martes, 1 de noviembre de 2016

La Llegada al Templo Azteca: CAPÍTULO 12.



La Llegada al Templo Azteca: CAPÍTULO 12.

- ´´¡Cuídalos, amigo mío! Son la llave a un universo más grande del que podemos imaginar (…) ’’ esas fueron una de las últimas frases que José pudo decirle a Natal estando cuerdo. Palabras que el viejo Dick Natal no podía olvidar, giró un segundo para mirar a sus dos compañeros durmiendo en los asientos de atrás y continuó con su vista hacia adelante en dirección al templo. A decir verdad, Natal sabía muy poco del significado de la palabra ‘’JEN’’, entendía que se trataba de una elección sobre los demás seres humanos y que, por haber sido seleccionados, deberían resguardar un gran secreto. El gran mago se lo había dicho a Natal hace mucho tiempo, pero esta era información muy confidencial, además, Kay y Sony aún no estaban listos para conocer la responsabilidad que llevaban sobre sus hombros. Muchas veces Natal había intentado averiguar más de la existencia de los JEN mediante bibliotecas de todo el mundo, Internet, archivos ocultos, etc. ¿Habrían otros? ¿Serían los primeros? ¿Quién fue el responsable de marcar sus destinos? Esas eran las preguntas que siempre se hacía. Desgraciadamente, nunca encontró información válida. Probablemente Frank y Nicolas descubrieron todo eso, pero el secreto yacía junto a ellos en la tumba. Aún así, Natal no se desanimaba, pues creía que algún día toda la verdad se revelaría; y claramente, a su debido tiempo.
Pero aquellas no eran las únicas cosas que perturbaron al profesor, tenía un mejunje en la cabeza…

‘’ - Dimitrion es inocente…’’ (…)
‘’ - Tuve la visita de un viejo enemigo, uno que creí que había muerto’’ (…)
‘’ - Se llamaba Gloria…’’ (…)
‘’ - Entiendo si los JEN me odian. Yo también lo haría. Él los quería muertos a los dos, pero nunca supe porque… lo único que puedo decirte es que guardaron un profundo secreto. Él está detrás de los JEN, Pedro. (…)
‘’ - La marca negra… un hechizo que nos obliga a hacer cosas desagradables por ordenes de otro ser. ’’ (…)
''- La isla Sarmander, guarida de los Elementales por generaciones, fue destruida.'' (...)  

El dolor mental fue atroz, ya no enfrentaba a un enemigo injustificado como creyó que había sido Dimitrion… ahora tenía la gran responsabilidad de SALVAR a un amigo. Pero… ¿Cómo? Sintió un poco de esperanza cuando imaginó que probablemente la espada divina fuera lo suficientemente útil para su nueva misión. ¿Sería correcto decírselo a sus pupilos? No, para nada. Son jóvenes y no lo entenderían, ni siquiera saben que…   
Natal tragó saliva para ablandar el nudo en su garganta y contener la tristeza.
Después de todo, conocía a la perfección que tarde o temprano dicho personaje retornaría y por esa misma razón, SOLO ESA, había esperado durante tanto tiempo hasta que los elegidos nacieran…  

La tecnología del siglo XXIII no dejaba de sorprender al viejo Dick Natal, el vehículo personal del Rey los condujo a las coordenadas especificadas por el mapa en tan solo algunas horas. La cápsula volaba a mitad de la noche y seguramente descendería cuando el sol empezara a asomarse. Natal imaginaba que estarían a pocos kilómetros del Camino de Cristo Redentor en Chile, se rió en silencio ante la evidente ironía. Las coordenadas llevaban a algún punto en la cordillera frontal de Mendoza, el profesor no estaba seguro.   
Kay y Sony despertaron cuando la computadora señaló que habían llegado a su destino.
- ¿Ya llegamos?- preguntó Kay, fregándose los ojos y bostezando.
- Así es, no hay mucho tiempo, prepárense.
- Ahora que lo recuerdo…- comentó Kay- Hay algo que no les dije…
- ¡Vamos Kay!- lo interrumpió Sony- Hay que bajar.
La cápsula aterrizó perfectamente sobre un amplio sendero, a metros de la ruta 7, el cielo mutaba del negro al azul y las gigantescas montañas yacían a lo lejos (algunas blancas por la nieve, otras portaban el color de la tierra y el pasto). Bajaron inmediatamente del transporte apenas abrió su compuerta de arriba hacia abajo, y contemplaron el paisaje a su alrededor. Llenaron sus pulmones de aire fresco y examinaron el camino. Debían de ser las cuatro o cinco de la madrugada. Todo era pura tierra, elevaciones y montañas, aunque a unos pocos kilómetros se podía distinguir un pequeño pueblo en ruinas.
- Parece ser que este lugar no ha sido frecuentado durante largo tiempo…- habló Sony.  
- La guerra civil que trajo la incorporación de las bestias a la sociedad, arrasó con muchos sectores del país- dijo Natal- Exploremos esta área durante algunos minutos, tal vez encontremos algo. ¿Nos separamos?
- De acuerdo- respondieron los JEN al unísono.

