viernes, 19 de octubre de 2018

Los Primeros Hombres- CAPÍTULO 26.



Los Primeros Hombres- CAPÍTULO 26.
  
Nota de autor: Este capítulo transcurrió entre los episodios 22 (La Última Misión) y 23 (Diego Kimhote).

Sony arrastró la espalda por la puerta en medio de la oscuridad, los gritos de sus dos amigos siendo devorados por un dragón habían cesado y él, no podía parar de llorar. Se acurrucó, sentó y colocó en posición fetal tomándose de las piernas, increíblemente traumado. Kay, ya sentado en una pared de al lado y herido del estómago, encendió una chispa con sus dedos para iluminar la habitación dentro de la Fortaleza de Büul.

- Tenemos que seguir- dijo el elemental del fuego, y a Sony no le gustó nada el comentario, se levantó al borde de la locura y tomó a Kay del cuello.

- ¡Acaban de morir los dos hombres que viajaron con nosotros! – le gritó en la cara, escupiéndole. Kay lo miró con indiferencia.

- El medallón de plata los revivirá.

- ¿Y si no lo hace? Allí está Hariet y él es más fuerte que nosotros…

Kay lo empujó para que se alejara de él y sintió una punzada de dolor en la herida.

Sony se echó para atrás y se apretó la mandíbula, estaba paranoico, esquizofrénico y deprimido.

Los dos oyeron como el dragón Kahar se retiraba después de haber comido y ambos tragaron saliva.

Sony caminó de un lado a otro, inquieto; luego se sentó mediante un movimiento brusco.

- No somos los “salvadores” de este mundo si ni siquiera pudimos salvar a nuestros amigos. No somos nada, no SOY nada…

Kay suspiró abatido y hubo un silencio muy triste. En momentos así, Kay recordaba la muerte de Agustina y eso le causaba mucho rencor hacia Sony.

- Si no hubiéramos ido al Mundo Helado por tus “visiones” habríamos llegado antes que Hariet y tendríamos el medallón sin contratiempos- dijo Sony de repente, sin pensar.

Kay se levantó herido, furioso.

- ¡Gracias a mí volviste a ver a Natal y a Jessica!
- ¿A ti? ¡Fue Rak quién nos llevó! – también se levantó, tan descontrolado mentalmente que se atrevía a pelear con Kay para desquitarse.

- ¿Cuándo van a dejar de pelearse como dos niños mimados? – preguntó una voz ajena a estos dos, producto de la oscuridad. Kay y Sony sintieron electricidad en las venas, reconocían aquella voz, era imposible…

Un hombre que aparentaba cincuenta años se reveló ante ellos. Era alto y con el cabello negro, lacio y abundante, su rostro era muy similar al de uno de ellos, pero más ancho y más viejo, sus ojos eran verdes y vestía un traje muy elegante, saco y corbata.

- ¿Papá…? – vociferó Sony, tantas cosas extrañas había vivido que por un segundo creyó que el trauma lo estaba haciendo alucinar.

- Nicholas…- dijo Kay, y Sony comprobó que no estaba loco.

Fue instantáneo y ambos corrieron a abrazarlo.

- Planeo seguir utilizando mis pulmones, muchachos- sonrió Nicholas con una voz muy pacífica y madura- No aprieten tan fuerte.

Kay y Sony se alejaron de él con vergüenza y Nicholas los miró con ternura.

- Mis hijos… ahora dos verdaderos hombres. Él me dijo que un día me regalaría algo y al fin, puedo verlo con mis propios ojos.

Kay y Sony miraron a Nicholas con confusión.

- Ya lo entenderán. Por ahora… sólo les diré que no vine solo- señaló un sector oscuro y de allí surgió otro hombre de la misma edad: con el cabello más corto que Nicholas, más arrugas y unos siete centímetros más alto que los JEN. De ojos marrones, piel blanca y vestido con un pulóver navideño, jeans y zapatillas.

Kay avanzó hacia él en silencio, como si estuviera poseído, era igual a como lo había visto en la realidad alternativa.

- ¿Cómo es posible? – preguntó entre jadeos.

- Kay, te presento a tu padre biológico: Frank Montarnen- lo anunció Nicholas Dameron.

- Un gusto, Kay- le estrechó la mano Frank y Kay frunció el ceño entre lágrimas, no se resistió y aunque francamente no lo conocía, lo abrazó con emoción. Frank sonrió y reaccionó más lento.   

Después de Jessica, de Natal, de Dayas y Lepra, de todas las tragedias, de la frustración y el fracaso, por un instante muy pequeño, los JEN se alejaron del dolor. Y lo que ambos notaron es que necesitaban un abrazo después de lo ocurrido con el dragón.

- Tan entusiasta como tu madre- le dijo Frank durante el abrazo, Kay lloraba y lloraba- Me gusta tu pelo, ¿es algo que está a la moda en esta época?

Kay se apartó de Frank, incrédulo.

- ¿En esta época? – le preguntó.

- Nosotros sabemos que a estas alturas ya estamos muertos- les dijo Nicholas y los JEN lo miraron- Fue la decisión que tomamos para que ustedes estuvieran fuera de peligro- los JEN no entendían nada y hubo una pausa- Ni yo ni Frank somos de este año, venimos del pasado a través del medallón de oro… para visitarlos.

- ¿Quién los trajo? – preguntó Kay, se secó las lágrimas y soltó a Frank.

- Fui yo- exclamó una quinta voz, tan nítida y clara que a los JEN les generó desconfianza. Era nada más y nada menos que el mago Fismut.

