martes, 10 de mayo de 2016

Jessica: CAPÍTULO 10.




Jessica: CAPÍTULO 10.

Sony regresó a su casa muy dolorido, pues no había dormido bien, los colchones de Kay eran muy finos y las almohadas muy duras. Anotó en la agenda de su cerebro que para su cumpleaños le regalaría unos nuevos. Se bañó, se afeitó y se tomó un digno descanso en su cama. 

Despertó en el atardecer, el ruido de los autos y los peatones circulando lo desmotivaron. En un rato debía ir a la casa de Natal como había prometido. Pues empezaría su entrenamiento como elemental, ya lo asumía por completo. Se bañó por segunda vez y se rió al hacerlo, se higienizó, se vistió informalmente con unos jean y una campera de cuero.
Sony había dejado la televisión encendida, una periodista hablaba, en el noticiero figuraba la siguiente noticia:
''Antigua fábrica de la clandestina organización R.E.C.O fue víctima de un siniestro, los bomberos están haciendo lo posible por apagar el fuego, se calculan alrededor de veinte muertos no humanos, se presume que dicho acto fue causado por el temido Van Robin Hed...''
Sony apagó la televisión sin darle mucha importancia a la noticia, nada podía arrebatarle su buen humor, estaba muy emocionado. Luego se dirigió a la puerta principal de su casa para salir. De repente una corazonada lo detuvo, ya había abierto la puerta, la cerró y estiró la mano mientras señalaba la alfombra. 

Meditó lo que estaba a punto de hacer, pero la tentación era más fuerte, extendió la palma y cerró los ojos, como aquel que no soporta una luz de mucha intensidad. Movió la cabeza para un costado, cubrió su rostro con el otro brazo e intentó utilizar el elemento. Pero nada ocurrió, volvió a abrir la puerta, pero las ganas de hacerlo invadieron su espíritu, volvió a hacer lo mismo, pero esta vez miró con la cabeza al frente. 

Una gran cantidad de lava surgió de su palma, como el agua sale de a montones de una cañería, trató de controlarse, pero el desastre era inminente. Estaba destruyendo su propio departamento, cerró la mano y el material se solidificó al instante.
- Por dios- exclamó, más sorprendido que horrorizado- Voy por la aspiradora.
El suelo extrañamente no había sido afectado, pues la lava se mantuvo en el aire hasta caer al piso en forma de roca. Este aparato que en nuestra época sirve para combatir la suciedad llevaba otras funciones en el 2225, como la de absorber cualquier clase de material (según se especifique) y luego volverlo polvo dentro de la misma máquina. 

Limpió, dejó la aspiradora sobre el sillón y salió de la casa a toda velocidad, antes de que le agarrara otro ataque de rebeldía. Se creía un idiota por lo que había hecho, aunque por otro lado le resultó bastante divertido e impresionante.
Así fue que durante dos días, Kay y Sony se quedaron en la mansión del personaje conocido como Natal. Les enseñó a pelear de muchas maneras y a las apuradas, la utilización de distintas armas blancas y lo aún más importante: el control sobre su determinado poder. 

Lo cual llevó mucha práctica, eran una combinación de ejercicios de respiración, concentración, poses de manos y pies, además de saber utilizarlos en la forma y en el momento justo.
Los tres personajes se encontraban en el jardín de dicha mansión, el parque del hogar de Dick Natal estaba lleno de flores, árboles, arbustos, bancos y un extenso césped. Los dos jóvenes estaban uno al lado del otro, una pequeña columna de un material resistente al fuego, como el hormigón, yacía en frente de Kay; a su vez, una extraña combinación de cerámicas (la que Natal había preparado exclusivamente para la llegada de Sony, utilizando distintos términos de la física) se ubicaba en dirección contraria al joven Sony. Los dos muchachos estaban vestidos con remeras cortas y unos joggins, por pedido de Natal; ambos escuchaban con atención.
Su corazón funciona como una fuente de energía, multiplica las capacidades del organismo; y los vuelve más resistentes a diversos ataques, los cuales le implicarían la muerte a un ser humano ordinario. Así como la vejez es producto del uso y el desgaste del cuerpo, el corazón se encarga de que esto no suceda- les decía Natal, con una mano en el bolsillo y la otra revoloteando durante la explicación; además, caminaba de un lado a otro, era un hombre muy inquieto.
- Pero Dimitrion parecía tener entre cincuenta y sesenta años- habló Sony de inmediato- Bueno, aunque en realidad tenga más de mil...
