martes, 31 de mayo de 2016

La Revelación: CAPÍTULO 13.



La Revelación: CAPÍTULO 13.

El increíble destello desapareció sin dejar rastro, todas las almas de los Narsogs habían vuelto a aquel mundo de los muertos. Todos ellos estaban muy aturdidos por lo que acababa de suceder, el estruendo disminuyó en magnitud y un grito desgarrador, sin fin, se hizo oír en el nuevo silencio. 

Sony se posaba sobre los restos de la fogata, paralizado… Kay lo acompañaba, atónito y con una increíble impotencia. El primer joven tomó algunas ramas cubiertas de ascuas y las sacudió, luego las destruyó con sus propias manos y las dejó caer.

Dimitrion avanzó hacia ellos, sin emitir ni una palabra, sin sonreír, sin burlarse; en cierto sentido, respetando la memoria de la muchacha. Natal continuaba en el mundo de los sueños, lejos de la situación.      

- ¿Esto es lo que en verdad quieres? ¿Muerte?- le preguntó Sony, entre lágrimas.
Al principio, el malhechor no respondió a su pregunta y tragó saliva, los elementales pudieron notar que el tatuaje en su rostro parecía atenuarse por unos segundos.  
- Gloria…- dijo en voz baja.
- Jessica…- susurró Kay, sin prestarle atención- Quisiera haber…
- Ni siquiera quedó rastro, ningún cuerpo que enterrar…- dijo Sony, apretando los puños.

Dimitrion alzó las manos y la fogata se encendió nuevamente, esta vez, con el particular fuego azulado. Kay tomó a Sony para alejarse.  

En menos de un suspiro, Sony corrió hacia Dimitrion mientras levantaba los brazos; Dimitrion lo golpeó en el estómago, pero aquella había sido la trampa perfecta; a sus espaldas, una inmensa ola de lava lo aplastó, sin dañar a su auténtico creador formando un hueco, como una cascada. 

Un ser humano ordinario moriría al instante, pero el poder de Dimitrion Curtansen y las propiedades innatas de un elemental lo protegieron. Arrastrado por la gran corriente, que destruyó toda la fauna de Sarmander (además de las alas de plata y las patinetas que los habían traído, las cuales yacían en el suelo), Dimitrion se levantó mal herido; gran parte de su oscura vestimenta estaba hecha añicos, su rostro y su cuerpo cubierto de heridas gravísimas y montones de sangre.

Sony se incorporó apenas el dolor en el estomago desapareció, furioso, con su corazón lleno de odio. Dimitrion, tendido en el suelo, quiso contraatacar; pero Kay le ganó de antemano, cortó el árbol más cercano con sus habilidades y este cayó por encima de Dimitrion. El antagonista agonizaba, un tronco de unos cuantos metros le había caído sobre su pecho.

- Se acabó- le dijo Sony, aún sollozando.
- No volverás a dañar a nadie más. Y eso incluye a nuestros seres queridos- agregó Kay, acercándose a su compañero.         
- ¿Qué esperan?- dijo el malvado elemental completamente debilitado, tosiendo y escupiendo algunas gotas de sangre- Terminen conmigo.  
Kay y Sony se miraron entre sí, sin saber que hacer.
- Me imaginaba- sonrió Curtansen- No tienen las agallas para quitar una vida.
- Muchos de tus secuaces fueron victimas de mi fuego, lo sabes- lo desafió Kay.
- Entonces… ¿por qué no terminan con esto?- repuso Dimitrion- Porque si salgo de aquí, yo seré quien lo haga, se los juro.

Si bien, ambos querían hacerlo, algo se los impedía… tal vez las lecciones de Natal les habían pesado en la consciencia. Pero para pensarlo mejor, Natal nunca había explicado que harían con él una vez lo derrotaran. ¿Encerrarlo? ¿En donde?
Sony se secó las lágrimas, por un momento dejó de pensar en la pobre Jessica y le dijo a su amigo.

