaron a tiempo y finalmente llegaron a los artefactos dorados.
- Era hora- dijo Kay e inmediatamente tomó ambas patas.
A continuación ocurrió un temblor, algunas paredes se desmoronaron, pero principalmente un gas empezó a bañar el ambiente. Por alguna razón, Kay estaba al borde de la locura.
- ¡Para salir de aquí hay que destruirlo todo!- gritó. Intentó encender su mano, pero Sony lo tomó de la muñeca a la fuerza.
- Si usas tu fuego nos mataras, a pesar de que ambos soportemos grandes temperaturas, la cantidad de gas nos…- Sony comenzó a toser, el gas (de donde sea que viniera) no se detenía por ningún motivo. Los JEN ya no podían respirar correctamente. Los temblores no cesaban y las paredes se estaban viniendo abajo. Fue entonces, cuando Urón apareció, con su gran fuerza los tomó a ambos y los sacó de allí.
Entre suspiros y tosidas, los JEN sobrevivieron a la destrucción de la bóveda. Estuvieron un buen tiempo hasta que se recuperaron por completo.
- Urón, nos salvaste la vida- le dijo Kay.
- Parece ser que todo esto es parte de un plan divino, justo decidí ir al pueblo de los DOSOS y vi como la guarida se sacudía, imaginé que aún estaban allí- respondió Urón, sonriente.
- Y bueno… pasaron minutos desde nuestra ‘’despedida’’. ¿Ibas con Mulón?
- Así es, os acompañaré.

16-
Nada importante ocurrió en el viaje de regreso, llegaron al hogar de Mulón, sanos y salvos. Natal acababa de salir a tomar aire fresco.
- ¡Regresaron!- exclamó y se detuvo a mirar a Urón.   
- Él es Urón, líder de los VORRJOS- respondió Sony, a lo que Natal no supo como reaccionar- Tranquilo, no te hará daño.
- Un gusto, señor- le dijo Urón.
- El gusto es mío, grandote. ¿Y a que ha venido, señor Urón?
Mulón salió de sus aposentos y se llevó una gran sorpresa cuando los vio a todos juntos.
- Por él- señaló Kay- Es su hermano. 
- ¿Su hermano?- exclamó Natal.
- Tú…- habló Mulón.
- La maldición se ha ido, querido hermano. Estos dos jóvenes nos ayudaron- exclamó Urón, enérgicamente- Les debemos todo por su valentía. Sé que les hemos arrebatado su paz y su vida, pero hoy, que finalmente puedo pensar con claridad a penas luz del día, os pido humildemente que volvamos a convivir en armonía. Querido hermano…
- Las rimas le salieron muy bien- le murmuró Kay a Sony. Sony río. Todos ellos estaban a la expectativa.
Mulón frunció el ceño y dio unos pasos hacia delante, su hermano era un poco más alto que él. Después de un inquietante silencio, lo abrazó y le dijo: Está todo perdonado, hermano mío. A ambos se les cayeron algunas lágrimas y se alejaron el uno del otro por la vergüenza. Los elementales reprimieron sus emociones, pero si hicieron ver una inmensa felicidad por ambos.
- Los invito a todos a tomar una copa en mi hogar- dijo Mulón una vez se secó las lágrimas. Clavito fue el primero en entrar.  
- Aún tenemos otro día hasta que el Zefari vuelva- dijo Kay.
- Ya lo he hablado con Mulón.- se apresuró a decir Natal- Podemos quedarnos aquí un día más si es necesario, después de todo… hay mucho de que hablar

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