martes, 6 de diciembre de 2016

El Quinto y Último Sol: CAPÍTULO 17.



El Quinto y Último Sol: CAPÍTULO 17. 

Una vez atravesaron el cuarto sol sin problemas, entraron en un nuevo pasillo, tan angosto que los obligaba a ir uno detrás de otro; Miljen yacía adelante, le seguía Sony y luego Kay. Estos dos últimos posaban sus miradas sobre el Redentor, cautelosos y anonadados. ¿Qué estaba tramando realmente?
- Me incomoda que me miren así- les dijo Miljen sin apartar la vista del frente.
Los JEN tragaron saliva al unísono, pudo oírse el sonido de las nueces al deslizarse por la garganta.
- ¿Por qué lo haces?- se animó Sony a preguntar.
- No es una respuesta que quieran escuchar.
- Voy a ser sincero… por un momento me olvidé que eras mi enemigo y tus intensiones se volvieron buenas. Eres un maestro del engaño. 
- Así es.- Miljen intentaba responder lo menos posible.
- Además- continuó Sony con fervor- ¿De que te sirve a ti tenernos con vida? Conoces las trampas, conoces la espada, eres su legítimo portador, conoces a la perfección la mitología azteca y su templo. Nosotros solo somos estorbos…- Kay quiso interrumpir, pero Sony no lo dejó- Es la verdad, no nos necesitas. - Miljen se quedó mudo- ¿Por qué nos salvaste en el tercer sol entonces?
Miljen no supo que responder.
- Basta, Sony- le ordenó Kay- Es importante llegar sanos y salvos a la superficie, él aceptó nuestra ayuda como nosotros a la suya. Los horrores que debe ocultar el quinto sol deben ser terribles… después de esto, las cosas serán como antes.
Miljen Morgán se apenó y observó la antorcha con el fuego grisáceo que llevaba en su mano, finalmente habló.
- Este es el fuego sagrado de los aztecas, los sobrevivientes a la catástrofe del tercer sol lo tuvieron, junto a una mata de maíz. Es la clave para sobrevivir hasta el final, es un símbolo de supervivencia. A veces hacemos todo para persistir, para cuidar a nuestros seres queridos… somos capaces de todo. Yo lucho para defenderlos.
- ¿Y a quien quieres?- preguntó Sony.
José Morgán tragó saliva mientras el sudor comenzaba a salir de los poros de su piel, sabía que en cualquier momento la marca volvería…
- Ya estamos por llegar- dijo. Y tenía razón, el último tramo del pasillo los conducía a una puerta, probablemente la última- El quinto sol: Olin Tonatiuh o el sol del movimiento. Fue el definitivo para los aztecas, es lógico pensar que la espada está aquí.
De repente, un gran temblor sacudió las paredes y las desmoronó hacia afuera, el espacio se expandió, los tres elementales se precipitaron en correr hacia el final del recorrido. Miljen se detuvo en medio del camino y totalmente dolorido, comenzó a agonizar.
- ¡Miljen!- le gritó Sony.
- ¡Vámonos, déjalo!- le dijo Kay y lo tomó del brazo a la fuerza.
Miljen Morgán continuó allí, inmóvil, sufriendo un gran dolor en su pecho. Impotente y triste, Miljen lloraba. Los JEN lo observaron detenidamente.  
- ¡Pensé que podría detenerlo un poco más!- a continuación un perturbador tatuaje cubrió todo su brazo y parte de la cara. Justo antes de que esto ocurra, Miljen señaló la puerta sellada y le lanzó un hilo de hielo que la destruyó- ¡Váyanse!- gritó y tiró la antorcha al suelo.  
Kay y Sony, confundidos y sin saber que hacer, lo dejaron allí. Observaron como los escombros cayeron sobre Morgán, mientras este gritaba al borde de la locura. Kay sintió culpa por haberlo dejado; en un sueño lo había salvado de la muerte, ¿Por qué no en la vida real? Tal vez la realidad de Miljen Morgán era un tanto más desagradable.    
