martes, 10 de octubre de 2017

La Tierra y el Fuego: CAPÍTULO 4.



La Tierra y el Fuego: CAPÍTULO 4.

Sony no necesitó tomar valor para animarse a entrar en ese oscuro sector. Estaba desesperado, la culpa crecía y se esparcía por todas sus articulaciones. Entró sin mucho cuidado y miró entre las sombras, sin poder distinguir nada. Los escombros se desperdigaban en toda la construcción, el techo estaba ausente y múltiples rocas de inmenso tamaño ocupaban una gran parte de la casa. Los muebles, las sillas, los cuadros y las mesas no eran más que cenizas. Un gas rojo viajaba de un lado a otro, cubría un extenso terreno, a Sony le llegaba hasta la cintura.
- ¿Kay?- llamó- ¡Kay!

‘‘ - El encapuchado… ¿Y si va a por ti cuando estas en Morena y te asesina? No podría perdonármelo- exclamó Sony.
- Sea quien sea este sujeto, no podrá contra la fuerza de los JEN, ni Dimitrion ni Miljen pudieron, ¿Por qué Él si?- contestó Kay (...) ’’
- ¿Siempre juntos?- preguntó Kay.
- Siempre juntos- respondió Sony y chocaron sus puños. (…)´´
[La Guerra de las Bestias 3: capítulo 8] 

Aquellos recuerdos vinieron a Sony mientras lo buscaba ansiadamente. Ahora todo tenía sentido, sus visiones, la vez que Dayas fue gravemente herido. Ese letal enemigo había aparecido finalmente. Sony apretó los dientes y utilizó sus habilidades, se inclinó y extendió sus brazos a cada lado; algunos litros de lava fueron a parar a las rocas desoladas, mientras se deterioraban por el material, provocaron una mayor iluminación que permitió a Sony avanzar.
Caminó con cuidado hasta que casi tropezó con algo, escondido bajo el gas rojizo. Sony lo tomó entre sus brazos, era un cuerpo y si, se trataba de Kay. Su amigo estaba inconsciente y totalmente desnudo. Sony se quitó la campera y lo vistió con ella, luego deslizó el brazo de Kay sobre su cuello y lo sacó de allí.   
    
- ¡Fismut!- exclamó Natal- No puedo creerlo. Sigue con vida después de tantos años.
- Me envió a… tenemos que apresurarnos- habló Lepra de inmediato.
- ¿Por qué?
- ¡Hazme caso!
- No, quiero que me expliques lo que sabes.
Lepra suspiró.
- No ahora. Luego. Este ataque no tardará en ser difundido. Presiento que algunas de las fuerzas militares fueron advertidas por algunos hombres, antes de morir.
- ¿Quién causó todo esto?- preguntó Natal, con desagrado.
Lepra señaló hacia una dirección, Natal volteó y observó a Sony llevando a Kay entre sus brazos, dirigiéndose hacia ellos.
- Fue Él- dijo con frialdad.
- No… es imposible. ¡Kay es incapaz! ¡¡Ni siquiera había luna llena!! 
Lepra hizo una mueca, demostrando disgusto. No le respondió a Natal y fue a ayudar a Sony.
Natal no sabía que creer, estaba petrificado.
Apenas el joven de tez morena se le acercó a Sony, sacudió los dedos y mágicamente apareció (en su mano) un traje exactamente igual al suyo.
- Toma. Vístelo con esto- le ordenó.
- Va a ser difícil, está dormido y el suelo es un desastre.
Lepra suspiró enojado e hizo un chasquido con el pulgar y el índice. Kay, aún inconsciente, llevaba la ropa del elemental de la tierra. 
- Ahora vamos. No hay tiempo que perder.
- ¿A dónde?
- Ustedes síganme.
- ¿Quién eres?- preguntó Sony.
- Me llamo Lepra, y ahora soy el único que puede salvar a su amigo.
- ¿Salvarlo?
- Su cuello…
Sony le corrió el largo cabello de la nuca a Kay y con impresión, pudo notar una marca, una horrenda cicatriz circular, como el símbolo o emblema que el elemental de la tierra llevaba en su uniforme.
- Esa es la prueba de que el monstruo fue sellado. Temporalmente. No tenemos mucho tiempo- informó Lepra.
- ¿Monstruo? No lo entiendo.
- Kay es quien causó esta masacre- habló Natal finalmente, con cierto grado de tristeza.
- El preludio a la profecía, esto estaba escrito. ¡Vamos!- gritó Lepra, disgustado. Sony tragó saliva y no quiso saber más nada.
Avanzaron a través de los cadáveres y los escombros, había varias baldosas rectangulares sobre el suelo en línea recta, el grupo pudo notar que no eran propias del terreno, sino que habían sido extirpadas de diferentes veredas. Sony, cargando a su amigo dormido, y Natal no se animaban a despejar sus dudas con Lepra, pues les parecía ser un muchacho muy severo y de gran carácter. Natal encontró dos cuerpos sin vida: Don Pablo y Doña María.
- Por dios…- suspiró.
Sony fue con él, y en el camino, se topó con otra víctima: Agustina. Se llevó la mano a la boca y lanzó unas cuantas lágrimas, luego se aseguró que Kay continuara durmiendo para que no presenciara aquel horrible acto. El rostro pálido de la novia de Kay tenía algunas gotas de sangre bajo los labios, los ojos cerrados, el cabello rubio húmedo y una gran mancha en el estómago (rojiza y negra).     
- Estos cuerpos están sanos, no fueron descuartizados. Parecen haber caído antes del surgimiento del demonio- dijo Lepra, apretando los dientes.
- Debemos enterrarlos. Todas las personas de aquí se lo merecen, pero ellos… por Kay.
Lepra, aún estando en desacuerdo, estiró sus brazos y tres agujeros surgieron de la tierra, del tamaño de ataúdes. 
- Eres… un elemental- dijo Sony. Lepra no le hizo caso.
Natal se encargó de colocar a todos los cuerpos en sus respectivas tumbas.
- Qué horrible el destino que afrontaron. Ojalá, todos ellos, encuentren la paz a donde quiérase que hayan ido- dijo Natal y rezó.  
- Adelante. No hay minuto que no lo valga- dijo el elemental de la tierra y se dirigió al este.
Más tarde, se toparon con el Volkswagen de Natal.
- No podemos permitir que el gobierno de su mundo encuentre evidencia contra vosotros- dijo Lepra, volvió a estirar sus brazos e increíblemente el automóvil cayó en un inmenso agujero de tierra, desapareciendo. El muchacho lo tapó.  
- ¡Oye!- gritó Natal- ¡No sabes lo que me costó conseguir ese modelo! Además pudimos haberlo usado como transporte para ahorrar el viaje a donde quiera que vayamos.
- Para nada- respondió Lepra- No nos sirve. No iremos a ninguna zona de su mundo. No se molesten.
- ¿Por qué repites tanto ‘’su mundo’’?- preguntó Sony- ¿De donde eres?
- Yo no nací aquí.
- ¿Qué es ‘’aquí’’?
- No soy un terrestre, soy un morgano. Nací en lo que era el planeta Morgana de la dimensión Nox
- ¿En lo qué era?
- Mi planeta fue destruido hace veinte años. 

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