martes, 15 de noviembre de 2016

Los Cinco Soles: El Segundo Sol ¨Ehecatonatiuh¨: CAPÍTULO 14.



Los Cinco Soles: El Segundo Sol ¨Ehecatonatiuh¨: CAPÍTULO 14.

- Eso jaguares… ¿Qué fue todo eso?- preguntó Kay entre suspiros, acababan de entrar a la siguiente habitación, del tamaño de un mono-ambiente. Una única antorcha iluminaba el sector, el ambiente antiguo y a mazmorra predominaba firmemente. Posaron a Natal sobre la pared para que recuperara fuerzas y le ofrecieron algunas galletitas que la familia Torres les habían obsequiado para el viaje. Las comió, con el rostro desganado y sin el atrevimiento de dirigirles la mirada.
- ¿Vas a estar así hasta que salgamos del templo?- le preguntó Sony, con soberbia.   
- Yo…
El joven no resistió y a gran velocidad, gritó furiosamente:
- ¡SOS UN ELEMENTAL! ¡Ya va casi un año desde que nos conocemos y nunca fuiste capaz de decírnoslo! ¡¿Qué clase de mentor te crees?! ¡Nos ocultas cosas y ya ni siquiera sabemos si podemos confiar en ti!
- Sony… detente- le ordenó Kay y posó la palma sobre el pecho de su amigo.
El muchacho respiró profundamente mientras observaba a Natal toser y escupir algunas migajas.
- Esa es charla para otro día, está muy débil- le susurró Kay a Sony.
- Estoy aquí, no necesitan cuchichear- habló Natal- Tengo mis razones…
- ¿Eso es todo?- exclamó nuevamente Sony.
- ¡Oigan!- gritó Kay- A mi tampoco me gusta esta situación y me molesta. Pero no es el momento para pelear, tenemos que encontrar la espada divina antes que Miljen Morgán. Ese es nuestro deber, así que seamos serios.  
Por un momento, Sony estuvo apunto de responderle de mala gana, diciéndole que Él era el menos indicado para hablar de ‘’seriedad’’ pero se contuvo, estaba fuera de control. Hubo un silencio muy incómodo.
- Tienes razón- dijo Dick Natal al fin y se levantó con sus pocas fuerzas- No importa mi estado, hay que continuar.
- ¿Seguro?- preguntó Kay. Natal asintió.
- Ahora… todo lo que vivamos aquí estará directamente relacionado con la mitología de los aztecas. Si nos topamos con el nombre de uno de los soles antiguos, significa que cada habitación estará relacionada con estos. Es mi hipótesis.
- Bien- dijo Kay. Sony se mantuvo callado- Solo hay que sobrevivir a las pruebas que se nos presenten y encontraremos la espada. Me recuerda a cierto personaje…
Natal buscó entre sus pertenencias y quitó un nuevo libro que se titulaba: ‘’Historia de México’’, lo abrió, buscó entre los primeros capítulos y dijo:
- Aquí dice que el primer sol fue creado por el dios Quetzalcóatl (el de la estatua) y que durante su era vivieron los gigantes que enfrentamos. Tezcatlipoca, el jaguar, se fusionó con el sol creado y Él mismo se volvió un sol. Quetzalcóatl lo destruyó posteriormente, por lo que Tezcatlipoca regresó con una manada de jaguares y acabó con los gigantes. Tal y como acaba de suceder, sin sus dioses claramente…
- Absorbieron toda la habitación y lo que quedó fue indescriptible. Vacío… ¿Cómo vamos a regresar?- agregó Kay. 
- Aún no lo sé, esto se está volviendo muy peligroso. Si este templo respeta el orden, estaríamos entrando al segundo… el sol del viento.
- ¿Aquel es tu elemento, no es así?
- Si. El aire. Hay un gran por qué, pero esa es historia para otro día.
- A mi no tienes porque darme explicaciones, son tus cosas. Me inquieta, es cierto, pero siempre lo sospeché. No estaría de más decir que la sorpresa va más allá de si lo seas o no, también eres uno de los primeros… ¡por eso la máquina de la S.I.C.A se descompuso y por eso Morgán te llamó ‘’Pedro Kimhote’’! Eso sí que me agarró desprevenido…
Natal guardó el libro y suspiró.
- Lo siento.
- Lo dudo- respondió Sony, quien había estado en silencio durante un tiempo. El joven empujó la compuerta siguiente y así entraron al segundo escenario.  