Aún así, no se desanimaron. Tras tanto parloteo y desafíos insuperables, llegaron finalmente al último salón. En una columna frente a ellos yacía el nombre: ‘’Olin Tonatiuh’’ y más adelante lograron contemplar una figura distorsionada que brillaba intensamente…
El primer pensamiento que se les cruzó por la cabeza fue si se trataba verdaderamente de la espada divina o si solo era una prueba más que habría que superar. El momento más significativo de todo este viaje comenzaba. Se lamentaron que Natal no estuviera allí para poder contemplarlo con sus propios ojos. El nuevo salón no era tan grande como el tercer sol pero si ocupaba unos cincuenta metros; el techo estaba dañado y había masas de tierra en los bordes de la habitación, cuatro antorchas iluminaban al sector por completo. A unos metros hacia la derecha, había un pedestal sobre una gran plataforma, el techo se alzaba metros y metros hacia arriba, era enorme. Lo que más les llamó la atención fueron los fragmentos de una antigua escalera, desparramadas por toda la habitación, además de peñascos que debieron de haber sido parte de ella. Kay se mantuvo callado y Sony notó que algo estaba ocultando, pero no quiso presionarlo.
- Es increíble- dijo Sony- ¡Mira Kay! ¡Allí está! ¡Lo logramos!- dio un paso al frente y Kay lo retuvo.   
- No debemos apresurarnos, recuerda que estamos en un templo azteca, y por todas las cosas que hemos pasado, supondría que la espada está custodiada.
- Entonces… ¿Qué conviene hacer?
- No lo se, hay que pens…
De repente un gran disturbio interrumpió la conversación, las rocas que yacían en el pasillo por donde habían venido se sacudieron y se desparramaron por todos lados, acompañadas de múltiples fragmentos de hielo. Miljen Morgán aparecía nuevamente, notaron una gran diferencia en su aspecto, en su rostro… en su mirada, sus dientes; como si se tratara de una persona completamente diferente. Los dos ojos de Miljen penetraron sobre los dos JEN, quienes lo observaron detenidamente.
- Sobrevivió…- susurró Sony.
- ¿Y eso te sorprende?- le dijo Kay.
- No, por supuesto que no, solo decía…
Miljen Morgán avanzó hacia ellos, lleno de rencor. Y a continuación se detuvo por sí solo, perplejo por lo que había descubierto: La espada, ¡su espada! a pocos metros en la cima de un pedestal, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, totalmente malévola.
- Ha llegado la hora de que tome lo que me pertenece por derecho- dijo.
Miljen cambió la dirección y fue hacia la espada, Sony reaccionó inmediatamente y fue a hacerle frente.
- ¡Sony!- gritó Kay tratando de evitarlo, pero ya era demasiado tarde.
- ¿Qué quieres?- le preguntó Miljen al joven.
- No lo entiendo, hace un rato parecía que…- Sony sacudió la cabeza y siguió- ¿Y ahora? ¿Todo fue un engaño?  
- Apártate de mi camino, humano.
- No, aquí me quedaré hasta que me respondas.
Morgán no lo hizo, en vez de ello, lo golpeó en la cara con una de sus habilidades elementales y lo dejó atolondrado en el suelo. Kay fue en su ayuda, Miljen continuó caminando.
- ¡Basura!- le gritó Kay y le lanzó una llamarada mientras llevaba a Sony en sus brazos, Miljen Morgán ni se mosqueó y un peñasco de hielo lo cubrió para defenderlo del ataque.
Kay creyó estar viviendo otro sueño, pues del interior del suelo surgió una nube azul oscura y rodeó toda la habitación en un santiamén. Un sonido perturbador y extremadamente agudo fue causado por esta gran nube de vapor. Kay cubrió con sus brazos los oídos de su amigo, mientras este aún se encontraba desmayado, e intentó tapar los suyos con las palmas de las manos. Morgán, en cambio, ni se mosqueó.
- Este viejo truco, ¿otra vez?- dijo y alzó sus dos brazos hacia arriba, toda la nube fue absorbida por las palmas de sus manos- No volveré a caer, robé algunos artefactos tecnológicos de esta época para que fueran de ayuda- Kay pudo contemplar unos guantes grises especiales.  
