Hariet, el Único: CAPÍTULO 5.
‘‘-
¿Por qué Hariet hace lo que hace? ¿Por qué está tan OBSESIONADO con nosotros? -
le preguntó Sony a Natal.
Natal
yacía regando las flores en el jardín trasero, era primavera en el año 2227,
habían regresado del Zen hacía algunos meses. Kay se había ido a vivir con
Agustina en Morena y ahora, sólo el joven estudiante de derecho y el profesor,
vivían juntos.
Sony
leía algunos libros para mantenerse activo con respecto al estudio, tenía que
retomar la carrera y aún no podía. Había un sol bellísimo iluminando todo el
jardín, a excepción de la mesa de madera dónde yacía Sony leyendo, el cual
estaba bajo un techito que proyectaba las sombras.
Natal
se le acercó, sin responder. Llevaba la bata de color turquesa, los anteojos
redondos y el cabello largo gris.
-
¿Qué es eso? – preguntó, señalando unas hojas acumuladas que parecían ser
apuntes.
-
Bueno… me gustaría recordar al detalle todas nuestras aventuras, así que me
puse a narrarlas. Lo actualizo cada vez que me acuerdo. No tiene nombre aún…
Natal
sonrió. Sony notó que el elemental de antaño llevaba un collar que nunca había
visto, este tenía un pequeño triángulo como dije.
-
¿Y eso qué es? - le preguntó- Nunca te vi usarlo.
-
Lo encontré ayer entre mis cosas- explicó Natal, acariciando el diminuto
triángulo cómo si fuera una mascota- Me lo regaló mi madre cuando era un niño.
Sony
asintió y retomó lo primero que le había preguntado.
-
¿Vas a responderme lo de Hariet?
-
¿Crees que lo sé? Está enfermo, eso es todo. Añora el poder, es ambicioso y
egoísta. ¿Qué importancia tienen sus razones para ser así? Es un psicópata y un
asesino, fin.
Sony
suspiró amargamente y en su momento, compartió la idea.’’
La plaza de mayo sufrió un temblor de gran
escala, la tierra se agrietó y muchos cayeron en los abismos. Si alguien
hubiera imaginado el apocalipsis antes de ese día, habría sido cómo aquella
situación.
Un vórtice se abrió en el cielo y algo cayó
cómo la bala de un cañón, a metros del monumento. Un individuo se encontraba en
el lugar del impacto, vestido con una oscura armadura de guerra, con la rodilla
derecha en el suelo y un brazo sobre ella, inclinado y con la cabeza gacha.
- ¡El Único! - gritaron algunos fanáticos
Ryanos entre la muchedumbre.
Kay y Sony tragaron saliva y pusieron a los
tres hombres que los habían defendido públicamente, tras ellos.
- Sacerdote, Víctor, Francisco… huyan de aquí
AHORA- les susurró Sony, dándoles la espalda y alzando los brazos hacia los
costados, alerta. Los tres personajes obedecieron y se ocultaron en los
alrededores.
El villano se levantó lentamente y bajo esa
máscara, los observó detenidamente en silencio.
- El arqueólogo decide invadir al fin- le dijo
Kay, en tono irónico.
- Quisiera decirte que serás el primero en morir - dijo
la aterradora y susurrada voz de Hariet - Pero tendré que matarlos a ambos al mismo tiempo.
Tras cinco años de haber escuchado historias de
aquel jovencito que se dejó llevar por la ambición y poseyó al corazón oscuro,
aquel demonio que ni la espada divina pudo derrotar y sólo se limitó a separar
el alma del cuerpo; aquel que regresó al mundo luego del error de Minos Jimonte
y planeó su minuciosa venganza. El ÚNICO y VERDADERO responsable de los
asesinatos de Frank Montarnen y Nicholas Dameron, finalmente en carne y hueso
frente a ellos. Y a pesar de todo lo que sabían de él, los JEN no tenían ni una
pizca de temor.
El viaje al Templo de la Muerte los había
separado, ya no confiaban entre sí, aunque sabían que solos nos podrían ganar;
sin embargo, aprendieron algo muy importante durante su travesía del año
pasado: Los individuos como Hariet o como Meddes tomaron decisiones acordes a
la vida que les tocó vivir. Y aunque aquella no sea justificación para
mentiras, asesinatos y genocidios; los JEN reconocieron que debajo de esa
máscara había una persona… un hombre SUFRIENDO.
