martes, 24 de octubre de 2017

El Planeta Agda: CAPÍTULO 6.



El Planeta Agda: CAPÍTULO 6.

Aquellas puertas blancas de inmenso tamaño que llevaban extrañas rejas e insólitos símbolos antiguos, además de tierra, telarañas, polvo y suciedad, se abrieron de par en par. 
El grupo, más perturbado que nunca, se adentró en aquel nuevo salón. Si algo bueno tenía Lepra como persona era que sabía perfectamente como dejarlos anonadados. Para empezar, el techo era de cristal, múltiples formas puntiagudas lo rodeaban por completo, a través de ellos podían reconocer sus propios reflejos uniformes. A diferencia de la zona anterior, esta se encontraba fuertemente iluminada, y no por las antorchas o el techo… sino que en el centro yacía una enorme fuente de agua; formada por oscuras rocas de gran tamaño y una única escalera que te permitía subir a las rocas y zambullirte en ella (como un trampolín). Las aguas burbujeaban como si estuvieran a altas temperaturas y todos los colores del arco iris se plasmaban con hermosa pasividad. Kay tragó saliva y olvidó todo lo que estaba sufriendo por un momento, a sus compañeros les ocurrió algo similar.
También había fragmentos de piedra putrefacta en los alrededores de la fuente, parecían haber pertenecido a algunos monumentos de la época antigua.
- Esta es nuestra vía de acceso y escape- dijo Lepra con los ojos brillosos.
Natal sacudía la cabeza como si estuviera negando, lo que en realidad era un reflejo por la sensación que estaba padeciendo.
- Sin duda, todo lo que conocemos es un grano de arroz- pensó.
- Esto nos llevará a la dimensión Nox, a mí universo- dijo Lepra, con la misma naturalidad que uno habla de la dirección de su hogar.  
- ¿La dimensión Nox? La mencionaste antes…- habló Sony.
- Tal vez sea muy pronto para que lo sepan, pero yo lo creo conveniente: Solo existen dos dimensiones, son las dos mitades del universo. La Tierra es el único puente entre ambas.
- ¿Ppp…por qué?- preguntó Natal; nerviosismo, frustración y curiosidad, eso era todo lo que sentía.
- No eres tan inteligente como pareces- le respondió Lepra en un tono despectivo- Me informaron que el año pasado viajaron al Zen. ¿No?
- Entonces… la Tierra es el único puente entre las dos dimensiones porque se encuentra inmerso en el plano, está atrapado entre las dos- habló Sony de inmediato. Lepra se sobresaltó de la sorpresa.
- Dameron es muy audaz…- pensó y habló en voz alta- Si. La línea que divide a las dos mitades se encuentra en la Tierra, lo que la convierte en el centro del universo y en el único mundo que lleva dos realidades alternas: La que ustedes viven y la del Zen. 
Kay, con una voz apagada y seria, dijo:
- Vives en la misma dimensión que Dayas. Es como si decidiéramos ir por el espacio pero desde la realidad de él.
Lepra asintió.
- Ahora basta de enseñanzas y prosigamos. 
Continuaron contemplando el nuevo escenario hasta que Natal preguntó:
- ¿Y… tu familia? ¿Cómo fue a parar a otro planeta?
- Invitación de mi maestro, supongo- respondió Lepra.
- ¿No lo sabes?
- No.
- Tu familia viene de la Tierra. ¿Ya lo sabías, no?- preguntó Sony.
Lepra asintió sin responder.
- Antes de emprender el viaje quisiera preguntarte si conoces las intenciones de Meddes- habló Natal. Kay prestó exhaustiva atención.
- Lo único que voy a decirles ahora es que tiene un amo. Quien le da las órdenes. Eso es todo.
Otro recuerdo se apoderó del elemental del fuego.