A medida que Miljen avanzaba, distintas extrañas criaturas se presentaban. Hechas de tierra y roca, con ojos rojos y oscuros, hombres construidos con la nube azul oscura. Eran veinte y todos ellos caminaron lentamente (como zombies) hacia él.
Morgán volvió a utilizar sus inimitables habilidades y derrotó a todos estos individuos inmediatamente: se agachó y colocó ambos brazos hacia cada lado; formas puntiagudas de hielo perforaron a cada uno de estos seres.
Sony despertó y observó lo que estaba sucediendo, sin siquiera detenerse a pensarlo, se soltó a la fuerza de su amigo y se interpuso ante Miljen por segunda vez.
- ¡Demonios, Sony!- Kay también corrió hacia allá.
- ¿Tú de nuevo?- frunció el ceño Morgán.
- No dejaré que sigas.
Morgán lo atacó con las mismas formas puntiagudas, pero esta vez, Sony se defendió con todas su fuerzas (efectuando una diminuta capa de lava). El hielo se derritió cuando chocó contra el escudo. Y sorpresivamente, nuevas estructuras picudas lo tomaron por detrás y perforaron levemente sus gemelos. Sony lanzó un gemido de dolor y cayó al suelo de rodillas.
- Eres persistente, joven JEN- Morgán abandonó la pelea y empezó a subir los escasos escalones que conducían a la plataforma.
En ninguno de los dos jóvenes estaba la idea de rendirse, Sony insistió una vez más, dejando a Miljen impresionado. Ejecutó una bola de lava y se la lanzó para que se viera obligado a esquivarla, luego surgieron dos alas de su espalda que lo impulsaron hacia el pedestal.
Cuando Miljen volvió en sí, contempló al JEN frente a la espada, con los gemelos sangrándole y las dos alas grisáceas en su espalda.   
- ¡NO!- le gritó.
Sony la tomó con las dos manos e intentó quitarla de su lugar. El instante en que lo hizo, hubo un completo silencio; Kay y Miljen estaban a la expectativa.
Pero no hubo caso, la espada parecía estar aglutinada a la roca, Sony se desanimó por un momento, pero estaba dispuesto a defenderla a toda costa.
Miljen lanzó una carcajada.
- ¿Cómo pude ser tan tonto y haberme olvidado?
Sony, entre dientes, le gritó.
- ¡¿Qué es tan gracioso?!
- Hay una razón por la cual no pudiste tomar la espada- comenzó Morgán- Cuando el Oscuro fue derrotado, algunos elementales se desesperaron por abusar de los poderes de la espada para someter a las monarquías de esa época. Yo, Dimitrion y Pedro estuvimos en contra de dicha decisión y los acusamos con el mago. Esto provocó una RUPTURA entre los elementales. El mago intervino y me arrebató la espada, volvió a colocarla en el templo azteca y borró de mi mente su ubicación. Nos anunció que a los dioses aztecas no les gustó nada lo que había pasado por lo que implementaron un nuevo precepto: ‘’SOLO SU VERDADERO PORTADOR PODRÍA QUITARLA DEL PEDESTAL’’. Yo sospecho que todas esas trampas mágicas e ilógicas no fueron obra de los aztecas, sino que las hizo él para asegurarse de eso. En ese momento estuve de acuerdo y me marché junto a Dimitrion para vagar por el mundo, nuestro líder, el que encabezaba la oposición, desapareció y Pedro se mantuvo junto al mago por un tiempo.   
- ¿Ruptura entre elementales?- preguntó Sony, aguantando el dolor en los gemelos.
Miljen asintió y en su descuido, Kay lo atacó por detrás con una bola de fuego, pero su enemigo se adelantó y le congeló los brazos y las piernas para que no vuelva a molestarlo.
- ¡No me importa lo que hayan vivido los de antes, somos la nueva generación y lo que pase ahora es nuestra responsabilidad!- gritó Sony y posó sus dos palmas en el suelo. Al instante, un mar de lava se manifestó y comenzó a descender por los escalones, como el agua en un río- ¡No pasarás!