Y, por si fuera poco, las fuerzas de los JEN
habían superado los límites y cierta arrogancia despertó en ellos. Ambos
apretaron los puños y Hariet contempló cómo los círculos del Böju y Yöbu
aparecían bajo los pies de los dos muchachos. El de Sony se tornó azul y el de
Kay se volvió rojo.
A continuación, hubo destellos que los
envolvieron, conformándoles togas a cada uno del mismo color que su círculo y
trozos de una armadura plateada: hombreras, codales, guardabrazos, quijotes, rodilleras,
grebas y guanteletes.
Todas
esas nuevas vestimentas acababan de reemplazar los oscuros trajes como
cazadores que llevaban. Los que huían despavoridos examinaron a esos dos
individuos transformándose, y frente a ese sujeto aterrador, parecían dos
ángeles caídos del cielo.
-
Comparado con nuestro último enfrentamiento en
la otra dimensión, veo que han madurado - dijo el Oscuro.
- No te imaginas cuánto- le respondió Kay entre
dientes.
Era realmente extraño y revelador tenerlo al
alcance de la vista, contrastaba con todos los presentes: vestía una armadura
de metal, oscura y desgastada, con algunos toques de gris; también estaba
manchada con sangre y suciedad, cómo si acabara de ser usada para una intensa
batalla. Bajo esa pesada e insólita armadura (la cual no dejaba parte del
cuerpo visible) con guantes metálicos, los JEN notaron a un hombre fornido, de
buena figura y músculos. Llevaba una larga capa negra con agujeros y con
señales de haber sido expuesta al fuego.
El sol irradiaba su esplendor y dejaba en
evidencia la antigüedad de dicho traje. No se diferenciaba mucho de armaduras
de antaño (especialmente las medievales), de películas o videojuegos. Y aquel
casco con una visera para los ojos, con la forma de una ‘‘V’’, tenía cuernos
plateados apuntando hacia arriba sobre la cabeza, una línea que separaba las
dos mitades e indicios de oxidación.
También poseía un armazón o coraza en la parte superior de la
espalda, atravesando la capa mediante agujeros, así como los brazos y
antebrazos parecían estar rodeados por una cota de malla casi indetectable. Las
piernas y pies estaban cubiertas por brafoneras y sobre el cinturón portaba una
espada envainada con el mango en forma de calavera.
- Se están preguntando cuales son mis habilidades, ¿verdad? cada corazón del cofre lleva un elemento de la naturaleza, sin embargo, el mío es diferente- movió los dedos
metálicos y la tierra que pisaban los soldados, se empezó a descomponer de una
manera impensable y difícil de describir. Desapareció sin dejar rastro, así
como había sucedido con la casa de gobierno y el monumento de la Plaza de mayo.
Kay usó la fuerza magnética para empujarlos y salvarlos de la caída- Si yo no hubiera encontrado el cofre, ustedes no existirían.
- La materia - dijo Sony, rápidamente-
Manipulas la materia.
- Inteligente - reconoció Hariet - Quiero darles algo de ventaja, así que les diré más sobre mis poderes. Puedo componer y descomponer objetos a mi voluntad, utilizar todos los estados de la materia; no obstante, no puedo hacerlo en seres vivos. Para eso... tengo esto - Hariet volvió a mover los
dedos y una bola de energía se formó en su palma, compuesta por rayos negros y
blancos.
No tardó en lanzársela a los JEN, Kay se
apresuró en formar un escudo magnético, pero Sony no se fío de la defensa de su
compañero, usó la fuerza de atracción para sacar a Kay del rango del proyectil
y esquivar la bola, la cual fue disparada como una bala. Desapareció a lo lejos
hasta estrellarse con un edificio a dos cuadras, de cien metros de altura. El
edificio se pulverizó en un santiamén con todos sus habitantes adentro.
Sony sintió desesperación, tenía los ojos
abiertos como platos y suspiraba con fuerza, ese tonto movimiento lo había
dejado exhausto.
- La bola absorbe parte de la energía de los individuos que se encuentren a un radio de veinte metros de su trayectoria- explicó Hariet, gustoso.
Kay miraba a Sony con rencor, otra mala decisión había
costado la vida de decenas de inocentes.
