Los Cinco Soles: El
Segundo Sol ¨Ehecatonatiuh¨: CAPÍTULO 14.
-
Eso jaguares… ¿Qué fue todo eso?- preguntó Kay entre suspiros, acababan de
entrar a la siguiente habitación, del tamaño de un mono-ambiente. Una única
antorcha iluminaba el sector, el ambiente antiguo y a mazmorra predominaba
firmemente. Posaron a Natal sobre la pared para que recuperara fuerzas y le
ofrecieron algunas galletitas que la familia Torres les habían obsequiado para
el viaje. Las comió, con el rostro desganado y sin el atrevimiento de
dirigirles la mirada.
-
¿Vas a estar así hasta que salgamos del templo?- le preguntó Sony, con
soberbia.
-
Yo…
El
joven no resistió y a gran velocidad, gritó furiosamente:
-
¡SOS UN ELEMENTAL! ¡Ya va casi un año desde que nos conocemos y nunca fuiste
capaz de decírnoslo! ¡¿Qué clase de mentor te crees?! ¡Nos ocultas cosas y ya
ni siquiera sabemos si podemos confiar en ti!
-
Sony… detente- le ordenó Kay y posó la palma sobre el pecho de su amigo.
El
muchacho respiró profundamente mientras observaba a Natal toser y escupir
algunas migajas.
-
Esa es charla para otro día, está muy débil- le susurró Kay a Sony.
-
Estoy aquí, no necesitan cuchichear- habló Natal- Tengo mis razones…
-
¿Eso es todo?- exclamó nuevamente Sony.
-
¡Oigan!- gritó Kay- A mi tampoco me gusta esta situación y me molesta. Pero no
es el momento para pelear, tenemos que encontrar la espada divina antes que
Miljen Morgán. Ese es nuestro deber, así que seamos serios.
Por
un momento, Sony estuvo apunto de responderle de mala gana, diciéndole que Él
era el menos indicado para hablar de ‘’seriedad’’ pero se contuvo, estaba fuera
de control. Hubo un silencio muy incómodo.
-
Tienes razón- dijo Dick Natal al fin y se levantó con sus pocas fuerzas- No
importa mi estado, hay que continuar.
-
¿Seguro?- preguntó Kay. Natal asintió.
-
Ahora… todo lo que vivamos aquí estará directamente relacionado con la
mitología de los aztecas. Si nos topamos con el nombre de uno de los soles
antiguos, significa que cada habitación estará relacionada con estos. Es mi
hipótesis.
-
Bien- dijo Kay. Sony se mantuvo callado- Solo hay que sobrevivir a las pruebas
que se nos presenten y encontraremos la espada. Me recuerda a cierto personaje…
Natal
buscó entre sus pertenencias y quitó un nuevo libro que se titulaba: ‘’Historia
de México’’, lo abrió, buscó entre los primeros capítulos y dijo:
-
Aquí dice que el primer sol fue creado por el dios Quetzalcóatl (el de la
estatua) y que durante su era vivieron los gigantes que enfrentamos.
Tezcatlipoca, el jaguar, se fusionó con el sol creado y Él mismo se volvió un
sol. Quetzalcóatl lo destruyó posteriormente, por lo que Tezcatlipoca regresó
con una manada de jaguares y acabó con los gigantes. Tal y como acaba de
suceder, sin sus dioses claramente…
-
Absorbieron toda la habitación y lo que quedó fue indescriptible. Vacío… ¿Cómo
vamos a regresar?- agregó Kay.
-
Aún no lo sé, esto se está volviendo muy peligroso. Si este templo respeta el
orden, estaríamos entrando al segundo… el sol del viento.
-
¿Aquel es tu elemento, no es así?
-
Si. El aire. Hay un gran por qué, pero esa es historia para otro día.
-
A mi no tienes porque darme explicaciones, son tus cosas. Me inquieta, es
cierto, pero siempre lo sospeché. No estaría de más decir que la sorpresa va
más allá de si lo seas o no, también eres uno de los primeros… ¡por eso la máquina
de la S.I.C.A se descompuso y por eso Morgán te llamó ‘’Pedro Kimhote’’! Eso sí
que me agarró desprevenido…
Natal
guardó el libro y suspiró.
-
Lo siento.
-
Lo dudo- respondió Sony, quien había estado en silencio durante un tiempo. El
joven empujó la compuerta siguiente y así entraron al segundo escenario.