- Eso es porque el corazón no impide el crecimiento, llega hasta cierto punto de la edad (dependiendo del portador) y lo mantiene en ese estado- respondió Natal- Ahora vamos, no solo vamos a trabajar sus habilidades, sino también su puntería...
Kay y Sony se pusieron en guardia, listos para efectuar su determinado elemento sobre el objeto de prueba.
- Estos objetos los hice con mis propias manos, con la intención de que no dañen mi hogar. Resisten determinadas temperaturas altas, sean precavidos con sus poderes, pueden controlar las medidas, no conscientemente, pero les enseñaré como... Ahora, intenten una pequeña fracción de sus habilidades. Kay sobre el hormigón, el cual es resistente al fuego; y tú Sony, en especial tú, ten mucho cuidado... no estoy del todo seguro si la cerámica soportará tanto, además eres totalmente nuevo en esto.
- Lo tendré- asintió Sony. Natal les hizo una señal de que empezaran; Kay fue el primero, inmediatamente efectuó una llamarada sobre la columna en perfecta sincronía de manos y pies. 
- Bien hecho. ¿Sony?
Al nuevo elemental le costó el doble, se sentía muy presionado (solo por sí mismo) y estuvo apunto de rendirse antes de empezar, los nervios le comían la cabeza.
- Respira, relájate y concéntrate- le indicó Natal, quien lo observaba con suma atención.
Después de un leve rato, Sony lo logró, pero no dio en el blanco. La lava cayó al suelo y...
- ¡Sony detenla!- gritó Natal. Al instante, la lava se solidificó antes de caer sobre el césped, ni siquiera Sony sabía como lo había hecho- Eso es lo que me temía... pero bueno, descansa, es tu primer intento.
- No, quiero hacerlo una vez más- insistió Sony.
Natal hizo una mueca, pero se lo permitió. Esta vez, Sony intentó sentirse un poco más seguro; no tardó mucho, en segundos extendió los brazos, y una gran cantidad de lava penetró en la cerámica; se mantuvo así durante un rato; Natal, con alegría, le indicó que continuara. La cerámica soportaba la temperatura a duras penas, además de la fuerza que el movimiento del elemento efectuaba sobre el objeto; Kay estaba impresionado y muy contento.
- Ya es suficiente- ordenó Natal. Pero a Sony le costaba controlarse, no podía detener lo que estaba haciendo. La cerámica, rodeada de lava (algunas gotas cayeron al suelo y destruyeron el pasto) parecía estar a punto de explotar, aunque fuera poco probable. Sony se detuvo, exhausto. La lava desapareció y los restos se volvieron rocas brillantes. El joven cayó al suelo, débil y sin energía. Kay le sirvió agua y lo ayudó a levantarse. Tardó un buen rato en recuperarse del todo; Kay le llevó una silla para que se sentara y descansara.
- El uso de alguna técnica que requiera gran parte de las habilidades de un elemental, es decir, que utilice un exceso de la energía del corazón, podría causar el desgaste total o la muerte inmediata. Tengan mucho cuidado- advirtió Natal, mirando al joven con preocupación.
- ¿Y recién ahora me lo dices?- exclamó Sony, con la respiración forzosa- Por otro lado, ¿Cómo sabes tanto de los elementales?
- Tu abuelo también fue un elemental, Sony. Antes de tu padre. Muchas de las cosas las descubrí junto a él....
Sony asintió y continuó descansando; por alguna razón, no le creyó.
Dos días más, con pocas horas de descanso, estuvieron entrenando. Al tercer día se les permitió ahorrar energías durante horas. El celular de Sony sonó varias veces, hasta que este lo atendió más sonámbulo que consciente. Era su prima. Se levantó de un golpe, había olvidado por completo su llegada a la Argentina. Fue por sus cosas y corrió hacia la puerta.
- ¿A dónde vas?- le preguntó Natal, bajando las escaleras, vestido con la misma bata de antes (la turquesa) y con las manos detrás.
- Por favor, Natal- respondió Sony en su defensa- Está bien que haya aceptado todo esto y les haya creído. Pero no puedes controlar todo lo que hago o dejo de hacer. Ya soy mayor de edad y tú no eres mi padre.
- Tienes razón, no lo soy- dijo Dick, firmemente- Perdóname, como Dimitrion aún anda suelto por las calles, temo que sus secuaces te busquen. 
Sony repensó lo que había dicho y se apenó.