Con su traje blanco y mítico cetro del mismo color, Fismut golpeó el suelo y la habitación entera se vio iluminada por un poderoso resplandor que emanaba de los aires.

Los JEN pudieron contemplar el lugar donde se encontraban, era un palacio: sin ventanas, con el piso de cristal, columnas extravagantes, estatuas de Büul, insignias y alfombras de terciopelo.

- ¡Acaba de morir tu pupilo allá afuera y estabas aquí encerrado! – le gritó Sony, furioso, Nicholas lo tomó del hombro.

- Escúchalo, Sony. Él tiene mucho que decirles…

Kay y Sony miraron al mago con recelo, no estaban lejos de querer atacarlo. Después de todo lo que le había hecho a Natal…

- Están enojados conmigo- dijo Fismut y se les acercó- Lo entiendo. Yo también lo estaría.

- No sé cómo lograste poner a nuestros padres a tu favor- dijo Kay rápidamente- Pero te juro que…

- No podía intervenir, joven Montarnen. No hasta que todo se ordenara perfectamente- de un bolsillo reveló el medallón de oro.
- Las visiones del Mundo Helado, Foucen, la espada divina y los Proetas… fuiste tú- susurró Kay, sorprendido y con la boca abierta. Fismut asintió con pasividad, cerrando los ojos- Tú sabías que Dimitrion y José Morgán serían los “traidores” en el futuro y nos hiciste creer que Jhor te lo había dicho. ¡Llevaste a Juan Jimonte a conocernos! Por dios, todo tiene sentido ahora.

- Eso es adelantarse un poco a la historia que quiero contarles- aclaró Fismut.

- ¿Qué sentido tiene escuchar una historia en este lugar, después de que Dayas y Lepra murieran y justo cuando Hariet nos está esperando? – preguntó Sony con desdén.

- Diego es paciente y no sabe que ustedes ya están aquí dentro- le respondió- Lo que quiero contarles es TODA la verdad.

- ¿Toda la verdad? – preguntaron los JEN al mismo tiempo, Frank y Nicholas se juntaron y los observaron.

- Hoy en día ustedes son los JEN, pero no siempre fue así. Hubo otros, y entre ellos, estuve yo- Kay y Sony abrieron los ojos como platos y decidieron callarse la boca para escuchar lo que tenía que decir- Imagino que durante años se habrán preguntado por qué Tritán los eligió a ustedes, bueno… no fue así exactamente. Podríamos decir que aquellos dos hombres confiaron en ustedes- señaló a Frank y Nicholas y ambos asintieron seriamente- Para empezar, tengo que contarles la historia del sujeto que es idolatrado en estas paredes, tengo que contarles la historia de Büul, el Caído; tengo que contarles como MI PADRE se transformó en el segundo señor oscuro- el medallón de oro brilló y los cinco personajes fueron transportados hacia otro espacio y otra época.  

EL JEN SUPREMO

<< Para que lo recuerden, Tritán desechó a los humanos y los ignoró, dejándolos a la intemperie en un planeta llamado Tempus, hogar del titán Finegan tiempo después. Allí nacieron las primeras familias de hombres, no tardaron en organizarse en casas, en constituir un lenguaje propio y en adjudicarse tareas para subsistir. De los primeros hombres surgió la casa Jen: mi padre Fargos, mi madre Gaia y mi hermano Gyan, la casa Jen estaba compuesta por los gobernadores de los primeros humanos.

Antes, los hombres éramos inmortales, vivíamos eternamente, pero nuestra capacidad reproductiva era escasa. Con el paso de los años, esto cambió y las generaciones venideras fueron perdiendo el estándar de vida poco a poco hasta volverse mortales, no obstante, los humanos se cuadruplicaron.     

Esa es la razón por la cual yo aun no estoy muerto o Rak (que también fue parte de una familia primeriza en la humanidad), entre otros.

Años antes de mi nacimiento y del de mi hermano mellizo (sólo mayor por unas pocas horas), Fargos Jen, nuestro padre, era un niño que servía a la casa Jen y a mi abuelo. En una época en donde los tres planetas: Tempus, Oriane y Ghyraú compartían rutas de acceso como ciudades vecinas, era muy común las visitas interplanetarias. A su vez, los titanes líderes de cada mundo eran protectores de un medallón mágico. Nosotros cuidábamos el medallón de bronce, Oriane (el planeta oscuro) lo hacía con el de plata y Ghyraú (la roca de fuego) con el de oro.

Hubo una paz duradera tras la muerte de Tritán que duró décadas, pero todo cambió debido a mi padre.

Como les decía, Fargos era sólo un niño y entre los ciudadanos de Tempus, las historias de Tritán y Vrogh, de Guriva y Groba, de los humanos como la especie elegida para derrotar al PRODIGIUM eran muy escuchadas. Obviamente que mi pueblo no conocía a ninguna de las entidades mencionadas por aquellos nombres, ya que esos fueron impuestos por los morganos siglos después. Los llamaré así de todas formas. No está de más comentarles que esos nombres los inventó mi madre Gaia, y que yo se los divulgué a los morganos…- sonrió- Pero bueno, volviendo…

La casa JEN era muy respetada, pero estaba por debajo del titán Finegan, el líder general de aquel mundo. A su vez, los medallones y los fragmentos de la llave yacían en plazas públicas (cada uno en su respectivo planeta), sin ninguna protección, como símbolos imbricados en estatuas.