Sony intentó no prestarle atención a Kay, quién
miraba a Sony con tanto disgusto cómo si se tratara de un segundo Hariet.
Otro vórtice se vislumbró en los cielos y
decenas de criaturas voladoras descendieron a la superficie en manada.
Aparecieron Narsogs de las profundidades de la tierra y Snoros de las nubes,
así también cómo los ciudadanos Ryanos que estaban del lado del Único, todos
lucharon por él.
Comenzó la guerra.
Sony no se quedó de brazos cruzados y apoyó la
palma completa de su mano en el suelo, una porción se vio afectada por lava y
decenas de pequeños seres de piedra cristalizada emergieron: los GOLEMS.
- Rescaten y atiendan a los heridos, cómanse
todo material que impida el paso o haya lastimado a alguien- les ordenó. Los
golems, conformados por la solidificación del magma, tan enanos como los
duendes de un jardín; fueron en manada hacia el edificio dañado por la bola de
energía.
Kay tenía los labios secos y abiertos, sabía de
aquella extraña habilidad de Sony porque se lo había contado el año pasado,
pero verla en vivo y en directo, era realmente magnífico.
Hariet amagó para acabar con los golems que
huían de él, sin embargo, dos alas grisáceas surgieron de la espalda de Sony en
un santiamén.
- Métete con alguien de tu tamaño- dijo con el
ceño fruncido.
Los JEN escucharon una desquiciada y breve risa
bajo la máscara del villano. A continuación, unos filos hilos eléctricos
aparecieron en los dedos de Hariet.
- ¿Cómo? – exclamó Sony, anonadado. En
segundos, el Único apareció a centímetros del elemental, con el puño rodeado de
relámpagos. Al igual que Kay, él también poseía súper velocidad.
No obstante, Kay usó la misma habilidad para
aparecer entre ellos dos y bloquear el ataque de Hariet, cruzando sus brazos
(los cuales estaban envueltos con fuego) y cubriendo su rostro.
El puño eléctrico de Hariet chocó con los
brazos ardientes de Kay, hubo una colisión que hizo al elemental del fuego
retroceder. Sony lo retuvo de los hombros con su estupenda fuerza, así le dio a
su compañero mayor punto de apoyo.
Inmensas grietas se ocasionaron bajo sus pies.
Kay estaba frente a Hariet (con Sony tomándolo de los hombros detrás de él), la
cara del joven y el casco del antagonista estaban a centímetros de distancia.
El JEN del fuego observó de cerca aquella ‘‘V’’
que funcionaba como visera; y por un leve instante, pudo reconocer (debido a
tan próxima distancia) a dos ojos de un color poco común.
Ambos forcejeaban como dos luchadores de sumo y
temblaban durante el bloqueo. Inclusive Hariet, toda su armadura se sacudía al
no poder superar la fuerza de Sony (quién estaba apoyando a Kay).
- ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué tanta obstinación
por nosotros? – le preguntó Kay a Hariet, entre dientes, cara a cara.
- Porque son la clave de toda mi travesía. Su poder es la respuesta al
conflicto de este mundo. Serán míos cuando los despoje de sus vidas, así como
pasó con la mitad de los Elementales.
- ¿Cóm…? ¿Cómo es posible que tengas los
poderes de Jessica? – dijo el joven Montarnen entre suspiros, detener el ataque
de Hariet le estaba costando todas sus fuerzas.
-La única mujer elemental de la historia y lamentablemente muerta. No es el único elemento que poseo... - contestó el sujeto con la
armadura y su mano libre se tornó blanca cómo el hielo.
- Morgán también… - susurró Sony a espaldas de
Kay, este otro frunció el ceño.
Hariet no atacó y vociferó.
- Desde joven amé la búsqueda del conocimiento entre el presente y el pasado, fue por eso por lo que viajé a América, para conocer lo que nos deparaba el futuro, sin saber, que lo cambiaría todo en mi vida. Ustedes son el punto unificador del pasado, el presente y el futuro. Tritán les confirió un poder inigualable, lo que deseo, y no por capricho, sino porque son la llave a la puerta que le impide al PRODIGIUM entrar a este mundo. No se sientan importantes, sólo son herramientas que preciso para mi mayor labor: la reconstrucción.
