La Llegada al
Templo Azteca: CAPÍTULO 12.
- ´´¡Cuídalos, amigo mío!
Son la llave a un universo más grande del que podemos imaginar (…) ’’ esas fueron una de las
últimas frases que José pudo decirle a Natal estando cuerdo. Palabras que el
viejo Dick Natal no podía olvidar, giró un segundo para mirar a sus dos
compañeros durmiendo en los asientos de atrás y continuó con su vista hacia
adelante en dirección al templo. A decir verdad, Natal sabía muy poco del
significado de la palabra ‘’JEN’’, entendía que se trataba de una elección
sobre los demás seres humanos y que, por haber sido seleccionados, deberían
resguardar un gran secreto. El gran mago se lo había dicho a Natal hace mucho
tiempo, pero esta era información muy confidencial, además, Kay y Sony aún no
estaban listos para conocer la responsabilidad que llevaban sobre sus hombros.
Muchas veces Natal había intentado averiguar más de la existencia de los JEN
mediante bibliotecas de todo el mundo, Internet, archivos ocultos, etc.
¿Habrían otros? ¿Serían los primeros? ¿Quién fue el responsable de marcar
sus destinos? Esas eran las preguntas que siempre se hacía. Desgraciadamente,
nunca encontró información válida. Probablemente Frank y Nicolas descubrieron todo eso, pero el secreto yacía junto a ellos en la tumba. Aún
así, Natal no se desanimaba, pues creía que algún día toda la
verdad se revelaría; y claramente, a su debido tiempo.
Pero
aquellas no eran las únicas cosas que perturbaron al profesor, tenía un mejunje
en la cabeza…
‘’ - Dimitrion es inocente…’’
(…)
‘’ - Tuve la visita de un
viejo enemigo, uno que creí que había muerto’’ (…)
‘’ - Se llamaba Gloria…’’
(…)
‘’ - Entiendo si los JEN me
odian. Yo también lo haría. Él los quería muertos a los dos, pero nunca supe
porque… lo único que puedo decirte es que guardaron un profundo secreto. Él
está detrás de los JEN, Pedro. (…)
‘’ - La marca negra…
un hechizo que nos obliga a hacer cosas desagradables por ordenes de otro ser.
’’ (…)
''-
La isla Sarmander, guarida de los Elementales por generaciones, fue destruida.'' (...)
El
dolor mental fue atroz, ya no enfrentaba a un enemigo injustificado como creyó
que había sido Dimitrion… ahora tenía la gran responsabilidad de SALVAR a un
amigo. Pero… ¿Cómo? Sintió un poco de esperanza cuando imaginó que
probablemente la espada divina fuera lo suficientemente útil para su nueva
misión. ¿Sería correcto decírselo a sus pupilos? No, para nada. Son jóvenes y
no lo entenderían, ni siquiera saben que…
Natal
tragó saliva para ablandar el nudo en su garganta y contener la tristeza.
Después
de todo, conocía a la perfección que tarde o temprano dicho personaje
retornaría y por esa misma razón, SOLO ESA, había esperado durante tanto tiempo
hasta que los elegidos nacieran…
La
tecnología del siglo XXIII no dejaba de sorprender al viejo Dick Natal, el vehículo personal del Rey los condujo a las coordenadas especificadas por el
mapa en tan solo algunas horas. La cápsula volaba a mitad de la noche y
seguramente descendería cuando el sol empezara a asomarse. Natal imaginaba que
estarían a pocos kilómetros del Camino de Cristo Redentor en Chile, se rió en
silencio ante la evidente ironía. Las coordenadas llevaban a algún punto en la
cordillera frontal de Mendoza, el profesor no estaba seguro.
Kay
y Sony despertaron cuando la computadora señaló que habían llegado a su
destino.
-
¿Ya llegamos?- preguntó Kay, fregándose los ojos y bostezando.
-
Así es, no hay mucho tiempo, prepárense.
-
Ahora que lo recuerdo…- comentó Kay- Hay algo que no les dije…
-
¡Vamos Kay!- lo interrumpió Sony- Hay que bajar.
La
cápsula aterrizó perfectamente sobre un amplio sendero, a metros de la ruta 7,
el cielo mutaba del negro al azul y las gigantescas montañas yacían a lo lejos
(algunas blancas por la nieve, otras portaban el color de la tierra y el
pasto). Bajaron inmediatamente del transporte apenas abrió su compuerta de
arriba hacia abajo, y contemplaron el paisaje a su alrededor. Llenaron sus
pulmones de aire fresco y examinaron el camino. Debían de ser las cuatro o
cinco de la madrugada. Todo era pura tierra, elevaciones y montañas, aunque a
unos pocos kilómetros se podía distinguir un pequeño pueblo en ruinas.
-
Parece ser que este lugar no ha sido frecuentado durante largo tiempo…- habló
Sony.
-
La guerra civil que trajo la incorporación de las bestias a la sociedad, arrasó
con muchos sectores del país- dijo Natal- Exploremos esta área durante algunos
minutos, tal vez encontremos algo. ¿Nos separamos?
