viernes, 23 de noviembre de 2018

Cuenta Regresiva para la Reconstrucción: CAPÍTULO 28.



Cuenta Regresiva para la Reconstrucción: CAPÍTULO 28.

Apenas Fix notó el cristal titilando, miró hacia todos lados y lo utilizó para desaparecer sin que nadie lo notara, aunque hubo alguien que sí lo hizo y ese alguien fue Fismut.

Hariet yacía ocupado reordenando los ejércitos para la etapa final de la batalla. Hélen lo acompañaba. Todos habían dejado al Profeta allí, solo y al borde de la muerte.

Fix Úrdigan apareció a su lado y dio un respingo del susto apenas lo vio tirado.

- ¡Mentor! – gritó y se sintió un estúpido al hacerlo porque aquello delataba su paradero, nadie lo oyó.

Los miles y miles de sujetos a favor del Único yacían recorriendo las calles destruidas detrás de su amo, en dirección a las fuerzas aliadas.

Nadie les hacía caso al moribundo y al Ryano.

- F-Fix – susurró Rak débilmente.

El joven Ryano prestó atención y antes de volver a escucharlo, se apresuró en formar el círculo de los magos (de color violeta) para intentar curarlo.

- No – exclamó el Profeta, casi sin fuerzas. Morris salió de la ropa de Fix y miró a Rak con tristeza. Fix dejó las manos suspendidas en el aire, sin comprender- E-esto e-es lo que te-enía que pasar.

- El golpe te aturdió la cabeza- le dijo Fix con enojo- Voy a cerrarte esa herida y volveremos con los demás.

- N-no- repitió Rak, su barba violeta estaba manchada de sangre y suciedad, balbuceaba y por cada respuesta, liberaba un hilo de baba. Movió el brazo con dificultad y le tocó el pecho a su pupilo- T-tú… se-serás e-el nuevo pro-profeta.

- Tienes que descansar, Rak. Realmente no sabes lo que dices- insistió Fix con lágrimas en los ojos. Morris estaba igual y se posó a un lado de la cabeza del sujeto con el cabello violeta.

- A-así lo planeé de-desde el momento en el que te conocí- confesó Rak- Serás m-mi sucesor- Fix apretó los dientes y miró el suelo. Rak lo tomó del mentón con delicadeza- Joven, ingenioso y decidido, vas a ser de mucha ayuda para los JEN.

Fix contenía la tristeza y cerraba los ojos cada tanto. Rak tomó al joven Ryano de la mano y la posó sobre su pecho.

- Un mago de otro planeta lla-llamado Amdor conformó un hechizo para traspasar los poderes de un individuo a otro. N-no te voy a mentir, cuando heredes mis habilidades, yo moriré.

Fix se echó para atrás y corrió la mano, anonadado y ofendido.

- Jamás.

- Fix… - tosió y sintió un intenso ardor en la garganta- Es la única manera.

- No la es. Puedes curarte y venir conmigo, ayudar en la lucha.

- Apenas puedo respirar, Fix- insistió Rak- No voy a servir de nada, acéptalo por favor. Piensa en tu gente y en tu madre, haz lo necesario para protegerlos, yo creo en ti. Se-serás un espléndido Profeta.

Fix volvió a acercarse.

- No vas a morir hoy.

Rak suspiró y sintió un intenso ardor en la herida del estómago. Fix intentó curarlo con la magia del Böju, pero aun siendo inexperto, no hubo caso. Intentó pedirle ayuda a Morris y este sólo podía aliviar el dolor, pero no curarlo. No había vuelta atrás para el Profeta.

- Los JEN te necesitan- habló Rak en un volumen más bajo.

Fix Úrdigan lo aceptó, suspiró durante medio minuto y cerró los ojos para despejar su mente.

- ¿Qué es lo que tengo que hacer?

- El cristal que te dí, colócalo sobre mi pecho- volvió a toser- Ha-hazlo rápido, no me queda mucho.

Fix obedeció y posó el cristal verde sobre el cuerpo de su mentor.

- Quédate así hasta que termine, yo pronunciaré el hechizo- le dijo Rak y antes de hacerlo, le sonrió- Demuéstrale al mundo de que están hechos los Ryanos- a Fix le resultó imposible no volver a llorar.

Rak pronunció unas palabras inentendibles en voz baja, el cristal brilló y no en su color natural, sino a través de un aura oscura. Rak Taigüen gimió del dolor y Fix se preocupó, sin embargo, sabía que era parte del ritual.
Morris se quedó observando con aquellos inmensos ojitos llorosos.

- Una cosa más…- Rak le indicó que acercara su oído para contarle un secreto, esto hizo el Ryano y una leve sonrisa dibujó su rostro.

El aura oscura salió del cuerpo del personaje con cabello y barba violeta, viajó a través del cristal hacia Fix, tardó varios minutos en completarse y antes de que la piel de Rak se empalideciera en exceso como si le hubieran quitado la sangre de sus venas y sus ojos quedaran plasmados y fijos mirando hacia la nada, le dijo a Morris.

- A-adiós, viejo compañero.

Rak Taigüen, el legendario Profeta, falleció con una sonrisa.

El proceso se completó y el cristal se hizo añicos. Morris se quedó plasmado y dio un salto al hombro del joven Ryano. Fix sintió una fuerza desconocida invadiendo su sistema, sus órganos y su piel. Se levantó con determinación y miró las manos de Rak, repletas de anillos y brazaletes.

Notó que el dedo índice de la mano izquierda de Rak no portaba anillo alguno, a diferencia de todos los demás en cada mano.

No tardó en forjar un portal con sus propias manos.


