miércoles, 16 de mayo de 2018

El Fin del Mundo. Parte 1: CAPÍTULO 4.




El Fin del Mundo. Parte 1: CAPÍTULO 4.

Sony se levantó, espléndido. Eran las 2 PM del domingo, un sol arrasador se vislumbró desde las ventanas e iluminó con fervor, secando todos los rastros de la intensa lluvia del día anterior.

El muchacho se la pasaría todo el día en la casa, debido a que mañana por la mañana tenía que estar en el estudio jurídico de los hermanos Acosta.

Se cocinó y pensó en la mujer extraña que le hablaba telepáticamente. ¿Sería linda? ¿De verdad iban a verse las caras? Eso había dicho Ella.

Por un momento, todos los problemas parecieron no importar y una insólita sensación recorrió su cuerpo, algo realmente bello. Por primera vez, se creía capaz de vencer las amenazas, reestablecer la democracia, encerrar a los criminales y salvar al mundo.

Desgraciadamente, aquel sentimiento de desmesurada seguridad se disolvió como el azúcar en el agua cuando encendió la televisión…

‘‘IMPACTANTE’’- era el título de la noticia, en letras blancas y grandes ocupando casi toda la pantalla- ‘‘La identidad de VAN ROBIN HED acaba de ser REVELADA’’

A Sony se le cayeron al suelo los cubiertos que sostenía. 

‘‘El homicida Van Robin Hed, fue identificado como Kay Montarnen, residente en Capital Federal, provincia de Buenos Aires. Se incluyen dos cómplices más, pero las fuentes oficiales aún no han querido revelar sus nombres.’’
- Tengo que salir de aquí- se dijo Sony a sí mismo y pensó en Damián, ahora él corría peligro.
‘‘Las investigaciones fueron realizadas por un grupo de búsqueda de la G.C.J.M, no nos dieron detalles, pero tal parece ser que el famoso cazador será juzgado hoy mismo a las 5 PM en plaza de mayo, para ser sentenciado y posteriormente ejecutado. El encargado de dicha tarea, el oficial Méndez, nos asegura que esto está planteado del siguiente modo para que los delincuentes sepan lo que sucede cuando rompen la ley’’ 
Sony apretó los dientes, tomó algunas cosas, dejó la televisión encendida y salió de su casa.
Hacía tiempo que la plaza de mayo no estaba tan repleta de personas, ciudadanos humanos y ryanos, protestando contra el cazador Van Robin Hed.

Había un sin fin de vallas metálicas que separaban el camino por el cual un grupo de militares avanzaba con el prisionero encadenado (amarrado con artefactos electrónicos en el cuello y los brazos a la espalda).

Los gritos aturdían el ambiente: ¡ASESINO! ¡MI ESPOSO ESTÁ MUERTO POR TU CULPA! ¡FANÁTICO RACISTA!

Kay caminó en silencio con los dientes apretados. Los artefactos electrónicos no le permitían usar ninguno de sus poderes y los soldados le habían quitado todas sus pertenencias. Al menor movimiento sospechoso, una descarga eléctrica se plasmaba a través de los aparatos.

Él sabía que no podía morir, eso no le afectaba. Sin embargo, los aullidos de la gente, el odio hacia él, eso sí que le dolía. Si supieran que sólo los mató por qué no le quedó otra… porque Dimitrion o Miljen los manipulaban, si supieran que él es uno de los elegidos, si supieran que la dictadura militar es sólo un juego de niños a comparación de lo que está por venir…

Deseó de todo corazón dejar de lado las mentiras y los secretos, y revelarle al mundo la verdad: Él es la reencarnación de un titán, los seres que existieron antes que los humanos y sólo él, junto a su compañero, tienen el poder para derrotar al desquiciado con la armadura.

Dimitrion, Morgán, Minos, Meddes y Hariet… sus peores pesadillas lo habían atormentado durante varios años; y a pesar de todo lo que había crecido, la impotencia continuaba atacándolo. Kay pensó que las personas que gritaban morirían sin conocer la realidad.  

