lunes, 23 de mayo de 2016

Un Duelo de Magia y Desesperación: CAPÍTULO 12.





Un Duelo de Magia y Desesperación: CAPÍTULO 12.

- ¡Cuánto valor que hay que tener para venir hasta aquí!- exclamó Dimitrion, mientras observaba a sus camaradas intentar levantarse sin éxito.
- Terminemos esto de una vez, traidor…- le dijo Kay a regañadientes.
- ¿Traidor?- rió el antagonista-  Yo lo llamaría de otra manera. Más bien, me considero un ‘’salvador’’… no espero que lo entiendan.
- ¡Mataste a mi padre!- le gritó Sony, al borde del colapso- ¡Vas a pagar por todo!
- No como hubiera querido- le respondió el malhechor para provocarlo- No lo hice en persona. Verás… atendía otros asuntos.
- ¿Por qué lo hiciste?- habló Kay, con las mismas dificultades que su amigo para controlar su enojo- ¿Cómo puede un hombre que combatió a la oscuridad haberse convertido en un sujeto tan frío, sin escrúpulos?
- Tú y yo ya hemos tenido una conversación sobre el tema, elemental del fuego. Ya estoy un poco harto de sus reproches…
Sony estuvo apunto de hacerle frente hasta que…
- ¡Basta!- gritó Natal furioso, para todos- Puedo asegurarte Dimitrion, que tu mente está siendo corrompida por otro ser. Nada de lo que haces tiene sentido. ¿Revivir a los mismos monstruos que tú combatiste en el pasado? ¿Y para qué? ¿Solo para demostrarle al mundo que eres más fuerte que los demás?
- Como ya dije, no espero que lo entiendan… ‘’Natal’’- repitió Dimitrion con desprecio- Pronto, el ritual estará completo.
- Antes necesitarás de nuestra sangre- Sony dio un paso adelante, decidido- ¡Y tendrás que matarnos antes de que eso suceda!
- Qué así sea…

Kay fue el primero en correr en dirección a su enemigo, este estiró el cuello y le rompió la cara de un puñetazo. El golpe más simple y mortal dejó a Kay atolondrado, se balanceó de un lado a otro, tratando de mantener el equilibrio hasta que cayó. A continuación, Dimitrion efectuó su sorprendente elemento sobre los demás, quienes esquivaron el ataque; el elemental resultaba ser un excelente estratega, fue primero por Dick Natal. 

A una velocidad sobre-humana, apareció detrás suyo y le hizo la famosa técnica de la llave del sueño, Natal quedó inconsciente en cuestión de segundos. Le siguió Sony, pero este se defendió mediante una inmensa capa de lava a su alrededor (la que había creado por pura casualidad). Dimitrion, sin intenciones de perder el tiempo, fue nuevamente por Kay, y mientras este trataba de huir arrastrándose boca arriba (a través de los codos y la cola) el elemental del fuego oscuro creó distintos ataques y los utilizó contra él. Justo a tiempo, Sony lo detuvo gracias a sus habilidades, ayudó a su amigo a levantarse y se pusieron en guardia (el ojo de Kay era un colorinche).

- Me emocionan, muchachos. Los dos… contra mí- rió Dimitrion entre dientes.

A continuación tomó la extraña máscara plateada ubicada en la mitad de su rostro y la destruyó (con sus propias manos) en mil pedazos. Finalmente, los elementales pudieron contemplar con total claridad a su adversario, aquella parte ocultaba un gran tatuaje de color negro que le ocupaba la mitad del perfil izquierdo. El tatuaje era similar a los de las bestias y los dibujos en el suelo. Dimitrion acarició sus mejillas, estiró los dedos y cada uno de los anillos que había en ellos. De repente, desenvainó un arma blanca, una espada de hierro. La hoja de la espada se vio rodeada por una llamarada negra.

Kay y Sony tragaron saliva, estaban verdaderamente desesperados. ¿Cómo enfrentarían a un viejo elemental mucho más poderoso, sabio y con más experiencia que ellos? Para colmo, Dick Natal, el extraño profeta, también mentor de ambos, estaba inconsciente y a una lejana distancia como para intentar despertarlo. Pensaron miles de alternativas, pero todas resultaron demasiado arriesgadas e improbables. Su contrincante no era estúpido, lo sabían a la perfección.

Dimitrion avanzó hacia ellos y revoleó la espada de un lado a otro. Los elementales, temiendo indudablemente por su vida, esquivaron los ataques a duras penas e intentaron hacerle frente con sus poderes, pero para el traidor no era suficiente, toda habilidad que recibió fue rechazada por algún movimiento suyo. Se volvió a acercar empuñando la espada y utilizándola en todo momento. No había forma de escapar. 

En fortuna de los elementales, Dimitrion solo alcanzó rozarles los brazos y las piernas; algunas heridas leves surgieron, por lo menos no se trataban de grandes pérdidas de sangre. Tropezaron con los partidarios de Dimitrion varias veces, quienes aún seguían en el suelo; esto les impedía alejarse rápidamente del futuro ataque del enemigo.

