jueves, 24 de mayo de 2018

Hariet, el Único: CAPÍTULO 5.



Hariet, el Único: CAPÍTULO 5.

‘‘- ¿Por qué Hariet hace lo que hace? ¿Por qué está tan OBSESIONADO con nosotros? - le preguntó Sony a Natal.
Natal yacía regando las flores en el jardín trasero, era primavera en el año 2227, habían regresado del Zen hacía algunos meses. Kay se había ido a vivir con Agustina en Morena y ahora, sólo el joven estudiante de derecho y el profesor, vivían juntos.

Sony leía algunos libros para mantenerse activo con respecto al estudio, tenía que retomar la carrera y aún no podía. Había un sol bellísimo iluminando todo el jardín, a excepción de la mesa de madera dónde yacía Sony leyendo, el cual estaba bajo un techito que proyectaba las sombras.

Natal se le acercó, sin responder. Llevaba la bata de color turquesa, los anteojos redondos y el cabello largo gris.

- ¿Qué es eso? – preguntó, señalando unas hojas acumuladas que parecían ser apuntes.

- Bueno… me gustaría recordar al detalle todas nuestras aventuras, así que me puse a narrarlas. Lo actualizo cada vez que me acuerdo. No tiene nombre aún…

Natal sonrió. Sony notó que el elemental de antaño llevaba un collar que nunca había visto, este tenía un pequeño triángulo como dije.

- ¿Y eso qué es? - le preguntó- Nunca te vi usarlo.
- Lo encontré ayer entre mis cosas- explicó Natal, acariciando el diminuto triángulo cómo si fuera una mascota- Me lo regaló mi madre cuando era un niño.

Sony asintió y retomó lo primero que le había preguntado.

- ¿Vas a responderme lo de Hariet?

- ¿Crees que lo sé? Está enfermo, eso es todo. Añora el poder, es ambicioso y egoísta. ¿Qué importancia tienen sus razones para ser así? Es un psicópata y un asesino, fin.  

Sony suspiró amargamente y en su momento, compartió la idea.’’


La plaza de mayo sufrió un temblor de gran escala, la tierra se agrietó y muchos cayeron en los abismos. Si alguien hubiera imaginado el apocalipsis antes de ese día, habría sido cómo aquella situación.

Un vórtice se abrió en el cielo y algo cayó cómo la bala de un cañón, a metros del monumento. Un individuo se encontraba en el lugar del impacto, vestido con una oscura armadura de guerra, con la rodilla derecha en el suelo y un brazo sobre ella, inclinado y con la cabeza gacha.

- ¡El Único! - gritaron algunos fanáticos Ryanos entre la muchedumbre. 

Kay y Sony tragaron saliva y pusieron a los tres hombres que los habían defendido públicamente, tras ellos.

- Sacerdote, Víctor, Francisco… huyan de aquí AHORA- les susurró Sony, dándoles la espalda y alzando los brazos hacia los costados, alerta. Los tres personajes obedecieron y se ocultaron en los alrededores.

El villano se levantó lentamente y bajo esa máscara, los observó detenidamente en silencio.

- El arqueólogo decide invadir al fin- le dijo Kay, en tono irónico.

- Quisiera decirte que serás el primero en morir - dijo la aterradora y susurrada voz de Hariet - Pero tendré que matarlos a ambos al mismo tiempo.

Tras cinco años de haber escuchado historias de aquel jovencito que se dejó llevar por la ambición y poseyó al corazón oscuro, aquel demonio que ni la espada divina pudo derrotar y sólo se limitó a separar el alma del cuerpo; aquel que regresó al mundo luego del error de Minos Jimonte y planeó su minuciosa venganza. El ÚNICO y VERDADERO responsable de los asesinatos de Frank Montarnen y Nicholas Dameron, finalmente en carne y hueso frente a ellos. Y a pesar de todo lo que sabían de él, los JEN no tenían ni una pizca de temor.

El viaje al Templo de la Muerte los había separado, ya no confiaban entre sí, aunque sabían que solos nos podrían ganar; sin embargo, aprendieron algo muy importante durante su travesía del año pasado: Los individuos como Hariet o como Meddes tomaron decisiones acordes a la vida que les tocó vivir. Y aunque aquella no sea justificación para mentiras, asesinatos y genocidios; los JEN reconocieron que debajo de esa máscara había una persona… un hombre SUFRIENDO.