Se desesperó y algunas lágrimas comenzaron a mojarle las mejillas.

- Maricón- dijo uno de los soldados, entre risas- Cómo todos ellos, le temen a la muerte y suplican por su vida.

La suerte que tenía ese soldado de que Kay estuviera atado e incapacitado…

‘‘- Él lo tiene todo planeado, los Ryanos en su sociedad sólo están esperando el momento adecuado. Está formando su ejército - dijo Meddes, desesperado. No quería ser abandonado- LA GUERRA DE LAS BESTIAS SE APROXIMA…’’[1]

Recordó Kay y observó a su alrededor con cuidado.
- No todos los Ryanos son iguales, lo sé a la perfección – pensó- Sin embargo, ¿Habrá alguno que se oponga a los deseos de Hariet?
- Siempre me intrigó saber cómo haces para manipular el fuego. ¿Qué usas? – le interrumpió los pensamientos el soldado que ya le había hablado.
Kay le lanzó una mirada profunda, llena de odio.
- Tecnología avanzada, cabo - le respondió uno de sus superiores, quién yacía delante- No hable con el acusado.
- Si, señor - vociferó el primer soldado y se apartó del joven Montarnen.

Kay lo analizaba todo. Especialmente la información que se le reveló sobre el PRODIGIUM y R.E.C.O. No sólo eso, Kay notó que a Fismut se le pusieron los pelos de punta cuando mencionó a Gyan

- El jefe Ryano interrogado en R.E.C.O dijo que el ANTERIOR al Oscuro creó a los Narsogs. ¿Tritán? – pensó el joven- No tiene sentido. Según lo que nos contó Vrogh el año pasado, Tritán intentó manipular a los Ryanos y todos estos escaparon. Razón por la cual creó a los primeros humanos. Y Fismut me dice que los Narsogs tienen fragmentos del caos porque el corazón de Hariet también los posee… me explotará la cabeza. ¿Quién tiene razón? Ya he probado que Fismut es un mentiroso, pero… ¿por qué mentiría con algo así? 

Realizó una pausa en su mente y miró el azulado cielo, era un hermoso día.

- ¿Quién eres realmente Hariet? ¿Por qué vistes una armadura de guerra tan vulgar? ¿Por qué ocultas tu rostro? - suspiró con la boca y volvió a tomar aire por la nariz- El sacerdote Meddes creía en un único JEN por lo que le dijo el sujeto al cual traicionó y robó sus poderes. Hariet igual. Y ese JEN era mi padre…

Los militares llevaron a Kay ante la pirámide de mayo y apuntaron sus armas contra él… la ejecución daría comienzo.

Cada soldado rodeó el círculo alrededor del monumento, eran más de cincuenta hombres y mujeres armados con fusiles de última generación. Méndez quería manchar a la pirámide con la sangre del cazador, una señal que quedara impregnada en la memoria de todos los ciudadanos que pasaran por allí.

- ¿Y si les dijera que no puedo morir? – exclamó Kay y fue callado con insultos.

La multitud yacía a los alrededores, observando. También podía verse a muchos vecinos espiar desde los edificios cercanos.

El oficial Méndez dirigía al pelotón de la muerte. Hizo una señal con los dedos para que acabaran con la vida de Kay. A pesar de lo que hizo, ¿realmente merecía morir así un chico tan joven? Se preguntaron muchos ciudadanos.

Méndez dio a conocer todos los crímenes del imputado con un altavoz. Cuando terminó, dijo.

- Abran fuego.
Segundos después, un sin fin de balas alargadas colisionaron contra el sujeto atrapado. Los sonidos de las armas descargando fueron impetuosos y muchos se taparon los oídos (los más cercanos al acto). Había tantos alaridos, gritos y tráfico desmesurado de vehículos que todo fue muy confuso durante algunos segundos.

Méndez frunció el ceño cuando notó que el jovencito con el cuello, los tobillos, la cintura y las muñecas amarradas con artefactos electrónicos; además de las manos a la espalda, yacía sano y salvo, sin ningún rasguño.