Los ojos de Miljen se llenaron de odio, la tenebrosa mirada de aquel sujeto estremeció al joven Sony, quien siguió intentando quitar la espada sin éxito.     
El antagonista apretó los puños y dijo en voz alta: ‘’Olin Tonatiuh’’ durante cinco veces…
La habitación se agitó súbitamente, un gran temblor emergió, mejor dicho, un terremoto. Gigantescos peñascos del templo comenzaron a caer y a demolerlo todo.
El suelo se abrió en dos, en el abismo figuraba una ola de fuego gris y destrucción. La nube azul oscura danzaba sobre el averno con total libertad. Kay, inmóvil, se horrorizó.
Morgán dio un exorbitante brinco hacia el pedestal (evitando las masas de lava), luego cayó y golpeó a Sony con un puñetazo. El joven quedó fuera de la plataforma y la acción de sus alas amortiguó su caída; las masas de lava desaparecieron apenas impactó contra el suelo.
- Finalmente llegó el momento. Espada divina… ¡He vuelto por ti! Una vez más, te tomaré y cumpliremos con lo pactado.
Entre furia y desesperación, Kay sintió que les había fallado a todos. Sony recuperó la cordura y ayudó a su amigo (uniendo poderes) a derretir los fragmentos de hielo que le impedían moverse. (Kay generaba calor desde sus brazos atrapados y Sony lo cubría con lava desde el exterior)
- Gracias- le dijo Kay.
El terremoto creció en intensidad, las paredes se vinieron abajo y gran parte del techo también. Sony buscó a sus alrededores alguna forma de escapar; Kay, en cambio, miraba detenidamente a Miljen frente al pedestal.
- Le fallamos a Natal, Sony- dijo.
- Vamos Kay, no importa eso ahora, hay que huir. Después veremos como hacemos, pero primero tenemos que pensar en nuestras vidas. ¡Aguarda!
Sony continuó buscando sin ayuda de Kay, quien le pesaba su propio cuerpo ante la impotencia de no poder hacer nada.
- Nosotros te volvimos a colocar allí- le dijo Miljen a la espada, como si tuviera vida propia- ¡Qué estupidos fuimos al desperdiciar tu gran poder! ‘’Tlatipactonatiuh, Ehecatonatiuh, Xiuhtonatiuh, Atonatiuh y Olin Tonatiuh’’ los cinco soles que te resguardaron durante generaciones permiten a un simple mortal tomar al arma de los dioses por segunda vez- Miljen colocó una única mano en el mango de la espada, signo de su orgullo incalculable- Ahora, espada de Quetzlcóatl… unámonos.
Los ojos de Kay y Sony se abrieron como platos, una sensación desconocida recorría su interior, aunque no imposible de explicar.
Miljen hizo fuerza para quitar de su lugar a la espada más codiciada de todos los tiempos…     
Los oídos de Kay se dejaron llevar por una armonía muy suave, la cual sonaba en su cabeza, todo lo demás no importó y fue silencio. Sony encontró una salida a tan solo diez metros de donde se encontraban, no había puerta, parecía haber sido destruida. Le avisó a su compañero, que en un principio estaba en una clase de trance, y al ver que no reaccionaba lo tomó del brazo derecho a la fuerza y lo llevó hacia su salvación.
‘’El mundo es una caja llena de sorpresas’’ le habían dicho a Kay cuando era chico, un anciano disfrazado de payaso que lo cruzó solo en un parque de diversiones.     
Y este día, Kay lo comprobó. Miljen Morgán NO PUDO sacar la espada de su lugar, intentó de mil formas sin lograr nada, le lanzó conjuros, la tomó con ambas manos, utilizó todas sus fuerzas… y aún así, la espada seguía en su lugar.
- No… yo soy tu portador. ¿¡Por qué no permites que te utilice!?- Morgán estaba al borde del llanto y la locura.
- No pudo hacerlo, no lo entiendo- dijo Sony, deteniendo el paso, quien también vio aquello sin poder creerlo. Enseguida volvió a correr hacia la salida.
Aquella abertura, antiguamente era una puerta sellada que había sido destruida, lo notaron cuando vieron los pedazos de ella a su alrededor, en estado viejo, húmedo y de putrefacción.     