Los hombres y mujeres de Tempus fantaseaban con ser las reencarnaciones del titán bastardo, y visitaban las estatuas con frecuencia, les rezaban y las idolatraban. Fargos creció en ese ambiente “religioso” y de entusiasmo por los mitos, a él no le interesaba tanto, más bien, le gustaba llamar la atención de las chicas de su edad, especialmente de la nieta de Finegan: Gaia, mi madre.

A decir verdad, Vrogh les había ordenado a sus tres subordinados que no divulgaran tanto sobre el pasado y ninguno cumplió con los pactado; Finegan reunía a la gente para contarles más historias y a veces mentía, diciéndoles que el Rey de los Titanes afirmaba que pronto los elegidos aparecerían. Eso causaba mucho pavor entre todos.

Y si se preguntan cómo sé todo esto, porque les veo las caras de no creerme ni una palabra, fue por el medallón de oro. Yo viajé al pasado cuando mi hermano murió y conocí todo al detalle sin intervenir- Kay y Sony hicieron muecas, pero no acotaron- Continuando…

 A Fargos no le interesaba la historia, le parecían cuentos inventados por los adultos, pero a mi madre sí. Y él quería conquistarla cueste lo que cueste, así que se arriesgó y una noche, visitó los tres planetas a través de las brechas interespaciales que existían antes, robó los tres fragmentos que formaban la llave y apenas lo hizo, se vio transportado al Templo de la Muerte.

El tonto se arrepintió al instante, estaba solo en un escalofriante lugar. Se asustó mucho, y desesperado, empezó a correr por los oscuros pasillos sin saber qué hacer. Pasó horas allí, perdido y muerto de hambre. La llave no lo devolvía a su hogar y se creyó un estúpido por haber llegado tan lejos para conquistar a Gaia.

En aquel horripilante y desolado Templo, entró a una habitación mística y se topó con un extraño fruto flotante, sólo había uno y estaba suspendido en los aires. Pudo haber sido venenoso o alguna otra cosa, pero Fargos ya no aguantó y se lo comió de un bocado.

Horas después, aparecieron sus padres y Finegan con el medallón de bronce, Gaia les había contado de su desaparición. Lo regañaron y se lo llevaron de vuelta a Tempus, él estaba muy arrepentido.

Finegan notó algo extraño en el niño, y por temor a la furia del rey titán, guardó silencio.

Todo esto fue guardado en secreto y para que nadie volviera a hacer algo parecido, Finegan cortó los lazos con sus hermanos titanes y disolvió las brechas espaciales (que eran fuentes de agua), las destruyó y los tres planetas quedaron aislados los unos de los otros.

Finegan mantuvo el ojo en Fargos, y más aún cuando creció y empezó un amorío con Gaia, la única nieta que tenía, a la cual también cuidaba por la muerte de los padres de ella.
      
No obstante, Fargos empezó a padecer los síntomas cuando se volvió un adulto. Él no sabía que se había comido el CORAZÓN DE TRITÁN.

En Tempus, no sólo había hombres, sino también unos seres esqueléticos que pertenecían al Reino de Isiris, donde nació Gargas y el verdadero Meddes. Estos seres esclavizaban a los humanos y aquella fue una causa de guerra entre la familia Jen y la familia Rodmorz (la realeza de Isiris).

Fargos lideró varios batallones contra Glas, el heredero a la corona. Y empezó a descubrir cosas que excedían sus límites en el Böju, había comenzado a desarrollar y experimentar los poderes del titán.

Debido a sus hazañas, su imagen y popularidad creció, a tal punto que lo bautizaron: Fargos, el JEN SUPREMO.

Finegan estaba cada vez más paranoico, el único que sabía lo que estaba pasando, y empezó a ser detestado por los ciudadanos por sus brutales métodos de enseñanza del Böju. La fama de Fargos terminó por superarlo y Finegan huyó de Tempus de la noche a la mañana.

Finalmente, los Rodmorz y los Jen hicieron un pacto de paz, no fue del todo justo, pero ya se habían perdido muchas vidas (entre ellas las de mis abuelos paternos); ambas familias habían quedado en no intervenir en los quehaceres de la otra. Y tras esta “victoria”, mis padres se casaron. Fargos se volvió el auténtico líder de la familia.

Sin embargo, los Rodmorz no cumplieron y enviaron un ejército a mi pueblo. Fargos se hizo cargo y fue solo, derrotó a diez mil guerreros… por su cuenta.

Fue criticado por no tomar represalias, especialmente con la capacidad de derrocar a todo un Reino por su cuenta. Pero Fargos estaba harto de la violencia y realmente no se iba a sentir cómodo exterminando a toda una raza. Prefirió vivir para su familia y meses después, nacieron sus hijos: Gyan y yo.

Estaba realmente muy contento, pero la gente no, al no querer “limpiar” a los Rodmorz, empezaron a desconfiar, algunos se fueron de Tempus. Si un único hombre tenía el poder de un dios, ¿Quién se iba a asegurar de que no fuera un tirano sin escrúpulos?

Las críticas pesaban y Fargos intentaba calmar la inquietud, pero no había caso. Volvía muy angustiado a la casa cuando mi hermano y yo éramos unos bebes.

Cuando cumplimos seis años, Gyan y yo éramos capaces de hacer cosas que sólo mi padre podía: atraer y rechazar objetos, manipular la luz y las sombras, controlar a la gente, súper fuerza y demás.

