martes, 7 de junio de 2016

La Batalla de los Elementales: CAPÍTULO 14.



La Batalla de los Elementales: CAPÍTULO 14.

Sony se echó para atrás, con terror y luego murmuró:
- Santo dios- la bestia revoloteaba de un lado a otro, examinando la tierra, olfateándola incontables veces.
- Tal vez los narsogs no hayan llegado a respirar en el mundo de los vivos, pero... como todo buen luchador, siempre se piensa en una segunda alternativa, ¿No?- habló Dimitrion, inmóvil junto a los árboles.
Sony no le hizo caso y notó que la criatura tenía muchas de las heridas que Kay había recibido durante la batalla, incluido el moretón en el ojo.
- Es tarde, joven Dameron- continuó Dimitrion, quien parecía sentirse a gusto con solo escuchar sus propias palabras- Despertó el ser que lleva dentro. No te reconoce ni a ti ni a mí; es una criatura que actúa por instinto, por la clara necesidad de subsistir- Al instante, el lobo giró la cabeza hacia el antagonista, mostrando sus grandes colmillos repletos de saliva.
- ¡Kay!- le gritó Sony, aunque aquella fue una acción bastante estúpida de su parte; debido a que el lobo volvió a correr la cabeza y lo miró detenidamente.
El muchacho, lleno de valor, se le acercó cautelosamente.
- No voy a hacerte daño, somos amigos. Soy tu amigo.
La bestia apretaba los dientes, cada vez con mayor fuerza. Sony no pudo acercarse lo suficiente, inmediatamente el lobo rugió y el muchacho dio un respingo del susto. A continuación, el hombre lobo se abalanzó sobre su compañero, Sony consiguió apartarse a un lado antes de que sus filosas garras lo atravesaran, inmediatamente se dispuso a correr.
El lobo fue detrás de él y lo alcanzó rápidamente, pues su velocidad era superior a la del joven. Sony se inclinó para evitar el ataque que iba directo a su cabeza y se desplazó hacia otra dirección, el lobo reaccionó y le dañó la espalda; desgarrándole la vestimenta y causándole unos tres rayones de sangre desde el cuello hasta la cintura.
Dimitrion sonreía triunfante, sin apartarse de su sector.
Sony continuó escapando, el lobo se había quedado en su lugar. Gimiendo del dolor y con dificultades para moverse, el elemental creó una nueva ola de lava y la colocó, de manera circular y cubriendo los suelos, alrededor de la bestia (lo más parecido a una pizza con un agujero en el medio). El lobo saltó unos diez metros por los aires y cayó fuera de la trampa, mostró sus colmillos y gruñó con ferocidad.
Sony volvió a crear una barrera entre ellos y luego se apresuró en llegar hacia donde estaba Natal, aún inconsciente. Lo logró e intentó despertarlo (dándole palmadas en las mejillas y sacudiéndolo con desesperación) sin éxito. 

Al notar que no había resultados, Sony revisó entre sus pertenencias, encontró un cuchillo y un revólver. Tomó la pistola, pero entre medio de la ansiedad y los nervios, no supo como quitarle el seguro y la dejó a un lado. El lobo ya se había librado del obstáculo y ahora estaba yendo hacia su ubicación. Sony tomó el cuchillo, escondió a Natal entre unos arbustos y se apartó lo más que pudo.
El joven agitó el arma blanca de un lado a otro, con la intención de alejar a la bestia; en un principio hubo resultado, pero el lobo continuaba insistiendo. Sony le dañó el pecho de casualidad; el lobo, furioso, le mordió el brazo derecho; Sony dejó caer el cuchillo. En un parpadeo, Sony estiró su brazo izquierdo y el lobo voló por los aires. El elemental se quedó atónito ante lo que había hecho.
- Increíble la fuerza del monstruo. ¿No lo crees?- exclamó Dimitrion con una sonrisa.
- Tienes que ayudarme a detenerlo, por favor- suplicó Sony a su enemigo, mientras se sostenía el brazo herido.
- ¿Ayudarte? Me parece que esta es una disputa entre amigos, a la cual no me corresponde interrumpir- se burló su adversario.
El lobo se puso de pie, desconcertado; sacudió cada centímetro de su cuerpo y observó a su agresor con la boca cerrada.
El joven transpiraba, exhausto; rompió la manga de su remera y la utilizó como venda para el brazo. El flequillo le tapaba los ojos, lo corrió a un costado y se limpió el sudor con la mano izquierda.
Después de una leve pausa, los cabellos de la criatura se erizaron, volvió a rugir y avanzó hacia el muchacho, quien se había caído al suelo, sin fuerzas; arrastrando la cola a gatas para alejarse.
Al otro lado del campo de batalla, Dimitrion aprovechó la situación, esta vez no huyó, se quitó el traje y se transformó en otra criatura.
El destello que ocasionó su metamorfosis llamó la atención a los dos luchadores (incluyendo al lobo, quien se detuvo).
Dimitrion abandonó su forma humana para convertirse en una bestia de diez metros de altura. Ancha y robusta, con escamas a su alrededor, dos grandes alas, un color verde oscuro en toda su piel. 

La boca de un reptil que escupe fuego reemplazó a su malvada figura humana; dientes inmensos crecieron y una larga cola puntiaguda apareció danzando. A su vez, múltiples cuernos emergieron en la cabeza y en el caparazón. La bestia tenía dos ojos rojos, gigantescos a comparación de los del lobo.
Muchos podrían llegar a compararlo o a considerarlo como un dragón, pues eso era.
- Él también...- murmuró Sony para sus adentros, con pocas esperanzas.
El lobo pareció molestarse, giró en dirección hacia la nueva bestia que acababa de surgir. No se sabía con exactitud por qué.
Dejó a un lado a Sony, mostró los dientes y fue hacia Dimitrion.
- ¿Quieres devorarme?- la voz de Dimitrion se escuchaba surgir del interior de la bestia- Adelante, inténtalo... si puedes- en estas dos últimas palabras el dragón movió sus maxilares y toda su boca para emitirlas.
- Puede controlarlo...- susurró Sony, aún en el suelo.
- Tengo casi mil años de vida, obviamente que descubrí como hacerlo- le respondió el dragón, quien lo había escuchado, sus oídos también se habían agudizado- No tienen oportunidad. He vivido muchísimo más de lo que ustedes vivirán.
El hombre lobo dio un gran salto y lo atacó; el dragón tan solo escupió un fuego azulado de su inmensa boca y lo dejó debilitado en el suelo.
Sony apretó los dientes. El lobo expulsaba humo de su cuerpo, sin poder levantarse.
- Les hice una promesa. Acabaría con ustedes sin la menor duda si lograba librarme del tronco- los enormes pies de tres dedos avanzaron hacia el lobo, haciendo temblar la tierra con cada paso- Tengo la intención de cumplirla- Resultaba verdaderamente increíble y aterrador observar a esa gran boca repleta de colmillos moverse de lado a lado para hablar- Di adiós, joven Kay. Como lo hicieron tus padres.
El lobo no tenía posibilidades de escapar, ya no tenía fuerzas para luchar. Dimitrion cargó una nueva bola de fuego dentro de su boca para acabar con él.
Sony se levantó de inmediato y corrió hacia el lobo, desesperado; se interpuso entre los dos personajes, llegando justo a tiempo.
El extraño dragón lanzó su ataque; una gran llamarada azulada cubrió a ambos por completo, como la corriente del río choca contra las rocas. Para Dimitrion, él ya había ganado.

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