EL PACTO

Aquel abominable ser de mil metros de alto, repleto de barro, arcilla, carbón, piedras y otros elementos inexistentes en nuestro mundo dio un paso al frente y las calles retumbaron junto a los corazones de cada uno de los presentes.

Los Ryanos y humanos que estaban del lado del Oscuro, los mutantes y esqueletos no podían estar más a gusto con semejantes personajes de su lado.

Los agentes del caos se alinearon como una tropa de monstruos gelatinosos y siniestros, realizaron sonidos ahogados y espeluznantes, y esperaron la orden de su amo.

El titán monstruo, similar a Cronos de la mitología griega, también se quedó plasmado. Hubo una tensión horrible.

Hélen y Hariet se situaron al frente de las diez mil criaturas que luchaban para reconstruir la realidad.

Del lado de aquellos que luchaban por preservar la realidad existente, estaban las fuerzas aliadas, quienes habían enterrado a los muertos, habían parado para descansar y se alinearon rápidamente bajo las órdenes de los tres centinelas.

Los Elementales y los Ryanos con habilidades mágicas llegaron y se acomodaron con el resto. Los Ryanos estaban medio desorientados sin su líder Fix guiándolos y se preguntaron dónde estaba. No hubo inconvenientes ya que Fismut se encargó de suplantarlo y de integrarlos a las defensas del planeta Tierra.

Dayas vio a Müna y corrió directamente hacia ella, ambos se abrazaron con fervor. Ella estaba sudando, repleta de cortes y algunas manchitas de sangre, nada grave.

- Te tardaste- le dijo con una sonrisita débil. Dayas la besó en los labios con desesperación.

- No tendrías por qué estar aquí- le reprochó Él- No sabemos cuál será el resultado…

Müna le tapó la boca a su amado con los dedos de una forma muy delicada.

- Vine porque se juega toda la existencia de la humanidad, de ambas dimensiones- vociferó- Y porque ustedes salvaron a mi pueblo cuando no tenían que hacerlo, revelaron la verdad con respecto a Mongot y siguieron adelante.

Dayas no esperaba menos de Ella y se quedó mudo mirándola con amor. Mulón se acercó a ellos, era un hombre alto y robusto, con la barba y el cabello rubio (muy largo), una armadura plateada con la insignia del León; tenía una inmensa lanza en sus manos y dos ojos rojos totalmente naturales. También estaba herido y sucio.

- Regresaste… príncipe- dijo con cierta ironía; Dayas notó los celos y sólo se limitó a asentir- Cuando te pedí que fueras al Oszen a liberar a mi hija de los opresores como muestra de nuestra reciente alianza, no era para que…

- Papá, cállate- le ordenó Müna como si fuera uno de sus soldados. Mulón se quedó mudo por un segundo.

- Ese carácter es tan propio del de tu madre- se quejó y estrechó su inmensa mano para darle un apretón al príncipe- Bienvenido, hijo- Dayas sonrió y lo completó.

Sin embargo, sólo estuvo un tiempo con ellos, ya que otro individuo lo miraba con atención e incredulidad, era Mongot Borbán.

El Rey de Zimpat no se atrevió a acercarse, lleno de vergüenza, Dayas dio el primer paso y lo abrazó de improvisto. Mongot sonrió, lleno de felicidad de que no le guardara ningún rencor por lo que había hecho mientras Hélen lo manipulaba.

- Lo siento- se animó a decir Mongot, se separó de su amigo con pena y le entregó la corona- No la merezco.

Dayas la tomó y la observó, se le vinieron muchos recuerdos. Recordó cuando era más joven y se imaginaba a sí mismo recuperando el trono y venciendo a Minos, recordó a todas las personas que conoció para cumplir con aquel sueño y como terminó rechazándolo porque entendió que no lo merecía, más bien, merecía vivir algo diferente.

Mongot quiso inclinarse ante su nuevo Rey, pero Dayas lo detuvo, le indicó que inclinara un poco la cabeza (ya que era más alto que él) y le volvió a colocar la corona.

- Yo no puedo juzgar a quién antepuso a su familia antes que a los demás- le dijo Dayas, Mongot se puso derecho y asintió con determinación- Estás aquí, viejo amigo, en una dimensión que desconoces, ayudando a salvar el mundo. Eso es suficiente para mí.

Mongot asintió y Müna carraspeó. Dayas se percató de su presencia y la tomó de la mano.

- Te presento a la Reina Müna del Oszen, mi… novia- anunció. Mongot abrió los ojos como platos, sorprendido. Luego, se arrodilló ante Ella y le pidió disculpas por la invasión. A Müna no le importaba que lo haya hecho por su familia, muchos de los suyos habían muerto tras las invasiones, pero no era momento para pelear, y simplemente aceptó las disculpas.

Natal y Lepra se acercaron al Capitán Rojas, su hija Rosa y al líder de los VORRJOS: Urón.

Miljen ayudó a Fismut con la organización de los Ryanos. Dimitrion, por su parte, se reencontró con los guardianes de la tierra (Grof y Keila), y los saludó, ellos le habían enseñado la telepatía hacía muchos años.

Jessica acompañaba a Kay y Sony, a donde iban todas las miradas. Nadaya se hizo paso entre la multitud y no se atrevió a acercarse.

Las fuerzas aliadas formaban hileras y abrían el paso mediante una línea recta para que los Elementales pasaran.

Kay y Sony estaban serios y con las miradas al frente, sucios y vestidos con las armaduras de color de los JEN.

Los tres centinelas habían armado una cabaña para reunir a todos los líderes, allí se dirigían ellos.