‘’ - ¿A quién sirves?- preguntó Kay.
- Al poderoso Vrogh, insignificante humano. ’’

- Ahora presten atención- dijo Lepra, saturado de tantas preguntas- Voy a abrir el portal y cuando lo haga tendrán que entrar inmediatamente. ¿Está claro?
- ¿Y donde estará el portal? Solo veo esa fuente de agua- dijo Natal.
Lepra resopló con fastidio y volvió a hablar.
- La fuente es el portal. Se tienen que meter adentro, sumergirse en las aguas. ¿Se entiende?
Sony y Natal tragaron saliva. Kay, que en el pasado hubiera sido el primero en quejarse, se adelantó y subió por las escaleras.
- No hago esto por mi vida. Sino para vengar a mi novia. Buscaré a Meddes hasta el fin del mundo- dijo con una voz siniestra.  
Sony sentía mucha empatía por su amigo, sin embargo, sabía que algo no andaba bien…
Lepra apretó los dientes y agitó la cabeza de un lado a otro, en ese preciso instante, todas las rocas levitaron por los aires, dejando a la fuente desnuda. A continuación, las burbujas aumentaron y un remolino apareció entre las aguas; el espectáculo más maravilloso que habían presenciado.
- AHORA- indicó el elemental de la tierra.
Kay se zambulló en primer lugar. Natal le siguió con cierta desconfianza. Sony era el siguiente, pero no fue de inmediato, tomó a Lepra del cuello y le dijo.
- Meddes le está siendo perder el rumbo a Kay, su razón está nublada. Puedo sentirlo y sé que tú también lo notas. Si no lo ayudas, no me importa de quien seas pupilo, te…
- No me vas a hacer nada, Dameron. Lo sé- respondió Lepra con la mirada soberbia- Ahora déjame en paz y métete a la fuente.  
Sony lo soltó, lleno de rencor y se zambulló.

