El Quinto y Último
Sol: CAPÍTULO 17.
Una
vez atravesaron el cuarto sol sin problemas, entraron en un nuevo pasillo, tan
angosto que los obligaba a ir uno detrás de otro; Miljen yacía adelante, le
seguía Sony y luego Kay. Estos dos últimos posaban sus miradas sobre el
Redentor, cautelosos y anonadados. ¿Qué estaba tramando realmente?
-
Me incomoda que me miren así- les dijo Miljen sin apartar la vista del frente.
Los
JEN tragaron saliva al unísono, pudo oírse el sonido de las nueces al
deslizarse por la garganta.
-
¿Por qué lo haces?- se animó Sony a preguntar.
-
No es una respuesta que quieran escuchar.
-
Voy a ser sincero… por un momento me olvidé que eras mi enemigo y tus
intensiones se volvieron buenas. Eres un maestro del engaño.
-
Así es.- Miljen intentaba responder lo menos posible.
-
Además- continuó Sony con fervor- ¿De que te sirve a ti tenernos con vida?
Conoces las trampas, conoces la espada, eres su legítimo portador, conoces a la
perfección la mitología azteca y su templo. Nosotros solo somos estorbos…- Kay
quiso interrumpir, pero Sony no lo dejó- Es la verdad, no nos necesitas. - Miljen
se quedó mudo- ¿Por qué nos salvaste en el tercer sol entonces?
Miljen
no supo que responder.
-
Basta, Sony- le ordenó Kay- Es importante llegar sanos y salvos a la
superficie, él aceptó nuestra ayuda como nosotros a la suya. Los horrores que
debe ocultar el quinto sol deben ser terribles… después de esto, las cosas
serán como antes.
Miljen
Morgán se apenó y observó la antorcha con el fuego grisáceo que llevaba en su
mano, finalmente habló.
-
Este es el fuego sagrado de los aztecas, los sobrevivientes a la catástrofe del
tercer sol lo tuvieron, junto a una mata de maíz. Es la clave para sobrevivir
hasta el final, es un símbolo de supervivencia. A veces hacemos todo para
persistir, para cuidar a nuestros seres queridos… somos capaces de todo. Yo
lucho para defenderlos.
-
¿Y a quien quieres?- preguntó Sony.
José
Morgán tragó saliva mientras el sudor comenzaba a salir de los poros de su
piel, sabía que en cualquier momento la marca volvería…
-
Ya estamos por llegar- dijo. Y tenía razón, el último tramo del pasillo los
conducía a una puerta, probablemente la última- El quinto sol: Olin Tonatiuh o el sol del movimiento.
Fue el definitivo para los aztecas, es lógico pensar que la espada está aquí.
De
repente, un gran temblor sacudió las paredes y las desmoronó hacia afuera, el
espacio se expandió, los tres elementales se precipitaron en correr hacia el
final del recorrido. Miljen se detuvo en medio del camino y totalmente
dolorido, comenzó a agonizar.
-
¡Miljen!- le gritó Sony.
-
¡Vámonos, déjalo!- le dijo Kay y lo tomó del brazo a la fuerza.
Miljen
Morgán continuó allí, inmóvil, sufriendo un gran dolor en su pecho. Impotente y
triste, Miljen lloraba. Los JEN lo observaron detenidamente.
-
¡Pensé que podría detenerlo un poco más!- a continuación un perturbador tatuaje
cubrió todo su brazo y parte de la cara. Justo antes de que esto ocurra, Miljen
señaló la puerta sellada y le lanzó un hilo de hielo que la destruyó-
¡Váyanse!- gritó y tiró la antorcha al suelo.
Kay
y Sony, confundidos y sin saber que hacer, lo dejaron allí. Observaron como los
escombros cayeron sobre Morgán, mientras este gritaba al borde de la locura.
Kay sintió culpa por haberlo dejado; en un sueño lo había salvado de la muerte,
¿Por qué no en la vida real? Tal vez la realidad de Miljen Morgán era un tanto
más desagradable.