-
De acuerdo- respondieron los JEN al unísono.
Revisaron
más de lo acordado, pero aún así, no se toparon con el templo ni con nada más
que no fueran rocas, piedras, árboles, montañas e insectos. Estuvieron un largo
rato con su búsqueda, la luz del día facilitó la misión, pero no hubo señal de
Morgán ni del templo durante algunas horas. Los tres se volvieron a juntar y se
sentaron sobre algunas rocas a conversar.
-
¿Dónde estará ese maldito templo?- preguntó Kay, desconcertado.
-
Supuestamente está bajo Tierra, pero si nos ponemos a excavar estaremos años
hasta encontrarlo- agregó Sony, fatigado.
-
Tengo una idea- exclamó su mentor y quitó el mapa de su bolsillo. Lo tomó con
las dos manos y lo llevó a su frente mientras cerraba los ojos (como si
estuviera rezando)- Por favor, dinos hacia donde ir…
Pero
nada ocurrió, Kay y Sony estuvieron a punto de estallar de la risa. Sony se levantó y se lo
sacó de improvisto.
-
¿¡Qué estas…!?
-
Tranquilo Natal, sé lo que hago- a continuación jugueteó con el mapa,
sacudiéndolo, accionando todos los botones (por llamarlos de alguna forma, ya
que poseía ciertas ranuras sobresalientes); finalmente, un nuevo destello
surgió del artefacto. De repente, Sony dejó caer el mapa al suelo
involuntariamente- ¡Demonios, de la nada me pesó el séxtuple de lo normal!
La
bola empezó a girar lentamente hacia adelante. Los elementales, curiosos,
siguieron al objeto. Parecía estar siendo atraído por una clase de magnetismo.
Después
de conducirlos durante unos minutos de un lado hacia otro, el mapa dorado y
carmesí cayó en un agujero de tierra.
-
Oh…- refunfuñó Sony, molesto.
E
increíblemente un gran temblor irrumpió, se echaron para atrás, la tierra se
abrió en dos y de su interior surgió una construcción antigua, ancestral… ¡el
templo azteca! Las sonrisas de los elementales iban de oreja a oreja, lo habían
logrado.
Aquella
maravilla del mundo olvidado debía de haber estado allí durante generaciones
sin ser habitada o vista. Se sobresaltaron al verla, paredes y columnas
inmensas, escrituras, formas extrañas, dibujos; además, la parte de atrás
descendía hacia el interior de la tierra, como si estuviera siendo absorbida.
Cuentos y leyendas de todo el mundo vinieron a sus mentes en un santiamén. Una
puerta de mármol apareció frente a ellos, justo a su lado yacían escrituras
grabadas en la piel de un leopardo, tantos años bajo la superficie las habían
dejado casi imposibles de leer; el templo esparció mucha tierra a los
alrededores.
– Por dios, la cantidad de esclavos que habrán sido traídos de ‘’Tenochtitlan’’ para construir este monumento a la historia- suspiró Natal asombrado- Además en una tierra tan lejana a la suya, en una época donde no existían los medios de transporte que hoy en día conocemos. De verdad que se tomaron muy en serio la protección de la espada divina, las desgracias que habrá causado en su pueblo debieron de ser devastadoras. Por ese mismo motivo, la quisieron tener lo más lejos posible de sus familias.
– Por dios, la cantidad de esclavos que habrán sido traídos de ‘’Tenochtitlan’’ para construir este monumento a la historia- suspiró Natal asombrado- Además en una tierra tan lejana a la suya, en una época donde no existían los medios de transporte que hoy en día conocemos. De verdad que se tomaron muy en serio la protección de la espada divina, las desgracias que habrá causado en su pueblo debieron de ser devastadoras. Por ese mismo motivo, la quisieron tener lo más lejos posible de sus familias.
- ¿Tenochtitlan?- preguntó
Kay, al mismo tiempo imaginaba que los aztecas habían utilizado las habilidades
mágicas de la espada para tele transportar a los trabajadores y los materiales
necesarios que construyeron al famoso Templo.
-
Era la capital del Imperio Azteca, ¿Qué te enseñan en la escuela hoy en día?
Kay
no respondió, no había prestado total atención a la respuesta de Natal.
Dick
Natal avanzó hacia la puerta de mármol e intentó descifrar las escrituras
aztecas grabadas en la piel del leopardo. Sacó un nuevo artefacto de su
bolsillo, un grabador de voz (tan pequeño y circular como un viejo celular) y
lo accionó sobre cada palabra. Luego leyó:
-
Primero especifica: ‘’Rey o Dios’’,
después dice: ‘’Tú que osas en entrar,
peligro deberás afrontar. ¡Sé valiente!’’
-
¡¡¡Yo soy valiente!!!- gritó Sony con todas sus fuerzas (al sentirse desafiado)
y las puertas se abrieron.
Natal,
Sony y Kay tragaron saliva, relajaron los hombros, respiraron profundo y atravesaron
la insólita puerta del templo.
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