El interior estaba confuso, similar a cuando uno se mete al mar e intenta abrir los ojos bajo el agua sin antiparras. Contuvieron la respiración, esperando que algo pasara y de repente, Natal sintió que alguien lo tomaba de la axila y lo impulsaba hacia arriba; a los JEN les sucedió lo mismo segundos después. Ascendieron a la superficie, quitando las cabezas del agua para respirar; todos ellos sabían nadar. Ya no estaban en el interior de la cueva, sino al aire libre… a metros de la costa; pues sí, flotaban sobre el mar. El ambiente era bastante caribeño: calor, viento, arena y palmeras. Se miraron los unos a los otros, encantados con la magia. Lepra apareció unos segundos después y respiró profundamente para tomar aire. 
- Llegamos- dijo mientras se refregaba los ojos con una mano y flotaba con la otra y sus pies.
Todos ellos tenías los cabellos empapados y pegados a la cabeza; flotar con las olas del mar resultaba cada vez más agotador.
- Vamos a la orilla, pronto- ordenó el elemental de la tierra.
Los elementales nadaron hasta la costa y en el transcurso, examinaron el nuevo mundo; muy similar a las islas del caribe de la Tierra.
La arena era suave y clara; tardaron algunos minutos en pisarla y acostarse en ella para descansar.
- ¿Cómo es esto posible? Nos metimos en la fuente y en segundos aparecimos aquí- dijo Sony, exhausto.
- Es un portal Dameron, ya se los dije muchas veces- respondió Lepra de mala manera e hizo un chasquido. Una bola de aire caliente los rodeó y los sacudió como si fuera un gigantesco aire acondicionado. Ahora estaban secos, sin arena atascada, y algo húmedos.
Natal realizó una sonrisita burlona, de verdad que ese chico era el aprendiz del mago.
- De pie. Nos vamos.
El trío siguió a su guía, Kay estaba realmente perdido… tenía tantas cosas en la cabeza que no sabia a cual prestarle más atención. La culpa, la furia, la angustia, la vergüenza, la venganza… ¿Fue él quien mató a todos sus vecinos? ¿Se comió a todos los habitantes de Morena como un auténtico monstruo? ¿Había causado la masacre más sangrienta y desagradable por haber perdido el control cuando Agustina murió? Detuvo la caminata y dijo en voz alta.
- ¿Para qué?- preguntó en voz baja. El resto del grupo notó su reacción y lo observó detenidamente- ¿Por qué hacer tanto alboroto por mi vida? Fui yo quien acabó con la vida de decenas de inocentes… de mujeres, de niños…- empezó a sollozar y a llorar- ¡No tiene sentido salvar mi vida! ¡SOY UN ASESINO!
- Porque si no encontramos la manera de salvarte en tres días, morirás… pero eso no es todo, sino que la bestia volverá a despertar y el mundo pagará el precio- dijo Lepra con frialdad. 
Kay gritó desesperadamente y se arrodilló en el suelo a lanzar puñetazos a la tierra mientras los nudillos se le enrojecían. 
- ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Maldito sea! ¡Odio ser un JEN!
Sony se le acercó con delicadeza.
- Sé que haz sufrido mucho, pero quiero que sepas, que pase lo que pase, yo siempre estaré para ti- le dijo. Se había arrodillado para poder hablar con su amigo.
Kay lo empujó para alejarlo. Sony perdió el equilibrio y se cayó al suelo, se levantó rápidamente y se alejó.
- No te necesito.
- Kay, por favor- habló Natal- Muchos murieron pero si es verdad lo que Lepra dice, muchos más morirán si no hacemos esto. Esa bestia no eres tú y tampoco es tu culpa que la hayas despertado. Fuiste utilizado por Meddes. Eres un ser humano y como todos, hay ciertos impulsos que no podemos controlar. Le quitó la vida a tu novia y eso te hizo perder la cordura. ¿Y cómo sabías que eso provocaría el despertar de un monstruo? ¿Acaso cuando perdiste la razón de tus actos solo sentiste deseos de desquitarte con todos los demás?
- No…- dijo Kay en voz baja- Fue como si me hubiera desmayado.
- Exacto… como ya dije, esa bestia no eres tú. Ni nunca lo serás. Es horrible lo que pasó en Morena, pero tenemos la posibilidad de impedir que algo así vuelva a ocurrir en cualquier parte del mundo. Si no quieres hacerlo por tu vida, está bien. Hazlo por los demás… como cuando deseaste ayudar a los Kiceanos aquella vez que fueron secuestrados o como cuando tomaste la espada divina para salvarlos a todos. Eres un héroe, Kay. No un asesino.
Kay había parado de llorar y se secó las lágrimas con la ropa; se puso de pie y dijo.
- Está bien, más tarde pagaré por mis pecados- luego se dirigió a Sony- Lo siento.   
Sony asintió y le dijo.
- Si sirve de algo, solo vi al monstruo, no a la muerte de Agustina. Tardé en relacionarlo todo. Perdón, hermano.
- ¿Ahora podemos seguir caminando?- preguntó Lepra con indiferencia.
Natal, Kay y Sony asintieron al mismo tiempo.

‘’ - El último de los morganos contra el último miembro de la Luz Oscura, probablemente eso te depare el destino, Lepra- le dijo el mago, de espaldas en una inmensa habitación ancestral- Por eso y solo eso te entrené durante tanto tiempo. Yo creo que eres el único que puede derrotarlo. 
Lepra apretó los dientes y realizó una risa pedante.
- Lo mataré. Sé que lo haré, aunque me cueste la vida. ‘’

- Sé que lo haré, aunque me cueste la vida- repitió Lepra en su mente- Aunque haya otros queriendo ocupar mi lugar…