Desconcertado y con una expresión llena de ira, ordenó.
- ¡FUEGO! – los fusiles del siglo XXIII volvieron a accionar y todas las balas rebotaron con un escudo invisible alrededor del JEN. Fueron como chispitas repentinas que envolvían una burbuja de aire. Se trataba del campo magnético de Kay, una variante de su poder repulsor. Su viaje al Templo de la Muerte le había enseñado muchas cosas nuevas…- ¡ALTO EL FUEGO! – ordenó Méndez, sin embargo, muchos soldados se frustraron al no poder darle y continuaron disparando hasta quedarse sin balas.

Méndez se acercó a Kay y lo revisó de pies a cabeza, creyendo que tenía algún artefacto escondido.
- ¿Dónde lo tienes? – le susurró a Kay, era un hombre de unos cincuenta años, ojos oscuros y tez morena. El elemental se rió.
- Dígame, oficial. ¿Usted cree en la magia?

Méndez se le quedó observando con recelo y rechazo. A continuación, Kay le dio un cabezazo certero que le dañó la nariz al oficial. Este se echó para atrás e inmediatamente después, una extensa capa de lava rodeó el círculo donde yacían los soldados.

Hubo gritos de asombro, temor y desconcierto por todos lados. Los canales de televisión del continente yacían grabando lo sucedido con helicópteros y grúas especiales.

Sony (con un traje ocultando su identidad) acababa de aparecer frente a Kay, los militares abrieron fuego contra él, pero no hubo caso. Sony utilizó su habilidad magnética para atraer objetos y todos los soldados quedaron desarmados.

- Sácame esto- le dijo Kay, serio. Sony lo ayudó. Se miraron entre sí, en un momento muy incómodo- Tenemos que irnos del país cuanto antes.

No obstante, Sony contempló la increíble cantidad de humanos y ryanos observándolos, sin saber qué hacer. Tragó saliva y se alejó de Kay, tomó el altavoz de Méndez y habló.

- Bueno… hola – empezó, nervioso. Hasta los soldados que procuraban atacarlo mediante técnicas marciales, se detuvieron. Eso incluía al oficial Méndez. Hubo un completo silencio- No somos asesinos.
- ¡¿Qué haces?! ¡Vámonos! – le gritó Kay. Sony no le hizo caso.

- Mi nombre es Sony Dameron- se quitó el traje para que lo vieran, todas las cámaras enfocaban su rostro- Crecí aquí y en Estados Unidos, soy estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad de Harvard. Hasta ahí creen que lo saben todo sobre mí, pero no es así- creó una esfera de lava en su mano y el público se sobresaltó- No es una ilusión ni producto de ningún artefacto. Puedo crear lo que surge de los volcanes y controlarlo a mi antojo. A los seres que pueden hacer estas cosas, se les llaman Elementales- señaló a su compañero- Mi amigo Kay también es uno y es por eso por lo que puede controlar el fuego. Noto en sus caras la confusión, la ansiedad y el desconcierto. ¿Quieren saber por qué les digo todo esto? Porque hemos estado años defendiendo este mundo de criminales especiales, de hombres con habilidades semejantes a las nuestras que sólo buscaban el mal. Sacrificamos muchas cosas para que USTEDES puedan vivir- señaló al público con el dedo- No somos racistas y defendemos tanto a los humanos como a las bestias. Ryanos, mejor dicho. Ese es el verdadero nombre de su especie- muchas bestias yacían anonadadas y prestaban total atención al joven abogado- Los crímenes que mi amigo y yo cometimos fueron mal versionados por las autoridades y los medios. Durante años nos enfrentamos a quienes siguieran las ordenes de los hombres con poderes que mencioné antes. Van Robin Hed nació como un símbolo, como un sujeto capaz de actuar entre las sombras por el bienestar de la comunidad, ganándose su odio al mismo tiempo.
Este gobierno nos reprime y necesitamos estar unidos. Porque alguien se acerca, no es de por aquí y no busca lo que cualquier político desearía. Y créanme que cuando este individuo llegue… será nuestro fin.   