Nadaya no aguantó y les cortó el camino, los tres jóvenes tuvieron que detenerse. Hubo un completo silencio.

- Nadaya- vociferó Kay, sorprendido. Sony dio un paso al frente y ambos intercambiaron miradas.

El joven abogado fue con Ella y sin pronunciar palabra, la tomó de la mano, Nadaya se sonrojó; luego, caminaron juntos hacia la cabaña.

Kay y Jessica se lanzaron miradas de complicidad y continuaron. Jessica estaba realmente muy feliz por Sony y observaba a la pareja con entusiasmo; Kay sintió algo extraño y sin que ella lo notara, la contempló por un leve momento.

Las fuerzas de Hariet aún se acomodaban para la batalla mientras todo esto ocurría.

Dentro de la cabaña (la cual era bastante amplia y tenía una mesa metálica rectangular en el centro, repleta de planos, mapas, papeles y soldaditos de juguete) se encontraban la mayoría de los líderes y subordinados de cada ejército.

Dayas estaba al lado de la Reina Müna, el líder de los DOSOS: Mulón y el Rey Mongot.

Natal y Lepra yacían al lado del capitán Rojas y sus hijos Rosa e Iki.

Urón se encontraba al lado de Morgán y Fismut.

Dimitrion, Grof y Keila esperaban a un lado.

Úiaj, Xón y Finegan estaban en una de las puntas de la mesa, en silencio.

Kay, Sony, Nadaya y Jessica fueron los últimos en entrar.

Los aplausos fueron inevitables, y los ejércitos que esperaban afuera los escucharon y vitorearon desde sus lugares. Pese al fin del mundo, todos ellos confiaban en los JEN.

- Bienvenidos- les dijo Finegan a todos- Para quienes no me conocen, mi nombre es Finegan, el azotador. Es un nombre antiguo, no se preocupen- bromeó, pero nadie rió, carraspeó y continuó- Soy uno de los tres centinelas, los últimos titanes de este universo, fieles servidores del fallecido Rey Vrogh, y ahora, bajo las órdenes de las últimas reencarnaciones de Tritán: Kay Montarnen, Sony Dameron y Fismut Jen.

Morgán era alto (casi dos metros), pero Urón lo superaba por unos cuantos centímetros, no obstante, Morgán se esforzó para explicarle lo que no entendiera.

Dayas hizo lo mismo con su amada, suegro y mejor amigo.

Natal realizó la misma tarea con los personajes del planeta Sulcius (Reroriam).

Kay y Sony miraron a todos, hacía tiempo que no veían a la mayoría de ellos.

- Gracias por venir- dijo el JEN de fuego con seriedad. Sony asintió.

- Mis compañeros centinelas son Xón, el irrompible y Úiaj, el destructor- prosiguió Finegan, los otros dos se mantuvieron callados- Para quienes desconocen la situación, hay una forma de derrotar a Hariet y romper su control sobre el Titán Monstruo (aquel ser gigantesco que acaba de aparecer)- todos asintieron descontentos, no había sido necesaria la aclaración. Se dirigió exclusivamente a los JEN- ¿Trajeron el anillo?

Sony suspiró y respondió.

- No, Hariet lo tiene- a los tres centinelas no les gustó para nada.

- ¿Y decidieron reordenar fuerzas sin tener el anillo encima? – preguntó Finegan, molesto.

- Creímos que sería lo mejor, no estábamos en condiciones de conseguirlo.

- No se esforzaron…

- ¡Finegan! – exclamó Fismut- Confía en ellos.

Finegan apretó los dientes.

- Los hiciste pasar planeta por planeta cuando sus bestias demoníacas despertaron, los forzaste a ellos y a nosotros a conocernos, para que estuviéramos de acuerdo en ayudarlos cuando se viniera la guerra. ¿Para qué? No siguieron para nada las indicaciones…

- ¿Para qué sirven esos anillos…? – preguntó el capitán Rojas, interrumpiendo. Seguía siendo un adulto corpulento, de nariz gruesa, cabello castaño claro y bigote del mismo color; vestía una armadura oscura y portaba algunos cuchillos envainados y una espada muy gruesa.

- Son catalizadores de energía, provenientes de la armadura del Rey titán; son el arma perfecta para vencer a Hariet, pero necesitan ser utilizados por sujetos especiales como los Elementales – le explicó Natal.

- ¿Y eso por qué? – preguntó Rosa. Tal y como la recordaban Kay y Sony; joven, delgada y bonita. Con el cabello largo y rojizo, pecas por todo el rostro, ojos oscuros y una nariz respingada, también vestía un traje negro como su padre, que envainaba un cuchillo largo y ovalado, pero con el agregado de la canasta de flechas tras su espalda y el arco en la mano. Todas las flechas tenían unas bonitas hojas carmesí en la cola.

Iki asintió para apoyar la pregunta de su hermana. El niño de doce años sí había cambiado bastante a como lo recordaban. Para empezar, ahora tenía 14 años, su voz era gruesa, había crecido unos cuantos centímetros, superando la altura de su padre (de todas maneras, Rojas no era muy alto, medía 1.70 cm aproximadamente). El cabello rojizo y corto, repleto de pecas como su hermana y dos ojos oscuros enormes. Como sus dos familiares, vestía un traje negro, y al igual que Rosa, portaba un canasto con flechas (con hojas trasparentes en la cola).

- Los Elementales somos los únicos con una segunda energía dentro de nuestro cuerpo- habló Jessica de repente, y se apenó al notar que estaba siendo el centro de atención- Y bu-bueno…

- Los anillos se alimentan de la energía en tu interior- completó Nadaya, apoyándola. Jessica la miró y le agradeció en silencio- Los elementales, al tener dos fuentes, pueden distraer el hambre del anillo mientras los utilizan.

