jueves, 16 de agosto de 2018

Laguna de Tiempo: CAPÍTULO 17.








Laguna de Tiempo: CAPÍTULO 17.   

- Ya ni sé qué pensar de él- confesó Kay, apenado y con la misma distancia de siempre.

- ¿A qué te refieres? – le preguntó Sony, guardando el celular en un bolsillo oculto de la armadura y sin prestarle atención a la inmensa laguna que acababa de aparecer ante sus ojos.

- Decidió no enfrentarlo, fue un acto cobarde- dijo con cierta dificultad, era algo delicado.

A veces, Sony sentía que Kay buscaba más razones para que se enoje con él.

- ¿Qué harías tú si te enteraras de que toda tu vida fue una mentira? – gruñó el joven abogado.

- ¿Acaso no ocurrió lo mismo cuando nos enteramos de que éramos las reencarnaciones de un ser místico y antiguo? – retomó Kay- Hablo del día que conocimos a Vrogh y…

- Si, ya sé- lo interrumpió Sony con fastidio- También estuve allí.

Kay le respondió sin mirarlo a la cara.

- Yo jamás me hubiera imaginado que era uno de los encargados de proteger al mundo. ¡Yo jamás imaginé que mi objetivo en la vida sería tan importante! – pausó y continuó- Jamás imaginé que, de mí, dependerían todos. No lo pedí, ni tampoco lo quise. Esa… fue una revelación INJUSTA. Lo mismo le pasó a Natal.

Sony no podía creer lo que estaba escuchando.

 - No tienen punto de comparación- aclaró su compañero- Lo que a nosotros nos dijeron fue algo que ya sospechábamos. No me refiero a ser las reencarnaciones de un titán arrepentido, sino… de que éramos especiales- Kay suspiró, y Sony entendió el gesto, cosa que lo enfureció- A Natal nunca se le cruzó por la cabeza que el hombre al que idolatraba y el sujeto al que odiaba, eran la misma persona. Hariet asesinó a nuestros padres, a Clavito; destrozó la vida de Dimitrion, de Dayas y de Morgán. ¿Lo entiendes, Kay?

- Lo único que entiendo, Sony- respondió Kay con punzante ironía- … Es que estás intentando justificar un suicidio.

- ¿QUÉ DIJISTE? – gritó Sony, fuera de control, dispuesto a luchar contra Kay. Sus manos se rodearon de lava, deslizándose por sus dedos como gotas de agua y cayendo a la tierra.

 - Lo que escuchaste- insistió el joven de apellido Montarnen- Y eres tan cobarde como Natal que no reconoces tu error. Por eso te enojas.

Sony se sintió atareado, lo había soportado durante todo el viaje y ya no lo aguantaba más. No quería matarlo, pero sí darle una lección que no olvidara.

- ¿Otra vez quieres pelear? – le dijo Kay con soberbia- Madura.

La lava recorrió las rocas y los árboles que se aproximaban a las aguas, destruyéndolo todo a su paso e iluminando la oscuridad; estaban siendo dirigidas por Sony hacia Kay, quién ni se inmutó.

El joven Montarnen aún vestía la armadura roja que habían recuperado de Zimpat (al igual que Sony utilizaba la azul); se movió hacia los lados y el círculo del Böju apareció bajo sus pies. Kay planeaba manipular el fuego de manera más eficaz con el dibujo místico incluido.

Por primera vez, todas las líneas y formas del círculo se rodearon de llamas, las cuales se alzaron alrededor de Kay, sin hacerle daño.

Distintas capas de lava envolvieron al círculo, Sony fue sorprendido por Kay, quién apareció (gracias a su súper velocidad) detrás de él y empleó la fuerza repulsora para conducirlo hacia el círculo de fuego.

De la espalda de Sony emergieron dos alas grisáceas que comenzaron a agitarse para contrarrestar el impulso; así, el joven abogado se salvó de ser quemado vivo (la lava en los suelos desapareció).

- ¿Quieres saber la verdad, Sony? – le dijo Kay- Te la diré: Ya no guardo ningún afecto, te detesto por lo que me ocultaste.

De inmediato, Kay notó que no podía moverse, tres cuchillos de cristal (que no había visto) estaban atascados en la tierra, y estos portaban hilos que rodeaban la cintura y los antebrazos del elemental del fuego.

- ¿Sigues con eso? – le dijo Sony, volando por los aires debido a las dos alas que se agitaban- ¡Tú los sentenciaste a la muerte cuando decidiste omitir los problemas de pareja y casarte con Agustina!