Aún
así, no se desanimaron. Tras tanto parloteo y desafíos insuperables, llegaron
finalmente al último salón. En una columna frente a ellos yacía el nombre: ‘’Olin
Tonatiuh’’ y más adelante lograron contemplar una figura distorsionada que
brillaba intensamente…
El
primer pensamiento que se les cruzó por la cabeza fue si se trataba
verdaderamente de la espada divina o si solo era una prueba más que habría que
superar. El momento más significativo de todo este viaje comenzaba. Se
lamentaron que Natal no estuviera allí para poder contemplarlo con sus propios
ojos. El nuevo salón no era tan grande como el tercer sol pero si ocupaba unos
cincuenta metros; el techo estaba dañado y había masas de tierra en los bordes
de la habitación, cuatro antorchas iluminaban al sector por completo. A unos
metros hacia la derecha, había un pedestal sobre una gran plataforma, el techo
se alzaba metros y metros hacia arriba, era enorme. Lo que más les llamó la atención
fueron los fragmentos de una antigua escalera, desparramadas por toda la
habitación, además de peñascos que debieron de haber sido parte de ella. Kay se
mantuvo callado y Sony notó que algo estaba ocultando, pero no quiso
presionarlo.
-
Es increíble- dijo Sony- ¡Mira Kay! ¡Allí está! ¡Lo logramos!- dio un paso al
frente y Kay lo retuvo.
-
No debemos apresurarnos, recuerda que estamos en un templo azteca, y por todas
las cosas que hemos pasado, supondría que la espada está custodiada.
-
Entonces… ¿Qué conviene hacer?
-
No lo se, hay que pens…
De
repente un gran disturbio interrumpió la conversación, las rocas que yacían en
el pasillo por donde habían venido se sacudieron y se desparramaron por todos
lados, acompañadas de múltiples fragmentos de hielo. Miljen Morgán aparecía
nuevamente, notaron una gran diferencia en su aspecto, en su rostro… en su
mirada, sus dientes; como si se tratara de una persona completamente diferente.
Los dos ojos de Miljen penetraron sobre los dos JEN, quienes lo observaron
detenidamente.
-
Sobrevivió…- susurró Sony.
-
¿Y eso te sorprende?- le dijo Kay.
-
No, por supuesto que no, solo decía…
Miljen
Morgán avanzó hacia ellos, lleno de rencor. Y a continuación se detuvo por sí
solo, perplejo por lo que había descubierto: La espada, ¡su espada! a pocos
metros en la cima de un pedestal, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja,
totalmente malévola.
-
Ha llegado la hora de que tome lo que me pertenece por derecho- dijo.
Miljen
cambió la dirección y fue hacia la espada, Sony reaccionó inmediatamente y fue
a hacerle frente.
-
¡Sony!- gritó Kay tratando de evitarlo, pero ya era demasiado tarde.
-
¿Qué quieres?- le preguntó Miljen al joven.
-
No lo entiendo, hace un rato parecía que…- Sony sacudió la cabeza y siguió- ¿Y
ahora? ¿Todo fue un engaño?
-
Apártate de mi camino, humano.
-
No, aquí me quedaré hasta que me respondas.
Morgán
no lo hizo, en vez de ello, lo golpeó en la cara con una de sus habilidades
elementales y lo dejó atolondrado en el suelo. Kay fue en su ayuda, Miljen
continuó caminando.
-
¡Basura!- le gritó Kay y le lanzó una llamarada mientras llevaba a Sony en sus
brazos, Miljen Morgán ni se mosqueó y un peñasco de hielo lo cubrió para
defenderlo del ataque.
Kay
creyó estar viviendo otro sueño, pues del interior del suelo surgió una nube azul oscura y rodeó toda la
habitación en un santiamén. Un sonido perturbador y extremadamente agudo fue
causado por esta gran nube de vapor. Kay cubrió con sus brazos los oídos de su
amigo, mientras este aún se encontraba desmayado, e intentó tapar los suyos con
las palmas de las manos. Morgán, en cambio, ni se mosqueó.
-
Este viejo truco, ¿otra vez?- dijo y alzó sus dos brazos hacia arriba, toda la
nube fue absorbida por las palmas de sus manos- No volveré a caer, robé algunos
artefactos tecnológicos de esta época para que fueran de ayuda- Kay pudo
contemplar unos guantes grises especiales.