- Es verdad, perdóname tú a mí. Fui muy duro. Después de todo lo que haces por Kay y por mí... estaré atento a todo, volveré enseguida. 
- Ve, no te prohíbo de nada. ¡Vaya, vaya!- exclamó Natal con una sonrisa.
- Voy a ver a mi prima Jessica, que llegó hoy a la Argentina y está en la puerta de mi casa.
- Así que una prima, ¿eh?- dijo Natal, en tono divertido- ¿Ese es el cuento con el que ahora se vienen los adolescentes?- le dio la espalda y volvió a su dormitorio- Suerte.
- No es lo que piensas- aclaró Sony, molesto- Es mi prima de verdad, se llama Jessica Carmanguer.
Natal detuvo el paso, mejoró la postura y cambió el tono de la voz.
- Tráela aquí, quiero conocerla.
- Porque no me creas no voy a...
- Hazlo, es por otro motivo- dijo Natal con seriedad.
- De acuerdo. En un rato vuelvo- Sony salió corriendo y se subió al Volkswagen de un salto, ni siquiera revisó los reflectores ni se puso el cinturón y aún así encendió el motor, puso primera y arrancó a todo velocidad. ''Un idiota'' como diría el viejo Natal.
Llegó sano y salvó para su suerte, divisó a una mujer justo en frente de la puerta de su casa, muy perturbada porque alguien no le contestaba los llamados: él.
- ¿Jessica?- preguntó Sony, una vez bajó del auto.
La chica abrió los ojos como platos apenas lo vio y dijo, con un acento medio europeo:
- ¡Mira lo crecido y guapo que estas! ¡¿De verdad eres tú?!
Sony sonrió y le dio un fuerte abrazo, ya se lo notaba lleno de energía, más feliz que nunca.
- ¡Tú eres la cambiada! Han pasado años...
- La verdad que sí. ¡Los años nos han favorecido a ambos!- exclamó Jessica y se apartó de su primo por un segundo- Primo... ¿Entramos? Llevo horas esperándote y necesito sentarme, disculpa mi atrevimiento.
- Oh... perdón por tardar. Estaba algo ocupado- contestó el joven estudiante de Derecho, radiante- Pero tengo otro lugar al cual llevarte, estoy parando en lo de un amigo. 
- Ok, te sigo- Jessica subió al auto como un rayo, sus piernas temblaban del cansancio. 
Esta vez, Sony se colocó el cinturón de seguridad, revisó que nadie viniera detrás, quitó las balizas y arrancó. Tomó la avenida más próxima al cruce para llegar a la calle por la cual vivía Dick Natal. Le costó esquivar el tráfico y apretó bocina infinidad de veces por los peatones desprevenidos, Jessica se reía, Sony no tardó en contagiarse de su alegría, había olvidado la personalidad de su prima, una persona muy positiva y predispuesta.
- Te noto diferente, alegre. Muy alegre- le dijo la mujer mientras lo observaba detenidamente- Y siempre fuiste un poco más... serio. 
- Me hizo bien volver a este país. Encontré un propósito y personas que darían su vida por mí- le respondió Sony y pensó- Literalmente...- luego dijo en voz alta- ¿Recuerdas a Kay, no?
Jessica no se lo esperaba y se quedó impactada.
- ¿Qué pasa?- le preguntó Sony, frunciendo el ceño levemente.
- Kay...- repitió Jessica en un susurro.
- Si, Kay. Mi hermano adoptivo, también tu primo...
- No le digas así- respondió la jovencita con ferocidad, mientras se sonrojaba- Los primos no se besan. 
Sony detuvo el auto de golpe frente al semáforo en rojo. 
- ¡¿Qué?!- exclamó.
- Fue hace mucho, la última vez que vinimos con mamá a visitarlos. Hace unos siete años atrás...
Sony apretó los dientes, celoso y murmuró para sí mismo.
- Ese desgraciado... nunca me dijo nada. 
Jessica rió, con el rostro colorado. El semáforo cambió a verde y Sony continuó con la vista al frente. 
- Fue en el aniversario de casados de tus padres. Fue el primero.
- ¿El primero?- preguntó Sony, sorprendido- Bueno, solo tenían once o doce años...
- Es solo un lindo recuerdo que guardo- dijo ella- Me pregunto cómo estará.
- Pues ya lo sabrás. Él está aquí, más un nuevo amigo- Sony estacionó el auto frente a la mansión- Llegamos.