Y, por si fuera poco, las fuerzas de los JEN habían superado los límites y cierta arrogancia despertó en ellos. Ambos apretaron los puños y Hariet contempló cómo los círculos del Böju y Yöbu aparecían bajo los pies de los dos muchachos. El de Sony se tornó azul y el de Kay se volvió rojo.

A continuación, hubo destellos que los envolvieron, conformándoles togas a cada uno del mismo color que su círculo y trozos de una armadura plateada: hombreras, codales, guardabrazos, quijotes, rodilleras, grebas y guanteletes.

Todas esas nuevas vestimentas acababan de reemplazar los oscuros trajes como cazadores que llevaban. Los que huían despavoridos examinaron a esos dos individuos transformándose, y frente a ese sujeto aterrador, parecían dos ángeles caídos del cielo.    

- Comparado con nuestro último enfrentamiento en la otra dimensión, veo que han madurado - dijo el Oscuro.

- No te imaginas cuánto- le respondió Kay entre dientes.

Era realmente extraño y revelador tenerlo al alcance de la vista, contrastaba con todos los presentes: vestía una armadura de metal, oscura y desgastada, con algunos toques de gris; también estaba manchada con sangre y suciedad, cómo si acabara de ser usada para una intensa batalla. Bajo esa pesada e insólita armadura (la cual no dejaba parte del cuerpo visible) con guantes metálicos, los JEN notaron a un hombre fornido, de buena figura y músculos. Llevaba una larga capa negra con agujeros y con señales de haber sido expuesta al fuego.

El sol irradiaba su esplendor y dejaba en evidencia la antigüedad de dicho traje. No se diferenciaba mucho de armaduras de antaño (especialmente las medievales), de películas o videojuegos. Y aquel casco con una visera para los ojos, con la forma de una ‘‘V’’, tenía cuernos plateados apuntando hacia arriba sobre la cabeza, una línea que separaba las dos mitades e indicios de oxidación.

También poseía un armazón o coraza en la parte superior de la espalda, atravesando la capa mediante agujeros, así como los brazos y antebrazos parecían estar rodeados por una cota de malla casi indetectable. Las piernas y pies estaban cubiertas por brafoneras y sobre el cinturón portaba una espada envainada con el mango en forma de calavera.    

Se están preguntando cuales son mis habilidades, ¿verdad? cada corazón del cofre lleva un elemento de la naturaleza, sin embargo, el mío es diferente- movió los dedos metálicos y la tierra que pisaban los soldados, se empezó a descomponer de una manera impensable y difícil de describir. Desapareció sin dejar rastro, así como había sucedido con la casa de gobierno y el monumento de la Plaza de mayo. Kay usó la fuerza magnética para empujarlos y salvarlos de la caídaSi yo no hubiera encontrado el cofre, ustedes no existirían.

- La materia - dijo Sony, rápidamente- Manipulas la materia.

Inteligente - reconoció Hariet Quiero darles algo de ventaja, así que les diré más sobre mis poderes. Puedo componer y descomponer objetos a mi voluntad, utilizar todos los estados de la materia; no obstante, no puedo hacerlo en seres vivos. Para eso... tengo esto - Hariet volvió a mover los dedos y una bola de energía se formó en su palma, compuesta por rayos negros y blancos.

No tardó en lanzársela a los JEN, Kay se apresuró en formar un escudo magnético, pero Sony no se fío de la defensa de su compañero, usó la fuerza de atracción para sacar a Kay del rango del proyectil y esquivar la bola, la cual fue disparada como una bala. Desapareció a lo lejos hasta estrellarse con un edificio a dos cuadras, de cien metros de altura. El edificio se pulverizó en un santiamén con todos sus habitantes adentro.

Sony sintió desesperación, tenía los ojos abiertos como platos y suspiraba con fuerza, ese tonto movimiento lo había dejado exhausto.

La bola absorbe parte de la energía de los individuos que se encuentren a un radio de veinte metros de su trayectoria- explicó Hariet, gustoso.