Los hilos alrededor de Kay se incendiaron y así se liberó, estaba furioso.

- ¿Cuántas guerras de hermanos van a ser necesarias para que nos pongamos de acuerdo? – dijo Kay con el ceño fruncido.

A continuación, Kay extendió sus palmas y de allí brotaron cuarenta bolas de fuego; Sony, que estaba en medio del círculo y Kay; se vio rodeado cuando otras cuarenta bolas de fuego surgieron del círculo en llamas.

Voló hacia arriba, algunas bolas colisionaron con otras, no obstante, otras veinte lo siguieron como misiles rastreadores.

La habilidad de Sony era abrumadora, dio volteretas en al aire mientras volaba, se cubría con las alas y giraba sobre su propio eje, todo ello con la intención de esquivar los ataques. La armadura azul que portaba cayó de bruces con el suelo y cuando Sony bajó a tierra, había completado su transformación, era una gárgola.

Se abalanzó sobre Kay para darle un puñetazo en el estómago que no olvidara. Kay usó su súper velocidad para moverse a un costado y esquivar el ataque. Mutó su brazo derecho al de un hombre lobo con el cabello azulado y erizado (aquella parte de la armadura roja se deshizo), luego procuró golpear a la gárgola en la cara.

La gárgola tomó al brazo (transformado) de Kay con las dos manos y lo revoleó con una llave (muy similar a las técnicas empleadas en el Aikido); así, Kay se desplomó en el suelo (su brazo de lobo desapareció, dando lugar al de un humano sin guantelete).

No se rindió, aprovechó que su contrincante estaba concentrado en la técnica, y así unas ráfagas de fuego salieron del círculo y le incendiaron la espalda a la gárgola.

La criatura gimió del dolor y voló por los aires para apagarlas, lo que logró después de un rato.

- Eso es trampa- dijo la resonante voz de la gárgola cuando volvió a pisar tierra firme, el humo husmeaba entre sus alas y una mancha negra le había quedado. Kay hizo una mueca y se alejó- Te enseñaré modales, Montarnen. Nadie llama cobarde a mi mentor.

La gárgola mutó al joven Sony nuevamente (en ropa interior, chasqueó los dedos y unas mangas blancas, un chaleco gris, jeans azules y zapatillas lo vistieron), luego, estiró las palmas y un chorro de lava surgió; Kay realizó el mismo gesto y un sin fin de llamas brotaron. Ambos elementos chocaron entre sí y causaron algunas explosiones en el ambiente. Los árboles se incendiaron y cayeron, las rocas se dispersaron hacia la laguna y hubo gases por doquier.

Ambos detuvieron la pelea por un leve rato, el uso de sus tres energías en el salón con los fantasmas de sus enemigos, y ahora en aquella batalla íntima, los estaba agotando.

Desgraciadamente, era tanto el enojo que se tenían, que descansar un instante era sinónimo de rendirse y darle la razón al otro. Tan tercos como habilidosos, los JEN se pusieron de pie al mismo tiempo, decididos a terminar con el enfrentamiento de alguna manera.

- Un mundo sufriendo y nosotros aquí… luchando por nada- dijo Sony, exhausto.

- ¡¿Por nada?! Lo entiendo… Agustina no era tu prima, por eso no la consideras importante- vociferó Kay.

Sony no lo soportó y empleó una bola magnética, prefería dejarlo inconsciente y buscar él solo una forma de volver con Dayas y el resto.

Kay se pasó la mano por la nariz, sacó pecho y forjó otra bola magnética.

Ambos proyectiles estaban causando estragos en el ambiente, las aguas de la laguna se sacudían como si fueran las del mar; el viento rugía y los árboles se veían arrancados de la raíz. En ese momento, un papel enrollado salió del pantalón de Sony (parecía que lo tenía guardado en su ropa interior) y el viento lo llevó hacia la laguna, era una foto. La misma foto que yacía en la habitación de Natal (el trío de elementales sonriendo), Sony la había tomado cuando visitó la mansión de su mentor.

Aquella foto flotó entre las aguas y en ese preciso instante, los JEN lanzaron sus respectivas bolas magnéticas (de atracción y rechazo), provocando una implosión apabullante que los repelió a ellos mismos. Los dos cayeron a las aguas de la laguna en plena noche. Y la foto se iluminó mágicamente.

Kay y Sony nadaron hasta llegar a la superficie (el impacto los había llevado a lo profundo de las aguas) y flotaron.