- ¿Quién es el dueño de todo esto?- preguntó Jessica, sorprendida. La mansión estaba en un sector bastante aislado de la ciudad, donde aún había calles de tierra que se estaban asfaltando y edificios en construcción a los alrededores. Era grande, pero no inmensa; y no llamaba mucho la atención, parecía una casa antigua, amarillenta y rodeada de vegetación. 
- Mi nuevo amigo. ¡Vamos! Entremos- insistió Sony, Jessica le siguió, su cabeza analizaba todo a su alrededor.
Natal les abrió las puertas de un golpe.
- Bienvenida- le dijo- Mi nombre es Dick Natal, dueño de este lugar.
Más adelante se encontraba Kay, de jean y remera blanca manga corta, esperando la visita. Ambos contemplaron a la hermosa mujer que entraba por aquella puerta. Una chica de verdad preciosa, era más grande que Kay y Sony por solo unos pocos meses. Tenía dos ojos verdes inmensos, de tez blanca, como la nieve. 

Rasgos de una adolescente, pues parecía una chica de quince años. Delgada y bajita. Cabello castaño que le llegaba hasta la altura del tórax, además llevaba una vincha de color celeste sobre su cabeza (la cual tenía una flor gerbera y blanca como accesorio), un vestido largo del mismo color, zapatillas y una campera de cuero (abierta) de color marrón.
- Qué ojos tan raros tienes...- fue lo primero que le dijo Jessica a Natal- Nunca había conocido a alguien con los ojos grisáceos. Son increíbles- y con gran torpeza, estiró la mano para darle un apretón- Me llamo Jessica Carmanguer y soy la prima de Sony.  
- Un gusto, señorita Carmanguer- Natal tomó su mano para saludarla formalmente. 
Kay se acercó en silencio. 
- Cuando Natal me lo dijo, no me lo creí- se animó a decirle- Me alegra...- carraspeó, se sacudió el pelo- ... volver a verte. 
Jessica lo abrazó de prepo, algo que el joven elemental de fuego no se esperaba. Sony estaba emocionado. 
- Cuanto tiempo sin verte Kay, ya no eres ese tímido niño de once años y... estas mucho más lindo- le dijo Jessica mientras lo tomaba de los hombros y sonreía. 
- Tú también- sonrió Kay, un poco asustado, no sabía que hacer- Me da la sensación de que sigues siendo igual de... optimista que antes. 
Natal y Sony se miraron entre gestos de complicidad. Era increíble que hace una semana estuvieran peleando entre sí y ahora compartieran el mismo sentimiento de amistad. 
Jessica notó que ambos estaban siendo el objeto de atención y se separó rápidamente de Kay. Miró el suelo y se acomodó el flequillo hacia un lado. Luego levantó la vista y los dos se miraron atentamente durante unos segundos de silencio.
- Bueno, bueno- vociferó Sony para interrumpir el extraño ambiente- ¿Por qué mejor no vamos a comer algo? Jessica, debes estar hambrienta.
Su prima alejó la vista del elemental del fuego y asintió. Todos juntos fueron para la cocina.

- ¿Qué te trae a la Argentina?- le preguntó Natal durante la cena. El comedor de la casa de dicho personaje era espléndido, Kay y Sony se preguntaron, mientras comían, cual sería la fuente de riqueza de su exótico amigo. Pues, no parecía trabajar de nada, mucha pinta de empresario no tenía y se la pasaba mucho tiempo en su escritorio leyendo libros y mandoneando.
Jessica tragó los fideos y luego respondió:
- Las ganas de volver. Estos últimos años he perfeccionado mucho mi español y se me ha dado por viajar por el mundo. Además de que por aquí corren los rumores de ese individuo al que todos llaman Van Robin Hed- los tres muchachos se sobresaltaron- Me atrae el peligro y el misterio- continuó luego de asegurarse que sus compañeros estuvieran bien- Estoy segura que no estamos viendo la verdad con claridad...
Kay quiso decirle algo mientras se acercaba a ella, pero Sony carraspeó, su amigo volvió a su lugar en silencio.
- ¿Cómo va todo con ese supuesto cazador? ¿Hay sospechosos?- le preguntó Jessica a Sony.
- Nada...- a Sony le costaba mentir- Lo seguimos buscando. 
Jessica asintió y miró su plato, casi vacío. 
- Yo podría ayudarte... digo, sé algunas cosas que pueden ser de ayuda. 