- ¿Reconstrucción? – dijo Sony, adelantándose a
la pregunta de Kay.
- El fin de la Tierra y el comienzo de una nueva era. Dónde no existirán todos estos enfermos sistemas que el humano creó. Dónde no existirán hombres como mi padre...
Los ojos de Kay y Sony se abrieron como platos;
al instante, Hariet utilizó el puño de hielo para contraatacar. Sólo golpeó el
aire, debido a que Kay usó su velocidad para escapar junto a Sony.
Estaban muy exhaustos, Hariet era un enemigo
formidable y tal vez, imposible de vencer. Sony usó sus dos alas de gárgola
para impulsarse por los aires y giró sobre su propio eje para contemplar la
situación.
Soldados de la G.C.J.M contra Snoros, humanos
(civiles y policías) contra ryanos y Narsogs, una batalla cruel y sangrienta.
Fue inevitable para Sony no estar al borde del llanto.
Los tanques y helicópteros abrieron fuego
contra las criaturas invasoras, hubo muchas bajas de civiles que intentaban
escapar a un lugar seguro. A los militares sólo les importaba mantener su
ciudad protegida, aunque tenga que ser a costa de sus ciudadanos.
Sony oyó un pensamiento invadirle la mente.
- La batalla contra las bestias demoníacas, recuerda-
dijo una voz femenina.
Sony bajó a los suelos, al lado de Kay y le
dijo exactamente las mismas palabras. Su compañero se limitó a asentir con
seriedad.
Los puños de Hariet volvieron a la normalidad y
aflojó los dedos para conformar una gigantesca bola de fuego azulada: la
habilidad de Dimitrion.
Al joven abogado se le ocurrió una idea y
esperó a que Hariet lanzara su ataque, no tuvo que esperar demasiado.
Rápidamente usó la habilidad magnética para ralentizar el movimiento de la bola
de fuego azulada; Kay comprendió y utilizó la fuerza repulsora para cambiar el
objetivo del proyectil; dicho ataque atravesó tres tanques de la G.C.J.M y los
destruyó en mil pedazos. Ya no dañarían civiles.
No obstante, ¿Cómo harían sólo dos luchadores
contra todo un ejército de monstruos y el portador del corazón oscuro? Si tan
sólo Natal viviera…
- No debo ser el primero en decírselos, pero es todo un honor conocerlos- dijo el Oscuro- El primero de nosotros, tritán, les cedió su vida entera. aquel que domine el poder de los jen, podrá controlar al prodigium. esa es mi idea... sin embargo, no todo el poder de tritán yace en ustedes. ¿oyeron hablar de los tres medallones que el creador forjó?
- El medallón de oro, de plata y de bronce-
dijo Sony, mirándolo con recelo.
- Lo que el hijo de Vrogh formó para dominar sus habilidades con destreza. Los
JEN, los medallones y esto - en su mano apareció el collar del caos
(el TORQUEM) que Meddes le había robado a Fismut el año anterior- Son la llave.
- ¿De qué te sirve que el PRODIGIUM rompa las
barreras que le impiden venir, se aparezca y consuma este mundo? – preguntó
Kay.
- ¿Cómo explicarlo? Bueno... digamos que hice un trato con esa fuerza destructiva. Yo le abro la puerta a esta dimensión y aquella esencia se encarga de dotarme de los entes más talentosos de todos los tiempos... los agentes del caos. Cuando cumpla su cometido, tendré la lozanía para someter el espíritu creado por tritán y seré omnipotente, así... mi sueño se hará realidad y la nueva era será la versión definitiva de la comunidad.
- Otra vez nos cuentas tus planes cómo si
fuéramos viejos amigos- exclamó Sony mientras caminaba hacia él por uno de los
laterales- Lo hiciste cuando estabas atrapado en el cuerpo de Minos. Fingiste
que te interesaban los poderes de Dayas cuando en realidad querías que se
volviera lo suficientemente fuerte para liberarte y recuperar tu verdadera
forma. ¿Vas a usar ese viejo truco una vez más?
-Esta vez digo la verdad - se
defendió el Único.
- Bien por ti- respondió Sony, quién ya se
encontraba detrás de Hariet a veinte metros de distancia; Kay yacía del otro
lado, esperando. Ambos se apresuraron en utilizar sus habilidades magnéticas
(de atracción y rechazo) para repetir el ataque que había acabado con la vida
de Grok y Bag (las bestias demoníacas) en el Templo de la Muerte.