Revisaron más de lo acordado, pero aún así, no se toparon con el templo ni con nada más que no fueran rocas, piedras, árboles, montañas e insectos. Estuvieron un largo rato con su búsqueda, la luz del día facilitó la misión, pero no hubo señal de Morgán ni del templo durante algunas horas. Los tres se volvieron a juntar y se sentaron sobre algunas rocas a conversar.
- ¿Dónde estará ese maldito templo?- preguntó Kay, desconcertado.
- Supuestamente está bajo Tierra, pero si nos ponemos a excavar estaremos años hasta encontrarlo- agregó Sony, fatigado.
- Tengo una idea- exclamó su mentor y quitó el mapa de su bolsillo. Lo tomó con las dos manos y lo llevó a su frente mientras cerraba los ojos (como si estuviera rezando)- Por favor, dinos hacia donde ir…
Pero nada ocurrió, Kay y Sony estuvieron a punto de estallar de la risa. Sony se levantó y se lo sacó de improvisto.
- ¿¡Qué estas…!?
- Tranquilo Natal, sé lo que hago- a continuación jugueteó con el mapa, sacudiéndolo, accionando todos los botones (por llamarlos de alguna forma, ya que poseía ciertas ranuras sobresalientes); finalmente, un nuevo destello surgió del artefacto. De repente, Sony dejó caer el mapa al suelo involuntariamente- ¡Demonios, de la nada me pesó el séxtuple de lo normal!
La bola empezó a girar lentamente hacia adelante. Los elementales, curiosos, siguieron al objeto. Parecía estar siendo atraído por una clase de magnetismo.
Después de conducirlos durante unos minutos de un lado hacia otro, el mapa dorado y carmesí cayó en un agujero de tierra.
- Oh…- refunfuñó Sony, molesto.
E increíblemente un gran temblor irrumpió, se echaron para atrás, la tierra se abrió en dos y de su interior surgió una construcción antigua, ancestral… ¡el templo azteca! Las sonrisas de los elementales iban de oreja a oreja, lo habían logrado.
Aquella maravilla del mundo olvidado debía de haber estado allí durante generaciones sin ser habitada o vista. Se sobresaltaron al verla, paredes y columnas inmensas, escrituras, formas extrañas, dibujos; además, la parte de atrás descendía hacia el interior de la tierra, como si estuviera siendo absorbida. Cuentos y leyendas de todo el mundo vinieron a sus mentes en un santiamén. Una puerta de mármol apareció frente a ellos, justo a su lado yacían escrituras grabadas en la piel de un leopardo, tantos años bajo la superficie las habían dejado casi imposibles de leer; el templo esparció mucha tierra a los alrededores.   

– Por dios, la cantidad de esclavos que habrán sido traídos de ‘’Tenochtitlan’’ para construir este monumento a la historia- suspiró Natal asombrado- Además en una tierra tan lejana a la suya, en una época donde no existían los medios de transporte que hoy en día conocemos. De verdad que se tomaron muy en serio la protección de la espada divina, las desgracias que habrá causado en su pueblo debieron de ser devastadoras. Por ese mismo motivo, la quisieron tener lo más lejos posible de sus familias.
- ¿Tenochtitlan?- preguntó Kay, al mismo tiempo imaginaba que los aztecas habían utilizado las habilidades mágicas de la espada para tele transportar a los trabajadores y los materiales necesarios que construyeron al famoso Templo.
- Era la capital del Imperio Azteca, ¿Qué te enseñan en la escuela hoy en día?
Kay no respondió, no había prestado total atención a la respuesta de Natal.
Dick Natal avanzó hacia la puerta de mármol e intentó descifrar las escrituras aztecas grabadas en la piel del leopardo. Sacó un nuevo artefacto de su bolsillo, un grabador de voz (tan pequeño y circular como un viejo celular) y lo accionó sobre cada palabra. Luego leyó:
- Primero especifica: ‘’Rey o Dios’’, después dice: ‘’Tú que osas en entrar, peligro deberás afrontar. ¡Sé valiente!’’
- ¡¡¡Yo soy valiente!!!- gritó Sony con todas sus fuerzas (al sentirse desafiado) y las puertas se abrieron.

Natal, Sony y Kay tragaron saliva, relajaron los hombros, respiraron profundo y atravesaron la insólita puerta del templo.      

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