- No creo que... mis superiores lo permitan. Está todo bajo control, quédate tranquila- Sony apretó los dientes, esperando que no volviera a insistir. 
- ¿Por qué tanto interés por el cazador?- le preguntó Kay a Jessica. 
- Creo que me gusta vivir con el peligro encima- rió ella con simpatía.
- Mejor no te involucres en esas cosas, déjaselas a la policía- habló Natal. Kay y Sony lo tomaron como un mentiroso profesional- Ya lo atraparán. 
- ¿Ya saben como hace para crear el fuego cuando quiere?- Jessica parecía no querer cambiar de tema.
- Aún no- dijeron Kay y Sony al mismo tiempo y se miraron entre sí. 
- Oh...- Jessica notó que no era un tema cómodo de conversación y se apresuró en preguntarle a Natal- ¿A qué te dedicas?- todas las miradas fueron hacia el hombre.
- ¿Yo?- Natal tragó saliva- Bueno, hoy en día no estoy trabajando para la sociedad. Pero fui muchas cosas: como actor de teatro, músico, contador, físico, cirujano, empresario, ingeniero, paleontólogo, arquitecto... todos esos trabajos me han llevado a acumular un buen dinero para comprar este terreno y esta hermosa casa en la que vivo.
- ¿Es una broma, no? ¿¡Cómo hiciste!?- exclamó Jessica con los ojos saltones- ¿Cuál es tu edad?
Natal rió incómodo.
- Digamos que no he desperdiciado mi tiempo- dijo- ¿Yo? Cuarenta... digo setenta y dos.
- ¿No sabes tu edad?- las cabezas de los tres jóvenes penetraron sobre él.
- No, no. Si, si. Digo no, perdón- Natal entró en pánico e inmediatamente se calmó- Sé perfectamente mi edad, pero tengo tantas cosas en la cabeza que olvido las más simples. De hecho, nunca festejo mi cumpleaños.
- Interesante.- dijo ella- Un placer conocerte , Dick. ¿Y cuando es tu cumple? 
- ¡Qué curiosa eres!- exclamó Natal con una risa forzada- ¿Por qué mejor no vas a descansar mientras nosotros levantamos la mesa? El cuarto al final del pasillo es tuyo.
- ¡Me están echando por bocona!
- Por supuesto que no- le dijo Sony, totalmente firme- Lo que si creemos es que debes estar muy agotada, ¿Por qué mejor no vas a dormir? Hazlo por mí, por favor.
- Esta bien... Buenas noches- dijo Jessica rindiéndose, después de todo, no estaba en su casa y tenía mucha educación. La mujer se retiró. Kay y Natal ya habían empezado a levantar los platos y cubiertos de la mesa.
- Es un poco entrometida- le dijo Sony a sus compañeros- Perdonenla. 
- No hay nada que perdonar- le dijo Kay con seriedad- Aunque... hay algo que no te dijimos.
- ¿Qué?- preguntó Sony, sorprendido.
- Jessica....- empezó Kay.
- ¿Jessica qué?- preguntó Sony con rapidez.
- Es una elemental- habló Natal con firmeza.
- ¿¡Qué!? Na, es imposible. Eso sí que no les creo- rió Sony, parecía el mismo de antes. 
- Su apellido lo comprueba- continuó Natal.
- Debe de haber miles de Carmanguer desparramados por el mundo- musitó Sony- Digo, es demasiada casualidad que justo venga aquí y sea una de nosotros.
- Es un apellido inventado, Sony- le explicó Natal- Con tal de que la identidad del elemental de la época no fuera descubierto. No hay muchos Carmanguer en el mundo. Además... que pregunte tanto por las habilidades de Van Robin Hed y que aparezca justo que se hizo público que tú lo estabas investigando. Pareciera como si hubiera planeado venir hasta aquí, y le vino como anillo al dedo que estuvieras involucrado. 
- Ella vino porque está viajando por el mundo, porque no nos vemos hace años, a visitarme. Eso es todo. Es mi prima, parte de mi familia. Dejen de inventar tonterías...- Sony estaba muy molesto.
Kay lo tomó del hombro y le dijo. 
- Sé que la quieres y que temes meterla en todo este asunto con Dimitrion. Pero no hay truco, Sony. Ella es uno de nosotros y algo me dice, que ya lo sabe. 
- No lo creo, me habría dado cuenta si ya lo sabía- dijo Natal. 