Al principio, hubo un completo silencio donde sólo los rotores de los helicópteros y los motores acelerando se oyeron. Risas, insultos e indignación fueron contra el joven Sony. Nadie le creía.

Méndez les indicó a sus soldados que armaran filas y desenvainaran unos artefactos especiales: catanas eléctricas. Atacarían mediante una estrategia de combate, intentando inhabilitar a los objetivos.

Kay no podía creer lo que Sony había dicho, acababa de delatarlos por completo y de dejarlos totalmente desprotegidos. Estaba furioso con su compañero.

Algunos francotiradores que yacían en edificios lejanos y sobre los helicópteros, dispararon contra los JEN. Sin embargo, Kay tenía toda el área protegida con su habilidad magnética. Todas las balas se repelieron gracias a ese escudo invisible.

Hubo una ovación y gritos de terror entre los ciudadanos, nadie se lo esperaba. Sony estaba petrificado, recibir tantos insultos y acabar por destruir su imagen pública acababa de despertarle su mayor temor: la humillación. No podía mover ni un músculo y los sonidos envolvieron sus oídos hasta conformar ruidos inentendibles, masas acústicas sin sentido alguno. Dejó caer el altavoz al suelo y apretó los dientes, entre lágrimas.
Por su estupidez, ahora las pruebas no podrían ser presentadas y el gobierno militar mantendría el poder.

En una situación cada vez más compleja y confusa, un sujeto del público tomó el portavoz. Era un hombre de unos setenta años, muy abrigado para el día vigente. Sony cerró los ojos y Kay quiso aprovechar el momento para escapar, tomando a su compañero del hombro.

El suceso parecía desarrollarse en cámara lenta, dónde los soldados aguardaban un nuevo ataque en conjunto para derrotar a las amenazas, a los enemigos del Estado; dónde los JEN procuraban escapar, dónde la gente estaba eufórica y no se animaba a contraponerse al gobierno por miedo. Frente a todo eso, el sujeto habló y se presentó ante las masas.

- Mi nombre es Víctor Díaz- Kay y Sony se quedaron tiesos, observándolo. Lo recordaban muy bien- De joven cometí muchos errores y pertenecí a grupos clandestinos que traficaban drogas y medicamentos de mala calidad. Fui arrestado y dejado en libertad tiempo después, dónde las autoridades me obligaron a vivir en una ciudad-cárcel, un lugar que el pueblo conocía como San Robo- nadie hablaba y Méndez ordenó que lo ejecutaran inmediatamente. Kay notó esto y lo protegió con su habilidad, las balas le rebotaron y el publicó gritó- Gracias- le dijo al joven, luego continuó hablando como si nada hubiera pasado- Nadie se preocupaba por nosotros, ni siquiera nos proveían de alimentos, con la esperanza de que muramos de hambre. La seguridad sólo estaba allí para que no escapemos. Fue la decisión de generaciones anteriores a las de ustedes, de la clase líder en este país. Pero todo cambió cuando estos jovencitos aparecieron. Entraron a mi casa sin permiso y me quitaron algo que había pasado de generación en generación en mi familia: un reloj de oro. No tengo pruebas, lo admito. Pero puedo asegurar que ellos son los responsables… de que la pobreza de San Robo… terminara. ¿Y cómo lo sé? Porque en mi familia se rumoraba que el reloj de oro tenía insignias secretas que conducían a algo indefinido. Y a meses de la fecha que los conocí, un tesoro antiguo y azteca apareció mágicamente en nuestras tierras. Todos sabíamos que era imposible que yaciera allí durante tantos años, pero nadie dijo nada. Era cierto que alguien nos había dado ese regalo y mírenme ahora, vivo sólo, pero en paz y puedo comer todos los días. Con la dictadura esto se complicó y sé que el miedo nos reprime, pero este pueblo no se caracteriza por ser callado y dejar que los abusivos hagan lo que se les plazca… Yo confío en que vinieron a defendernos.