- ¿Y cómo haremos para conseguir esos anillos? – preguntó Urón. A diferencia de Mulón, tenía el cabello oscuro y la barba blanca (también largas), la misma altura que su hermano y una armadura plateada con la insignia del León.        

- Finegan- lo señaló Dimitrion- Él puede manipular los metales y crear ocho réplicas a partir del original.

- ¿Sólo ocho? – vociferó la Reina Müna, aquella mujer con el cabello naranja oscuro y un corte escalado, las facciones de una persona de treinta años y ojos de color café. Vestía una armadura plateada y reluciente con la insignia del oso sobre el pecho mediante un color morado - Si puede hacer eso, todos tendríamos que tener uno.

La discusión no tardó en comenzar.

- Escuchen- habló Sony, y todos hicieron silencio, era evidente que los JEN eran la autoridad entre ellos por más jóvenes que fueran- Yo vi lo que ese anillo les hace a las personas, no les servirá de nada a quienes no sean Elementales. Los consumirán por dentro antes de su segundo movimiento y sus tropas perderán a sus respectivos líderes.

- Sony, Natal, Jessica, Morgán, Dimitrion, Dayas, Lepra y yo nos encargaremos del Único- completó Kay, como un auténtico líder- Así como lo hizo la primera generación de Elementales, nosotros derrotaremos a Hariet.

- Finegan, Úiaj, Xón, Keila y Grof son los magos más experimentados, su tarea será distraer al Titán Monstruo hasta que recuperemos los anillos.

- No olviden los dos dragones…- musitó Mulón, preocupado.

- Podríamos establecer un grupo de vuelo- propuso Dimitrion- Yo, Morgán, Jimonte y Dameron contra las bestias voladoras. Los otros se encargarían de los ataques por tierra, especialmente de esos abominables Agentes del Caos.

- Algo es seguro, llegar a Diego no será nada fácil- dijo Fismut.

- ¿Y nosotros? – preguntó el capitán Rojas.

- Las fuerzas aliadas tienen la ofensiva contra los ejércitos terrenales del Oscuro. Los Narsogs ya no existen, lo que es una ventaja- aclaró Sony- Los Snoros son sombras, tal vez la magia de los DOSOS podría ser de ayuda, los VORRJOS y las fuerzas de Mongot y Müna serán su apoyo, también se encargarán de los esqueletos y mutantes.

- Por otro lado, será difícil enfrentar Ryanos contra Ryanos- le habló Kay al joven abogado- No sé si ese joven gris… ¿Dónde está ese muchacho?

- ¿Y dónde está Rak, el profeta? – preguntó Sony inmediatamente después.

Fismut estuvo a punto de hablar hasta que un individuo entró a la cabaña.

- Lamento estar espiándolos- dijo el muchacho de piel gris. Todos fijaron su atención en él- Mi nombre es Fix Úrdigan, lidero a los Ryanos y soy… el nuevo Profeta.

Kay y Sony abrieron los ojos como platos y estuvieron a poco de preguntar, hasta que Morris apareció entre las ropas del Ryano, con los ojos llorosos. Los JEN apretaron los dientes con tristeza y pidieron un minuto de silencio para su amigo.

- En esta guerra habrá muchas bajas- dijo Xón, hablando a las mentes de los sujetos y emitiendo “mmms” con la boca- Sin embargo, yo los seguiré a ellos hasta el final.

Kay tomó a Fix del hombro con confianza, el joven Ryano ni siquiera se atrevía a mirarlo y apenas podría sobrellevar la muerte de su mentor.

- Los JEN nos liberaron de las dos torres de cristal- vociferó Urón, Mulón asintió- Nuestras fuerzas están con ustedes- ambos hermanos colocaron los puños sobre la mesa.

- La maldición de Reroriam desapareció tras su llegada- dijo el Capitán Rojas, imitando la misma acción.

- Mi hermano y prometido fueron vengados- agregó Rosa, acompañando a su padre y a Iki.

- Aclararon los conflictos entre Zimpat y el Oszen, y nos salvaron de una masacre- dijo Müna y puso su puño.

- Salvaron a mi familia y me incentivaron a hacer lo correcto- dijo Mongot y también colocó la mano.

- Soportaron las cargas de todos, y lo que a nosotros nos correspondía corregir- dijo Grof. Keila y Nadaya asintieron, la familia siguió con aquel pacto.

- Me liberaron de una horrenda marca que me prohibía actuar por voluntad propia- habló Dimitrion y se acercó a la mesa.

- Demostraron ser los hijos de mis pupilos- dijo Morgán con emoción, con la mano sobre la superficie.

- Me ayudaron a encontrar mi verdadero camino- dijo Dayas para sorpresa de los JEN.

- Me enseñaron lo que significa la amistad- dijo Lepra.

- Me dieron otra oportunidad de vivir- dijo Jessica.

- Me demostraron que sus padres no se equivocaron al elegirlos- dijo Fismut.

- Me perdonaron mis errores más horrendos y mi guiaron hacia la verdad- dijo Natal.

Los cinco personajes colocaron sus puños sobre los mapas.

Xón, Úiaj y Finegan no necesitaron decir nada y copiaron lo que hacían los demás.

Fix se alejó de Kay e hizo el mismo gesto.

- Gracias a ustedes aprendí que no todos los humanos son iguales, que hay oportunidad de que ambas especies convivan en paz.

Kay y Sony se emocionaron, pero no lo demostraron.