Sony meditó, exhaló y dijo:
- Bien, hasta no tener pruebas no me lo voy a creer. PERO, no quiero que se entere de nada hasta que estemos seguros de que sea una elemental. ¿Escucharon?- sus compañeros asintieron.
- Que mandón que eres- dijo Kay, irónicamente, yéndose a lavar los platos- ¿No hay una ama de llaves que se encargue de estas tareas?- le preguntó a Natal.
- No ando muy bien económicamente- respondió Dick Natal mientras secaba los cubiertos.
- Si no andas bien económicamente, me pregunto como haces para mantener este lugar- le dijo Sony, dubitativo.
- Tengo muchos viejos amigos de la municipalidad que me ayudan a pasar por alto algunas cosas...- contó el hombre- Me gustaría ejercer como profesor de historia en alguna escuela secundaria o en alguna universidad.
- ¡¿También tienes título en el profesorado?!- exclamó Sony- Eres una persona mucho más que multifacética.
- No pierdo mi tiempo, ya dije- dijo Natal, rascándose la cabeza- Cambiando de tema, terminen y vengan. Vamos a continuar con el entrenamiento.
- ¿Ahora?- Kay y Sony hablaron al unísono y sonrieron entre ellos.
- Si, ahora que Jessica duerme. Vamos. No tarden. Los espero allá- Natal salió y se dirigió a la sala.
Volvieron a utilizar sus poderes durante horas, Natal conocía a la perfección como utilizarlos correctamente y como determinar el control adecuado. Tanto conocimiento resultaba muy extraño y sospechoso para sus compañeros, pero no decían nada al respecto. 

La identidad de su maestro (pues se había convertido en su mentor) era totalmente desconocida para ellos. En el último tramo de la clase, Natal les ordenó chocar sus fuerzas, fue lo que hicieron a duras penas. Se mantuvieron así durante un rato, pero no duró mucho, a ambos se les bajó la presión y cayeron al suelo, exhaustos. Natal fue por agua, y cuando regresó contempló a Jessica al lado de los dos jóvenes; la prima de Sony había colocado un almohadón bajó la cabeza de cada uno para protegerlas del duro piso.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó Natal, caminando lentamente hacia ellos.
- Solo me decidí en ayudarlos- respondió la mujer con suavidad.
- ¿Hace cuanto estas...?- preguntó, asustado.
- Hace dos horas- dijo ella con naturalidad.
- ¿¡Dos horas!?- Natal enrojeció del desconcierto- Puedo... podemos explicártelo.
- No hay nada que explicar- rió Jessica con gran tranquilidad, Natal se estremeció.
- ¿Cómo?
- No es la primera que vivo algo así, no es la primera vez que veo a una persona controlar un determinado elemento de la naturaleza- contó Jessica- Mi madre me contó todo, pues mi padre había muerto cuando yo aún no había nacido en la guerra con Japón, y nunca quiso guardarme ningún secreto. La historia de los elementales, del Oscuro y de los corazones. De hecho, vine con esa intención, para decírselo a Sony, pues mi madre me confesó que él también era uno. Me guardé este secreto durante años- se dirigió a Sony- ¿Recuerdas las posdata de la carta que te envié hace unos días?
- Si...- susurró Sony con sus pocas fuerzas- Decía que habías vivido cosas muy extrañas...
- Exacto- siguió hablando con esa fina voz angelical- No quería asustarlos con estas historias, así que no les dije la verdad hasta comprobar que sabían algo al respecto. ¡Verlos practicar sin cesar (contigo como guía) ha evaporado todas mis dudas!
- Sorprendente, verdaderamente sorprendente. ¡Fuiste mucho más fácil de convencer que tu primo!- exclamó Natal.
- ¡Y tú eres Van Robin Hed!- le señaló Jessica a Kay- Recién te vi usando el fuego y además te pusiste muy tenso cuando hablé del tema...
- Pero no soy ningún delincuente, los medios re-versionaron todo- le dijo Kay, entre suspiros- El responsable es un tal Dimitrion, un elemental de los primeros que solo quiere dar a conocer al mundo la existencia de los portadores. 
- Dimitrion...- suspiró Jessica- Ahora lo entiendo- luego lo ayudó a Kay a levantarse- Igualmente, nunca te creí un asesino. Te conozco más de lo que crees. 
Kay rió y la tomó de la mano por un momento, luego gimió del dolor y se agarró la panza, estaba sin energías. Natal les alcanzó comida y bebida. Jessica ayudó a Kay y Natal a Sony. Curaron algunas de sus heridas y los ayudaron a levantarse. 