- ¿Qué hacemos?
Kay se quedó inmóvil y en silencio, sin saber que contestar.
- ¿Por qué mataste a mi familia y al padre de Sony?- preguntó de inmediato, para atrasar la decisión.
Dimitrion sonrió, entendiendo lo que estaba sucediendo.
- Sabían demasiado.
- ¿Qué es lo que sabían?
Sony también prestó atención.
- Ustedes creen que todo lo fantástico que ocurre en este mundo está relacionado con los elementales, y no es así…
- ¿Ah no?
- Su mentor les oculta mucho más de lo que verdaderamente sabe y les dice. Por ejemplo… ¿Qué tanto saben de los elementales?
El tatuaje en el rostro del antagonista comenzaba a desaparecer. A su vez, la niebla se disipaba con rapidez, las estrellas se volvían más visibles y las nubes se desplazaban de tal forma que la luz de una inmensa luna llena (hasta entonces oculta) apareció sobre sus cabezas.
- ¿Qué tanto sabemos? Fueron héroes, todos ellos a excepción de ti- le respondió Kay.
- No todos… pero no hablo de eso- corrigió Dimitrion- Hablo de sus dones.
Kay y Sony se miraron nuevamente, confundidos.
- El corazón nos dota de vitalidad o mejor dicho, inmortalidad y el control sobre un específico elemento de la naturaleza, sea real o no- continuó- Pero nosotros, los elementales, tenemos una tercera habilidad…   
- ¿Tercera habilidad?- preguntó Sony con la voz apagada.
- ¿Acaso nunca les ha sucedido algo inexplicable que excede sus poderes en el fuego o en la lava? Algo que, incluso ahora, aún no tiene explicación- Sony recordó lo que le sucedió en la torre de reloj (capítulo 5). Dimitrion notó la reacción del muchacho- Así es. En el fondo lo saben. Joven Montarnen, ¿por qué crees que tu mentor te prohíbe encarecidamente que evites la luna llena?  

Fue como un reflejo, al instante Kay miró hacia arriba, lleno de curiosidad. Una inmensa luna se registraba sobre sus cabezas, tan cercana que parecía que en cualquier momento colisionaría contra la isla flotante de Sarmander.

Desgraciadamente, observar al increíble cuerpo espacial desde una distancia tan próxima no fue el hecho significativo e impactante que vivenciaron, sino lo que ocurrió después….
Para empezar, Kay intentó correr la mirada, arrepintiéndose de lo que había hecho sin saber por qué. Pero estaba tan cerca y era tan hermosa, que le era imposible no contemplarla.
Al instante, las pupilas de sus ojos desaparecieron, su rostro se empalideció y comenzó a convulsionar.
- ¡Kay! ¿Qué sucede?- le gritó su amigo, quién no soportaría ver a otra persona cercana morir.
Pero el joven no tuvo tiempo ni reacción para contestar. Gritaba del dolor, aquel sonido se iba volviendo cada vez más grueso y ahogado, hasta convertirse en una cierta clase de aullido.
Avanzó unos pasos hacia Sony y luego retrocedió.
- ¡Aléjate!- le ordenó Kay. Sony, anonadado y sin saber como ayudarlo, obedeció.

Cada centímetro de su cuerpo creció por triplicado, al mismo tiempo, toda vestimenta sobre su cintura se hizo trizas, así también como sus zapatillas. Brazos, manos, piernas y pies se expandieron y se llenaron de cabello (un pelaje azul oscuro, erizado y abundante). 

Aumentó en estatura unos cuatro metros más, luego las otras partes de su cuerpo se llenaron del mismo pelo (la panza, el pecho, la cabeza y el cuello). Le surgieron garras grandes y filosas en las puntas de sus manos y pies. 

Todo rastro humano desapareció en un parpadeo, Sony observó dicho acto con suma preocupación, asombro y miedo. Por último, dos orejas puntiagudas fueron a parar sobre la cabeza y el hocico de un animal reemplazó al rostro del joven.

La nueva criatura observaba todo a su alrededor con cautela, como si acabara de nacer; con sus ojos amarillos de gran magnitud, como faroles, y unos inmensos colmillos repletos de saliva; estaba sediento. Gruñó en voz baja y aulló, mientras caminaba en cuatro patas de un lado para otro.

- En el pasado las llamábamos ''Amdor'', que en un extinto idioma significa ‘’criatura mística’’- habló Dimitrion, su tatuaje volvió a la normalidad, más claro que el agua, logró deshacerse del árbol con facilidad y se puso de pie, más sano de lo que hubieran imaginado. Aquel había sido su plan desde el principio, retrasarlos lo suficiente con palabras hasta que la luna apareciera finalmente- Sólo es cuestión de tiempo para que revelemos nuestra verdadera identidad como elementales. Tu amigo se ha convertido en lo que realmente es…un engendro más, una bestia de cuentos, ¡legendaria!- hizo una pausa, sonrió malévolamente y susurró- Un hombre… lobo.
      








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