- Queda establecido: en esta guerra, Kay Montarnen y Sony Dameron serán los COMANDANTES GENERALES de las fuerzas aliadas- anunció Fismut.


EL TITÁN MONSTRUO

Nadaya, Keila y Grof se reunieron mientras las filas se alineaban para el acto final.

- Él fue tu amado, entenderé si no quieres participar- le dijo Grof a Keila, Nadaya prestó atención.

- Tengo que hacerlo- respondió aquella mujer con decisión- El hombre que amé ya no existe…

Grof apretó los dientes, algo celoso. Nadaya tomó a su madre de la mano. Keila se emocionó.

- Pase lo que pase, no los voy a juzgar- les dijo la joven- Yo los amo a ambos.

También tomó la mano de Grof, quién se rehusó al principio, pero terminó cediendo.

Los tres portaban unas armaduras muy raras, pegadas al cuerpo, metalizadas y de colores (cómo el morado, el turquesa y el azul francia), apretujaban cada aspecto de su figura y remarcaban perfectamente sus torsos (tanto masculino como femenino). A decir verdad, Grof, a pesar de los años, tenía un cuerpo fornido y musculoso; Keila y Nadaya eran delgadas y las corazas hacían sobresalir sus pechos.

No estaban armados, no envainaban ni espadas ni cuchillos en los cinturones que portaban; los cuales antecedían unas extrañas “polleras” rectas, con formas y símbolos similares a los orientales. 

Keila tenía el cabello atado con una pequeña coronita/bincha que se lo sujetaba, la cola castaña clara y enrulada yacía tras su nuca.

Nadaya, por su parte, sujetaba su largo cabello liso y oscuro a través de una coleta, sus ojos oscuros brillaban por encima de su pequeña nariz y sus finos labios.

Grof era el más alto de los tres, con una amplia espalda y brazos anchos, un rostro redondo sin barba, ojos de color miel, cabello corto y canoso, y una corona de laureles dorados por encima de la cabeza.

Ninguno de los tres tenía casco. Fueron interrumpidos por los retumbantes gritos del Titán Monstruo.

Hariet yacía delante de todas sus tropas (acompañado por Hélen): esqueletos, Ryanos, humanos, Snoros, mutantes y Agentes del Caos; eran más de diez mil individuos. Kahar y el Dragón Snoro volaban por encima de ellos. El Titán Monstruo yacía inmóvil a unos metros, caminó a zancadas hacia Hariet, haciendo temblar toda la tierra. Luego, aquella criatura de mil metros se situó a un lado del tercer señor de la oscuridad. 

Un sello mágico apareció bajo los pies de Hariet y este le habló a todos los presentes a kilómetros de distancia.

- Ríndanse. No habrá batalla- declaró- Mi titán lo devorará todo- el collar del TORQUEM brillaba como nunca, controlando al colosal monstruo- Kay, Sony, Fismut… entréguenme las partes de mi alma, las que me pertenecen. YO soy el Señor Oscuro, YO soy la verdadera reencarnación de Tritán. Háganlo de buena voluntad o ninguno de ustedes será bienvenido a mi nuevo mundo. 

Kay y Sony se posaron delante de los seis mil soldados que luchaban de su lado. Vestidos con las armaduras (roja y azul) de los JEN, sin espadas ni cuchillos.

- Intentará robarnos los poderes antes de destruir la Tierra- le dijo Sony a Kay.

- Una ventaja, supongo- le respondió su amigo.

Los tres guardianes de la Tierra aparecieron tras ellos, acompañados por todos los miembros del consejo de las Fuerzas Aliadas: Fismut, los Elementales, los Centinelas, Mulón y Urón, Müna, Mongot, el Capitán Rojas, Fix Úrdigan, Rosa e Iki. 

Un kilómetro y medio de calles devastadas y puro páramo, separaba a los dos bandos.

Las fuerzas aliadas tenían a los soldados de Zimpat, de Reroriam y del Oszen en el frente, con escudos, lanzas, arcos y flechas; a un lado los ciudadanos de San Robo (con pistolas, metralletas y armas de última tecnología), los DOSOS y VORRJOS, los Ryanos con habilidades mágicas; y a la estatua dorada de Jimonte entre ellos.

- Tráiganme a los JEN- le ordenó Hariet a sus tropas y los ejércitos de monstruos comenzaron a avanzar lentamente.

Kay y Sony apretaron los dientes, conformaron un hechizo y a ambos les surgieron dos cascos metalizados. Ambos estiraron sus puños y de ellos surgieron chispas de fuego y bolas de lava; las fuerzas aliadas gritaron con fervor, atemorizadas, pero dispuestas a luchar hasta el final.

Los comandantes generales guiaron a los soldados hacia la guerra, todos fueron tras ellos. Ambos frentes tardaron largos minutos en encontrarse.

Dimitrion, Miljen y Dayas mutaron sus cuerpos a los de las bestias voladoras de Amdor, y se adelantaron por los cielos, para combatir a los dos dragones.

Dimitrion Curtansen mutó al dragón verde de ojos rojos, era la mitad de grande que Kahar y escupía un fuego azulado. Miljen/José Morgán se transformó en aquel temible vampiro con el cuerpo cubierto de acero, cabello blanco, alas de murciélago, garras y colmillos. Dayas Jimonte regresó a ser la hermosa águila dorada.

No fueron los únicos. Jessica Carmanguer cambió de forma a la tigresa blanca, aquel animal parlante con rayas por todo el cuerpo, garras y una velocidad increíble. Lepra Viman se volvió un minotauro, mitad toro, mitad humano; portaba un hacha y su enorme hocico liberaba hilos de humo. Y, por si fuera poco, Natal utilizó el medallón de bronce para llamar a un viejo amigo del Mundo Helado: el demonio de hielo, el gorila blanco o yeti: Foucen.

