El Enfrentamiento
con Miljen Morgán: CAPÍTULO
18.
Afuera,
en la superficie, el sol se alzaba con todo su esplendor, iluminando las
montañas a lo lejos e incrementando las sombras de las columnas del pueblo
devastado. La ruta 7 estaba desolada, como de costumbre en aquellos días, no
había vehículo alguno que la transitara.
Sony
sintió una importante punzada en los gemelos cuando aterrizaron, refregó su
rostro, repleto de arena por el impacto tras la tele transportación e identificó
a un individuo enfrente de él. Aquella persona le estaba ofreciendo un pañuelo
para limpiarse. Se trataba de Dick Natal.
-
Vaya que se tardaron- dijo sonriente.
-
Natal- lo reconoció Sony y se dispuso a toser, Natal le dio unas palmaditas en
la espalda para que se le pasara.
-
¿Te encuentras bien?
-
Si, creo que si. ¿Dónde están los demás?
-
¿Los demás?
-
Kay y Miljen Morgán…
-
¡¿Morgán ya está aquí?!- frunció el ceño el profesor.
-
Y no creerás todo lo que pasó…
De
repente, un fenómeno muy extraño surgió en el aire (como si lo deformara) y
aparecieron dos nuevos individuos, Kay y Miljen. Ambos cayeron al suelo de
espaldas, al mismo tiempo, el templo azteca regresó a las profundidades de la
tierra. Kay fue el primero en levantarse, se llenó de alegría al ver a sus dos
amigos sanos y salvos.
-
¡Natal!- exclamó Kay- ¡Estas vivo! ¿Cómo hiciste para escapar?
-
Joven Montarnen- le respondió Natal con incertidumbre y observo con
detenimiento el arma que el muchacho llevaba en su mano derecha- Les voy a
contar cuando ustedes me expliquen eso- señaló a la espada.
-
¿Esto?- dijo el joven, alzando la increíble reliquia- Aún no se con exactitud
que fue lo que pasó, lo único que puedo decirles es que con un simple sueño
cambié el rumbo de las cosas y me volví el único portador de la espada.
Natal
hizo una risa sarcástica. Kay lo miró.
-
Tarde o temprano tenía que pasar- le dijo- Una vez el mago me dijo que los JEN
iban a ser capaces de alterar la realidad a su semejanza, mediante sueños.
-
¿Alterar la realidad?
-
Presenciar el pasado, vivir todo el presente en todo espacio y en todo tiempo,
o revisar el futuro. Así me lo dijeron. No les dije nada porque aún no estaba
muy seguro si dichas habilidades iban a manifestarse tan temprano, no quería
preocuparlos.
Morgán
estaba con los codos sobre la tierra, en cuatro patas, pensativo y solemne.
-
¿Lo trajiste? ¿Por qué?- preguntó Sony.
-
No lo se, no podía dejarlo morir allí- respondió Kay- Hay algo raro en él…
Natal
estuvo apunto de hablar pero fue interrumpido por Sony.
-
Está loco. Eso es todo. Sin ofender, Natal. Pero tantos años de vida deben
afectar de alguna forma…- realizó una pausa y cambió de tema- Hay algo que me
intriga. ¿Qué fue lo que te motivó a sacarla del pedestal?
-
Una voz en mi cabeza… la misma que me dijo como respirar bajo el agua en el
cuarto sol. Creo… creo que era mi padre.
Él me ayudó, Él me incitó a que fuera por la espada y la tomará, que solo su
verdadero portador podía hacerlo y que ese portador era yo.
-
Parece que tienen muchas cosas que contarme cuando volvamos- asintió Natal.
-
Hubiera sido mejor que la dejaras en el pedestal, el mundo estaría seguro ya
que solo tú podrías tomarla. Además, tus intensiones son buenas- Sony no podía
evitarlo, un poco de envidia sentía.
-
De no haber sido por la espada, estaríamos muertos bajo tierra… la tomé porque
creí que era la única forma de salvarnos y bueno, también quería probar algo-
luego le dio un leve puñetazo en el hombro a su amigo- ¡Te dije que estaba con
vida!
Natal
abrió los ojos como platos y observó a Sony, el muchacho tragó saliva,
nervioso.
-
¿Cómo lograste escapar?- le preguntó.
Natal
comprendió y respondió.
-
La batalla duró más de lo deseado. Huí y encontré una puerta subterránea, me
condujo a un amplio pasillo, repleto de escaleras. El vendaval me acechó y
volvimos a combatir, el choque de fuerzas hizo que el techo se desprendiera y
encontrara una salida para salir a la superficie. Logré que el vendaval se
quedara atrapado; por un momento tuve miedo, porque su fuerza comenzó a causar
temblores en el templo y temí que los afectara. Por suerte, desapareció.