Hubo una presión que se armó en el centro,
dónde yacía Hariet con la guardia baja. Lo único que lograron fue quitarle el
casco… desafortunadamente, ambos perdieron las energías, la vista se les
desenfocó y ninguno de los dos pudo ver la cara de su jurado enemigo. Hariet no
había sufrido ningún daño y volvió a colocarse el casco, ocultando su
identidad.
Una intensa y aterradora sensación recorrió sus
entrañas, estaban empezando a temerle al hombre enmascarado.
El Único los señaló con la palma y los MISMOS
poderes que lo habían atacado, acecharon a los JEN e hicieron que se chocaran
entre sí. Sus armaduras se hicieron añicos y sus cabezas rebotaron como dos
pelotas. Las alas de Sony estaban repletas de raspaduras y manchones de sangre,
no tardaron en desaparecer.
Tendidos en el suelo, aturdidos y con una
jaqueca insoportable, les latía la cabeza y los brazos. Se estaban quedando sin
la energía del linaje JEN, aún podían utilizar los poderes de los corazones,
pero ya no estaban en condiciones de pelear, de continuar así… morirían.
- No son invencibles, ¿saben? – dijo el antagonista, caminando hacia
ellos- El precepto
de los titanes dice que no pueden morir si el otro vive. ¿Lo estudiaron bien?
La única forma de que mueran es que acabe con ustedes al mismo tiempo - Hariet
desenvainó su espada con el mango en forma de calavera.
Kay y Sony estaban realmente rendidos, sus
parpados pesaban y habían perdido el foco de la vista; sólo lograban reconocer
a la silueta del Único, portando su insólita espada, acercándose a zancazos.
¿Hasta ahí habían llegado? ¿Ese era todo el
poder de los JEN? ¿Hasta ahí alcanzaba el legado de Tritán? ¿Cómo podía ser que
un corazón que compartió el mismo cofre que otros ocho superara las habilidades
heredadas por un titán? Cómo en el pasado, a pesar de toda la fuerza que
tenían, los dos jóvenes se sintieron impotentes.
En la palma derecha de Hariet apareció una
nueva bola de energía, de rayos blancos y negros.
Mientras tanto, en la guerra entre humanos y
criaturas, muchos tanques, helicópteros y camiones blindados habían sido
destruidos. Ni los Narsogs ni los Snoros tenían bajas, aquellas bestias
poseídas y esas extrañas nubes de vapor se alimentaban de sus enemigos.
Nuevos vehículos aparecieron en la escena,
decenas de patrulleros y un ejército descomunal de policías, soldados,
gendarmes y guardias de seguridad, cubrieron una de las avenidas principales.
Armados hasta los dientes con armas desintegradores, cañones de plasma, escudos
electromagnéticos y ametralladoras de última generación.
Conformaron bloques perfectamente organizados y
avanzaron hacia los invasores; finalmente la ofensiva funcionaba y muchos
Narsogs perdieron la vida durante el contraataque humano. No se podía decir lo
mismo de los Snoros, que no eran seres ordinarios y matarlos no era nada fácil.
Sin embargo, a pesar de la resistencia humana,
un nuevo vórtice se abrió en el cielo, y un sin fin de criaturas voladoras
descendió hacia la superficie, seres que ni siquiera los JEN conocían.
Eran cómo murciélagos gigantes, del tamaño de
personas; la piel azulada y viscosa, ojos verdes con pupilas negras, los cuales
les ocupaban la mitad de la cara; garras afiladas cómo cuchillos y alas de
demonio. Hariet los consideraba mutantes,
una especie que había encontrado en otro mundo.
No tardaron en acechar a las fuerzas humanas y
miles de disparos sonaron en los cielos, explosiones y tiroteos repentinos.
Claramente, el Único usaba el medallón de bronce que había absorbido para traer
a todos los seres (de otros mundos) que quisiera, con tal de que luchen por
él.
Sony hizo un esfuerzo para contemplar la
batalla a lo lejos y se indignó. Se levantó a duras penas y recordó las
enseñanzas de Natal; a todos los individuos que se habían sacrificado para que
él pudiera vivir: su padre, Jessica, Vrogh… era hora de decir ¡BASTA, ahora me
encargo yo! Y eso hizo, respiró profundo y cargó en su corazón toda la energía
que le quedaba.