La espada del antagonista ya llevaba en su punta la sangre de los más jóvenes. Pero Dimitrion se estaba divirtiendo, pensó que el ritual podría esperar; quiso volver a jugar con ellos y corrió nuevamente hacia su dirección entre medio de gritos al borde de la locura. 

Para su desgracia, un rayo cayó del cielo sorpresivamente, colisionando contra el área que se interponía entre los individuos. Dimitrion se detuvo y observó a una mujercita, proviniendo del bosque, acercarse hacia ellos.
- ¡Jessica…!- exclamaron sus compañeros- ¿Cómo llegaste aquí?
- Tengo mis métodos- respondió ella sonriente, una vez estuviera a su lado.
- Otra más… increíble- dijo el malévolo ser, con los ojos abiertos como platos- Siento que estoy viviendo un hermoso sueño.   
- Así que tú eres el famoso Dimitrion, te imaginaba más viejo- le dijo Jessica, frunciendo el ceño.
- Hombre o mujer, no hay diferencia para mí, no les tendré piedad…
- No pretendo que la tengas- respondió la jovencita e inmediatamente estiró ambas manos y un gran rayo de color azul atacó a Dimitrion, empujado por esa gran fuerza, chocó de espaldas contra un árbol y luego al suelo. El desquiciado elemental sonreía, aún con la cabeza gacha y el rostro repleto de sangre.
- Gracias prima- le dijo Sony, una vez se acercaron a ella- Pero debes irte, no es un lugar seguro para nadie.
- Lo sé primo, por eso estoy aquí para ayudar, quieras o no.
- Pero Jessica…
- Quieras o no- insistió ella, Sony suspiró y miró hacia otro lado.
- Qué placer luchar contigo- le dijo Kay sonriente.
Jessica se sonrojó y miró detenidamente el ojo dañado del pobre joven.
- Cuando volvamos te curaré ese ojo, te lo prometo.
A Kay le brillaron los ojos.

Dimitrion volvió a levantarse, pisó el suelo con fuerza, una ola de fuego se abalanzó sobre el césped y la tierra, como el mar en la arena. Dieron unos cuantos pasos hacia atrás, otra vez estaban atrapados. La corriente se vio afectada, pues Jessica lanzó otro rayó desde el cielo hacia el malvado elemental, privándolo del control de sus fuerzas, la ola se detuvo y desapareció. Los tres rodearon a Dimitrion, cada uno de ellos con su respectivo elemento en la mano derecha, amenazando a su contrincante
- Impresionante, de verdad impresionante- dijo Dimitrion con la respiración forzosa- Me sorprende su inmensa fuerza, niños… ¡Al fin han vuelto los tiempos de gloria y poder!
- ¡Sólo sabes hablar! - le respondió Sony y le hizo una seña a sus compañeros: Los tres elementales lanzaron sus poderes sobrenaturales contra su jurado enemigo; las llamas, la lava y los rayos colisionaron en gran medida a una importante burbuja que Dimitrion había creado para defenderse de los ataques. 

En oposición a la sorprendente ofensiva de los elementales, el traidor reconoció que si no hacía algo pronto, su larga vida se terminaría al fin. Kay, Sony y Jessica presionaron sus habilidades, desgastándose con gran rapidez durante el acto. Los jóvenes elementales suspiraban y traspiraban sudor mientras estiraban los brazos y embestían al oponente; los elementos no habían disminuido en ningún momento. 

Así se mantuvieron durante un prolongado tiempo, debilitando sus propias fuerzas y energías; como Natal había dicho: ‘’El uso de alguna técnica que requiera gran parte de las habilidades de un elemental, es decir, que utilice un exceso de la energía del corazón, podría causar el desgaste total o la muerte inmediata. Tengan mucho cuidado’’         

Aquella bola que rodeaba al maligno elemental comenzó a achicarse paulatinamente, como un globo. Dimitrion ya no podía soportarlo, él también se estaba quedando sin energías para luchar; en un intento desesperado por sobrevivir, lanzó la espada a la insólita fogata (la cual llevaba la sangre de Kay y de Sony en su hoja). Esta comenzó a convulsionar en instantes, primero surgieron algunas chispas y luego se divisó un sorprendente fuego de color verde.   

El tatuaje en el rostro de Dimitrion también brilló en el mismo color. Finalmente pudo librarse de los ataques, pues los elementales se habían detenido apenas notaron lo que acababa de suceder. Kay, Sony y Jessica intentaron mantenerse de pie a pesar de sus pocas fuerzas, observaron la fogata con un importante sentido de responsabilidad.   

Un terremoto ocurrió, todas las bestias que habían servido a Dimitrion, huyeron a gran velocidad, descendiendo por los aires. La tierra de Sarmander se abrió en dos y del cielo cayeron incontables corrientes eléctricas de alto voltaje sobre la fogata; la cual creció en magnitud mientras cambiaba constantemente de color. Un sonido en el aire pudo oírse, voces en un exótico idioma, pidiendo una sola cosa: SALIR.