- Me excedí un poco. Pueden irse a bañar a las duchas, vayan- ordenó su mentor. Kay y Sony se marcharon juntos, agradeciendo. Natal se dirigió a Jessica, tomándola del hombro- Ahora... muéstrame de lo que eres capaz, elemental- la chica sonrió nuevamente y una descarga eléctrica de baja tensión hizo que Natal soltara su hombro de inmediato- Increíble...- sonrió complacido.
El jardín desembocaba en una sala de madera, mitad quincho, mitad jardín. Natal fue a buscar un pedazo de goma del tamaño de un libro y la colocó sobre un poste al lado de la fuente. Jessica caminó unos pasos y estiró el dedo índice, sacudiéndolo en zigzag, un fino hilo eléctrico surgió y golpeó contra la goma, el objeto absorbió todo el elemento (la goma no es conductora de electricidad).
- Sabes controlarlo muy bien- Natal aplaudió. Miró a sus compañeros detrás suyo, ambos boquiabiertos, se habían quedado un momento a observar.
- Bienvenida al club- le dijo Kay, Jessica lo miró, el joven estaba totalmente desalineado, el pelo desparramado cubriéndole la frente y aplastado por el sudor; la camisa mojada, los brazos y pies pintados de negro carbón, la bermuda de jean que llevaba puesta estaba desgarrada en los extremos; pero aún así, había algo especial en esa mirada...
Sony tenía la ropa en mayores condiciones, se quitó la remera, tomó la toalla y se fue a bañar. Kay retiró la mirada y siguió a su compañero.
El baño de Natal se asemejaba más a un vestuario que a un sanitario personal, como si lo hubiera construido a propósito sabiendo de que tarde o temprano vivirían con él. Comenzaron a hablar después de diez minutos en las duchas.
- Sony, debo admitirte algo- le dijo Kay, sonrojado- Jessica... no puedo dejar de mirarla. Apenas lleva un día con nosotros, pero... no lo sé, me... gusta. Y creo que a ella le pasa algo parecido...
- Siempre fuiste un enamoradizo- respondió Sony a través del ruido de las duchas- ¡Al final tenían razón, ella es una elemental y una muy buena! Si me equivoqué con eso, creo que volvería a hacerlo si te dijera que no tienes oportunidad. He notado como te mira. 
- ¿Me mira?- a Kay le temblaba el cuerpo- Prácticamente también es mi prima, pero yo nunca la sentí así.  
- Haz lo que quieras. No me interpondré. Lo prometo- dijo Sony al fin. 
- Te abrazaría si no estuvieras desnudo- rió su compañero.
Ambos rieron a carcajadas, Sony cerró la canilla, luego Kay.
- Nunca me dijeron como fue que me encontraron, como me rescataron de esa fábrica abandonada- le dijo Sony.
Hubo un silencio y Kay dijo.
- Te seguimos desde el principio y planeamos como salvarte- hizo una pausa y continuó- Amigo... quiero agradecerte por entenderme. Por respetar mi historia y mis decisiones.
A Sony se le borró la sonrisa y suspiró.
- Eres mi hermano, Kay. Verdaderamente lo eres. Parece bastante loco admitir en lo que estamos metidos. Pero es así. Es el destino. Nunca dudé de que eras un gran hombre, en el fondo creía lo que me decías pero me lo negaba, por mis ideales y mi deber. Los cuales ya están deshechos. No sé que haré ahora que no tengo trabajo... hasta planeo renunciar a la investigación sobre ti, bueno, sobre el sujeto en el que te disfrazas por las noches. 
- Tienes que admitir que es un muy buen disfraz- sonrió Kay- ¡Apenas terminemos con esto, buscarás uno nuevo y listo!- exclamó con optimismo- La gente se olvidará con el tiempo.
- Si... pero. ¿Todo esto terminará con el fin de Dimitrion?
Kay reflexionó y su sonrisa también se borró.
- No lo había pensado de esa forma. ¡Hay que ser positivos! Soy la persona menos indicada para decirte esto. Pero me juego a que... si lo vencemos podremos vivir nuestras vidas normalmente. 
- ¿De verdad?- insistió Sony- A veces creo que Natal nos estuviera preparando para algo más...
- ¿Algo más? Lo conozco hace más tiempo y no creo que sea así- afirmó su amigo, aunque con un cierto grado de desconfianza- Además tenemos ventaja. Nosotros sabemos donde él está y él no.