Juntos, corrieron hacia sus enemigos.

La estatua dorada se adelantó para confrontar al temible Titán, apenas le llegaba a las rodillas, y este ni siquiera se percató del ataque del gigante. Se quedó inmóvil y de repente, abrió su fantasmal boca… una imponente fuerza de atracción comenzó a chupar las calles, los edificios arrasados, las personas y los escombros. El titán se estaba comiendo el mundo.

El dragón verde y el murciélago volaron mil metros para llegar a la cabeza oculta entre las nubes rojizas, y lo atacaron. El titán siguió como si nada.

El águila fue el siguiente y logró conformar una luz tan potente con sus alas que el PRODIGIUM quedó ciego temporalmente y detuvo la absorción.

- Bien hecho- le dijo Dimitrion a Dayas a través de la comunicación mental.

- La boca y los ojos, es lo único que nos queda para distraerlo- le respondió el águila mediante pensamientos.

Las tres bestias atacaron los puntos débiles de la criatura, pero fueron sorprendidos por Kahar y el Dragón Snoro, quienes recibieron los impactos que iban dirigidos al Titán, sin sufrir mucho daño y contraatacaron con el fuego saliendo de sus bocas.

Mientras la batalla área se desarrollaba, los soldados de Zimpat, Oszen y Reroriam chocaron finalmente con los esqueletos parlantes, los mutantes y los Snoros.

Aquel ejército de Agentes del Caos no había participado, estaban quietos, produciendo los siseos de una serpiente. Hariet y Hélen yacían delante de ellos, examinando el sangriento combate.

Los DOSOS eran la segunda tanda tras la primera línea de guerreros junto a algunos arqueros de Reroriam liderados por Iki, los Ryanos y los humanos de San Robo. Los DOSOS, acompañados por los VORRJOS en grupos pares, manipularon mágicamente los escombros para lanzarlos a distancia e intentar derribar a los problemáticos Snoros.

Los Snoros, al ser sombras vivientes, se deslizaban con facilidad y evitaban los ataques a distancia, asesinaban soldados sin piedad y continuaban avanzando.

Hélen desplegó las alas y voló para sumarse a la contienda, fue sorprendida por un tigre blanco que se le abalanzó encima y otras mujeres que la estaban esperando. Eran Müna, Rosa, Nadaya y Jessica (con su bestia de Amdor).

- Cuatro contra una- vociferó Hélen, lamiendo un hilito de sangre de su boca. Desenvainó su vara metálica y la revoleó como una gimnasta profesional mientras sus alas se sacudían.

- Vas a lamentar haber atacado a mi pueblo- gruñó Müna, portando una ligera espada. Ambas se batieron a duelo de armas blancas.

Nadaya forjó el círculo de los magos (plateado) bajo sus pies y creó una serie de cristales/cuchillos, estos se quedaron suspendidos en el aire, esperando que Müna se corriera. Rosa también apuntaba con su arco y flecha.

- ¡Agáchate! – le gritó Nadaya a la reina del Oszen, ella obedeció y se tiró al suelo. A continuación, Hélen recibió los disparos, pero se defendió con sus inmensas alas, las cuales soportaron todos los cristales, a excepción de la flecha que le dio en el estómago (había dado un giro para llegar a la villana). Hélen gimió excitada y se la quitó, la herida se curó rápidamente.

Quiso aprovecharse de que Müna estuviera acostada, pero Jessica fue rápida y la atacó con sus garras. Hélen se limitó a esquivar los ataques del tigre blanco.

- La desgraciada puede auto curarse- vociferó Rosa y miró a Nadaya- ¿Cómo la detenemos?

Nadaya fruncía el ceño, observando como el tigre se enfrentaba a la maníaca de cabello violeta.

Müna se levantó y fue contra Hélen. La Reina y el tigre realizaron la ofensiva. Rosa y Nadaya volvieron a hacer lo mismo y esta vez, no esperaron que sus compañeras se movieran. Sin embargo, las flechas y cristales volvieron a ser repelidas por las alas de cuervo.

Hélen se deslizó por el suelo gracias a sus alas, se acercó a nueve soldados del Oszen y les dijo algunas palabras, ellos asintieron convencidos y fueron a atacar a Nadaya y Rosa.

- Me había olvidado de que Sony nos dijo que también puede manipular personas- comentó Nadaya y se preparó.

- ¡No los maten! – les gritó Müna, desesperada. Aquello lo hacía más difícil para ellas.

Rosa quitó dos flechas del canasto tras su espalda y les disparó a dos soldados en las rodillas, estos cayeron en un santiamén. Nadaya la imitó y usó los cuchillos de cristal para atacarles las piernas, pero no era tan buena tiradora como la pelirroja y les erró a todos los disparos. Rosa suspiró con soberbia y se encargó de dejar al resto fuera de combate.

Ambas tuvieron que dejar a Hélen a un lado para combatir una tanda de mutantes asquerosos.

Kay, Sony, Grof, Keila y Fismut avanzaban como podían hacia Hariet, lo que les resultaba cada vez más difícil, se les topaban todas las criaturas juntas. Las fuerzas magnéticas ayudaron a contener todos los invasores, Grof usó sus cadenas para suprimir a otros tantos y Keila eliminaba a uno por uno con una daga blanquecina. Fismut conformaba los campos de fuerza para defender al grupo de los ataques externos a distancia. Kay y Sony contenían sus fuerzas para enfrentar al Único con todo lo que tenían.