- YA EMPEZÓ- susurró el anfitrión y se sentó en el suelo, se encontraba muy débil por el escudo que había tenido que utilizar. Las almas de los desagradables Narsogs flotaron por los aires con total libertad, eran seres abominables, mucho más horripilantes que los seguidores de Dimitrion. Pues su origen había sido otro…  Los espíritus deambularon por unos momentos, Jessica gritó asustada, Kay y Sony se cubrieron con los brazos, pero los Narsogs nada podían hacerles, por ahora. Poco después se acumularon y comprimieron en la fogata- ¡YA NO HAY FORMA DE DETENERLO! ¡EL RITUAL DE LOS MALDITOS ESTÁ COMPLETO! ¡AQUELLOS ENCERRADOS POR LOS PORTADORES SERÁN DEVUELTOS A LA VIDA!- gritó Dimitrion triunfante y luego se dispuso a descansar.
- Es tarde…- le dijo Kay a Sony.
- Aún podemos evitarlo, mi amigo- animó Sony, Kay negó con la cabeza.
- Detenerlo significaría la muerte- informó el elemental del fuego.
- ¡Miles de personas morirán si no hacemos algo!- exclamó Sony, furioso.
- ¡Lo sé, Sony, lo sé! Pensemos rápido.
Jessica se encontraba petrificada mientras contemplaba al cielo oscuro, mucho más cercano a lo que habitualmente estaba acostumbrada. Kay notó esto y fue a ver que le pasaba.
- ¿Jessica?- le preguntó.
Pero ella no le contestó, continuó observando detenidamente las estrellas (tan claras e infinitas); tal vez pensando un plan, recordando momentos vividos, imaginando un fin o… despidiéndose. Kay se le acercó un poco más y la tomó del hombro, a ella le caía una lágrima. Lo miró directamente a los ojos, lo abrazó mientras lloraba y apoyó su frente contra la de él, rozándose las narices… y los labios. Luego fue con su primo y también lo abrazó.
- Este no es el final, prima. Podemos detenerlo, podemos derrotarlo. Es nuestro deber. Ánimo, todo saldrá bien- le dijo Sony, cautivado por su llanto.
- Mi papá murió poco antes de que yo nazca, dio su vida por la de un compañero, según me contaron- dijo ella, entre lágrimas- Toda mi vida quise ser como él, incluso cuando mi mamá volvió a casarse con otro hombre y este me desvalorizaba por cada cosa que hacía, cada materia aprobada de la facultad, cada logro personal, yo seguía adelante. Porque mi ejemplo siempre fue mi papá, soñaba con llegar a ser una gran persona como él. Y a pesar de que no me sentía especial, cuando descubrí mis poderes, las cosas cambiaron…- pausó por unos momentos, como si no encontrara las palabras en el idioma para trasmitir su mensaje- Sentí que mi propósito estaba cerca. Poco después supe con horror que mi padre nunca había participado en el Ejército, que su muerte era una mentira, peor aún… un misterio. Pero no me desmoronó eso, mi madre me contó sobre los elementales y supe que él había sido uno, que había tenido mis mismos poderes y que con ellos salvó incontables vidas. Él tuvo su propósito y ahora… yo encontré el mío. Esa es la razón por la que vine aquí, a la Argentina. – Y murmuró, entrecortando las palabras- No hay otra alternativa.
- ¿De qué habl…?
Jessica se desprendió de su primo con brusquedad y caminó hacia la fogata, la cual convulsionaba de energías. Distintas sombras empezaban a formarse, surgiendo del abismo del mismo fuego.
Dimitrion, sentado en el suelo y víctima de una desmesurada ansiedad, esperaba a los espíritus de las bestias volverse seres terrenales. Pensó que los Narsogs harían todo el trabajo por él, a partir de ahora.

… Kay y Sony sintieron como el corazón les golpeaba el pecho con fuerza.
- Jessica, ¿A dónde vas?- preguntó Sony, impaciente.
Su prima continuó caminando, la segunda vez que le hablaron, ella giró y dijo:
- Mi mamá me dijo que ustedes dos eran especiales… y que debía cuidarlos- pausó y terminó con la siguiente frase-  VIVAN BIEN.
Segundos después, Jessica corrió hacia la fogata a toda velocidad.
- ¡¡JESSICA!!- gritaron ambos al unísono y corrieron detrás de ella, en un intento por detenerla.

Todo este episodio se produjo en un largo e inquietante silencio, una profunda desesperación surgió y los envolvió cruelmente. Fue todo tan rápido y tan lento al mismo tiempo que pudieron observarla en cámara lenta, fuera de su alcance, dirigiéndose hacia su final.

La mujer, llorando, cargó sus dos manos con su respectivo elemento y se abalanzó sobre la fogata. Dimitrion se levantó de un golpe, apenas reaccionó, pero fue demasiado tarde.

La fogata…entre tanta mezcla de energía, se sobrecargó y explotó; un tubo de energía de color verde apareció, como un rayo, y fue hacia los cielos, iluminando todo a su alrededor (durante 60 segundos), luego se esfumó. El cuerpo de la muchacha no estaba. Había muerto en la explosión.      






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