Kay miraba a Sony con rencor, otra mala decisión había costado la vida de decenas de inocentes.
Sony intentó no prestarle atención a Kay, quién miraba a Sony con tanto disgusto cómo si se tratara de un segundo Hariet.

Otro vórtice se vislumbró en los cielos y decenas de criaturas voladoras descendieron a la superficie en manada. Aparecieron Narsogs de las profundidades de la tierra y Snoros de las nubes, así también cómo los ciudadanos Ryanos que estaban del lado del Único, todos lucharon por él.

Comenzó la guerra.

Sony no se quedó de brazos cruzados y apoyó la palma completa de su mano en el suelo, una porción se vio afectada por lava y decenas de pequeños seres de piedra cristalizada emergieron: los GOLEMS.

- Rescaten y atiendan a los heridos, cómanse todo material que impida el paso o haya lastimado a alguien- les ordenó. Los golems, conformados por la solidificación del magma, tan enanos como los duendes de un jardín; fueron en manada hacia el edificio dañado por la bola de energía.

Kay tenía los labios secos y abiertos, sabía de aquella extraña habilidad de Sony porque se lo había contado el año pasado, pero verla en vivo y en directo, era realmente magnífico.

Hariet amagó para acabar con los golems que huían de él, sin embargo, dos alas grisáceas surgieron de la espalda de Sony en un santiamén.

- Métete con alguien de tu tamaño- dijo con el ceño fruncido.

Los JEN escucharon una desquiciada y breve risa bajo la máscara del villano. A continuación, unos filos hilos eléctricos aparecieron en los dedos de Hariet.

- ¿Cómo? – exclamó Sony, anonadado. En segundos, el Único apareció a centímetros del elemental, con el puño rodeado de relámpagos. Al igual que Kay, él también poseía súper velocidad.

No obstante, Kay usó la misma habilidad para aparecer entre ellos dos y bloquear el ataque de Hariet, cruzando sus brazos (los cuales estaban envueltos con fuego) y cubriendo su rostro.

El puño eléctrico de Hariet chocó con los brazos ardientes de Kay, hubo una colisión que hizo al elemental del fuego retroceder. Sony lo retuvo de los hombros con su estupenda fuerza, así le dio a su compañero mayor punto de apoyo.

Inmensas grietas se ocasionaron bajo sus pies. Kay estaba frente a Hariet (con Sony tomándolo de los hombros detrás de él), la cara del joven y el casco del antagonista estaban a centímetros de distancia.

El JEN del fuego observó de cerca aquella ‘‘V’’ que funcionaba como visera; y por un leve instante, pudo reconocer (debido a tan próxima distancia) a dos ojos de un color poco común.

Ambos forcejeaban como dos luchadores de sumo y temblaban durante el bloqueo. Inclusive Hariet, toda su armadura se sacudía al no poder superar la fuerza de Sony (quién estaba apoyando a Kay).

- ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué tanta obstinación por nosotros? – le preguntó Kay a Hariet, entre dientes, cara a cara.     

- Porque son la clave de toda mi travesía. Su poder es la respuesta al conflicto de este mundo. Serán míos cuando los despoje de sus vidas, así como pasó con la mitad de los Elementales. 

- ¿Cóm…? ¿Cómo es posible que tengas los poderes de Jessica? – dijo el joven Montarnen entre suspiros, detener el ataque de Hariet le estaba costando todas sus fuerzas.

-La única mujer elemental de la historia y lamentablemente muerta. No es el único elemento que poseo... - contestó el sujeto con la armadura y su mano libre se tornó blanca cómo el hielo.

- Morgán también… - susurró Sony a espaldas de Kay, este otro frunció el ceño.

Hariet no atacó y vociferó.

Desde joven amé la búsqueda del conocimiento entre el presente y el pasado, fue por eso por lo que viajé a América, para conocer lo que nos deparaba el futuro, sin saber, que lo cambiaría todo en mi vida. Ustedes son el punto unificador del pasado, el presente y el futuro. Tritán les confirió un poder inigualable, lo que deseo, y no por capricho, sino porque son la llave a la puerta que le impide al PRODIGIUM entrar a este mundo. No se sientan importantes, sólo son herramientas que preciso para mi mayor labor: la reconstrucción

- ¿Reconstrucción? – dijo Sony, adelantándose a la pregunta de Kay.