La puerta por la que acababan de entrar se cerró de inmediato. Una serie de gigantescos árboles se extendían a lo largo y a lo ancho del espacio, como si se encontraran dentro de una selva amazónica enjaulada (sensación causada por el techo del templo), a su izquierda había un valle y un pequeño río que desembocaba en un abismo sin fin. Lo más sorprendente aún (además de sentirse como si estuvieran dentro del mundo de Jurassic Park) fue la presencia de unos monos que se colgaban de las ramas de los árboles, los cuales fijaban sus inmensos (y tiernos) ojos en los elementales. Vaya, ahora si se podía decir ‘’elementales’’ en plural.
Estos extravagantes animales poseían la piel gris y trepaban de una ramificación a otra sin desligarse de su presencia.
- Son increíbles…- exclamó Sony entre risas.
- Hay que ser rápidos- dijo Kay, liderando la misión- Natal… ¿Qué fue lo que destruyó al segundo sol?
El profesor se apresuró en quitar el libro y justo cuando estuvo apunto de abrirlo, uno de los monos se lo robó y huyó, balanceándose por las lianas entre los árboles.
- ¡Qué…!
Pero no hubo tiempo de lamentos; de repente, un impetuoso viento sopló y sacudió toda la vegetación. Los monos huyeron y desaparecieron, las aguas del río se descontrolaron y el aire se tornó frío.
- Un vendaval...- dijo Natal con los ojos abiertos como platos- ¡Hay que encontrar la salida! ¡AHORA! 
El suelo, cubierto de espesura, comenzó a desmoronarse. El bosque se prolongaba 1 kilómetro y las amplias texturas prohibían distinguir alguna puerta oculta. Sin intención de retroceder, los elementales se adentraron en la frondosidad y buscaron la manera de escapar. El punto de origen del vendaval aún se encontraba a quinientos metros de distancia; por lo tanto, el húmedo viento afectaba exiguamente. De todos modos, se iba acercando…
La zona explorada no reveló nada nuevo, la desesperación arrancó a fluir. 


Daba la impresión de que el vendaval tenía vida propia por su comportamiento, lento, pero seguro. Los elementales se habían repartido sectores para examinar y luego fijado una posición en común; una vez se reunieron frente al intenso sonido que provenía de los árboles sacudiéndose ferozmente y de la tierra deformándose, Natal dijo:
- Yo lo contendré. Ustedes sigan buscando.
- No uses todas tus fuerzas, podría matarte- le dijo Kay.
- Lo sé.
Kay se marchó. Sony tomó a Natal del antebrazo.
- No cometas locuras, cuídate- le dijo con una gran seriedad y también partió.
Natal sonrió cuando estuvo solo y cerró los ojos. Cerró los puños y alzó los brazos; el vendaval pareció verse atraído y fue directo hacia Él.
Kay y Sony, desde sus posiciones, observaron la situación, anonadados. Natal había creado otra fantástica ráfaga de viento para combatir la feroz fuerza del vendaval. Estas dos corrientes de aire se chocaron entre sí, los árboles más cercanos fueron arrancados de raíz y volaron por el espacio. La tierra también flotaba alrededor de ese inmenso campo de batalla. Los JEN habían notado que a Natal le caían algunas gotas de sangre sobre la frente y comprendieron que estaba debilitando sus fuerzas. El profesor luchaba sin cesar, tenía ambos puños apuntando al vendaval, la pierna derecha (flexionada) adelante y la izquierda detrás.
Kay corrió la vista un segundo y notó que entre algunos arbustos había un material oculto; fue a ver y encontró la puerta. Le hizo una seña a Sony y este ya se encontraba yendo hacia su ubicación.
- ¡La encontramos! ¡Vamos!- le gritó a Natal.
Pero este no pudo responderle, ni siquiera dirigirle la atención, el vendaval presionaba sobre su ofensiva.        
- ¡Natal!- volvió a gritar. Sony alcanzó a Kay a metros de la puerta.
Dick Natal, sin apartar la vista de su contrincante invisible, apartó uno de los puños y los señaló: la puerta se abrió de par en par, con gran brusquedad.
- ¿Qué haces…?- e inmediatamente fueron arrastrados hacia el interior de la siguiente habitación.
- ¡NATAL!- gritaron los dos al unísono.

La puerta se cerró frente a sus narices y lo último que pudieron ver fue a su mentor luchando incansablemente contra esa fuerza demoníaca.        

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