Se adentraron en un extraño bosque, donde los troncos de los árboles tenían la forma de conos y las hojas eran azules y amarillas; la vegetación se extendía metros y metros hacia el cielo; la luz de un sol iluminaba con fervor. Siguieron el sendero y se alejaron rápidamente de la costa, caminaron durante algunos minutos hasta divisar a casi un kilómetro de distancia, una construcción circular gigantesca, similar a un planetario.
- Allí es- indicó Lepra.  
El viento sacudía los enormes conos, no hacía ni calor ni frío, y a medida que se fueron acercando al lugar de destino, aparecieron flores de cristal que brillaban entre las sombras e iban atenuando sus destellos por momentos. Los elementales dedujeron que permanecían encendidas durante la noche.
Entre los conos había un espacio abierto donde pudieron contemplar tres lunas en el cielo azul, conformando un triangulo invisible. Por otra parte, distintas e insólitas criaturas se asomaban entre las flores exóticas y examinaban a los nuevos huéspedes.
- No se asusten- dijo Lepra en tono de burla- Son inofensivas, si no les hacen nada malo…
Aquel orbe guardaba otras cuantas sorpresas, una voz femenina se escuchaba en el horizonte, lírica y dulce. Kay respiró hondo y recordó todo lo bueno que había vivido con Agustina; Natal pensó en Verónica y en su hijo, y Sony… en la mujer que le hablaba en sueños y que nunca había conocido. La que le brindaba fuerzas con la misma canción de siempre, la que particularmente estaba siendo cantada. ‘’Vive y vivirás, aleja la pena y ayúdate que un paso más debes dar’’.
- Esa canción… ¿Qué significa?- preguntó Sony a Lepra.
Lepra rió sarcásticamente.
- Es una melodía muy conocida entre los diferentes mundos, me la cantaban cuando era un niño. Creo que la compusieron en el alto mundo, no estoy seguro…
- ¿El alto mundo?
- No hay tiempo para esto, cállate y camina.
Sony tragó saliva para aliviar el disgusto que se había quedado atrapado en su garganta. Natal lo tomó del hombro, comprendiendo su enojo.
- Es un muchacho complicado- le susurró al oído. Sony asintió.
La canción dejó de sonar y los pequeños seres huyeron inmediatamente.
- ¿Qué pasó?- preguntó Natal.
- Todos los seres de este mundo responden a la señora de la naturaleza, la que canta la canción. Ayuda y guía a las criaturas que se encuentran desamparadas y con miedo. Canta en el día una canción y en la noche otra. Cuando deja de cantar significa que el peligro se acerca… - les contó Lepra, más calmado.
- ¿El peligro?
- Ustedes. Dameron, Montarnen. Son una amenaza para los habitantes de este planeta- Sony frunció el ceño levemente- La verdadera identidad de los JEN es muy conocida por las especies más longevas de la historia. Esas bestias que guardan en su interior masacraron a muchos de los suyos.
De repente, la corteza de algunos conos comenzó a desprenderse de los troncos a los que pertenecían; miles de fragmentos volaron por los aires y se fusionaron los unos con los otros.
- ¿Qué es eso?- preguntó Sony, anonadado.
- Es él- sonrió Lepra con la boca cerrada y los dientes apretados.
Las cáscaras de los árboles amoldaron la figura de un nuevo individuo. Lepra no necesitó explicar más, los elementales sabían perfectamente a quien estaban apunto de conocer. El hombre que había creado Sarmander, el que había unido a los elementales, el que había resguardado la espada divina nuevamente en el templo (asegurando su cuidado con magia aplicada a la mitología azteca), el que había encerrado el alma de Hariet en un templo secreto, el que le había permitido a Juan Jimonte viajar hacia el futuro y salvarlos en cierta ocasión, el que había escrito el libro de hechizos, el que le había dado la misión a Pedro de ser inmortal y buscar a los JEN en la Tierra.

Morgán había usado su nombre de pretexto para que Dimitrion asesinara a los Montarnen hace casi veinte años atrás. El mago más proclamado, mencionado y respetado que habían escuchado nombrar miles de veces, finalmente en carne y hueso. El gran…

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