A Fargos le llamó la atención y empezó a investigar entre los viejos manuscritos de Finegan, allí descubrió la verdad. Él se había comido el corazón de Tritán cuando era un niño y eso explicaba su increíble poder. Pero no todo cuadraba y tardó meses en descubrirlo todo: el fruto guardaba la esencia del titán creador y cuando Fargos tuvo hijos, el alma de Tritán se dividió en DOS, en una DUALIDAD.

Mi padre se había quedado con el Yöbu (la mente de Tritán), sin embargo, la otra mitad (el Böju o energía del cuerpo) se había vuelto a dividir entre mi hermano y yo.

Y las cosas pintaron para peor, pues Vrogh había despertado de su largo sueño y había notado la desaparición del fruto. El titán se vio atraído hacia el poder y apareció en Tempus. Ese fue el comienzo del fin.

Vrogh culpó a mi pueblo del robo y los masacró, al borde de la cólera.

Los ataques fueron escuchados y Fargos había descubierto la verdad demasiado tarde. Salió para hablar con él y disculparse, pero Vrogh no le entendía ni una palabra, ambos lucharon.

Gaia vio como Vrogh desfiguró la cara de mi padre y como lo asesinó despiadadamente, razón por la cual, fue por nosotros, tomó el medallón de bronce y nos dijo que viajemos al mundo Hyá, que los Taigüen nos ayudarían, ese era el hogar de Hélen y Rak.

Ella iría por el cuerpo de su amado y luego vendría con nosotros, lo que no ocurrió. Apenas con seis años, Gyan y yo escapamos de la aniquilación de nuestro pueblo, y nuestra madre nunca regresó, Vrogh había acabado con todos.

El titán genocida regresó al Templo de la Muerte, inconforme, pero tranquilo por haber masacrado a los responsables. Esta vez, las puertas se sellaron y sólo los elegidos podrían abrirlas.

Gyan y yo no encontramos a los Taigüen, no entendíamos nada, apenas sabíamos hablar nuestra propia lengua y estábamos frente a una cultura completamente distinta. Nos discriminaron y nos rechazaron por todos lados.

Vivíamos en la pobreza y robábamos para subsistir, sólo nos teníamos el uno al otro.

Para cuando cumplimos trece años, ambos sabíamos hablar la lengua de Hyá y conocíamos todas las rutas habidas y por haber, éramos profesionales robando comida y cosas que luego vendíamos.

A nuestro modo, fuimos felices, éramos un equipo imparable- Kay y Sony notaron que la voz de Fismut se quebraba mientras hablaba- Yo trazaba los planes y Gyan los perfeccionaba, los lideraba y los cumplía- Fismut hizo una pausa para tragarse el llanto y por primera vez, los JEN sintieron empatía por el viejo mago- A nuestros quince años, un anciano encapuchado nos encontró y nos advirtió que un gran mal se acercaba a Hyá, que éramos los únicos que podíamos vencerlo y que ese mal tenía nombre: Büul, el caído.

En ese momento, creímos que el titán genocida había venido a terminar de eliminar a los últimos Jen y nos asustamos mucho.

Ese hombre (que años más tarde supimos que se trataba de Finegan) nos dijo que Büul buscaba la destrucción total del universo, que quería tener el poder para entrar al Templo de la Muerte y tomar el TORQUEM, el aparato que lo haría controlar el PRODIGIUM para lograr su objetivo. Le creímos y Finegan nos confesó que Gyan y yo éramos las reencarnaciones de Tritán, que como lo últimos de la raza, tendríamos que darnos a conocer como los JEN.

Pero Gyan siempre se caracterizó por ser discreto y prefirió que guardemos todo eso en secreto, inclusive de gente de confianza.

Finegan nos llevó con la familia Taigüen, no eran personas de poder ni líderes en su mundo, pero sí personas muy amables. Allí conocí a Hélen y fue la primera vez que me enamoré. Rak, por el contrario, no se fiaba de nosotros y nos tenía celos, siempre fue torpe y testarudo.

Allí estuvimos durante años hasta que Büul apareció, con aquella siniestra armadura, atacó Hyá. Era fuerte, sádico y destructivo. Los padres de los hermanos nos ayudaron a escapar, así, los cuatro huimos hacia el planeta Casám y Büul destruyó Hyá.

Gyan, testigo de la masacre que Büul había causado, decidió formar a los Proetas, usando el símbolo de Tritán como bandera.

En Casám conocimos a los Ryanos, la primera especie mortal y establecimos un lazo. En ese momento, apareció Gargas y se unió al grupo (todos desconocíamos la historia de las guerras entre los Jen y los Rodmorz) fue por eso por lo que no dudamos de él, Rak fue el primero en darle una oportunidad y en volverse su amigo.

Nos enfrentamos muchas veces al Caído, y los cinco crecimos mucho como guerreros; salvamos especies y perdimos otras. Enfrentamos a algunos Agentes del Caos y los derrotamos. No tardamos en ser reconocidos por la galaxia.

Al final, Büul descubrió nuestro planeta base: Casám. Y creó un ejército de Narsogs para invadirnos.

Gyan estaba preocupado y a escondidas de los demás Proetas, pero no de mí, había descubierto la ubicación exacta del Mundo Prodigio: La Tierra. Y con ella, al Zen y al Mundo Helado.