Abrieron las cortinas de las duchas, ambos con las toallas cubriendo de la cintura para abajo. Sony se apenó apenas oyó lo que dijo su amigo.
- ¿Qué sucede, Sony?- preguntó Kay cuando lo notó desanimado.
- ¿Y si... el enemigo SI supiera de nuestro paradero?
- ¿¡Cómo dices!?- Kay reflexionó y habló con rapidez- Ahora que lo recuerdo, Dimitrion mencionó una carta. ¡¿De qué hablaba?!
- He metido la pata, Kay.
Un grito se escuchó a lo lejos, el de una mujer, le siguieron un conjunto de voces parloteando, ruidos en la casa (señales de una pelea), golpes en las paredes, y el sonido del peso de muchos pies corriendo de aquí para allá. Pues Dimitrion y sus secuaces habían entrado en la mansión del viejo Dick Natal. Arrasando con todo a su paso, destruyeron y saquearon todo a su alrededor. El antagonista incendió gran parte de alfombras y muebles, mediante ese fuego tan peculiar que el ser poseía.
- VAMOS, SALGAN- desafió el malhechor a sus adversarios.
Natal fue el primero en salir del interior de la casa.
- ¿Cómo me descubriste?- preguntó, con un revólver en las manos.
- Uno de tus chicos me lo dijo. No los educaste bien ¡eh! Kimhote- respondió Dimitrion en tono burlón.
- ¡No me llames así!- gritó Natal furioso y le disparó con el arma.
Dimitrion abrió la mano rápidamente y la bala se desintegró en el aire.
- Como prefieras...- el enemigo hizo una seña y las bestias acompañantes avanzaron hacia Dick. Natal dio unos pasos hacia atrás, esperando dar un tiro certero. 
Criaturas de cuatro patas, viscosas, otras parecidas a las que habían entrado en la casa del joven Sony. Se fueron acercando con cautela, infringiendo miedo y sacudiendo sus cuerpos. Otras criaturas desenvainaron sus largos cuchillos y sus sucias pistolas. Natal se quedó inmóvil y dio unos cuantos pasos hacia atrás. 

Fue entonces cuando por la derecha surgió una llamarada, y por la izquierda una gran masa de lava, los elementos arrasaron con las paredes de la habitación, muchos de los secuaces de Dimitrion se echaron para atrás, temerosos. Los dos elementales aparecieron de inmediato en cada lado, ambos vestidos y recién bañados. 

Dimitrion se limitó en pelear con ellos, huyó (utilizando como transporte a una bestia voladora) y anteriormente ordenó un ataque inmediato por parte de las otras bestias. Estas se abalanzaron sobre ellos, pero Kay efectuó una gran llamarada que acabó con la vida de la mayoría. 

Los cuerpos, rodeados de fuego, se desplomaron en el suelo. Kay apagó el fuego para no dañar la mansión. Sony estaba perplejo, no sabía que hacer, se asustó al ver que su amigo había dejado a todos ellos carbonizados y muertos.  Otro bloque ya estaba huyendo, volando por los cielos.
- ¡Hay que seguirlo y terminar con esto!- exclamó Kay, lleno de rencor. Tomó las alas de plata en el armario, junto a dos patinetas de vuelo (de marca ''Shangiden'') y salió al patio velozmente.
- Adelante- asintió Sony, algo desconfiado. Aseguró una de las patinetas a sus pies y se agarró fuerte de su amigo.
- No, aún no saben controlar correctamente sus habilidades, hay que planear... - les dijo Natal agarrando del hombro a Kay, pero no tuvo tiempo de completar el sermón, el elemental se elevó por los aires y Dick se sujetó rápidamente a uno de los brazos metálicos. Kay le dio tiempo para acomodarse (ya en pleno vuelo) alcanzándole otra de las patinetas.
- ¡Sony, Kay! ¿A dónde van?- les gritaba Jessica desde abajo, que acababa de salir de su escondite (Natal la había obligado a no utilizar sus poderes)
- Quédate ahí y llama a los bomberos. No cuentes de lo sucedido, solo di que nos asaltaron- le respondió Sony mediante un grito.
Jessica suspiró enojada, ella quería ser parte de la aventura. Miró hacia el cielo una vez más y entró a la casa.
Una sombra observaba a la mujercita desde el rincón más oscuro. Esperó a que ella entrara (era un individuo encapuchado con una gran túnica escarlata) y luego la siguió. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Comenta si te gustó!