Mulón, Urón, Rojas y Fix luchaban codo a codo contra los Snoros. Los especímenes más difíciles de matar. Buscaban soluciones, pero todas eran erradas. Fix apenas sabía manejar los portales, Rojas no servía de nada con su inmensa espada; y los hermanos apenas podían ayudar. A todo esto, se sumó Natal y Foucen, y para sorpresa de todos, el gorila blanco gritó, produciendo un sonido agudo ensordecedor que eliminó a una primera tanda de Snoros.

La estrategia se armó inmediatamente después, tenían que defender al gorila blanco, cueste lo que cueste, para que este se encargue de las sombras vivientes. Natal sacudía los vientos, tomaba un mutante y volaba unos metros para que se estrelle contra el suelo.

Los tres centinelas fueron directo al PRODIGIUM, tenían que detenerlo de alguna forma. Miraron hacia arriba y sólo veían destellos entre las nubes, símbolo de la batalla entre todas las criaturas voladoras.

Hariet participó al fin, directo hacia los JEN. Desplomó a todo soldado, VORRJO, DOSO o Ryano que se le interpusiera en el camino.

El minotauro se había separado de todo el resto para liderar a los Ryanos con habilidades mágicas y a los humanos de San Robo, muchos de ellos se sintieron maravillados con la destreza del joven morgano y hacían todo lo que ordenaba. Fueron contra los esqueletos parlantes y los aniquilaron mediante armas de fuego pesadas o técnicas mágicas como bolas místicas.

Hariet estiró su mano y miles de esferas con rayos blancos y negros, llovieron desde los cielos.

Natal estiró el medallón de bronce justo a tiempo y todas esas esferas fueron llevadas a otros mundos o dimensiones.

Hariet ya estaba harto y al borde de la cólera, asesinó despiadadamente a todo aquel que intentara enfrentarlo, inclusive a aquellos que le pidieron misericordia.  

La dualidad, separada por un mar de individuos combatiendo, se fue acercando poco a poco. El Oscuro y los JEN luchaban con aquellos guerreros que obstaculizaban su camino. Como ya se había dicho, los JEN buscaban robarle el anillo dorado a Hariet, y el villano buscaba hacerse con todos los poderes de Tritán, ambos bandos tenían algo que necesitaban del otro.

Finalmente, se reencontraron.

- Terminemos con esto de una ve… - vociferó Hariet y se quedó petrificado- ¿Estás… viva?

Keila dio un paso al frente, a pesar de las advertencias de su marido.

- Durante muchos años, Diego- le respondió Ella con determinación. Kay y Sony se quedaron mudos bajo sus cascos.

Hariet se quedó plasmado, como si hubiera perdido las fuerzas para hablar.

El Oscuro miró a Fismut para que le diera una explicación, sin embargo, el mago se quedó mudo.

- Te busqué durante años, por todos lados. Temí lo peor…- dijo Hariet con cierta melancolía en la voz y mirándola directamente a los ojos, como si aquella guerra no estuviera ocurriendo y como si los demás no estuvieran con él.

- ¿En qué te convertiste, Diego? – se acercó, sin temerle y con los ojos brillosos- Tanto odiabas a tu padre, y al final…

- Yo no soy como él- gruñó el antagonista, él también dio un paso al frente. Los JEN y Grof estaban a la expectativa, en guardia y con el ceño fruncido- ¿Qué haces aquí?

- Soy una guardiana de la Tierra- le respondió y lo tomó de la mano delicadamente. Grof sintió un intenso ardor en el estómago- El mago me llevó a otra dimensión cuando tú enloqueciste, porque sabía que me buscarías. Podría decirse que me volví un ser divino… una persona inmortal.

- No tenía derecho- le dijo Hariet con debilidad, como si Fismut no estuviera allí escuchando todo lo que decían. Y le apretó las manos, aquella acción no fue con maldad, sino… con cariño- Desearía tanto que las cosas hubieran sido de otra manera para nosotros.

- Pero no lo son- replicó Ella- No es tarde, puedes cambiarlo todo.

Hariet hizo una mueca, estaba harto de que las personas que más amaba le llevaran la contra. A lo lejos, Hélen notó como los viejos amantes se tomaban de las manos y se volvió loca.

Dañó a Müna en el pecho con su vara, causándole un corte profundo. Rosa, Nadaya fueron a socorrerla. El tigre también recibió un duro golpe en la cabeza.

La cólera de Hélen fue tan letal, que su atlético cuerpo se vio rodeado de plumas negras, sus ojos se tornaron amarillentos, un pico reemplazó su rostro. La hermana de Rak se había convertido en un cuervo humanoide.

Sedienta de sangre, se abalanzó hacia donde estaba su amo.

Jessica había vuelto a la normalidad tras la caída, Nadaya intentó curarla con algunas habilidades en el Böju.

- Gracias- le dijo, tendida en el suelo, sucia y con el cabello largo, desalineado y echado a un costado sobre la tierra putrefacta.

- No hay de que- le respondió la guardiana de la Tierra y miró a su madre a lo lejos con preocupación.

- ¿Es tu mamá, cierto? – le preguntó Jessica. Nadaya asintió- Ve, te necesitará. No sé si lo notaste, pero esa maníaca parece estar obsesionada con el Único, tu madre corre un grave peligro- Nadaya dudó- Yo puedo cuidarme sola, ve.

Nadaya asintió en silencio y corrió directo a donde se dirigía Hélen. Jessica volvió con Müna y Rosa (la segunda estaba curando a la otra con unas hierbas extrañas).