El fin de la Tierra y el comienzo de una nueva era. Dónde no existirán todos estos enfermos sistemas que el humano creó. Dónde no existirán hombres como mi padre... 

Los ojos de Kay y Sony se abrieron como platos; al instante, Hariet utilizó el puño de hielo para contraatacar. Sólo golpeó el aire, debido a que Kay usó su velocidad para escapar junto a Sony.

Estaban muy exhaustos, Hariet era un enemigo formidable y tal vez, imposible de vencer. Sony usó sus dos alas de gárgola para impulsarse por los aires y giró sobre su propio eje para contemplar la situación.

Soldados de la G.C.J.M contra Snoros, humanos (civiles y policías) contra ryanos y Narsogs, una batalla cruel y sangrienta. Fue inevitable para Sony no estar al borde del llanto.

Los tanques y helicópteros abrieron fuego contra las criaturas invasoras, hubo muchas bajas de civiles que intentaban escapar a un lugar seguro. A los militares sólo les importaba mantener su ciudad protegida, aunque tenga que ser a costa de sus ciudadanos.

Sony oyó un pensamiento invadirle la mente.

- La batalla contra las bestias demoníacas, recuerda- dijo una voz femenina.

Sony bajó a los suelos, al lado de Kay y le dijo exactamente las mismas palabras. Su compañero se limitó a asentir con seriedad.

Los puños de Hariet volvieron a la normalidad y aflojó los dedos para conformar una gigantesca bola de fuego azulada: la habilidad de Dimitrion.

Al joven abogado se le ocurrió una idea y esperó a que Hariet lanzara su ataque, no tuvo que esperar demasiado. Rápidamente usó la habilidad magnética para ralentizar el movimiento de la bola de fuego azulada; Kay comprendió y utilizó la fuerza repulsora para cambiar el objetivo del proyectil; dicho ataque atravesó tres tanques de la G.C.J.M y los destruyó en mil pedazos. Ya no dañarían civiles.

No obstante, ¿Cómo harían sólo dos luchadores contra todo un ejército de monstruos y el portador del corazón oscuro? Si tan sólo Natal viviera…

No debo ser el primero en decírselos, pero es todo un honor conocerlos- dijo el OscuroEl primero de nosotros, tritán, les cedió su vida entera. aquel que domine el poder de los jen, podrá controlar al prodigium. esa es mi idea... sin embargo, no todo el poder de tritán yace en ustedes. ¿oyeron hablar de los tres medallones que el creador forjó?

- El medallón de oro, de plata y de bronce- dijo Sony, mirándolo con recelo.

- Lo que el hijo de Vrogh formó para dominar sus habilidades con destreza. Los JEN, los medallones y esto - en su mano apareció el collar del caos (el TORQUEM) que Meddes le había robado a Fismut el año anterior- Son la llave.

- ¿De qué te sirve que el PRODIGIUM rompa las barreras que le impiden venir, se aparezca y consuma este mundo? – preguntó Kay.

¿Cómo explicarlo? Bueno... digamos que hice un trato con esa fuerza destructiva. Yo le abro la puerta a esta dimensión y aquella esencia se encarga de dotarme de los entes más talentosos de todos los tiempos... los agentes del caos. Cuando cumpla su cometido, tendré la lozanía para someter el espíritu creado por tritán y seré omnipotente, así... mi sueño se hará realidad y la nueva era será la versión definitiva de la comunidad.

- Otra vez nos cuentas tus planes cómo si fuéramos viejos amigos- exclamó Sony mientras caminaba hacia él por uno de los laterales- Lo hiciste cuando estabas atrapado en el cuerpo de Minos. Fingiste que te interesaban los poderes de Dayas cuando en realidad querías que se volviera lo suficientemente fuerte para liberarte y recuperar tu verdadera forma. ¿Vas a usar ese viejo truco una vez más?

-Esta vez digo la verdad - se defendió el Único.