A
medida que Miljen avanzaba, distintas extrañas criaturas se presentaban. Hechas
de tierra y roca, con ojos rojos y oscuros, hombres construidos con la nube
azul oscura. Eran veinte y todos ellos caminaron lentamente (como zombies)
hacia él.
Morgán
volvió a utilizar sus inimitables habilidades y derrotó a todos estos
individuos inmediatamente: se agachó y colocó ambos brazos hacia cada lado;
formas puntiagudas de hielo perforaron a cada uno de estos seres.
Sony
despertó y observó lo que estaba sucediendo, sin siquiera detenerse a pensarlo,
se soltó a la fuerza de su amigo y se interpuso ante Miljen por segunda vez.
-
¡Demonios, Sony!- Kay también corrió hacia allá.
-
¿Tú de nuevo?- frunció el ceño Morgán.
-
No dejaré que sigas.
Morgán
lo atacó con las mismas formas puntiagudas, pero esta vez, Sony se defendió con
todas su fuerzas (efectuando una diminuta capa de lava). El hielo se derritió
cuando chocó contra el escudo. Y sorpresivamente, nuevas estructuras picudas lo
tomaron por detrás y perforaron levemente sus gemelos. Sony lanzó un gemido de
dolor y cayó al suelo de rodillas.
-
Eres persistente, joven JEN- Morgán abandonó la pelea y empezó a subir los escasos
escalones que conducían a la plataforma.
En
ninguno de los dos jóvenes estaba la idea de rendirse, Sony insistió una vez
más, dejando a Miljen impresionado. Ejecutó una bola de lava y se la lanzó para
que se viera obligado a esquivarla, luego surgieron dos alas de su espalda que
lo impulsaron hacia el pedestal.
Cuando
Miljen volvió en sí, contempló al JEN frente a la espada, con los gemelos
sangrándole y las dos alas grisáceas en su espalda.
-
¡NO!- le gritó.
Sony
la tomó con las dos manos e intentó quitarla de su lugar. El instante en que lo
hizo, hubo un completo silencio; Kay y Miljen estaban a la expectativa.
Pero
no hubo caso, la espada parecía estar aglutinada a la roca, Sony se desanimó
por un momento, pero estaba dispuesto a defenderla a toda costa.
Miljen
lanzó una carcajada.
-
¿Cómo pude ser tan tonto y haberme olvidado?
Sony, entre dientes, le gritó.
- ¡¿Qué es tan gracioso?!
-
Hay una razón por la cual no pudiste tomar la espada- comenzó Morgán- Cuando
el Oscuro fue derrotado, algunos elementales se desesperaron por abusar de los
poderes de la espada para someter a las monarquías de esa época. Yo, Dimitrion
y Pedro estuvimos en contra de dicha decisión y los acusamos con el mago. Esto
provocó una RUPTURA entre los elementales. El mago intervino y me arrebató la
espada, volvió a colocarla en el templo azteca y borró de mi mente su
ubicación. Nos anunció que a los dioses aztecas no les gustó nada lo que había
pasado por lo que implementaron un nuevo precepto: ‘’SOLO SU VERDADERO PORTADOR
PODRÍA QUITARLA DEL PEDESTAL’’. Yo sospecho que todas esas trampas mágicas e
ilógicas no fueron obra de los aztecas, sino que las hizo él para asegurarse de
eso. En ese momento estuve de acuerdo y me marché junto a Dimitrion para vagar
por el mundo, nuestro líder, el que encabezaba la oposición, desapareció y
Pedro se mantuvo junto al mago por un tiempo.
-
¿Ruptura entre elementales?- preguntó Sony, aguantando el dolor en los gemelos.
Miljen
asintió y en su descuido, Kay lo atacó por detrás con una bola de fuego, pero
su enemigo se adelantó y le congeló los brazos y las piernas para que no vuelva
a molestarlo.
-
¡No me importa lo que hayan vivido los de antes, somos la nueva generación y lo
que pase ahora es nuestra responsabilidad!- gritó Sony y posó sus dos palmas en
el suelo. Al instante, un mar de lava se manifestó y comenzó a descender por
los escalones, como el agua en un río- ¡No pasarás!
Los
ojos de Miljen se llenaron de odio, la tenebrosa mirada de aquel sujeto
estremeció al joven Sony, quien siguió intentando quitar la espada sin
éxito.