Forjó una espada: la espada divina, y no supo cómo, pero a través de ella forjó una dimensión de bolsillo que sólo se abría cuando la espada rasgaba la realidad en el Mundo Helado. Todo en secreto, Gyan siguió experimentando e inventando cosas. Hizo el cubo mágico que luego fue utilizado por Juan Jimonte para encerrar a su contraparte de Amdor, obviamente yo se lo dí. Y también creó dos anillos mágicos después de una visita a la tierra desolada de Tempus, donde encontró rastros de la armadura de Vrogh.

Gyan fue el hechicero más excepcional; ni yo ni Amdor ni Hariet pudimos compararnos con su genialidad. En aquella dimensión de bolsillo, Gyan había forjado una FUENTE DE PIEDRA CON AGUAS MÁGICAS (no era un invento propio, sino algo que se usaba en Tempus), y con esta hizo todas las reliquias que ya mencioné.

Por otro lado, Hélen, Rak y Gargas ya no podían aguantar la defensa de Casám; tuvimos que regresar con ellos y poner a prueba los anillos de oro, sin saber si funcionarían.

Como ya sabrán, Gargas nos traicionó y asesinó a Hélen. El esqueleto y Rak se retiraron a otros mundos con un puñado de Ryanos. No obstante, Büul, Gyan y yo nos quedamos luchando.

El invento de Gyan era un éxito, pero tenía una falla, consumía la energía de su portador. Büul se aprovechó y estuvo a punto de matarlo, me desesperé y a través del medallón de bronce y la espada divina, nos transporté a la dimensión de bolsillo. El salto de espacio hizo que Büul se viera aturdido y soltara a Gyan.

Estaba sorprendido y dejó de atacarnos para hablar. Ya se había sacado el casco y era realmente feo, pero no nos resultó familiar hasta que nos contó lo peor: él era nuestro padre.

Nos contó que Vrogh creyó matarlo, pero que él resucitó y que descubrió que eso se debía a nuestra existencia: “ningún elegido puede morir mientras el otro viva”, nos dijo. Nos aseguró que vio a nuestra madre muerta, a toda su gente y entró en un estado de cólera impresionante, que se autonombró Büul, el Caído; y que el trauma le había causado extremos ataques de ira, muy violentos, que sólo desquitaba… asesinando.

Él quería matar al responsable, quería eliminar a Vrogh, pero él estaba encerrado en el Templo de la Muerte y aún seguía siendo más fuerte. Razón por la cual quería nuestros poderes, por más que le doliera, quería tener TODA el alma de Tritán una vez más, para que se abran las puertas y para masacrar al titán genocida.

Fue impactante para nosotros descubrir semejante verdad y por un momento no supimos que hacer. Por lo menos, en mi caso…

Gyan se acercó a Büul de manera amistosa, parecía haber simpatizado con su pasado, NUESTRO pasado. Pero no fue así, Gyan condujo a Büul hacia la fuente de piedra y ambos quedaron atrapados allí.

Büul tenía todas las razones para vengarse, pero Gyan sabía que eso no justificaba todo lo que había hecho, y por eso no aceptó ser su aliado.

Büul reconoció el engaño demasiado tarde y todo su cuerpo se desintegró, una ínfima parte de él y la esencia de Tritán se condensó en un corazón oscuro, parecido al mismo fruto que había comido en su niñez.

Por alguna razón que desconozco, con Gyan no pasó lo mismo; él sufrió más. Su cuerpo se desintegró y la parte del alma quedó imbricada en su sangre.

Las aguas de la fuente se tiñeron de rojo, y en un instante, perdí a mi hermano y a mi padre al mismo tiempo- hubo un largo silencio y todo lo narrado por el mago se plasmó frente a los ojos de Kay y de Sony, como una película muda. Fismut suspiró con tristeza, nunca lo habían visto tan devastado- Y allí estaba, solo, lleno de dudas, de odio, de arrepentimiento, de tristeza y de impotencia.

Tardé en darme cuenta de que el anillo de oro había quedado en Casám, y más tardé en reconocer que Gargas lo había robado.

Nada podía hacer. Habíamos recolectado todos los medallones de los otros planetas en secreto y reemplazamos el de plata para que Büul creyera que lo tenía. Durante nuestra estadía con Gyan en la dimensión de bolsillo, Gyan me prohibió usarlos, especialmente el de oro. Me hizo prometerle que, si alguno de los Proetas moría, no usaría ninguno de los medallones para regresarlos a la vida. “El tiempo y la muerte son cosas delicadas” me dijo, “no es prudente revelarse contra ellos o pueden quitártelo todo.”

Lloré, maldecí y me aislé de todo y de todos. Recuperé el anillo de oro que le había dado a Rak para que huyera junto a los Ryanos hacia el Mundo Helado y lo destruí para que no cayera en las manos equivocadas.

La mujer que amaba estaba muerta porque no fui valiente, me habían traicionado, mi padre era un asesino y mi hermano, mejor amigo y maestro, se había sacrificado. Fue una de las etapas más duras que viví, y créanme… a pesar de estar atado al precepto de los JEN, intenté suicidarme muchas veces.

Con el corazón de Büul en mis manos, usé el medallón de bronce y lo lancé hacia el espacio exterior para que se perdiera, para que estuviera lejos de mí. Le hice una lápida a mi hermano y cuidé sus restos en la fuente durante milenios.

Me uní a los Inmortales del planeta Morgana y me adapté a esa vida, donde hice nuevos amigos y rehíce mi vida.

Pero el pasado volvió a acecharme y a través de Yará, el Inmortal Supremo, me enteré de que el corazón oscuro había ido a parar a la Tierra, a una isla de lo que más tarde se conocería como América. Casualmente, acompañado por los poderes del famoso mago Amdor.