- Bien por ti- respondió Sony, quién ya se encontraba detrás de Hariet a veinte metros de distancia; Kay yacía del otro lado, esperando. Ambos se apresuraron en utilizar sus habilidades magnéticas (de atracción y rechazo) para repetir el ataque que había acabado con la vida de Grok y Bag (las bestias demoníacas) en el Templo de la Muerte.

Hubo una presión que se armó en el centro, dónde yacía Hariet con la guardia baja. Lo único que lograron fue quitarle el casco… desafortunadamente, ambos perdieron las energías, la vista se les desenfocó y ninguno de los dos pudo ver la cara de su jurado enemigo. Hariet no había sufrido ningún daño y volvió a colocarse el casco, ocultando su identidad.

Una intensa y aterradora sensación recorrió sus entrañas, estaban empezando a temerle al hombre enmascarado.

El Único los señaló con la palma y los MISMOS poderes que lo habían atacado, acecharon a los JEN e hicieron que se chocaran entre sí. Sus armaduras se hicieron añicos y sus cabezas rebotaron como dos pelotas. Las alas de Sony estaban repletas de raspaduras y manchones de sangre, no tardaron en desaparecer.

Tendidos en el suelo, aturdidos y con una jaqueca insoportable, les latía la cabeza y los brazos. Se estaban quedando sin la energía del linaje JEN, aún podían utilizar los poderes de los corazones, pero ya no estaban en condiciones de pelear, de continuar así… morirían.

- No son invencibles, ¿saben? – dijo el antagonista, caminando hacia ellos- El precepto de los titanes dice que no pueden morir si el otro vive. ¿Lo estudiaron bien? La única forma de que mueran es que acabe con ustedes al mismo tiempo - Hariet desenvainó su espada con el mango en forma de calavera.

Kay y Sony estaban realmente rendidos, sus parpados pesaban y habían perdido el foco de la vista; sólo lograban reconocer a la silueta del Único, portando su insólita espada, acercándose a zancazos.

¿Hasta ahí habían llegado? ¿Ese era todo el poder de los JEN? ¿Hasta ahí alcanzaba el legado de Tritán? ¿Cómo podía ser que un corazón que compartió el mismo cofre que otros ocho superara las habilidades heredadas por un titán? Cómo en el pasado, a pesar de toda la fuerza que tenían, los dos jóvenes se sintieron impotentes.

En la palma derecha de Hariet apareció una nueva bola de energía, de rayos blancos y negros.

Mientras tanto, en la guerra entre humanos y criaturas, muchos tanques, helicópteros y camiones blindados habían sido destruidos. Ni los Narsogs ni los Snoros tenían bajas, aquellas bestias poseídas y esas extrañas nubes de vapor se alimentaban de sus enemigos.

Nuevos vehículos aparecieron en la escena, decenas de patrulleros y un ejército descomunal de policías, soldados, gendarmes y guardias de seguridad, cubrieron una de las avenidas principales. Armados hasta los dientes con armas desintegradores, cañones de plasma, escudos electromagnéticos y ametralladoras de última generación.

Conformaron bloques perfectamente organizados y avanzaron hacia los invasores; finalmente la ofensiva funcionaba y muchos Narsogs perdieron la vida durante el contraataque humano. No se podía decir lo mismo de los Snoros, que no eran seres ordinarios y matarlos no era nada fácil.

Sin embargo, a pesar de la resistencia humana, un nuevo vórtice se abrió en el cielo, y un sin fin de criaturas voladoras descendió hacia la superficie, seres que ni siquiera los JEN conocían.  

Eran cómo murciélagos gigantes, del tamaño de personas; la piel azulada y viscosa, ojos verdes con pupilas negras, los cuales les ocupaban la mitad de la cara; garras afiladas cómo cuchillos y alas de demonio. Hariet los consideraba mutantes, una especie que había encontrado en otro mundo.

No tardaron en acechar a las fuerzas humanas y miles de disparos sonaron en los cielos, explosiones y tiroteos repentinos. Claramente, el Único usaba el medallón de bronce que había absorbido para traer a todos los seres (de otros mundos) que quisiera, con tal de que luchen por él. 