Kay
y Sony pensaron que esa pudiera haber sido la razón por la cual Morgán fue
aplastado por las rocas en el pasillo antes de llegar al quinto sol.
-
Yo creo que aún hay mucho de que hablar…- dijo Kay.
-
¿Y cómo hicieron para salir del templo?- preguntó Natal, inconforme.
-
Habilidad de la espada, así es como hicieron el templo en la Argentina creo yo…
-
SI NO PUEDO TENER LA ESPADA, NADIE LA TENDRÁ- Miljen se levantó finalmente, el
tatuaje en su rostro brillaba y sus ojos rojos ya no tenían pupilas.
Kay,
Sony y Natal contemplaron al Redentor. Este último tomó el oscuro cuerno que
estaba atrapado en su mejilla derecha y se los enseñó, bañado en sangre.
-
No es mía…- dijo, exhibiendo sus inmensos colmillos. A continuación, dibujó un
círculo en la tierra, del tamaño de una fuente; lanzó su cuerno al interior, el
cual quedó atascado sobre la tierra, y luego alzó ambos brazos. Una gran cantidad de nubes se condensó en el
cielo y se volvieron lluvia y granizo.
-
¿Qué estas haciendo?- exclamó Sony.
Otras
nubes bajaron de los cielos hacia el círculo y se transformaron en hielo, algo
fantástico y preocupante sucedió: millones y millones de pequeños fragmentos de
hielo comenzaron a colisionar entre sí.
Natal
se sobresaltó.
-
El cuerno que está justo en medio del círculo es una conexión a tierra, mejor
dicho, es conductora de electricidad, quiere atraer un rayo…
-
Muy bien, Pedro- le dijo Morgán, sin apartar la vista del mágico espectáculo-
Mi cuerno es de hierro, un material conductor de electricidad. ¿Sabían que los
rayos se deben a incontables choques entre pequeños pedazos de hielo que se dan
en la atmósfera? Solo necesito generar una fuerza eléctrica que caiga
directamente sobre el cuerno.
-
¿Para qué?
-
La sangre…- recordó Kay- Es la mía.
-
Exacto, joven portador- le dijo Morgán- Ni tu espada podrá combatirlos esta
vez…
Se
oyeron algunos relámpagos provenir de las los fragmentos de hielo
entrechocándose y las nubes que los cubrían.
La
lluvia se tornó negra, como aquella vez… y el círculo brilló en un
tono verdoso. A los elementales, todo esto les resultó muy familiar.
La
tierra que integraba el círculo verdoso comenzó a abrirse, a desmoronarse.
-
¿Alguno sabe por qué ocurrieron tantas muertes por la crisis del agua?-
preguntó Miljen Morgán- Soy el Redentor, el liberador de la especie oprimida,
mi plan divino comenzó mucho antes de encontrarme con ustedes por primera vez.
-
Eres el responsable…- dijo Natal entre dientes.
-
Envenené los mares y océanos con mi sangre, a causa de eso, ¡muchas familias
murieron y yo me hice con una inmensa cantidad de seres vivos!
-
¡¿Con qué motivo?!- gritó Sony.
-
Hubo tres razones: la primera para que los Estados estén ensimismados en
enfrentarse entre ellos e ignoren los actos de La Cruz, la segunda para que
tenga efecto lo que estoy haciendo ahora, y la tercera… bueno, no puedo decírselas. Solo puedo
confesarles que se relaciona con las fuerzas
armadas de toda la G.N.U.M…
-
¿Qué hiciste desgraciado?
Morgán
cambió de tema.
-
Tengo que confesar que solo no lo habría logrado. Una jovencita me ayudó mucho
a entender la función de los rayos…
-
¿Una… jovencita?- preguntó Kay anonadado.
-
Es irónico que se haya sacrificado intentando evitar lo que, en cierto modo, me
ayudó a completar.
Kay
y Sony sintieron un importante retorcijón en el estómago.
-
Jessica… ¿Cómo?- preguntó Sony, inclinándose hacia atrás.
-
La noche que se dirigieron a la isla Sarmander, persiguiendo a Dimitrion, la
encontré sola en una gran mansión. Le dije que también era un elemental y me
ayudó a perfeccionar ciertas habilidades. Estaba desesperada por ayudarlos, así
que, en agradecimiento, la llevé hasta la Isla voladora. Una verdadera lástima…
elementales tan talentosos se conocen una vez cada cien años.
Sony,
al borde de la cólera, intentó crear una ola de lava pero fue retenido por el
insoportable dolor en los gemelos. Natal fue a socorrerlo.
-
¿Estas bien? – le preguntó. Sony asintió, sudando.