- Ven, desquiciado. Mi padre no podrá descansar
en paz hasta que estés muerto…- dijo entre dientes y con la mirada cansada,
luego armó la bola de lava más grande que había hecho en su vida, del tamaño de
un planetario.
Kay tragó saliva y lo acompañó, a continuación,
formó un colosal tornado de fuego. Ninguno se rendiría, no hasta respirar su
último aliento.
Hariet lanzó su pequeña bola de energía
negativa, directo a las apoteósicas esferas de los elementales. Kay y Sony
gritaron al mismo tiempo, envueltos por la luz y el calor que emitían sus
habilidades.
Todo fue borroso y la destrucción causada fue
tan intensa como aquella batalla entre Grok y Bag sobre el muro del Limbo.
10.000 metros a la redonda de caos. La plaza de mayo y parte de su ciudad hecha
añicos.
No había sobrevivientes.
Kay y Sony estaban acostados, en un estado de
trance, del cual se recuperaron rápidamente y pudieron contemplar el páramo a
su alrededor.
Los cadáveres de Narsogs, Snoros, mutantes,
soldados, civiles, gendarmes, policías y guardias de seguridad se desperdigaban
por todo el campo devastado.
Los cuerpos de Francisco (el diputado de LGDB
1), Víctor Díaz (LGDB 2) y el sacerdote (amigo de Natal) yacían detrás de unas
rocas, habían estado ocultos todo ese tiempo.
Fue aterrador. No obstante, a pesar de todo, el
Único seguía allí, con la armadura dañada y empuñando su espada con el mango en
forma de calavera.
- Mientras más luchen, más morirán - dijo Hariet, sin
ninguna pizca de cansancio.
Kay no entendía cómo habían sobrevivido sólo
ellos tres al impacto si eran los que estaban más cerca; sin embargo, trató de
no pensarlo tanto y en agradecer por aún estar vivo.
No tardó en notar que ya no tenía fuerzas para
levantarse. Sony estaba en la misma situación, ambos tenían los rostros
cubiertos de mugre y raspaduras. Sus armaduras estaban destruidas y sus ropas
demacradas y cortadas.
Parálisis, era la mejor forma de describirlo;
así se encontraban los JEN. Kay fruncía el ceño y con aquel rostro negro, le
arrojaba una profunda mirada de odio a Hariet, luego lanzó una toz seca. Sony
vomitó y se tomó del estómago.
Hariet caminó nuevamente hacia ellos y nuevos
vórtices aparecieron en los cielos (los cuales estaban cubiertos por nubes
rojas; así como la tierra estaba rodeada por vapores) de donde emergieron más
mutantes, Narsogs, Snoros… y dragones.
A Sony le empezó a molestar la parte superior
del abdomen y el cuello, un dolor torácico, se sintió mareado y con ganas de
desmayarse; por si fuera poco, también padeció un sentimiento de asfixia,
escalofríos, sofocación, estremecimiento; latidos cada vez más veloces y
entumecimiento en las manos y los pies. Eran síntomas de un ataque de pánico.
Kay los compartió, debido a la conexión que los
unía; apretó los dientes y quiso acercársele, sin embargo, estaba petrificado,
sin opciones para moverse.
Hariet alzaba la espada que terminaría con la
pelea.
- Se hicieron fuertes, Pedro estaría orgulloso - vociferó.
Formó una bola de energía negativa en su mano
derecha y apuntó su palma contra Kay; su mano izquierda empuñaba la espada que
estaba por ser enterrada en la espalda de Sony.
- Más habilidosos que los elementales de antaño, ESO SIN DUDA-
sin decir más, atacó.
No obstante, una capa de tierra rodeó a Sony y
a pesar de que el villano la destruyó; el joven abogado ya no se encontraba.
Desconcertado, se apresuró en atacar al otro (a Kay) con su bola de energía
negativa y se sorprendió al contemplar que un individuo encapuchado tomaba a
Kay de los brazos y escapaba a otra dimensión mediante aguas mágicas.
- ¡No! – gritó furioso y la bola acabó con una tanda
de su propio ejército.
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