Kay miró a Sony, anonadado. Se acordaban de aquel hombre decaído que intentó dispararles con su escopeta cuando le pidieron el reloj de oro, no sólo ellos habían cambiado con el pasar de los años…

Y si fuera poco, un segundo hombre se acercó a Víctor y le pidió amablemente el altavoz.

- Mi nombre es Francisco y fui diputado de esta nación hasta el año 2227- Sony no podía creerlo, era el hombre que le discutió durante el congreso contra Van Robin Hed en el año 2225- Tengo pruebas que confirman la existencia de los Elementales, aquellos seres capaces de controlar los elementos de la naturaleza. Me las confió el anterior presidente de la nación, quién se encuentra desaparecido desde el comienzo de esta dictadura. Me adelanté a los hechos y ya subí toda la información a la página del estado mediante un hackeo. Pueden revisar cuando gusten.

Un tercer hombre, el sacerdote que habló durante el funeral de Natal, acompañó a los dos hombres.

- Yo pertenecí a las Fuerzas Especiales de Argentina antes de predicar la fe en Dios. Y admito ser el responsable de dejar el tesoro azteca en San Robo por pedido de los dos jóvenes: Kay Montarnen y Sony Dameron- los JEN recordaron cuando Natal habló del amigo que lo ayudó a que San Robo encontrara el tesoro azteca en sus tierras. Ahora Sony entendía por qué conocía tanto sobre ellos. 

No necesitó decir más nada por el altavoz, simplemente demostró con su presencia que estaba del lado de estos hombres y de los JEN.

Méndez estuvo a punto de estallar de la cólera, ordenó que se ejecutara inmediatamente a todo aquel que se les acercase a los tres hombres.

No obstante, las circunstancias habían dado un giro considerable y el pueblo empezó a optar por creer en Van Robin Hed. No todos estaban de acuerdo y hubo gritos de protesta, pero la mayoría había cambiado de parecer. Y después de tantos años, las masas se rebelaron contra los soldados.

Méndez decretó un ataque a los civiles, sin embargo, Kay y Sony entraron en acción y usaron los poderes magnéticos para empujar los helicópteros, desarmar a los soldados y defender a las personas.

Finalmente, el pueblo se unía contra la opresión, Sony y Kay no podían estar más a gusto con el espectáculo. El primer paso hacia la defensa de nuestro mundo…

Realmente hubiera sido maravilloso que el pueblo derrotara al gobierno de facto y que Kay y Sony fueran absueltos de sus delitos, y considerados héroes de la nación.  

Sin embargo… algunos ryanos no sabían qué hacer, le temían y odiaban al cazador, así también como al gobierno militar humano, el cual sólo había probado que son la especie odiada por todo el planeta. ¿Qué debían hacer? ¿Luchar contra los humanos que reprimen o luchar contra TODOS los humanos?

Después de todo, las tres leyes habían sido creadas en vano, no había respeto ni tolerancia. ¿La Cruz tenía razón? ¿Sólo habían sido enviados a ese mundo para purificar la raza y liberarlo de la corrupción del homo sapiens? 

Y frente a todo ese dilema, la casa de gobierno se pulverizó por sí sola en un santiamén. Hubo fuego azulado recorriendo las calles y acabando con la vida de inocentes, de civiles y de soldados. El monumento de la Plaza de Mayo se congeló, e inmensas descargas eléctricas perforaron los cielos.

Los edificios se colapsaron por arte de magia y durante el desastre, la batalla tuvo que terminar, todos se dispusieron a correr.

Fue como un ataque de escalofrío, el que recorre todo tu cuerpo de improviso y sin aviso; ese fue el sentimiento que se manifestó sobre los JEN…

- Está aquí- dijo Kay, frunciendo el ceño y apretando los puños.


[1] La guerra de las bestias: El templo de la muerte. CAPÍTULO 19. ‘‘El origen de los JEN- Parte 2’’

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