Yo era el único que sabía la verdad y Yará lo sospechaba, así que antes de morir, profetizó que un hombre de apellido Kimhote cambiaría la historia para siempre.

Viajé a la Tierra por obligación y conocí a Diego. Fue algo inesperado y aterrador, su forma de actuar y su determinación me hicieron acordar mucho a Gyan, estaba convencido de que él destruiría el corazón de mi padre, al cual no quería ni acercarme.

Pero me equivoqué.

Diego se convirtió en Hariet y el mundo conoció a su tercer señor oscuro. Las cosas iban de mal en peor cuando se alió con el oportunista de Gargas y cuando me dejó al borde de la muerte.

El destino es algo fascinante, eso lo sé. Pues cuando todo se derrumbaba, ocho muchachos pobres me salvaron y me alimentaron, me vi reflejado en ellos. Gargas me descubrió y decidí hacer algo arriesgado, tal vez más estúpido que llevar a un muchacho perturbado por la sociedad a hacer mi trabajo; y reconozco sin miedo que fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Nacieron los Elementales y probé su valía.

Hariet estaba lejos de ser aquel demonio que fue Büul, pero aun así seguía siendo un enemigo muy poderoso. Investigué y escuché rumores de una espada mágica, lo que me llamó la atención. Elegí a Morgán para que fuera a buscar la espada al Templo Azteca.

No entendí como hizo para volver a la Isla de Sarmander tan rápido, pero no me importó y ahí presencié como ocho “don nadies” vencieron al “elegido”.

Estaba realmente muy contento, hasta inclusive Gargas había escapado a dios sabe dónde. Sin embargo, los ciudadanos no se tomaron muy bien la existencia de la magia y empezaron los problemas, también los internos por la tenencia de la espada.

Utilicé el medallón de oro para ver el futuro y todo era un caos, así que tomé otra decisión arriesgada y con gran parte de mis poderes, establecí un hechizo para que todos los humanos (a excepción de los Elementales) olvidaran lo ocurrido.

El mundo no estaba preparado para algo así, y probablemente, nunca lo esté…

Algo insólito ocurrió cuando le quité la espada a los Elementales, era la misma que había creado mi hermano. ¡Pero no tenía ningún sentido, la verdadera estaba en la dimensión de bolsillo junto a sus restos!

Estaba harto y simplemente volví a dejarla en el Templo Azteca, donde creí que estaría más segura.

Encerré el cuerpo de Hariet en un ataúd, creyendo estúpidamente que el precepto ya no funcionaba y lo enterré en una tierra desolada. Me marché a Morgana otros siglos más, hasta que empecé a tener problemas graves de salud. Algo se movía dentro de mí… era mi bestia demoníaca.

Hice lo que nunca creí que haría, viajé al Templo de la Muerte y las puertas se abrieron ante mí. Conocí al desdichado de Vrogh y él, sabiendo quién era, me ayudó a extirpar el demonio.

A diferencia de ustedes dos, yo no tenía una bestia de Amdor para que luchara por mí, me enfrenté cuerpo a cuerpo; el monstruo me dejó una horrible cicatriz en el metatarso y al final, Vrogh lo eliminó.

No hicimos las paces, él mató a mi gente, a mi madre; y causó la pobreza en la que viví de niño. Pero muy a mi pesar, estaba en deuda con él.>>

- Ya estoy mareado- dijo Kay- ¿Cómo llegó el poder a nosotros? Explícalo de una vez- Sony lo miró. Nicholas y Frank reían a sus espaldas por la impaciencia del muchacho.

- A eso iba, joven Kay- le dijo Fismut- Durante años viví en la ignorancia, sin buscarle sentido a las cosas que no entendía. Creyendo que todo se había terminado. Dejé el medallón de bronce a cuidado de los morganos y los otros dos medallones los guardé en secreto, sin utilizarlos nunca.

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Volví a la Tierra para buscar respuestas y en Buenos Aires los conocí a ellos. A Frank y a Nicholas- los dos hombres asintieron- Formé otro grupo, la segunda generación de Proetas y les di la misión de vencer a Foucen, lo que lograron.

Pero aquello trajo cosas impensadas. A Frank le había regalado la vieja espada de mi hermano y esta funcionó, pero en un momento, desgarró un tejido de la realidad y los dos descubrieron la entrada a mi dimensión de bolsillo.

La primera vez que lo hicieron no me enteré, pues no entraron. Pero un mes después lo hicieron y me di cuenta de los intrusos.

Ese mes también lo sentí: mi otra parte, estaba viva. No sabía cómo y se me paró el corazón del miedo. Hariet estaba vivo en alguna parte.

Fui hasta la dimensión de bolsillo, apesadumbrado y con una siniestra intención, nadie podía saber lo que guardaba esa fuente. Con más razón si era que Hariet andaba por allí.

No voy a cansarme de decirles, Kay, Sony, que el destino es algo revelador. Frank y Nicholas habían hecho una exhaustiva investigación desde jóvenes, que los condujo al Templo Azteca, a la espada divina, que los condujo a mí, al Mundo Helado, que los condujo a la tumba de Gyan, y luego a las coordenadas exactas de Sarmander.


 Y ellos me convencieron de que debían ser los nuevos JEN. Lo dudé, pero estaba tan sorprendido que lo acepté. Sin embargo, algo ocurrió- Kay y Sony abrieron los ojos como platos- El poder los rechazó y les causó una enfermedad terminal. No eran seres puros, mi padre Fargos era un niño cuando comió el fruto y aún era inocente.