Sony hizo un esfuerzo para contemplar la batalla a lo lejos y se indignó. Se levantó a duras penas y recordó las enseñanzas de Natal; a todos los individuos que se habían sacrificado para que él pudiera vivir: su padre, Jessica, Vrogh… era hora de decir ¡BASTA, ahora me encargo yo! Y eso hizo, respiró profundo y cargó en su corazón toda la energía que le quedaba.

- Ven, desquiciado. Mi padre no podrá descansar en paz hasta que estés muerto…- dijo entre dientes y con la mirada cansada, luego armó la bola de lava más grande que había hecho en su vida, del tamaño de un planetario.

Kay tragó saliva y lo acompañó, a continuación, formó un colosal tornado de fuego. Ninguno se rendiría, no hasta respirar su último aliento.

Hariet lanzó su pequeña bola de energía negativa, directo a las apoteósicas esferas de los elementales. Kay y Sony gritaron al mismo tiempo, envueltos por la luz y el calor que emitían sus habilidades.

Todo fue borroso y la destrucción causada fue tan intensa como aquella batalla entre Grok y Bag sobre el muro del Limbo. 10.000 metros a la redonda de caos. La plaza de mayo y parte de su ciudad hecha añicos.

No había sobrevivientes.

Kay y Sony estaban acostados, en un estado de trance, del cual se recuperaron rápidamente y pudieron contemplar el páramo a su alrededor.

Los cadáveres de Narsogs, Snoros, mutantes, soldados, civiles, gendarmes, policías y guardias de seguridad se desperdigaban por todo el campo devastado.

Los cuerpos de Francisco (el diputado de LGDB 1), Víctor Díaz (LGDB 2) y el sacerdote (amigo de Natal) yacían detrás de unas rocas, habían estado ocultos todo ese tiempo.

Fue aterrador. No obstante, a pesar de todo, el Único seguía allí, con la armadura dañada y empuñando su espada con el mango en forma de calavera.

- Mientras más luchen, más morirán - dijo Hariet, sin ninguna pizca de cansancio.

Kay no entendía cómo habían sobrevivido sólo ellos tres al impacto si eran los que estaban más cerca; sin embargo, trató de no pensarlo tanto y en agradecer por aún estar vivo.

No tardó en notar que ya no tenía fuerzas para levantarse. Sony estaba en la misma situación, ambos tenían los rostros cubiertos de mugre y raspaduras. Sus armaduras estaban destruidas y sus ropas demacradas y cortadas.

Parálisis, era la mejor forma de describirlo; así se encontraban los JEN. Kay fruncía el ceño y con aquel rostro negro, le arrojaba una profunda mirada de odio a Hariet, luego lanzó una toz seca. Sony vomitó y se tomó del estómago.

Hariet caminó nuevamente hacia ellos y nuevos vórtices aparecieron en los cielos (los cuales estaban cubiertos por nubes rojas; así como la tierra estaba rodeada por vapores) de donde emergieron más mutantes, Narsogs, Snoros… y dragones.

A Sony le empezó a molestar la parte superior del abdomen y el cuello, un dolor torácico, se sintió mareado y con ganas de desmayarse; por si fuera poco, también padeció un sentimiento de asfixia, escalofríos, sofocación, estremecimiento; latidos cada vez más veloces y entumecimiento en las manos y los pies. Eran síntomas de un ataque de pánico.

Kay los compartió, debido a la conexión que los unía; apretó los dientes y quiso acercársele, sin embargo, estaba petrificado, sin opciones para moverse.

Hariet alzaba la espada que terminaría con la pelea.

- Se hicieron fuertes, Pedro estaría orgulloso - vociferó.

Formó una bola de energía negativa en su mano derecha y apuntó su palma contra Kay; su mano izquierda empuñaba la espada que estaba por ser enterrada en la espalda de Sony.

- Más habilidosos que los elementales de antaño, ESO SIN DUDA- sin decir más, atacó.

No obstante, una capa de tierra rodeó a Sony y a pesar de que el villano la destruyó; el joven abogado ya no se encontraba. Desconcertado, se apresuró en atacar al otro (a Kay) con su bola de energía negativa y se sorprendió al contemplar que un individuo encapuchado tomaba a Kay de los brazos y escapaba a otra dimensión mediante aguas mágicas.

- ¡No! – gritó furioso y la bola acabó con una tanda de su propio ejército.

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