La
puerta por la que acababan de entrar se cerró de inmediato. Una serie de gigantescos
árboles se extendían a lo largo y a lo ancho del espacio, como si se
encontraran dentro de una selva amazónica enjaulada (sensación causada por el
techo del templo), a su izquierda había un valle y un pequeño río que
desembocaba en un abismo sin fin. Lo más sorprendente aún (además de sentirse
como si estuvieran dentro del mundo de Jurassic
Park) fue la presencia de unos monos que se colgaban de las ramas de los
árboles, los cuales fijaban sus inmensos (y tiernos) ojos en los elementales.
Vaya, ahora si se podía decir ‘’elementales’’ en plural.
Estos
extravagantes animales poseían la piel gris y trepaban de una ramificación a
otra sin desligarse de su presencia.
-
Son increíbles…- exclamó Sony entre risas.
-
Hay que ser rápidos- dijo Kay, liderando la misión- Natal… ¿Qué fue lo que
destruyó al segundo sol?
El
profesor se apresuró en quitar el libro y justo cuando estuvo apunto de
abrirlo, uno de los monos se lo robó y huyó, balanceándose por las lianas entre
los árboles.
-
¡Qué…!
Pero
no hubo tiempo de lamentos; de repente, un impetuoso viento sopló y sacudió
toda la vegetación. Los monos huyeron y desaparecieron, las aguas del río se
descontrolaron y el aire se tornó frío.
-
Un vendaval...- dijo Natal con los ojos abiertos como platos- ¡Hay que
encontrar la salida! ¡AHORA!
El
suelo, cubierto de espesura, comenzó a desmoronarse. El bosque se prolongaba 1 kilómetro y las
amplias texturas prohibían distinguir alguna puerta oculta. Sin intención de
retroceder, los elementales se adentraron en la frondosidad y buscaron la
manera de escapar. El punto de origen del vendaval aún se encontraba a
quinientos metros de distancia; por lo tanto, el húmedo viento afectaba
exiguamente. De todos modos, se iba acercando…
La
zona explorada no reveló nada nuevo, la desesperación arrancó a fluir.
Daba
la impresión de que el vendaval tenía vida propia por su comportamiento, lento,
pero seguro. Los elementales se habían repartido sectores para examinar y luego
fijado una posición en común; una vez se reunieron frente al intenso sonido que
provenía de los árboles sacudiéndose ferozmente y de la tierra deformándose,
Natal dijo:
-
Yo lo contendré. Ustedes sigan buscando.
-
No uses todas tus fuerzas, podría matarte- le dijo Kay.
-
Lo sé.
Kay
se marchó. Sony tomó a Natal del antebrazo.
-
No cometas locuras, cuídate- le dijo con una gran seriedad y también partió.
Natal
sonrió cuando estuvo solo y cerró los ojos. Cerró los puños y alzó los brazos;
el vendaval pareció verse atraído y fue directo hacia Él.
Kay
y Sony, desde sus posiciones, observaron la situación, anonadados. Natal había
creado otra fantástica ráfaga de viento para combatir la feroz fuerza del
vendaval. Estas dos corrientes de aire se chocaron entre sí, los árboles más
cercanos fueron arrancados de raíz y volaron por el espacio. La tierra también
flotaba alrededor de ese inmenso campo de batalla. Los JEN habían notado que a
Natal le caían algunas gotas de sangre sobre la frente y comprendieron que
estaba debilitando sus fuerzas. El profesor luchaba sin cesar, tenía ambos
puños apuntando al vendaval, la pierna derecha (flexionada) adelante y la
izquierda detrás.
Kay
corrió la vista un segundo y notó que entre algunos arbustos había un material
oculto; fue a ver y encontró la puerta. Le hizo una seña a Sony y este ya se
encontraba yendo hacia su ubicación.
-
¡La encontramos! ¡Vamos!- le gritó a Natal.
Pero
este no pudo responderle, ni siquiera dirigirle la atención, el vendaval
presionaba sobre su ofensiva.
-
¡Natal!- volvió a gritar. Sony alcanzó a Kay a metros de la puerta.
Dick
Natal, sin apartar la vista de su contrincante invisible, apartó uno de los
puños y los señaló: la puerta se abrió de par en par, con gran brusquedad.
-
¿Qué haces…?- e inmediatamente fueron arrastrados hacia el interior de la
siguiente habitación.
-
¡NATAL!- gritaron los dos al unísono.
La
puerta se cerró frente a sus narices y lo último que pudieron ver fue a su mentor
luchando incansablemente contra esa fuerza demoníaca.
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