Todo parecía desmoronarse hasta que ellos… los eligieron para ser sus sucesores- Kay y Sony sintieron un golpe en el pecho, muy brusco. No fue de cariño, sino de inconformidad y cierto reproche hacia Frank y Nicholas. Ellos los miraban con comprensión- Yo intenté extraerles la sangre de Gyan, pero ya era demasiado tarde, ya los había intoxicado y probablemente tardaría años en matarlos.

Frank Montarnen y Nicholas Dameron sabían de que el mundo no contaba con héroes, así que ellos estaban dispuestos a crearlos, mezclaron la sangre de Gyan con la leche de sus mamaderas, cuando sólo eran bebes, y al ser seres puros, los poderes los aceptaron. Esa es la razón por la cual ustedes son JEN- Sony apretó los dientes y bajó la cabeza- Usamos el medallón de oro para que la espada divina viajara al pasado y sea encontrada por los aztecas, lo que llevaría a la creación de su templo.

Los envié a ellos junto a Morgán hacia el Zen para que investigaran el misterioso Templo de Juan Jimonte. Cuando ellos regresaron y me dieron su informe de la prisión fantasma, lo entendí todo: Yo era la causa del pasado y el medallón de oro me ayudó a corregir todo lo que estaba en el aire. Lo usé y fui a la época de los primeros Elementales, separé el alma del cuerpo de Hariet, y junto a Juan Jimonte creamos el Templo de Jimonte en la dimensión Zen.

En mi presente, había notado que los Viman vivían en Morgana, razón por la cual, cuando estuve en el pasado, convencí a Marcos Viman de venir conmigo a ese planeta. Sin saber que estaba causando indirectamente que Lepra se transformara en mi pupilo tiempo después. Causa y efecto, como ya dije. Lo mismo con la misión que le di a Pedro, él era el verdadero Kimhote de la profecía.

He usado el medallón para ver todos los posibles futuros del ataque de Hariet y sólo así podemos ganar. Para ganar, el PRODIGIUM tiene que entrar a este mundo y para eso, necesito que ustedes dos sean asesinados al mismo tiempo por el Único.>>

Hubo otro silencio desgarrador. Kay y Sony miraron a sus padres como para asegurarse de que era una broma, pero no lo fue.

- En el momento que los elegimos como los nuevos JEN, le hice jurar a Fismut que divulgaría entre los miembros de la Luz Oscura que yo era el único JEN, para que me persiguieran a mí y ustedes estuvieran fuera de peligro- contó Frank- Él nos prometió un regalo antes de nuestras muertes, volver a verlos- Kay se estremeció, acababa de darse cuenta de que estaba frente al Frank Montarnen que moriría por el incendio causado por Dimitrion y Morgán. Sony vio a Nicholas y finalmente entendió aquella mirada que le dio antes de ser asesinado, el Nicholas que estaba allí era el que moriría dentro de poco por tres bestias con pistolas.

- Cómo sabrán, jóvenes. No pueden decirles a ellos los motivos de sus muertes - les advirtió Fismut- O causarían un problema temporal muy grande. Así como tampoco Nicholas le puede decir a Frank como murió.

- Lo sé. Tú dijiste que yo sería el primero en morir- le dijo Frank a Fismut- Dime Kay… ¿en qué año recibiste el cofre que te dejé?

- En el 2228…- contestó Kay. Frank asintió conforme. Todo era demasiado complejo para ellos.

- Lo sentimos, chicos- habló Nicholas- Pero era la única manera. Sean valientes y derroten a ese bartardo.

- Nosotros siempre estaremos con ustedes- agregó Frank y miró a Nicholas- Y gracias a ti, compañero, lo criaste muy bien, imagino que debe tener el carácter de los Montarnen- Kay los miró y sintió una importante angustia.

Nicholas sonrió con torpeza, algo que Sony nunca había visto, también se emocionó y dijo.

- No fue nada fácil tener dos hijos varones…  

Ambos fueron envueltos por luces y desaparecieron poco a poco. Kay y Sony se desesperaron, pero no hicieron nada, sabían que era lo que tenía que pasar, aunque las ganas estuvieran atascadas en sus gargantas.

- Como le dije a Hariet, los efectos del medallón de oro no duran mucho- dijo Fismut - Gracias por todo- les exclamó a los últimos fragmentos de Frank y Nicholas, ellos sonrieron y se despidieron efusivamente.

Kay y Sony lloraban de la impotencia.

- Tranquilos, todo está bajo control. A diferencia de ustedes, el PRODIGIUM me ignora porque aprendí a ocultar mis poderes y porque la porción del alma que poseo es ínfima a comparación de la de ustedes. La entidad reconocerá la fluctuación con sus muertes. Pero descuiden, cuando toque sus cadáveres, volverán a la vida. El tacto entre los elegidos es la chispa que menciona el precepto.

- ¿Y el medallón de plata? – preguntó Sony.

- El que está aquí no es el verdadero, lo reemplacé hace años- contestó el mago y notó los sucios y heridos que estaban, así que chasqueó los dedos y ambos fueron vestidos mágicamente por togas blancas- El real está en aquel paquete que le diste a tu amigo, joven Sony- el joven abogado se estremeció.

- Nadaya también lo sabía, ella me dijo que se lo guardara.

- Ella ha sido una excelente aliada, sin duda. Cuando termine todo esto, podrán estar juntos…- le dijo Fismut con una sincera sonrisa. Sony tragó saliva, nervioso.