El
antagonista apretó los puños y dijo en voz alta: ‘’Olin Tonatiuh’’ durante
cinco veces…
La
habitación se agitó súbitamente, un gran temblor emergió, mejor dicho, un
terremoto. Gigantescos peñascos del templo comenzaron a caer y a demolerlo
todo.
El
suelo se abrió en dos, en el abismo figuraba una ola de fuego gris y
destrucción. La nube azul oscura danzaba sobre el averno con total libertad.
Kay, inmóvil, se horrorizó.
Morgán
dio un exorbitante brinco hacia el pedestal (evitando las masas de lava), luego
cayó y golpeó a Sony con un puñetazo. El joven quedó fuera de la plataforma y
la acción de sus alas amortiguó su caída; las masas de lava desaparecieron
apenas impactó contra el suelo.
-
Finalmente llegó el momento. Espada divina… ¡He vuelto por ti! Una vez más, te
tomaré y cumpliremos con lo pactado.
Entre
furia y desesperación, Kay sintió que les había fallado a todos. Sony recuperó
la cordura y ayudó a su amigo (uniendo poderes) a derretir los fragmentos de
hielo que le impedían moverse. (Kay generaba calor desde sus brazos atrapados y
Sony lo cubría con lava desde el exterior)
-
Gracias- le dijo Kay.
El
terremoto creció en intensidad, las paredes se vinieron abajo y gran parte del
techo también. Sony buscó a sus alrededores alguna forma de escapar; Kay, en
cambio, miraba detenidamente a Miljen frente al pedestal.
-
Le fallamos a Natal, Sony- dijo.
-
Vamos Kay, no importa eso ahora, hay que huir. Después veremos como hacemos,
pero primero tenemos que pensar en nuestras vidas. ¡Aguarda!
Sony
continuó buscando sin ayuda de Kay, quien le pesaba su propio cuerpo ante la
impotencia de no poder hacer nada.
-
Nosotros te volvimos a colocar allí- le dijo Miljen a la espada, como si
tuviera vida propia- ¡Qué estupidos fuimos al desperdiciar tu gran poder!
‘’Tlatipactonatiuh, Ehecatonatiuh, Xiuhtonatiuh, Atonatiuh y Olin Tonatiuh’’
los cinco soles que te resguardaron durante generaciones permiten a un simple
mortal tomar al arma de los dioses por segunda vez- Miljen colocó una única
mano en el mango de la espada, signo de su orgullo incalculable- Ahora, espada
de Quetzlcóatl… unámonos.
Los
ojos de Kay y Sony se abrieron como platos, una sensación desconocida recorría
su interior, aunque no imposible de explicar.
Miljen
hizo fuerza para quitar de su lugar a la espada más codiciada de todos los
tiempos…
Los
oídos de Kay se dejaron llevar por una armonía muy suave, la cual sonaba en su
cabeza, todo lo demás no importó y fue silencio. Sony encontró una salida a tan
solo diez metros de donde se encontraban, no había puerta, parecía haber sido destruida. Le avisó a su compañero, que
en un principio estaba en una clase de trance, y al ver que no reaccionaba lo
tomó del brazo derecho a la fuerza y lo llevó hacia su salvación.
‘’El mundo es una caja llena de sorpresas’’ le habían dicho a Kay
cuando era chico, un anciano disfrazado de payaso que lo cruzó solo en un
parque de diversiones.
Y
este día, Kay lo comprobó. Miljen Morgán NO PUDO sacar la espada de su lugar,
intentó de mil formas sin lograr nada, le lanzó conjuros, la tomó con ambas
manos, utilizó todas sus fuerzas… y aún así, la espada seguía en su lugar.
-
No… yo soy tu portador. ¿¡Por qué no permites que te utilice!?- Morgán estaba
al borde del llanto y la locura.
-
No pudo hacerlo, no lo entiendo- dijo Sony, deteniendo el paso, quien también
vio aquello sin poder creerlo. Enseguida volvió a correr hacia la salida.
Aquella
abertura, antiguamente era una puerta sellada que había sido destruida, lo
notaron cuando vieron los pedazos de ella a su alrededor, en estado viejo,
húmedo y de putrefacción.