Sorpresivamente, algo inmenso surgió del agua, una criatura que nunca habían visto. Enorme, gelatinosa, con tentáculos en la cara (como si fuera una espeluznante barba) y uniforme.

- ¿Qué es lo que está causando tanto escándalo? – dijo la criatura, con una voz monstruosa y resonante. Kay y Sony, empapados y flotando mientras las aguas se agitaban como si estuvieran metidos en el interior de un mar; se prepararon para lo peor.

- … Nosotros- se animó a decir Sony, aunque creyó que no lo oiría.

- ¿Humanos? ¿Qué hacen aquí? – preguntó el monstruo.

- No es de tu incumbencia- le gritó Kay.

- Ah, ¿no? ¿Perturban mi hogar y se rehúsan a darme explicaciones?

- Me llamo Sony, y él… Kay- le dijo Sony, tuvo la impresión de que el monstruo no los dañaría.

El monstruo se movió, tenía dos ojos triangulares y una boca negra (que parecía la entrada a una cueva) que se vislumbraba por momentos cuando los tentáculos se movían.

- Metieron un objeto en la laguna, una foto, únicamente tocada por tres individuos- dijo.

- ¿Y eso qué? – preguntó Kay, de mala manera.

Sony acababa de notar que la foto se le había salido de los calzones.

- Es mía- se apresuró a decir- Lo siento.

- Cómo guardián de la Laguna del Tiempo, debo respetar las tradiciones- dijo el monstruo.

- ¿La laguna… del tiempo? – repitió Sony mientras flotaba y miraba hacia arriba la cabeza de aquella insólita masa viviente.

- Están en mi mundo, el planeta Ónix. No sé cómo llegaron aquí- les informó- Mi nombre es Frodo, el guardián de las corrientes temporales.

- Eso es imposible…- susurró Kay- Se supone que estábamos dentro de Las Tierras Inexploradas del mundo Zen. ¿Cómo demonios llegamos hasta aquí?

A Sony no le gustó para nada saber que se encontraban en otro planeta. ¿Cómo harían para regresar?

- Nosotros estamos haciendo un viaje, Frodo- le dijo Sony con amabilidad y de su espalda emergieron las alas de la gárgola para flotar por los aires, a la altura del rostro del monstruo- Necesitamos tu ayuda para volver.

- Lo siento, mortal con alas- le respondió Frodo- Yo sólo tengo la habilidad de espiar el pasado, no tengo otra. Sin embargo, la tradición de cada laguna de tiempo es que cuando un objeto de valor toca las aguas, los recuerdos de sus propietarios o aquellos que lo han utilizado o tocado, serán expuestos y posiblemente espiados por nosotros.

Kay arqueó las cejas, era lo más raro que había escuchado en su vida, por lejos.

- ¿Qué quieres decir? – le preguntó Sony, sus alas se agitaban a metros del monstruo llamado Frodo.

- Sony Dameron, Diego Kimhote y Pedro Kimhote son las únicas personas que tocaron dicha foto- dijo Frodo- Las aguas me darán acceso a sus recuerdos.

- Ya lo entiendo- pensó Sony- Es como la cascada en el Alto Mundo que nos permitió conocer la verdad sobre Natal. Intuyo qué…- decidió no pensar y le habló al monstruo- Oye, ¿Conoces al Alto Mundo?

Frodo se sacudió, dando a entender un sí.
- Somos amigos de Grof, Keila y Nadaya; los guardianes de la tierra- le dijo Sony, fingiendo amabilidad- ¿Podrías llevarnos con ellos?

- Tal vez podría…- dijo el ser, pensativo- Pero primero, déjenme husmear el pasado de estos seres. Quiero saberlo todo, como ya dije, mi función es espiar.

- El pasado del primero no me interesa- le dijo Kay con aspereza- No obstante, el pasado de Pedro y Diego es otra historia…

Frodo lo miró con sus gigantescos ojos.

- ¿Quieren ver?

Sony y Kay emitieron un “si” al mismo tiempo.

Remolinos de agua surgieron repentinamente y Kay se vio atraído hacia el abismo de la laguna, gritó desesperado, pidiéndole ayuda a Sony. Sin embargo, el monstruo le dio un manotazo a Sony y el joven cayó directo a los remolinos (sin sus alas).

Todo fue un descontrol, Frodo comenzó a cantar y las aguas giraron aún más, en instantes, los JEN se sumergieron a otro capítulo del pasado: a la vida de los hermanos Pedro y Diego Kimhote. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Comenta si te gustó!