- Este peligroso viaje nunca se trató de conseguir el medallón de plata- vociferó Kay, Fismut le dio la razón- El plan era que conozcamos a nuestro enemigo al detalle y que este creyera que todo le estaba saliendo bien; así estaríamos listos para vencerlo en el momento adecuado.

- El mundo es una caja llena de sorpresas.

Kay abrió los ojos como platos.

- Eras tú, el payaso, ¡eras tú! – exclamó Kay efusivamente.

Fismut asintió y miró a Sony.

- Yo creí que tenía mi vida minuciosamente planeada y hoy, puedo decir que hubo dos hechos que me cambiaron para siempre, conocer a los primeros elementales y que sus padres descubrieran mi secreto por cuenta propia- Kay y Sony miraron sus nuevas ropas en una clase de reacción tardía- Hariet también es un JEN, la dualidad somos nosotros contra él. No podemos matarnos los unos a los otros, la única forma es que todos nos olvidemos de nuestras vidas en una intensa batalla- Kay y Sony prestaron atención, seriamente- Sin embargo, si confían en mí, las cosas pueden ser distintas- pausó y dijo- Ahora… ¿Quieren saber el plan?

LA RECONCILIACIÓN:   

- A través de los tiempos se manifestó, aguardando ser liberado de las cadenas. Y a pesar de la larga espera, su odio creció. Sueña con las bestias viviendo bajo su merced, solo con la muerte se paga la vida de este ser. Dos hermanos se enfrentaron y uno de ellos fue expulsado, entre los mundos se encuentra la llave, en la espada divina y la otra dimensión está la clave- repasó Kay- Ahora todo tiene sentido. Frank y Nicholas nos dijeron desde un principio como fuimos elegidos y el lugar que teníamos que encontrar: la dimensión de bolsillo.

- Trazaron un largo viaje, dejaron pistas para que las sigamos y eso nos llevaría a Sarmander donde encontraríamos el pergamino. Pero Hariet se adelantó y lo dividió en dos partes- dijo Sony, pensativo.

- Y los poderes que tenía Gyan, los despertamos en la batalla con el ejército de Gargas, alcanzamos su nivel y fuimos capaces de imitar sus habilidades- agregó el otro.

Kay repasaba sus heridas, estaba mucho mejor y la toga blanca le ocultaba todos los cortes, se examinó a sí mismo durante un largo rato. Ambos estaban solos, Fismut se había ido y sus padres también, había sido increíble volverlos a ver, pero les tenían cierto rencor por haberles dejado semejante legado.

- Ellos confiaron en nosotros- dijo Kay en voz baja. Sony le daba la espada, pensativo y hablando para sí mismo.

- Sony- lo llamó, pero él no le prestó atención y seguía diciendo cosas como “¿Me dolerá?”- Sony- el joven abogado continuaba paranoico y nervioso, ensimismado- Sony- dijo Kay por tercera vez y lo tomó del hombro. Sony esperaba que lo regañara y se dio la vuelta en silencio con pesadez. Apenas estuvieron frente a frente, Kay lo abrazó de un movimiento. Sony abrió los ojos como platos, anonadado- Lo siento, lo siento por todo.

Sony tardó en reaccionar y se quedó inmóvil durante largos segundos; la habitación se había vuelto a oscurecer tras la partida de Fismut, pero Kay había creado unas llamas flotantes para iluminar un poco. Tragó saliva y le respondió.

- Yo también lo siento- Kay lo miró y con ambas manos lo tomó de los hombros.

- Fui un estúpido y un egoísta- reconoció el muchacho- Conocer la historia de Fismut me hizo notarlo. Él se quebró tras la muerte de Gyan y estuvo muy perdido. Me hizo pensar que yo no podría vivir sin ti. Me enfoqué tanto en el rencor, en la culpa, que me olvidé por completo de lo que se sentía. Todo ese odio hacia ti tapaba la verdad: si no te tuviera, mi vida sería un infierno.

Sony se apartó bruscamente de Kay, el elemental de fuego creyó que había dicho algo malo. Pero Sony habló al instante.

- Ya lloré demasiado por hoy, estoy harto- se secó las lágrimas y le enseñó su puño. Kay asintió con una sonrisa y completó el choque- Es hora de terminar con esto.

Finalmente, los dos JEN, conocedores de toda la verdad y reconciliados, cruzaron la habitación, se toparon con un pasillo que los condujo a una puerta inmensa y la abrieron con la fuerza magnética. La luz iluminó la oscuridad y ambos entrecerraron los ojos.

El salón estaba bañado en plata y cromo, de cincuenta metros de largo y veinticinco de ancho, las paredes tenían la forma de un santuario religioso, había barandas de vidrio a los lados y un recto camino con el piso reluciente, por donde los JEN podían ver sus propios reflejos uniformes; en él yacían cuadrados y rombos dibujados con símbolos negros y blancos. Al final había una inmensa y oscura escalera que luego se dividía en dos, formando una “O” y desembocaba en un trono dorado, el cual estaba acompañado por un monumento picudo del mismo material como si fuera una pirámide, y dos ventanas inmensas en cada lado. En aquella plataforma y sentado en el trono dorado yacía Hariet. 

Kay y Sony, vestidos con togas blancas y curados de toda herida, entraron por la única puerta del salón. Finalmente, los JEN y el Único se reencontraban.

- Se tardaron- vociferó Hariet con aquella voz siniestra que portaba cuando usaba la armadura medieval y oscura.

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