‘’El verdadero portador apareció y utilizó su poder para acabar con la oscuridad (…) ’’
‘’La espada enterrada, la espada mágica encontrada por un solo hombre, su poder es enorme (…) ’’
‘’ ¡¿ESTOS DOS IDIOTAS SON LOS JEN?! (…)’’
‘’ Cuidado con lo que sueñas, joven Montarnen. El límite entre la realidad y la fantasía es tan fino como un hilo dental. Recuerda eso… (…) ’’    
‘’ ¡MIREN! (…) ’’
‘’Tu padre estaría orgulloso de ti, Kay. No dejes que te absorba el pasado, enfócate en quien eres y construye quien serás (…) ’’

Todos esos recuerdos invadieron la cabeza de Kay, eso y muchas imágenes de momentos vividos.
Sony soltó a Kay una vez creyó que había recuperado la consciencia y podía correr por su cuenta. Pero Kay se detuvo, pensativo; se dijo para sí mismo:
- ¿Podría ser que…?
Sony llegó a la salida y cuando reaccionó se dio cuenta que su amigo no estaba consigo.
- ¡Kay!- lo llamó.
Miljen yacía a un lado del pedestal, aturdido por lo que acababa de ocurrir, no le importaba que el templo se estuviera viniendo abajo, su misión había fracasado. Kay se le acercó y lo miró detenidamente.
- ¿¡Kay que haces ahí!? ¡¿Acaso quieres que te maten?! ¡Vuelve! ¡Tenías razón, es solo nuestro enemigo! ¡Ven! ¡Antes que todo se venga abajo y ya no podamos salir!
Kay no le prestó atención y continuó observando a Miljen,
- ¿Qué me miras, inútil? Me desquitaré contigo, despojándote de tu vida.
Kay hizo oídos sordos, Miljen notó algo extraño en aquel chico, no estaba actuando de manera normal. El joven elemental dio media vuelta y caminó pocos pasos hacia el pedestal de la espada.
- ¡¿Qué intentas hacer?!- se burló Miljen entre medio de su sufrimiento. 
- ¡Kay! ¡Ven para acá!- siguió gritando Sony a más no poder.
El suelo se desmoronó por completo, Sony no tuvo más remedio que ir hacia la salida, la plataforma se mantenía en su lugar.
‘’Oh no, ¿Qué haremos ahora?, ¡todo esto es tu culpa Kay!’’ pensó Sony.
‘’SOLO puede ser portada por un rey o un dios’’ recordó Kay y a continuación tomó el arma con sus dos manos.  
- ¿La vas a sacar? No me hagas reír- le dijo Miljen.
Y Kay lo hizo. La quitó de su lugar sin dificultades.
La reacción de Sony y de Miljen fue exactamente la misma, creían estar pasando por una broma de muy mal gusto.
- Kay…- susurró Sony desde su lugar.
- Imposible, es… es… imposible- musitó Miljen con profundo temor.
El joven elemental del fuego acarició la hoja y el filo de la increíble reliquia, su estado era similar al de un nene con juguete nuevo, pero había mucho más que eso. La espada divina brilló en intensidad, Kay creyó que se trataba de una señal de gratitud por haberla quitado de su lugar… otra vez.  
- No puedo creerlo- sonrió Kay sin parar de contemplar su tamaño y su peso. El mango era de oro puro y la hoja (de 1 metro y medio de largo) se dividía en dos materiales: plata y bronce, uno de cada lado. En el centro del mango de la espada yacía un signo, no parecía ser azteca, sino de algún otro sector antiguo. 
- Tú eres el verdadero portador- le dijo Miljen- Es imposible, yo utilicé aquella espada siglos antes de que tú nazcas. Ni siquiera tu ancestro Montarnen era capaz de tocarla con sus manos…
Kay no le respondió, se mantuvo serio y apuntó a su enemigo con la espada, Miljen se estremeció pero no lo demostró. El joven cambió la posición y señaló el cielo con el arma, los tres guerreros aparecieron sanos y salvos fuera del templo. Y allí, alguien los esperaba. 

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