Natal, que combatía junto a Foucen, notó al cuervo gigante dirigiéndose hacia Hariet y los JEN. Se quedó impactado.

- Es… es la VERDADERA contraparte de Amdor de Juan Jimonte- dijo en voz alta, aunque nadie lo oyó entre tanto escándalo.

El Titán Monstruo seguía imposibilitado de absorber la Tierra gracias a las criaturas voladoras de Dayas, Morgán y Dimitrion. Estos tres luchaban contra los dos dragones enemigos, planeando alrededor del PRODIGIUM, quién intentaba dar unos lentos manotazos sin éxito.

A todo esto, los tres Centinelas aun continuaban planeando una estrategia para vencer al gigante, mientras desplomaban a los enemigos que se les acercaran. Finalmente lo consiguieron, Xón llamó mentalmente a Fix Úrdigan para que fuera con ellos.

A metros de todo esto, el minotauro eliminaba esqueleto tras esqueleto y les cortaba sus extremidades con el hacha; los Ryanos que dirigía habían establecido unos escudos mágicos para defender a los humanos que disparaban sus armas a distancia. Lograron vencer a varios enemigos, pero algunos de ellos se metieron en su defensa y comenzaron a asesinar a los humanos y Ryanos a sangre fría.

Volviendo con Hariet y Keila. La guardiana de la Tierra se animó a tomar a quién alguna vez había sido Diego Kimhote del cachete quemado, no le tenía miedo, no después de todo lo que lo había amado en el pasado.

A Hariet no le importaba que Ella estuviera en su contra, sólo verla a los ojos era suficiente, se movió hacia adelante y los JEN se sobresaltaron, queriendo atacarlo por si le hacía daño. Todo lo contrario, Hariet la besó.

Keila se quedó plasmada, con los ojos abiertos y le cayeron algunas lágrimas.

Grof ya no aguantó más y amagó para atacar al enemigo, pero se le adelantaron.

Hélen (convertida en un horrible cuervo humanoide) asaltó a Keila y la separó de Hariet.

- ¡Keila! – gritó Hariet.

Kay y Sony se apresuraron y usaron las fuerzas magnéticas para detener al cuervo. Fismut y Grof fueron a socorrer a Keila, quién yacía desplomada en el suelo, atolondrada por el impacto.

El cuervo no podía moverse gracias a Kay y Sony. Hariet, desconcertado, quiso acercarse a todos ellos, pero alguien lo detuvo… era Nadaya.

- No vuelvas a tocarla otra vez, desgraciado- le gruñó.

- Tú te pareces bastante a Ella- le respondió con tranquilidad y cierta burla. Dio un paso y Nadaya conformó cientos de cuchillos cristalizados que flotaron por los aires y rodearon al villano- Niña, no quieres hacer esto… créeme.

Nadaya no titubeó y lo atacó. Hariet se quedó quieto y TODOS los cristales se hicieron añicos al tocar su armadura.

- ¡Nadaya, sal de ahí! – le gritó Sony, Ella no le prestó atención- ¡Grof, ve a ayudar a tu hija! - le ordenó.

Grof no lo pensó dos veces y dejó a Keila bajo el cuidado de Fismut.

Kay y Sony estaban ocupados intentando que el cuervo no moviera ni un músculo.

- No tuvimos que haberla dejado tanto tiempo hablando con él- le dijo Kay a Sony, sudando bajo el casco.

- Yo creí que, si alguien podía hacerlo entrar en razón, era su antigua novia- comentó Sony, en las mismas condiciones que Kay. Miraba a Nadaya con preocupación- Sal de ahí, por favor- pensó, aterrorizado.

Nadaya no se rindió y atacó nuevamente a Hariet. Con el círculo de los magos en color plateado, hizo la danza mística y manipuló los escombros para que funcionaran como proyectiles. Fueron una distracción, ya que cuando impactaron contra el Único, Nadaya procuró atacarlo cuerpo a cuerpo con un largo cuchillo de cristal, pero falló.

Hariet la tomó del cuello y la pobre muchacha quedó suspendida en los aires, mientras era ahorcada.

Grof rodeó las piernas del villano con sus cadenas mágicas y planeaba usar su bastón morado para liberar a su hija. Pero Hariet movió su mano libre y la materia del bastón se descompuso hasta volverse líquido, al igual que las cadenas que lo sujetaban. Grof insistió, pero Hariet lo trató como a todo un inútil, modificando la masa de su brazo libre y rodeándolo completamente como si fuera una serpiente.

- ¡Ve! – le dijo Kay a Sony. Sony no tuvo mayor alternativa que hacerlo y fue directo a Hariet. El cuervo se esforzó para mover sus alas cuando Sony se marchó y logró sacudirlas para ocasionar una ráfaga aérea que rompió la fuerza magnética que la contenía. Kay se echó para atrás y se cubrió con los brazos.

Keila se puso de pie mientras Fismut yacía distraído esperando que el cuervo lo atacara, y se acercó, cojeando, hacia Hariet y su familia.

- Talentosa, joven y hermosa- le dijo Hariet a Nadaya mientras le apretujaba el cuello hasta la muerte- Igual a Ella. Lamento que tenga que eliminarte, no me hace ninguna gracia tu existencia…

- ¡PARA, POR FAVOR! – gritó Keila. Grof, atrapado por el brazo elástico de Hariet, la miró, anonadado. Sony estuvo a punto de usar sus poderes para liberar a Nadaya, pero se quedó tieso y perturbado cuando la mujer de cabello castaño y enrulado, gritó- ¡NO MATES A TU HIJA!

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