‘’El verdadero portador apareció y utilizó su poder
para acabar con la oscuridad (…) ’’
‘’La espada
enterrada, la espada mágica encontrada por un solo hombre, su poder es enorme
(…) ’’
‘’ ¡¿ESTOS DOS
IDIOTAS SON LOS JEN?! (…)’’
‘’ Cuidado con lo que
sueñas, joven Montarnen. El límite entre la realidad y la fantasía es tan fino
como un hilo dental. Recuerda eso… (…) ’’
‘’ ¡MIREN! (…) ’’
‘’Tu padre estaría
orgulloso de ti, Kay. No dejes que te absorba el pasado, enfócate en quien eres
y construye quien serás (…) ’’
Todos
esos recuerdos invadieron la cabeza de Kay, eso y muchas imágenes de momentos
vividos.
Sony
soltó a Kay una vez creyó que había recuperado la consciencia y podía correr
por su cuenta. Pero Kay se detuvo, pensativo; se dijo para sí mismo:
-
¿Podría ser que…?
Sony
llegó a la salida y cuando reaccionó se dio cuenta que su amigo no estaba consigo.
-
¡Kay!- lo llamó.
Miljen
yacía a un lado del pedestal, aturdido por lo que acababa de ocurrir, no le
importaba que el templo se estuviera viniendo abajo, su misión había fracasado.
Kay se le acercó y lo miró detenidamente.
-
¿¡Kay que haces ahí!? ¡¿Acaso quieres que te maten?! ¡Vuelve! ¡Tenías razón, es
solo nuestro enemigo! ¡Ven! ¡Antes que todo se venga abajo y ya no podamos
salir!
Kay
no le prestó atención y continuó observando a Miljen,
-
¿Qué me miras, inútil? Me desquitaré contigo, despojándote de tu vida.
Kay
hizo oídos sordos, Miljen notó algo extraño en aquel chico, no estaba actuando
de manera normal. El joven elemental dio media vuelta y caminó pocos pasos
hacia el pedestal de la espada.
-
¡¿Qué intentas hacer?!- se burló Miljen entre medio de su sufrimiento.
-
¡Kay! ¡Ven para acá!- siguió gritando Sony a más no poder.
El
suelo se desmoronó por completo, Sony no tuvo más remedio que ir hacia la
salida, la plataforma se mantenía en su lugar.
‘’Oh no, ¿Qué haremos ahora?, ¡todo esto es tu culpa Kay!’’ pensó Sony.
‘’SOLO puede ser portada por un rey o un dios’’ recordó Kay y a
continuación tomó el arma con sus dos manos.
-
¿La vas a sacar? No me hagas reír- le dijo Miljen.
Y
Kay lo hizo. La quitó de su lugar sin dificultades.
La reacción de Sony y de Miljen fue exactamente la misma, creían estar pasando por una broma de muy mal gusto.
La reacción de Sony y de Miljen fue exactamente la misma, creían estar pasando por una broma de muy mal gusto.
-
Kay…- susurró Sony desde su lugar.
-
Imposible, es… es… imposible- musitó Miljen con profundo temor.
El
joven elemental del fuego acarició la hoja y el filo de la increíble reliquia,
su estado era similar al de un nene con juguete nuevo, pero había mucho más que
eso. La espada divina brilló en intensidad, Kay creyó que se trataba de una
señal de gratitud por haberla quitado de su lugar… otra vez.
-
No puedo creerlo- sonrió Kay sin parar de contemplar su tamaño y su peso. El
mango era de oro puro y la hoja (de 1 metro y medio de largo) se dividía en dos
materiales: plata y bronce, uno de cada lado. En el centro del mango de la
espada yacía un signo, no parecía ser azteca, sino de algún otro sector
antiguo.
-
Tú eres el verdadero portador- le
dijo Miljen- Es imposible, yo utilicé aquella espada siglos antes de que tú
nazcas. Ni siquiera tu ancestro Montarnen era capaz de tocarla con sus manos…
Kay
no le respondió, se mantuvo serio y apuntó a su enemigo con la espada, Miljen
se estremeció pero no lo demostró. El joven cambió la posición y señaló el
cielo con el arma, los tres guerreros aparecieron sanos y salvos fuera del
templo. Y allí, alguien los esperaba.
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