-
Yo me encargo, ambos están débiles aún- dijo Kay, dando un paso hacia delante,
tomando al mango de la espada con ambas manos y apuntando a su enemigo- Natal,
revisa las heridas de Sony. Esta vez, yo los protegeré…
Kay
corrió en dirección a Morgán, este se adelantó y saltó por los aires,
alejándose del círculo. En ese momento, Kay intentó destruir el cuerno pero fue
retenido por una bola de hielo que lo atacó por la espalda. Morgán ejecutó una
serie de bolas de hielo que llovieron sobre el joven elemental. Kay, sin
necesidad de usar sus poderes y con gran dificultad, usó la espada para
bloquearlas; fue inevitable que recibiera algunos golpes. La espada, en cambio,
era resistente a cualquier cosa. Por accidente, agitó al aire con el arma, y la
misma serie de bolas de hielo apareció nuevamente, pero esta vez, acecharon al
Redentor. Morgán las manipuló y las mezcló, formando una gigantesca bola de
hielo, del tamaño de un automóvil. Kay se distrajo por unos segundos cuando
descubrió que la espada podía replicar ataques y tardó en reaccionar. Pero
Morgán no devolvió el favor, dejó la gran bola a un costado y corrió hacia el
portador. Lo que aconteció después fue bastante intenso, cuerpo a cuerpo.
Redentor contra Portador. Kay utilizaba la pesada espada a duras penas y Morgán
se aprovechaba de sus movimientos lentos para embestirlo con lanzas u otros
elementos filosos, hechos de hielo (las cuales se deshacían apenas tocaban la
espada divina). Kay, anonadado, combinó sus poderes en el fuego con la ofensa
de la espada para tener mayor ventaja.
Mientras
tanto, Natal revisó y desinfectó las heridas de Sony con un botiquín de
primeros auxilios.
-
Tendrás que ir al médico cuando volvamos…
Sony
asintió.
-
Apresurémonos, no podemos dejar a Kay solo con ese desquiciado.
-
Yo digo lo contrario, podemos aprovechar la distracción de Miljen e intentar
evitar lo que esté pasando en ese círculo extraño- juntos, fueron a
detenerlo.
Morgán
lo notó y rápidamente señaló la gigantesca bola de hielo que había apartado;
esta comenzó a deformarse hasta conformar un espécimen nuevo. Morgán pateó a
Kay en el pecho y corrió hacia su creación para darle forma con un soplido. En
un santiamén, las partes se fueron armando: los brazos, las piernas y la cabeza
(con tres agujeros como los ojos y la boca) formando a un auténtico hombre de
hielo o si es por su altura que traspasaba los veinte metros, un… gigante de
hielo.
-
Santo dios…- exclamó Sony. El gigante los atacó al instante, Natal retuvo sus
movimientos con ráfagas de aire.
-
Maravilloso. ¿No lo creen?- dijo Morgán, posado sobre el hombro de la criatura.
Sony
aún estaba muy débil para utilizar sus poderes y Natal tenía la responsabilidad
de cargarlo. Intentó sobrevivir a todos los ataques del gigante, el cual
aplastaba un pedazo de tierra con tanta fuerza que desprendía algunas partes de
su cuerpo y estas se volvían agua.
-
¡Ustedes vencieron a Dimitrion, esto les tiene que resultar fácil!- se burló su
adversario.
Kay
apareció y le cortó los gruesos tobillos, una vez perdió el equilibrio y cayó
de rodillas, le atravesó el estomago. La espada brilló, Morgán dio un zancazo
antes de que eso sucediera.
-
Gracias- dijeron Natal y Sony al unísono. Kay sonrío. Pero no hubo más tiempo
de conversación…
El
rayo apareció entre las nubes y penetró sobre el cuerno de hierro; la tierra se
abrió y de ella surgieron… miles y miles de monstruos indescriptibles, como las
hormigas huyen del hormiguero. Al mismo tiempo, el gigante de hielo se
reconstruyó por sí solo y se auto-dividió, conformando tres criaturas más con
menor tamaño. Eso no era todo, el grupo La Cruz se aproximaba desde el este,
los refuerzos de Morgán habían llegado. Los elementales, asustados, hicieron un
triangulo, espalda con espalda, defendiéndose los unos a los otros. Natal
recordó las grandes habilidades de sus camaradas, pensaba que en comparación
con sus antepasados de la edad media, había un nivel muy parecido. Esto lo
ayudó a animarse, a pesar de estar en desventaja con los números.
Los miembros de La
Cruz, dudosos, se acercaron a su líder y los horribles individuos que habían
surgido de la tierra conformaron sus filas. Morgán creó un nuevo cuchillo de
hielo y dijo.
- Lo que Dimitrion no pudo, yo lo hice. El ritual de
los malditos está completo- la tierra se abrió aún más, un camino descendía
hacia el abismo (por donde provenían estos seres), las nubes y la lluvia negra
desaparecieron; el resplandor verdoso se deslizaba bajo los pies de los
monstruos como si fuera humo- LOS NARSOGS REGRESARON A LA VIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Comenta si te gustó!